Arturo y su esposa ya reunieron el dinero suficiente para comprar cinco boletos de avión con destino a Miami. Hace tres años abrieron una cafetería en una céntrica avenida habanera donde vendían sandwiches, arroz frito y costillas de cerdo.
“Desde hace tiempo, mi esposa, nuestros tres hijos y yo deseamos marcharnos a Estados Unidos. Mi madre vive hace 25 años en Orlando y es pensionada. Entonces decidimos abrir un negocio de comida rápida con una parte del dinero procedente de la venta de un auto”, cuenta Arturo.
Después viene el segundo capítulo del culebrón. “Cuando intentas emigrar con toda la familia debes tener dos o tres alternativas. Si la reunificación familiar se dilata, exploraremos otras posibilidades. Una visa de turista a un tercer país desde donde se pueda ingresar a Estados Unidos o un contrato de trabajo en África o Perú. En ese caso, viajaría yo solo. De momento, la buena noticia es que ya tenemos el dinero suficiente no solo para los pasajes de avión, también algunos miles de dólares para eventualidades durante los primeros meses de emigración”, señala Arturo.
Arturo no es el único. Innumerables negocios familiares se fundaron en La Habana con el objetivo de obtener dinero para una futura emigración. En 2011, Eduardo abrió una pizzería en la Calzada de 10 de octubre. Dos años después, bajo el acápite de reunificación familiar fue aprobado por el consulado estadounidense en Cuba.
Su hermano Oscar heredó el negocio. “La estrategia es la misma. Cuando mi hermano obtenga la residencia allá, me reclama a mí y mi familia. Para esa fecha, ya habré reunido tres mil o cuatro mil dólares que me permitan costear los trámites y el billete aéreo”. Yosbel, dueño de un bar de tapas, también con planes de marcharse de Cuba, con las ganancias obtenidas compra dólares en el mercado negro.
“Mi sueño es abrir un bar gogó en Miami. Las cosas me van bien, pero los giros radicales típicos del gobierno cubano, nos tiene muy nerviosos a todos los trabajadores por cuenta propia. Con parte de las ganancias compro dólares a 90 centavos de pesos convertibles, aprovechando que valen más barato que el chavito”, apunta Yosbel.
Según Reinier, taxista particular, "los negocios han sido una vía importante para ahorrar dinero y pagar los trámites y gastos de viaje. Así le quitan presión a sus parientes en la otra orilla. Conozco personas que antes de marcharse al extranjero, dejan activos sus negocios y pueden seguir teniendo dinero si las cosas no marchan bien afuera”.
Las nuevas regulaciones migratorias aprobadas en enero de 2013, que permite a los cubanos estar dos años fuera del territorio nacional sin perder sus derechos, ha provocado que algunos emprendedores se decidan a probar suerte en el extranjero sin quemar sus naves en la isla.
“Próximamente viajaré a Italia, donde tengo una novia. Si me va bien me quedo. Si no, regreso a La Habana, a seguir vendiendo tartaletas y pasteles”, confiesa Osniel, dueño de una dulcería.
Carlos, sociólogo, ve con preocupación que haya particulares a quienes no les interesa desarrollarse en su patria. “Son negocios golondrinas. Una manera exprés de hacer dinero para viajar. El régimen se refocila con su discurso optimista, pero mucha gente, sobre todo joven, desea marcharse de Cuba”.
Mientras Castro II habla de socialismo y de aplicar creativamente el marxismo, miles de cubanos siguen apostando por un futuro lejos de su tierra. Cualquier cosa vale. Sea una balsa o montar un negocio para pagarse el billete aéreo.
Iván García
Foto: Tomada de PMnews.
gracias a dios naci libre
ResponderEliminary a mi no me modera
y mucho meno un esclavo cubano hambriento
good bye