viernes, 3 de enero de 2014

Avatares de un periodista independiente


American Car 48 Buick por ahisgett.

Joder. Qué me hago ahora. Tenía planificada una entrevista con una señora en el barrio de Marianao que hace labor comunitaria con niños pobres. Por causas ajenas a mi voluntad tuve que postergarla.

Son las 8 de la mañana de un inusual y frío mes de enero. Miro la cartera, me quedan 28 cuc. Tengo que improvisar, por la entrevista fallida. Ya dentro de un "almendrón" (viejo auto americano), decido compartir con ustedes avatares y sueños de un periodista independiente cubano.

Cuando en octubre de 2009 del diario español El Mundo, en su versión digital, me pidieron escribir a dos manos junto a Max Lesnik un blog de debate titulado 90 millas, la idea me pareció genial.

También algunas historias, me dijo el míster de la redacción con su tono de madrileño. Ok. Manos a la obra. Pero -siempre hay un pero- escribir en Cuba es digno de una hazaña de Tarzán.

He visto siete veces el filme de Robert Redford sobre el caso Watergate. Encarna al famoso reportero del Washington Post, Bob Woodward y su célebre fuente, Garganta Profunda. Una clase magistral de periodismo. Con avidez leo las historias que publican en las revistas Time o Newsweek. También los reportajes de El Mundo o El País dominical.

Ser periodista en el primer mundo debe ser gratificante. Ningún funcionario te puede negar información pública. Ni pende sobre tu cabeza una ley terrorífica que te puede condenar a 20 años de cárcel. Tampoco en el barrio donde vives nadie te arma un “acto de repudio” o linchamiento verbal, estilo fascismo alemán, donde lo menos que te gritan es la madre que te parió.

En ese primer mundo donde se desayunan varios platos y con frecuencia puedes comer carne, nunca te visita un cándido agente de la inteligencia para amenazarte, que si sigues escribiendo podrías ser procesado.

Debe ser gratificante ser periodista en el primer mundo. En el civilizado, porque en Colombia o México, un sicario pagado por un cartel de la droga te puede acribillar a balazos.

Tengo la costumbre de leer los comentarios que me dejan. Acepto las críticas. Sobre todo cuando contienen criterios de peso. Si algo adoro del periodismo del siglo 21 es la retroalimentación.

Escribo lo que pienso, sea en una crónica o un artículo de opinión. Trato de ser objetivo. Pero ni Fidel Castro ni Elián González se tomarán la molestia de darme una entrevista si se las pido. El gobierno me considera un mercenario. Un traidor a mi pueblo y a la revolución socialista.

No me amilano. Me tomo el trabajo en serio. Creánme. Soy un iluso, que piensa que en el fondo, la gente es buena.

Ya llegué al hotel Parque Central. Una tarjeta de internet de una hora me cuesta 8 cuc, un dineral. Guardo bien en la billtera los 20 cuc restantes. Para la próxima vez.

Daría lo que no tengo por intentar hacer extensos reportajes, polémicos y balanceados y fotos de calidad. Y por lograr entrevistas con personalidades de la política, la cultura y el deporte, de Cuba y del mundo. Es bueno soñar.

Pero ahora tengo que poner los pies en la tierra. Y además de esta crónica, ver qué más escribo para El Mundo y mi blog Desde La Habana. Después puedo seguir soñando.

Iván García
Publicado en enero de 2010 en El Mundo/América.
Foto: ahisgett, Flickr.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios en este blog están supervisados. No por censura, sino para impedir ofensas e insultos, que lamentablemente muchas personas se consideran con "derecho" a proferir a partir de un concepto equivocado de "libertad de expresión". También para eliminar publicidad no relacionada con los artículos del blog. Por ello los comentarios pueden demorar algunas horas en aparecer en el blog.