lunes, 30 de junio de 2014

Conocernos en la cocina


Nadie piense que va a ver al escritor Sergio Ramírez (Masaya, 1943) con un delantal y un gorro de cocinero en el momento que le pone una pizca de sal a una fuente de gallo pinto, el tradicional plato nicaragüense de arroz y frijoles.

Su nuevo libro Lo que sabe el paladar, es una colección de recetas de cocina escritas después de horas de investigación, viajes y entrevistas, probado y aprobado frente a las buenas mesas.

Es una selección de las comidas de su país que se sirven hoy en cualquier lugar junto a algunas que se pierden poco a poco y otras que se fueron de la memoria y de los manteles.

El autor de Sombras nada más y El cielo llora por mí cree que hay que salvar y darle vigencia a esos platos originales porque la cocina es parte de la esencia espiritual del pueblo. "Un pueblo se hace soñando con el porvenir, pero también se hace todos los días en lo que come".

Ramírez trabajó a lo largo de seis años en su libro. Junto a las recetas aparecen descripciones de los ingredientes, su origen y su uso. Hay también abundante información sobre la flora y la fauna relacionada con la gastronomía. El escritor le dijo a la periodista Letzira Sevilla que la cocina es uno de esos elementos indispensables que suelen verse como marginal, atrás en la casa.

"El libro, dijo, es una exploración que se inicia en la superficie y va bajando. Primero hice un listado de términos, de comidas, de materiales e insumos para cocinar. Ese listado se fue transformando en algo más hondo, porque empecé a buscar el término; si se trata de una planta o de un ave, le puse el término científico".

Lo que sabe el paladar es una contribución de Ramírez al conocimiento de la historia de su país. Y un tema delicioso para una sobremesa.

Raúl Rivero
El Mundo, 8 de abril de 2014.

Nota.- En Cuba, al arroz con frijoles, que pueden ser negros o colorados y sazones distintos, algunos le llaman Congrí y otros Moros y Cristianos. En Nicaragua le dicen Gallo Pinto y es el plato nacional (foto). Lo mismo lo comen en el desayuno con huevos fritos, que en el almuerzo o la cena, acompañado de cerdo, chicharrones, plátanos verdes y maduros fritos, queso frito y ensalada. A los cubanos también nos gusta comer frijoles en potaje, sean negros, colorados, blancos (judías), chícharos, lentejas o garbanzos, solos o con arroz blanco. La combinación de arroz y frijoles es conocida con diferentes nombres: Casamiento (El Salvador y Guatemala); Calentao (Colombia y Perú); Arroz con Habichuelas o Gandules (Puerto Rico y Dominicana); Pispiote y Morisqueta (México); Pabellón criollo (Venezuela): Rice and Beans (Jamaica) y Hoppin'John (sur de Estados Unidos). Cada país lo prepara de una manera distinta y es muy popular: es barato y fácil de preparar. En Brasil, la Feijoada no se come con arroz, si no con harina de mandioca (Tania Quintero).

1 comentario:





  1. ¡Y Google llegó a La Habana!

    Yoani Sánchez, La Habana | 28/06/2014


    ¿Ha intentado usted explicarle Google a quien no lo conoce? Eso me ocurrió hace unos días con una vecina de apenas diez años que me preguntó ¿y qué es un buscador? No quise ponerme tecnológica, así que no conté nada del algoritmo que utilizan estos servicios para organizar la información, no le hablé de las “arañas” que lanzan por toda la red para revisar los sitios y mucho menos de la carrera por posicionarse en sus listas, que obsesiona a tantos. En lugar de eso, le respondí con una referencia que pudiera entender: “Google es como el espejo mágico de los cuentos infantiles. Le puedes preguntar lo que quieras y el te devolverá miles de posibles respuestas”.

    Anoche, Google tocó a nuestra puerta. No es una metáfora, el buscador vino a buscarnos. Ahí estaban varios representantes del más popular de los buscadores, asomándose a nuestras vidas y a nuestro trabajo. Ante ellos no teníamos que cumplir con las dichosas etiquetas en los textos, las “ keywords” y el estricto pagerank. Estos eran humanos, daban fuertes abrazos, se reían y exploraron la casa curioseando nuestros inventos tecnológicos y nuestro perro sin pelo. Jared Cohen, Brett Perlmutter y Dan Keyserling se animaron a subir hasta el piso catorce del edificio y compartir con nosotros en una redacción periodística carente de Internet, pero con un fuerte compromiso con la realidad cubana de hoy.

    Indagué si ya se habían conectado a la web desde algún lugar público. “Lento, muy lento”… explicaron. Después nos pusimos hablar de futuro, su compromiso con los internautas cubanos y el alivio de saber que están conscientes de las dificultades informativas que atravesamos en la Isla. Antes había conversado con Eric Schmidt y comprendí que algo de la agudeza de sus ojos y de lo certero de sus palabras ya puede adivinarse en la simple sagacidad de la página Google.

    Fue una noche tecnológica sin tecnología. Nadie sacó un móvil para revisar la web –no es posible en Cuba- a ninguno se le ocurrió mostrarnos el último doodle, ni decirnos en cifras la envergadura de la empresa en la que trabajan. Tuvimos la inmensa suerte de estar frente al espejo mágico, pero no le hicimos preguntas ni queríamos respuestas, sólo le describimos quiénes somos y hacia dónde vamos.

    la senora embajadora de los castro

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