lunes, 25 de marzo de 2019

El poder del castrismo (II y final)


El relieve alcanzado por el coronel Alejandro Castro Espín en el escenario político-económico de Cuba, también lo ha dejado en una posición riesgosa que tal vez lo haya puesto en el punto de mira de quienes han perdido influencia política y poder económico a raíz de los cambios raulistas, incluso al interior de las propias Fuerzas Armadas (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT, donde no han desaparecido las pugnas entre facciones “leales” y “desleales”.

Una de las teorías sobre las posibles causas de los “ataques acústicos” a funcionarios de las embajadas de Estados Unidos y Canadá en La Habana, según una fuente del MININT, apuntaría a la existencia de una facción “desleal” dentro de los organismos militares que busca sacar a Castro Espín del juego de poder. Supuestamente habría sido realizado por un grupo dentro del propio gobierno que planificó los ataques o permitió que sucedieran con el propósito de hacer rodar algunas cabezas.

Según esa fuente, al caer la máxima responsabilidad de los ataques sobre el Departamento de Defensa y Seguridad Nacional, Raúl Castro se vería en la obligación de destituir a su jefe superior, es decir, a su hijo Alejandro, y prescindir de su presencia en los futuros diálogos con Estados Unidos, dando paso a otros oficiales no vinculados al círculo familiar y que encauzarían los intercambios diplomáticos hacia otras cuestiones. Pretendían así causar una ruptura sensible en un tejido que a Raúl Castro le ha llevado años tejer a la sombra del hermano.

Los años 2006-2011 quedarán definitivamente no solo como un período importante en la configuración del esquema político cubano actual donde las empresas militares absorben aquellos objetivos económicos más estratégicos, de acuerdo con un modelo enfocado en la atracción de capital foráneo, sino que también rediseñará el lugar de los actores en un escenario muy diferente al concebido por Fidel Castro.

Nombres como los de Marino Murillo Jorge, Alejandro Castro Espín y Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, aunque a veces ocultados tras la fachada de los organismos que dirigen, comienzan a ocupar modestos espacios en la prensa, en los informes y declaraciones oficiales y extraoficiales. En tal esquema, algunos actores cumplen una mera función presencial. Son los ejecutores de un plan concebido por figuras a la sombra del poder que, a diferencia de aquéllos, jamás son removidos o cambiados de lugar.

Mientras Marino Murillo, por ejemplo, va asumiendo diversos roles visibles en el gobierno, mayores o menores, desde 2009 hasta el presente (asesor, ministro, más un largo etcétera de otras funciones dentro de la economía), otra figura menos mencionada por la prensa oficialista o casi nunca reflejada en los informes de gobierno, como la del general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas se ha mantenido en sus funciones desde principios de la década de 1980. Incluso ha ido sumando responsabilidades que trascienden el ámbito de las FAR, al integrar el Comité Central del Partido Comunista de Cuba durante el período raulista.

Precisamente ha sido el modelo económico creado y ensayado por los generales Julio Casas Regueiro y Luis Alberto Rodríguez Lopez-Callejas, dentro del V Departamento Ecónomico de las FAR y en GAESA el que ha sido tomado como referencia para la creación de los Lineamientos que regirán la economía cubana en los próximos años. Un modelo que, según han reconocido funcionarios vinculados al proceso de implementación, poco o nada se debe al ingenio de Murillo, cuyo papel, magnificado por la prensa con toda intención, se pudiera comparar a la de un simple presta-nombre: de ahí los sucesivos cambios de responsabilidades, en comparación con la sorprendente y veterana estabilidad de López-Callejas.

Dentro de las estructuras económicas que se han mantenido en las sombras, sobre todo aquellas que fueron ensayadas durante la crisis del período especial, en los años 90, posterior a la caída del socialismo en Europa del Este y la desarticulación de las redes de contrabando establecidas entre narcos de la región y oficiales del MININT que ingresaban capital considerable a las arcas del Estado, una estabilidad similar es la que muestra Guillermo Faustino Rodríguez Lopez-Callejas, hermano de Luis Alberto. No existen noticias sobre él en la prensa nacional y su nombre apenas aparece en un par de artículos sobre el escándalo de los Panama Papers que lo relacionaban con una serie de empresas off-shore incorporadas por Mossack & Fonseca, en 1991 y hasta 1999, en Islas Vírgenes Británicas e Islas Caicos, entre otras

Aunque nombres como los de Francisco Soberón Valdés, quien fuera presidente del Banco Nacional de Cuba, y otros altos funcionarios, también aparecen en documentos que los identifican como directores de otras off shore, por esas mismas fechas, el de Guillermo Faustino Rodríguez López-Callejas es de los pocos que se ha mantenido apareciendo en documentos similares, e incluso se muestra un incremento de su participación a partir de 2007, es decir, en el mismo comienzo del período de mandato provisional de Raúl Castro (2006-2008).

CUVENPETROL S.A., una empresa mixta entre CUPET S.A. y PDVSA, donde Cuba es socio mayoritario, al igual que TRANSPORTES DEL ALBA-TRANSALBA, TROCANA WORLD INC. y TOVASE DEVELOPMENT están registradas bajo administración (director/presidente) de Guillermo Faustino Rodríguez López-Callejas quien ya, en su momento, atendiera asuntos de las navieras desde el Ministerio de Transporte. Fue precisamente durante este período de transformaciones económicas impulsadas por Raúl Castro que se hicieron las mayores inversiones en este tipo de empresas. Tan solo TROCANA WORLD INC. y TOVASE DEVELOPMENT CORP., filiales de PDVSA América S.A., adquirieron buques por el valor de unos 60 millones de dólares, según datos de PDVSA.

Pudiera afirmarse que el período de mandato de Raúl Castro ha significado un mayor empoderamiento de su círculo más íntimo, basado en la transformación y enmascaramiento de las estructuras de poder creadas por Fidel Castro, de modo que, para un análisis del funcionamiento real de estas estructuras, se deberá tener en cuenta la existencia de actores públicos, por una parte, y personajes tras bambalinas, por otra. Y quienes sin estar a la cabeza, regirán las políticas del futuro mandatario que se elija en Cuba así como las instituciones gubernamenales, en una ilusión de democracia socialista.

El modelo familiar empleado por Raúl Castro no es novedoso, aunque por vez primera y de manera visible, muestra una peligrosa transformación en las estructuras de gobierno, que le permitirían a la familia de Raúl Castro mantener el control total por un buen tiempo aun cuando nominalmente ya no sea el presidente de la nación. Evitarían así el empoderamiento de las facciones “desleales” que existen dentro del propio régimen.

Ulises Fernández
Cubanet, 4 de enero de 2018.
Foto: Alejandro Castro Espín saludando a Barack Obama en marzo de 2016 en La Habana. Tomada de Cubanet.

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