viernes, 9 de enero de 2015

Cuaderno de viaje (III): La Universidad de La Jolla



La Universidad de California en San Diego (UCSD), es un campus de considerables proporciones en el distrito de La Jolla, un suburbio de clase media alta no muy lejos del mar Pacífico.

Se encuentra en la periferia de San Diego, a media hora en auto de la parte vieja de la ciudad. Forma parte del sistema de la Universidad de California desde 1959 y fue construida alrededor del Scripps Institution of Oceanography.

La UCSD es considerada la tercera mejor de las universidades del sistema al que pertenece y entre las más importantes de Estados Unidos en materias relacionadas con la medicina y las ciencias. Su programa de biotecnología es tercero en la nación. También destaca en otros campos, como ingeniería, teatro y danza (tercer lugar según la revista US News and World Report).

Su arquitectura es hermosa. El campus es una cadena de edificios de una a cuatro plantas. Algunos con un toque futurista y un estilo que recuerda al arquitecto francés Jean Nouvel o la visión urbanística del brasileño Oscar Niemeyer. El concreto fundido armoniza con la vegetación y el espacio. Hay bosquecillos idílicos y una laguna artificial donde los estudiantes repasan las materias.

La Biblioteca Geisel, en forma de pirámide invertida en hormigón, hierro y cristal, es la joya de la corona arquitectónica de una casa de estudios con comedores especializados, incluido uno de sushi. En todos, la atención y los menús son de primera.

Es una universidad cara para el salario promedio de los que vivimos al sur del Río Bravo. Según Catalina, estudiante peruana de tercer año en ingeniería, un año cuesta alrededor de 25 mil dólares.

“Mis padres ahorraron toda la vida para que pudiera estudiar en una universidad estadounidense. Me decidí por la UCSD por ser un campus donde conviven estudiantes de casi todos los países del mundo. Los fines de semana trabajo en una cadena de comida rápida para ayudar a sufragar los gastos.Tener un título de una universidad como ésta me garantiza trabajo cuando regrese a Perú. Después uno se pasa varios años pagando las deudas, pero vale la pena”, señala Catalina y se dirige al parqueo a recoger su bicicleta.

Entre los matriculados asiáticos, destacan los de China y la India. “Son de los mejores y más calificados en ciencias y matemáticas”, apunta un profesor adjunto de la Universidad.

Frente a una tienda, un grupo de becarios chinos han montado un tenderete de arroz frito y chop suey. Mientras pregonan su comida en inglés y en un aceptable español, a un volumen moderado, se escucha la voz de Adele interpretando Set Fire to the Rain.

A la hora de almuerzo, el campus es una marea de estudiantes de todas las razas y nacionalidades. Con sus bicis, patinetas o a pie, apresurados se encaminan hacia uno de los siete comedores universitarios.

Muchos llevan enguatadas, pulóvers y gorras con las siglas UCSD. Todos con audífonos en los oídos, escuchando música o revisando mensajes en sus teléfonos inteligentes. Para quienes procedemos de un país desconectado como Cuba, resulta impresionante observar la altísima conectividad de la sociedad estadounidense a internet.

Las redes wi-fi tienen cobertura en casi todo el territorio. En la UCSD existen varias redes inalámbricas. La velocidad de conexión es alucinante para un tipo que reside en La Habana, una vez por semana se conecta a la red desde una sala estatal y le es imposible subir o descargar videos, por lo mucho que demoran.

En la Universidad de la Jolla el claustro es de excelencia. Con los profesores que conversé, a Cuba y a los Castro los ven con cierta simpatía. “Puede que no haya democracia plena, pero Raúl Castro está cambiando las cosas. La presencia en Estados Unidos de disidentes y periodistas independientes es una señal. Claro que los cubanos pueden y deben luchar por instaurar una democracia eficiente y funcional. Pero en ningún país de América, con excepción de Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, Uruguay o Chile, suelen funcionar las instituciones”, comenta un profesor.

Es que para ciertos académicos estadounidenses, vale más la cobertura universal de salud y educación de la autocracia cubana que los derechos políticos. Nos ven como sociedades disfuncionales. Y mientras no te peguen un tiro en la frente, piensan que las reglas democráticas se pueden saltar.

Por supuesto, ellos jamás renunciarían a la democracia. En Estados Unidos sobran las libertades. Se puede hablar, escribir y gritar lo que te dé la gana. Eso sí, nunca deje de pagar los taxes al Tío Sam.

Iván García

Foto: Campus de la Universidad de California en San Diego. Estudiantes se dirigen a la Biblioteca Geisel. De estilo brutalista-futurista, es un edificio escultórico construido de hormigón armado y vidrio y figura entre los clásicos de la arquitectura moderna. Fue diseñado por William Leonard Pereira (Chicago 1909-Los Angeles1985), arquitecto de origen portugués y quien por su impresionante obra, en septiembre de 1963 fue portada de la revista Time. La biblioteca fue nombrada así en honor al matrimonio Audrey y Theodor Seuss Geisel, por sus generaciones contribuciones y su devoción a la literatura. Theodor (Massachussetts 1904-La Jolla 1991) fue un humorista y escritor de libros infantiles más conocido por Dr. Seuss. La foto fue tomada de U-T San Diego (TQ).

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