lunes, 25 de julio de 2022

Ni Patria ni Vida


Recientemente, Televisión Azteca, de México, presentó el documental Cuba: Ni Patria Ni Vida, de la periodista y presentadora mexicana Carolina Rocha, en el que se muestran las imágenes de la Cuba que no ven los turistas, una isla lacerada por 63 años de comunismo.

En una entrevista para la televisora, en la que promocionó el material, Rocha habló de las precariedades de los cubanos, que no tienen acceso a productos básicos como el aseo, la comida y las medicinas, incluso con dinero en la mano aquellos que reciben remesas.

El audiovisual, grabado con celular en mano, capturó las graves consecuencias que para los cubanos y para el país trajo la llamada “revolución” de Fidel Castro, que “implementó el comunismo como modelo económico, y con el que destruyó todo a su paso”.

“Ni Patria Ni Vida muestra la desesperanza y la pobreza, tan cotidianas y tan desconocidas de Cuba”, dijo Rocha, quien aseguró sentirse sorprendida por una realidad que se ha repetido durante décadas. “Todos sabemos que en Cuba se pasa hambre, que hay carestía. Es algo que escuchas siempre pero que no había podido ver”.

La presentadora, que llegó a la isla como turista, explicó que desde su llegada al aeropuerto supo que algo no estaba bien. “El primer día salí a correr y vi filas y filas de personas. Fue ahí que comencé a grabar”. Carolina Rocha no se quedó solo con las imágenes que obtuvo en La Habana.

La periodista mexicana se fue al campo cubano y entrevistó a los campesinos, esos que casi nunca salen en las postales turísticas. “Tratamos de retratar la realidad cubana que nunca conoce el turista. El turista va y se queda en el hotel y visita los lugares planificados”, explicó, y agregó que si hubiera hecho lo que los visitantes extranjeros hacen de manera regular “jamás me hubiera dado cuenta que hay hambre, que no hay productos, que no hay pasta de dientes, por ejemplo”.

Rocha reclamó también que el gobierno de Cuba culpe al embargo de todo lo que sucede en el país, pues “el no comercio con Estados Unidos no te lleva a políticas internas como Estado” a la hora de pagarle a los campesinos, de prohibir la libertad de expresión, de no permitir la empresa privada. “Ahora mismo hay una crisis humanitaria en la isla”, sentenció.

La escritora cubana Zoé Valdés celebró el documental de Carolina Rocha y lo calificó de “excelente”, ya que “muestra la realidad de Cuba actual, y las carencias que con el tiempo se han ido agravando, pero que existen desde mediados de los años 60”. Y agradeció “el buen tino” de la realizadora de no quedarse en “La Habana y de irse al campo, donde los verdaderos «artistas» son los campesinos”, quienes “con un esfuerzo sobrehumano, trabajan de sol a sol para dar de comer al pueblo, y no tienen pelos en la lengua a la hora de hablar”.

Asimismo, la escritora acotó que “resulta muy ilustrativo que sean los campesinos los que mejor se expresen en el documental comparados con los únicos dos intelectuales que se manifiestan: el socialista Rafael Rojas, que votó en México por AMLO, o sea, por destruir a México, y que además tiene casa en Miami; y el otro socialista, Leonardo Padura, que muy cínicamente habla de los jóvenes que se tienen que ir, cuando él sólo regresa a la isla, autorizado, cómo no, por el régimen, a marcar la tarjeta para no perder su casa de Mantilla y para filmar este tipo de documentales, el resto del año se la pasa viajando; este es el amiguito de la ex guerrillera Dilma Rousseff, que ocupó la presidencia de Brasil, y del corrupto Lula da Silva, al que fue a visitar en la cárcel por orden expresa de Raúl Castro”.

Cubanet, 1 de junio de 2022.
Leer también: El Síndrome del Impostor.


lunes, 18 de julio de 2022

Los contrarrevolucionarios están en el Comité Central


En el artículo Es necesaria otra Revolución, afirmaba que una revolución es una transformación radical de las estructuras de una sociedad y que, por tanto, hace más de 50 años que no la hay en Cuba. Revolución fue la que llevó a cabo durante los primeros nueve años, el liderato que tomó el poder en Cuba en 1959. Entonces, ¿por qué los que gobiernan siguen hablando en nombre de algo que hace tanto tiempo dejó de existir?

La pregunta solo tiene una respuesta y muy simple: para ocultar, tras esa palabra, lo que realmente comenzó a existir en Cuba: una tiranía. Como el modelo económico surgido es disfuncional –lo confesó el propio Fidel Castro poco antes de morir: "no sirve ni para los cubanos"–, ese liderato lo único que hizo durante los siguientes cincuenta y tantos años, cada vez que la soga les apretaba el cuello, no fueron más que reformas, palabra que significa "cambiar la forma", solo para lograr un respiro, pero dejando la esencia intacta. La tiranía sigue siendo tiranía, y nada ha sacado a la población de todas sus calamidades.

Pero ya muy pocos creen en sus reformas. Se trata de cambiarlo "todo" para no tener que cambiar nada, o todo lo más, realizar temerosas e insuficientes concesiones, como intentando salvar la vida de alguien que agoniza por deshidratación con las dosis de un gotero y no con una botella. Además, cuando ven que el moribundo tiene algún signo de recuperación, le retiran el gotero como han hecho muchas veces. O sea, las reformas tienen, generalmente, un corto plazo de vida, porque ya ha cumplido el objetivo que buscaban (dar alguna esperanza para aplacar los ánimos, acompañándolas, por supuesto, con el consabido éxodo masivo).

¿Qué son, entonces, esos a los que se les llama "contrarrevolucionarios"? Si no hay revolución, no puede haber contrarrevolucionarios. Si se les llama así a los opositores porque quieren cambiar radicalmente las estructuras de ese sistema que ha devenido en tiranía, entonces, por definición, los verdaderos revolucionarios son esos opositores, gústele o no a quienes gobiernan y gústele o no a quienes se le oponen. ¿Quieren o no esos opositores cambiar radicalmente ese sistema? Pues eso se llama revolución.

Basta ya de engaños y vamos a hablar el idioma español correctamente. No le sigamos el juego a quienes trastocan los términos como estrategia de propaganda. En Cuba no hay contrarrevolucionarios, y si los hay, están en el Comité Central del Partido Comunista y no tras los barrotes de las cárceles, si tenemos en cuenta que quienes se apoderaron del poder en Cuba traicionaron los ideales de esa Revolución por la que dieron su sangre tantos cubanos.

No solo por negarse a restituir la Constitución del 40 y a celebrar elecciones libres, sino además por no satisfacer demandas sociales de aquella Carta Magna, como poner fin a los latifundios y repartir las tierras entre los campesinos, pues ni eliminaron los latifundios ni repartieron las tierras, sino que convirtieron los latifundios en estatales al absorber el Estado el 70% de las tierras cultivables, por lo que se convirtió en el único y más grande terrateniente que ha existido en nuestra historia.

No dejen los opositores que les llamen "contrarrevolucionarios", un término que acompañaban de otro, "gusanos", un epíteto que los nazis endilgaban a los judíos. De ahí lo tomaron. Fue un invento de Joseph Goebbels, el jefe tenebroso de la propaganda de Hitler.

Pensándolo bien, ¿qué de malo tiene un gusano? ¿No es un animalito laborioso creador de la fina seda? El gran sabio chino de hace 2.400 años, Lao Tse, decía que cuando el gusano creía que ya todo estaba perdido, atrapado inerte en el capullo, era cuando más cerca estaba de alcanzarlo todo, porque "lo que él llamaba muerte, el mundo lo llama mariposa". La mariposa es el símbolo de la transfiguración, el símbolo de la libertad que los cubanos deberíamos poner en todas partes, porque representa el destino de la Cuba nueva.

Así que, aunque podríamos igualmente rechazar ese mote de "gusano", podríamos también tomarles la palabra, pero en vez de verlo como lo que es hoy, verlo en lo que llegará a ser y hacer lo que los gusanos saben hacer: romper el capullo y alzar el vuelo en un maravilloso mundo alado de muchos colores.

Ariel Hidalgo
14ymedio, 3 de junio de 2022.
Foto: Tercer pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba el 16 de diciembre de 2021. Tomada de 14ymedio.

martes, 12 de julio de 2022

El caso de Lázaro Yuri Valle Roca



Tiranía y verdad no se llevan bien, por eso el líder del proyecto comunicativo Delibera, Lázaro Yuri Valle Roca, permanece preso en Cuba, a la espera de juicio, y varios periodistas son amedrentados y detenidos cada mes. Sobre Valle Roca pesa una petición fiscal de seis años de privación de libertad, por cubrir el lanzamiento de octavillas en la céntrica calle Zanja de La Habana, el 14 de junio de 2021.

Los papeles lanzados al aire, que acabaron en el hirviente asfalto, reproducían frases de José Martí y Antonio Maceo, dos patriotas que al castrismo conviene citar de vez en vez, excepto si se trata de frases como: "Se va, por la excesiva protección a los pobres, a un estado socialista que sería a poco un estado corrompido, y luego un estado tiránico". Ceguera total ahí. Solo en la calcificada utopía del colectivismo es posible semejante paradoja: citar al Héroe Nacional, puede llevarte a la cárcel.

Como parte del caso de las octavillas de Zanja, también están detenidos los activistas Alien Tijerino, a quien las autoridades piden cinco años de prisión, e Ignacio Arias, Yusniel Milián y Ruslan Hernández, todos con petición de tres años. La esposa de Lázaro Yuri, Eralidis Frómeta, denunció que el periodista independiente lleva más de 230 días tras las rejas. Desde el 16 de mayo "la tiranía de Castro debe poner fecha al amañado y manipulado juicio contra mi esposo", subrayó Frómeta en referencia al término legal que la Petición Fiscal daba para definir una fecha de juicio.

La última vez que supo de su esposo, tenía lesiones en los labios, posiblemente a causa de algún trastorno epidérmico. "En la última visita y lo dejé con una pronunciada inflamación en la parte izquierda de la cara y úlceras en la boca", dijo a Radio y Televisión Martí. Habló con él nuevamente y seguía igual. "Le pregunté si podría ser un problema dental, un absceso, y me dijo que no. Cuando lo vi el viernes, ya él llevaba varios días así, y hasta el día de hoy no ha recibido asistencia médica por parte del régimen penitenciario del Combinado del Este, ni al menos un diagnóstico para conocer la causa de esa inflamación en la cara".

Eralidis saca una olla del fregadero. Contiene un líquido oscuro en el fondo: es la infusión que hace regularmente con tilo para calmar sus nervios. "Todo esto me tiene enferma". Y señala que a su esposo lo han provocado, buscando peleas con otros reclusos, presuntamente enviados por la policía política.

Valle se encuentra recluido desde el 29 de julio pasado en la cárcel Combinado del Este, de La Habana, considerada la mayor prisión de la Isla, después de permanecer en los calabozos de Villa Marista, cuartel general de la Seguridad del Estado. "Como saben que Yuri es inocente, están tratando de crearle un delito dentro de la cárcel para encausarlo por ahí", considera Frómeta, mientras su madre susurra que todo está en manos de Dios.

El 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés) recordó en sus redes sociales a varios "trabajadores de la prensa encarcelados en represalia por su trabajo", entre ellos, al cubano Lázaro Yuri Valle Roca. La ONG Artículo 19 denunció que el reportero "ha sido víctima de incomunicación, limitaciones en la duración de las llamadas con su familia; ha sido castigado al impedirle salir de su celda por negarse a gritar consignas a favor de la Revolución cuando los guardias lo requieren, además de no haber recibido la atención médica especializada que necesitaba y aún necesita, a pesar de tener una severa afectación en los riñones".

Según la Fiscalía, Valle Roca habría filmado, editado y publicado más de 500 octavillas con diferentes diseños que fueron esparcidas por el viento en junio de 2021 en la céntrica calle Zanja. El documento de la Petición Fiscal, firmado por Sailehs Montero, dice que las proclamas buscaban "confundir e incitar al pueblo a reclamar derechos ya logrados por la Revolución cubana, tales como 'el pueblo exige elecciones libres, el pueblo exige democracia', 'libertad para los presos políticos y de conciencia', 'PNR- MININT-DSE no más represión, luchen del lado correcto, no más dictadura, hermano alza tu voz, llegó la hora, abajo el comunismo, Patria, Libertad y Vida'". ¿Derechos ya logrados por la Revolución cubana?

La magistrada Montero no pude haber escrito una pieza más fácil de desmontar: tres semanas después de las octavillas en Zanja, miles de cubanos en decenas de localidades del país, tomaron las calles el 11 y 12 de julio con el grito casi unánime de ¡Libertad!.

A pesar de que, como Churchill sentenciara, el peor enemigo del socialismo es la realidad, debemos aceptar que los hooligans ideológicos no advierten a veces la evidencia que les rodea. Así, el texto elaborado por la Fiscalía seguía asegurando que frases de Maceo y Martí como "La libertad se conquista con el filo del machete. No se pide; mendigar derechos es propio de cobardes, incapaces de ejercitarlos", o "Donde no hay equidad ni respeto a todas las opiniones, no hay Patria sino una dictadura", son malinterpretadas, pues Cuba vive en un contexto totalmente distinto a cuando estaba bajo dominio español.

El respeto a la vida, la propiedad y la libertad pueden rastrearse hoy en la acción de un periodista como Lázaro Yuri Valle Roca como en textos martianos. Los derechos individuales se defienden hoy frente al sátrapa autóctono, como siglos atrás ante el déspota extranjero. La distinción es el nombre de aquellos que ponen sus fuerzas para honrar la libertad que otros quieren trucidar.

Yoe Suárez
Diario de Cuba, 18 de mayo de 2022.
Foto: Lázaro Yuri Valle Roca y su esposa Eralidis Frómeta.
Nota.- Agradezco a Yoe Suárez y a Diario de Cuba por escribir y publicar sobre mi primo Yuri. Donde quiera que sus almas estén, también se lo agradecerán su madre Lydia Roca Antúnez, mi prima Lydia y sus abuelos maternos, Dulce María Antúnez Aragón y Blas Roca Calderío, mis tíos Dulce y Blas.

lunes, 4 de julio de 2022

El calvario de los disidentes cubanos



Por escribir esta nota, si el régimen lo estima pertinente, me puede abrir un proceso y sancionarme hasta veinte años de cárcel, según la vigente Ley 88 aprobada en febrero de 1999. Por cobrar el pago de mis colaboraciones en Diario Las Américas, de acuerdo al nuevo Código Penal, puedo ser condenado a diez años de prisión.

Si en las redes sociales dejara este comentario: “Simplemente porque son enemigos de Estados Unidos, su enemigo, el régimen cubano apoya a una dictadura de opereta en Nicaragua, es aliado de una nación que transgrede los derechos de los homosexuales como Rusia y de un manicomio autocrático como Corea del Norte", el castigo puede variar, según quien lo juzgue, desde una multa de tres mil pesos, de acuerdo a la Ley 370, o tres años de sanción penal si me aplican la Ley 35.

Los colegas que editan en La Habana el periódico digital 14ymedio, además de aplicarle cualquiera de las leyes vigentes que intentan amordazar al periodismo independiente, pueden recibir una sanción auxiliar por ‘afectar la paz mundial’ o cualquiera de las necedades jurídicas implementadas para castigar la libertad de expresión en Cuba.

No me considero un héroe. Pero desde que comencé a escribir en diciembre de 1995 en la agencia de prensa independiente Cuba Press, dirigida por el formidable poeta y periodista Raúl Rivero, fallecido el 6 de noviembre de 2021 en Miami, asumo las consecuencias por mi forma de pensar.

Si algo nunca le ha faltado a los que se oponen al castrismo son leyes y sanciones que prometen largos años de prisión e incluso la pena de muerte.

Por tanto, el nuevo Código Penal, donde se amplían las regulaciones contra la disidencia, es más de lo mismo. Otro mensaje de ida y vuelta del régimen para avisarnos que vivimos al filo de la navaja. Que tenemos pocas opciones para defendernos. Si nos abren un proceso, ni el mejor abogado del mundo puede impedir que vayamos a la cárcel: las sanciones a los opositores son preestablecidas por el Estado.

Desde hace años decidí ser transparente. Mi opinión de que Cuba, más temprano que tarde, iniciará el camino hacia la democracia, siempre la he escrito y firmado con mi nombre y apellido en los medios digitales e impresos donde he publicado hace más de 25 años.

Soy un periodista incómodo. No tengo compromisos con ningún grupo opositor ni ninguna corriente política. Mi compromiso es con el periodismo. Reconozco que el nuevo Código Penal aprobado intimida a un sector de la oposición y del periodismo libre. Y ante la perspectiva de futuras sanciones penales deciden abandonar el país.

Cuando un opositor entra en el radar de la Seguridad del Estado, el acoso es bestial. La hostilidad de la policía política afecta a su familia, amigos y vecinos del barrio. Casi todos los activistas y reporteros que han abandonado el país fueron detenidos múltiples veces, sufrieron prisión y fueron acosados de innumerables formas.

Camila Acosta, periodista independiente, ha sido desalojada hasta ocho veces de la casa alquilada donde vivía, debido a la presión ejercida por la Seguridad del Estado a sus dueños. Luz Escobar ha sido obligada por la Seguridad del Estado a prisión domiciliaria forzosa en su propio hogar.

La represión en Cuba es constante. Por ello, opositores y periodistas se ha marchado de su patria o están preparando las maletas, en particular los más jóvenes.

Actualmente la oposición interna y el periodismo sin mordaza viven horas bajas. Cuando usted charla con cualquier disidente, te comenta sus planes de emigrar.

Como el programa de refugiados políticos de la Embajada de Estados Unidos en La Habana no está funcionando hace varios años, los activistas trazan su itinerario como cualquier inmigrante irregular, intentando llegar a la frontera sur de Estados Unidos y allí solicitar asilo o cruzar de forma ilegal.

Recuerdo el caso de Ramón Arboláez, de Villa Clara, enfermo de cáncer, quien en 2016 huyó de Cuba con su esposa y dos hijos, hostigado por la policía política. Gracias a la gestión de Maite Luna, reportera de Miami y el seguimiento de Diario Las Américas, recibió una visa humanitaria después de haber estado dos meses varado en México.

El opositor José Daniel Ferrer, los artistas Luis Manuel Otero, Maykel Osorbo y el periodista independiente Lázaro Yuri Valle Roca, llevan meses en prisión sin ser enjuiciados. A los cuatro el régimen les ha planteado cambiar la cárcel por el exilio. No lo han aceptado. La activista Anamely Ramos es víctima de destierro político en el siglo XXI.

Los disidentes en la Isla la tienen cada vez más difícil. Al igual que la inmensa mayoría de los cubanos, sufren la crisis económica, inflación en alza desabastecimiento generalizado. Tienen que hacer colas de horas para comprar un paquete de pollo o una bolsa de detergente. El estado de salud de varios veteranos opositores es frágil.

Juan González Febles, periodista independiente que el pasado 21 de mayo cumplió 72 años, padece de demencia senil e incontinencia urinaria. “Él y su esposa Ana Torricella, también periodista independiente, están pasando tremenda hambre”, me dice un amigo común. Febles y Luis Cino fundaron en noviembre de 2007 el periódico digital Primavera Digital, que tuvo también una edición impresa a partir de junio de 2012, con una tirada semanal.

En Cuba, los disidentes y periodistas independientes no cuentan con protección laboral, no tienen derecho a bajas por enfermedad, a coger vacaciones ni tampoco a jubilarse. Un ejemplo es el de mi madre, Tania Quintero Antúnez, nacida en La Habana en 1942, y desde noviembre de 2003 residente en Suiza como refugiada política. En agosto de 1959, con solo 17 años, ella comenzó a trabajar. Cuando el 4 de abril de 1996, a los 54 años de edad, la expulsaron del ICRT, donde se desempeñaba como reportera de los Servicios Informativos de la Televisión Cubana, por haberse convertido en periodista independiente de Cuba Press, por la borda tiraron 37 años de trabajo en instituciones pertenecientes al Estado. No le pagaron ni un centavo de la jubilación a la cual por leyes nacionales e internacionales tenía derecho.

Algunos mueren en la indigencia. Vladimiro Roca, destacado opositor que en 1997, junto a Martha Beatriz, René Gómez Manzano y Félix Bonne Carcassés (en 2017 falleció de un infarto, ciego y olvidado), fue uno de los redactores de La Patria es de Todos, vendió la residencia que tenía en Nuevo Vedado y se mudó a un pequeño y caluroso apartamento. Con el dinero por la venta de la casa sufraga su vejez.

Luis Cino, 62 años, brillante articulista, vive al límite. Cuida a una tía enferma y mantiene a su familia con un salario que ronda los 15 mil pesos mensuales, pero debido a la creciente inflación apenas le alcanza para comer. “Si yo, que gano casi cuatro veces el salario promedio en Cuba, me las veo negras, imagínate aquéllos que ganan menos o sus pensiones son inferiores. Tengo amigos y vecinos que se acuestan sin comer”.

Ni la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), ni el Comité de Protección a Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), ni Reporteros sin Fronteras (RSF) disponen de presupuestos que permitan hacerle llegar estipendios o subsidios a periodistas que viven en regímenes dictatoriales, tienen que abandonar sus países porque sus vidas corren peligro o por sus edades o problemas de salud han dejado de escribir.

Hace unos años, en Estados Unidos funcionaba un programa, a cargo de exiliados cubanos, que cada dos o tres meses enviaba paquetes de comida, aseo y medicamentos a los disidentes con más necesidades en Cuba. Por razones que desconozco fue abolido, ya no existe.

Debido a las penurias económicas y las amenazas constantes de ir encarcelados, opositores de más de 60 y 70 años están emigrando. “Es preferible estar en un Home en Miami que vivir sin saber qué vas a comer en Cuba y con la Seguridad acosándote las veinticuatro horas”, confiesa un activista de Santiago de Cuba, que al residir lejos de La Habana, no es conocido. Muchos compatriotas en la diáspora, de su propio bolsillo, ayudan a disidentes en la Isla. Pero se necesita algo más que altruismo.

Iván García
Foto: Lisset Naranjo Girón, opositora y Dama de Blanco, fallecida en La Habana el 10 de abril de 2021 a los 36 años, después de una vida de pobreza, enfermedad y represión. Como escribió el fotógrafo y activista Claudio Fuentes en su Facebook, de donde se tomó la foto, "la desprotección de los disidentes y presos políticos en Cuba no es sólo responsabilidad del castrismo". Hubiera querido hacer un montaje y poner también la foto de una Lisset saludable, pues era una negra bonita. Al no saber hacerlo, decidí poner la imagen de ella enferma en su casa, en malas condiciones. Algo muy triste, pero real (Tania Quintero).