lunes, 23 de diciembre de 2024

Villancicos cubanos


Con los tres villancicos que aparecen en ese video, queremos desearle unos felices días de Navidad y Año Nuevo a los lectores del blog.

Ojalá que 2025 sea el inicio del fin de todos los regímenes totalitarios existentes en el mundo, empezando por el de Cuba, que ya lleva más de seis décadas destrozando una isla y su gente.

Son los deseos de Iván García Quintero y Marco Antonio Pérez López.

lunes, 16 de diciembre de 2024

Cómo se alimentan los cubanos

Las paredes del cuarto están agrietadas. Un soporte de la barbacoa se desprendió y la armazón de madera amenaza con colapsar. Los cables eléctricos cuelgan en el techo de la habitación. A la pequeña cocina empotrada en la sala se le han caído los azulejos. Al desvencijado fogón de gas solo le funciona una hornilla. En el gancho que cuelga en la pared hay un sartén y una cazuela herrumbrosa.

Un viejo refrigerador Haier, una arrocera que ya perdió el esmalte y un anacrónico televisor de tubos catódicos con una pantalla de 21 pulgada son los artículos de más valor junto a un radio VEF de la era soviética que cuando usted golpea con el puño le permite escuchar las novelas que se trasmiten por Radio Progreso.

Zuraima, 58 años, mulata corpulenta, es la propietaria de la ruinosa vivienda emplazada en el pasillo interior de una cuartería con peligro de derrumbe en el municipio Diez de Octubre, al sur de La Habana.

“El baño y el lavadero son colectivos. Las broncas que se arman a veces a la hora de bañarse o lavar son de coger palco. Cada vecino tiene sus tanques de agua. Cuando pasan las guaguas y camiones por la calzada, las estructuras vibran como si hubiera un terremoto. Antes de acostarme a dormir me persigno. Nunca se sabe el día que esto se venga abajo”, dice Zuraima, quien lleva 40 años viviendo en la cuartería.

“Tengo dos hijos y tres nietos. El varón está preso por robo con fuerza y la hembra vive con su marido. Mis padres fallecieron cuando yo tenía 17 años. Desde entonces he tenido que janeármela sola. Estudié hasta noveno grado. Fui madre muy joven. No he tenido suerte con los hombres. Por la mañana limpio pisos en un hospital y por la tarde cuido a una señora en su casa. Nací pobre y moriré pobre”, confiesa Zuraima.

Hace veinte años, una o dos veces al mes, ella iba a los Jardines de la Tropical, a bailar y tomar cerveza a granel. O a los bailables en la Plaza Roja de La Víbora. "En esa época, el Micha, los Cuatro o el Chacal actuaban en los barrios pobres y no había que pagar para verlos. Lamento el asesinato del Taiger, pero la Tranca y el resto de los reguetoneros se han mercantilizado. Vienen a Cuba a hacer dinero. Cantan en los lugares a donde van los ricos que hay en La Habana. Mi pasatiempo es tomar alcohol, escuchar novelas radiales y jugar a la bolita, a ver si gano un parlé”.

Nieves y Octavio, vecinos de Zuraima, no recuerdan la última vez que fueron a la playa o cenaron en un restaurante. “Antes que llegara Díaz-Canel, desayunábamos pan con aceite y ajo y un buchito de café. Almorzábamos arroz con dos huevos fritos y los fines de semana comíamos frijoles negros y un bistec de puerco. Comer huevo era cosa de gente muy pobre. Ahora es un lujo”, apunta Octavio, jubilado.

Zuraima, Nieves y Octavio, como el 89% de los cubanos, según estadísticas del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, viven en la pobreza extrema. La inflación, el fracaso de la Tarea Ordenamiento y la pésima gestión económica del gobierno de Díaz-Canel, han provocado que un segmento amplio de compatriotas coman poco y mal.

Octavio asegura que no consume ninguna proteína hace más de un mes. "Hago una comida al día. Hacer un potaje me resulta muy caro, lo que casi siempre como es arroz blanco con una vianda hervida, por lo general plátano burro, yuca o boniato. Al mediodía me como el pan de la libreta, cada vez más pequeño, con una pasta que preparo con aguacate. Hace un año que no tomo leche, no como carne de cerdo ni pescado. Y la última vez que vi un bistec de res fue en una película americana”.

Zuraima comenta que su dieta es a base de harina. “Gasto de 1,500 a 2 mil pesos al mes en comprar pan. Compro la mortadella y el picadillo de mala calidad que venden por la calle y con eso hago una pasta casera para echarle al pan. Si no me lleno, compro pizza. Dos veces a la semana cocino arroz y una o dos veces al mes, un potaje de chícharos o frijoles negros, que la libra está a 350 pesos, el más 'barato'. Porque los garbanzos, frijoles colorados y las lentejas, ni te cuento, de 500 a 900 pesos la libra. Y no hay embutidos ni carnes para echarle a esos potajes”.

Hace tiempo que Nieves no toma leche ni yogurt. "Me gustaría comer frutas, pero el mango, la guayaba, el melón y la frutabomba están carísimas. Las naranjas, toronjas y mandarinas se fueron pa' Miami. La limonada se convirtió en un lujo, una libra de limones vale 200 o 300 pesos. Ya ni siquiera puedes tomar agua con azúcar prieta. Y si la quieres con azúcar blanca, tienes que pagar 500 pesos por la libra. Es más fácil conseguir un paquete de Doritos que tomarse un guarapo con hielo”.

Deborah, ama de casa residente en Miramar, antaño barriada de la burguesía criolla, expresa que “aunque el poder adquisitivo es más alto que en el resto del país, las calles interiores también están con baches, las fosas reventadas por falta de mantenimiento y cuando cae un chubasco se inundan las zonas bajas. Soy ingeniera y mi esposo chef de cocina. De mis padres heredé la casa y un auto, pero no dinero que nos permitiera reparar la casa y mantener el carro. Los que tienen familia fuera se salvan, pues reciben dólares y paquetes de comida, que eso en Cuba vale más que el oro. Seis años rentábamos dos habitaciones a turistas, pero como el turismo está en el piso, comenzamos a elaborar cakes y dulces finos. El negocio marchaba bien hasta que el precio del huevo y el azúcar subieron tanto que no teníamos ganancias. Es incosteable tener que pagar mil pesos por un kilogramo de azúcar y tres mil pesos por un cartón de huevos. Tuvimos que cerrar".

Según cálculos extraoficiales, solo un 10 por ciento de los cubanos pueden desayunar, almorzar y comer y algunos hasta merendar y tomar café dos o tres veces al día. Ese segmento de la población es el que puede adquirir cajas de pollo en 11 mil pesos, pagar la libra de carne de cerdo deshuesada, importada de Estados Unidos, en 1,200 pesos, y comprar langosta o calamares a 2,300 pesos la libra.

Ese grupo minoritario de cubanos puede tomar jugos Goya, beber cerveza Corona y whisky Jack Daniel’s. Dos veces al año, sus billeteras les permiten rentar una habitación en un hotel todo incluido de Varadero o gastarse 30 mil pesos en la paladar ChaChaChá, en La Habana Vieja. Pero son los menos. La inmensa mayoría se lleva las manos a la cabeza cuando tiene que comprar una libra de tomates en 400 pesos o una ristra de ajos en 2,500 pesos.

“Solo en comida, aseo y otros gastos para cuatro personas, se me van casi 500 dólares mensuales (alrededor de 162 mil pesos en el mercado informal de divisas, que el 14 de octubre se cotizaba a 325 pesos por un dólar), una cantidad que representa el salario de dos años de un profesional en Cuba. Y aunque comemos bien, si lo comparamos con la realidad nacional, no podemos comprar ropa de marca, alquilar en hoteles o ir a restaurantes y bares privados”, señala Guillermo, especialista en software.

Y es que en Cuba la vida es difícil para todos. Pero muchos son más pobres que otros. Es el caso de Zuraima, que come lo que puede y cada noche reza para que el techo de su vivienda no la sepulte si se desploma.

Iván García
Foto: Arroz blanco, huevo frito y un platanito es un lujo en Cuba. Tomada del artículo de Dimas Castellanos titulado La historiografía evidencia que los esclavos comían mejor que los cubanos de hoy, publicado el 1 de abril de 2024 en Diario de Cuba.

lunes, 9 de diciembre de 2024

Cubanos en modo supervivencia

Tras cincuenta horas sin electricidad, con una madre de 86 años postrada en una cama y la comida echándose a perder en el refrigerador, llamémosle Patricia, comenzó a sonar con desespero una cazuela de hierro fundido y a gritar insultos contra la dictadura de corta y clava que gobierna en la Isla.

Varios vecinos del barrio se sumaron a su protesta. Voltearon un contenedor de basura en la calle y comenzaron a corear “libertad, váyanse pa’la pinga” y la famosa frase de “Díaz-Canel singao”. Personas afiliadas a la UJC o el partido comunista, burócratas de nivel medio en instituciones estatales y militares en activos o retirados, asentían en silencio.

“Si por indolencia no eres capaz de administrar los servicios básicos, luego no puedes castigar a los que se manifiestan. Y todos los cubanos, del bando que sean, están descontentos por la ineficiencia del gobierno”, comentó un oficial de la policía.

El directivo de una empresa, cuando se inició la protesta, optó por regresar a su casa. En privado, coincide que el “pueblo está más arriba de los cojones de los abusos, la corrupción y el mal funcionamiento de los servicios públicos. Yo también tengo ganas de gritar. Pero siempre hay alguien que te chivatea. Lo mejor es estar al margen” y dijo que el protocolo a seguir para los miembros del partido comunista y cuadros de empresas estatales, “es salirle al paso a las manifestaciones contrarrevolucionarias e identificar a las personas que iniciaron la protestas. Pero la mayoría no estamos por la labor. Sufrimos las mismas carencias”.

Y añadió que “a estas alturas de mi vida no voy a estar chivateando a un vecino que conozco desde la infancia para que luego lo condenen a diez años de prisión por reclamar en voz alta lo que la mayoría de los cubanos pensamos en voz baja. Además con qué moral, porque como casi todos los funcionarios del gobierno, tengo un hijo en Estados Unidos y otro en España, los dos me mandan dinero y cajas con comida”.

Nunca antes un periodista independiente tuvo su labor tan fácil. Si quince años atrás los cubanos se inhibían de hablar ante una cámara, ahora las personas no se cortan y critican abiertamente al régimen. En la oscuridad provocadas por los apagones, muchos vecinos suelen reunirse en el portal de sus casas o en las esquinas y casi todo lo que se habla es para criticar el ruinoso estado de cosas en el país.

El centro de conversación con cualquier persona, en la calle, una cola o un taxi, son quejas y reproches al gobierno. El descontento ha ido creciendo en la misma medida que los ciudadanos han ido empobreciendo. Yoel, funcionario del puerto de La Habana, acusa al gobierno de mentiroso e irresponsable. “Ellos tienen la culpa de que estemos hundidos. La falta de credibilidad de los gobernantes cubanos no tiene nombre”. Pone varios ejemplos: “Fuera de la bahía, hay varios barcos que no han podido atracar por falta de dinero para pagarles. La semana pasada las autoridades pagaron sólo mil toneladas de gas licuado, de una carga contratada de diez mil toneladas, no tenían el dinero completo. Sucede igual con los barcos de combustible. El principal problema de Cuba no es el bloqueo, es que el gobierno no tiene divisas”.

El viernes 18 de octubre, a las 8 y 50 de la mañana en diversas barriadas habaneras quitaron la electricidad. Era un apagón programado de 6 horas. Debido al alto déficit de generación, las autoridades decidieron ampliar el horario de apagón en la capital de 4 horas en horario matutino o vespertino a 6 y 8 horas. En provincias, desde el mes de enero los apagones suelen ser de 8 a 22 horas. Pero alrededor de las 11 de la mañana, una avería en la termoeléctrica Antonio Guiteras, en las inmediaciones de la bahía de Matanzas, a cien kilómetros al este de La Habana, provocó un apagón general en todo el país.

Un ingeniero eléctrico explica a Diario Las Américas que hubo una desconexión del sistema. "Quedó en cero. Ya había ocurrido en 2022, tras el paso del ciclón Ian. Restituirlo es bastante complejo. El sistema electro energético no está diseñado para hacer cortes eléctricos. Pero las causas de la actual crisis energética es una combinación de factores provocada por la falta de inversiones en las termoeléctricas cubanas. La mayoría fue construida hace cuarenta o cincuenta años con tecnología soviética. La más moderna es la Guiteras, de tecnología francesa que puede llegar a generar 330 MW y fue edificada en 1991”.

“Son plantas que debieran funcionar con petróleo ligero y darles mantenimiento cada seis meses y general cada dos años. Tras la revolución energética ideada por Fidel en 2005, para aliviar la crisis energética que tenía el país desde hacía veinte años, se priorizó construir centrales de generación distribuida, cientos de plantas de fuel oil conectadas al sistema. Y se comenzó a generar electricidad en las termoeléctricas con petróleo cubano, que es muy denso y contiene altas concentraciones de azufre”.

“Eso ha provocado numerosas roturas y tupiciones en los conductos y las calderas. Por falta de financiación no se sustituyen o modernizan los equipos. Algunas piezas ya ni siquiera se construyen. Y pasó lo que la mayoría de los especialistas de la empresa eléctrica preveían: era insostenible mantener el modelo creado por Fidel, debido al alto costo del diésel, que es importado, y en particular porque esas plantas no están diseñadas para trabajar tantos años. Lo que debió ser una solución temporal, para ganar tiempo y construir nuevas termoeléctricas, por orden de Fidel se convirtió en un modelo definitivo. Ahora sucede que la mayoría de las termoeléctricas están en ruina. Y en la generación distribuida la mayor parte de los equipos están obsoletos, rotos o parados por falta de piezas de repuesto”.

“El colapso del sistema era una jugada cantada. Es irreversible, incluso teniendo el combustible disponible. El país, en teoría, tiene una capacidad de generación de más de seis mil MW. Pero en la práctica, sumando las energías renovables y la distribuida, apenas roza los tres mil MW. Y el consumo diario promedio es superior a esa cifra. Así que siempre, suponiendo que no haya rotura ni falte el combustible, habrá que programar apagones”, concluye el ingeniero.

La solución pasa por nuevas inversiones. Mirta, arquitecta, afirma que el “gobierno ha gastado más de 20 mil millones de dólares en la construcción de hoteles. Su propietario es GAESA, que ya tiene tantas habitaciones como Marriot o Hilton, gigantes mundiales de la hostelería. Eso no tiene sentido en un país donde el nivel de ocupación hotelero no llega al 30 por ciento”.

Con la mitad de ese dinero, unos 10 mil millones de dólares, algunos especialistas consideran que se pudo renovar el sistema electroenergético y construir nuevas centrales. En materia de energía la estrategia del régimen ha sido un caos. En la década de 1980, Fidel Castro decidió construir en la provincia de Cienfuegos, 300 kilómetros al este de La Habana, una central electronuclear con tecnología soviética.

“Viendo el desastre de la actualidad, por suerte aquella construcción se paró tras la caída del comunismo en la URSS. Los reactores eran similares a los de la planta en Chernobyl, que provocó el peor accidente de la historia. En esa obra se dilapidó alrededor de 25 mil millones de dólares al cambio actual, sin contar el dinero que se gastó en preparar especialistas en el extranjero que treinta y cinco años después no tienen trabajo”, expresa Eder, físico nuclear.

El experto en energía Jorge Piñón, cubanoamericano director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, hace dos años realizó un exhaustivo análisis en el cual pronosticó “el colapso total del sistema eléctrico cubano”. Según Piñón, la actual debacle no es resultado del embargo, "sino de la mala gestión del Estado en el sector energético. Cuba no tiene dinero ni tiempo para resolver el colapso del sistema eléctrico”. En su opinión, se necesitaría una inversión superior a los 10 mil millones de dólares.

Un funcionario de la empresa eléctrica revela que “hace diez años, en 2014, se anunció un acuerdo con la empresa rusa Inter-RAO para construir cuatro unidades de doscientos MW cada una. En 2016, Moscú concedió un préstamo de 1,300 millones de euros para la construcción. Esos ochocientos MW, si se hubiera hecho lo pactado, estarían ahora funcionando. Pero nadie sabe el rumbo que cogió ese dinero”.

Qatar y Arabia Saudita han entregado fondos millonarios para inversiones en el sector hidráulico, mientras China, España y otros países de la Unión Europea, han financiado proyectos de energías renovables que no nunca se han ejecutado o están a medio construir, como la central de generación eólica en la provincia de Las Tunas. O la unidad de generación eléctrica mediante biomasa del Central Ciro Redondo en la provincia Ciego de Ávila, que costó más 300 millones de dólares y está parada por falta de bagazo de caña o de marabú que el régimen prefiere exportar.

La mala noticia para los cubanos es que no hay una solución viable a corto plazo. El director de la Unión Nacional Eléctrica (UNE), Alfredo López Valdés, sugirió que los cubanos que puedan se “compren un sistemita fotovoltaico”, generando toda clase de comentarios entre los cubanos. “No tienen un ápice de autocritica por su mala gestión, le piden al pueblo que guapeen la comida y ahora la electricidad de su casa. ¿Quién va a pagar la compra de esos paneles fotovoltaicos? ¿La familia que vive en Miami? O acaso lo van vender a plazos por la libreta. De verdad que son unos desvergonzados”, dijo insultada Camila, ama de casa.

El ingeniero eléctrico consultado considera que “lo ideal sería apostar por las energías renovables, especialmente la fotovoltaica y la eólica. Pero para dotar al país con una infraestructura de diez mil MW, que sería lo sustentable y garantizaría un futuro desarrollo económico, se necesitaría una inversión de alrededor de 20 mil millones de dólares”, cifra similar a la que gastó GAESA en construir hoteles para turistas.

Un panel solar de 1KWP de potencia se vende en una tienda de Copextel, empresa de Ramiro Valdés, ubicada en 41 y 42, Miramar, en 55 mil pesos, el salario anual de un profesional en Cuba. Antonio, electricista, advierte que “el desembolso de dinero para una familia de cuatro personas con dos aires acondicionados sería muy superior, pues necesitarían comprar, de acuerdo a su gasto mensual de MW, cinco o seis paneles de buena potencia y con baterías para que se puedan utilizar de noche. Eso representaría cerca de medio millón de pesos, incluyendo la instalación incluida. Una inversión imposible para un trabajador o un jubilado”.

Cuando Hiram, estudiante universitario, vio en las redes sociales la intervención de Manuel Marrero, alucinó. "Te dicen a la cara que los apagones se van a recrudecer y no hay solución a corto plazo. Ya es hora que los cubanos cojamos un machete y nos alcemos en el monte”.

Elaine, profesora jubilada, coincide que algo debemos hacer, “los funcionarios del Estado están burlándose del pueblo. En esa comparecencia del , pasado jueves el gobierno sabía lo que sucedería al día siguiente. Fue un guión preparado. No te venden ni velas, linternas recargables y alimentos enlatados para que las personas puedan comer y después no quieren que los critiquen”.

Patricia, la que empezó a sonar la cazuela después de estar 50 horas sin luz, asegura que “el miedo tiene un límite. No es fácil vivir sin tener que darle de comer a mis dos hijos y a mi madre empotrada en una cama, sin poder comprarle culeros desechables apropiados para esos casos. Cada vez que el gobierno viole mis derechos voy a gritar. No me voy a quedar callada”.

En un ejercicio de cinismo, en plena ola de descontento popular, el mandatario Díaz-Canel felicitó al pueblo cubano por su “compresión, confianza en los dirigentes y disciplina” . A los que salieron a protestar después de cuatro días sin electricidad, los acusó de “estar embriagados” y ser “cómplices de operadores políticos en el exterior”. En tono desafiante prometió sanciones penales.

Más de mil compatriotas están presos por manifestarse pacíficamente en las calles. El mensaje de ida y vuelta del régimen es escueto: emigración, bajar la cabeza o cárcel si protestas. Cada cual elige. Pero si en algo coinciden los cubanos, es que los apagones maratónicos llegaron para quedarse.

Iván García
Foto: Durante los días que Cuba estuvo a oscuras, muchos cubanos cocinaron con leña en la calle. Tomada de Martí Noticias.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Cuba, el cáncer de la corrupción

Cuando los ómnibus climatizados de la empresa turística Gaviota, perteneciente a la corporación militar GAESA, transitan por la Autopista Nacional rumbo a Cayo Santa María, hacen una parada obligatoria en un ranchón por divisas en las afueras del municipio Jagüey Grande, Matanzas, provincia a 170 kilómetros al este de La Habana.

“Ya sea para que los turistas desayunen, merienden o vayan al baño, siempre debemos parar allí”, asegura un conductor de Gaviota. El ranchón, ubicado en una finca campestre, además de una cafetería, tiene una tienda de souvenirs y un mercado de alimentos, tabacos y bebidas alcohólicas.

En medio del follaje y un césped bien cuidado, se observan hermosos pavorreales despliegan sus coloridas alas, se escucha el croar de las ranas y varios flamencos nadan en un pequeño estanque. Cada dólar que usted gasta en el lugar va a la cuenta de Flora y Fauna, uno de los negocios de Guillermo García Frías, nonagenario comandante de la guerrilla de Fidel Castro, quien no ocupa ningún cargo político en Cuba, pero tiene más poder e influencia que cualquier ministro.

Con solo una llamada telefónica de García Frías, el ejército le alista un viejo helicóptero de la era soviética para ir a Cayo Saetía a cazar jabalíes o para dar un paseo por la Sierra Maestra. Entre los negocios de García Frías se encuentran la cría de caballos de raza -algunos se han vendido en más de medio millón de dólares- y la empresa Supermarket, que extorsiona a los emigrados cubanos revendiendo alimentos y bienes tres veces más caros.

En una finca de Managua, en las afuera de La Habana, entre el humo del tabaco de vueltabajo, García Frías y sus allegados apuestan grandes sumas de dinero en peleas de gallos. Un delito tipificado en las leyes cubanas. Pero, ya sabemos, en la Isla las normas se hicieron para otros. Cuenta un trabajador de esa finca que “en sus propiedades no faltan tractores, abonos y fertilizantes como en la mayoría de las cooperativas estatales. Sus negocios no dependen de ninguna institución del gobierno. Nunca vienen inspectores ni la Controlaría General de la Repúlica”.

En la finca se producen acelgas, coles, zanahorias, tomates, entre otros vegetales que van a parar a las mesas de generales o del poderoso Consejo de Estado. También se crían cerdos, carneros, gallinas y guanajos (pavos). En un pulcro centro de elaboración se producen jamones y embutidos. Existen decenas de latifundios como ese en el país subordinados a las FAR o al Consejo de Estado.

Guillermo García importa semillas, alimentos y gallos de peleas saltándose olímpicamente el complicado y tortuoso entramado estatal. “El viejo puede hacerlo. Es uno de los capos de la cosa nostra. En esa mesa solo comen Raúl Castro y su familia, Ramiro Valdés, Machado Ventura y cuatro o cinco generales. El resto puede tener sus negocitos mientras cumplan el guión trazado. Pero no tienen inmunidad. Pueden ir presos si los jerarcas lo deciden”, afirma un ex funcionario de Comercio Exterior.

Cuba no es un país normal. No existe tripartición de poderes y estamentos como GAESA, un gobierno paralelo, a la sombra, no rinde cuentas. GAESA es el auténtico poder en Cuba. Controla las decisiones estratégicas del país y el 90 por ciento de los negocios que generan divisas, incluido el Consejo de Estado.

GAESA es Raúl Castro, su familia y su entorno. Castro II nunca entregó las riendas del poder. Delegó la imposible misión de administrar la Isla a Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, un funcionario que llegó a la presidencia por su obediencia y se ha convertido en un testaferro. Es parte de una puesta en escena. Díaz-Canel, sus ministros y funcionarios del Partido Comunista son los encargados de administrar la pobreza y reprimir a los cubanos que cuestionen el status quo.

Representan al régimen en foros internacionales, pero no diseñan las líneas maestras de la política exterior. En la calle, con esa irreverencia típica de los cubanos, denominan a Díaz-Canel y sus ministros como 'el gobierno de la libreta' (cartilla de racionamiento). “Esta gente -el actual régimen- son los encargados de repartir las siete libras de arroz y el trocito de pollo y viajar por todo el país a hacerle cuentos al pueblo. Los verdaderos amos no dan la cara”, indica un taxista habanero.

Díaz-Canel es una especie de pararrayos. Un gobierno ínterim para ganar tiempo antes de la inevitable caída del castrismo. Los casos de presunta corrupción del ex ministro de economía Alejandro Gil Fernández o ahora el vice primer ministro Jorge Luis Perdomo Di-Lella no es un suceso nuevo.

La corrupción en Cuba es parte del sistema adoptado por Fidel Castro. Sus funcionarios predican un falso discurso de justicia social y de empoderamiento a los más pobres, pero son una élite que viven como burgueses. Tenían privilegios, traficaban favores y malversaban mientras fueran leales al régimen. Pero existe una frontera que no deben cruzar.

Un ex militar retirado, comenta que “quienes han ocupado puestos importantes dentro del gobierno conocen los límites. Si tienes la posibilidad de montar un negocio rentable, se lo debes comunicar a la alta dirección. Y si por tu cuenta pretendes enriquecerte, te parten los cojones- Hay muchos factores que inciden para que el gobierno destituya o le abra un expediente a un alto funcionario. Si cuestionas a la familia real o aspiras a ser presidente tienes las horas contadas".

"Es lo que le pasó a Arnaldo Ochoa, Felipe Pérez Roque y Carlos Lage. Los casos de corrupción tienen que ser muy sonados o actuar por tu cuenta, como el de Carlos Aldana, para que te destituyan. Es muy probable que Gil, Perdomo y otros hayan explotados por pasarse de listos. No por corruptos. Según el pensamiento de los que mandan, no es de buen gusto que un funcionario por debajo de su rango o su abolengo tenga una mejor casa o un auto más moderno".

"Recuerdo que en la década de 1980 el administrador de una heladería fue a la cárcel por especular que era oficial de la Seguridad del Estado y ser dueño de un Lada con más parafernalia que el auto de Ramiro Valdés, por ese entonces Ministro del Interior. Incluso hasta por envidia te pueden abrir fuego. En la destitución de Gil o Perdomo debe haber algo más que corrupción”, explica el ex militar.

En Cuba nada funciona, excepto la represión policial y la Seguridad del Estado. Todos los dirigentes que ocupan puestos importantes son vigilados e investigados con lupa. Es muy improbable que la contrainteligencia no supiera de los supuestos “negocios, deformaciones e ilegalidades” de José Luis Perdomo y el destronado zar de la economía Alejandro Gil.

Hay otros motivos, también importantes, para deponer de su cargo a un alto funcionario. Como el deficiente trabajo del ministro de salud pública durante la pandemia y su inacción por el colapso de los hospitales y la falta de medicamentos. Dentro del aparato del partido y el monocorde parlamento nacional, nadie planteó que se le debería abrir un expediente al coronel Marino Murillo, culpable de disparar la inflación y la pobreza extrema en el país con la aplicación de la fallida Tarea Ordenamiento en enero de 2021.

Nadie dentro del gobierno cuestiona a los ministros de comercio interior, agricultura y la industria alimentaria por sus incapacidades de proveer comida a la población. ¿Y al ministro hidráulico, culpable de que en Cuba se pierda el 50 por ciento del agua que se distribuye por las roturas en el acueducto? ¿Y qué pasa con el ministro de transporte? O el de energía y minas, que no tiene un plan para acabar con los extensos apagones.

Es un chiste de mal gusto intentar acusar a determinados funcionarios por supuestos delitos mientras el resto destroza al país. La corrupción es un flagelo intrínseco del régimen. Hay que frenarla. No se soluciona cambiando los muebles de lugar.

La gente reclama un gobierno que sepa administrar los servicios básicos. Que desaparezca GAESA y renuncie el actual gobierno. Anhelan libertad y democracia.

Iván García
Ilustración tomada del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales.

lunes, 25 de noviembre de 2024

Cuba, lo que queda del "hombre nuevo"

 

Después de seis horas de cavar fosas comunes, colocar flores en jarrones de barro y limpiar con una frazada deshilachada los magníficos panteones emplazados en la Necrópolis de Colón, Arsenio, 58 años, se sienta a un costado de la Capilla del cementerio y se empina un trago de ron casero de un pomo plástico que guarda en el bolsillo trasero de su sucio overol.

Hace cuatro décadas, Arsenio combatió en la selva angolana contra las guerrillas de Jonas Savimbi. Le gusta trabajar en el cementerio por “el silencio que hay. Es el único lugar de La Habana donde no se escuchan escándalos ni reguetón a todo volumen. Y puedo ganar un dinerito por la izquierda, de personas que te pagan por mantener limpias los tumbas de sus familiares. Cuido el panteón donde está enterrada la cantante Farah María. Un dinero que gano sin tener que caer en el vandalismo o robar osamentas de difuntos para vendérselas a algún palero”, cuenta a Diario Las Américas.

Arsenio, quien al regresar de Angola estuvo preso un par de veces por sacrificio ilegal de ganado, asegura que perdió la casa y su matrimonio por la adicción al alcohol. Come poco y mal y bebe mucho. Vive como un gitano. “Por las noches, en combinación con los sepultureros, entran individuos a robarse las lápidas de mármol, ropas, zapatos y otros artículos de los difuntos. Es un negociazo. El personal que trabaja en el cementerio no tiene escrúpulos. Yo tengo tanta necesidad como ellos, pero respeto a los muertos”.

La Necrópolis de Colón, ubicada en Zapata y Calle 12, en la barriada habanera de El Vedado, es uno de los 21 cementerios de la ciudad y está declarado Monumento Nacional. Con sus 57 hectáreas, es el camposanto más importante del país. Posee un gran número de obras escultóricas y arquitectónicas, razón por la cual muchos especialistas lo consideran como el segundo de importancia mundial, precedido por el de Staglieno, en Génova, Italia.

Inaugurada el 2 de julio de 1886, es una de las necrópolis más valiosas de América, aunque a partir de 1959 comenzó a ser vandalizada reiteradamente. En la puerta de entrada del cementerio hay un monumento de mármol de Carrara de 34 metros de largo y 21 de alto donde están representadas las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad. Al traspasar la gigantesca portada de estilo bizantino, dos amplias avenidas, llamadas de norte a sur Cristóbal Colón y Obispo de Espada y de este a oeste Fray Jacinto, sirven de marcador principal para la división del cementerio en cuatro áreas. Su estructura es rectangular en forma de campamento romano y está compuesto por un laberinto de calles, manzanas y lotes.

Cuenta con numerosos panteones que son una recreación a pequeña escala de las mansiones coloniales de sus dueños originales en otras épocas. Los arcos, las cúpulas, y los característicos vitrales de su magnificente arquitectura decoran las construcciones funerarias artísticamente.

Según Arsenio, “la mayoría de los trabajadores del cementerio lo han desvalijado. Se han robado tumbas, farolas, tarjas de bronce. Algunos de esos ladrones son del sindicato o el partido. Pero cuando se trata de dinero no creen ni en su madre. Lo que yo he visto hacer aquí es digno de una película de terror. Ya no hay valores, ni en los colectivos laborales ni en muchas familias. Estando preso, mi madre y mi hermano vendieron la casa sin contar conmigo. Duermo en el cementerio o en un parque cercano. Este gobierno ha engendrado una lacra de sinvergüenzas que se pisotean unos a otros sin escrúpulos. No respetamos ni a nuestros muertos. Cuba está maldecida”.

La pérdida de valores en la sociedad cubana es alarmante. Con el ascenso al poder de Fidel Castro en enero de 1959, comenzó el declive de los buenos modales, el respeto al prójimo y la decencia. En nombre de una ideología se dividió a la familia y a los amigos. Era más importante la lealtad al castrismo que los nexos familiares y la amistad. Los creyentes fueron expulsados de las universidades. Homosexuales, testigos de Jehová y amantes del rock fueron demonizados por Fidel Castro porque en su opinión eran nocivos para la sociedad.

Los adversarios al régimen tenía dos caminos: el exilio o la cárcel. Castro no respetó la propiedad privada ni el patrimonio familiar. Decomisó empresas y bienes a ciudadanos cubanos o extranjeros que generaban riquezas. Confiscó la prensa libre y prohibió el pensamiento liberal.

El castrismo transformó a Cuba en un gigantesco campo de concentración a cielo abierto. Al desaparecer la sociedad civil y los mecanismos democráticos, 'Papá Estado' premiaba o castigaba a la gente de acuerdo a su escala de valores. El régimen decidía el día que los niños debían comprar juguetes y era el encargado de repartir entre los trabajadores, radios, cafeteras, ventiladores y televisores si eran fieles al proceso revolucionario.

Para Carlos, sociólogo, la "Fidel y la revolución estaban por encima de la familia, los afectos y las creencias. Las personas se debían al Estado. Se erradicaron las buenas costumbres porque eran valores pequeñoburgueses. No era bien visto decir señor y señora. El termino correcto, dictado por el marxismo, era llamarlo compañero y compañera. El adoctrinamiento fue feroz desde el circulo infantil hasta la universidad. Castro transformó a los cubanos en una especie de bonsáis. Se les extirpó la capacidad de disentir públicamente y reclamar derechos considerados universales".

"Para entender la obediencia y el miedo todavía existente en la población, hay que conocer los mecanismos de coacción a los que ha sido sometido el pueblo cubano durante 65 años. El experimento social de Fidel Castro y Ernesto Guevara de diseñar un hombre nuevo, alejado de las costumbres occidentales y que fuera una máquina de matar para enfrentar al imperialismo yanqui, fracasó porque el ser humano no puede ser programado por ingeniería política. Lo que ha quedado de ese ensayo es un tipo simulador, inescrupuloso y mal educado”, concluye el sociólogo.

Para escapar del manicomio socialista beben alcohol a pulso o se enganchan a las drogas. Robar cualquier cosa es una forma de cobrar el peaje al adoctrinamiento que han sido sometidos por el Estado. En los barrios son bien las jóvenes que se prostituyen y luego se casan con un extranjero que puede ser su abuelo. Incluso las consideran heroínas, porque les pueden comprar una casa a sus padres y cuando viajan a la Isla, a su familia pueden pagarle una estancia en hoteles todo incluido.

“Mi sobrina no quiere estudiar en la universidad. Su meta es largarse del país. Mientras, prefiere trabajar en un bar de mesera, vendiendo plátanos en un agromercado o jinetear con un 'yuma' (extranjero). Cualquiera de esas tres opciones le permite ganar más dinero que como profesional. Es una muestra de la depauperación social que estamos viviendo”, confiesa Mirta, profesora de secundaria.

Cuba hace agua por todas partes. No se vislumbra la puerta de salida a la profunda y larga crisis económica que vive el país. Los servicios básicos no funcionan. Y las infraestructuras han colapsado. Si algún día la democracia aterriza en la otrora Llave del Caribe, revertir el desastre económico es posible. Lo preocupante es recuperar los valores cívicos en una sociedad que ya ni siquiera respeta la paz de los sepulcros.

Iván García
Foto: Muchas tumbas han sido profanadas y vandalizadas en el Cementerio de Colón de La Habana. Tomada del blog de Alberto Arego.

lunes, 18 de noviembre de 2024

La novela que nunca escribiré

 

I

El adiós fue un riesgo calculado.

Las normas de seguridad indicaban que ese invitado debía llegar y partir bajo el manto de la más estricta austeridad.

Nada de recibimientos y despedidas protocolares.

Para los reyes, quitrines, así reza un viejo lema de la Dirección General de Inteligencia.

Para ese visitante, entonces, bastaba con dos autos Lada y la llave de la Casa de los Cosmonautas en Varadero. Después de todo, a eso había ido a Cuba, a vacacionar en una de las playas más lindas del mundo.

La partida, en buena lid, tendría que haber sido tan austera como la llegada; pero no fue así.

El visitante entró en el aeropuerto José Martí y las puertas se convirtieron en paredes y las paredes en puertas. Fue llevado por un laberinto de pisos pulidos hasta que llegó a una sala amueblada con lujo y habitada por un sólo hombre.

Raúl Castro sonreía con su uniforme de gala, la gorra de plato bajo el brazo y una medalla en el pecho: Héroe de la Unión Soviética.

Los dos hombres se abrazaron con fuerza. No había tiempo para mucho más. El avión ya estaba listo. Las luces parpadeaban y el visitante partió con un murmullo de suerte a sus espaldas.

Antes de que llegara a la puerta de salida, sin embargo, Raúl Castro lanzó la gorra de plato sobre un butacón y se abalanzó sobre su invitado.

Frente a frente los dos una vez más, las manos apretando los hombros, los brazos acortando la distancia, las caras cada vez más cerca y el beso eslavo sobre los labios asombrados del ruso.

Después Raúl Castro hizo una pregunta y la respuesta que escuchó le hizo soltar una carcajada con olor a coñac barato.

Unas horas después todavía se estaba riendo.

II

Aquí podemos detener la ficción y pasar a los hechos.

Ya hoy se sabe que en la extinta Unión Soviética también existió un “Lobby cubano”. Así lo llama en su libro “La Alianza Soviético-Cubana: 1959-1991” (Transactions Publishers, 1994), el señor Yuri Pavlov, traductor al español de Nikita Jrushchov antiguo embajador de la URSS en Costa Rica y jefe, desde el año 1987, del Departamento del Ministerio de Relaciones Exteriores de la URSS encargado de las relaciones con Latinoamérica.

En la página 177 de su libro el señor Pavlov escribe: “El influyente “Lobby cubano” en la Unión Soviética no se limitó a los antiguos embajadores soviéticos en La Habana que terminaron ocupando altas posiciones dentro del Comité Central del PCUS y dentro del gobierno, como es el caso de Vitaly Vorotnikov, miembro del Buró Político del PCUS; Konstatin Katushev, ministro de Comercio Exterior; y Alexander Kapto, jefe del departamento ideológico del PCUS. El Lobby cubano también incluyó innumerables funcionarios del gobierno y del partido, periodistas, generales y oficiales del ejército, directores de fábricas y expertos que en un momento u otro pasaron meses e incluso años en Cuba”… La mayoría conservadora del Buró Político y los secretarios del Comité Central, Oleg Baklanov, Vladimir Kryuchkov, Yegor Ligachev, Ivan Polozkov, Nikolai Ryzhkov, Oleg Shenin, y otros, compartían la preocupaciones de Castro (Fidel) sobre el curso radical que estaba tomando la perestroika”.

El fin de la posición privilegiada de Cuba dentro de la élite política de la Unión Soviética es analizado con más profundidad por el académico Mervyn J. Bain en su libro “Las relaciones Soviético-Cubanas 1985-1991” (Lexington Books, 2007). Como las fechas indican, se trata de un estudio que abarca el período de tiempo que medió entre el inicio de la Perestroika (1985) y el golpe de estado de agosto de 1991. En la página 65 de ese libro leemos: “El significado del golpe de agosto para Cuba estuvo en el hecho de que la junta consistió de sus más cercanos amigos en Moscú. Oleg Baklanov (secretario del comité central del PCUS que había estado en Cuba en 1990), Vladimir Kryuchkov (jefe de la KGB que había hecho una visita no oficial a Cuba en 1991), Konstatin Katushev (antiguo embajador en Cuba y en 1991 Ministro de Comercio Exterior de la URSS), el General Mijail Moiseyev (Vice Ministro de Defensa de la URSS) y el Mariscal Dimitri Yazov (Ministro de defensa de la URSS) —Moiseyev y Yazov tenían lazos con Cuba desde la época de la Crisis de los Misiles— todos estuvieron implicados en el golpe”.

De la “Banda de los Ocho”, que es como hoy se conoce al transitorio “Comité estatal para el estado de emergencia” que decretaron los golpistas (en agosto de 1991), más de la mitad habían expresado abiertamente sus apoyos al castrismo y sus renuencias a eso que ellos llamaban “abandonar a Cuba”. Algunos de ellos estuvieron de visita en La Habana los meses previos al golpe, siendo la más sorpresiva y extraña de esas visitas la que hizo el jefe de KGB, Vladimir Kryushkov, en mayo de 1991.

Una vez desarticulado el golpe, desmantelada la Unión Soviética y abiertos los archivos de la KGB se supieron muchas cosas sobre los orígenes y las relaciones del famoso “Lobby cubano” en Moscú. Una de las más interesantes —y que ha dado lugar a una revisión casi total de ese tema— es el hallazgo de un telegrama (cable codificado) del 18 de julio de 1962 enviado por Vladimir Kryuchkov al jefe de la Inteligencia cubana en aquel momento, el comandante Ramiro Valdés. En esa comunicación Kryuchkov “sugirió” a los cubanos que le echaran una mirada a un ciudadano estadounidense que acababa de regresar desde la URSS hacia su país y que, a pesar de ser “inestable”, podía ser de interés para los cubanos. El nombre de ese ciudadano era Lee Harvey Oswald, el futuro asesino de John F. Kennedy. Los cubanos, ya hoy está comprobado, le echaron una mirada y le dieron el “tratamiento” adecuado a esa recomendación de la inteligencia soviética.

Otro de los hallazgos interesantes fue la existencia de una directiva secreta, ordenada por Mijail Gorbachov en 1990 y titulada: “Medidas de emergencia para organizar la actividad económica comercial y extranjera del Partido”. Un decreto cuyos objetivos describe muy bien el desertor de la KGB Serguei Tretiakov en el libro de Pete Earley titulado “Camarada J” (G. P. Putnam’s Sons, 2007) . En la página 287 de ese libro Tetriakov dice: “Cuando se hizo evidente que el viejo sistema soviético estaba por terminar, los líderes del Partido Comunista empezaron a preguntarse qué pasaría con la vasta riqueza del Partido. Para protegerla decidieron transferir millardos de dólares fuera del país, pero debido al carácter restrictivo del sistema financiero soviético que ellos habían ayudado a crear, no tenían una forma fácil de transferir dinero desde el Banco Central de Moscú al extranjero. En busca de ayuda fueron a ver al entonces jefe de la KGB Vladimir Kryuchkov, quien firmó un decreto secreto que autorizaba a la KGB a crear negocios privados en Moscú con el “propósito de proteger la seguridad del estado” aunque la propiedad privada fuera todavía ilegal en aquellos tiempos. El dinero de los cofres del Partido fue movido hacia compañías tapaderas y secretado a través de éstas hacia el exterior de la Unión Soviética. Ese pillaje sistemático de los fondos del Partido Comunista fue documentado en un memorándum de la KGB titulado “Medidas de emergencia para organizar la actividad económica comercial y extranjera del Partido”. Lo escribió el director administrativo del Partido Comunista, Nikolai Kruchinin, para explicar por qué los líderes del Partido habían tomado un paso tan drástico. De acuerdo con el memorándum, el dinero se pondría a salvo hasta que pudiera ser utilizado para financiar el retorno del comunismo en Rusia. Ese documento estaba supuesto a permanecer secreto pero fue encontrado y desclasificado después del fallido golpe que Kryuchkov intentó contra Gorbachov en agosto de 1991”.

Todo ese entramado de corrupción financiera y lavado de dinero utilizando los fondos del Partido y del gobierno de la extinta Unión Soviética fue analizado en el año 1999 en una audiencia del Comité de Servicios bancarios y financieros, de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. En ese informe, titulado “Lavado de dinero en Rusia” se detalla y comprueba una buena parte de los hallazgos y declaraciones aquí mencionados; así como sus implicaciones para el sistema financiero internacional y, en particular, para una serie de bancos suizos que sirvieron de tapaderas o de intermediarios en esos esquemas de corrupción. Es importante señalar que, ¿casualmente?, el gobierno de los Castro también ha tenido problemas por la utilización fraudulenta de algunos bancos suizos.

Hay otro detalle interesante —aunque sin confirmación, claro está— en la página 179 del libro “Comrade J”, y dice así: “Dentro del SVR (Servicio de Inteligencia de Rusia), ese término —Contacto No Oficial Especial— sólo se utilizaba para identificar a una fuente de inteligencia de alto nivel que tenía un status político y/o social elevado y cuya identidad era necesario proteger con mucho cuidado… Por ejemplo, el hermano de Fidel Castro Raúl Modesto Castro Ruz había sido reclutado por la KGB durante la era Jrushchov como un Contacto No Oficial Especial y trabajó en secreto para los rusos continuamente durante la administración Yeltsin, dijo Serguei (Tretiakov)… Raúl fue utilizado por el Centro para acceder e influenciar al presidente cubano durante los períodos en los que Fidel Castro se tornó hostil hacia los líderes soviéticos. La KGB/SVR siempre tomó precauciones especiales para mantener su papel como Contacto No Oficial Especial escondido de Castro y del pueblo cubano”.

Hasta aquí unos hechos que sobran para hilvanar una novela. Una historia con millardos robados, bancos en Suiza, desertores cansados de tanta corrupción, letonas hermosas y policías honestos rastreando monedas escondidas alrededor del mundo. Podría haber, también, jefes de la KGB que llegan a La Habana en visitas “no oficiales” y son despedidos con besos en la boca. Y no debe faltar, creo, un venezolano cansado de tanta vaina, y de tantas toneladas de petróleo, mucho petróleo, malgastadas… pero el tema me aburre.

III

Raúl Castro recibió, a inicios de 1991, la noticia de que Vladimir Kryuchkov quería pasar unas vacaciones en Cuba.

Una solicitud habitual. Muchos generales y dirigentes soviéticos la habían hecho antes. Unos cuantos, incluso, habían llegado a la heroicidad de morir entre las exigentes piernas de alguna mulata cubana.

Para sorpresa de los edecanes de Raúl Castro en la lista de ruegos y favores solicitados por los asistentes del general soviético había un objeto anacrónico: Coñac Tres Toneles.

Se desataron los recuerdos y hubo una certeza: la visita era importante, habría contacto.

Bucarest, 1953, Comité Preparatorio del IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. La plata sólo le alcanzó a Raúl Castro para llevar unas pocas botellas de coñac barato.

Las dos últimas botellas las bajaron un cubanito lampiño y dos rusos que en medio de la borrachera confesaron con orgullo sus nombres y apellidos verdaderos: Alexander Shelepin y Vladimir Kryuchkov, el grande y el genio.

Viva la amistad de los pueblos y el Coñac Tres Toneles.

Las vueltas que da la vida, señores. ¿A quién se le podía ocurrir que en aquella borrachera estaban dos futuros jefes de la KGB y un Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas?

Treinta y ocho años después de aquel coñac sólo quedaban diez botellas en los almacenes refrigerados del antiguo Ministerio de bienes malversados. Las mandó a buscar.

Kryuchkov fue recibido con la austeridad conveniente. Lo alojaron en Varadero y tuvo unas vacaciones muy gringas. Casi todos los días caminó por la arena a la hora más conveniente para los satélites americanos. Se dejó ver mucho antes de esconderse por un corto período de tiempo, unas horitas cuando más.

Hubo contacto ejecutivo y conversación directa al grano. Dentro de un tiempo prudencial habrá un golpe de estado contra Gorbachov. Ese golpe de estado está supuesto a fracasar, y fracasará. El Partido vuelve a la clandestinidad. Los fondos necesarios para financiar el regreso de Rusia al comunismo son cuantiosos y ya están a buen recaudo. Necesitamos la ayuda de la Isla de la Libertad para el manejo y protección de esos fondos. Sabemos que el talón de Aquiles de la economía cubana es el petróleo. Para resolver ese problema estamos dispuestos a colaborar con ustedes en algo en lo que probablemente ya ustedes estén trabajando por su cuenta. Esta colección de microfilmes contiene el archivo completo de la KGB para Venezuela. Cuando ustedes lean toda la información contenida en ese archivo se darán cuenta de que han tomado posesión de una agentura que nosotros hemos estado desarrollando desde los años treinta, y que se extiende a todos los niveles de la vida venezolana, desde delincuentes hasta generales, desde banqueros hasta líderes sindicales, desde prostitutas hasta santos varones de la Iglesia. Es nuestra opinión que toda esa agentura nuestra, combinada con la que ya ustedes deben tener dentro de ese país, y con las cercanías culturales entre las dos naciones, alcanzarán para que ustedes logren influir a sus antojos dentro de la vida política venezolana y, más importante aún, dentro de la economía de ese país. Todo eso les permitirá lograr una acceso irrestricto a una fuente cercana y barata de petróleo. Para decirlo con palabras claras, compañeros: con la información que les estamos suministrando ustedes serán capaces, si así lo deciden, de poner un mono a gobernar en Venezuela.

Después tomaron Tres Toneles y recordaron los viejos y buenos tiempos.

La despedida debió haber sido tan austera como la llegada; pero Raúl Castro no pudo evitar el deseo de un último beso y abrazo. Así hizo.

Antes de dejar partir a su invitado le preguntó:

– ¿Un mono?

Kryuchkov sonrió antes de responder:

– Y dos también.

César Reynel Aguilera
Aguilera, el blog de César Reynel, 13 de abril de 2013.

Foto: Tomada de internet.

lunes, 11 de noviembre de 2024

Libros convertidos en pulpa de papel

 

Varios lectores me han expresado asombro e incredulidad a propósito de mi artículo “Panait Istrati, entre los autores vetados por el castrismo”, donde referí cómo, a fines de 1970, centenares de ejemplares de las novelas Mijail y Kira Kiralina, del escritor rumano, luego de ser publicados por Ediciones Huracán, fueron recogidos de las librerías y convertidos en pulpa de papel.

Aquella barbarie antiliteraria era una práctica común en la Cuba de las décadas de 1960 y 1970, cuando fueron recogidas y destruidas tiradas enteras de libros que luego de publicados, los comisarios culturales consideraron que eran ideológicamente nocivos.

La lista sería larga: Condenados de Condado, de Norberto Fuentes; Lenguaje de mudos, de Delfín Prats; Pasos sobre la hierba, de Eduardo Heras León, y hasta el mismísimo Paradiso, de José Lezama Lima, por aquel capítulo VIII que revolvía la moralina homofóbica de los comisarios comunistas.

Fue particular el ensañamiento de los comisarios en el caso de Fuera del juego, de Heberto Padilla y Los Siete contra Tebas, de Antón Arrufat, contra los que no bastó el prólogo-coletilla incriminatorio firmado por el Comité Director de la UNEAC que aseguraba: “esa poesía y ese teatro sirven a nuestros enemigos, y sus autores son los artistas que necesitan para alimentar su caballo de Troya”.

Allá por 1988, cuando trabajaba en la Empresa Provincial de Demoliciones, en una nave-almacén en desuso que estaba en la Vía Blanca, en el límite entre El Cerro y Santos Suárez, entre los escombros encontré varios números de la revista literaria mexicana El corno emplumado y decenas de ejemplares de Fuera del juego, y de Los Siete contra Tebas, con aquel infame y ridículo prólogo-coletilla. Todos estaban rasgados al medio y a algunos les faltaban páginas. Parece que a los mata-libros se les olvidó recogerlos en aquel almacén y allí permanecieron durante 20 años.

Conseguí llevarme algunos ejemplares que distribuí entre varios amigos. La que más los agradeció fue mi buena amiga la poetisa Elena Montes de Oca, ya por entonces disidente y hoy en el exilio. Desgraciadamente, el ejemplar que dejé para mí lo presté y nunca me lo devolvieron. Ojalá todavía exista.

Recuerdo que hace unos años pastores de iglesias evangélicas independientes denunciaban la quema de Biblias y otros libros religiosos decomisados por las autoridades.

También hace varios años, una periodista del Noticiero Nacional de Televisión (NTV), en un reportaje, confesó su espanto al descubrir centenares de libros amontonados en un almacén de materia prima reciclable, en espera de su turno para ser convertidos en pulpa. Y no era para menos la consternación de la periodista: además de decenas de ejemplares del Directorio Telefónico de La Habana, había libros escolares de varias asignaturas, de economía, poemarios y novelas, entre ellas, Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski.

En el reportaje del NTV, un funcionario de poca monta, en jerga burocrática, explicaba que dichos libros “ya habían cumplido su ciclo de vida útil”, por lo que serían hechos pulpa para hacer nuevos libros.

A juzgar por la actual política editorial y la pobre oferta existente en la mayoría de las librerías, compuesta casi toda por adoctrinamiento y politiquería castrista, puede uno imaginar qué tipo de libros harán con esa pulpa. Y esos libros, a su vez, después que duerman unos años, amontonados entre el polvo de los anaqueles en las librerías, sin que alguien les eche siquiera una ojeada, los volverán a recoger y a convertir en pulpa, y así ad infinitum.

Luis Cino
Texto y foto: CubaNet, 6 de septiembre de 2024.

lunes, 4 de noviembre de 2024

Cuba es un calvario

 

El cuerpo de guardia del hospital Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán, ubicado en la Avenida 26, al suroeste de La Habana, es un retrato fijo de las penurias que sufren los cubanos. Hace tiempo que no funciona el aire acondicionado y han sustituido las ventanas de cristal por un chapucero enrejado de cabillas. El piso, muy sucio, y la mayoría de los bombillos están fundidos.

Las personas aguardan por su turno médico sentados en incómodos bancos de cemento. Todos tienen cara de hastío. Llevan varias horas esperando para ser atendidos entre el calor, una nube de moscas y un olor fétido que inunda el salón.

Casi todos son pacientes de la tercera edad con padecimientos crónicos que necesitan tratamientos específicos de un especialista. María de Carmen, 71 años, padece de gastritis. “No puedo seguir el tratamiento médico porque hace tres años que no entran los medicamentos a la farmacia. Recibo una pensión de 2,000 pesos (unos 7 dólares) que malamente me alcanza para pagar la luz, comprar el pan y algunas frutas".

La anciana debería tener una dieta de leche, carnes blancas y malanga, "pero el Estado me la quitó. Y una libra de pescado en la calle cuesta más de mil pesos y la libra de pollo que me toca por la carnicería hace cuatro meses que no viene. Por culpa de la guerra que tiene el gobierno con los cuentapropistas ha desaparecido el pollo en los bodegones particulares de las Mipymes. Cuando aparece, te lo quieren vender por cajas. Y una caja de pollo cuesta once o doce mil pesos”.

“El médico me dijo que debo tener una alimentación balanceada y saludable, que sería el mejor tratamiento para mi enfermedad. Pero no tengo a nadie en el extranjero que me envíe dólares ni comida. Estoy pasando hambre. En cuatro años he bajado más de treinta libras. El panecito que me toca por la libreta se lo doy a mi nieto. Estamos viviendo una verdadera pesadilla”, se queja María de Carmen.

Gladys, ama de casa, estuvo más de cuatro horas esperando para poder ingresar a su esposo. "Hay camas, pero todas están rotas o no tienen colchones. Además del colchón, de la casa tuvimos que traer piyamas, toallas, sábanas y un ventilador. Antes de ingresarlo, mi nuera y yo le dimos tremenda limpieza al baño. Era una asquerosidad, con la mierda saliéndose por fuera de la taza. El almuerzo y la comida tenemos que traerlo de la casa. Lo que dan en el hospital es un bodrio que no se lo comen ni lo puercos. Y para colmo tengo que darles ‘regalitos’ a los médicos y enfermeras que lo atienden. De lo contrario se me muere”, dice molesta.

Alberto, 66 años, padece de colitis, y asegura que “Cuba está en bancarrota por culpa de un gobierno inepto. No le demos más vuelta al tema. Si no nos quitamos ese lastre de encima, esta gente (el régimen) nos va a enterrar en vida. Ni durante el Período Especial se pasó tanto trabajo. En los hospitales que atienden a la población no hay medicamentos básicos como paracetamol, agujas desechables, algodón... Los pacientes tienen que llevarlo todo. Desde hace tres años debía hacerme una colonoscopía. Cuando el equipo no estaba roto, faltaba la anestesia o simplemente el médico me daba el bate al no poder hacerle regalos ni darle dinero".

Cuenta Alberto que tuvo que plantarse para que lo atendieran. "Porque llegan los pacientes con posibilidades, que hasta la anestesia traen, y les hacen la colonoscopia. A mí me trataron como a un perro. Me sedaron con cinco benadrilinas y cuatro alprazolan por falta de anestesia. El dolor durante el examen fue tremendo. Estuve casi dos días drogado. No me acordaba de nada. Me hicieron firmar un documento por si algo sucedía. Ya no te hablo de la suciedad, en la sala había cucarachas. El país se viene abajo y el gobierno se la pasa mintiéndole al pueblo. Si las cosas no cambian pronto, esto va a explotar”.

El día a día de los cubanos es una auténtica pesadilla. Apagones de hasta veinte horas, alimentos cada vez más caros y servicios básicos que no funcionan.

Glenda, jubilada, lleva más de tres horas esperando una guagua en la parada. "En Cuba todo es una tragedia. En mi barrio no entra el agua hace una semana, hace dos días nos quitaron la luz quince horas seguidas y la basura nos va a sepultar. Estos gobernantes más hijos de puta no pueden ser. No les importa el sufrimiento de la gente. Viven a toda trapo, gordos y rozagantes. A ellos no les falta el combustible, se atienden en clínicas exclusivas y se alimentan bien. Mientras, los jóvenes solo piensan en emigrar y los viejos muriéndose de hambre sin que nadie los atienda. Y el noticiero de televisión cada noche inventa una isla de fantasía que no existe”.

En los últimos tres años han emigrado más de 850.000 mil personas solo para Estados Unidos. Analistas consideran que el éxodo ronda el millón de personas. El 18% de la población ha escapado del manicomio comunista. El demógrafo y economista Juan Carlos Albizu-Campos, tras una exhaustiva investigación, informó que en los últimos cuatro años, la población cubana descendió de once millones habitantes a 8.62.

Y la bomba demográfica no se detiene. La emigración masiva de jóvenes y personas económicamente activas, ha acelerado el envejecimiento poblacional.

“Somos una de las naciones de la región más envejecidas. Se esperaba que para 2030 el 28% de la población fuese mayor de 60 años. Pero al marcharse del país una cantidad considerable de niños, adolescentes y personas menores de 50 años, se ha precipitado el envejecimiento nacional. Probablemente dentro de un lustro, la cifra de personas mayores de 60 años se acerque al 35%”, explica Carlos, sociólogo.

En su opinión, “una nación empobrecida y con los servicios públicos colapsados no podrá sostener a esa masa de ancianos. Ya existe un déficit importante de mano de obra en la agricultura, la construcción y otras profesiones. Por el paso que vamos, Cuba acabará siendo un país de viejos. Y quienes no tengan familia en el exterior que les ayuden, estarán hambrientos, sucios, enfermos y decrépitos”.

María de Carmen considera que los cubanos han perdido la alegría y la sonrisa. “El estrés cotidiano pasa factura. Se vive para comer, no lo que quieras o necesites por tu salud, si no lo que encuentres. Lo notas, gente con mal aspecto por falta de higiene. Muchas mujeres ya no se maquillan, algunas andan sin ajustadores, a lo mejor también sin blumers: al igual que las íntimas (almohadillas sanitarias), la ropa interior femenina y masculina brilla por su ausencia".

La mala noticia es que las cosas en Cuba pueden empeorar.

Iván García
Foto: Una de las muchas muestras de arte callejero que se pueden ver en La Habana Vieja. Imagen de Ernesto González Díaz tomada de Havana Times.

lunes, 28 de octubre de 2024

La Habana fue una "París en miniatura"

"El que no la vio, no podrá nunca imaginar lo que era La Habana en aquel momento: una pequeña Viena, un París en miniatura". Así describió a la bella capital cubana "de antes" la poetisa y patriota habanera Dulce María Loynaz (Premio Cervantes), en su última obra, Fe de vida (1994). Pero, oh desventura, al "París en miniatura" le cayó la plaga castrista-comunista y, si alguien hoy ya mayor viajó a La Habana en 1958 y la visita ahora de nuevo, no podrá creer lo que ve.

Y menos lo que huele. Tapándose la nariz mientras apura el paso y sortea charcos de aguas putrefactas, se preguntará cómo es posible que la hermosa ciudad que él admiró, esté hoy así. Entre 1952 y 1958, en Cuba hubo una dictadura militar y en La Habana no se veían montañas de basura nauseabunda en las calles ni escombros de edificios derrumbados. Ahora se "construye el socialismo" y sí los hay. ¿Por qué? Es una buena pregunta para esa izquierda que alaba al totalitarismo castrista.

Excluyendo de ella las áreas en las que están los hoteles, los edificios del Estado, del Gobierno, del Partido Comunista, las zonas frecuentadas por los turistas y los repartos en los que residen dirigentes y diplomáticos, la capital más apestosa y más contagiosa de enfermedades de Occidente actualmente es (si se excluye a Puerto Príncipe) La Habana. Uno de los grandes "logros de la revolución". Porque no estamos hablando de una pestilencia cualquiera, sino de una "que lo llena todo, que se pega a la ropa, se mete en la nariz y la llevamos a casa metida en nuestro cabello y unida a nuestra piel", tal y como la describe Yoani Sánchez en una crónica desde La Habana.

O como la define BBC News en un reportaje habanero: "las partículas del hedor, las moléculas de la peste, se te pegan a las cerdas de la nariz y se cuelan en los entresijos de tu mente". Un hombre que no dio su nombre comentó a Radio Martí "que ya no es posible pararse en ningún lugar de la calle sin sentir la peste, para donde quiera que te mueves, ahí está, La Habana entera es un basurero". Lo peor no es la insoportable peste, sino los mosquitos, moscas, ratas, cucarachas, chinches, repletos de gérmenes que emanan de los basureros barriales. Diseminan bacterias, virus, infecciones, en un país sin medicamentos y con un sistema de salud pública prácticamente colapsado.

Hasta una epidemióloga oficialista, Belkis Barrera, del Hospital Nacional de Rehabilitación Julito Díaz, de La Habana, hace poco no pudo contenerse y se refirió a la "proliferación de la inmundicia" en los barrios de la ciudad. Destacó que los basureros callejeros son fuentes de enfermedades gastrointestinales causadas por moscas, leptospirosis transmitida por ratones; dengue, zika, chikungunya, y ahora también el Oropouche, que transmitidos por mosquitos cunden por toda la Isla y es exportado al mundo entero vía turistas. Y falta citar la encefalitis, la filariasis linfática o el mal de Chagas, transmitidos por mosquitos, y por chinches.

Esos estercoleros en los barrios no son ajenos a la existencia hoy en Cuba de cólera, malaria, lepra, tuberculosis, ataques mortales de disentería y gastroenteritis. Y en cualquier momento puede que haya viruela, y quién sabe si hasta resucita la peste bubónica de los tiempos de Boccaccio y su Decamerón. ¿Qué hacen las autoridades? Se quejan del "bloqueo" estadounidense y de que están fuera de servicio más del 40% de los camiones para recoger la basura.

Así lo afirma la Dirección Provincial de Servicios Comunales (DPSC), que también se lamenta de que no encuentra trabajadores (por los bajos salarios que pagan), y que en los municipios de Centro Habana, Cerro, Marianao, Arroyo Naranjo, y San Miguel del Padrón ni siquiera encuentran personas para dirigir esos servicios municipales. En febrero de 2024 la DPSC admitió que de los 440 camiones con que debía contar para recoger los 30,108 metros cúbicos diarios de basura que se generan en La Habana había 174 y solo estaban funcionando 69 por falta de neumáticos, combustible baterías, llantas, y piezas.

¿Cuántos camiones hay ahora en septiembre? Probablemente no llegan ni a 50, pues hay menos piezas de repuesto, combustible, personal, y sobre todo, ¡menos de ganas de trabajar! El Partido Comunista tilda a los habaneros de irresponsables y de "conducta antisocial" por tirar la basura en las calles, y los ha convocado a "un movimiento popular para contribuir al saneamiento ambiental". O sea, que si no quieren pudrición, hediondez y ratas a la puerta de sus casas que solucionen ellos el problema.

La basura acumulada en las calles bloquea el drenaje público y, con las intensas lluvias, se inundan muchas zonas residenciales. No pocos residentes en esas áreas pierden sus pocas pertenencias personales, y encima contraen infecciones con las aguas infectadas con larvas u orine de ratas, el medio principal de transmisión de la mortal leptospirosis.

Hay además en este azote algo grave de lo que nunca se habla. No se trata solo de recoger la basura debidamente, sino del day after, el procesamiento posterior de la basura recogida. Eso en el mundo está cada vez más a cargo de industrias municipales estatales muy eficientes y de compañías privadas especializadas.

La basura aumenta las emisiones de dióxido de carbono, gas metano, óxido nitroso y otros gases nocivos que dañan y erosionan el medio ambiente. Hoy los servicios de recogida y el tratamiento tecnológico-ecológico de residuos sólidos son grandes industrias, estatales o privadas, que generan muchos empleos y contribuyen al desarrollo económico-social. En Cuba eso no existe. A nivel global el tratamiento de residuos sólidos en vertederos a cielo abierto generó 1.600 millones de toneladas de gases de dióxido de carbono en 2016, según el Banco Mundial.

Y a cielo abierto son todos los vertederos de La Habana: el de Calle 100 y Boyeros (52 millones de metros cúbicos de basura con 25 metros de altura), el de Guanabacoa, y el de Ocho Vías. Estos dos últimos afectan la cuenca de agua potable del Acueducto de Vento. Los expertos afirman que una tonelada de residuos sólidos produce 200 metros cúbicos de gases tóxicos (48% de metano y 52% de dióxido de carbono). La Habana genera unas 25.000 toneladas de residuos diariamente. O sea, expele millones de metros cúbicos de gases que agravan el calentamiento del planeta.

En América Latina ya son mayoría los municipios que cuentan con tratamiento ecológico moderno de residuos sólidos: Chile, Argentina, Uruguay y Costa Rica tienen porcentajes entre 53% y 65% de la basura total recogida. En Chile compañías privadas ya procesan ecológicamente el 81,2% de la de la basura. En Colombia ese porcentaje es del 69%, Argentina (54%), Bolivia (37%). Hoy la capital cubana está a años luz de esa eficiencia en la recogida de basura, y en su tratamiento ecológico moderno.

Y todo se va agravando. La periodista independiente Gladys Linares hace unos días reportó desde La Habana que una vecina suya vio a un hombre tirar "los mondongos de un animal" en el basurero de la esquina, y le comentó. "A eso hay que darle candela, porque no se va a poder aguantar la peste". Ese es otro serio problema. Vecinos ya desesperados queman los basureros barriales y las llamas han alcanzado viviendas y postes del tendido eléctrico.

En fin, así es la vida hoy en la otrora "pequeña Viena" de América. Y me vuelvo a preguntar cuánto costará en recursos y en esfuerzo humano la reconstrucción de la que ayer maravilla fue, y hoy… ¿Qué es hoy La Habana?

Roberto Álvarez Quiñones
Diario de Cuba, 8 de septiembre de 2024.

Foto: Mansión en Calzada entre D y E, Vedado, hoy sede regional de la UNESCO en La Habana. Tomada de CiberCuba.

Notas al margen de Tania Quintero.- A propósitos de París, en Vintage Cuba, entre cientos de fotos de la Cuba republicana, se encuentran los desfiles de moda que la firma Dior hacía con la tienda El Encanto, en La Habana de los 50. En una de las fotos se puede ver a Christian Dior, que viajó expresamente a la isla a participar en un desfile de modas, en el Country Club. En 1954, Dior diseñó un vestido de alta costura que le puso el nombre Cuba.

Foto del modelo Cuba, publicado en Vintage Cuba en octubre de 2022, con este texto: "En 1954, la Casa Christian Dior dio a conocer este hermoso vestido de noche confeccionado con tul e hilos metalizados al que llamó Cuba, y que solo podía ser adquirido en París, Nueva York o la tienda El Encanto de La Habana".

Más sobre ese vestido en La Galerie Dior. Una versión en rosado puede verse en esta foto de Mark Shaw. En 2022, en Cubanet recordaban que la tienda El Encanto vendía ropa exclusiva de Christian Dior.

Ya en mi blog lo he contado: tanto a El Encanto, en Galiano y San Rafael, como a Fin de Siglo, en Águila y San Rafael, las dos tiendas más prestigiosas que había en La Habana, los cubanos, fueran ricos o pobres, blancos, negros o mulatos, podían entrar sólo a mirar, aunque no compraran nada. A partir de los 11-12 años, cuando mi padre me daba el dinero y yo sola me compraba ropa, zapatos y útiles escolares, muchas veces entré a Fin de Siglo y El Encanto. Las visitas de los habaneros de a pie seduplicaban o triplicaban en diciembre, para ver los adornos navideños y también adquirir algo rebajado.

Una vez, para un intercambio de regalos en mi aula de inglés, en Fin de Siglo compré por 0,99 centavos de pesos, una colonia de Helena Rubinstein, que sin costo adicional me la envolvieron en papel de regalo, con cinta y etiqueta de la tienda. Cuando en septiembre de 1959 cobré mi primer salario (47 pesos) como mecanógrafa en el Comité Nacional del Partido Socialista Popular, me compré un frasco de Eau de Toilette Miss Dior, en su caja con diseño tweed en blanco y negro. Me costó 5 pesos.

lunes, 21 de octubre de 2024

El reparto Lawton de La Habana

La República significó el momento de mayor consolidación urbana de La Habana y la etapa más prolífica de su arquitectura, considerando la gran variedad de estilos empleados, el volumen de inmuebles construidos, las diversas tipologías y la altísima calidad técnica alcanzada. Asimismo, incorporó una infraestructura técnica eficiente, una amplísima red de servicios y comunicaciones, y una producción industrial que suministraba parte sustancial de lo requerido por la floreciente capital.

En el lapso de casi 60 años se hizo muchísimo, aunque parte de esos progresos se habían iniciado en la segunda mitad del siglo XIX. En términos de planeamiento urbano, El Vedado preconizó, frente a la trama compacta tradicional, la efectividad de un modelo equilibrado y ordenado, que hasta hoy constituye un ejemplo viable de barrio residencial. Otros repartos contemporáneos aprovecharon sus lecciones, apuntadas y dirigidas desde 1861 por las nuevas ordenanzas de construcción.

El Vedado constituyó un caso excepcional al haber urbanizado de manera simultánea varias fincas privadas. Esto le confirió gran homogeneidad a la amplia superficie que lo define. Sin embargo, la mayoría de los barrios habaneros fueron la suma de distintas fincas urbanizadas en distintos momentos, que se enlazaron a la vecina ampliando la trama de la ciudad.

El reparto Lawton, por ejemplo, es la sumatoria de 12 fragmentos diseñados entre 1859 y 1953. Sus primeros tramos son contemporáneos a El Vedado y el Carmelo (1859-60), a Santos Suárez (1859-60) y a Catalina de la Cruz (1864), núcleo fundacional de La Víbora. Situado a la altura de este último, trazó el terreno ubicado al este de la Calzada de Jesús del Monte (hoy Diez de Octubre). Allí aprovechaba las excelentes visuales de las elevaciones de la zona con un trazado moderno que, a diferencia de El Vedado, terminó siendo bastante heterogéneo e inconstante en el uso de jardín, portal, pasillo lateral y pared medianera.

El núcleo inicial de Lawton estuvo constituido por dos pequeños repartos: Ferrer (1859-60) y Salazar (1860). Cada uno ocupó el terreno de dos fincas. Sin embargo, la ejecución de ambos demoró hasta 1907-1909, cuando el negociante norteamericano Guillermo W. Lawton Green se convirtió en su principal inversor e impulsor inmobiliario. Sus límites generales eran entonces Diez de Octubre, Acosta, Porvenir, Santa Catalina este, Lawton y Dolores.

Debido a la gestión de sus licencias durante los mismos años y a la correlación del terreno, resultó un trazado unitario con calles rectas y continuas, con manzanas de 100x100 metros, a excepción de las que dan a Diez de Octubre, dada la irregularidad del camino colonial; y a Acosta, que atraviesa diagonalmente el reparto provocando manzanas triangulares. El uso de portales fue bastante regular, aunque la mayoría evitó el carácter público reglamentado, violación extendida a casi todos los repartos construidos en la periferia. El jardín, en cambio no fue muy frecuente.

Durante la fiebre constructiva republicana, Ferrer y Salazar sumaron diez ampliaciones. En conjunto abarcaron la amplia zona conocida hoy genéricamente como Lawton. Los nuevos repartos fueron: Primera y Segunda Ampliación de Lawton (1912), Batista (1914), Tercera y Cuarta Ampliación de Lawton (1915 y 1919, respectivamente), Primera Ampliación de Batista (1920), Quinta y Sexta Ampliación de Lawton (1923 y 1950, respectivamente), Santa Inés (1943-1944) y La Mallorquina (1953).

La mayoría tuvo en los precedentes decimonónicos sus principales premisas y normativas urbanas, a excepción de la Ampliación de Batista, conformada por manzanas irregulares de trazado circular; de la Sexta Ampliación de Lawton, con manzanas de 100x50 metros y algunas calles muy estrechas (diez metros) como General Rosas, General Marrero, General Rodríguez Fuentes y Eduardo Lores; y de La Mallorquina, estructurada a partir de la legalización de asentamientos clandestinos.

En todo Lawton se prefirió la vivienda individual de uno o dos niveles a la concentración de edificios de inquilinato, construidos en las vías principales a finales de la década de 1940, lo que en alguna medida ha controlado la sobrepoblación y el hacinamiento. En cuanto a los servicios técnicos, asumió con eficacia los progresos tecnológicos del momento, incorporando paulatinamente los que se introducían en la capital —gas licuado, teléfono, etc—.

A pesar de la irregularidad del terreno de Lawton, la topografía fue un elemento a aprovechar, potenciando las virtudes ambientales y visuales de la zona, que en la Sexta Ampliación alcanza los 35 metros sobre el nivel del mar. En general, el sur de La Habana se consolidó como una zona residencial obrera, sin llegar en el caso de La Víbora o Lawton a erigirse como barrios obreros tradicionales, si por ellos se entiende la incorporación de fábricas y la dependencia de la dinámica y vida de la urbanización que las envuelve. De industrial tuvo Lawton los talleres ferroviarios instalados en los límites con Luyanó, a los que se vincularon buena parte de los vecinos como mecánicos y operarios; además de un matadero, la destilería Habana y la fábrica de pintura The Sherwin Williams Company of Cuba.

Dentro de los repartos del sur, Lawton tuvo un alto estándar y calidad paisajística. Hoy lamentablemente se encuentra muy deteriorado, al igual que el resto de la capital. Con diferente nivel de conservación, perviven algunos de sus edificios icónicos. Entre ellos están "los castillitos", viviendas de piedra historicistas con techos a dos aguas muy pronunciadas que suelen ser la fascinación del barrio; el Convento e Iglesia de Santa Clara, trasladados de su primer emplazamiento en La Habana Vieja entre 1919 y 1922; la iglesia neogótica de los Pasionistas (1948); el estadio Rafael Conte (1939); y, de los cinco cines que existieron, el San Francisco (1939) y el Erie (1946), aunque sin las funciones originales.

Yaneli Leal
Texto y foto: Diario de Cuba, 18 de agosto de 2024.

lunes, 14 de octubre de 2024

Cuba: menos maestros y más adoctrinamiento en las escuelas

Como siempre sucede en la Isla, el relato oficial está muy alejado de la realidad. Un metodólogo de enseñanza secundaria en un municipio de La Habana, cuenta que en reuniones sostenidas con altos funcionarios del Ministerio de Educación predominaron las consignas políticas, para intentar camuflar el desastre en la planificación del curso escolar 2024-2025.

“Seamos más o menos importantes, los funcionarios cubanos somos peleles manipulados por el partido comunista, que es quien ordena lo que se debe hacer. Es una puesta en escena. Y nosotros somos los actores. Al principio uno intenta rebelarse. Pero luego ves que no puedes cambiar nada. Tienes dos opciones: o te pliegas al sistema o el sistema te devora. Yo opté por plegarme. Colorear la realidad, decir mentiras y buscar la forma de sacarle rédito al cargo. Doy repasos por la izquierda, cobro 400 pesos por cada clase. No es ético, pero lo hacen la mayoría de los profesores”.

En opinión del metodólogo, la ministra de Educación Naima Trujillo Barreto, “es una funcionaria con el pelo teñido de rubio que cuando los directivos se quejan, apela a los principios revolucionarios, a la creatividad y a pegar el oído a la tierra, el mismo discurso de Díaz-Canel y su comparsa. A ella, como a sus camaradas del partido, se le debe decir lo que quieren escuchar. En esa reunión se minimizaron los problemas. Se maquillaron las estadísticas sobre el déficit de maestros, el número de escuelas reparadas y se le vendió la narrativa de que el llamado Tercer Perfeccionamiento del Sistema de Educación marcha bien”.

El martes 27 de agosto, la ministra y su corte asistieron a la Mesa Redonda, un programa doctrinario de ficción política que distorsiona la dura realidad de los cubanos. Delante de las cámaras de televisión, Trujillo Barreto señaló que a partir de un recorrido que realizaron por todo el país se identificaron muchas problemáticas que se manejarán en el transcurso de los próximos días, pero “hay mucho empeño y profunda interpretación de todos los temas trabajados en los seminarios nacionales. Mucha gente trabajando intensamente en los territorios y comprometidas con lo que les corresponde asegurar para que el curso tenga el éxito al que aspiramos”, dijo la ministra ante la sonrisa lisonjera de Randy Alonso, un sumiso periodista estatal.

Entre las prioridades del nuevo curso escolar, según los edecanes del régimen, destaca un programa de “descolonización cultural, aprendizaje de la historia (versión castrista) así como el desarrollo de las habilidades idiomáticas, la innovación y la cultura digital”. Dennis, profesor de informática, sonríe cuando se le pregunta acerca de la educación en el país. “Desde hace tiempo, las instituciones del gobierno compiten a ver quien dice la mentira más grande. No se puede hablar de innovación y cultura digital cuando las escuelas en Cuba no tienen acceso a internet, excepto las universidades y su uso es racionado, y las clases de computación se suspenden porque los equipos son del año de la corneta y la mayoría están rotos o no funcionan”.

Una profesora de preuniversitario explica de qué trata el programa de ‘descolonización cultural y aprendizaje de la historia’. “A la carrera nos dieron un seminario. Las autoridades consideran que existe un retroceso en la enseñanza de la historia a niños y jóvenes. Afirman que el uso de las redes sociales, ver seriales y filmes de EEUU, promueve un ‘discurso cultural hegemónico que distorsiona los valores revolucionarios’. Imagínate, pararte en un aula y hablar esas tonterías que nadie cree, cuando la mayoría de los estudiantes tienen planes o sueñan con emigrar. Es no tener sentido del ridículo”.

Un maestro de la enseñanza primaria comenta que los directivos de educación de su municipio, "nos propusieron que entre las actividades para incentivar amor por la revolución y sus dirigentes, se deben organizar visitas al museo local y al Centro Fidel Castro, que radica en el Vedado. Esa gente vive en Narnia. Desconocen que el museo municipal hace dos años está cerrado. Y ¿de qué forma voy a llevar hasta el Vedado a decenas de niños con el déficit del transporte que hay en la capital? A no ser que el Ministerio de Educación ponga guaguas para llevarnos y traernos. Son cosas que dicen para quedar bien con el gobierno, pero ellos saben que son irrealizables en las condiciones actuales del país".

Un funcionario de educación apunta que “la versión oficial sobre el nuevo curso escolar está totalmente alejada de la realidad. En el municipio donde trabajo solo se han reparado el diez por ciento de las escuelas. Casi todas tienen los baños clausurados, en casi ninguna hay agua y una parte importante de los muebles escolares se encuentran en mal estado. Un problema gravísimo es la falta de maestros. De acuerdo al Ministerio de Educación, faltan 24 mil profesores en la Isla. Probablemente sean muchos más. La mitad de los maestros no poseen títulos pedagógicos. Algunos son profesionales que los contratan para que den clases en la enseñanza primaria, secundaria y preuniversitaria".

"Otros son 'maestros instantáneos', como les dicen, porque los sacan de las aulas en el segundo o tercer año de la carrera. Hay casos de profesores que terminan un turno de clase en una escuela y deben caminar un kilometro hasta otra escuela para dar clases por falta de maestro en determinada asignatura. Debido a la escasez, se han relajado las normas de contratación. He tenido que recontratar a personas que por diversas razones habían sido expulsadas de educación. A ese desastre hay añadir que el material escolar no está completo. Los nuevos libros no los hemos recibido. Dicen que llegarán antes de que termine el año. Lo mismo dijeron el curso anterior y nunca llegaron”, afirma el funcionario.

Cuando usted habla con familiares de alumnos de todos los niveles de enseñanza, la lista de quejas es amplia. Reinier, padre de dos niños que cursan la primaria, dice que en este curso, a sus hijos les toca un nuevo uniforme, "pero no han llegado a la tienda. He tenido que gastar 5 mil pesos en cuatro camisas y 10 mil pesos en cuatro pantalones, 15 mil pesos en total. Y mi salario como contable en una empresa es de 6,400 mil pesos. Gracias a mi hermano que vive en Miami pude comprar los uniformes. Además me envió tenis, mochilas y útiles escolares. No me puedo quejar”.

Pero muchos padres en Cuba no tienen familiares en el exterior. Es el caso de Sonia, quien confiesa encontrarse sumamente estresada. "Mi hija es estudiante de preuniversitario, no tengo parientes en la yuma y a pulmón he tenido que reunir dinero para comprarle un teléfono móvil, una bolsa y un par de tenis decentes, pues los muchachos se burlaban de los zapatos que llevaba a la escuela y ella estaba acomplejada. Sin contar que tengo que darle dinero para que compre algo de comer cuando salga del instituto. Y pagarle 200 o 300 pesos a un repasador, porque no en todas las asignaturas reciben buenas clases. Después en la escuela tienen el descaro de pedirles ‘ayuda’ a los padres, ya sea detergente para limpiar las aulas o reunamos dinero y compremos un ventilador, para que los muchachos no pasen tanto calor”.

Pero el tema que mayor descontento ha generado entre los padres es la intención del régimen de que los estudiantes trabajen quince días en la agricultura o arreglando tarjas y monumentos. Le pregunté a once familias si iban a autorizar a sus hijos. Las once respondieron No.

“Ya no les basta con el adoctrinamiento en las escuelas, hablando de Fidel y contando la historia a su manera. Ahora pretenden regresar a las fatídicas escuelas en el campo, donde separaban a los hijos de sus padres, trabajando gratis en labores agrícolas. Esa etapa ya pasó. Los tiempos han cambiado”, manifestó Maritza, una de las encuestadas, ama de casa y madre de dos alumnos de secundaria.

En Cuba, supuestamente, la educación es gratuita. Luisa, abuela de un nieto que cursa el quinto grado, piensa que es bastante cara. “En la compra de dos uniformes, un par de tenis, una mochila, un merendero, lápices, libretas y plumones, ya he gastado 250 dólares. En un país donde no hay nada, los alumnos quieren ir a la escuela con tenis Adidas o Nike. Los colegios parecen pasarelas. Por suerte mi hija, la madre de mi nieto, desde Estados Unidos me envía dólares para esos gastos y para prepararle buenas meriendas”.

A pesar de tener un nivel de vida un poco mejor, Luisa reconoce que es muy deprimente la vida actual de los cubanos. “En los barrios apenas ves muchachos jugando en las calles. Y han aumentado los niños, como mi nieto, que sus madres han emigrado y son cuidados por sus abuelos". Dentro de un tiempo, los progenitores sacarán del país a sus hijos. Y en Cuba solo quedarán los más viejos.

Iván García
Foto: Del acto por el inicio del curso escolar 2024-2025 en Santa Clara. Tomada de Radio Sancti Spiritus.
Leer también: Escuelas y maestros en Cuba: ayer y hoy.

lunes, 7 de octubre de 2024

Se desploma la salud pública en Cuba

Pasado el mediodía, sudorosa llega la doctora Geiser, 28 años, al destartalado consultorio en la barriada de Santos Suárez, municipio Diez de Octubre, al sur de La Habana. Antes de ponerse su bata blanca y atender a los pacientes, guarda en el armario una bolsa de pan suave, dos aguacates y cinco libras de costilla de cerdo que compró en un mercado agropecuario cuando iba hacia el trabajo.

El consultorio del médico de la familia debe abrir a las nueve. Pero la escasez de insumos y medicamentos es una de las razones para que Ismary, la enfermera, duerma hasta las once de mañana y luego de comer un tentempié, camine los dos kilómetros existentes entre su casa y el consultorio. Cuando llega, en la antesala esperan seis pacientes. El local presenta un estado ruinoso. El piso sucio, la mayoría de las sillas plásticas del recibidor están rotas y una lámpara de luz fría que cuelga inclinada del techo amenaza con caerse.

El salón de enfermería no tiene iluminación. En el estante de los medicamentos solo hay yodo y mercuro-cromo. Un pequeño equipo para esterilizar agujas y boquillas de aerosol, que les donaron, hace tiempo que está roto. En el vestíbulo cuelga un mural desactualizado donde aparecen estadísticas de la salud pública en 2003. “Parece que ha pasado un siglo. El nivel de cobertura sanitaria en los últimos veinte años es un desastre cuando se cotejan esos números con los de la actualidad”, comenta un señor con una quemadura en su brazo derecho.

En 2003, se lee en el mural, las instituciones de salud pública en Cuba contaban con 286 hospitales, de los cuales 83 eran generales, 34 clínico-quirúrgicos, 26 pediátricos, 18 ginecobstétricos, 18 materno-infantiles, 64 rurales y 43 especializados. Además, funcionaban seis cardiocentros, 289 hogares maternos y 1,961 farmacias bien abastecidas de medicamentos. La tasa de mortalidad infantil era de 4,8 por mil nacidos vivos y la esperanza de vida de 77,79 años. Las mujeres sobrepasaban los 80 años y el 99,1% de la población era atendido por los consultorios del médico de la familia, que formaban parte de la estructura de atención primaria de salud.

Ha llovido mucho desde entonces. Ahora, revela un funcionario del MINSAP, “la mortalidad infantil es superior a nueve cada mil nacidos vivos y en muchas provincias ronda el doce o trece por ciento. Más de un tercio de los hospitales se han cerrado o no prestan servicios para los que fueron diseñados. El 60 por ciento de los consultorios del médico de la familia ya no funcionan. El número de médicos, enfermeros y técnicos de la salud ha caído en más de 75 mil en comparación con 2003”.

De muestra un botón. “Solo entre 2022 y 2023 hay 46 mil trabajadores de la salud menos. De esa cifra, 12 mil son médicos. Hace quince años los policlínicos comunitarios contaban con consultas semanales de especialistas médicos. Actualmente, los pacientes deben trasladarse, incluso de una provincia a otra, para atenderse y las consultas suelen ser cada dos meses. Las clínicas estomatológicas o están cerradas o funcionan como entidades privadas por la izquierda. La esperanza de vida ha caído a los 73 años para los hombres y 76 para las mujeres. La escasez de alimentos y medicamentos inciden en ese retroceso. Solo se están aplicando intervenciones quirúrgicas de urgencia. En los hospitales faltan desde agujas desechables hasta esparadrapo. Es un desastre absoluto”, afirma el funcionario.

La doctora Geiser intenta hacer su trabajo sin apenas insumos médicos. “Podemos hacer algunas curaciones gracias a la ayuda de algunos vecinos que han donado un poco de algodón y gasa. Cuando vienen a inyectarse, traen sus propias agujas desechables. La mayoría de los tratamientos que receto son a base de medicina verde. Es muy doloroso atender al hijo de una familias de bajos recursos o un anciano jubilado que gana un pensión de 1,500 pesos que en los negocios privados no pueden comprar, por no tener dinero, los antibióticos para su tratamiento”.

En una hoja de un cuaderno escolar, la doctora Geiser anota los medicamentos a tomar y el tratamiento a seguir. Los bolígrafos se lo regalan los pacientes. “Nos mantenemos trabajando a pulmón. Mi salario de 6 mil pesos equivale a 20 dólares. El sueldo de la enfermera es de 4 mil pesos. Abrimos el consultorio dos o tres veces a la semana. El resto de los días tenemos que salir a la calle, a resolver la comida de nuestras casas. Aunque éticamente es incorrecto, la mayor parte de los médicos y personal de salud gana un dinero extra atendiendo a pacientes por la izquierda. Es la única forma de no morirte de hambre. La otra es que te caiga una misión en el extranjero”.

“Aunque el gobierno se queda con el 80 por ciento del salario en divisas que te pagan, al menos puedes buscarte entre 7 mil o 10 mil dólares, depende el tiempo de estancia y el país que te toque. Los mejores destinos son Italia, Sudáfrica, Qatar, México. Los peores, Haití y Venezuela. Si quieres que te otorguen un buen destino tienes que pagar dos mil o tres mil dólares por debajo del tapete”, explica la doctora.

A pesar que la exportación de servicios médicos ingresa miles de millones de dólares anuales, la mayor parte de los hospitales que prestan servicio a la población están en regular o mal estado constructivo. La higiene deja mucho que desear al igual que la atención médica. Los pacientes que ingresan en los centros médicos deben llevar sábanas, toallas, un ventilador, el agua que toman y un cubo para bañarse, entre otras cosas.

Según el funcionario del MINSAP en “del 2008 al 2015 se ingresaron entre 7 mil y 11 mil millones anuales de dólares por la exportación de servicios médicos. Suficiente dinero para mantener con calidad el sistema sanitario en la Isla. Pero GAESA utiliza ese dinero en la construcción de hoteles y otros negocios”.

De acuerdo con cifras de los primeros seis meses de 2024 publicadas por la estatal Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) el sector del ocio y el turismo recibieron un presupuesto quince veces superior a la agricultura, ganadería y silvicultura. Y 17 veces mayor cantidad de dinero que el destinado a Salud Pública y Asistencia Social, que recibió 769 millones de pesos. A pesar de que en 2023 había 46 mil trabajadores de la salud menos que en 2022, el régimen tiene a más de 22,400 colaboradores de la salud cubana en 59 países. Y negocia nuevos contratos con otros países.

El déficit de medicamentos, la pésima alimentación y el envejecimiento poblacional, que roza el 25 por ciento de la población mayor de 60 años, incide en el progresivo deterioro de la salud de la ciudadanía. Desde hace más de diez años, en Cuba mueren más personas de las que nacen.

Dania, psicóloga con dos décadas de experiencia profesional, cuenta que “los suicidios y conductas suicidas han aumentado un 23% en los últimos cuatro años en el municipio Diez de Octubre, el más poblado de La Habana y el tercero del país detrás de los municipios cabecera de Santiago de Cuba y Holguín. Un dato preocupante: si hace una década la mayor parte de los que se quitaban la vida, o lo intentaban, eran personas de la tercera edad, principalmente hombres que vivían solos, en estos últimos años se ha disparado el suicidio de jóvenes y adolescentes en edades comprendidas entre 12 y 35 años”.

“Históricamente, el suicidio en Cuba, figura entre las primeras diez causas de muerte. El porciento por cada cien mil habitantes se ha mantenido por encima del 12 y el 15 por ciento. Pero a partir de 1972, las tasas crecieron hasta colocarse entre las primeras a nivel mundial y el cuarto en América Latina. En 1982 se alcanzó un récord nefasto al aumentar los suicidios hasta el 23,2%. Ahora no tenemos cifras actualizadas. Pero atiendo muchos casos de pacientes que han atentado contra sus vidas debido a la frustración y la falta de futuro”, apunta la sicóloga.

Para el régimen castrista es más importante construir hoteles que comprar medicamentos.

Iván García

Foto: Tomada del tuiter de una persona que en junio de 2023 escribió: "Hoy es la segunda vez que vuelve a caerse pedazos del techo en el salón del postoperatorio del hospital Calixto García en La Habana. Cayeron lozas del falso techo. La primera vez, hace tres semanas, cayeron algunos escombros encima de un médico y un paciente".