El escandaloso desabastecimiento de condones o preservativos en La Habana desde los primeros meses de 2014, es explicado por la prensa oficialista como un problema de los fabricantes.
Según dicen, los importados en 2009 tenían fecha de vencimiento en tres años, aunque el suministrador lo había concebido para cinco años.
Los diarios Granma y Juventud Rebelde le dieron una amplia cobertura al asunto. Sin embargo, con antelación, en el mes de abril, ya el semanario Trabajadores había informado que en la provincia de Santiago de Cuba, en el primer trimestre solo se había cubierto el 39% de las necesidades de condones.
La dudosa solución fue comunicarse con los suministradores chinos para que se responsabilizaran con la estabilidad del producto por cinco años. Las informaciones no precisan cómo pudieron lograr que estos fabricantes cedieran su lógica cobertura a favor del cliente cubano.
Se inició entonces un re-etiquetado de la fecha de vencimiento, que ha provocado lógica desconfianza en una población acostumbrada a que la engañen. Pero, en general, las causas del desabastecimiento parecen ir más allá del simple estampado de la fecha de vencimiento.
El 30 de noviembre de 2009, se informó que en ese año se comercializaron 100 millones de condones (8,33 millones mensuales), que daban un promedio de casi once condones por cada habitante menor de 59 años. En 2012, fueron comercializados solamente 59 millones de condones (4,9 millones por mes), unos 6,5 por habitante de esas edades. No se ha informado cuáles fueron los niveles de abastecimiento en 2013.
La drástica reducción del 41% de suministros en solo tres años tiene que estar ligada a la crítica situación económica del país. La más barata unidad de un condón, de la marca Momentos, en el exterior cuesta 10 centavos de dólar, por lo que cien millones implicarían una erogación de 10 millones de dólares. Eso sin contar las compras de Vigor, una marca de condones con un costo tres veces mayor.
Paralelamente con esa irresponsabilidad, el virus del VIH-Sida crece en el país y la vía más frecuente de contagio son las relaciones sexuales desprotegidas. En 2003, se reportaban oficialmente 5,146 seropositivos, de los cuales 2,247 se registraban como enfermos de Sida y 1,117 habían muerto.
Cinco años después, se informaban 10,655 infectados (2,1 veces más), con 4,070 enfermos de Sida y 1,778 muertes. En 2013, las cifras oficiales indicaban un notable incremento, los seropositivos ya alcanzaban 19,781 para un aumento de 3,8 veces con respecto a 2003, y los portadores de Sida ascendían a 8,037, y los muertos 3,302. Actualmente, no hay cubano que no tenga un familiar o un conocido con Sida.
Las nuevas detecciones que arrojan las siempre dudosas cifras oficiales indican un progresivo incremento. La Dra. María Isela Lantero, jefa del Programa de ITS y VIH-Sida del Ministerio de Salud Pública, en 2006 había advertido que la gran mayoría de los seropositivos se contagiaban con personas que no sabían que eran portadores.
La situación continúa sin mejoría, pues se informó que el 40% de los diagnosticados en 2013 no se sometían a pruebas desde hacía más de 3 años.
Los hombres que tienen sexo con hombres son el 64,8% del total de portadores del VIH, unos 12,819, por lo que constituyen un sector altamente vulnerable.
Si se tiene en cuenta que, según el Censo de 2012, la población masculina de 12 a 49 años ascendía a más de 3 millones 200 mil personas, y de ella el 4,6% son homosexuales, se elevan a más de 148 mil los que están fuertemente amenazados por el desabastecimiento de preservativos.
Una evidencia más de un régimen que no limita los gastos para la represión política y policial, restringe al máximo las erogaciones en artículos indispensables y, como en el caso de los condones, altamente sensible a la salud humana.
Texto y foto: Arnaldo Ramos Lauzurique
Cubanet, 26 de junio de 2014.Leer también: Condones viejos como ollas de Fidel.
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