lunes, 24 de agosto de 2020

El laberinto de las inversiones hoteleras en Cuba (II)


“Fueron las trampas más que los obstáculos las que hicieron que pronto la cadena Guitar abandonara Cuba, después de llevarse tremendo chasco con el Habana Libre, que era una hipoteca. Climent se desencantó, el dinero entraba, pero no lo veía pasar. Ponía financiamiento para reparar y mantener el hotel y una parte importante se esfumaba en el bolsillo de la contraparte cubana. Estaba siendo estafado a la cara”, afirma Jesús Guaillo, quien fuera miembro del grupo hotelero español y amigo personal de Climent Guitar.

Puesto que la dictadura permanecía intacta y las promesas no se cumplían jamás, además que los negocios no rendían lo que habían esperado en base a las promesas del propio Fidel Castro, otros siguieron el ejemplo de Guitar. Pedro Pueyo, del grupo Oasis, puso sus miras en la Riviera Maya, mientras otros como Enrique Martinón, aunque permanecieron en Cuba por otros intereses que incluían varias off shores en Panamá y Holanda, fundamentalmente, y abiertas por él, pero para tributar al gobierno cubano, se enfocó en incrementar los negocios en Punta Cana, República Dominicana.

“A Fidel le importaba más el dinero que podía quitarles a sus amigos que las inversiones como tal”, afirma, bajo condición de anonimato, un alto funcionario del gobierno cubano a finales de los 80 y principios del 2000. “Los envolvía con promesas y los seducía con todo lo que tuviera a mano, pero sin mostrar jamás la cara, él no sabía nada, no quería saber. Mujeres (les daba mujeres), hombres, (les ofrecía hombres), y todo eso lo grababa el sobrino (Alejandro Castro Espín) por si acaso. Otros entraban en el juego simplemente porque les gustaba ser amigo personal de Fidel, incluso Fidel fue padrino de la boda de Martinón, y éste no solo simpatizaba con Fidel, también con Raúl por afinidades de todo tipo. Fidel es el que va introduciendo poco a poco a Tony (Castro) en ese mundo, lo manda a España, a Baleares, lo pasea por toda Europa buscando empresarios a los que sacarles el dinero con promesas, pero sin dar la cara. Porque si las cosas se ponían malas, él salvaba la responsabilidad, como pasa siempre que se descubre algo”, explica el ex funcionario, actualmente destituido e impedido de salir del país de por vida.

De hecho, a finales del año 2017, Enrique Martinón fue acusado por la Agencia Tributaria española por su aparición en los Panamá Papers y vinculado, junto con varios funcionarios cubanos, al bufete de abogados Mossack Fonseca.

De acuerdo con varios informes aparecidos en la prensa por aquellos días, el empresario de Canarias, amigo de Fidel Castro, fue declarado culpable por ocultar 1,54 millones de euros de sus hoteles en Cuba, los cuales abrió por medio de sociedades pantalla en Holanda (Ceiba Tourism Corporative) y Suiza (Mexmark GMBH), las cuales respondían directamente a él como intermediario del gobierno cubano, lo cual venía realizando desde 1987 por encargo directo de Fidel Castro, relacionado en algún grado con el grupo de sociedades incluidas en Ceiba Investment LTD, domiciliada en Guernsey, Canal de la Mancha, las cuales en Cuba eran manejadas por el actual Presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Mercantil, el ideólogo oficialista Rodolfo Dávalos Fernández, quien aparece como “Secretario”, de la sociedad registrada en Panamá por Martinón.

“Martinón y Fidel (Castro) tenían una relación muy estrecha. Siempre los veía hablando bajito, discutiendo aparte, cuando no, se iban a Cayo Piedra o a Pinar del Río. Fidel hasta fue padrino de su boda en Cuba y para eso se movilizó media isla y miles y miles de dólares en recursos que no había porque estamos hablando de 1998, cuando la cosa estaba bien dura”, comenta el alto funcionario cubano, quien además dibuja un esquema muy similar para las relaciones entre el gobierno cubano y otros empresarios españoles de cierta envergadura.

En los Papeles de Panamá no aparece exclusivamente Enrique Martinón asociado al grupo Ceiba Investment, también figuran otros nombres vinculados a firmas como Meliá y Riu, dos de las fundamentales en las inversiones hoteleras en la isla. “Riu fue uno de los fracasos de Maciques, por más que lo enamoraba con la idea, no cuajaba. Después le tocó a (Ibrahim) Ferradaz continuar insistiendo, pero fue (Manuel) Marrero, desde Gaviota, quien logró convencer al grupo Riu que entrara en la isla con un hotel, pero se fueron al poco tiempo al darse cuenta de lo que estaba pasando”, asegura Mauricio Olivera, ex funcionario de Cubanacán S.A., actualmente residente en Europa.

Reportaje investigativo, periodistas de Cubanet, 18 de febrero de 2019.
Foto: Fidel Castro inaugurando los hoteles Paradiso y Sol Palmera en 1990, en Varadero, Matanzas. Tomada de Cubanet.

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