lunes, 24 de febrero de 2025

El totalitarismo cubano en fase terminal (II y final)


La sociedad civil —entramado de asociaciones autónomas respecto al Estado—, dotadas de espacios públicos, medios de expresión, libertades y derechos, es un instrumento de participación ciudadana y un sólido vínculo de las personas con su nación.

En Cuba, la sociedad civil ha sido desmontada sistemáticamente.

En cumplimiento del Pacto del Zanjón, España implantó en Cuba las libertades de imprenta, reunión y asociación. De ellas surgieron partidos políticos, asociaciones cívicas y órganos de prensa, que refrendados en la Constitución de 1901 desempeñaron un papel decisivo en el derrocamiento de la dictadura de Gerardo Machado, el reconocimiento de la autonomía universitaria, la derogación de la Enmienda Platt, el diferencial azucarero, la legislación laboral más avanzada de nuestra historia (el Decreto 798) y la Constitución de 1940, entre otros resultados.

Esa sociedad civil tuvo dos respuestas ante al golpe militar de marzo de 1952, una cívica y otra insurreccional. La primera la encabezó la Sociedad de Amigos de la República (SAR), que luchó por el restablecimiento de la Constitución de 1940 y la celebración de elecciones para formar un gobierno que ofreciera garantías a las partes. La segunda la lideró Fidel Castro con el asalto armado al cuartel Moncada.

La respuesta de Batista, convocando elecciones para 1954 y amnistiando a los presos políticos, incluyendo a los asaltantes del cuartel Moncada, fue calificada de farsa. En noviembre de 1955 Fidel Castro declaró "seremos libres". En agosto de 1956, él y José Antonio Echeverría firmaron la "Carta de México", en la que declararon que era hora de que los partidos políticos y la SAR cesaran en "el inútil esfuerzo de implorar soluciones amigables". El 26 de octubre de 1956, el Directorio Revolucionario ultimó a balazos al coronel Antonio Blanco Rico, jefe del Servicio de Inteligencia Militar; el 2 de diciembre desembarcó el yate Granma con 82 expedicionarios armados; y el 13 de marzo de 1957 el Directorio atacó el Palacio Presidencial.

Teniendo en cuenta la pluralidad de las fuerzas que enfrentaban a Batista, el jefe Nacional de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio (M-26-7), Frank País García, propuso a Fidel Castro contactar a figuras políticas para formar un Gobierno Provisional. Con ese fin se reunieron en la Sierra Maestra (Julio de 1957) con Raúl Chibás, presidente del Partido Ortodoxo, y Felipe Pazos, expresidente del Banco Nacional de Cuba, con quienes suscribieron el "Manifiesto al Pueblo de Cuba", en el que se proclamó crear un Gobierno Provisional Revolucionario, donde participarían figuras que no tenían que haberse declarado insurreccionales.

Tres meses después, Pazos y Chibás suscribieron el "Pacto de Miami" con organizaciones del exilio, el cual fue rechazado por Fidel Castro con la creación del Frente Cívico Revolucionario "Pacto de Caracas", que designó a José Miró Cardona como Coordinador y a Manuel Urrutia Lleó como presidente provisional. En mayo de 1958, en la Sierra Maestra, se acordó aplicar una política de mando único, centralizada en la figura de Fidel Castro como comandante en jefe de todas las fuerzas revolucionarias.

En enero de 1959, Manuel Urrutia, en su condición de presidente, ratificó a Fidel Castro como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y en el primer gabinete gubernamental Miró Cardona ocupó el cargo de primer ministro.

Comenzó entonces la concentración del poder. Los mandatos de gobernadores, alcaldes y concejales fueron extinguidos, los órganos judiciales disueltos, los magistrados y jueces separados y la división de poderes erradicada. El 7 de febrero se sustituyó la Constitución de 1940 por los estatutos constitucionales conocidos como Ley Fundamental de la República, que confirieron al primer ministro las facultades de jefe de Gobierno y al Consejo de Ministros las funciones del Congreso.

Varios dirigentes del M-26-7 propusieron a Fidel Castro sustituir a Miró Cardona en el premierato, lo cual aceptó con la condición de dirigir la política general del Gobierno y despachar con el presidente de la República los asuntos administrativos. Para ello se modificó la Ley Fundamental.

El 16 de febrero, desde el nuevo cargo, Castro sustituyó a los ministros provenientes del movimiento cívico, y en junio, con su renuncia, forzó la dimisión del presidente Urrutia.

Controladas las riendas del poder, llegó el turno a las organizaciones políticas. Desaparecidos los partidos políticos tradicionales quedaron las fuerzas revolucionarias: Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR-13M), Partido Socialista Popular (PSP) y M-26-7.

La primera, el DR-13M, después de la fallida ocupación del Palacio Presidencial, la Universidad de La Habana y la Base Aérea de San Antonio de los Baños se desintegró para convertirse en una organización política. La segunda, el PSP, en su octava asamblea nacional, en agosto de 1960, quedó lista para su disolución. Finalmente, las tres se unieron en marzo de 1962 en las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), con Aníbal Escalante como secretario de Organización.

Ese mismo mes, Escalante, acusado de sectarismo, fue separado y Fidel Castro asumió como primer secretario. En 1963 las ORI se convirtieron en el Partido Unido de la Revolución Socialista, el que en 1965 asumió el nombre de Partido Comunista de Cuba, con Fidel Castro como secretario general.

Los movimientos juveniles del M-26-7, PSP y DR-13-M se unieron a la Asociación de Jóvenes Rebeldes, la que en abril de 1962 se renombró como Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). La autonomía universitaria desapareció y la FEU quedó subordinada al poder. La CTC fue sustituida por la Central de Trabajadores de Cuba Revolucionaria y en su X Congreso (noviembre de 1959) su secretario general, David Salvador, expresó que los trabajadores no habían ido a ese evento a plantear demandas económicas, sino a apoyar a la Revolución. Ante tal afirmación, Emilio Máspero, observador del Movimiento Social Cristiano en el evento, preguntó ¿cuál es entonces el proyecto de los trabajadores?, a lo que David Salvador respondió: "Lo que diga el comandante".

Las múltiples asociaciones de mujeres fueron desplazadas por las asociaciones revolucionarias agrupadas en la Unidad Femenina Revolucionaria, la cual en agosto de 1960 se convirtió en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). En octubre de 1960, un total de 44 organizaciones de empleadores fueron eliminadas. La prensa, con decenas de órganos escritos, radiales y televisivos fue intervenida y estatizada. La enorme red de cines particulares se puso bajo control del Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC), y se creó la Imprenta Nacional que monopolizó la edición de libros.

Ese proceso fue blindado en junio de 1961 en el Primer Congreso de Escritores y Artistas de Cuba, donde Fidel Castro trazó los límites de la libertad que deberían seguir los intelectuales y todos los cubanos: "dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada".

En el totalitarismo resultante del proceso descrito desaparecieron la sociedad civil y el ciudadano, y se borró la memoria histórica. Un hecho lo ilustra: las últimas elecciones libres celebradas en Cuba fueron las de 1948. En ellas, para ser elector, había que tener 21 años de edad; por tanto, los últimos cubanos que participaron de esa experiencia ciudadana fueron los nacidos en 1927; si algunos de ellos aún viven, tienen hoy 97 años.

Esa pérdida de la memoria histórica se dimensiona con que la mayoría de los cubanos, desconocedores de la política y de su función social, inmersos en la sobrevivencia, hemos contribuido inconscientemente al control del Partido-Estado-Gobierno.

La enseñanza de lo ocurrido indica que las libertades y los derechos fundamentales, son condiciones necesarias, pero no suficientes, para impedir el retroceso de la historia. Por ello, aunque el totalitarismo se encuentre al borde del colapso, se requiere de un exorcismo cívico para establecer la relación entre la situación actual y la cuota de corresponsabilidad que nos corresponde a todos, pues la del Gobierno no ofrece dudas.

El cambio se producirá con o sin la voluntad gubernamental, pero para que sea positivo, depende de la decisión de los cubanos de participar en los destinos de su nación.

Dimas Castellanos
Diario de Cuba, 10 de enero de 2025.

lunes, 17 de febrero de 2025

El totalitarismo cubano en fase terminal (I)

 


Cuba se aboca a un hecho trascendental. El sistema totalitario cubano está en fase terminal. Su colapso es inevitable.

Para que el retroceso sufrido y el daño ocasionado al país por ese sistema no se repita, se precisa una reflexión crítica y colectiva, una especie de exorcismo cívico, que permita establecer la relación entre la situación actual, las causas que la engendraron y la corresponsabilidad de cada cubano en lo acaecido, como premisa de la recuperación del ciudadano y de la nación.

Síntomas indicativos de la fase terminal

1) En el IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el 13 de diciembre de 2024, su primer secretario, Miguel Díaz-Canel planteó: "Transitamos por un momento muy duro, prácticamente vivimos al día. Son muchas las quejas del pueblo, justas, por la demora o fragmentación de la canasta familiar normada, la distribución de la leche, el pan, el gas licuado y los medicamentos". Para superar ese momento, propuso mantener las cuatro prioridades del año anterior: 1- fortalecimiento de la unidad, 2- perfeccionamiento de la labor político-ideológica, 3- corrección de distorsiones negativas y reimpulsar la economía, y 4- atención a las desviaciones y tendencias negativas presentes en la sociedad cubana.

Por su parte, el primer ministro, Manuel Marrero, se refirió a la poca participación de la producción nacional en los productos que se distribuyen por la canasta familiar normada, el bajo aprovechamiento de las capacidades instaladas para productos industriales y resumió que no se alcanzaron los resultados esperados, incluyendo la zafra azucarera, en la que se reiteraron incumplimientos.

2) Unos días después, en la Asamblea Nacional del Poder Popular, se informó de los incumplimientos en el níquel, el ron, la langosta, los servicios, las viandas, carnes y hortalizas. El turismo se cumplió al 76%, las comunicaciones al 84%, la producción de acero fue nula, la de cemento 43,2% y la madera 17,5%.

3) El plan de la presente zafra es producir unas 300.000 toneladas de azúcar, de las cuales piensan exportar 30.000. Para aquilatar lo que eso significa, basta decir que solo el consumo nacional requiere de 400.000 toneladas, un resultado bochornoso, pues en 1851 se produjeron 365.843 toneladas y en 1952 se llegó 7.298.023. En cuanto a la venta, en 1801, hace 224 años, se exportaron 33.352 toneladas —como señaló Manuel Moreno Fraginals en El ingenio, complejo económico social cubano del azúcar—, y en 1960, solo para Estados Unidos se facturaron 1,9 millones de toneladas, 63 veces más que la que se proyecta producir en 2025.

4) Debido a incumplimientos en los pagos, las afectaciones en la energía eléctrica promedian entre 1.400 y 1.500 MW diarios; de las ocho patanas contratadas a Turquía solo permanecen tres, a ello se unen las limitaciones para el funcionamiento de los grupos electrógenos por falta de créditos.

5) El Decreto-Ley 46 de 2021, que autorizó a las MIPYMES a importar y exportar mercancías de forma mayorista, fue derogado por la Resolución 56 del Ministerio de Comercio Interior. De ahora en adelante, para realizar esa actividad, las MIPYMES tienen que actualizar la licencia comercial y realizarla mediante entidades estatales.

6) El ministro de Turismo dijo que no se cumplirá la meta de tres millones de visitantes extranjeros antes de iniciar la temporada alta 2024-2025. El economista Emilio Morales reveló que entre enero y octubre de 2024 el arribo de turistas cayó un 48,23% en comparación con el mismo período de 2019, la ocupación hotelera se encuentra en un 25% y los ingresos del sector han descendido de 3.185 millones de dólares en 2019 a 1.216 millones en 2023.

7) En noviembre de 2024, en la reunión del Consejo de Defensa Nacional, el ministro de la Construcción, René Mesa Villafaña, informó que el daño preliminar de los huracanes y los sismos fue de 46.400 viviendas. Mientras, el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, reconoció que, de huracanes anteriores, existen personas que aún permanecen en Facilidades Temporales (eufemismo para designar las construcciones para no dormir a la intemperie en un corto plazo de tiempo).

A ello se añade que entre 2002 y 2004 los huracanes Isidore, Lili, Charley e Iván dañaron más de 98.000 inmuebles. En 2005 el huracán Dennis afectó otras de 500.000, y en 2008 los huracanes Fay, Hanna, Gustav e Ike dañaron y/o derribaron otro medio millón de viviendas. La suma de esos perjuicios es superior al déficit que existía en 1959, cuando en La Habana era de 27.000 viviendas (el 67.5% del déficit nacional), que era de unas 40.000. Y ninguno de los planes de construcción elaborados por el gobierno revolucionario de 1959 al presente se cumplió. Actualmente las cifras apenas rebasan las 30.000 anuales.

8) En las reuniones de rendición de cuenta de los delegados en sus circunscripciones los planteamientos más reiterados fueron: el abasto de agua, la reparación de redes hidráulicas, la necesidad de disminuir los precios de los productos alimenticios, el abastecimiento en la red de comercio minorista, la reparación de viales, el transporte público, la recogida de desechos sólidos, el programa de construcción y reparación de viviendas y la situación electroenergética.

9) Un reflejo de las insuficiencias citadas es que la canasta familiar normada del mes de diciembre sólo incluía leche para niños y dietas crónicas, completar el arroz de noviembre, distribuir dos libras de azúcar por consumidor, granos pendientes de meses anteriores, sal, aceite y pollo para menores de 13 años y mayores de 65, y dietas.

10) Otro reflejo ha sido el intento de detener las actividades delictivas mediante medidas represivas. En una semana se realizaron 606.303 inspecciones, en las que se detectaron 357.489 violaciones para un 59% de las realizadas; se impusieron 371.333 multas por más de 980 millones de pesos, se realizaron miles de ventas forzosas y se cerraron 3.522 establecimientos.

Resumiendo.- Los diez ejemplos citados, entre otros muchos, corroboran la inevitabilidad del colapso. La Tarea Ordenamiento, la corrección de distorsiones para impulsar la economía, la resistencia creativa, la bancarización, y otros artificios en la esfera de la circulación, soslayando la esfera productiva, han estado dirigidas a conservar el monopolio estatal, la economía centralizada y el poder político, factores determinantes del decrecimiento del Producto Interno Bruto, la incapacidad financiera para sostener servicios básicos como la electricidad, el agua, el transporte, la vivienda, la alimentación y la salud, la generalización de la pobreza de marcadas desigualdades sociales, del delito, de la violencia, del hastío del pueblo. Todos ellos trillaron la senda hacia la fase terminal del totalitarismo cubano.

Las reformas que la realidad de la nación demanda requieren de un análisis crítico para esclarecer la auto responsabilidad de cada cubano —la del Gobierno es harto conocida—, como requisito para recuperar y consolidar la condición del ciudadano como agente activo en los asuntos de su nación.

Dimas Castellanos
Diario de Cuba, 4 de enero de 2025

lunes, 10 de febrero de 2025

Goebbels en La Habana

 


La maquinaria propagandística del Gobierno cubano está inspirada inequívocamente en las enseñanzas del terrible ministro nazi Joseph Goebbels. Sus palabras resuenan en mi cabeza como una declaración del carácter de la Revolución cubana: “La burguesía tiene que ceder ante la clase obrera... Lo que esté a punto de caer debe ser empujado. Todos somos soldados de la revolución. Queremos la victoria de los trabajadores sobre el sucio lucro. Eso es el socialismo” (citado en Doctor Goebbels: Su vida y su muerte).

Los eslóganes de la Ñico Lopez son un calco discursivo de Goebbels. Los aportes de este en materia de propaganda hermana al socialismo cubano con el nacionalsocialismo alemán. Siempre saltarán los dolidos rechazando las similitudes entre el régimen nazi y el cubano, pero jamás podrán escapar de las palabras de Goebbels, tan ferviente socialista como promotor de la eugenesia para el “hombre nuevo”.

Mientras se preparaba para el dominio de Alemania en 1926, anotaba en su diario la siguiente retahíla demagógica: “Ser socialista significa dejar que el ego sirva al prójimo, sacrificar el yo por el todo. En su sentido más profundo, socialismo es igual a servicio”. Es tal la paridad que cualquiera confundirá sus palabras con un discurso de Che Guevara.

Es necesario revisar los principios de la propaganda de Joseph Goebbels para entender cómo el régimen cubano usa los mecanismos nazis contra el pueblo cubano y sus díscolos librepensadores.

Principios para una revolución

Principio de enemigo único y contagio: Para la Revolución, no hay numerosos adversarios, hay uno solo que se manifiesta de diversas formas. El imperialismo siempre está vinculado a los disidentes; no importa que no existan pruebas. Si estás en contra, eres un “gusano” al servicio del imperialismo. La imagen del cubano gusano no es casual, fue una de las muchas usadas por los nazis para representar al judío, despersonificarlo y luego ejecutarlo en masa sin remordimientos. Es tan enemigo de la Revolución el periodista independiente, el deportista que huye, el médico que abandona una misión o el ciudadano que exige intervención humanitaria en momentos de crisis. Los que se atrevan a contradecir estarán en el mismo saco.

Principio de la transposición: Goebbels recordaba que para una propaganda efectiva es necesario “hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores y hacer que [los] simpatizantes se lo repitan en todo momento…”. Todos los errores y tendencias negativas del régimen y los fracasos de reordenamientos pasados, presentes y futuros son culpa del imperialismo, mafias y traidores. Para la propaganda la corrupción, el descaro, la incoherencia y las malas decisiones que toman a diario no son, ni pueden ser, culpa de ellos.

Principio de la exageración y desfiguración: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en una amenaza grave. El país se cae, la basura rebosa, la gente pasa hambre, pero la noticia en los medios oficiales son los intentos de invasión en una moto acuática de dos peligrosos contrarrevolucionarios que intentan acciones terribles contra Cuba. Tienen mecanismos muy bien engrasados para historias de este tipo, que deben ser creídas por inverosímiles que sean.

Principio de la vulgarización: “Toda propaganda debe ser popular”, si tienen hambre promete pollo a lo grande y si es un avestruz pues mucho mejor. Diga idioteces adorables, los medios lo aguantan todo y las masas eventualmente lo perdonan. Democratizar la bobería es una garantía de efectividad comunicativa, adaptando la comunicación política al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. “Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”, decía Goebbels.

Principio de orquestación: La propaganda debe ser como una canción pegajosa de verano: pocas ideas, repetidas hasta el cansancio, desde todos los ángulos posibles, pero siempre apuntando al mismo estribillo al estilo conga: “Oye yo soy Fidel”, “Somos continuidad”, “Cuba avanza y eso les duele”. Repetir cosas sin sentido práctico pero con aires de seguridad. De aquí surge la célebre frase: “Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad”, en la mente de las personas. Por eso insisten en que el socialismo del PCC es viable, solo que, claro, no los dejan. ¡Qué conveniente!

Principio de renovación: Es vital emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a tal ritmo que, para cuando el adversario responda, el público ya esté interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca deben poder contrarrestar el creciente tsunami de acusaciones. Para esto, el régimen toma medidas y contramedidas permanentes con la promesa de que todo mejorará, que ahora sí construirán lo que nunca han construido. Y, vaya si son efectivos: llevan con el mismo cuento casi siete décadas y todavía hay quien se traga el tabaco como el primer día. Basta con comparar los eslóganes de Granma de los años 60 y 80 del siglo pasado con los actuales. Es la misma melodía, solo que ahora con un par de notas desafinadas más.

Principio de la verosimilitud: Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias. Echan mano a las frases de sus aliados de tal o cual país, de intelectuales fieles, de medios de prensa como Telesur que responden a su misma agenda política. Así que si el NTV cita a un medio en apariencia extranjero, o un amiguito extranjero del régimen, o ponen a los cada vez menos artistas españoles que tienen en su nómina, pues todo parece más real y llegan a convencer a muchos de que el primer mundo está peor que Cuba y que en la Mayor de las Antillas hay un oasis de prosperidad.

Principio del acallamiento: Callar sobre las cuestiones de las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, también contra programando con la ayuda de medios de comunicación afines. En especial, negar todo derecho a réplica y negar el acceso de criterios divergentes en los espacios partidistas a los que llaman medios públicos.

Principio de la transfusión: Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas. Ponen a unos cubanos contra otros, manipulan la historia y llevan el tema al plano confrontativo entre nación y colonialismo. Sobre esa línea desarrollan la mitología castrista y su épica lucha contra un imperialismo dispuesto a atacar en cualquier momento. Aunque el Ejército cubano no tiene capacidad militar para un choque frontal con Estados Unidos, siendo evidente el atraso tecnológico, aun así convocan a maniobras ridículas para mantener activa la inminencia del mito de la invasión o la idea de plaza sitiada.

Principio de la unanimidad: Llegar a convencer a mucha gente que piensa “como todo el mundo”, creando la impresión de unanimidad. La falsa unanimidad, el promulgar que toda Cuba es comunista, fidelista, y quien no lo sea es porque es un ex cubano, un apátrida, un lacayo, un cipayo y todos los apelativos que promueve la propaganda. Y esta práctica se extiende a las estructuras del Estado, donde no hace falta elegir a un presidente entre varias opciones y proyectos si con ratificar al candidato impuesto a dedo por el partido único ya es suficiente. De la misma manera se aprueban las leyes y, cuando fracasan las implementaciones, no hay nada que temer porque hay enemigos a los que culpar.

Epílogo.- Los principios de Goebbels han encontrado en el régimen cubano una extensión natural. La propaganda es el oxígeno de la Revolución, y mientras resuene la consigna de que el hambre y la miseria son culpa del enemigo, el espíritu del ministro nazi seguirá paseando por las calles de La Habana.

¿Qué es la Revolución cubana sino la más perfecta encarnación de las palabras de Goebbels, sacrificando el yo por el todo, condenando a generaciones enteras al servicio de una mentira repetida mil veces? Mientras exigen sacrificios al hambriento, ellos viven como príncipes.

Rolando Gallardo
14ymedio, 5 de enero de 2025.

lunes, 3 de febrero de 2025

El castrismo pretende colonizar Miami

 

El reguetonero cubano Oniel Ernesto Columbié Campos (La Habana, 1997), más conocido por Bebeshito, el sábado 28 de diciembre se bajó de un van en las inmediaciones del Pitbull Stadium vestido con pulóver y pantalón negro, collares de cuentas blancas y debajo de una gorra de los New York Yankees, un pañuelo con un diseño parecido a la kufiya palestina.

En el campus, alrededor de 20 mil fanáticos, la mayoría compatriotas llegados en sucesivas oleadas migratorias después de 2015, aplaudían a rabiar a su ídolo que salió al escenario con una bandera cubana sobre el cuello. Probablemente el músico desconozca que por usar la bandera en la vía pública, el artista disidente Luis Manuel Alcántara fue detenido.

Más allá de los puristas del arte que ven con ojeriza al género urbano, por sus textos vulgares y estribillos pegajosos, el concierto fue un éxito. Hubo un momento del recital donde el público, comenzó a corear "sufre Otaola", en alusión a Alexander Otaola, el influencer cubano, tenaz inquisidor de los negocios del castrismo y sus cómplices afincados en la Florida.

En las redes sociales, un venezolano creía que Otaola “era un sanguinario sicario del régimen de Díaz-Canel”. Y le llamó la atención que en ningún momento el público gritara libertad, condenara a la dictadura o reclamara la excarcelación de los presos políticos. Numerosos exiliados cubanos piensan igual.

El tema tiene diversas aristas. Los primeros compatriotas que llegaron a Miami eran desterrados. Fidel Castro les había confiscado sus propiedades, les había fusilado a sus padres, hermanos, hijos o condenados a largos años de prisión. Muchos eran opositores y conspiradores que enfrentaron a la dictadura clandestinamente o con las armas. Perdieron esa batalla. Pero desde su exilio en la Florida, juraron regresar con la bandera a una Cuba libre.

Cuando llegaron a Miami, las vacas pastaban en potreros, en terrenos hoy repletos de rascacielos. Algunos aterrizaron en Estados Unidos con 20 dólares en el bolsillo, sin ayudas federales y trabajaron muy duro para salir adelante. Nadie les regaló nada.

Mujeres y hombres ya octogenarios que pueden ser tildados de intransigentes y desconfiados. Pero con un patriotismo a prueba de bombas. Mientras los nuevos emigrados te llevan a comprar en Best Buy o conocer Disney World, la primera generación de exiliados te muestra el Museo de la Diáspora Cubana o conducen cuatro horas hasta Tampa para que conozcas la vieja factoría de tabaco donde el prócer José Martí recogía dinero para la guerra necesaria contra el colonialismo español.

En mis viajes a Estados Unidos he conocido posturas diferentes. Los que llegaron en el mismo 1959 y en las décadas de 1960-1970, orgullosamente se llaman exiliados. Se les humedecem los ojos cuando hablan de Cuba. También la emoción invade a los que sufrieron el presidio político o fueron disidentes, activistas y periodistas independientes reprimidos en Cuba y a Miami llegaron mucho después.

Como mi amigo, el poeta Raúl Rivero, que nunca pudo regresar a su terruño en Morón. Murió en el exilio, el 6 de noviembre de 2021. La última vez que lo vi, en 2016, le regalé un tabaco de Vueltabajo. No podía fumar por su enfermedad, pero lo guardó en su bolsillo: quería olerlo y sentir su patria más cerca.

Es por lo que un porcentaje de cubanos son exiliados y otros simples emigrados, aunque todos huyeron del manicomio ideológico, la miseria socializada y la falta de futuro. Los más comprometidos con la democracia en Cuba no visitan la Isla, a otros la dictadura los tiene en su lista negra. Y hay quienes viajan de vacaciones con su familia a hoteles de GAESA y no les hace asco hacer negocios con empresas del régimen.

Quienes apuestan por la democracia y la libertad de Cuba llaman abiertamente dictadura al gobierno de La Habana. No se andan con medias tintas. Unos cuantos emigrados critican al castrismo en voz baja. Justifican su posición porque ‘tienen familia en Cuba’ o ‘no se meten en política’.

A artistas, ya sea Ana de Armas o Bebeshito, el exilio les reclama una postura política definida. Pero dan la callada por respuesta. La actriz, además, es la actual pareja del hijastro de Miguel Díaz-Canel, puesto a dedo por Raúl Castro. Si ellos tienen derecho a mantenerse al margen de la realidad de su país, también los exiliados políticos y los periodistas independientes tienen derecho a criticar sus ambigüedades.

No pocos admiradores de Bebeshito han comentado que esas campañas en su contra demuestran intolerancia y envidia de un sector del exilio. No lo creo. Los cubanos suelen estar orgullosos de los éxitos de sus compatriotas. Lo que molesta es su tibieza política, no identificar al gobierno de Cuba como lo que es, una dictadura.

Por adoctrinamiento, temor o ignorancia no asocian que las penurias sufridas desde que nacieron han sido causadas por el 'socialismo' fidelista. Y casi todos emigran para ganar mejores salarios, tener comida y poder comprarse un auto y una casa.

No culpan al régimen por emigrar. Los exiliados les suelen decir 'emigrados de pan con bistec'. No es el caso de los reguetoneros. Unos llegan con dinero suficiente y contratos jugosos que les permite adquirir una casa cuando arriban a Estados Unidos.

Mientras raperos como Los Aldeanos, críticos de la dictadura, no han tenido demasiado éxito en la capital del exilio, reguetoneros como Bebeshito, con apenas tres meses en Miami, triunfan a la primera de cambio. Otros, cuando merma su éxito, viajan a La Habana a cantar en bares de parientes o testaferros del régimen que les permite ganar cinco o diez mil dólares en una noche.

Por eso hacen silencio y no condenan a la dictadura. Se escudan en el pretexto de que en la Isla está su público. Pero ocultan la verdad. No regresan a Cuba a cantar gratis en la Plaza Roja de La Víbora o a la plazoleta Menocal en Arroyo Naranjo. No. Vienen a cantar en centros nocturnos que cobran hasta cien dólares por sus conciertos y que sus fans de barrios negros y pobres no pueden pagar.

El régimen castrista ha iniciado una operación para seducir a los músicos urbanos. No es un plan secreto. El propio Díaz-Canel lo expresó durante una intervención en el X Congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas, cuando propuso sumar el reguetón a “la política cultural de la revolución”.

Los hábiles operadores políticos de la dictadura han diseñado estructuras y empresas de personas, supuestamente apolíticas o neutrales, que abundan en el entorno de los reguetoneros. Se les invita a cantar en conciertos de verano en hoteles administrados por empresas militares o en bares cuyos propietarios están emparentados con la dictadura, como Sandro Castro, conectado con músicos como Bebeshito.

Es lo que explica el mutismo y el temor de gritar libertad, para no incomodar al régimen. Desde hace veinte años, el reguetón es un fenómeno de masas en la Isla. El gobierno siempre ha sospechado de los movimientos independientes del Estado. Grupos como Porno para Ricardo, Los Aldeanos y Raydel Escuadrón Patriota eran muy críticos con la dictadura. Siempre fueron censurados. Nunca tuvieron un espacio para actuar y eran vigilados por la policía política.

El reguetón, en cualquiera de sus variantes, incluyendo el reparto, también surgió en los barrios. Recuerdo que a principios del año 2001, jóvenes como El Micha o Elvis Manuel cantando en 'bonches', como se le llamaban a las fiestas, en Mantilla o un cine reconvertido en teatro, por la barriada habanera de La Palma.

Todos ellos, en determinados momentos, estuvieron censurados en Cuba. Chocolate incluso estuvo preso por una riña con policías. Es uno de los reguetoneros que en voz alta ha criticado a la dictadura. Otros como Bebeshito o el difunto Taiger, han preferido callar. No estoy de acuerdo con la postura de que la cultura no es política.

Cuando se vive en una dictadura todo es política. El régimen la usa para su beneficio. Sin importar si son niños de compañías artísticas como La Colmenita o un acosador sexual como el trovador Fernando Bécquer. No se debe ni se puede ser ingenuo.

Si usted siente miedo de gritar libertad en un estadio de Miami, no necesariamente significa que respalde a la dictadura. Pero gritar "sufre Otaola" es un triunfo para el régimen que te forzó a emigrar. Se puede estar de acuerdo o no con el influencer camagüeyano, pero Otaola no es el enemigo.

Iván García
Foto: Raúl Rivero e Iván García en una cafetería de Miami el 17 de septiembre de 2016.