¿Cual es el país del mundo (de los que están en los circuitos turísticos) en el que peor he comido en mi vida? No tengo ninguna duda: en Cuba.
Que perdonen los cubanos; su isla es maravillosa y tiene muchos encantos. Pero la cocina no es uno de ellos. En Cuba la comida no se prepara… se perpetra. A excepción de algunos buenos 'paladares' (negocios privados aceptados por el régimen), donde procuran dar un servicio y una calidad aceptables a pesar de las limitaciones, el resto es tierra quemada.
Y lo malo de la isla no es que solo haya arroz, frijoles y carne de cerdo. Y unos camarones pequeños y congelados que no saben a nada. Siempre lo mismo: arroz, frijoles, cerdo y camarones. (Imagino que el desabastecimiento será una perversa combinación entre el embargo norteamericano y la ineptitud de un régimen para producir otras cosas en una entorno climático y una tierra en donde con un poco de buena planificación crecería de todo).
Lo peor de la cocina cubana es la desidia de los restaurantes estatales, que son la mayoría. A veces no sabes si los cocineros trabajan “para” o “contra” el cliente y las carnes suelen rivalizar en lozanía con la momia de Tutankamón. No he visto en ningún lugar del mundo tanta desgana, tanta apatía y tan poco cuidado con el producto que elaboran como en estos locales estatales de Cuba. Son mejores los músicos que amenizan la estancia que los que están a cargo del fogón o el servicio de mesas.
Recuerdo un viaje de dos semanas en coche por toda la isla. De vuelta a La Habana y harto de arroz, frijoles, cerdo y camarones, descubrí en una calle del centro un restaurante chino. “¡Estupendo!, exclamé. Me voy a dar el placer de cenar sabores diferentes”.
Mi decepción fue mayúscula al comprobar que todo, desde los rollitos primavera hasta el pato laqueado, ¡estaba hecho con arroz, frijoles, cerdo y camarones!
Paco Nadal
Versión de trabajo publicado en el Blog de Paco Nadal, El País, 17 de octubre de 2012
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