lunes, 30 de octubre de 2017

Nueva Orleans vs. La Habana Vieja


Visitar Nueva Orleans, la cuna del jazz, era para mí uno de esos sueños que a uno le parecen absolutamente irrealizables. Y he aquí que gracias a la invitación de unos buenos amigos de mi juventud, he pasado dos días allí. Fue una experiencia irrepetible. Ha sido como para un musulmán peregrinar a la Meca. Les puedo asegurar que todas las expectativas que tenía, se vieron superadas. Y con creces.

En Nueva Orleans, con su pasado francés y español y la influencia africana a cada paso, hay un derroche de magia. Una magia que de tan auténtica, resulta muy especial. Eso la diferencia de la Habana Vieja.

Debido a las edificaciones del periodo español, con sus rejas y balcones, Nueva Orleans pudiera recordar a la Habana Vieja (a la restaurada por Eusebio Leal, quiero decir, no a la de las cuarterías y los balcones en estática milagrosa). La diferencia es que la Habana Vieja, con sus figurantes y sus tiendas con precios superiores a los del Primer Mundo, es un timo para incautos. Es artificial, falsa, falta de espontaneidad. Y lo que es peor, falta libertad. Lo percibe cualquiera que no vaya con nociones preconcebidas.

Si se aprovecharan todas sus potencialidades, la Habana Vieja, a su estilo, con su propia personalidad, podría competir con Nueva Orleans.

En la Habana Vieja, como en New Orleans, se escucha música en vivo por todas partes. Hay bares por doquier, pero en todos, la música va por buscavidas que tocan un repertorio compuesto invariablemente por no más de seis o siete sones y guarachas, siempre los mismos, la Guantanamera, Chan Chan y el “Hasta siempre, comandante” dedicado a Che Guevara.

En los bares de Nueva Orleans, especialmente en Bourbon Street y el resto del French Quarter, es amplísima la variedad de géneros musicales que interpretan: jazz, blues, rock, cajun, zydeco, funky, rhythm and blues. Y los músicos son de primera línea. Algunos no distan mucho del virtuosismo. Hubiese querido comprar sus CD y colmar los pomos de cristal donde recogen del público los tips, dignos, sin ponerse impertinentes, como los que tocan y cantan en la Habana Vieja.

Las primeras influencias de la música cubana en el jazz, mucho antes que Chano Pozo, se debieron a músicos de la isla que se establecieron en Nueva Orleans a finales del siglo XIX y principios del XX, y que fueron los que aportaron el “spanish tinge” del que hablaba Jelly Roll Morton. Eso aún se agradece. Algunos de los músicos de Nueva Orleans con los que conversé, me dijeron que aman la música cubana.

Uno fue Steven Rohbcock, un experimentado pianista que al frente de un cuarteto donde descuella en el trombón una chica japonesa, toca un set tras otro, durante varias horas, con pausas de quince o veinte minutos, de jazz tradicional, cool y piezas de Chet Baker, en un amplio y acogedor patio colmado de mesas y presidido por una estatua de Fats Domino. ¡Gracias, Steven, por complacerme con Time after time!

El otro fue James Edward Kennedy. Lo encontré un domingo, tocando la guitarra y cantando country, bajo un sol de penitencia, frente a una iglesia, en una plaza del centro de la ciudad. Me contó que viajó a Cuba en los años 90, utilizando el pasaporte de un amigo al que se parecía como una gota de agua a otra. Afortunadamente, no lo descubrieron y se pudo saciar con la música del Benny, Compay Segundo y Los Van Van.

Sin vudú no se puede hablar de Nueva Orleans. Está presente a cada paso. Como entre los santeros de La Habana, hay impostores y mercaderes religiosos, pero también están los que se lo toman bien en serio. No soy un tipo supersticioso, pero estoy a punto de creer que algo -usted puede llamarlo como quiera- hay en eso de los mojos y los gris-gris. Estuve en el Museo del Vudú, en Dumaine Street. Allí se puede saber de los grandes hougans y especialmente de María Laveau. Son solo dos salas, pero es realmente impresionante. Se siente muy mala vibración. Y les repito que no soy un tipo impresionable ni dado a las supercherías.

La comida creole y cajun de Nueva Orleans es muy especial: ostras, beignets, jambalaya, gumbo, pez gato, cocodrilo frito, quimbombó (okra) preparado de diferentes formas, etc. Lástima que la gastritis crónica que padezco producto de la bazofia que comemos en Cuba, y particularmente del café mezclado con sabrá Dios qué porquería, no me permitió disfrutar esos platos.

En la Habana Vieja, a pesar de algunos buenos paladares, a la cocina, que pudiera ser excelente, le falta personalidad. Y variedad. Se limita a poco más que el congrí, el lechón asado, los tostones y la yuca. Muchos platos, especialmente los dulces, se han perdido.

La gente de Nueva Orleans es amable y hospitalaria. De los balcones te tiran collares -aunque no sea en Mardi Grass- y nadie se te queda mirando, así seas un gay de carroza, vayas sin camisa por la calle, perdidamente borracho, con la pechuga desbordando el escote y la falda corta hasta la exageración (en Bourbon Street hay diluvios de sensualidad).

La gente de la Habana Vieja también es hospitalaria, pero exageran, no fluyen con naturalidad, acosan a los turistas pese a la policía, se les nota demasiado el afán por sacarles el dinero como sea, ya sea vendiéndoles tabacos (generalmente falsificados), o proponiéndoles marihuana o sexo (de ahí la frase “nofildoit”, que es lo que entienden los aseres cuando “los yumas” les responden a sus propuestas “I don’t feel like doing it”).

Y no es que en Nueva Orleans -donde se ven homeless y hay muchas personas que aunque no quieran hablar del tema, aún no se han recuperado del huracán Katrina- no haya quienes vivan del dinero de los turistas. Pero los músicos callejeros, los bailadores de tap, los niños que tocan drums en tinas hechas de plástico, se ganan las propinas con su arte, con dignidad, sin impertinencias ni payasadas, sin importunar.

En Cuba, en vez del falso folklore de postal turística, se pudiera explotar mejor, de manera más orgánica, el arte, las tradiciones, sin menoscabo de la diversión. Como hacen en la ciudad de Louis Armstrong.

Los mandamases castristas, que apuestan desesperadamente por el turismo internacional para sacar del atolladero a la economía cubana, deberían aprender de Nueva Orleans. El boulevard de Obispo pudiera ser algo así como el siempre muy concurrido Bourbon Street, la necrópolis de Colón como el Cementerio Lafayette… Pero con su proverbial mal gusto, sus prejuicios y su manía de controlarlo todo, sería pedirles demasiado a los mandamases. ¡Lástima por sus bolsillos! ¡Ellos se lo pierden!

Texto y foto: Luis Cino Álvarez
Cubanet, 28 de agosto de 2017.

jueves, 26 de octubre de 2017

El ejército de oportunistas que protege al régimen



Cuando comenzó a subir por la escalera de caracol del enrevesado sistema político cubano, Antonio Carmenate era un hombre tímido y flacucho. Si leía algún texto, eran los horóscopos de revistas y periódicos foráneos que entraban de contrabando al país.

Nada de discursear o analizar un tratado filosófico de Carlos Marx, como ahora hace, detallando las estrategias de "la derecha fascista venezolana y los medios hegemónicos mundiales que pretende sacar del poder al presidente democráticamente elegido, el compañero Nicolás Maduro”, a la carrera le dice a sus amigos del barrio, mientras mira el reloj y aclara que no puede seguir hablando.

“Estoy cogido con la hora, tengo una reunión en el ministerio”. Y se monta en el asiento contiguo del chofer de un viejo Lada azul con el membrete de una institución estatal en la puerta. El ‘cuadro’ Carmenate pesa más de 200 libras, tiene un prominente vientre y en los cursos dirigidos a funcionarios estatales, aprendió el léxico encendido de los camaradas.

Para no señalarse, esquiva saludar a los viejos socios, etiquetados de ‘contrarrevolucionarios’. Tarde en la noche, cuando los delatores más intransigentes ya están durmiendo, el hombre se franquea. “Socio, tú estás marcado 'fula' (enemigo), pero siempre serás mi amigo”.

Cuando habla de tú a tú, se aparta de los manuales marxistas. Reconoce que el “socialismo no funcionó en ninguna parte. Pero, brother, gracias al sistema soy persona y me he podido abrir un hueco. Si esto cambia, una pila de funcionarios nos moriríamos de hambre, pues lo único que sabemos hacer es dar muela y vivir del invento”.

Muy cerca de donde vive Antonio Carmenate, en los alrededores del Parque Córdoba, en La Víbora, al sur de La Habana, residió un académico graduado de relaciones internacionales en la URSS, hoy especialista en Cuba-Estados Unidos en el Centro de Investigaciones de Política Internacional y participante ocasional en la Mesa Redonda, aburrido espacio televisivo.

Se llama Santiago Benítez. En otros tiempos, fuimos vecinos en la barriada pobre y marginal de El Pilar, municipio Cerro. Su familia, trabajadora y honesta, era amiga de mi difunta abuela y de mi madre, periodista de la revista Bohemia.

Santiago se graduó con altas notas y fue el primer expediente de su curso en la Escuela Vocacional Lenin, pero debido a su procedencia humilde, la beca para estudiar en la Unión Soviética se la dieron al alumno que quedó en segundo lugar. Entonces, los hijos de papá y de los incondicionales del gobierno, eran los que tenían más posibilidades de realizar estudios superiores en los antiguos países socialistas de Europa del Este.

La madre de Santiago le dijo a mi madre que a su hijo, el primer expediente de su curso, en la Lenin, por no tener amistades dentro del gobierno, le iban a quitar la beca y se la iban a dar al otro, que sí tenía 'palanca'.

Mi madre no se lo pensó dos veces y del mismo teléfono que los Benítez tenían en su casa, llamó a su tía Dulce Antúnez, esposa de Blas Roca, miembro del buró político del partido que presidiera la comisión redactora de la Constitución de 1976, y le pidió que cuando Blas llegara, le adelantara la situación y le dijera que al día siguiente lo iba a llamar a su despacho, a ver si podía ayudarle a resolver que a Santiago le dieran esa beca.

Gracias a mi madre y la gestión personal de Blas Roca, Santiago Benítez pudo estudiar en Moscú. Sus cualidades le permitieron graduarse con diploma de honor y ocupar puestos importantes dentro del establishment cubano. Varias veces he visto a Santiago por la Calzada Diez de Octubre y ni siquiera es capaz de cruzar un saludo conmigo.

Lo peor del absurdo código de la autocracia verde olivo, es que a los dirigentes y funcionarios, más que lealtad, les piden compromisos ideológicos medulares y les obligan a odiar o ningunear a sus adversarios políticos. Incluso aunque sean parientes o amigos de la infancia. Eso se ha relajado, pues hace 45 años no podían cartearse con familiares en el extranjero, escuchar jazz ni rock, música censurada en Cuba por formar parte del 'diversionismo ideológico'.

Pero todavía se mantiene la obediencia a ciegas a la revolución y sus líderes. Por ello no asombran los videos de Miguel Díaz-Canel, presunto sustituto del general Raúl Castro, que están circulando por toda la Isla y donde el 'sucesor' se suelta a hablar chorradas, probablemente para que los talibanes que gobiernan en Cuba lo vean como un tipo fiable.

Los corrillos de las instituciones estatales son un juego de espejos. De acuerdo a la ocasión, los dirigentes y funcionarios prenden el piloto automático, se cambian de máscara y según el momento, utilizan un discurso adecuado.

Aquéllos que pensaban que con la muerte de Fidel Castro y el próximo retiro de Raúl se iniciaría un conteo de protección y comenzaría el movimiento de tierra que sepultara al ineficaz sistema, puede que estén equivocados.

La delirante dictadura ha creado sus propios anticuerpos. ¿Quiénes son? Los primeros defensores a ultranza son los miembros del Consejo de Estado, que cuentan con todas las prerrogativas sin tener que rendir cuentas al pueblo.

Pero no están solos. Por oportunismo, apariencias o convicción -o tal vez porque son tontos útiles-, miles de burócratas civiles y de oficiales de las FAR y el MININT insertados en las estructuras institucionales, económicas, comerciales y turísticas, aunque muchos reconozcan que el socialismo verde olivo no tiene puerta de salida, intentarán alargar el suplicio de una mayoría de cubanos por una sencilla razón: si llega la democracia a Cuba, cientos de puestos de trabajo innecesarios, como los agentes de la Seguridad del Estado que reprimen a los disidentes, desaparecerían.

'Cuadros de confianza', como Antonio Carmenate o Santiago Benítez, que viajan al exterior con pasaporte oficial y el sistema le proporciona una serie de beneficios, quedarían desempleados o tendrían que reciclarse.

El castrismo le ha inoculado a la población que si se disuelve el autoritarismo, regresa el infierno. Un capitalismo salvaje que traería más carencias y dificultades. Y muchos cubanos terminan por creérselo.

Iván García
Foto: Durante dieciséis domingos consecutivos, turbas movilizadas por la Seguridad del Estado, acosaron y atacaron a la Dama de Blanco Caridad Burunate en Colón, Matanzas. Tomada del Twitter de Iván Hernández Carrillo, sindicalista independiente y ex prisionero político.

lunes, 23 de octubre de 2017

La Habana nunca volverá a ser la misma



“La Habana ya no es la misma”. La frase la he escuchado más de una vez dentro y fuera de mi ámbito familiar. Pudiera sonar a eso de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, sin embargo, es una realidad tan difícil de ocultar como de evadir. Sobre todo es pronunciada por aquéllos que, aunque eran niños, adolescentes o jóvenes, alcanzaron a ver el esplendor de una capital que llegó a ser conocida, tal vez de modo exagerado, pero intentando describir su palpitante bohemia, como “la París de América”.

No mienten las fotos anteriores a 1959, fecha que produjo un verdadero cataclismo no sólo en la vida nocturna de los cubanos. Ni siquiera una cámara de fotos sofisticada como las actuales pudiera luchar contra la ausencia de luz que hoy padecen las mismas calles que ayer fueron fotografiadas sin mucho esfuerzo por viajeros y cronistas, encandilados por una ciudad que jamás dormía.

“No había lugar para el aburrimiento”, me dicen amigos que hoy viven en el exilio. “Había semanas que no se dormía, yendo de un club a otro. Y se vivía con poco, sin tanto dinero, pero nadie se aburría”, comenta uno de ellos que después de muchos años ausente, visitó La Habana y se marchó decepcionado, sin deseos de regresar.

Se ha dicho que tan solo en La Habana existían más de mil quinientos establecimientos entre clubes nocturnos, bares y cabarés, muchos de fama internacional como el Sans Souci, en el Reparto La Coronela, el emblemático Tropicana, en Marianao, o el Montmartre, del Vedado, más tarde convertido por el gobierno en el restaurante Moscú y, ya en los años del desmoronamiento en Europa del Este, arrojado a las llamas de un incendio misterioso.

“La Habana nunca volverá a ser la misma”, también suelen decir y repetir con nostalgia, pero además con algo de sentido de culpa, los mismos ancianos que hoy sobreviven en ella y que, con la experiencia del pasado, se asoman a un panorama que les está prohibido y que a la vez pretende emular con aquel mundo bohemio aniquilado por la “ofensiva revolucionaria” de los años 60, a cuyo espíritu aún debemos innumerables torpezas, censuras, exilios, prejuicios, involuciones, retrocesos, enquistamientos y un ejército de tuertos convertidos en reyes.

Ninguno de los sitios nocturnos de ahora está concebido para el disfrute de todos los cubanos sino para una especie, turista o nacional, que sabe sacar buen provecho de las crisis, las monedas devaluadas, las carencias, las prohibiciones, las ridiculeces ideológicas, las corrupciones y hasta las dobles nacionalidades.

Ningún bar o centro nocturno de La Habana actual, ya sea estatal o particular, solo por ese detalle de los clientes que los frecuentan y el ambiente artificial, poco auténtico, divorciado de lo popular y espontáneo, alcanzará a emular con lo que fue el Sheherezada de Elena Burke, en los bajos del Focsa; el Casino del hotel Capri; el Gato Tuerto de Myriam Acevedo y César Portillo de la Luz; el Monseigneur de Bola de Nieve; el minúsculo Club La Red donde cantó La Lupe o el hoy olvidado Bar Celeste, en Infanta y Humboldt, donde fue descubierta Freddy, esa mujer que estremeció a todo el que la escuchó cantar.

Hoy muchos de esos lugares emblemáticos permanecen clausurados, o son apenas un apartadero para borrachos. “No hacía falta ser rico para sentarte en un bar y tomarte una cerveza, o fumarte un buen tabaco. Yo era mecánico en un taller y todos los días salía y me tomaba mi traguito o me comía mi pan con bistec”, me dice un anciano que como otros con los cuales converso, me habla de su pobre pensión de jubilado y de lo aburrido que han sido y serán sus últimos años de vida.

Tanto a él como a mí, incluso para quienes ya no la viven, nos ha tocado lamentarnos por una Habana donde el afán de generar un “hombre nuevo”, libre del “pecado capitalista”, terminó por parir esperpentos que hoy son el atractivo del turista entontecido o del fanático ideologizado que solo alcanza a ver en la miseria un componente del color local.

Texto y foto: Ernesto Pérez Chang
Cubanet, 29 de agosto de 2017.
Foto: En los bajos este edificio, en Infanta y Humboldt, La Habana, radicaba el Bar Celeste, donde fue descubierta la bolerista Freddy.

jueves, 19 de octubre de 2017

2018: un premio de mano dura



El escandalillo por las declaraciones tardíamente filtradas de Miguel Díaz-Canel parece que va a pasar, como corresponde, dejando tras de sí un corrillo penoso de teorías de la conspiración propio de un país que quiere pasarse de listo y lleva décadas poniendo el tonto.

Quien quiera que haya filtrado el video en el que el primer Vicepresidente cubano pretende vestirse de hombre fuerte y dice que va a censurar porque todo el mundo censura, solo ha sacado en claro la evidente incapacidad de los cubanos, no ya el pueblo mayoritario, que nunca se entera de nada y sobrevive como un hámster trepado a una noria, sino ese puñado de ciudadanos medianamente al tanto de los chismes políticos de turno, para diluir las energías en hipótesis que, ciertas o no, no hay modo de comprobar, no van a volver a Cuba un centímetro más próspera, y no van a poner en riesgo a un gobierno ilegítimo que en unos pocos meses, sea Díaz-Canel, José Ramón Machado Ventura, o el fantasma de Quintín Banderas el sustituto de Raúl Castro, va nuevamente a renovarse a dedo, simulacro de elecciones mediante.

Por no haber, ni opinión pública consistente hay en Cuba, por lo que no se ve de qué manera podría incidir el criterio de los votantes en el rumbo político que pueda tomar el país a partir de 2018, ni a quién en las altas esferas del poder, que sepa cómo han funcionado las cosas en los últimos cincuenta años, le podría interesar lo que piensan las personas sobre determinada figura política, sea esta figura su adversario o su aliado, ya que lo que en realidad piensa la vasta mayoría de los cubanos, que ninguno de los ministros y funcionarios que salen por la televisión podrá arreglar este desastre, provocado además por ellos mismos, será expresado de modo convincente en las urnas, donde el 99,8% de los votantes marcará obedientemente una cruz por el candidato que le digan de antemano y luego la Asamblea Nacional aplaudirá con fervor unánime al gris sustituto que decidan Raúl Castro y su camarilla más cercana.

La filtración del video no busca sondear la opinión de nadie, porque la opinión de nadie ha sido nunca requerida para nada en Cuba, si no es para asentir, acatar o amagar a veces, por dos minutos, con un deshiele participativo, hasta que a alguien le pique un mosquito, se le ocurra que hemos ido demasiado lejos y empiece de nuevo a prohibir. Es curioso que sigamos creyéndonos portadores de una importancia e influencia que los hechos nos niegan rotundamente.

Si las declaraciones de Díaz-Canel son un espaldarazo en la pugna secreta de poderes que tiene lugar en la oficinas y salones del Consejo de Estado y el Comité Central del Partido, o si lo sacan del carril y desinflan lo poco que queda de esa imagen cool que la esforzada prensa internacional se encargó en los últimos tiempos de promocionar, un Richard Gere villareño que escuchaba el Rubber Soul, se movía en bicicleta por la ciudad del Che Guevara y permitía desfiles de travestis en un país donde unos años antes, bajo la misma Revolución, los homosexuales eran conducidos a campos de reeducación ideológica, y los políticos, si nos guiamos por su ineficiencia y mal humor, solo parecían oír las arengas patrióticas de Osvaldo Rodríguez o las cancioncillas de horror dominical de Farah María y Rebeca Martínez, es algo que solo puede saber un puñado muy reducido de mandamases y conspiradores ocultos de la transición, los Fouché, Talleyrand, Malenkov y Jruschov cubanos, algunos de los cuales, muy probablemente, no aparecen aún en las quinielas de los analistas y periódicos de Occidente.

Quien se ha pasado demasiado tiempo ya en boca de todos, y las malas lenguas creen que ha nadado tanto para morir en la orilla, una liebre del castrismo en la carrera por el trono, es Díaz-Canel. Lo verdaderamente sintomático es que el segundo hombre de Cuba, que no tendría que esforzarse para dejar claro hasta dónde estaría dispuesto a cumplir los preceptos totalitarios del Partido Comunista, puesto que todos sabemos que no se llega hasta donde él llegó si así no fuera, y que la virtud y el interés por el diálogo son rarezas que invariablemente hay que suprimir antes de ingresar en la corte del Buró Político, parece decidido a disputarle el papel de villano más implacable a Machado Ventura o al delfín Alejandro Castro.

El momento lo requiere. Los términos del cambio se están dando en medio de un ambiente de oscurantismo exacerbado, con el cierre abrupto de la autorización de licencias privadas, un auge de la retórica nacionalista y el éxito de dos o tres comisarios sin crédito intelectual ninguno que lanzaron al ruedo esa bola de humo conocida como centrismo, otra finta retórica del establishment.

La más saludable dentro de una serie de opciones ya maltrechas por el peso de un plebiscito ficticio, que la atmósfera de las próximas elecciones promoviera un candidato que tuviese que adaptarse a los vientos de relativa apertura que soplaron en Cuba entre 2009 y 2014, se ha esfumado del todo, y febrero de 2018 nos va a recibir como si todavía estuviéramos, y lo estamos, en 2005 o 1971.

La disputa por el poder ocurre en términos de mano dura. En ese contexto habría que leer el video de Díaz-Canel bravucón, una competencia esta que, si consiste en superar en autoritarismo a Fidel o Raúl Castro, promete subir en decibeles, ya que esos supremos recordistas no se derrotan de la noche al día. Pero siendo hoy las cosas como son, el que asuma en unos pocos meses la presidencia de Cuba va a llamarse, en resumen, Luis Bonaparte. Comienza la farsa concluida la tragedia.

Carlos Manuel Álvarez
El Estornudo, 30 de agosto de 2017.
Foto: Retrato de Luis Bonaparte realizado por Charles Howard Hodges en 1809 y que puede verse en el Frans Hals Museum, en Haarlem, Holanda. Tomado de Wikipedia.

lunes, 16 de octubre de 2017

Negocios "batistianos" en la Cuba de Díaz-Canel



La circulación, en los medios alternativos de prensa, de un video en el que aparece el vicepresidente Miguel Díaz-Canel, mostrándose como un temible censor, ha provocado cierta agitación, toda vez que muchos cubanos lo dan por candidato seguro al poder, cuando Raúl Castro dé un paso al costado en 2018.

Recientemente se supo que la grabación filtrada es de hace seis meses. Por tanto, toda controversia parece extemporánea. Sin embargo, el ostensible ataque del funcionario al sector privado, criticando un estilo decorativo que, según él, “es alegórico a la era del dictador Fulgencio Batista”, motivó al equipo de CubaNet a indagar sobre la tendencia -apreciable en varios negocios- de recrear el ambiente bohemio de épocas pasadas, en particular la década de 1950.

Varios restaurantes y bares de La Habana han escogido el estilo vintage o retro para ofrecer una imagen moderna y cosmopolita que atraiga al turismo. Muy de moda en la arena internacional, la decoración vintage consiste en retomar accesorios que poseen cierta edad y con el paso del tiempo son revalorizados, aunque no se cataloguen precisamente como antigüedades.

En el caso de Cuba, muchos de los objetos rescatados provienen de la etapa republicana (1902-1958), y nos remiten al único referente de modernidad y progreso que han conocido los cubanos.

Numerosos turistas viajan a conocer una isla “detenida en el tiempo”, donde coexisten las construcciones coloniales y el desarrollo de la arquitectura en la primera mitad del siglo XX.

A pesar del socialismo, la Cuba republicana palpita en la permanente caravana de autos antiguos que inunda la ciudad; emite guiños sutiles a través de marquesinas obsoletas que identifican lugares otrora distinguidos y transpira su esplendor vanguardista en la diversidad de estilos arquitectónicos que hicieron furor en los años 50.

No hay que colarse en un bar para saber que alguna vez Cuba estuvo en la senda del progreso y La Habana fue una de las urbes más publicitadas y cosmopolitas de América Latina.

Lo interesante en la decoración en estos bares y restaurantes es que propietarios y diseñadores se las han ingeniado para hacer funcionar un eclecticismo a pequeña escala que estéticamente resulta muy agradable.

Junto a símbolos conocidos como Coca Cola, Harley-Davidson y Marilyn Monroe, figuran utensilios de farmacia, pinturas, radios soviéticos VEF, recortes de las revistas Carteles y Bohemia, recuerdos de familia o exhibir billetes y corbatas antiguas.

La pataleta del vicepresidente, aunque no ha tenido mayores consecuencias, no fue provocada porque considerara que detrás de estas soluciones decorativas hubiera una ideología pro-yanqui. Se expresó así por pura ignorancia. Como dirigente político, Díaz-Canel carece de sensibilidad artística y no se interesa por las tendencias de la moda. Ni tampoco comprende que el garbo que a pesar de sus ruinas aún conserva La Habana, se debe precisamente a los años de Cuba como República.

Los barbudos que bajaron de la Sierra Maestra en enero de 1959 encontraron una capital espléndida. Su única preocupación, en lo adelante, sería destruirla. Y lo hicieron a conciencia. Escogieron hacer un socialismo con sobredosis de propaganda política, sin un ícono que remitiera a tiempos mejores.

Tal vez dentro de medio siglo, las pegatinas con la imagen de Fidel Castro, repartidas tras su muerte en tiendas, farmacias y escuelas, sean convertidas en portavasos y los turistas, escépticos, se pregunten, si de verdad hubo socialismo en una islita del Caribe.

Hoy, la magia de La Habana descansa en su impronta de metrópolis exuberante, glamorosa e insomne, heredada de la etapa republicana. Es el espíritu que bares y restaurantes se han esforzado en rescatar a través del estilo vintage.

Ana León y Augusto César San Martín
Cubanet, 30 de agosto de 2017.

jueves, 12 de octubre de 2017

El vicepresidente de papel



Nació el 20 de abril del año 1960. Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, exprofesor universitario y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba, es un “arquitecto”, de limitada inventiva y poco ingenio, un simple líder fabricado por necesidad política.

Por estos días se hizo viral un video realizado el pasado mes de febrero, donde aparece este señor dirigente, arengando para una concurrencia partidista, al peor estilo estalinista. Pero lejos de la interpretación que algunos dieron a esta pésima actuación, es prudente saber que estas conductas son típicas en los dirigentes cubanos: defender el poder que no se tiene.

Hábil, con buena vista y mejor olfato, el primer vicepresidente, de la Mayor de las Antillas, derrocha bravuconería contra lo que calificó de “una avalancha de propuestas y proyectos de contenido subversivo”, entre los que menciona la colección de material digital que se distribuye en Cuba de manera informal y todos conocen como El Paquete Semanal, ciertos negocios particulares que hacen referencia a los años 50, e incluso promete el cierre de la revista digital OnCuba.

La Historia tomará nota de este deplorable proceder, y no precisamente para enaltecerlo. Esto me recuerda el pegajoso estribillo de una canción del cantautor español Joaquín Sabina que dice: “Para mentiras, las de la realidad. Prometes todo, pero nada se da”.

Entiendo que las personas astutas se aprovechan de la ignorancia ajena, los estudiosos opinan, y los tertulianos hablan; pero si el video en cuestión fue realizado en febrero, y a esta alturas de septiembre la revista OnCuba sigue publicándose en la Isla, y los muchachos del Paquete continúan repartiendo material audiovisual, el poder de Díaz-Canel, primer vicepresidente de un país dictatorial, resulta más cuestionable que el título de estilista del peluquero de Kim Jong-un.

Qué pena por Díaz-Canel, que se manifiesta imponente, como un galeón español navegando a toda vela, y lo que muestra es ser aprendiz de marioneta. Simulando olvidar que en Cuba el poder, por el momento, lo tiene el Partido Comunista.

Claro lo dejó saber el segundo secretario del PCC, el doctor José Ramón Machado Ventura, cuando por simples problemas personales con la familia, decidió no autorizar la legalización en La Habana de la Fundación Che Guevara, y hasta la fecha, el edificio que otrora fuera vivienda del difunto guerrillero, no es más que un centro de estudio alegal. Igual ocurrió, cuando bajo la justificación de promover tendencias proclives al modo de vida capitalista, se lanzó contra la fundación del conocido cantautor cubano Pablo Milanés, y también le pasó la tranca.

Habrá que mantenerse a la espera, observando los hechos, antes de sacar conclusiones sobre el futuro de Cuba, que no estará precisamente en quien se lleve la corona, sino en quien se apodere del cetro y pueda conquistar el trono.

Lo cierto es que, cuando apenas faltan cinco meses para el gran día de febrero del año 2018, aún no existe un sucesor real del poder.

Juan Juan Almeida
Diario Las Américas, 29 de agosto de 2017.
Foto: Díaz-Canel, muy risueño, en la cena que Raúl Castro ofreciera a Barack y Michelle Obama durante la visita que hicieran a La Habana en marzo de 2016. A la derecha, el secretario de Estado John Kerry. Tomada de NBC News.

lunes, 9 de octubre de 2017

El 98% de lo que dice el video ya se aplica en Cuba



Se dice que es un video que dura alrededor de 3 horas, pero sólo se ha filtrado una parte del mismo. No se ha publicado en los medios masivos de comunicación monopólicos del Gobierno, ni en febrero cuando se hizo, ni en la actualidad. Lo cierto es que sólo ahora ha sido difundido por Antonio Rodiles, y no creo que haya sido de su interés posponer esta información en una gaveta porque si beneficia a alguien la difusión de la información del video es en primer lugar a todos los opositores cubanos.

El video es una prueba de “la línea dura” del Gobierno que desdice las reformas y los cambios esperados a partir del “deshielo” con el gobierno de Estados Unidos, y no es de su interés hacer público este retroceso frente al rechazo nacional e internacional.

De la parte filtrada por Antonio Rodiles a través de programas individuales de Estado de SATS, hay tres temas que trata Díaz-Canel que ya tienen resultados en la vida práctica de los afectados por la nueva línea política: los candidatos independientes que aspiran a presentarse en las próximas elecciones parciales de octubre, los emprendedores, cuentapropistas o la propiedad privada y los cooperativistas, y los sitios web de publicaciones alternativas, independientes a las estatales.

Para los candidatos independientes a las elecciones parciales de octubre se confirma como línea oficial que no se respetará la ley electoral cubana, en la medida en que se les boicoteará desde el Gobierno. La labor de proselitismo político está expresamente negada en la ley cubana, como la campaña por cualquier candidato, sin embargo, el Gobierno se permite hacer una campaña de proselitismo en contra de los candidatos independientes y se lo orienta a las organizaciones de masas y a los comités zonales del Partido, ya presentes en las comisiones de candidatura y fuera de las comisiones en su labor en los municipios previo a las elecciones.

No ha existido una campaña proselitista contra los candidatos independientes con meses de antelación, como la que hace y ha hecho el Gobierno en estos meses. Los órganos de la seguridad se han encargado de inventar e imponer causas por delitos comunes, multas y arrestos arbitrarios a los candidatos de Otro 18, Somos Más y Candidatos por el Cambio. En las recientes Asambleas de Rendición de cuentas de los Delegados, se orientó terminarlas rápido, muchas de ellas sin el quórum requerido por ley, y si alguien planteaba críticas a la gestión gubernamental había que hacer un “acto de repudio”.

Luego entonces, la línea política del video del 13 de febrero de este año ya está aplicando las represiones anunciadas. El segundo tema, contra los cuentapropistas o los emprendedores, desde el primero de agosto se congelaron licencias de 27 actividades aprobadas para funcionar, se prohibieron nuevas para tres anteriormente aprobadas, se congelaron las licencias para los cooperativistas, se han cerrado restaurantes por supuestos delitos, una cooperativa de contadores que daba empleo a 300 personas, por las mismas razones, y se anunció mayores impuestos a la fuerza de trabajo empleada en las empresas privadas. A los usufructuarios con las nuevas regulaciones de agosto, se les obliga a asociarse a las empresas estatales, no sólo a las cooperativas, y continúa la prohibición del financiamiento privado que ahora será castigado con la pérdida de la tierra en usufructo.

Con relación al tercer tema, las webs independientes, la nueva política es reprimirlas como plataformas “enemigas” mientras que hasta el momento de filtrarse el video eran toleradas. Es cierto que el ataque a ellas comenzó desde abril de 2016, desde el blog de Iroel Sánchez, pero vista la reacción de numerosos intelectuales residentes en Cuba, parece ser que el video confirma que el supuesto debate ideológico sobre “el centrismo” no era un debate por iniciativa de voceros del Gobierno por “exceso de fidelidad” a la línea oficial, sino una orientación expresa de la máxima dirección del país. Hay una diferencia entre ser tolerado, aunque discutido, y otra muy distinta es ser catalogado oficialmente por la máxima dirección del país como una plataforma “enemiga”. La diferencia es notoria en el artículo de Roberto Veiga en Cuba Posible.

Si no se ha cerrado On Cuba Magazine sería exactamente el único hecho que no se ha aplicado hasta ahora de las represiones anunciadas. Monitoreo el sitio de On Cuba desde hace tiempo y nunca he detectado la agresividad contra el Gobierno cubano que declara Díaz-Canel.

Efectivamente, parece que el pago a los colaboradores, periodistas y profesionales ligados a empresas estatales es lo que ha desencadenado la intolerancia del Gobierno cubano, como lo indica también, el anuncio de próximos aumentos de impuestos a la fuerza de trabajo en el cuentapropismo.

La nueva línea política aplica la “solución del sofá” al éxodo de los profesionales al sector privado. En vez de subir el salario al sector profesional que se desempeña en el sector estatal, castiga al sector privado aumentando los impuestos sobre la fuerza de trabajo. Quizás en el caso de On Cuba, su dueño deba empezar a pagar en un futuro muy próximo, mayores impuestos por pagar a sus colaboradores. Intentar vivir con dignidad, mediante el trabajo honrado y mejor pago que el estatal resulta inadmisible para el Gobierno cubano. ¿Será esa la explicación de la agresividad de Díaz-Canel contra On Cuba?

Sería descabellado pedir a Antonio Rodiles que filtre la fuente que le proporcionó al menos parte del video en un contexto represivo como el cubano. No creo en la tesis que señala la filtración del video como una acción del Gobierno cubano para amedrentar a la “zona gris” de la opinión pública cubana, a los cuentapropistas y a los candidatos independientes a las elecciones parciales de octubre y facilitar así la sumisión.

El costo político de la difusión del video frente a Estados Unidos es el de reafirmar como positiva la política de Donald Trump frente a Cuba entre los gobiernos democráticos latinoamericanos y más ahora por su denunciada intervención en Venezuela. Las palabras de Díaz-Canel, devalúan la acción de los lobbys contra el embargo: no hay real apertura, a la Unión Europea le envía señales que reafirman la pertinencia de la Declaración adjunta sobre Derechos Humanos aprobadas por el Parlamento europeo en la medida en que no mejora el respeto a los derechos humanos en la Isla, para el resto de los analistas internacionales, periodistas, académicos e incluso los amigos del Gobierno evidencia un retroceso y la extinción de las esperanzas de reformas a corto plazo que de manera idílica propagandizó el Gobierno cubano.

En la relación costo-beneficio, el Gobierno cubano paga un costo político muy superior al beneficio de amedrentar a la opinión pública nacional y a los sectores atacados que son en la práctica los que están haciendo las reformas dentro de Cuba dentro de una legalidad difusa, regresiva y/o ausente.

Son estos actores los que han sido observados desde el exterior como evidencia de cambios. Atacarlos como “enemigos” confirman la regresión y les da fuerzas complementarias a los opositores cubanos de todos los signos ideológicos: Ustedes tienen razón, el sistema no es reformable.

Marlene Azor Hernández
Cubaencuentro, 30 de agosto de 2017.
Foto: Barack Obama y Raúl Castro durante una rueda de prensa conjunta en el Palacio de la Revolución de La Habana, el 21 de marzo de 2016. Tomada de Cubaencuentro.


jueves, 5 de octubre de 2017

Frustraciones, desgracias y videos



El disidente cubano Antonio Rodiles consumió su turno de réplica en El Nuevo Herald, algo que no suele concederse ni siquiera contra artículos tan disparatados como La victoria de Fariñas (16 de septiembre de 2016). Rodiles vino a rebatir a Jorge Dávila Miguel, quien había largado allí El misterioso video cubano de Rodiles y Díaz Canel, repicado en Cubaencuentro.

Al sostener que no sería breaking news por datar de febrero, pero sí por haberlo difundido Estado de SATS a través de YouTube en agosto, Rodiles subrayó que este video aclara “muchísimas interrogantes sobre la naturaleza del régimen castrista y sus perspectivas y visiones de futuro”. Así consumó la transición pacífica de breaking a fake news.

- Todas las interrogantes sobre naturaleza, perspectivas y visiones del castrismo quedaron ya bien aclaradas desde que Fidel Castro y su grupo político desovaron el Estado de corte totalitario con dictadura de partido único, ideología oficial (cualquiera que dicte ese partido), represión política, dirección centralizada de la economía y triple monopolio sobre las armas, los medios fundamentales de producción y los medios de comunicación masiva. Quien no haya estado claro hasta ahora perdió la conexión cubana.

- “Es la primera vez que en casi 60 años de castrismo se puede ver a un alto funcionario hablando sin tapujos o rodeos sobre la visión y actuar de él y del régimen en que milita”, afirma Rodiles, como si la memoria histórica de imagen y texto no mostrara a Fidel Castro y demás figuras de su grupo político exponiendo al descaro sus acciones y visiones y aun las entrañas del régimen. Lo que dijo Díaz-Canel en este video -y en otro sobre “qué hará el gobierno con la oposición en próximas elecciones”- obedece a pautas que Fidel Castro trazó hace rato. Para un buen resumen de ellas consúltese Biografía a dos voces, Debate, 2006, 369-422.

- "Este video desnuda no sólo a la figura de Díaz-Canel, que finalmente es un peón más, sino a toda esa campaña de reformismo y supuesta apertura”, añade Rodiles, pero Díaz-Canel siempre anduvo encuero como fiel peón del castrismo y este último nunca tapó que toda reforma y apertura jamás afectaría la esencia del régimen. Quienes se desnudaron ahora fueron los mismos cubanólogos que, tras la sirimba intestinal de Fidel, se arroparon con el raulismo para rasgarse después las vestiduras porque Raúl no resultó ser tan raulista como ellos querían.

- “Toda esa campaña era un acto más de ilusionismo para ir afincando la transferencia de poder dentro de la familia Castro”, puntualiza Rodiles, pero el ilusionismo radica más bien en reducir la dictadura de partido único a cosa de familia, como si algún hijo de Fidel o Raúl estuviera en el Buró Político. Esa falta de enfoque sistémico demuestra que Rodiles se opone a un régimen que aún no atina a comprender.

- “El castrismo, consciente de su fracaso y el hartazgo que provoca, sabe que focos supuestamente insignificantes pueden convertirse en el detonante de su colapso”, alega Rodiles, para repetir como comedia la trágica teoría guevarista del foco demoledor del viejo régimen. Por estar consciente de su fracaso, el castrismo está más empeñado que nunca en sobrevivir. Y el hartazgo de la gente opera más bien en contra de los foquitos de cambio de régimen, pues con la muerte de Fidel Castro la nación cubana quedó puesta y convidada para toda utopía. Nadie -ni Díaz-Canel u otro de su bandería, pero tampoco ningún opositor a la vista o fuera de ella- podrá volver a engatusar a eso que llaman pueblo, tal y como Rodiles no pudo hacerlo ni por asomo con aquel sinsentido de que “si todos marchamos, el miedo y la dictadura se acaban”.

- “Quienes desde las democracias justificaban la tolerancia hacia las violaciones del régimen, dentro y fuera de la Isla, quienes por supuestas razones de estabilidad y seguridad han hecho oídos sordos a nuestras denuncias, tendrán que aceptar que siempre serán catalogados como enemigos por la élite en el poder”. Tal es la lección que saca Rodiles del video, como si Estados Unidos y la Unión Europea hubieran tragado alguna vez la guayaba del socialismo con rostro humano. Ni Washington restableció relaciones diplomáticas con La Habana ni Bruselas abandonó la Posición Común por deslumbrarse con el castrismo ni por ganarse su aprecio, sino porque se convencieron de que no había alternativa política viable, tal y como había informado desde 2009 el jefe de la SINA. La oposición pacífica o cívica, disidencia o resistencia, data por lo menos desde que Ricardo Bofill empezó a colar, en 1976, denuncias hacia el exterior por la fisura -Reinaldo Bragado dixit- del régimen: los derechos humanos. Jamás ha logrado apoyo popular significativo y la política es asunto de masas y de inmediatez.

- “Quienes deseamos un cambio real en Cuba, debemos tener al menos vergüenza”, concluye Rodiles. Sólo que no tiene mucha eso de titularse actor político sin tener partidarios ni siquiera en el barrio y andar por ahí pidiendo a Washington, como si se gozara de estado de beligerancia, que arrecie el bloqueo, para remachar con que la oposición tendría la misión sublime de “explicar al pueblo el objetivo político de medidas que podrían afectarlos directamente”, esto es: repetir como comedia la cantaleta trágica del castrismo: sacrificarse hoy por un porvenir luminoso.

Coda

Los videos de Díaz-Canel son irrelevantes para el anticastrismo. No explican nada nuevo, simplemente porque el castrismo está más que explicado. El problema siempre ha sido cómo salir de él. Sí son relevantes los videos que muestran a Rodiles abordando este problema, porque demuestran que así jamás podrá resolverlo.

Arnaldo M. Fernández
Cubaencuentro, 30 de agosto de 2017.

Foto: Antonio Rodiles. Tomada de Cubaencuentro.

Nota: Este video se subió a YouTube por Estado de SATS y mereció nota informativa en El Nuevo Herald el martes 29 de agosto de 2017. La ignorancia sobre el tema se aprecia en este pasaje de la nota: “Si bien en Cuba no existe voto directo para elegir a los diputados de la Asamblea Nacional ni al presidente del país, las próximas elecciones generales -que comenzarán en octubre y concluirán en febrero- han generado gran interés”. Desde 1992, los diputados se eligen por voto directo en distritos electorales y esos diputados eligen seguidamente al Presidente (de los Consejos de Estado y de Ministros). Estas elecciones generales tienen lugar cada cinco años, en febrero, mientras que las elecciones convocadas para octubre son de otra índole (parciales o municipales) y se celebran cada dos y medio para elegir a los delegados a las asambleas municipales.

lunes, 2 de octubre de 2017

El misterioso video de Rodiles y Díaz-Canel



Un nuevo video recorre Miami. Es sobre Miguel Díaz-Canel, vicepresidente cubano; impactó la pasada semana todo el ciclo noticioso y llegó hasta Fox News. Lo subió al YouTube el famoso opositor cubano Antonio Rodiles, viajero incansable, autor intelectual de esa noticia y también introductor de Díaz-Canel en dicho video.

Rodiles no solo introduce al Vice, sino que lo interpreta, lo analiza, y hasta lo vaticina. Encuentra pruebas alarmantes, como de última noticia, de que el político cubano ¡no es un reformista!, y lo revela al mundo. Vive Dios. La audiencia se horroriza, aunque complacida, de que Díaz-Canel no sea lo que alguna gente -sabe Dios con qué razón o especulación rampante- se habrá imaginado. ¿Cómo podría serlo un comunista convencido que lleva ya cuatro años y meses escogido por Raúl Castro?

Pero debe subrayarse algo: el video es viejo, no hay última noticia. Tanto a Rodiles como a muchos de los informadores que se hicieron eco se les olvidó subrayarlo: “viejo”. No fue un descubrimiento, un breaking news, una primicia, algo sensacional que una vez más demostraría la barbarie castrista. Porque desde julio el video circulaba por La Habana donde Rodiles lo habrá copiado para debutarlo con toda picardía y gloria ahora en el YouTube.

Filmado hace seis meses, concretamente el día 13 de febrero de este año en la Escuela Superior de Cuadros del Estado y del Gobierno (que todos serán miembros del Partido Comunista) durante un seminario espartanamente titulado El Trabajo Político Ideológico en las Condiciones Actuales, en el video Díaz-Canel ataca a la plataforma informativa On Cuba Magazine, propiedad de una compañía basada en Miami y la cataloga de “muy agresiva contra la revolución” [a la que] “vamos a cerrar”. “Vamos a cerrar esta plataforma digital y que venga el escándalo. Que digan que censuramos, está bien. Todo el mundo censura”, dice Díaz-Canel en un video que dura unas tres horas.

Y no es que las fechas vayan a cambiar las palabras, sino que -como todos los colegas de la prensa debíamos de saber perfectamente- para informar es bueno no solo decir el cómo, el dónde y hasta el porqué, sino también cuándo suceden los hechos, sobre todo en este caso.

En este caso es importante. Porque cuando en Miami se escuchan las palabras del vicepresidente cubano, arremetiendo contra plataformas de prensa “contrarrevolucionarias” como sería el caso de On Cuba, lo que la gente lógicamente se imagina es que la van a cerrar mañana mismo, al igual que a otras plataformas o medios de prensa, como 14 y Medio o Cuba Posible. Y muchos esperan gozosos para demostrarse una vez más que allá “todo es siempre así”, a través de eternos ciclos noticiosos.

Pero si uno se entera de que eso fue hace seis meses, durante los cuales On Cuba no solo ha seguido trabajando, sino que, al mes siguiente de las amenazantes palabras de Díaz-Canel, en el mes de marzo, le renovaron su acreditación oficial como medio de prensa, la conclusión sería diferente. Por ejemplo: “mira lo que dijo Díaz-Canel y no ha pasado nada”. Aunque claro, entonces no habría habido noticia, ni los activistas ideológicos habrían tenido su festín y sería obligado plantearse otras interrogantes, como por ejemplo cómo funcionan las estructuras de poder cubanas, más allá del consabido concepto de que son un simple sultanato.

Mañana podrán cerrar cualquiera de esos medios, pero desde hace seis meses no ha sucedido -ése es el hecho- a pesar de que Díaz-Canel lo aseguró. Y ese ángulo también podría haber sido noticia de haberse divulgado la fecha correcta: cómo un vicepresidente cubano hace tales afirmaciones, incluso hablando en plural como si ya todos en el Gobierno estuvieran de acuerdo, y todavía no ha pasado nada. Pero a lo mejor es un asunto complicado, escabroso y no muy ventajoso de tratar en los ciclos noticiosos locales.

Y todavía quedan otras preguntas noticiosas: ¿Quién filtró el video? ¿Hay quien se atreva a hacer eso dentro de un circulo oficial tan cerrado? Y ¿con qué interés? ¿Querría el aspirante a la presidencia de Cuba -porque es técnica y realmente solo eso, solo un aspirante- mostrar notoriamente su verticalidad a quiénes vayan a decidir? ¿Lo habrá filtrado alguien precisamente para mostrar cómo Díaz-Canel amenaza y no cumple, “amaga y no da”? Ah, los políticos, los leakers y los periodistas.

Jorge Dávila Miguel
Cubaencuentro, 28 de agosto de 2017.
Foto: Antonio Rodiles y Miguel Díaz-Canel, composición fotográfica tomada de Cubaencuentro.

Ver las respuestas en video de Antonio Rodiles a Díaz-Canel: Primer capítulo; Segundo capítulo y Tercer capítulo y final.