A principios de los años 90, en las carreteras de Cuba surgieron los denominados Puntos de Control. En su gran mayoría están situados en los límites de los municipios o cabeceras de provincias.
Dirigidos por oficiales de la PNR (Policía Nacional Revolucionaria), su objetivo inicial era regular el tránsito y proteger a la población. Pero con el paso del tiempo, se han convertido en antros de corrupción, represión y extorsión a viajeros y pequeños negociantes que transitan entre las provincias y municipios de toda la isla.
En los Puntos de Control maltratan a la población que viaja en los ómnibus urbanos y en camiones preparados el transporte de personas. Sin embargo, dan vía libre a los autos privados de alquiler conocidos como 'boteros'.
Al ser víctima de maltrato, me di a la tarea de investigar, con fuentes que aunque prefirieron el anonimato, aportaron datos de gran interés.
Henry, chofer de un camión particular, que se dedica a transportar productos agrícolas para el mercado agropecuario ubicado en Valle Grande, limítrofe con la provincia de Artemisa, narró cómo tiene que 'tocar' (dar dinero) a los del Punto de Control de la entrada de la autopista en la carretera de San Antonio de los Baños, para no que le decomisen la carga y lo multen, a pesar de ser legal la carga y llevar los papeles en regla.
Henry señaló que estas prácticas son cotidianas en los Puntos ubicados en la carretera de Bejucal hacia el poblado del Rincón, y en la intersección que va desde Batabanó hasta El Cotorro, en La Habana. "Tienen todo monopolizado”, agregó.
Otro chofer con el cual conversé fue con Omar, propietario de un auto dedicado al 'boteo' (alquiler) de pasajeros. Omar fue más drástico. Dijo que el chofer que no pagara 5 cuc diarios en el Punto de Valle Grande, no podía trabajar más en la ruta de Güira de Melena al Cine Lido en Marianao.
Fui testigo de la represión que sufre las personas que viajan en camiones, el medio de transporte más económico de la población en el interior del país. Por tener convenios con las terminales municipales, los choferes se niegan a pagar en los Puntos de Control, por lo que los pasajeros de los camiones son sometidos a rigurosos registros, dejándolos al sol por tiempo indeterminado, sin importarles que en ellos viajen niños, ancianos o mujeres embarazadas.
No pocas veces, multan y detienen a pasajeros que han comprado mercancías en establecimientos estatales, pues según dicen es “contrabando”. Un verdadero maltrato al pueblo por parte de quienes supuestamente deberían proteger y cuidar a la ciudadanía.
Los Puntos de Control se han convertido en una fuente de ingresos para los que allí laboran. A costa de los humildes, ellos contribuyen a sostener una revolución que se proclamó para los humildes.
Texto y foto: Martha Domínguez Calero
Red Cubana de Comunicadores Comunitarios24 de septiembre de 2015.
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