Como ciclista soy un participante activo, no compito, pero supongo que puedo ser llamado “ciclista deportivo” en lugar de “deportista”.
El ciclismo es una iglesia amplia, que cruza las fronteras internacionales y funcionales. La música comparte estas cualidades.
Creo que al igual que la música, las cualidades existenciales del ciclismo conducen a un sentido de comunidad engendrado inconscientemente.
Fue ese sentido comunitario el que sentí, aquella mañana todavía nebulosa, pero brillante, mientras fotografiaba a los que conducían elegantemente durante todo su trayecto en los alrededores del Malecón.
Texto y fotos: Andrew Smith
Havana Times, 29 de enero de 2016.
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