Ante la agravada crisis del transporte público, el gobierno cubano implementará un plan urgente para resolver los problemas de movilidad de pasajeros en La Habana que incluye la promoción del uso de la bicicleta, símbolo de los oscuros días del "período especial" en la isla.
Durante una reunión del Consejo de Ministros, presidida por el gobernante Raúl Castro, los prolongados incumplimientos en la transportación pública en ómnibus centraron parte de las discusiones de los participantes y desembocaron en un programa de reordenamiento del transporte en la capital del país, de acuerdo con un extenso reporte publicado el 1 de julio en los medios oficiales.
Entre las propuestas lanzadas por el vicepresidente Marino Murillo Jorge, zar de las reformas económicas y jefe de la llamada Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo, estuvo la promoción del uso de bicicletas como un paliativo a la debacle del transporte público en La Habana.
No obstante, Raúl Castro aseveró ante sus ministros que el país continúa avanzando en la esfera económica y se notan los resultados: "Nos movemos a un ritmo más rápido de lo que se imaginan quienes critican nuestra supuesta lentitud e ignoran las dificultades que enfrentamos", dijo el mandatario.
Murillo informó que la promoción del uso de bicicletas tiene como fin que este medio participe en la "movilidad de la población" y anunció que "se evaluará la aplicación de precios no recaudatorios en la venta de piezas para su mantenimiento".
La evocación oficial de la bicicleta recuerda inevitablemente la crisis económica que golpeó la isla tras el derrumbe del campo socialista y el fin de los subsidios soviéticos, a comienzos de los años 90.
Un total de 1.5 millones de bicicletas chinas fueron adquiridas por el gobierno cubano para enfrentar la estrepitosa disminución del transporte urbano durante el llamado "período especial". Se calcula que unos 700 mil habaneros emplearon ese vehículo para trasladarse al trabajo y desplazarse por la ciudad durante esa década de penurias.
El gabinete ministerial analizó los problemas generales del transporte público, ocasionados fundamentalmente por "el deterioro del estado técnico de los equipos y la insuficiente gestión del Ministerio de Transporte y las Direcciones Provinciales para garantizar a tiempo el suministro de partes y piezas", reseñó el reporte oficial.
Murillo se centró en perfilar la política de reordenamiento del transporte de pasajeros en La Habana, una actividad que calificó de "inestable, insuficiente y de baja calidad" durante años.
Según explicó, el propósito de la iniciativa es identificar las acciones que posibiliten un incremento de la transportación pública con mayor eficiencia en las condiciones actuales del país.
En el diagnóstico presentado por Murillo ante los miembros del Consejo de Ministros reconoció la existencia de evasión del pago por parte de los pasajeros y el robo de la recaudación de manera impune por algunos trabajadores del sector transportista.
"Además, la gestión de las empresas de ómnibus, incluyendo las lanchas de la bahía, es deficiente, a lo que se suma el inestable y limitado empleo del ferrocarril", se dice en el informe y "los principales insumos para estas labores, tanto el combustible como las piezas de repuesto, son adquiridos en el mercado informal, cuya fuente principal es el sistema estatal", señaló el vicepresidente cubano, quien también reconoció la congestión en los horarios picos, las vías en mal estado, las paradas de ómnibus sin condiciones adecuadas y el deficiente alumbrado público en esos lugares.
La política aprobada por el Consejo de Ministros reconoce la necesidad de "priorizar el transporte colectivo como la forma más eficiente y accesible para la mayoría de la población", e incluye los siguientes aspectos:
- Mantener los servicios básicos de transporte de ómnibus públicos y de ferrocarril bajo un esquema estatal.
- Buscar formas organizativas que resuelvan la evasión del pago y la apropiación de la recaudación.
- Introducir un renovado régimen de remuneración a trabajadores y directivos.
- Organizar en cooperativas de servicios complementarios los taxis ruteros, ómnibus escolares, el transporte de trabajadores de las entidades estatales y los porteadores privados.
- Diseñar un sistema de incentivos que incluya bonificaciones, exenciones en materia de impuestos e incluso subsidios, que permita que no incrementen los precios del pasaje.
- Crear la Dirección de Transporte de La Habana y la Empresa de Ómnibus Metropolitanos, esta última bajo un nuevo modelo organizativo.
- Implantar el procedimiento para el uso de tarjetas magnéticas en el consumo de combustible por parte de los trabajadores por cuenta propia.
Café Fuerte, 1 de julio de 2013.
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