Contrario a lo que hasta el momento se afirma, el Paquete Semanal no tuvo un creador. La idea original fue espontánea y nació a mitad de los años 80, con el arribo a Cuba de las tecnologías domésticas que auxiliaron a los cubanos en la necesidad de evadir la propuesta oficial de los dos únicos y politizados canales de televisión: Cubavisión y Tele Rebelde.
La actual colección digital de un terabyte de programación televisiva extranjera, softwares y revistas digitales, comenzó a desplazar a la televisión cubana con la entrada al país de la tecnología Betamax, lanzada al mercado en 1975. Beta se popularizó en Cuba poco antes de desaparecer, con un formato que permitía dos horas de grabación.
Durante sus primeros años de entrada al país, pocos cubanos, a no ser que fueran de la cúpula gobernante, poseían esta tecnología casera, que inició la circulación alternativa de películas y documentales en el formato.
Fue a través de la empresa gubernamental Omnivideo Corporation, ubicada en la zona residencial de Siboney, en el municipio Playa, que se comenzaron a copiar, traducir, clasificar, distribuir en toda la isla y vender en el extranjero, los materiales fílmicos que se exhibían en los Estados Unidos.
Un ex oficial del Ministerio del Interior señaló que “la empresa fue creada por Tony de la Guardia y después la absorbió CIMEX para vender películas en Cuba. Omnivideo no solo vendía películas, también distribuyó a los dirigentes, por cable, los canales que se captaban con un grupo de antenas que estaban ubicadas en Siboney.”
La misma fuente añade que mediante un ciudadano panameño vinculado al circuito de cines de estreno en Ciudad Panamá, se secuestraban las películas. “Ese panameño llevaba las cintas de estreno a la embajada cubana, allí las mandaban a La Habana, se copiaban, y el mismo día se enviaban de vuelta a Panamá.”
Sumergidos en el consumo del capitalismo, la cúpula socialista no advirtió que comenzaba la era de la tecnología doméstica en Cuba. Sus fórmulas de piratería no tardarían en ser copiadas por el pueblo.
Las películas de Chuck Norris y Sylvester Stallone enfrentados al comunismo vietnamita invadieron la isla. Los cubanos, ávidos por descubrir todo lo que se alejara de la cultura rusa, enquistada en la pantalla chica, formaban pequeñas salas de cine alrededor de un Betamax para consumir los filmes pirateados por Omnivideo Corporation.
El punto de no retorno del trapicheo de imágenes foráneas entre cubanos se había iniciado.
Contados materiales fílmicos ajenos a la piratería oficial lograron insertarse en el naciente intercambio popular de videocasetes. El documental “Nadie Escuchaba” de Néstor Almendros (1987) fue uno de los tuvo el privilegio de llegar las pantallas de blanco y negro, que aún convivían con el Betamax en las casas de los cubanos.
Para competir con la avalancha de programación hollywoodense, la televisión cubana introdujo el espacio La película del sábado. Una versión “sana” del cine estadounidense que culminó por desplazar la cinematografía rusa de la propuesta oficial.
A comienzos de la década del 90 llegó a Cuba el formato VHS, disponible en el mercado desde 1976. Esta tecnología ofreció la capacidad de grabación que estimuló la creación de los bancos de alquiler de películas.
El VHS de hasta 10 horas de duración, en modo LP (Long Play), facilitó el compendio de programas extranjeros que los cubanos aprovecharon para comercializar al estilo de Omnivideo. En Cuba se explotó el formato EP (Extended Play) en NTSC, la calidad más baja de imagen. Las antenas ilegales de Direct TV y Dish fueron las alternativas que encontraron los cubanos para copiar la programación extranjera.
Ubicados entre los ciudadanos pudientes, los llamados Caciques dominaron durante años la grabación de programas, novelas y películas que los bancos compraban por un precio, que variaba por su actualidad o reciente estreno.
Rogelio Reyes inició un banco de películas que incluyó el formato de Betamax. Entrevistado por CubaNet, narró sus experiencias de compendio en los diferentes formatos (Beta, VHS, DVD). “El Beta me duró poco, aunque recuerdo que ya se grababan shows. De VHS llegué a tener casi cinco mil casetes, entre novelas, películas y documentales.”
Rogelio recuerda que los Caciques vendían el compendio (VHS) entre 50 y 60 pesos. Una vez adquirido, pasaba un proceso de clasificación, perfeccionado en el Paquete actual. “En el banco yo grababa en formato EP para que admitiera más horas de programación. A veces hacia paquetes variados de shows con novelas. El VHS fue lo más rápido que caducó, no duró dos años, enseguida llegó el disco (DVD). Tuve que regalar todos los casetes de VHS”.
La adolescencia del Paquete fue cobrando fuerzas con la guerra de los formatos. En las filmotecas de los bancos, se impuso el DVD con mayor contenido y mejor calidad visual. La extinción del VHS se extendió debido al alto costo de los primeros reproductores de DVD, que en el mercado negro oscilaba entre 200 y 250 dólares.
Mientras la población se actualizaba con el nuevo formato, aparecieron los dispositivos de almacenamiento de datos, popularizados en Cuba durante su segunda generación, lanzada en los inicios del siglo 21. La posibilidad de mayor capacidad de almacenamiento y reciclaje del contenido en los dispositivos de datos (USB, Hard Drive), revolucionaron la programación alternativa en la isla.
Hasta entonces, el DVD, de hasta 4 Gb, ofrecía una limitada capacidad sin reciclaje. El factor determinante para el aumento de los involucrados en el negocio, fue la llegada de las computadoras, y con ellas, las tarjetas capturadoras de señal televisiva.
Mario Cabrera, quien formó parte de esta evolución, explicó a CubaNet su participación en la cadena de copiadores de programas. “Cuando aquello tenía un servicio de antena de un canal. Como tenía una tarjeta capturadora de televisión, uno de los que copiaba para el Paquete me contrató. Me propuso que le grabara dos shows: Sábado Gigante y Belleza Latina. Recuerdo que, terminando el programa, pasaba una persona y recogía lo que había grabado, y me pagaba 5 pesos convertibles (cuc) por cada programa”.
Este grupo tributaba para una nueva fórmula que aniquiló la hegemonía de los Caciques; las casas matrices. Fue en ellas que comenzaron a utilizar las computadoras, el Hard Drive y finalmente Internet para descargar y organizar los materiales que contiene el actual Paquete.
Reloj Club fue una de las primeras matrices que identificaron los usuarios, creada por dos jóvenes conocidos como Robert y Mayito. Alexis Rodríguez Tamayo (el Nene), ingeniero graduado de la Universidad de Ciencias Informáticas, heredó Reloj Club cuando sus fundadores abandonaron el país. Alexis, actualmente dueño de la casa Omega, contó a CubaNet su experiencia en los inicios del Paquete.
“El Paquete surgió de los bancos de películas. Las computadoras abrieron la puerta, y los más jóvenes, gracias a su habilidad, encontraron la forma abastecer los bancos. No fue nadie en específico el que creó el Paquete", afirma y menciona que entre las casas matrices más conocidas se encontraban Paquete de Lachy, Samuel y Joe PC.
En su opinión, Joe PC se robó toda la clientela. “Ese muchacho revolucionó todo, cuando las novelas no se vendían por capítulos, él las comenzó a vender por capítulos. Tuvimos que darlas por capítulos o nos quedábamos sin clientes. Después redujo la frecuencia: de la recopilación semanal, a la entrega diaria. Hay distribuidores o matrices que no esperan el final de la semana, compran diariamente la programación que se descarga, para estar más actualizados”.
Alexis no considera que el avance tecnológico pueda eliminar el Paquete: “Ahora es a golpe de Internet, pienso que cuando dentro de unos seis meses más, se debilite la clientela. Pero hay muchos que pagan la información porque no tienen internet en la casa, o no tienen el tiempo para descargarla. Las películas y las series nosotros las descargamos apenas salen y los juegos de fútbol, béisbol o baloncesto, pesen lo que pesen, descargamos una parte”.
Para facilitar su descarga, sin la necesidad de almacenar el contenido, la programación del Paquete fue insertada en SNet, comunidad inalámbrica ilegal. Lo que no se imaginó nadie es que esta programación regresaría a los usuarios a través de su origen: el servicio clandestino de la antena.
La antena o cable que comenzó ofreciendo un canal por 10 CUC, ahora, por el mismo precio, llegan a treinta y dos canales en algunas zonas del centro capitalino. Esta variedad de canales hace que Dish y Direct TV compartan su fama en Cuba con los canales diseñados por los cubanos con el contenido del Paquete. A través de la tecnología WD Elements Play (disco duro multimedia) se emiten 2 Tb de programación por la misma ruta de la ilegal antena.
Desde los inicios del Paquete actual, las autoridades de la Isla lo enfrentan con disímiles estrategias. Han variado y tratado de mejorar la programación televisiva oficial, crearon La Mochila (Paquete oficial), puesto en marcha innumerables operativos policiales, y según un oficial de la Seguridad del Estado, tienen un grupo nombrado Paqueteria, especializado en espiar el tema.
Miguel Díaz-Canel, vicepresidente del gobierno, expresó públicamente su preocupación: “A nosotros no nos molesta el Paquete como idea, pero sí los valores, la cultura y los modos de actuación que pueda transmitir”. Otror dirigentes también lo han atacado por tener un contenido ideológico y estético degradante.
Para protegerse, quienes fabrican el Paquete tomaron la determinación de autocensurarse. Eliminaron del contenido, cualquier información, sea en novelas, series, noticieros y webs, que afecten la imagen del gobierno. Para suplir ese vacío surgió el Paketito. Compendio informativo que reúne lo censurado por El Paquete.
Su creador rompió, por primera vez su principal regla: no ofrecer entrevista a los medios de comunicación. Bajo la condición de proteger su identidad por temor a represalias, dijo: “Lo primero es que, debido a la censura las dificultades de acceso a Internet, las publicaciones de los medios independientes tenían mayor incidencia en el extranjero. La idea del Paketito es llevar toda esa información censurada al cubano de a pie.”
El Paketito se inició en febrero de 2015, con una secuencia semanal. Su contenido incluye toda la información de las plataformas utilizadas por la prensa independiente, noticieros, documentales de contenido político, series, animados, programas radiales y archivos cubanos de imágenes, entre otros materiales censurados por el Paquete .
“Ha tenido buena aceptación en todo el país, porque divulga lo prohibido”, afirmó su creador, y agregó: “Los cubanos quieren conocer que pasa del otro lado de la censura y eso, nosotros lo respetamos.”
Augusto César San Martín y Rudy Cabrera
Cubanet, 24 de noviembre de 2017.Leer también: Snet vive gracias a la autocensura; ¿Se desintegra Snet? y Snet se divide en medio de fuerte crisis.
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