jueves, 22 de noviembre de 2012

"Hacerse el santo"


Santeria white by TimBrighton.

Isabel, 62 años, vive de la religión. Y le va bien. Se ha especializado en 'hacer santo' a los extranjeros. Monta el trono y que vengan los euros. Preferentemente. Pues la mayoría de los “ahijados” de Miranda, son españoles, suecos, alemanes o daneses.

Desde hace tiempo, en Cuba se ha puesto de moda 'hacerse el santo'. Hay dos versiones de cobro: los extranjeros pagan en divisas y los cubanos en pesos. Las dos cuestan bastante dinero.

Las motivaciones para quienes viven en la isla suelen ser por problemas de salud, deseos de prosperar o el simple deseo de vestirse de blanco. La persona se acerca a una santera y le dice que quiere hacerse un iyabó, como se llama esa ceremonia en yoruba.

La santera tira sus caracoles. “Tienes que hacerte Yemayá”, le dice con un mocho de tabaco en la boca. Puede que la sugerencia parta al revés. Es decir, la santera a uno le diga que tiene 'un muerto oscuro' y le recomienda que se haga un iyabó.

Por lo general, a las personas que se les indica 'hacerse santo' tienen un alto poder adquisitivo. Ya sea porque tiene un buen puesto como funcionario del Estado, está casado con una extranjera, tiene un negocio por cuenta propia o vive del robo en su puesto de trabajo.

Entonces la santera o santero que lo consulta pasa a ser su 'madrina o padrino'. Es cuando tiene que abrir la billetera. Comprar animales para "dar de comer a la prenda" bien puede costarle tres mil o 4 mil pesos (110 o 170 dólares). Los gastos no paran. Ropas, dulces y bebidas para la fiesta de santo.

También debe pagar a las personas que le montan el trono cuando usted ya tiene hecho su santo, los músicos que estarán en la fiesta… Quienes disponen de 20 mil pesos (800 dólares) pueden 'hacerse santo' sin problemas.

A los extranjeros y turistas fanáticos de las religiones afrocubanas, les cuesta el doble. Por tradición, a los forasteros en Cuba se les ordeña como si fuesen vacas lecheras. Para ellos todo es más caro.

“Qué carajo, vienen del primer mundo”, señala Fermín, 45 años, un babalao que gracias al negocio de 'hacer santo' posee dos coches rusos y una casa equipada con los últimos artefactos electrodomésticos. Tanto dinero corriendo ha convertido la santería en un próspero negocio.

Aunque existen babalaos como René, 59 años, que respetan sus creencias. En su opinión, muchos santeros han convertido la religión yoruba en una alcancía. “No debiera suceder. En sus ansias por ganar dinero, rompen las normas de estos cultos. Condeno a los babalaos que le faltan el respeto a su profesión”.

Pero muchos santeros en la isla llenan la billetera consultando a extranjeros o cubanos con plata y sugiriéndoles que se hagan santo por cualquier asunto baladí. El grupo Kola Loka pegó alto con su reguetón La estafa del babalao, una sátira sobre la comercialización de la religión afrocubana en la isla y que en el estribillo dice "Padrino, quítame esa sal de encima".

Por cierto, hay un santo que según la lectura que saquen los babalaos al tirar los caracoles, debiera hacerse gratis a los asistentes a una consulta. Se llama Arosohumbe. Varios seguidores de la religión yoruba consultados dijeron no conocer a nadie que se lo haya realizado.

Gratis es una música que no suena agradable en los oídos de los santeros cubanos.

Iván García
Foto: Tim Brighton, Flickr

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