lunes, 8 de junio de 2015

Las Tunas necesita un ferry cargado de alimentos y medicinas


Carencias de medicamentos, alimentos y materiales de construcción marcaron los meses de abril y mayo en Puerto Padre, municipio de Las Tunas, a casi 700 kilómetros al este de La Habana.

A tiempo no llegaron los medicamentos de la semana. Los que llegaron, porque hay medicamentos inexistentes en las farmacias. En la consulta de salud mental, el psiquiatra le dijo al cuidador de un paciente con la enfermedad de Alzheimer que “aunque quisiera, no puedo darle la receta ahora”. El especialista también se encontraba estresado: luego de atender a decenas de pacientes, a esa hora todavía no había almorzado. Y en la cola aún esperaban seis personas con algún tipo de desequilibrio emocional.

“El doctor quiere saber si la señora que tiene Alzheimer tiene medicamentos hasta el lunes”, le preguntó al cuidador. “¡Ni para hoy!”, contestó airado, dando la espalda.

Pero si el médico le hubiera dado la receta, de poco le habría servido porque en la farmacia ya le habían dicho que ese antidepresivo estaba en falta. Con los alimentos sucede algo parecido: al crónico desabastecimiento de productos cárnicos, lácteos y de huevos, ahora se sumó el de productos agrícolas, con el consiguiente encarecimiento, "producto de la sequía", según las autoridades.

En Puerto Padre, una libra de papas cuesta diez pesos, cuando las encuentras. Pero resulta que en este municipio hace muchos años dejaron de sembrar papas. Y no por la actual sequía.

Cemento no hay. Cabillas tampoco. Estos materiales no los hay en las tiendas del Estado. Y difícil es conseguirlos aún entre particulares dedicados al comercio ilícito. La fabricación de cemento y cabillas es un monopolio estatal.

Quien encuentre un saco de cemento -algo que no es fácil encontrar- tiene que pagar 130 pesos por un saco del tipo P-250 (a granel), de inferior calidad, inservible para obras de fundición. Cuando lo tiene en sus almacenes, el Estado lo vende a 90 pesos. Pero los revendedores, venciendo no pocos obstáculos, traen el cemento de localidades lejanas, con menos demanda y poder adquisitivo.

En las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), un saco de cemento P-350 cuesta cerca de 7 dólares, alrededor de 165 pesos cubanos. Pero hace más de un mes que a las TRD de Puerto Padre no llegan sacos de cemento P-350. Y ya la gente olvidó desde cuándo no llegan cabillas.

Ahora que llovió, salvo en la céntrica Avenida Libertad, remozada por instituciones estatales para atenuar el calamitoso estado de la ciudad, no pocas calles parecen arroyos. “Hay inercia en el Partido y el Gobierno”, dijo a este corresponsal un ex dirigente, hoy comunista desencantado.

Dos carteles situados en la puerta de una panadería resumen las carencias que hoy sufre Puerto Padre y Cuba toda: “No se vende el pan sin libreta”. Debajo, “Por un Socialismo Próspero y Sostenible”.

Alberto Méndez Castelló

Cubanet, 6 de mayo de 2015.

Video: En el video que encabeza el post, no sé quiénes son los intérpretes del son A Puerto Padre me voy, pero sí quién es su autor: el pianista y compositor Emiliano Salvador, relevante músico cubano que en 1951 nacía en Las Tunas y en 1992, a los 41 años, fallecía en La Habana. Aquí pueden ver y escuchar A Puerto Padre me voy con Emiliano Salvador al piano, Arturo Sandoval en la trompeta y un dúo inigualable de voces: Pablo Milanés y Miguelito Cuní (Tania Quintero).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios en este blog están supervisados. No por censura, sino para impedir ofensas e insultos, que lamentablemente muchas personas se consideran con "derecho" a proferir a partir de un concepto equivocado de "libertad de expresión". También para eliminar publicidad no relacionada con los artículos del blog. Por ello los comentarios pueden demorar algunas horas en aparecer en el blog.