La alocución del general-presidente Raúl Castro del miércoles 17 de diciembre sobre las relaciones Cuba-Estados Unidos, merece sin dudas el sobrio calificativo utilizado de antemano por el servicio de mensajería del diario oficialista Granma: “Importante”.
Al propio tiempo, el menor de los hermanos puso de manifiesto uno de los cambios favorables (que, por desgracia, no han sido muchos) en su estilo de dirección, si lo comparamos con el del fundador de la dinastía.
Si el anuncio hubiese tenido que hacerlo Fidel Castro, con toda seguridad habríamos podido contar con una peroración de muchas horas de duración, repleta de divagaciones de todo tipo.
En este caso sucedió lo contrario: el actual Jefe de Estado, en apenas siete minutos, ha ido directo al grano; ha tomado el toro por los cuernos al abordar con brevedad y concisión este asunto que para nuestro pequeño país resulta de importancia vital.
Lo más importante de la alocución es el anuncio del intercambio de prisioneros realizado entre ambos países. Ya llegaron a Cuba los tres miembros de la Red Avispa que permanecían en cárceles norteamericanas. Como contrapartida, fue excarcelado no sólo el contratista Alan Gross, quien permaneció preso injustamente durante cinco años.
También fue liberado “un espía de origen cubano” y otras personas presas en nuestro país, por las cuales los Estados Unidos habían mostrado interés. Los diplomáticos norteamericanos -pues- no mordieron la carnada tendida de manera irresponsable por el influyente diario The New York Times y otros medios, que aspiraban a que se realizara el asimétrico cambio de los tres por uno. De todos modos, será preciso conocer los pormenores del acuerdo antes de hacer una valoración definitiva del intercambio.
Para los cubanos del Archipiélago, este anuncio trae aparejadas dos buenas noticias. La primera de ella es el inevitable cese de la aturdidora campaña propagandística por la libertad del trío de Cinco, centrada en el lema: “¡Volverán!”. Veremos qué nuevo bodrio cocinarán ahora los ideólogos del Departamento Ideológico del Comité Central para intentar mantener embobecidos a nuestros compatriotas.
La segunda buena nueva es que la esmirriada faltriquera de quien personifica al pueblo cubano -el famélico Liborio Pérez- se verá algo aliviada. Ya no será necesario pagar anuncios de página completa en influyentes (y caros) periódicos, ni vallas anunciadoras, ni viajes, hoteles o cenas para los miembros de los comités en defensa de Los Cinco que pululaban en todo el mundo.
¿Servirá este alivio económico para suavizar en algo la calamitosa carestía que sufren los cubanos de a pie? ¡Ojalá!
En la información brindada por la Casa Blanca, se destacan, junto a la reapertura de las embajadas, otros aspectos fundamentales de la nueva política norteamericana hacia Cuba, lo que incluye: nuevas facilidades en materia de viajes y remesas, expansión del comercio, mayor acceso a las comunicaciones en Cuba, relajamiento de las sanciones, revisión de la calificación de Cuba como patrocinadora del terrorismo, participación en la Cumbre de las Américas en Panamá y lo que se describe como “compromiso firme con la democracia, los derechos humanos y la sociedad civil” en Cuba.
Por su parte, Raúl Castro, al recordar la persistencia del embargo norteamericano, destacó que el logro de acuerdos “no quiere decir que lo principal se haya resuelto”. También exhortó al gobierno de Washington “a remover los obstáculos que impiden o restringen los vínculos entre nuestros pueblos, las familias y los ciudadanos de ambos países, en particular los relativos a los viajes, el correo postal directo y las telecomunicaciones”.
Resulta innegable que los anuncios hechos en ambas capitales implican el inicio de un cambio sustancial en las relaciones entre los dos países vecinos. Será menester observar la manera concreta en que esas medidas se reflejen en las actividades cotidianas.
René Gómez Manzano
Cubanet, 17 de diciembre de 2014.
Foto: Agromercado cubano. Tomada de Havana Times.
Sabemos lo que nos han dicho. Falta por saber lo que no nos han dicho.
ResponderEliminarSabemos lo que nos han dicho. Falta por saber lo que no nos han dcicho
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