miércoles, 9 de diciembre de 2015

JLo llega a La Habana


Caminando por la calle del Obispo para llegar a la Plaza de Armas, descubrí una legión de mujeres husmeando en las vidrieras de una tienda, haciendo lo imposible por entrar. Me detuve en medio del tumulto en el instante en que una empleada descompuesta amenazaba con llamar a la policía si no dejaban la puerta libre, hasta exigió que hicieran la cola del otro lado de la calle.

Me pregunté qué tendría de novedoso aquel sitio que era capaz se convocar a tantas mujeres exaltadas. ¿Se trataba de una reunión de miembros de la Federación de Mujeres Cubanas? Decidí quedarme y averiguar.

El alboroto tenía que ver con un establecimiento muy discreto con una flor grabada en los cristales de la puerta de entrada, y debajo, como si la imagen no fuera suficiente, con letras mayúsculas el nombre del lugar: La Rosa.

Pero esa mañana, aquellas mujeres apostadas frente a la tienda no usaban el nombre del lugar. Ahora lo llamaban La Boutique de Jennifer López. Entonces descubrí dos imágenes de la cantante neoyorquina en las vidrieras anunciando la venta de algunas líneas de ropa que ella misma ha lanzado por el mundo.

¡JLo había llegado a La Habana! Ésa era la causa de tanta algarabía.

Cualquiera que lea estas líneas sin conocer la realidad, pensará que el suceso no merece atención, que nada tiene de raro que unas cuantas mujeres quieran comprarse un vestido nuevo, un perfume o un par de tacones que las separe del suelo. Pero la verdad es que en La Habana o en cualquiera de las ciudades de la isla sus moradores no ganan más de 20 dólares al mes y tampoco en Cuba se puede pagar a crédito.

Por eso me preguntaba cómo harían aquellas que estaban en la cola para llevarse a casa una prenda de JLo. Me enteraría cuando avivé el oído. Y supe que las dos mujeres que me antecedían en la cola eran militares. Sus charreteras me advirtieron que una era teniente y la otra capitana. La más interesada en comprar era la de más alta graduación. Su hija estudiaba medicina, sacaba notas excelentes y sentía vergüenza cuando la miraba mal vestida.

La capitana, con mucho sacrificio, había conseguido 200 pesos convertibles. Contó que no se arrepentía de haber aprovechado que su marido, también militar, estuvo cuarenta y cinco días movilizado. Ella se fue a dormir a la cama con su hija y así pudo alquilar el cuarto matrimonial a una estudiante de Camerún. En un mes consiguió el dinero, un poco menos de lo que gana en un año.

Gastó casi todo para que su hija estuviera mejor vestida, y recordó los años en que era una joven estudiante en los Camilitos y lo que hubiera significado ponerse ropa Made in USA. “Tanto nadar para morir en la orilla”, dijo la capitana y salió de la boutique.

Aunque las tenderas me miraran, inquisidoras, permanecí en la tienda, simulé interesarme en una pieza y luego en otra. Gracias a mi insistencia escuché un montón de historias, pero ninguna más angustiosa que la de Yasmín.

La joven cursaba el onceno grado en el preuniversitario de .a Habana Vieja, y su profesora de Historia la había expulsado del aula. Cuando la profe le preguntó la importancia de la invasión de Oriente a Occidente, ella respondió con otra pregunta: “Ah, ¿esa que trajo a un montón de palestinos a La Habana?”. La maestra no encontró mejor solución que sacarla de la clase. Yasmín ya se había enterado de la nueva la tienda en Obispo.

Sus compañeros la llaman JLo porque se la pasa tarareando los números más famosos de la cantante. No conseguía aprobar los exámenes, pero nadie imitaba mejor a Jennifer. Eso era para ella era lo más importante, y vivir en Miami, y conseguir un Marc Anthony.

Yasmín miró cada pieza y revisó los precios. No tenía dinero, pero aseguró a la amiga que la acompañaba que esa tarde tendría aquel vestido que tanto le gustaba. Se refirió al dueño de un bicitaxi que hacía piquera a un costado del preuniversitario donde ella estudiaba, que le propuso tener sexo y estaba dispuesto a pagar bien.

Yasmín abandonó la tienda tarareando On the floor.

Texto y foto: Jorge Ángel Pérez
Cubanet, 30 de octubre de 2015.
Leer también: Nueva boutique en La Habana vende ropa JLO.

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