lunes, 10 de febrero de 2014

Los Castro: un Estado dentro de otro Estado


Cuando en 2005 la revista estadounidense Forbes puso a Fidel Castro en una lista de las personas con poder político más ricas del mundo, con un valor aproximado de 550 millones dólares, el ex guerrillero sí que se enfadó.

Habilitó un programa especial en la televisión nacional donde por espacio de 4 horas aseguró no tener un dólar en ninguna cuenta bancaria y lanzó un reto: pagaba un millón de dólares al que pudiera demostrarle que tenía riquezas acumuladas. Vaya contradicción.

Castro estaba visiblemente enojado. Lo consideraba, y considera, un problema de honor personal. Su réplica cayó en saco roto. Al año siguiente, en 2006, Forbes subió la parada y estimó su patrimonio en 900 millones de dólares.

No sé si Forbes en su famoso listado, alguna vez incluirá al General Raúl Castro. El tema tiene diversas aristas y disquisiciones. Les hago una pregunta, que pudiera parecer manida ¿son realmente los Castro multimillonarios?

Bueno, legalmente no. Probablemente ni la CIA o el Mossad israelí puedan demostrar las supuestas fortunas de los hermanos de Birán. Forbes pierde de vista un elemento clave: la riqueza de los autócratas es imposible de calcular.

El patrimonio de los Castro no solo se puede medir por la cantidad de millones en dólares y euros. También se debe medir por el poder absoluto en todas las acciones económicas de la nación y el control directo sobre éstas.

Claro que para adquirir un lote de vehículos Hummer, deben pagar en efectivo. Se sabe, por desertores que trabajaron en su entorno, que tienen cuentas para cubrir un contratiempo, caprichos personales o urgencias de última hora.

Consideremos dos opciones. La primera, tal vez algunos parientes con vista larga y tengan cuentas bancarias en cualquier paraíso fiscal. Ese dinero podría ser una especie de seguro. Cuando Cuba entre por el aro de la democracia y se privaticen las ruinosas empresas estatales, parten con ventaja a la hora de rifárselas.

En caso de que inoportunos disidentes los desenmascaren como parte activa del antiguo régimen, en Marbella, la Rivera francesa, Grecia o Portugal, se pueden comprar una propiedad discreta alejada del stress público.

La segunda. Que la transición en Cuba hacia un capitalismo estatal siga siendo controlada por los mismos de siempre. En ese caso, volvemos a la primera opción.

Aquéllos que manejen los hilos del poder, si son precavidos, diseñarán entramados financieros para ocultar cifras millonarias, en caso de caer en desgracia o en la isla se produzca una situación política fuera de control y tuvieran que irse.

Ocultar dinero o blanquear capitales no es difícil. Lo hacen políticos corruptos que viven en democracia, cercados de regulaciones, prensa libre y tribunales independientes.

Entonces, qué no puede encubrir un gobernante de un Estado autocrático, dueño de los medios, de las finanzas y las auditorías. La sentencia de Luis XVI, “el Estado soy yo” tiene plena vigencia para los hermanos Castro.

De su voluntad emana el poder. Los cambios económicos. Las decisiones políticas. Quien debe ir a la cárcel por oponerse a sus normas y a quien se le debe permitir escribir y disentir.

Haciendo un repaso de las dos opciones llegamos a una conclusión: no necesariamente los Castro necesitan acumular cientos de millones para ser magnates poderosos.

Puede que algún pariente o compañero de viaje hurten o esconda un par de millones por ambición o pensando en el futuro.

Pero ni Raúl ni Fidel Castro lo necesitan. Lo tienen todo. El país entero, con sus tierras y recursos marítimos, los medios de comunicación y, además, amaestrada la voluntad de un segmento importante de la población.

El parlamento no puede bloquear una legislación del ejecutivo o desaprobar el presupuesto diseñado por ellos y sus compadres. Y eso es algo que no se puede cuantificar en números.

Los hermanos Castro están por encima de las listas de Forbes. Tienen el auténtico poder real. Han creado un Estado dentro de otro Estado.

Iván García

2 comentarios:

  1. Por que, La Bestia nunca le ha informado al pueblo de Cuba sobre las ganacias de la procesadora de níquel, de la que es co-propietario (50-50%) con la compañía canadiense “Sherritt International” ubicada en Fort Saskatchewan?

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  2. Recuerdo por este artículo cuando logré salir de Cuba y llegué a Costa Rica y una persona me preguntó si Fidel robaba igual que Batista. Yo inmediatamente le dije que Fidel no tenía ni un sólo centavo, que el problema era el estricto control político sobre todas las libertades a que tenía derecho la población cubana. Sin dudas, me equivoqué al responder.

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