jueves, 28 de junio de 2018

Raúl Castro, general de las FAR y soldado soviético



Las fuerzas armadas soviéticas encontraron en el Ejército Rebelde, que tomó el poder en Cuba en enero de 1959, la célula necesaria para clonarse a miles de millas de distancia. El uniforme de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba, desde la mitad de los años 70, se confeccionaba en fábricas textiles soviéticas. La gorra de plato para los oficiales venía de fábricas moscovitas y las charreteras con los grados tenían en el reverso el sello de calidad de la URSS.

Y todo fue por la iniciativa y el entusiasmo de Raúl Castro. Durante décadas las armas provenientes de Moscú llenaron los almacenes militares de Cuba. El maná de AK-47, las pistolas Makarov, tanques T-34, helicópteros MI-8, camiones KAMAZ, aviones Mig-21, los jeep UAZ, y el Volga de los generales, fueron distintivos de las FAR.

Todo comenzó en junio de 1960, cuando Raúl Castro, ministro de las FAR, fue inicialmente a Checoslovaquia para comprar armas y pertrechos pero terminó en la URSS, abrazado de mariscales y generales soviéticos, con un crédito amplio. Él fue el impulsor, organizador e implementador de la sovietización del ejército cubano. A diferencia de su hermano que nunca dejó el uniforme verde-olivo y las insignias inventadas de Comandante en Jefe, Raúl no dejaba de lucir su uniforme militar de diseño soviético.

Dejó de ser Raúl Castro comandante en 1975 para ponerse en los hombros las charreteras de General de División y dos años después las de General de Ejército. El sistema de grados fue inventado por su hermano Fidel en la Sierra Maestra para el Ejército Rebelde. Comandante era el grado máximo y los oficiales eran capitanes y tenientes. No había mayores, tenientes coroneles, coroneles y mucho menos generales. Durante el proceso de conversión de los grados militares cubanos, el ministro de las FAR no fue ascendido de inmediato a general de ejército, y tuvo que pasar meses con dos estrellas en las hombreras. Era General de División. Fue un castigo de su hermano, porque durante unas semanas estuvo tentado a incluir en el ejército cubano el grado de Mariscal.

En la sastrería soviética le confeccionaron a la medida un traje con la estrella dorada de mariscal encima del escudo cubano, una copia de la versión de Mariscal de la Unión Soviética. La idea no se implementó tras preguntar un asesor soviético a Fidel Castro si Mariscal de Cuba era un rango militar superior al de Comandante en Jefe. Cuando Leonid I. Brezhnev visita Cuba en enero de 1975, el jefe del MINFAR tenía sobre sus hombros dos estrellas de general de división. Pero quedó entre los oficiales superiores cubanos por décadas, mientras existió la URSS, el corte de uniforme de general con ramos de olivo en las solapas, sus charreteras con hilos dorados y la gorra de plato para los eventos oficiales.

La formación académica militar transcurre en centros militares soviéticos, donde a distancia, recibe instrucción, con profesores que lo mismo viajan a La Habana o les envían las tareas por correo diplomático. Los cursos de instrucción se organizaban en las academias militares de Moscú y también asistió al Curso Superior de Guerra que se impartían en la naciente Academia Máximo Gómez.

En su afán de fomentar instituciones que conserven el poder, fue el principal impulsor de la institucionalización del proceso político en Cuba, de la jerarquización partidista al estilo del Kremlin y de un modelo estatal en la economía planificada. La división del ejército cubano en tres zonas militares y la formación de una gran unidad, división y después cuerpo de ejército blindado de tanques (Managua), seguía el concepto soviético de distribución de las unidades territoriales y por tipo de armamentos.

Raúl Castro ostenta varias medallas que en su momento le fueron otorgadas por las autoridades soviéticas y después rusas. Recibe la Medalla Conmemorativa por el Centenario de Lenin en 1970 y en 1979 le impusieron la Orden Lenin, en 1981 la Orden Revolución de Octubre. Ya en tiempos del reacercamiento con el Kremlin, en 2008, le entregaron la Orden Príncipe Danilo de la Buena Fe de Primer Grado, que puso en sus hombros el entonces Metropolitano Kiril Gundajaev (hoy Patriarca Kiril) por el apoyo brindado a la construcción de la catedral ortodoxa rusa en La Habana.

Sus primeros contactos con el mundo soviético y la URSS fueron en la Universidad de La Habana donde matriculó, pero nunca llegó a graduarse. Allí se relacionó con los militantes de la juventud comunista y a ellos se unía en misiones, reuniones y manifestaciones. Comenzó a leer literatura soviética y libros de marxismo-leninismo. En el verano de 1953, meses antes del ataque el 26 de julio al cuartel Moncada, Raúl participó la Conferencia Internacional para la Defensa de los Derechos de la Juventud en Viena, así como en reuniones preparatorias del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que se celebró en agosto de ese año en Bucarest, Rumania. Viajó por países del bloque socialista.

De regreso a Cuba, tras haber asistido a una reunión de las Juventudes Socialistas y de preparación para el festival en Rumania, Castro viajaba en el buque italiano Andrea Gritti. Allí conoció al soviético Nikolai S. Leonov, un joven graduado del Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú y quien viajaba a México a perfeccionar su español en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Tres años después, en 1956, cuando organizaban los cubanos en México la expedición para desembarcar en la isla, Leonov ya no era estudiante de la UNAM, sino un funcionario de la embajada soviética que socializaba con Ernesto Guevara y Raúl Castro. En junio de 1956 Fidel Castro, Universo Sánchez, Ramiro Valdés, Juan Almeida, Ernesto Guevara y otros fueron detenidos en México, y Guevara tenía una tarjeta de presentación de Leonov. La vinculación llevó a la expulsión de México del funcionario soviético.

Así comenzó la mejor, más fructífera y longeva de las relaciones del Kremlin con un clan político en el extranjero. Sería Leonov el más fiel de los aliados de La Habana en Moscú y Raúl, el más soviético de todos los comunistas cubanos. Leonov fue el encargado por el Kremlin de sacar a Raúl de Praga, donde estaba de visita en junio de 1960. Había ido a Checoslovaquia para comprar armas y pertrechos. Logró entonces contactar a Castro y llevarlo a Moscú, donde fue recibido por Nikita S. Jruschov y los mariscales soviéticos.

Su conocimiento de los hermanos Castro ayudó a Leonov en una ascendente carrera en el Comité de Seguridad del Estado, KGB. Estuvo destacado en México y fue el último funcionario soviético que habló con Lee Harvey Oswald en septiembre de 1963, dos meses antes del asesinato a Kennedy. A lo largo de los años, Leonov, fue subiendo en el escalafón del KGB y alcanzó el grado de teniente general, siendo vicedirector del Departamento de América Latina del KGB, segundo al mando en el espionaje exterior y encabezó el Departamento de Análisis e Información del KGB hasta su desintegración en agosto de 1991, tras el golpe de Estado a Mijaíl S. Gorbachov. A las pocas semanas de la intentona neo-bolchevique el amigo del clan Castro fue pasado a retiro.

En calidad de jefe de los analistas del KGB, acompañó en mayo de 1991 al director del KGB, Vladimir A. Kriuchkov, en su visita de cinco días a Cuba. El viaje a La Habana se realiza tres meses antes del golpe de Estado contra Gorbachov, donde Kriuckov fue uno de los complotados. Leonov fue vicedirector del Departamento de América Latina del KGB, segundo al mando en el espionaje exterior y encabezó el Departamento de Análisis e Información del KGB hasta su desintegración en agosto de 1991, tras el golpe de Estado a Gorbachov, cuando pasó a retiro.

Cuando en octubre de 2001 el presidente Vladimir Putin decidió cerrar la base de escuchas de Lourdes, fue Leonov quien respaldó desde Moscú la crítica que en La Habana hacia Fidel Castro por la medida. Del 2003 al 2007 fue miembro de la Duma rusa por la fracción Patria. Un primer intento en 1999 no fue exitoso. En sus memorias tituladas Tiempos difíciles, Leonov reconoce que fueron los “amigos cubanos” quienes en una de sus vacaciones en la isla le aconsejaron que se dedicara a la política.

A la prensa rusa Leonov dijo que visitó Cuba en octubre del 2008 repasando con Raúl Castro el mejoramiento de las relaciones entre Rusia y Cuba. Entonces visitaba la isla una delegación de la Iglesia Ortodoxa Rusa. El general ruso es el autor de la única biografía autorizada de Raúl Castro, que publicara primero en ruso la Editorial moscovita Joven Guardia en el verano de 2015 y después en español, en edición especial de la editorial Capitán San Luis, para los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

El gobernante cubano le brindó fotos familiares, acceso a los archivos (cerrados para investigadores y periodistas de la isla) y le concedió horas de entrevistas y le facilitó que recogiera la opinión de sus correligionarios por toda la isla. El libro de Leonov fue presentado en la Feria Internacional del Libro en La Habana y en en la lista de los libros más vendidos en Cuba aparece en el tope.

La tierras rusas (primero la Unión Soviética y luego Rusia) han estado entre las más visitadas por Raúl Castro. En la era del secretismo soviético, muchos de sus viajes fueron ignorados o silenciados por la prensa controlada con la ferocidad del comunismo.

El viaje de La Habana a Praga en junio de 1960 fue para comprar armas de segunda, sobrantes de la Segunda Guerra Mundial. Pero el pretexto oficial fue la asitencia a las Espartaquiadas (juegos deportivos) de la entonces República Socialista de Checoslovaquia. Además de gestiones para adquirir el material bélico, allí "de manera muy casual" se encuentra con Leonov. Juntos parten para lo que sería su primera visita a Moscú, donde estuvo en el Ministerio de Defensa, por los pasillos del Kremlin y las dachas de los generales.

Otro importante viaje a Moscú fue en julio de 1962, cuando Raúl Castro se reunió con el entonces Ministro de Defensa Rodion Y. Malinovski y el jefe del Estado Mayor Matvei V. Zajarov. En ese momento se acepta la instalación en Cuba de los misiles soviéticos cuya presencia llevarían a la Crisis de los Misiles en octubre de ese año. Años más tarde, en uno de los viajes a la URSS, se reunió con el general Issac A. Pliev en Rostov del Don. Pliev fue el jefe de las tropas soviéticas en Cuba durante la Crisis de los Misiles y el que organizó tanto el arribo como la retirada de los cohetes soviéticos de Cuba.

Como ministro de las FAR, gustaba de participar en las maniobras militares organizadas por los asesores soviéticos o simplemente visitar las unidades militares de las tropas soviéticas en Cuba. En una ocasión, en 1962, estuvo en el campamento soviético que dirigía el entonces coronel Dimitri T. Yazov, quien años más tarde sería el ministro de defensa de la URSS y uno de los implicados en el golpe de Estado de 1991 contra Gorbachov.

Durante la década de los 70, a Raúl Castro se le veía activo en los ejercicios militares, visitando las unidades de los soviéticos por toda la isla. Iba acompañado de sus más cercanos colaboradores como el entonces comandante Raúl Menéndez Tomasevich. También visitaba los buques soviéticos que llegaban a la isla, no siempre en visita oficial y se reunía con la tripulación, comía y bebía con ellos, como hizo con el buque Lgove en 1962, cuando estuvo atracado en el puerto de Banes, en la oriental provincia de Holguín.

El ministro de Defensa de la URSS Andrei A. Grechko visita Cuba durante una semana en noviembre de 1969, la primera de un alto jerarca militar soviético a la isla. Raúl Castro le acompañaba en las visitas a unidades militares soviéticas y cubanas, aunque Fidel Castro también le llevaba en jeep por todo el país. En mayo de 1970, Raúl Castro viaja a Moscú y durante la gira se reúne con el Mariscal de la Unión Soviética Vasili I. Chuykov, entonces jefe de las tropas de la defensa civil de la URSS.

Como jefe de la delegación cubana viaja a la Unión Soviética en octubre de 1976, donde se reúne con Leonid I. Brezhnev. El 31 de octubre de 1977 arriba a Moscú para participar en los actos por el aniversario 60 de la Revolución de Octubre, encabezando la delegación cubana. En el aeropuerto lo reciben el Secretario del PCUS Iván V. Kapitonov, presidente de la Comisión de Revisión y Control del Comité Central y el entonces ministro de Defensa, Dimitri F. Ustinov. Es uno de los oradores principales en la ceremonia central por el 60 aniversario de la Revolución de Octubre, que organiza el Comité Central del PCUS, el Soviet Supremo de la URSS y del Soviet Supremo de la RSFSR. También sostiene una reunión con los militares soviéticos que estuvieron presentes en el acto.

En medio de las celebraciones, visita el Palacio de Deportes en Luzhniki, Moscú, y junto a su esposa, Vilma Espín, se reúne con los jugadores de hockey del Club Central del Ejército, CSKA. Años después comparte con el actor ruso Mijaíl Ustinov, quien interpretara el personaje del Mariscal Georgi K. Zhukov en la serie de televisión Liberación, dedicada a la Segunda Guerra Mundial.

En diciembre de 1982 vuelve a la capital soviética y encabeza la delegación cubana a los actos por el 60 aniversario de la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). A su arribo le recibió en el aeropuerto el Secretario del CC del PCUS y miembro del Politburó Konstantin U. Chernenko. En esa ocasión supo que ya la Unión Soviética no iría a una conflagración con Estados Unidos por Cuba. Y confesó al periodista mexicano Mario Vázquez Raña que mantuvo el secreto con su hermano “para no estimular al enemigo”.

En enero de 1985, viajó a los funerales de Chernenko donde conoció al electo secretario general del PCUS Mijaíl S. Gorbachov. No hubo la efusividad de antaño. En enero de 1989 recibe en La Habana a Oleg D. Baklanov, para las celebraciones por el 30 aniversario de la revolución. Viaja también a Cuba Valentina V. Tereshkova. A pesar de la tirantez entre las autoridades cubanas y rusas, en la isla descansaban personalidades de la época soviética y algunos de los que pasaron por los tribunales bajo el mandato de Gorbachov, como el coronel general Yuri M. Churbanov, viceministro primero del Interior y yerno de Leonid I. Brezhnev.

Ya una vez instalado en el poder Raúl Castro en 2008, hizo una serie de viajes a Rusia, el país que más ha visitado como gobernante, después de Venezuela. El punto inicial del abrazo entre Castro y Moscú fue la consagración, en octubre de 2008, de la Catedral Ortodoxa Nuestra Señora de Kazán en La Habana por el entonces Metropolita Kiril de Smolensk y Kaliningrado, quien dos meses después es electo Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa. El metropolita es recibido por Fidel Castro y reparte medallas religiosas rusas en La Habana.

Bajo la dirección de Raúl Castro los dos presidentes de Rusia, Dimitri Medvedev y Vladimir Putin, han visitado Cuba. Dimitri Medvedev aterriza en La Habana en noviembre de 2008 tras visitar Venezuela, Brasil y Perú. Llega invitado por Raúl Castro y realiza dos rondas de conversaciones, una oficial y otra privada. Visita la Catedral Ortodoxa y al convaleciente Fidel Castro, quien hasta una “reflexión” le dedicó después. A finales de enero del 2009 hizo el general cubano su primer periplo por Rusia, cuando todavía era presidente Dimitri Medvedev.

Rusia era el tercer país que visitaba siendo jefe de estado. Además de las rondas privadas y oficiales, Castro visita el Kremlin, se reúne con el recién electo Patriarca Kiril, firma un Memorando sobre Principios de Colaboración Estratégica y el Acta Final de la Comisión Mixta Intergubernamental con los mismos mecanismos de “cooperación” de la época soviética. Los comunistas rusos le entregan la medalla 90 Aniversario del Ejército Rojo y de paso hizo un recorrido por el Museo de la Gran Guerra Patria. En la dacha presidencial comparte vodka y pan negro con salo (la tira de carne de puerco curada). El entonces viceprimer ministro ruso, Igor Sechin (hoy CEO de la empresa estatal petrolera rusa Rosneft), le prometió que Rusia continuaría la cooperación técnico-militar con Cuba.

En julio de 2012, Raúl Castro visita de nuevo Moscú en julio, haciendo escala después de una gira por China y Vietnam. El presidente Vladimir Putin le recibe oficialmente en su residencia campestre de Novo-Ogariovo, a las afueras de Moscú. La prensa rusa destacó el particular interés de Castro en modernizar su ejército con nuevos tanques, submarinos y otras tecnologías militares.

Durante la reunión con el primer ministro Dimitri Medvedev en la sede del gobierno ruso, el gobernante cubano expresó su deseo de que las relaciones de Cuba y Rusia sean como su amistad con Leonov y recordó que ambos se conocieron en 1953, cuando atravesaron el Atlántico en el buque italiano Andrea Gritti. Se reunió con el Secretario del Consejo de Seguridad de Rusia Nikolai P. Patrushev, ex director del Servicio Federal de Seguridad, FSB, un exagente del KGB y compañero de Putin en los años de servicio en Leningrado. Aprovechó aquel paso por Rusia para reunirse con su “camarada” Leonov. El premier Medvedev le invitó a que asistiera a los XXII Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 que se efectuaron en Sochi, pero Castro no asistió.

Medvedev vuelve a Cuba en febrero de 2013, ahora como primer ministro. Rubricó diez acuerdos, pues para entonces Rusia era el noveno socio comercial de Cuba con un intercambio de 224 millones de dólares. Castro logra una “regularización de la deuda” de Cuba con Moscú que data de los tiempos de la desaparecida Unión Soviética. Rusia le cancela unos 30 mil millones de dólares y le arrenda ocho aviones a la Isla por 650 millones de dólares. De nuevo se reúne con el agonizante Fidel Castro.

Tras regresar Vladimir Putin a la presidencia rusa en 2012, visita La Habana. Llega en julio de 2014 en condiciones muy diferentes a su primer viaje en el 2000. Raúl Castro le recibe con la tranquilidad de que ya la deuda con Rusia había sido perdonada en un 90 por ciento, de los 35 mil millones de dólares adeudados. La nostalgia por la URSS le hizo cometer un lapsus: "En la arena internacional coincidimos con la actual política de firmeza y política inteligente que está llevando a cabo la Unión Soviética, digo, Rusia".

Es invitado por el Kremlin para participar en los actos en Moscú por el 70 aniversario del fin de la Guerra Patria en la URSS. Era su tercer viaje a Rusia en la nueva etapa. Semanas anteriores, los rusos habían prometido a los cubanos renovar el arsenal militar de la isla. En esta ocasión estuvo en la tribuna de la Plaza Roja viendo el desfile de las tropas rusas el 9 de mayo. El día antes, el 8 de mayo, en reunión con el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Cirilo (Kiril) le reiteró la invitación que hizo en 2009, para que viajara a Cuba en visita eclesial. De Moscú se trasladó a Roma, para reunirse con el papa Francisco y planificar el histórico encuentro entre los dos jerarcas, el primero entre los líderes de las Iglesias Ortodoxa y Católica desde el cisma de 1054.

La reunión entre Francisco y Cirilo tuvo lugar el 12 de febrero de 2016 “por la gracia de Dios” dijo el Vaticano -y por la gracia de Raúl Castro, dijeron en Moscú, por la actuación mediadora de Castro. El Kremlin le agradeció con mayor énfasis que cuando dio su aprobación para instalar cohetes nucleares en la isla.

Ahora, ya sin tener la presidencia del Consejo de Estado y el Consejo de Ministros, Raúl Castro ha dejado el hilo conductor de las relaciones más sensibles, seguridad y defensa, con Moscú en manos de su hijo Alejandro Castro Espín. Coronel del Ministerio del Interior, asesor del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad de Cuba, el único hijo varón de Raúl Castro es el encargado de firmar los acuerdos de cooperación con el Servicio de Seguridad de Rusia (FSB) y el Consejo de Seguridad de Rusia.

Nadie mejor que su hijo para mantener el vínculo medular con el país de los Soviets.

Álvaro Alba
Martí Noticias, 19 de abril de 2018.
Foto: El general Isaac A. Pliev, quien fuera jefe de las tropas soviéticas en Cuba durante la Crisis de los Misiles, entre Raúl Castro y Vilma Espín, en la ciudad rusa Rostov del Don. Tomada de Martí Noticias.


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