viernes, 5 de septiembre de 2014

La Habana, 1994



Por los veinte años de la protesta popular del 5 de agosto de 1994, que ha quedado conocida como el Maleconazo, a mi hijo Iván García, quien desde 1995 escribe como periodista independiente, de tres medios distintos le pidieron que contara cómo vivió aquel día.


Dos meses antes, el 3 de junio, había nacido Yania, mi primera nieta. Los cubanos estábamos en pleno 'período especial, la situación era terrible, faltaba de todo, comida, jabones, apenas habían guaguas y los apagones eran de 12 horas o más. Encima, una superinflación: un dólar costaba 120-150 pesos.

Entre los productos que por esos días estaban desaparecidos en combate se encontraba el arroz. Recuerdo que después de recorrer media Víbora, me dieron la dirección de una vivienda en Lawton, donde estaban vendiendo arroz, a 100 pesos la libra, una 'ganga' en ese momento. El lugar era un tugurio, una mujer que vigilaba en la puerta me llevó adentro y en un cuarto deshabitado tenían cuatro sacos de arroz. "Los acabamos de traer del campo", me dijo.

Yo solo tenía 200 pesos, me midió las dos libras con una latica vacía de leche condensada. Las eché en un nailon, que metí dentro de una jaba de tela, para que no me vieran el arroz. Contenta llegué a la casa, lo lavé y puse a cocinar una libra, en un caldero de hierro, aún no teníamos olla arrocera. Por grasa le eché manteca de puerco: el aceite era un lujo. Cuando estuvo, ni mi madre ni mis dos hijos se lo querían comer. Es que era 'arroz de la tierra', que suele quedar 'ensopado'. Y si a algo en mi casa mi madre nos acostumbró, fue al arroz desgranado.

Volviendo al 5 de agosto. Esa mañana, sobre las 10, pasó por la casa una muchacha con su hija de 5 años. Era hermana de una amiga nuestra y vivían en una barriada muy pobre de Los Pinos. Pasó a buscar un dólar que yo le iba a dar, de los 39 dólares que me dieron por la venta de mi colección de discos de Brasil y que me permitieron comprar tela de gasa y antiséptica para mi nieta. Es que siempre hay alguien peor que uno. Con mucho sacrificio, esta joven había logrado reunir 4 dólares, para que su hija pudiera empezar el curso escolar con zapatos nuevos.

Ella y la niña se fueron en busca de la 13, porque primero iban a ir a peleterías de la calle Monte. Al no encontrar un par adecuado, decidió irse a pie hasta Galiano. A medida que se acercaba a Galiano, empezó a ver mucha gente alterada. Pensó que era una gran bronca entre vecinos. Siguió caminando por Galiano, pero ya a la altura de Neptuno se asustó y decidió no seguir. En eso vio una ruta 15, le hizo señas, el chofer al verla con una niña pequeña le paró. Entonces, la 15 tenía su paradero en Patrocinio y 10 de Octubre, Víbora, al doblar de nuestra casa.

Antes de regresar a Los Pinos, pasó a contarme lo vivido. "Aquello metía miedo, nunca había visto tanta gente junta, gritando contra la revolución". Desde hacía más de un año teníamos el televisor roto. Mi principal medio de información era un radio Selena.

En eso, la vecina de enfrente me grita: "Tania, la televisión está sacando la molotera que se ha formado por la Habana (desde siempre, los habitantes de los barrios periféricos han llamado 'Habana' a la zona céntrica de la capital, donde se localizan las principales tiendas). Apúrate, que Fidel acaba de llegar". Estaba lavando y en el lavadero, dejé la ropa y el jabón y crucé corriendo la calle.

Llegué a tiempo para ver la escena que le conté a Iván y él reprodujo en Diario de las Américas: "Cuando vieron al barbudo, los que hasta ese momento estaban gritando contra él, enseguida empezaron a aplaudir y darle vivas. Una muestra de las dos caras y del temor de este pueblo, por eso esta dictadura va a durar cien años o más".

En 1994 yo todavía era periodista oficial. Pero a partir del 8 de marzo de 1991, cuando un operativo de la Seguridad del Estado, pistola en mano, asaltó y registró nuestra casa y se llevó detenido a Iván, ya nada iba a ser igual para mí. Por eso es que en ese momento utilizo la palabra dictadura. Porque ya para mí, desde 1991, 'aquello' no era una revolución ni un proceso revolucionario, si no eso, una dictadura.

El Maleconazo seguiría presente en mi vida dos meses más, cuando el diario español ABC envió a dos periodistas a darle seguimiento a aquella gran protesta pública y me pidió que les acompañara y guiara por la ciudad. Santiago Córcoles estuvo en las últimas dos semanas de agosto, y Alberto Sotillo durante en el mes de septiembre de 1994. En Periodista, nada más, libro que pueden leer en mi blog, narro detalles de aquella experiencia periodística.

En Cuba, desgraciadamente, entonces y ahora, existe una categoría de cubanos que por tal de largarse, son capaces de todo, desde inventar interrogatorios en Villa Marista a detenciones en calabozos de la policía por motivos políticos.

Y como el 5 de agosto fue algo tan masivo y era difícil comprobar quiénes de verdad estuvieron allí, hubo quien no dudó en coger el 5 de agosto y confeccionar un 'currículo disidente'. Es lo que hizo una del barrio, que inventó una historia con ella de protagonista.

Hace unos años, le pedí a Iván que escribiera sobre los 13 días que estuvo detenido en Villa Marista (del 8 al 21 de marzo de 1991), para publicarlo. Porque personas que querían presentar avales de 'opositores' en la Sección de Intereses y poder solicitar asilo político en Estados Unidos, se hacían los chivos locos y empezaban a preguntarle que si era verdad que te metían en una 'gaveta', que si nunca apagaban la luz en la celda, cómo eran los interrogatorios...

En La Habana de 1994, abundaban los cubanos de doble moral, que se dedicaban a 'marcar la tarjeta' y hacer el paripé de que eran 'revolucionarios', cuando en realidad eran tremendos gusanos. Ya muchos de los que en 1980 habían participado en actos de repudio a la 'escoria' y habían tirado huevos a quienes se iban por el Mariel, se encontraban en Miami, viendo por televisión el Maleconazo.

Tania Quintero

Foto: De la serie de fotos que en 1994 hizo en La Habana el fotógrafo holandés Karel Poort, entre ellas las primeras y más divulgadas del Maleconazo. Ésta, de dos ciclistas atravesando la famosa esquina de Prado y Neptuno, fue hecha antes de los incidentes, cuando Poort, quien además de fotógrafo es cineasta y realizador televisivo, como turista caminaba por las calles habaneras. Tomada del blog Cuba Material.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios en este blog están supervisados. No por censura, sino para impedir ofensas e insultos, que lamentablemente muchas personas se consideran con "derecho" a proferir a partir de un concepto equivocado de "libertad de expresión". También para eliminar publicidad no relacionada con los artículos del blog. Por ello los comentarios pueden demorar algunas horas en aparecer en el blog.