lunes, 16 de marzo de 2020

Siguen las colas y el desabastecimiento



Una mañana cualquiera, un desvencijado camión ZIL 130 de la era soviética aparcó al costado de un mercado en una estrecha calle colindante con la Avenida Santa Catalina, en el populoso barrio de La Víbora, al sur de La Habana, para descargar bolsas de yogurt saborizado y dos cajas de costillas de cerdo que desprendían un olor desagradable.

David, un viejo enclenque a quien le tiemblan las manos debido a un incipiente Parkinson, estaba recolectando latas vacías de refrescos y cervezas que recoge de la calle, y cuando vio parquear el camión en el mercado, marcó en la cola donde un grupo de jubilados y amas de casa esperaban que abriera aunque nadie supo precisar qué venderían.

Un hombre que por su sordera habla a gritos, le dijo a David que ese camión solía traer yogurt y huevos. El rumor se esparció por el vecindario y la cola aumentó considerablemente. “No hay huevos en toda La Habana”, afirmó una señora con una jaba en su mano. “Si fuera solo en La Habana. No hay huevos en toda Cuba. En Bayamo, donde vivo, hace meses que no hay huevos en venta libre”, comentó un anciano.

La cola iba creciendo y el administrador del mercado demoraba la apertura. La gente comenzó a protestar. “Oye, ya son las diez de la mañana (en teoría, las tiendas y comercios abren a las nueve y media) acaba de abrir”, protestaban varias mujeres. “Hasta que no revise la mercancía no abro”, contestó el administrador, un mulato con voz intimidante y pinta de estibador del puerto.

Cerca de las once abrió el mercado. Cuando le llegó el turno a David, solo quedaban costillas de cerdo y yogurt. “¿Y los huevos’”, preguntó. “¿Qué huevos?”, respondió el dependiente. “Dicen en la cola que el camión descargó huevos”, señaló David. “Abuelo, déjese de sonsera y no le haga caso a los chismes callejeros, que el hambre tiene a la gente viendo fantasmas”, alegó el vendedor.

En la cola se producen reproches. “Son unos descarados, cogen los huevos y los venden por la izquierda”, expresa alguien en la fila. El bullicio crece dentro del mercado hasta que sale el administrador y manda a callar a la gente. “O se comportan bien, señores, o cierro el mercado”. Fin de la disputa.

David regresó a lo suyo, a recoger y escachar latas. A las dos de la tarde, luego de amontonar en la sala de su reducido apartamento los sacos con materia prima, caminó medio kilómetro hasta la panadería e hizo otra cola, esta vez de una hora, para comprar pan suave en venta libre. Su única comida de ese día consistió en arroz blanco, frijoles colorados y la mitad de una costilla de cerdo que compró en el mercado. Suele desayunar pan con aceite y ajo.

Los ancianos en Cuba son los que peor soportan la crisis económica casi estacionaria que desde 1989 sufre el país. Los precios de los alimentos se han quintuplicado. Pero sus pensiones apenas crecen y son devoradas por la inflación.

Debido al estrafalario horario de los establecimientos, los jubilados y amas de casas son quienes por lo general hacen las colas, incluso de madrugada. Y la mayoría se la pasa vigilando los alimentos que llegan a la bodega, carnicería, agromercado u otro mercado estatal.

Justina trabajó muchos años en un taller de costura. Ya está jubilada y su tarea principal es comprar los mandados y cocinar. Con la reducción actual de las entregas de gas licuado, afirma que es imposible cocinar para tres personas durante 32 días con solo un balón. “Antes el Estado me entregaba una balita de gas licuado cada doce días y si se me acababa, lo compraba en venta libre a cien pesos la balita. Pero han dicho que ya no piensan volver a vender gas licuado liberado. Ni haciendo magia se puede cocinar con un solo balón durante un mes. Cuando uno cree que las cosas en este país no pueden estar más malas, se ponen peor”.

En Cuba, más de un millón 700 mil clientes utilizan gas licuado. En el sector privado, más de 800 mil domicilios cocinan con ese tipo de combustible.

Susana, profesora y madre de dos hijos, dice que tendrá que inventar para cocinar. “Soy madre soltera y mi salario de mil pesos es insuficiente. Gano un dinero extra vendiendo ropa y dando repasos, pero ni así llego a fin de mes. Con este problema del gas la cosa se pone fea. Si usas muchos equipos de cocción eléctrica la cuenta de la luz se dispara. La respuesta del gobierno a los problemas siempre es la misma: la culpa la tiene el bloqueo. Se limpian las manos como Pilatos y miran hacia otro lado. No son autocríticos, no asumen su mala administración. Que no metan más cuentos, la televisión los delata, mira lo gordos que están. Seguro que a ninguno les falta gas ni comida en sus casas”,

Cada día que se pasa entre colas, desabastecimientos y nuevas medidas regulatorias de la Casa Blanca contra el régimen, como la disminución de los vuelos charter, contribuye a aumentar el descontento social en un sector importante de la población. Héctor, ingeniero, culpa a Trump, al exilio duro de Miami y a la anacrónica dictadura castrista de la situación del país. “Los políticos de origen cubano en Estados Unidos se la pasan promoviendo restricciones, pidiendo que la gente no envíe dinero a Cuba, buscando la forma de que el pueblo se tire a la calle. Y ellos en la yuma sin arriesgar el pellejo. También considero que este gobierno debiera renunciar, porque no han sabido crear bienestar ni riqueza. Estamos en medio de un fuego cruzado”.

A principios de enero, por las redes sociales se supo que un misterioso movimiento, autodenominado Clandestinos, había vertido sangre de cerdo en bustos de José Martí y en afiches de Fidel Castro. Pero su cruzada comenzó con el pie izquierdo. Tanto el gobierno como buena parte de la oposición en la Isla, condenaron el vandalismo a Martí. Los cubanos de a pie, se enteraron de los hechos sin demasiados comentarios y con más dudas que certezas.

“Ese grupo actúa de una manera rara. Leí en las redes sociales un manual que emitieron y me parece una auténtica chapucería. Creo que esos tipos no radican aquí. O es una jugada de la Seguridad del Estado, para justificar una represión contra la disidencia. Denigrar a Martí, el único prócer que es el héroe de los cubanos de las dos orillas, es una mala estrategia. Después han querido enmendar la plana. Pero a mí me sigue siendo sospechosa una supuesta banda que pone la imagen de un filme que validaba los actos violentos, casi todos terroristas, ejecutados por el Movimiento 26 de julio. No dan la cara y utilizan esas caretas cursis tomadas de un serial televisivo español. Me parece que es una tomadura de pelo y no una organización seria”, explica Carlos, sociólogo.

Miguel, chofer de ómnibus urbanos, considera que las acciones de Clandestinos han “provocado tensión en las calles. Ha aumentado la presencia policial por las madrugadas. La otra noche, un policía me preguntó para que yo quería una lata de esmalte rojo que había comprado en la tienda”.

Reinaldo Escobar, periodista independiente y jefe de redacción de 14ymedio, apuntaba que ahora "todos los que crían y venden puercos son individuos altamente sospechosos". Miriam Celaya, también periodista independiente, en Cubanet escribía: "Me niego verticalmente a aplaudir o a encumbrar fantasmas. Eso es Clandestinos hasta tanto se demuestre lo contrario. Por naturaleza, recelo de rostros enmascarados que evocan a los Tupamaros, a los etarras y a otras denominaciones de nefasta recordación y equívocas causas. En todo caso, prefiero la resistencia frontal y a cara descubierta contra el castrismo porque tengo la terca convicción de que el derecho a tener una Cuba libre, democrática, plural e inclusiva no es ni debería ser, un asunto clandestino, sino todo lo contrario"

El primer mes del año 2020 no ha terminado y en Cuba se ha disparado la incertidumbre. A las largas colas y el desabastecimiento crónico se suma la escasez de gas licuado. Y como novedad, un grupo fantasmal inició una cuestionable campaña contra la autocracia verde olivo. Habrá que esperar a ver qué pasa.

Iván García
Foto: Una de las muchas colas que a diario hacen los habaneros. Tomada de Cubanet.
Leer también: Largas colas para comprar artículos de aseo personal y El ron es lo único que nunca falta en Cuba;

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