La calidad de los cigarros y tabacos vendidos en moneda nacional a la población cubana es pésima, según declaraciones de varios fumadores. El reciente anuncio de una nueva fábrica de cigarros en el Mariel, más que alegría, ha generado desencanto y polémica sobre el asunto.
“Es el colmo del descaro. ¿Quién se va a alegrar porque hagan una fábrica de cigarros para la exportación, cuando nosotros tenemos que seguir fumándonos los desechos de la producción tabacalera y de los mismos cigarros ya usados?”, refiere Elduvin Boza, quien luego de 25 años como fumador en ocasiones prefiere un habano, para burlar temporalmente la mala calidad de los cigarrillos a la venta.
“Yo me voy a alegrar cuando mejore la calidad de los que venden en Cuba. A veces los ‘tupamaros’ (cigarros de fabricación casera) tienen mejor calidad que los del Estado. La calidad es el respeto al pueblo, pero en Cuba el pueblo es lo que menos cuenta. Compara estos tabacones”, dice Boza, señalando una cajetilla de cigarros marca Popular, “con los cigarros que se exportan, y la diferencia es abismal. El tabaco cubano está considerado entre los mejores del mundo y cuestan una fortuna, pero el que nos venden a nosotros, también cuesta una fortuna (precio mínimo de siete pesos cubanos) si lo comparas con los salarios.También deben estar entre los más malos del mundo”.
Populares, Titanes, Criollos, Aromas, se encuentran entre las marcas de cigarrillos que compiten en el mercado nacional, tratando de obtener el premio a los peores cigarros en circulación y los de menor venta por el desprecio de los fumadores. Sus nombres no están relacionados con la calidad que sugieren.
Ausencia de filtros, envoltura deficiente, palillos, polvo o papel entre la picadura, relleno deficiente o excesivo, llegando en ocasiones a incluir gorgojos, polillas, olor perfumado o “con sabor a cucaracha”.
Una estrategia utilizada por la Empresa de Comercio, Gastronomía y Servicios a nivel nacional, para poder vender las producciones estancadas, es la desaparición temporal del mercado del resto de las marcas, ofertando solamente la menos vendida, para salir del producto ocioso y vaciar los almacenes. En muchos establecimientos, en ocasiones los únicos productos a la venta son cajetillas de cigarros 'impopulares' y botellas de ron.
La marca Criollos, fabricada en Holguín, se encuentra entre las preferidas de las ofertadas en moneda nacional. Actualmente, la venta al menudeo en el mercado negro ha logrado hacerlos desaparecer de los establecimientos estatales, donde son vendidos al por mayor a negociantes callejeros y raramente salen al mostrador “solo para justificar que la unidad los vendió a la población”.
La monopolización por los revendedores de los cigarros Criollos, afecta al resto de la población. Encontrarlos en la red comercial es casi imposible y, de hacerlo, se corre el riesgo de adquirir un producto adulterado.
Carmen Fonseca, una bayamesa revendedora de cigarros que aceptó ser entrevistada, explica cómo funciona su negocio: “Los que se venden menos los compramos en cualquier sitio, pero los Criollos son los más difíciles de conseguir. Los administradores de establecimientos estatales que ya nos conocen, guardan los que reciben y nos los venden por cantidades, pero tenemos que pagarles por encima del precio oficial para que no los saquen al mostrador y así garantizar nuestra venta en la calle. Muchos fumadores prefieren pagar los Criollos a diez pesos, a tener que fumarse las otras marcas”.
En declaraciones recientes a la prensa, Miguel Vladimiro Rodríguez González, vicepresidente primero de Tabacuba, informó sobre la construcción de una fábrica de cigarrillos en la Zona de Desarrollo de Mariel, asociada con Souza Cruz, filial de una de las grandes transnacionales del ramo, la British American Tobbaco.
Pudiera pensarse en una mejora cualitativa para el mercado interno, pero según Vladimiro, dicha fábrica entrará en funcionamiento en 2018 con una capacidad de producción anual superior a 8 mil millones de unidades. También aclaró que toda la producción será destinada al mercado internacional.
La industria tabacalera cubana produce anualmente casi 300 millones de tabacos torcidos a mano, alrededor de 130 millones torcidos a máquina y cerca de 15 mil millones de cigarrillos. Aproximadamente el 80% se destina a la exportación. En lo que va de campaña, las exportaciones superan los 86 millones de dólares, más del 17% de lo planificado. Solo el 20% se destina al mercado nacional y su calidad difiere bastante del exportado.
Un especialista en estudios sociopolíticos y de opinión del pueblo dijo que “en sentido general, las quejas se cuentan por miles, pero la poca preocupación y exigencia que caracteriza al gobierno, cuando el destino de las producciones es para la oferta en el mercado nacional, ha traído como consecuencia la pérdida de la motivación, el orgullo y el sentido de pertenencia del cubano. De nada nos vale que el mundo reconozca nuestros productos y servicios entre los mejores, si los cubanos no podemos consumirlos, ni disfrutarlos”.
El especialista, que solicitó no publicar su nombre, temiendo posibles represalias por su declaración a un medio independiente, confesó que conoce a dirigentes y miembros del partido comunista "que opinan que esas cosas deben cambiar, pero el obstáculo fundamental es el lastre de la mentalidad obsoleta, la espera por orientaciones ‘de arriba’ y el miedo de los superiores ante las iniciativas y el cambio, lo que les han motivado a rechazar muchas iniciativas prometedoras en favor del mercado interno y la calidad de los productos en general”.
Carlos Alvarado, fumador entrevistado señaló que un spot de la campaña contra el hábito de consumo del cigarro en Cuba dice que si fumas, pierdes. "Tremenda verdad, porque los fumadores cubanos hemos perdido hasta el respeto y la consideración. Por todos es sabido que el tabaco hace daño a la salud, pero más daño nos hace la mala calidad y elevados precios. Lo que tienen que hacer es igualar la calidad de los productos, tanto para la exportación como para la venta nacional."
Texto y foto: Roberto Rodríguez Cardona
Cubanet, 7 de julio de 2016.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios en este blog están supervisados. No por censura, sino para impedir ofensas e insultos, que lamentablemente muchas personas se consideran con "derecho" a proferir a partir de un concepto equivocado de "libertad de expresión". También para eliminar publicidad no relacionada con los artículos del blog. Por ello los comentarios pueden demorar algunas horas en aparecer en el blog.