lunes, 18 de enero de 2016

Lucir o comer



Por más que me pregunto y por más que saco cuentas de mis menguados ingresos económicos, no encuentro respuesta a lo que hoy suele ser un dolor de cabeza para las cubanas: ¿cuánto nos cuesta lucir y estar regularmente vestidas?

Mucho más preocupante resulta pronosticar hasta dónde ascenderá el precio de un pelado, un tinte o un arreglo de uñas. De un tiempo a la fecha, el asunto preocupa a muchas espirituanas, no solo porque para estar con buena apariencia deban adquirir sus prendas en una shopping (tienda por divisas) o en las encubiertas “perchas” (tiendas particulares), que se nutren de ropas, con diseños repetidos, traídas del extranjero, sino porque en esos sitios un pantalón corriente cuesta 30 cuc y un par de tenis puede duplicar esta cifra.

En juventud, solía acudir a una manicura que hacía maravillas con mis manos por un peso, luego las tarifas subieron con el pretexto del costo de las pinturas y otros productos. Hoy el mismo trabajo de antes -y en ocasiones con menos calidad-, cuesta 5 pesos y si incluyes el arreglo de los pies puede que llegue a 20 o más. Así de fácil.

Resulta indignante no poder permitirnos un servicio de esta índole con la sistematicidad que se debe hacer. ¿Por qué si mi salario es el mismo desde hace 20 años debo destinar 50 pesos mensuales para acudir a la manicura? Y de esa misma economía dependen todos los gastos del hogar.

Recientemente una colega comentaba que había comprado un tinte en crema en una tienda estatal y por aplicárselo en una peluquería le habían cobrado 20 pesos. Si se suma el precio del tinte (50 pesos), ponérselo (20) y un corte de pelo (10), la cuantía casi equivale a la tercera parte del sueldo que devenga en un mes.

La mujer precisa de esmeros para estar presentable, y no se trata de pretender ser más bella, pues la imagen va con la personalidad, con el oficio o profesión, con el buen gusto y hasta con los estados de ánimo. Se trata de lucir femeninas, delicadas y limpias, con un vestuario sencillo y apropiado para cada ocasión.

A veces nos fijamos en las manos de una maestra o de una doctora que carecen de un buen arreglo y pensamos que puede estar asociado a la falta de tiempo para hacérselo. Pero no siempre resulta así: puede que las ocupaciones cotidianas les resten espacio.

Las cubanas somos presumidas por naturaleza y no creo que el desaliño que ronda a muchas mujeres en la actualidad esté asociado a tal justificación, sino al denominador común que resulta la difícil economía familiar.

Las modas también se imponen. Y aunque no pretendamos montarnos en el tren de las queratinas, las vetas (mechas) y extensiones de pelo o las uñas acrílicas -porque eso sí cuesta caro-, tampoco queremos renunciar a los arreglos tradicionales, solo que estos están cada vez más vinculados al trabajo por cuenta propia y en los pocos sitios donde quedan esos servicios bajo la tutela estatal, la calidad no es buena ni los productos son los mejores. Y si lo son, debemos pagar como si fueran particulares.

Desde que comenzó el sistema de arrendamiento de peluquerías en Sancti Spiritus, hasta la fecha, más de 20 establecimientos de ese tipo pasaron a las nuevas formas de gestión, únicamente en Yaguajay y el Instituto de Salud y Belleza de Sancti Spíritus se mantienen asistidos por la empresa estatal de servicios a la que pertenecen. Sin embargo, las prestaciones allí se cobran igual y en ocasiones más caras que en las peluquerías particulares.

¿Las razones? Al decir de los directivos del sector en la provincia, las tarifas actuales fueron aprobadas por el Ministerio de Finanzas y Precios y, aunque los productos se adquieren al costo, un tinte puede oscilar entre 45 y 60 pesos en dependencia del largo del cabello y un arreglo de uñas completo está fijado en 25.

No soy estilista ni entiendo mucho de modas, pero hay cuestiones elementales que todas las cubanas debiéramos tener posibilidad de acceder, como teñirse el pelo, arreglarse las manos, sacarse las cejas o depilarse.

A esos arreglos no debemos renunciar, porque complementan nuestra imagen. Solo que para mantenerlos, con los precios actuales y con la frecuencia debida, habrá que decidirse entre lucir o comer.

Xiomara Alsina
Escambray, 29 de noviembre de 2015.
Foto: Tomada de La peluquería de Papito.

Leer también: Lo de afuera es mejor; Bodega o peluquería y El drama de una cubana para verse bella.

3 comentarios:

  1. yo diria que en cuba ni lucir
    bueno se banan con cubo de agua
    si tiene agua ese dia
    y comen si tiene comida




    asi es la robo ilucion cubana
    pero le gusta la robo ilucion
    si no le gusta en la calle
    todo los cubano estarian

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  2. yo diria que en cuba ni lucir
    bueno se banan con cubode agua
    si tiene agua ese dia
    y comen si tiene comida

    asi es la robo ilucion cubana

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  3. Desgraciadamente la imagen promedio de la mujer cubana, de hoy, es la viva estampa de aquellas mujeres de Europa Oriental de los años 50 del Siglo pasado.

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