Julián de Zulueta y Amondo nació en Anúcita, Álava, en 1814. Se educó en Vitoria y en 1832 emigró a Cuba para practicar el comercio. En 1842 contrajo matrimonio con Francisca Samá, hija de una rica familia catalana que formaba parte de la oligarquía esclavista. Pronto acumuló una gran fortuna mediante diversos negocios, entre los que no se excluía el tráfico de personas.
Los Zulueta fueron famosos por haber sido los más destacados comerciantes clandestinos de esclavos del siglo XIX. Hay que señalar que de 1815 a 1865 habían llegado más de medio millón de esclavos a Cuba, y todavía en 1871 se embarcaban esclavos bozales para los porfiados negreros de La Habana.
Además, de uno de los promotores de la importación de mano de obra china: entre 1847 y 1874 llegarían a Cuba 124.813 chinos, Julián de Zulueta fue también un pujante industrial, propietario de tres grandísimas haciendas, una de ellas muy extensa, llamada Álava, fundada en 1845, con 600 esclavos, 12 máquinas de vapor, 3 trenes Derosne y una producción anual de 20 mil cajas de azúcar en 1855.
Álava era una de las haciendas de mayor productividad, con más de 33 cajas por esclavo. Las otras dos haciendas, La Habana y Vizcaya, también fueron importantes. Este patrimonio se vio considerablemente incrementado gracias a las dificultades que ocasionó la supresión del Privilegio de Ingenios y la crisis económica de 1866.
Como miembro de la Junta de la Deuda del Tesoro, Julián de Zulueta estuvo muy al tanto de los embargos que se decretaron y acrecentaron sus propiedades azucareras adquiriendo ingenios como el España y el Zaza. Después de la Revolución de Yara en 1868, y prevista la abolición de la esclavitud con el avance de la industrialización, Julián de Zulueta fue uno de los promotores de la transformación técnico mecánica de la producción azucarera.
Se dice que fue consultado por Blas de Villate, el Conde de Valmaseda, y Zulueta respondió: “A los cubanos conviene darles todo, todo menos la independencia”. En esa línea suscribió, en 1869, la Memoria que Antonio Bachiller y Morales leyera en la reunión sostenida entre integristas y reformistas en la residencia del Marqués de Campo Florido, considerando que los habitantes de las colonias deben autogobernarse pues “esa autonomía colonial es tanto más provechosa para la metrópoli que para la misma colonia.”-
Julián de Zulueta llegó a convertirse en portavoz de los intereses de la burguesía industrial-comercial española en Cuba. Fue miembro de la Junta General de Hacendados y presidente del Circulo de Hacendados de la Isla de Cuba, constituido en 1878, “para el adelantamiento de la riqueza pública y privada y mejoramiento de la agricultura y fabricación del azúcar, así como para la representación de los grandes intereses de la comunidad de hacendados, en los casos de interés general”, según se lee en escrito firmado por el propio Julián de Zulueta y Francisco F. Ibáñez.
Sus intereses eran tan generales que en el inventario de bienes que Julián de Zulueta realizó en 1864, en ocasión de su segundo matrimonio, reveló una fortuna ascendente a 104.298.643 reales. En 1857 el número de sus esclavos era de 1,475 esclavos, pero en censos posteriores superaban los 2 mil.
Como político, ocupó diversos y altos cargos en el gobierno de La Habana, pero también fue electo a las Cortes de 1876 por Álava. Y como premio seguramente a su poder económico y político, fue condecorado con las cruces de Isabel la Católica y de Carlos III, además de concedérsele títulos como los títulos de marqués de Álava y vizconde de Casablanca.
Murió en La Habana, en 1878, en la calle Colón, cerca del cruce de las calles Adriani (actual José Martí) y Real (actual Gonzalo de Quesada), al caerse de su caballo, según el periodista Francisco Calcagno (La Habana 1827-1903). Pero el historiador Leví Marrero (Santa Clara 1911-1995) afirma que falleció después de haber sido “coceado por una mula”. Calcagno comentó así su muerte: “Sobrio, longánimo, laborioso, metódico, debió vivir largos años, pero una caída de caballo cuando acudía á urgencias del servicio público, vino á abreviar su meritoria vida”.
Julián de Zulueta, ilustre negrero, fue uno de los promotores del derribo de las vetustas murallas que separaban La Habana antigua de la nueva. Llegó a especular en urbanismo y propició que una calle de la ciudad recibiera su apellido. En Las Villas financió la construcción del tren de Placetas a Caibarién y promovió que un poblado situado en esa ruta ferroviaria, erigido sobre antiguos barracones de esclavos, aún hoy se llama Zulueta y pertenece a Remedios, uno de los trece municipios de la actual provincia de Villa Clara.
La calle Zulueta se abrió al derribarse las murallas en 1863. A pesar de los esfuerzos porque se llamara Agramonte, hasta la fecha se sigue denominando Zulueta y es una de las calles más céntricas de la capital cubana.
Tomado de la web Semillas en el tiempo.
Foto del edificio Los jimaguas, en Zulueta y Refugio, Habana Vieja. Hecha por Ernesto García Díaz para un trabajo suyo publicado en octubre de 2014 en Cubanet.
Hay un error en esa cita histórica...El murió en la ciudad de Colón en la provincia de Matanzas en el cruce de Adriani( hoy Jose Martí)y Real en ese entonces hoy Gonzalo de Quesada, donde antiguamente pasaba la línea de ferrocarril
ResponderEliminar"Murió en La Habana, en 1878, en la calle Colón, cerca del cruce de las calles Adriani (actual José Martí) y Real (actual Gonzalo de Quesada), al caerse de su caballo, según el periodista Francisco Calcagno (La Habana 1827-1903)"