lunes, 21 de abril de 2025

Lo que queda del barrio donde nací

 

La lectura de dos interesantes libros, “La Habana Para un Infante Difunto”, de Guillermo Cabrera Infante, e “Ir a La Habana”, de Leonardo Padura, avivaron mis recuerdos del barrio habanero donde nací y pasé mi infancia y parte de la adolescencia.

Vi la luz primera, a las 2:10 p.m. del 19 de agosto de 1947, en una pequeña clínica llamada San Juan Bosco, sita en la calle Monte entre Fernandina y Romay, cuadra que pertenece a la barriada de Atarés. Tiempo después, aquella clínica amplió su edificación y fue denominada Fundación Martínez Corpas, El Divino Protector, por el médico y dueño de ella. La causa de que naciera en dicha clínica se debió, según me contaba mi difunta madre, a que una hermana de ella (que luego sería mi madrina) trabajaba allí.

Recién nacido me llevaron a vivir a un pasaje, al lado de una cuartería, en Zequeira 61 entre San Joaquín y Romay, en el barrio de El Pilar. Había 29 reducidos apartamentos y 11 habitaciones. Nosotros ocupábamos la número 30, la única con baño interior. Con posterioridad pasamos a la número 27.

Hay en ese barrio dos lugares trascendentales para mi vida: mi primera escuela, el Colegio Academia Alpízar, cercano a la Escuela Normal, y del cual tengo recuerdos imborrables, y el otro, la parroquia de El Pilar, regida por el sacerdote Ismael Testé, el fundador de la Ciudad de Los Niños, que fue quien me bautizó y con el que tomé la Primera Comunión.

Otro punto significativo para mí era “La Purísima”, en Atarés, una especie de albergue para personas que venían del campo y no tenían familia en La Habana. Fue allí donde se conocieron mis progenitores: mi padre, que era por entonces policía, en uno de sus recorridos por la zona, conoció a la que sería mi madre, que estaba alojada en La Purísima.

De niño iba con mis padres a las compras. Esto me permitió conocer todos los comercios de la localidad. Una esquina, históricamente famosa, La Esquina de Tejas, donde confluyen cuatro vías (las calzadas de Monte, del Cerro, Diez de Octubre e Infanta), era visitada por nosotros en muchas ocasiones, para comprar, sobre todo los domingos, sandwiches en el bar cafetería del mismo nombre, como sustituto de la comida. Era una flauta de pan completa, con jamón, queso, pepino y demás ingredientes, tostada a la plancha, todo por 1.50 pesos, dividida en tres porciones, para cada uno, a la que añadíamos una malta, que costaba 15 centavos. Era tanta cantidad que nunca podía ingerirla toda. La cena salía en 65 centavos per cápita.

En una de las esquinas estaba el cine Valentino, edificación que, por su diseño, llamaban de forma burlesca “el Palomar de Bartolo.” En aquel cine, los días entre semana, ver dos películas, comprar cinco galletas de sal y tomar un refresco costaba 20 centavos. Detrás del cine se hallaba una valla de gallos, a un lado una florería, y al frente la enorme casa colonial donde se estableció la Asamblea del Cerro al terminar la Guerra de Independencia. Sendos bares y cafeterías completaban las otras dos partes del cuadrilátero formado por La Esquina de Tejas.

En las dos primeras cuadras de Monte, desde la citada esquina encontrabas una ferretería, farmacia, joyería, tostadero de café, tintorería, sastrería, barbería, casa de empeños, dos panaderías, dos peleterías, la mueblería Casa Mimbre, tres bares-bodegas, la escuela comercial Havana Business Academy, el cine Roosevelt, y varios negocios pequeños.

En el resto de la Calzada de Monte, hasta los Cuatro Caminos, había innumerables comercios de todo tipo, entre ellos la muy nombrada Plaza o Mercado Único, La Casa de las Liquidaciones, varios almacenes de víveres, y otros negocios o servicios por sus calles paralelas. Puedo afirmar que en un radio de dos kilómetros, había todo lo imprescindible para adquirir, y solucionar problemas, sin necesidad de ir a las zonas comerciales del centro de La Habana, excepto que fuera a buscar algo muy específico.

En la actualidad, cada vez que transito por estos parajes, siento una mezcla de nostalgia y tristeza. De todos aquellos lugares que conocí, se esfumó la mayoría. Entre 1959 y 1968, la 'revolución' de Fidel Castro eliminó todos los negocios privados, fueran grandes o pequeños. Hoy, los espacios que ocupaban aquellos establecimientos están vacíos, o tienen usos diferentes.

Las construcciones presentan un alto grado de destrucción, con peligro de derrumbe. Los mercados y demás sitios solamente están en mi memoria. Lo único en pie es la clínica donde nací, que ahora lleva el nombre de Policlínico Abel Santamaría. Hay un letrero en el Ministerio de la Construcción que dice irónicamente: “Revolución es construir”. Debería decir: “Revolución es destruir”.

Jorge Luis González
Cubanet, 22 de febrero de 2025.
Foto: La Esquina de Tejas en la década de 1950. Tomada del post La Esquina de Tejas, de Zilia L. Laje.

lunes, 14 de abril de 2025

¿Por qué la reina del tabaco ya no es Cuba?

 

El jolgorio reciente del régimen castrista por las exportaciones de tabaco cubano en 2024 en la práctica fueron una cortina de humo para enmascarar el derrumbe tabacalero cubano, la pérdida de Cuba de su título de "reina mundial del tabaco" que ostentó por más de 400 años, y que ahora lo tiene República Dominicana.

La algarabía por el "éxito" tabacalero cubano la orquestó el castrismo en el XXV Festival del Habano, celebrado en La Habana a fines de febrero de 2025, organizado por Habanos S.A., con banquetes pantagruélicos, extravagancias, lujos millonarios, artistas, espectáculos musicales y derroche de gastos de todo tipo, con el pueblo pasando hambre, el país en ruinas, apagado y triste, el castrismo mostró su mala entraña, su desprecio por los cubanos.

Al comienzo del festival los vividores del monopolio tabaquero de Cuba anunciaron con bombo y platillo que en 2024 el tabaco cubano obtuvo ingresos por 827 millones de dólares. Fue una noticia tramposa, y al final, falsa. Porque si bien Habanos S.A. es la propietaria de todas las marcas de puros y cigarrillos confeccionados en Cuba para exportar, es solo cubana en un 50%. Se trata de una empresa mixta a partes iguales creada en el año 2000 por Cubatabaco y el consorcio español ITI Cigars S.L., con sede en Madrid, perteneciente al conglomerado español Tabacalera S.L.U. (con unos 5.000 empleados en todo el mundo).

Por algo Habanos S.A. tiene dos presidentes (CEO) a partes iguales, el español Luis Sánchez-Harguindey y la cubana Maritza Carrillo. En otras palabras, en 2024, Cuba se supone recibió 413 millones de dólares por poseer solo la mitad de la empresa. Por lo demás, la noticia del ingreso de 827 millones de dólares recibidos en 2024 por Habanos S.A. es una vergüenza, un bochorno. Lo que hicieron los dueños del 50% extranjero fue quitarle a Cuba 413 millones de dólares. De no haber "revolución" en Cuba sí se habrían recibido esos 827 millones con la exportación cubana directa, sin maridaje con nadie.

Que Habanos S.A. se llame así, a solas, revela la argucia extranjera de marketing para aprovechar la fama del tabaco cubano. Este matrimonio empresarial hispano-cubano cuenta con un sistema de franquicias llamadas La Casa del Habano, con 155 tiendas especializadas en 121 ciudades de 60 países.

La grotesca bulla armada por el régimen en el Festival del Habano es postizo, nada tiene que ver con la dictadura castrista, sino con las 4.707 tiendas y puntos de especializados abiertos en todo el mundo por ITI Cigars S.L. incluyendo 21 Cohiba Atmosphere, 168 Casas del Habano, 602 Habanos Terras, 1.321 Habanos Especialistas y 2.600 Habanos. Con gran presencia en China, España, Suiza, Gran Bretaña, Alemania, y otros países grandes importadores de tabaco.

Volviendo a República Dominicana, resulta que los 413 millones de dólares que se supone recibió Cuba por sus exportaciones de tabaco en 2024 representaron apenas el 31% de los 1.300 millones de dólares que obtuvo su vecina República Dominicana con sus exportaciones de tabaco, y de calidad superior. Además, ese país vecino recibe anualmente más de 11 millones de turistas, muchos de los cuales compran allí sus "habanos" dominicanos, y valga la paradoja.

Quién lo habría dicho, Cuba ya no es la reina del tabaco, sino República Dominicana, aunque fue en la isla llamada Juana por Cristóbal Colón que este descubrió asombrado que los aborígenes echaban humo por la boca luego de encender unos "mosquetes" de "una cierta hoja seca (…) por una parte del por la otra chupan o sorben". O sea, los nativos de la isla que ellos llamaban Kuba ("jardín o tierra labrada") fueron quienes descubrieron el placer de fumar. Y fue Kuba la que se convirtió en lo máximo para los fumadores de todo el mundo por la calidad única de la hoja cultivada.

Durante más de cuatro siglos Cuba fue la mayor potencia productora y exportadora del mejor tabaco del planeta debido a sus suelos, clima, variedad del tabaco y el saber hacer de los agricultores y torcedores cubanos. La palabra habano devino sinónimo de puro, y de hecho un certificado de máxima calidad. Al fumador más célebre del siglo XX, Winston Churchill, le confeccionaban en Cuba unos habanos especiales para él.

Pero le cayó comején al piano, o sea, la plaga castrista. Y cito un fragmento de un artículo publicado por la revista dominicana Cigar Country: "Para 1959 se desarrolla una inestabilidad económica y política en Cuba. Como consecuencia llevó al exilio de varias familias apoderadas (…) y por preferencia eligieron República Dominicana específicamente para el cultivo y fabricación del tabaco (…) y en 1962 se estableció el Instituto del Tabaco (INTABACO)".

Y agrego lo que dice un análisis del semanario británico The Spectator: "Los habanos cubanos ya no son los mejores del mundo, debido al creciente dominio de República Dominicana". Y en 2014 el diario The Washington Post publicó un artículo titulado "Cuban cigars aren't actually all that special" ("El tabaco cubano realmente ya no es tan especial").

Otras instituciones y medios especializados en el mercado del tabaco afirman lo mismo, e incluso la revista internacional Cigar Aficionado agrega que también Nicaragua y Honduras han aumentado mucho la calidad de su tabaco y superan en varias marcas la calidad de los habanos cubanos.

A esto agréguese que habiendo sido Cuba desde el siglo XVII la mayor potencia mundial productora y exportadora de tabaco, hoy produce menos tabaco que hace 66 años. En 1958 produjo 58.292 toneladas. Cuatro décadas después, en 2000, ya producía solo 30.000 toneladas de tabaco, y en los últimos años la cifra oscila en torno a las 20.000 toneladas, o menos.

Las causas son abrumadoras, y todas "revolucionarias". Para empezar, el Estado obliga a los vegueros a que les venda el 99% de la producción a un precio miserable (a veces por debajo del costo de producción), y luego lo exporta bien caro al mundo entero. O sea, 242 años después que el rey de España Felipe V "El Animoso" estableciera el devastador Estanco del Tabaco en Cuba, en 1717, que prohibió que los vegueros de la Isla comerciaran libremente su tabaco y solo podían venderlo al Gobierno colonial a precios miserables, su homólogo Fidel Castro hizo lo mismo.

Los agricultores cubanos de tabaco explican indignados que el Estado no les paga a tiempo lo que les debe, y muy poco; que carecen de insumos y aperos de labranza, de pesticidas para evitar el azote de plagas, gusanos y el moho azul. No hay disponible suficiente fuerza de trabajo, los apagones y la falta de combustible impiden el regadío. Va un ejemplo al azar: Lázaro Jordano Poveda, campesino pinareño en San Juan y Martínez, la meca del tabaco cubano, dijo a un periodista independiente: "El tabaco mío esta amarillo porque no dieron sal; la sal es para calentar el tabaco, para que no se te amarille, para que tenga buena calidad, y lo puedas coger bien verde".

En Cuba no solo se siembra cada vez menos tabaco y la calidad de las mejores hojas ha descendido, sino que los rendimientos de campo son bajos. En 2023 para la provincia de Pinar del Río, la mayor productora de tabaco y de mejor calidad, el rendimiento "planificado" fue de entre 1.370 y 1.400 kilogramos por hectárea, y en Sancti Spíritus fue de unos 1.360 kilogramos/ha. Y no se cumplieron a juzgar por el silencio desde entonces al respecto.

En tanto, en los demás países tabacaleros del continente los rendimientos son muy superiores. Por ejemplo, en Paraguay obtienen entre 2.500 y 3.000 kilogramos de tabaco por hectárea (el doble que en Cuba); Colombia (2.312 kg/ha), Brasil (2.250 kg/ha), Argentina (1.700 kg/ha). Pero, mucho ojo, si la calidad del tabaco cubano ya no es la mejor del mundo en forma absoluta, como antes, ello es responsabilidad única y exclusivamente del totalitarismo castrista, de la mafia que desgobierna el país. Porque los factores ya citados que hacían posible cosechar el mejor tabaco y elaborar los habanos legítimos (Made in Cuba) siguen ahí. Solo que son asfixiados y prisioneros del segundo Estanco del Tabaco, por decisión del monarca Raúl "El Cruel". Hasta un día, que todos los cubanos anhelamos, y quizás no esté tan lejos como parece a primera vista.

Roberto Álvarez Quiñones
Diario de Cuba, 7 de marzo de 2025.

lunes, 7 de abril de 2025

La Habana, lujo y pobreza

 

Pasada las nueve de la noche, Idania, 26 años, jinetera, después de darle un puré de malanga a su hijo de seis años, se maquilló, se puso un ajustado vestido negro de Shein y unos tacones de puntera fina. Antes de salir “pal’fuego”-prostituirse- pasó por la habitación donde vive su madre y le dejó el desayuno del niño y mil pesos por cuidárselo .“Estaba tomando alcohol del malo con su nuevo marido. Es mi mamá, pero me cobra por cuidar a su nieto, aunque gracias a mí tiene garantizada la comida”, dice Idania.

La joven reside en un apartamento interior en el barrio pobre de Jesús María. En noches alternas camina con dos amigas y un par de travestis por el Parque Central, el Paseo del Prado y los bares privados donde suelen ir turistas. Según Idania, cada vez es más difícil hacer dinero. "Hace nueve años comencé a jinetear y en una noche ganaba 100 dólares. Cuando Obama cuadró la caja con estos bandoleros (los gobernantes cubanos) los yanquis estaban a pululu por La Habana. Cualquiera te invitaba a comer o a un trago” .

Pero las cosas han cambiado. “Los yumas (extranjeros) escasean y los cubanoamericanos, que son los mejores clientes, cuando vienen a vacilar ya han cuadrado con sus jevitas. Si no ligaste un punto (cliente) por WhatsApp o las redes sociales, tienes que salir a 'luchar' la calle”. La prostitución en Cuba cambió su modus operandi después del acceso a internet y tras el paso de la pandemia.

“Ahora existe el sexo virtual. Tu mandas fotos y videos a un tipo y él te depostiva dinero en tu cuenta. En pesos si es cubano y en divisas si es extranjero. Tengo de las dos tarjetas. Si alguno quiere conocerte personalmente, le cobro 80 o 100 dólares, pero si se pone a regatear, acepto 40 o 50 dólares por una noche. Si logras engancharlo, te compra comida y cosas para la casa. El dinero del sexo por internet lo cojo para los gastos diarios. Por una sesión de fotos se cobra de mil a dos mil pesos. Y por los videos, si es un cuadro lésbico, de cuatro mil a cinco mil pesos”, explica Idania.

El miércoles 26 de febrero, ella, las dos jineteras y los dos travestis pensaban pasar primero por el parque El Curita, a comprar dos cigarrillos de marihuana y tres tiras del kímico, la droga sintética de moda en Cuba. Después, recorrer los hoteles Manzana Kempiski, Parque Central y Packard. “Si no cuadrábamos con un yuma, íbamos a ir a bares de la Habana Vieja. Es que hay más oferta que demanda y al final casi siempre terminas ligando a cubanos. Pero es mejor llegar a la casa con una calderilla que sin nada”, confiesa Idania.

Para su sorpresa, ese miércoles había un amplio despliegue policial por la zona. “En El Curita, los antidrogas habían montado un operativo y por el Parque Central desalojaron a las matadoras de jugadas (jineteras baratas) y los travestis del Boulevard de San Rafael. En las inmediaciones del Capitolio habían dos camiones de boinas negras, motos de la Seguridad del Estado y policías que te impedían el paso por las calles aledañas. En la escalinata del Capitolio pusieron unas alfombras negras como si estuvieran en los premios Oscar. La fachada era un derroche de luces color salmón, parecía otro país. Entonces nos enteramos que se iba a efectuar una velada por el Festival del Habano”, comenta Idania.

Uno de los travestis que dice llamarse Aitana, señala que “los invitados llegaban al Capitolio a golpe de Mercedes Benz, Audi y autos americanos con cristales oscuros. Todo el mundo vestido de etiqueta. Lo primero que pensé fue pernoctar cerca para ver si después que terminara el evento, algunos invitados buscaban sexo. Pero esa gente, evidentemente, eran de alcurnia y estaban en su mundo”.

Justo al fondo del Capitolio, sede de la monocorde Asamblea Nacional del Poder Popular, una pantomima creada por el castrismo para intentar vender al mundo de país 'democrático', Lázaro, anciano de 76 años que vive con su esposa y un nieto, apuraba un plato de sopa, acompañado por un trozo de pan y un vaso de refresco instantáneo de mango, su única comida del día. En la acera de enfrente de su vivienda, el despliegue de pompas y luces contrastaba con la oscuridad y la miseria de los alrededores. “Esta gente (el régimen) anda al berro. Ya ni siquiera cuidan las apariencias. Al igual que otros viejos mayores de 70 años, creí en el proceso. Fidel nos comió a cuentos (mentiras)”, afirma Lázaro.

Una persona que participó en el Festival del Habano en su edición 2025, cuenta que el gobierno tiró la casa por la ventana. "Para la cena en el Capitolio y para la de la clausura del Festival, celebrada al día siguiente en Pabexpo, contrataron chefs extranjeros. Había varias clases de carnes, pescados, mariscos y hasta faisán. La cata de vinos era del primer mundo. Mientras mi familia, residente en otra provincia, tiene que aguantar apagones de 23 horas seguidas, las autoridades derrochan la electricidad en eventos. Con el consumo de las cuatro jornadas del Festival del Habano se mantiene alumbrado cualquier pueblito durante diez días. Los invitados estuvieron alojados en el hotel conocido como la Torre K, recién inaugurado en el Vedado, y en casas de protocolo en el reparto Cubanacán. No faltó el combustible ni la comida. Movilizaron a medio ejército y a la policía de la capital. Contrataron músicos y grupos foráneos como Earth, Wind&Fire, una banda que ya pasó de moda, pero por un pastizal (dinero) vinieron a cantar”.

La prensa estatal, controlada por la dictadura verde olivo, no publicó sobre los gastos, la lista de invitados ni describió los platos ofrecidos en las cenas. Intentaron vender el relato de siempre: 'nos vemos obligados a practicar un poco de capitalismo y con los dólares recaudados mejoraremos el socialismo'. El lunes 24 de febrero, el mismo día que se conmemoraba el quince aniversario de la muerte por una huelga de hambre del preso político Orlando Zapata Tamayo, el diario digital Cubadebate reseñaba que el Festival del Habano 2025 se enfocaría en la innovación y la tradición.

La prensa oficial destacó la presencia de 1,300 participantes de más de un centenar de países y con un tufillo de orgullo, resaltó que en la tradicional Subasta de Humidores se recaudaron 17,9 millones de euros (más de 18 millones de dólares). Y subrayó que el dinero se utilizaría en la deteriorada salud pública de la Isla. Los aburridos presentadores del noticiero de televisión recordaron que el monopolio Habanos S.A. (empresa mixta compartida por GAESA y España), tuvo ingresos de 827 millones de dólares en 2024, 106 millones más que en 2023.

Gilberto, campesino de una plantación de tabaco en Pinar del Río, señala que “los tabacaleros pinareños se preguntan cuál es el camino que cogen las ganancias en esos Festivales del Habano, pues cada vez recibimos menos combustible, insumos y fertilizantes. Hubo un tiempo, antes de la inflación y la crisis económica, que ganábamos un buen billete. Ahora ese dinero se evapora en los gastos corrientes. Y para colmo, el gobierno le debe miles de pesos a muchos tabacaleros. El que no tiene un negocio por la izquierda pasa tremendo trabajo”.

Los medios estatales fueron muy cuidadosos a la hora de informar sobre las actividades realizadas en el Festival del Habano. “Teníamos indicaciones de no publicar ninguna nota que resaltara el lujo. Solo recalcar el dinero recolectado y su posterior uso público”, dijo un periodista oficial. Pero en las redes sociales trascendieron los derroches de luces, lujos, refinamientos y los millones de dólares en las cuentas de los invitados.

Ana Teresa Badía, profesora y periodista del régimen, criticó duramente el evento en su perfil de Facebook: “¿Qué se quiso trasmitir con este Festival del Habano? En un mundo en el cual cada vez más la construcción de la opinión pública es simbólica, esto es muy desacertado. Error grave de comunicación política que entierra la ideología que ha defendido Cuba. El lugar -el Capitolio, donde se efectuó una de las veladas- es la sede de nuestro Parlamento y ahora se utilizan imágenes que asemejan a una especie de burdel de los años cincuenta”.

Varios intelectuales también se escandalizaron con el evento. La musicóloga e investigadora Rosa Marquetti, publicó: “A ver: ¿es así o estoy equivocada? El Capitolio Nacional de Cuba es la sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular, que a su vez, es la sede de la soberanía nacional, según los instrumentos constitutivos de la nación. Entonces, ¿cómo hay que entender este sarao cuasi privado al pie de la estatua que representa la imagen de la Patria y junto a la Tumba del Mambí desconocido? ¿Qué nos están queriendo decir con esta obscenidad?”.

Idania, la prostituta habanera lo ve de una manera más simple: “Lo de ellos (los gobernantes) es ganar dólares. El pueblo que se joda”. Es que en la Isla existe un país bicéfalo: tiendas dolarizadas para la los que tienen divisas y miseria socializada para el resto, que es la mayoría de la población.

Iván García
Ver también: Construyendo la Torre K.

lunes, 31 de marzo de 2025

En Cuba sí hay hambre

 

Encima del buró de madera carcomida, el jefe de almacén de un restaurante estatal revisa la orden del día. Después, junto al cocinero se dirige a una vieja y oxidada báscula y comprueba el peso de los víveres a entregar. Cuando abre el frigorífico, un olor repugnante inunda la estancia. En un gancho cuelgan dos perniles de cerdo, cuatro cajas de picadillo MDM de pollo y dos bolsas de queso fundido.

Los sacos de arroz están llenos de gorgojos y el aceite para cocinar tiene un color oscuro tras haberse usado varias veces. Llamémosle Daniel, jefe de almacén. Con casi 40 años de experiencia en la empresa gastronómica, asegura que “tanto en los tiempos de vacas gordas, como ahora de vacas flacas, siempre fue igual. Por falta de mantenimiento y los apagones, los equipos de frío de la mayoría de los establecimientos estatales o están rotos o funcionan con problemas. Supuestamente, los productos en mal estado se deben botar. Pero ningún administrador lo hace, pues tendríamos pérdidas”.

En una caldera de agua hirviendo colocan la carne de cerdo, le añaden vinagre y así pierde el mal olor. Las partes descompuestas del queso fundido lo separan con un cuchillo. “Cuando usted mete en el horno la pizza el queso se derrite y el mal olor desaparece”, afirma Daniel. El dulce de fruta bomba lo hacen con la cáscara y la masa de la fruta se la llevan a su casa. “Los productos en buen estado se venden por la izquierda o no los quedamos para consumo propio”. Un dependiente gana 2,800 pesos al mes y un jefe de almacén 3,600 (entre 8 y 11 dólares según la cotización del mercado informal de divisas). Debido a los bajos salarios en el sector gastronómico estatal, los empleados hacen cualquier cosa que les permita obtener más dinero.

El robo es en cadena. “En los almacenes centrales de la empresa ya te entregan la factura con faltantes y los alimentos medio podridos o con fecha de caducidad vencida. Y no se te ocurra protestar. Lo que falta en la pesa es la ganancia de esos directivos. En el establecimiento que administro hago lo mismo. Le entrego menos cantidad al cocinero, lo que a su vez repercute en un menor gramaje que va recibir el cliente en su plato”, detalla Daniel.

La deficiente manipulación y adulteración de los alimentos es un procedimiento habitual en la gastronomía estatal. “Mientras más baja es la escala, peor es el facho (robo). Recomiendo no comer nada en un cafetín de barrio. Ya se han dado muchísimos casos de intoxicación alimentaria. También en restaurantes de lujo y en los hoteles se inventa. Uno nunca sabe que está comiendo o si la cerveza que toma no está mezclada con la que dejaron otros clientes. Mi consejo: vayan a comer a negocios particulares”, dice Daniel.

Con nostalgia recuerda que hace seis años, “mensualmente en gastronomía se ganaban miles de pesos. En un año te podías comprar una moto o un carro. Ahora el panorama es negro. El Estado apenas tiene víveres para entregarte, tenemos que comprarlos en la calle a precios altísimos y el margen de ganancia es ínfimo. Nadie va ir a un restaurante a comer poco, malo y caro. Comer cuatro personas te puede costar ocho mil pesos”.

El sector de la gastronomía estatal es un buen termómetro para medir el colapso alimenticio en el país. A partir de la llegada al poder del dictador Fidel Castro, en enero de 1959, alimentarse comenzó a ser un problema. En marzo de 1962, Castro implementó la libreta de racionamiento. A partir de esa fecha, los cubanos comenzaron adquirir a precios subsidiados por el régimen cantidades limitadas de alimentos y artículos de aseo.

Rogelio, 83 años, jubilado, apunta que “la libreta ha ido adelgazando con el paso de los años. El modelo de planificación central ya no funciona. El Estado, que se abrogó el derecho de alimentar, vestir, calzar, educar y curar a todos los cubanos, no puede asumirlo. Y ha optado por el sálvese quien pueda. Los alimentos fueron desapareciendo misteriosamente. Hasta finales de la década de 1980, por la libreta te daban media libra de carne de res cada nueve días, luego se extendió a una cuota mensual y finalmente desapareció. También te daban pescado como merluza, sardina o jurel, congelado o enlatado. Pero con la llegada del Período Especial, Fidel vendió la flota pesquera como chatarra para obtener divisas. Cuando se cayó el campo socialista las cosas empeoraron".

"Con la libreta no ibas a comer todo el mes, pero te garantizaba lo básico para quince o veinte días. El resto se compraba por la calle o en el mercado negro. En los agromercados las viandas no eran tan caras. Y en una cafetería estatal podías comerte un pan con tortilla o una posta de pollo frito. Con la llegada de la revolución, los cubanos no volvimos a tener una alimentación variada y de calidad. Tuvimos que empezar a comer pequeñas raciones para alargar los víveres. Y la carne de res, el pescado y los mariscos se convirtieron en un lujo para la mayoría de las familia. No se comía lo adecuado, pero podías llenarte con pan, viandas hervidas o arroz y frijoles. El huevo era el salvavidas. Cualquiera podía comprar un cartón de 30 huevos. Ahora no, cuesta 3 mil pesos. Ya no hay cafeterías del Estado que oferten comida barata. La calidad era infame, pero los viejos podíamos matar el hambre con un pan con croqueta o una pizza. Ahora los precios han subido tanto que no está al alcance de un jubilado”, concluye Rogelio.

Cuando usted revisa los rubros agrícolas y de producción de alimentos observará que han caído a niveles de una nación en guerra. Todas las cosechas han descendido en los últimos seis años entre el 50 y 90 por ciento. En 2019, el plato nacional, una ración de arroz blanco, frijoles negros, carne de cerdo, ensalada de tomate, lechuga, pepino y col para una familia de cuatro personas te salía en 124 pesos: 4 pesos dos libras de arroz, 10 pesos una libra de frijoles negros, 75 pesos tres libras de carne de cerdo, 12 pesos dos libras de tomates, 5 pesos un mazo de lechuga, 8 pesos dos libras de pepinos y 10 pesos una col.

En estos momentos, almorzar o cenar el plato nacional no baja de 4 mil pesos, en dependencia de donde compres la carne de cerdo. En los agromercados estatales, una carne con exceso de grasa y huesos, la libra fluctúa entre 700 y 900 pesos. Si compras lomo de cerdo o pierna deshuesada importada de Estados Unidos, el kilogramo vale entre 2,200 y 2,500 pesos. De 200 a 300 pesos la libra de arroz; 300 pesos una libra de frijoles negros; entre 400 y 600 pesos dos libras de tomates; 50 pesos una lechuga; 200 o 300 pesos dos libras de pepinos y 250 pesos una col.

Shelly, ingeniera, madre de dos hijos, cuenta que hace seis o siete años, “los fines de semanas comíamos arroz, puerco asado, ensalada de estación, mariquitas o tostones y dulce de coco de postre. Y los días entre semana comíamos pollo dos veces por semana y a veces pescado. Aunque ya la carne de res, la leche y el jugo de naranja se habían convertido en un lujo, con el salario de 2,300 pesos de mi esposo y el mío de 1,500 pesos, teníamos garantizado desayuno, almuerzo y comida para los cuatro. Ahora, con su salario de 8 mil pesos y con los 6 mil pesos míos, solo podemos comer caliente una vez al día y los únicos que desayunan son los muchachos. No miento, mi marido y yo pasamos hambre”.

Carlos, sociólogo, considera que “la mayor parte de los cuatro millones de empleados que trabajan para el Estado devengan salarios mensuales que van desde los 2,100 pesos, el mínimo, 4,500 pesos el salario promedio hasta 18 mil pesos los más altos. Si la gente no roba en sus puestos de trabajo, tienen dos o más empleos o reciben remesas del exterior, se acuestan con hambre, porque para desayunar y comer dos veces al día, un cubano una necesita no menos de 30 mil pesos al mes, casi 100 dólares, y no te garantiza una alimentación balanceada. Si el gobierno quita la libreta de racionamiento, que actualmente solo distribuye 7 libras de arroz, 10 onzas de frijoles, 4 libras de azúcar y un panecito diario de 60 gramos, entre el 70 y el 80 por ciento de la gente tendría aun más difícil poder alimentarse. De acuerdo a estadísticas, el 90 por ciento de la población cubana es vulnerable”.

En julio de 2024, el informe titulado "El estado de los derechos sociales en Cuba", realizado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos revelaba que el 89% de la población en Cuba vivía en extrema pobreza, un incremento de un punto porcentual respecto al año anterior, lo que evidencia un deterioro continuo en las condiciones de vida de los cubanos. Sin embargo, un estudio de la Organización de las Nacionad Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre el hambre en América Latina y el Caribe, correspondiente al período 2021-2023, indicaba que menos del 2,5% de la población cubana padecía de hambre.

Carlos, sociólogo habanero, opina que ese “informe a todas luces no es correcto. O está manipulado con intenciones políticas o simplemente fueron engañados por las estadísticas que publican las instituciones del gobierno cubano que no suelen reflejar la realidad” . En el estudio de la FAO se dice que los cubanos de la Isla comen mejor que los argentinos, mexicanos y colombianos. Y sitúa el nivel alimenticio de Cuba al mismo nivel de Chile, Uruguay y Costa Rica.

Heriberto, dueño de una finca rural ubicada en el municipio Alquizar, al suroeste de La Habana, afirma que la crisis de alimentos “es por culpa del gobierno. Hay tierra suficiente para producir suficiente comida al pueblo y exportar al extranjero. Solo tienen que quitarle el cepo a los guajiros, cerrar todas esas instituciones parásitas como el Ministerio de Agricultura y Acopio y privatizar la tierra”.

Para el economista Pedro Monreal, en Cuba existe un “serio problema con la propiedad y la gestión de la tierra”. El régimen es dueño del 80% de la tierra en la Isla y solo gestiona el 32% de las mismas. Pese a contar con esas capacidades, tiene menos rendimiento productivo que los campesinos privados quienes solo con el 20 por ciento de la tierra tienen mejores rendimientos agrícolas y producen el 70 por ciento de las hortalizas, granos y frutas.

Nicolás, dueño de una parcela de tierra en Artemisa, al oeste de La Habana, explica que “el déficit en las producciones agrícolas y la elaboración de alimentos es debido a que al gobierno le resulta más rentable importar comida que producirla en el país. GAESA, por ejemplo, invierte mil millones de dólares en comprar comida que luego vende en sus tiendas dolarizadas o se las vende a MIPYMES y otros negocios privados. Y esa inversión la recuperan con ganancias de 240%. Es decir, ganan 240 millones de dólares sin tener que comprar abonos, fertilizantes, regadíos ni tractores para producir alimentos que después por los bajos salarios, tienen que venderlos a precios subsidiados generando pérdidas millonarios que jamás recuperan. Todo lo demás es muela barata”.

Hugo, nutricionista, pone en duda ese informe de la FAO. “El gobierno cubano es experto en tupir a esas instituciones de la ONU. Por eso Trump quiere cortarles las finanzas. Son miles de burócratas que ganan sueldos altísimos y cuando viajan a naciones pobres o gobernadas por dictadores aceptan como verídico cualquier cosa que les digan o les den a leer. El papel aguanta lo que le pongan”.

Iván García
Foto: Hombre comiendo una fruta bomba (papaya) en mal estado que alguien tiró en la calle. Tomada de Cubanet.

lunes, 24 de marzo de 2025

Morirse en Cuba

 

"Y las apetecidas tazas de chocolate/ serán sabrosas pausas en la conversación", así describía su propio velorio, hace más de un siglo, el poeta cubano Rubén Martínez Villena en Canción del sainete póstumo. La escena en nada se parece al panorama en la principal funeraria de Cienfuegos, ubicada en el céntrico Prado, donde faltan el café, las coronas de flores y hasta los empleados.

Cuando la abuela de Tania murió a mediados del mes de noviembre, la familia se sintió triste, pero en paz. "Era casi centenaria y tuvo una vida llena de amor, junto a sus hijos y sus nietos", cuenta la mujer a 14ymedio. "Ella se había dormido y a la hora en que normalmente se levantaba nos dimos cuenta de que había fallecido. Hasta ahí todo tranquilo, el problema llegó después".

La anciana, que había participado en innumerables velorios a lo largo de su vida, le dictó a la familia unas estrictas ordenanzas de cómo proceder tras su muerte. Las rosas, las flores que más le gustaban, debían estar en alguna de las coronas cerca del ataúd. La cinta no debía decir su nombre oficial sino el cariñoso Tatica con el que la conocían todos. El entierro tenía que ser cerca de la tumba de sus padres.

Con el paso de los años, la familia convenció a Tatica de que las rosas eran muy difíciles de conseguir y que era posible que no le tocara la sepultura tan próxima al panteón familiar, dado que dependían de un espacio público para el enterramiento. A todo cedió la complaciente señora, pero no transó en un punto: "Hay que traer a mis primas desde Abreus y Rodas para que estén aquí para despedirme".

Así que cuando la familia encontró a Tatica muerta en la cama se dispuso a cumplir algunas de aquellas pautas. Eran cerca de las 7:30 am cuando un médico del cercano policlínico certificó la muerte y los nietos llamaron a los servicios fúnebres para que recogieran el cadáver. "El único carro disponible estaba para el municipio Cruces para buscar otro cuerpo así que no llegó hasta pasadas las 11 am", detalla Tania.

"Cuando llegamos a la funeraria no había formol para preparar el cuerpo y que pudiera aguantar hasta que las primas de mi abuela, muy ancianas las dos, pudieran llegar para el velorio". Mientras una parte de los familiares se movilizaba en busca del necesario compuesto químico, una acción que pasaba por dejar caer unos cuantos billetes en las manos indicadas, los otros se concentraron en el posterior entierro.

Bregar con los obstáculos y la burocracia no fue nada fácil. La falta de personal, que afecta todos los servicios públicos en la Isla, es especialmente dramática en el entramado fúnebre. Los bajos salarios, las malas condiciones de trabajo y el éxodo hacia otras ocupaciones o hacia el extranjero han menoscabado el número de empleados en funerarias, cementerios y crematorios del país. "Por horas y horas nadie nos atendió, nadie nos dijo qué pasaba", lamenta Tania.

El tiempo comenzaba a pasar factura en los parientes de la difunta. En el local, espacioso y de recia arquitectura en la que se mezclan el estilo neoclásico y el art déco, las pocas capillas que están funcionando disponen de apenas unos metros cuadrados. "No se pueden poner los aires acondicionados ni los ventiladores porque estamos en plan de ahorro de electricidad", sentenció una trabajadora cuando los nietos de Tatica se quejaron del calor.

En el amplio patio interior se fueron reuniendo los parientes para escapar del sopor del edificio y se toparon con otros dolientes en la misma situación. "Nosotros estamos aquí desde anoche, nos han comido los mosquitos, pero es que no hay suficientes ataúdes y hay que esperar", comentó una mujer que sacó un termo con café y tomó un sorbo. "Me lo trajo mi hijo porque aquí, ni pagando, le cuelan a uno un buchito".

Tradicionalmente, en los funerales cubanos nunca faltaban los intrusos que se acercaban a la caja a curiosear fingiendo conocer al difunto, los chistes de mal gusto que se decían en las altas horas de la madrugada y los buchitos de café que mantenían a los dolientes con los ojos abiertos durantes largas horas. Incluso, las funerarias tenían una asignación oficial de café que el tiempo y la crisis primero redujeron y luego hicieron desaparecer.

Pero el ritual de las tazas no es lo único que se ha evaporado, las flores y coronas fúnebres van camino también de la extinción. "El mismo empleado estatal que me dijo que no tenían material ni flores para hacer las coronas, me recomendó un negocio privado, aquí cerca, que las hace a la medida", recuerda Tania. Por 5.000 pesos cubanos la nieta pudo cumplir la promesa que hizo a su abuela: "No pude pagar por un cojín de rosas porque estaban muy caros, pero al menos la banda de papel decía Tatica como ella quería".

Mientras tanto, las dos primas ancianas, trasladadas desde Rodas y Abreus tras pagar una buena suma, esperaban sentadas en los bancos del patio de la funeraria. Cerca de las 8:00 pm y bajo un apagón que convirtió las capillas en cuevas oscuras y calurosas, el cuerpo de la difunta pudo ser velado hasta cerca de las 11:00 pm. "No se veían ni las manos, mi hermano tuvo que ir hasta la casa y traer una vela, pero otras familias no tenían nada, estaban allí en la oscuridad con sus muertos".

El corte eléctrico no impidió que un trabajador de la funeraria se acercara al ataúd pocos minutos antes de que lo trasladaran al interior y retiró el cristal que permitía ver el rostro de la difunta. "Nada más que tenemos uno, así que hay que llevarlo para otra capilla donde lo están esperando", se disculpó el empleado que, con la habilidad de quien lo ha hecho muchas veces, desmontó el vidrio y se lo llevó en medio de la penumbra.

"Nuestra familia es grande porque ella tuvo siete hijos y entre ellos, sus parejas, los nietos y los bisnietos somos más de 50 personas", detalla Tania. “Al otro día, bien tempranito, para trasladar a toda esa gente no había ningún carro estatal que siguiera al carro fúnebre, los dolientes tuvimos que alquilar el transporte por nuestra cuenta". Gestiones van, gestiones vienen y otros miles de pesos depositados en los bolsillos correctos hicieron aparecer una vieja guagua Girón que logró llevar a parte de los parientes.

En el cementerio, un empleado los recibió con la mala nueva: "No sé por qué siguen mandando entierros para acá, aquí no tenemos capacidad", refunfuñó el hombre. Finalmente, llantos por un lado y otros billetes de moneda nacional por el otro, se resolvió que Tatica descansara en una tumba pegada a la tapia del camposanto. "Está lejos de sus padres, pero al menos la pudimos enterrar porque hubo un momento en que parecía que íbamos a tener que regresar con el cadáver para la funeraria".

Días después, cuando Tania repasa lo sucedido, calcula que todo el proceso costó más de 30.000 pesos. La cienfueguera asegura que desde ahora va a ir organizándose para cuando sus hijos y nietos tengan que darle el último adiós. "Voy a empezar a guardar algunas cosas como formol, café y un cristal cuadrado para el ataúd. Tendré que abrir una cuenta de ahorro para pagar las flores, porque no quiero dejarlos pelados como un plátano", ironiza.

Ninguna previsión resulta poca: "Ojalá que no tengan que llevar las sillas a la funeraria porque, como van las cosas, en unos años los parientes son los que van a tener que hacerle la autopsia al difunto".

Julio César Contreras
14ymedio, 19 de diciembre de 2024.
Leer también: El último enredo y La muerte y las contingencias energéticas.

lunes, 17 de marzo de 2025

Cacería del dólar se redobla en Cuba

 

La zona del puerto está desierta pasada las dos de la tarde. Algún que otro pescador amateur lleva horas sentado en el muro que delimita la bahía, un anciano con su guitarra al hombro busca clientes para 'hacer sopa' (cantar mientras los turistas almuerzan) y dos jineteras adolescentes bostezan a un costado del bar Two Brothers.

En La Habana hay un frío inusual. El cielo nublado y mucho viento. En la Alameda de Paula varios ancianos intentan calentarse bajo los tímidos rayos de sol. Extrañan una buena taza de leche con café o chocolate caliente. Recuerdan con nostalgia aquella Habana de bodegas y cafetines, donde en cualquier esquina por unos centavos te comías una completa en una fonda de chinos o en un timbiriche un pan con bistec, cebolla y papas fritas.

El desastre económico y la inflación tiene a los viejos pasando hambre. Sus miserables pensiones, equivalente a cuatro dólares mensuales, solo alcanza para comprar quince huevos en el mercado informal. Ya lo dijo el poeta Raúl Rivero: cuando hace frío, el hambre parece que tiene navajas.

En la terminal de ómnibus La Coubre hay personas que llevan cuatro días para poder viajar a provincias. Entre el bullicio y el olor a orine algunos tiran una sábana en el piso mugriento e intentan dormir. A dos cuadras, en un antiguo almacén del puerto, reconvertido en mercado, un enchufado de la dictadura ha montado un negocio gastronómico y un bodegón donde vende alimentos, confituras y productos de aseo.

“Este 'bisne' es de un cúmbila de Fidel”, dice en voz baja un empleado. Unos aseguran que fue cocinero del “comandante”. Otros afirman que fue asesor o guardaespaldas. “Da igual. Lo que sí es seguro que el tipo se ha enriquecido a costa de las necesidades del pueblo. Le dieron un almacén del Estado para montar su negocio y te das cuenta que el dueño es un oligarca tapiñado del gobierno. Un nuevo rico”, comenta un cliente que suele comprar pescado fresco.

Mientras, en la acera de enfrente los perros famélicos se fajan por sobras de comida y dos mendigos registran los latones de basura. En Plaza de Mercado Puerto Fresco, así se llama el negocio, usted puede encontrar desde un trozo de queso suizo a cinco mil pesos, una caja de bombones Ferrero Rocher a diez mil pesos y un kilogramo de camarones a once mil pesos. También, café Starbucks, jabones Dove y una colección de refrescos y whisky made in USA.

“El bloqueo (embargo económico) es de la puerta pa’ fuera. Aquí hay de todo como en botica. Eso sí, tienes que venir con una jaba llena de dinero”, afirna un señor que gastó 18 mil pesos en queso, yogurt, jabón de baño, jugo, una lata de mejillones, vinagre de manzana, galletas y pan. “Y otros 16 mil pesos en comer tres personas y cuatro comidas para llevar. La comida es más barata que en otros negocios privados. Pero viene sin arroz ni guarnición. Se me fueron cien dólares. Gracias a Dios mi hijo que vive en Miami me manda dólares. De lo contrario estuviera pasando la de Caín”.

Un gerente del negocio aclara que no aceptan pagar con dólares en efectivo. Al menos oficialmente. “A los negocios privados el Estado nos impide vender directamente en dólares. Se aceptan tarjetas MLC, Clásica y exranjeras. Pero dólares no. Es una estupidez. Porque los impuestos te lo cobran en divisas. De cualquier forma por debajo del tapete se cuadra. Con los dólares el gobierno no quiere competencia. Los quieren todos para ellos”.

En silencio y sin previo aviso se alistan un grupo de tiendas en dólares que abrirán próximamente, asegura a Diario Las Américas un funcionario estatal. “Para el verano habrán veinte o treinta mercados en divisas. Además de las tiendas en los hoteles, se abrirán farmacias internacionales y la renta de autos se pagará en dólares o con la nueva tarjeta Clásica. También abrirán más gasolineras en divisas. El MLC tiene sus días contados”

En un mercado ubicado en Santa Catalina y Párraga, en la barriada de La Víbora, al sur de La Habana, un funcionario municipal de Comercio Interior, dijo que estaban terminando la reparación "para reabrir en la modalidad de ventas por divisas”. La dolarización de la economía no se detiene. Hace un mes, Manuel Marrero, el obeso primer ministro, muy criticado por los cubanos en redes sociales, en una especie de trabalenguas aseveró que “la intención no es dolarizar el país. Es desdolarizarlo, pero antes tenemos que dolarizar”.

Otra fuente bien informada subraya “que ya ETECSA -única empresa de telecomunicación en Cuba- tiene diseñado la lista de precios en dólares de los productos y servicios que van a brindar”. Con el pretexto que la empresa es sufre pérdidas millonarias, ETECSA regresa a la venta de recargas telefónicas y de internet en divisas. “Sin esas divisas no podemos renovar la tecnología ni mejorar nuestro servicio”, acotó Tania Velázquez, directiva de la empresa.

“Van a racionar la venta en pesos cubanos para las recargas de móviles y navegación por internet. Es muy probable que decrezca en un sesenta por ciento las ventas en pesos. La intención es redirigir esas ofertas a dólares”, explica un funcionario de ETECSA. Hablando claro: que los emigrados paguen la telefonía móvil y el servicio de internet que usan sus parientes pobres en la Isla. La dictadura no se esconde en su afán de captar dólares. La socorrida excusa es que necesitan divisas para sostener los programas sociales.

Pero personas, como Mayté, ingeniera, están convencidas que el gobierno les miente. “Ese cuento podía confundir a los cubanos treinta años atrás. Ahora no cuela. Hace cinco décadas que exportan servicios médicos y los hospitales están cayéndose y el personal de salud emigra o cambia de trabajo debido a los bajos salarios. Las tiendas en divisas funcionaron una pila de años y ese dinero no se revirtió en construir viviendas, infraestructura y obras sociales. Se quedaron con los dólares o los invirtieron en construir hoteles. ETECSA vende la historia que su prioridad es el pueblo, pero nunca ha invertido un peso en poner internet gratis en las escuelas primarias, secundarias y preuniversitarias. Todo es mentira”.

Esther, maestra jubilada, opina que “el descaro y la desfachatez de esta gente (el régimen) no tiene nombre. Ellos saben que el pueblo no puede tumbarlos, que las personas tienen miedo y que el único camino que queda es hacer las maletas e irse echando”.

Con la llegada de Trump a la Casa Blanca, el cierre del parole humanitario y el reforzamiento de la vigilancia de los guardacostas estadounidenses, muchos, como Saidel, consideran que “hasta nuevo aviso será muy difícil emigrar pa’ la yuma. Con el colorado en el gobierno y el nuevo zar que puso para vigilar las fronteras y deportar a los ilegales, llegar a Estados Unidos será casi imposible. El presidente de Colombia quiso probar fuerza y Trump le apagó el farol. Es probable que hasta quiten las visas por reunificación familiar”.

La solución de los futuros inmigrantes es cambiar sus destinos de viajes. “En estos momentos la mejor opción es comprar un boleto a Nicaragua, Venezuela o Guyana y luego probar suerte en Brasil o en Uruguay, donde por el idioma y la buena calidad de vida se sale adelante. Tal vez dentro de unos meses es posible que esos países pongan obstáculos a los cubanos. Ya Panamá y Perú está pidiendo visas de tránsito”, advierte Saidel.

Leandro, ex profesor, ha viajado “tres veces a Moscú para comprar pacotillas y piezas de autos que después revendo en La Habana. Estuve explorando si de Rusia había una forma de saltar a Europa Occidental, pero por la guerra con Ucrania es prácticamente imposible. Entonces mi plan es ganar dinero suficiente y lanzarme por la vía sudamericana que actualmente es más segura y menos costosa que tratar de entrar a Estados Unidos”.

La intención de Leandro es radicarse en Brasil, Uruguay, Chile o Argentina. Trabajar duro y ahorrar dinero para enviar a su familia en Cuba. Y si denro de un tiempo se le da una oportunidad, radicarse definitivamente en Estados Unidos. Más de un millón de cubanos anhelan lo mismo.

Iván García

Foto: Área gastronómica de Plaza de Mercado Puerto Fresco, uno de los negocios de moda en La Habana, donde se puede comprar con pesos, pero el precio de los productos son de acuerdo a su equivalencia en dólares. Realizada por Melany García Roig.

lunes, 10 de marzo de 2025

Un Martí distinto para cada uno

 


En 1953, Fidel Castro dijo que el ataque al Cuartel Moncada fue un desagravio a José Martí, porque, según aseguraba, “parecía que la memoria del Apóstol iba a morir en el año de su centenario”.

Aquella afirmación distaba de la verdad. En los meses previos, mientras Fidel Castro y su grupo preparaban el ataque al cuartel santiaguero, el régimen de Fulgencio Batista conmemoraba por todo lo alto los 100 años del nacimiento de Martí, el 28 de enero de 1853.

Batista, que aseguraba “seguir las huellas santas de Martí”, había retomado en 1953, con motivo del centenario, su iniciativa de 1937 de construir un gran monumento a Martí, lo que encomendó al escultor Juan José Sicre, y que fue el que se erigió en la Plaza Cívica, que sería rebautizada por el régimen castrista como Plaza de la Revolución.

A su vez, Carlos Prío, el presidente derrocado por el cuartelazo de Batista, el 10 de marzo de 1952, afirmaba que su partido, el Auténtico, “había recogido la antorcha del Partido Revolucionario Cubano que quedó en Dos Ríos, invisible para toda una generación, pero alumbrando, calentando el mejor rescoldo del alma cubana”.

Prío se refería al partido creado en 1934 por su antecesor en la Presidencia, Ramón Grau San Martín, bautizado con el mismo nombre del que creó Martí para organizar la guerra de independencia, pero al que agregó “Auténtico” entre paréntesis, según dijo, para diferenciarse de “los falsos martianos”.

Desde la independencia, todos los políticos cubanos, de todas las banderías y signos ideológicos, tanto en el poder como en la oposición, han echado mano de Martí, intentando apropiárselo y proclamando ser los continuadores de su ideario.

Pero el que se llevó las palmas en los intentos de apropiación de Martí fue Fidel Castro. No bastándole con nombrarlo como “el autor intelectual” del ataque al Cuartel Moncada, lo utilizó como el mentor de su patológico enfrentamiento con Estados Unidos, y tomó al Partido Revolucionario Cubano como referente para el partido único de su dictadura comunista.

No son solo los políticos los que citan a José Martí: todos los cubanos lo tenemos siempre a flor de labios. No importa que muchos solo conozcan de Martí las pocas frases y versos que mal aprendieron en la escuela y que les enseñaron a repetir de carretilla.

Y es que hay un Martí distinto para cada cubano, casi siempre poco entendido o mal interpretado, que es invocado de acuerdo a las conveniencias de cada cual. Hemos hecho un mito de Martí, pero no hacemos mucho caso de sus enseñanzas. Más bien las contrariamos. Y seguimos idealizándolo, creyendo que de no haber muerto en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895, la historia nacional hubiese sido muy diferente.

¿Hubiese podido Martí, después de la independencia, hacerlo mejor que como lo hizo en La Mejorana y lidiar con los que pretendían dirigir la república cual si fuese un campamento militar? ¿Habría podido imponerles su visión civilista y democrática a caudillos mambises, voluntariosos y de armas tomar, como José Miguel Gómez, Mario García Menocal y Gerardo Machado?

Martí, desde el exilio, donde vivió poco más de 20 de sus 42 años, creó con su pluma una Cuba ideal. La que soñó indudablemente hubiese sido mucho mejor que la real si sus paisanos hubiésemos logrado realizarla. Pero nunca pudimos.

¿En qué quedó aquella frase tan citada de Martí que nunca pudo materializarse, la de una república y una nación “con todos y para el bien de todos”? Solo nos queda seguirnos lamentando por nuestros males… y citar a Martí.

Luis Cino
Cubanet, 28 de enero de 2025.