viernes, 3 de junio de 2016

Cuba: tasa cambiaria artificial y gravámenes abusivos



Luego que el piloto de American Airlines efectuó un aterrizaje redondo del Boeing 767 en la pista de la terminal número dos del aeropuerto internacional José Martí en La Habana, la cabina de pasajeros rompió en aplausos.

Gisela Mirantes no podía contener las lágrimas. “Hace diez años que no venía a Cuba. Soy de Pinar del Río y resido en New Jersey. Me han contado que acá las cosas han cambiado para bien”, afirmaba, antes de bajar por la escalerilla del avión rumbo al chequeo aduanal.

Ahí comenzó el drama. Por falta de información, Mirantes trajo tres televisores e igual número de computadoras personales. Y en abultados paquetes decenas de regalos, electrodomésticos y ropa para su familia pobre en Vueltabajo.

“Las cosas siguen igual o peor. Está gente de la aduana son unos sinvergüenzas. Me cobraron 250 dólares por exceso de equipaje, a pesar que en Miami ya había pagado a la línea aérea ese importe. Después tuve que pagar 1,200 dólares por traer un tercer televisor de 42 pulgadas, pues solo permiten dos televisores y una computadora”, dice colérica, mientras espera un taxi en un andén más parecido a una estación de trenes que a un aeropuerto.

Que levante la mano el viajero que no ha sufrido el acoso de los aduaneros cubanos. Es raro que alguno te reciba con una sonrisa. Te revisan los bultos del equipaje al estilo de un policía cacheando a un delincuente.

Sin disimulo, trabajadores de la terminal aérea te proponen comprar o vender dólares de manera paralela a los viajeros que llegan o se marchan de Cuba. Luego de pasar la requisa y cobrar gabelas desorbitadas, llegas a una taquilla donde se canjea el dinero.

Es un casino legal. Cuba es el único país pobre del Tercer Mundo, que a pesar de tener dos monedas que no flotan en el mercado cambiario internacional, artificialmente valora el peso cubano convertible (cuc) por encima del dólar estadounidense (usd).

“Es un atraco. Vengo con mi esposa y mis hijos a pasar unas vacaciones y al canjear 3 mil dólares me dieron 2,610 pesos convertibles. Sin haberme tomado ni un helado ya tuve que pagar gabelas”, señala un puertorriqueño que reside en Tampa.

Las absurdas medidas de la Aduana General de la República, que gravan un conjunto de mercancías y obliga a pagar en divisas a las personas que viajan más de una vez al año, causa malestar entre los cubanos.

De esas normas no escapan ni los médicos cooperantes que trabajan en parajes perdidos de la Amazonas brasileña. “El gobierno ni siquiera considera que los médicos somos los que más aportamos divisas a la economía. No se conforman con apropiarse de más de la mitad de nuestros salarios. Cada vez que venimos a Cuba, debemos dejar una parte considerable de nuestro dinero en impuestos aduanales”, comenta Obdulio, galeno destinado a Brasil.

Para redactar este trabajo, intenté conversar con algún funcionario de la Aduana que me explicara por qué el Estado cubano grava de manera tan exagerada equipos o mercancías que se traen al país para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

“No ofrecemos declaraciones a periodistas contrarrevolucionarios”, me espetó una persona antes de colgar el teléfono.

El problema es que esas medidas no afectan solo a los “contrarrevolucionarios”. Ernesto, pertenece a un núcleo del partido comunista en la Habana Vieja.

Dos veces al mes, su hija le envía paquetes desde Canadá. “El correo solo acepta libre de impuesto un kilogramo y medio. Imagínate, ese peso equivale a un par de zapatos de hombres. Mi hija le envía cosas a toda la familia. Si se pasa de un kilogramo y medio, tienes que pagar 20 cuc por cada medio kilo extra. Una vez tuve que pagar 80 cuc por una caja”.

Camilo, economista, cree que a tono con la nueva apertura y restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, es improcedente mantener las torpes políticas arancelarias y cambiarias.

“Ante todo afecta a los cubanos. Excepto las medicinas, la Aduana grava todo aquello que se exceda de un kilogramo y medio, algo que también hacen con las mercancías que traigan cubanos que viajen dos veces al año. Si quieren que más turistas de Estados Unidos vengan a Cuba, deben readecuar la tasa cambiaria del dólar frente al peso convertible. Es un chiste que un chavito (cuc) pueda valer más que un dólar. Eso puede frenar el gasto de los turistas”, subraya Camilo.

Además de los altos impuestos está el robo de mercancías en aeropuertos y almacenes donde se guardan los bultos postales. “Y el trasiego inadecuado. A mí me rompieron la pantalla de un televisor por no tener cuidado al acarrearlo. Ni la Aduana ni ninguna institución me pagó el daño”, expresa Vilma, cubanoamericana.

Ahora mismo, tres noticias ilusionan a los compatriotas de las dos orillas: se espera que este verano, líneas regulares estadounidenses vuelen a la isla; se rumora que el costo del billete aéreo se reduciría en un 30% y no los arbitrarios 422 dólares de ida y vuelta que actualmente cobran las agencias por un trayecto de 45 minutos, y el funcionamiento de un ferry entre La Habana y Florida.

Pero hasta la fecha, las autoridades cubanas no consideran una reducción a sus aranceles, permisos de aterrizaje y otras medidas que contribuyan a abaratar el costo de los pasajes a Cuba. Aunque el ferry permitiría transportar hasta 200 libras por persona, al parecer los gravámenes se mantendrían intactos.

Es el bloqueo silencioso y efectivo del régimen de Castro a sus ciudadanos.

Iván García

Foto: Sucursal de Western Union en la Habana Vieja. A partir del segundo trimestre de 2016, desde cualquier parte del mundo se puede enviar dinero a Cuba por Western Union. Hasta la fecha, solo podía enviarse desde Estados Unidos.


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