Pedro Yánez, hombre honrado y decente, llevaba una vida tranquila, con su mujer y sus dos hijos pequeños, en una humilde casita construida por él, en Santa Fe.
Igual que casi todos los pobladores de este barrio costero del oeste de La Habana, criaba puercos para vender a los vecinos. Tenía una chiva que daba leche y aves de corral para los cumpleaños.
Pero un día su vida cambió. Comenzó a soñar que se comía un bistec de res con papas fritas, con un olor y un sabor espectaculares. Tan real le pareció el sueño que una noche se levantó de la cama como un bólido y corrió hasta la cocina, seguido de su mujer, extrañada por el comportamiento de su marido.
-¿Qué te ocurre?
-Nada, es que acabo de soñar que me comí un bistec.-Vamos, no sueñes con imposibles. Regresa a la cama, trató de tranquilizarlo la esposa.
Pero la historia no terminó ahí. A la noche siguiente, Pedro tuvo el mismo sueño. Un sueño que se comenzó a repetir hasta convertirse en pesadilla.
Al confiarle a un amigo su problema, éste le dijo:
-Eso es grave, Pedrito. En este país, donde no se puede comer carne de res, porque no la hay, soñar con un bistec es casi un delito. Olvida eso. Figúrate si te da por matar una vaca. ¡Te pudres en la cárcel, compadre! Mira, mejor mata un pollo o la chiva.
-No, no es lo mismo. El olor del bistec de ternera no se me va de la mente.
Tan obsesionado estaba con la idea de comerse un buen bistec con papas fritas, que una noche, allá por los años 90, sin pensarlo mucho, se fue al campo y ayudó a un viejo amigo a matar una vaca que andaba suelta por la carretera.
El final de su historia es el mismo que el de miles de cubanos que han sido condenados a prisión por cometer el delito de “hurto y sacrificio de ganado vacuno”, penado por las leyes cubanas con 8 años de cárcel o más, si la res es robada en un potrero estatal.
Hoy Pedro es un hombre triste, amargado. Se lamenta de haber estado ausente de su casa durante ocho años, preso como un criminal, y no haber podido ver crecer a sus hijos Yadiel y Anyi.
A Yadiel Yánez, su hijo mayor, lo traté dos años atrás. Un muchacho robusto y jovial que se lanzaba en balsas rudimentarias para llegar a La Florida, pese al mar infestado de tiburones. Al séptimo intento logró llegar a Estados Unidos.
Yadiel vive y trabaja en Houston,Texas, como constructor de casas. Seguramente sus amigos de allá le han escuchado contar esta historia.
Tania Díaz Castro
Cubanet, 6 de diciembre de 2013
Foto: Menú típico cubano: bistec con cebolla, papas fritas, ensalada de estación, plátanos maduros fritos, arroz blanco y frijoles negros. Tomada de Yelp.
Leer también: Mamá, ¿qué cosa es un bisté?.
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