Los cubanos están muy disgustados con los precios de los productos agropecuarios. Y no solo por eso. También está inconformes porque sus ridículos ingresos no les alcanza para vivir.
El régimen lo sabe, y también lo reconoce, como lo demuestra lo planteado en la Comisión Parlamentaria de Asuntos Económicos en la última sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde se dijo que "la población muestra su inconformidad por los precios extremadamente altos de los productos, en comparación con los salarios de los trabajadores" (Juventud Rebelde, 18.12.2014).
Sabiendo eso, se ordena a los periodistas oficiales entretener a la sociedad, tratando de darle una explicación al asunto y sembrando esperanzas, pero solo en lo que se refiere al sector agropecuario, donde las culpas pueden rastrearse entre muchos sospechosos. Porque no es conveniente tocar la cuerda de los desmesurados precios de las tiendas en divisas, ascendentes a más de cuatro veces el costo de adquisición y que tienen un único culpable: el Estado.
Los resultados del año 2014 en el sector agropecuario se convirtieron en un rompecabezas para los periodistas oficiales. La información que recibieron supone que la producción se incrementó notablemente, en 13.3%, la más alta en la última década.
Pero contrario a lo que se supone que pase en cualquier economía del mundo, los precios para quienes consumen estos productos, se elevaron al doble del aumento de la producción, o sea en un 27% (Juventud Rebelde, 29.3.2015).
Aunque se hace referencia al problema de los ingresos de la población, todo se circunscribe al salario medio y sus sucesivos incrementos, pero no se aborda la cuestión esencial, y es que esos ingresos alcanzan apenas unos 20 dólares mensuales (recientemente, el sitio de estadísticas por países Nation Master, situó a Cuba en el último lugar del mundo en cuanto a salario medio mensual, con 25 dólares).
Y mientras esto no se resuelva, se continuará tratando de ensayar disquisiciones que no explican nada
Arnaldo Ramos Lauzurique
Martí Noticias, 22 de abril de 2015.
Foto: Uno de los muchos carretilleros particulares que por toda la Isla venden frutas, hortalizas y viandas. Tomada de Martí Noticias.
En Cuba existe una economia sumergida y el desgobierno lo sabe. El régimen, debido a su incapacidad (por un lado) y la aplicación de la política de la "melcocha" (por otro), no puede resolver la situación (ni le interesa).
ResponderEliminarLos precios aumentan, cuando existe demanda. La demanda es igual a poder de compra. Lo cual quiere decir que existe un porciento elevado de la población que tiene ese poder, que nada tiene que ver con lo que proporciona el des-gobierno.
Si por el contrario, no existiera demanda (falta de dinero) de la población, los precios de los productos disminuirían en consecuencia.
Lo que sucede muchas veces es, la intervención del des-gobierno inyectando productos a menor precio que el del mercado, provocando desestabilización.
Por el contrario, si escasean los productos, entonces sucede que el dinero no sirve, pues aunque se tenga mucho, no se puede comprar nada.
Eso es verdaderamente lo que sucede en Cuba, escases de productos que ofertar, ante una demanda galopante.