No es nuevo que Brasil enamora a todo aquel que lo conoce. La belleza natural, la biodiversidad y la cultura, la creatividad y la alegría que contagia el pueblo brasileño siempre dejaron huella en aquellos que tuvieron la oportunidad de conocer mi país.
A mil días de la Copa del Mundo FIFA 2014, tengo motivos para creer que, junto con esas cualidades que siempre nos caracterizaron, hay otros atributos como la competencia, la seriedad, la innovación, la transparencia, la sostenibilidad, la diversidad y la democracia que contribuirán a que los que vengan a Brasil se enamoren todavía más del país.
Nuestra economía, hoy la séptima del mundo, es diversificada e innovadora y combina crecimiento, estabilidad, sostenibilidad e inclusión social. En la última década, de forma espectacular, más de 40 millones de personas pasaron a formar parte de la clase media, hoy mayoritaria en el país. Este contexto contribuye al descenso significativo de los índices de criminalidad en las ciudades brasileñas, de modo que cada vez estamos más preparados para garantizar la seguridad de nuestra población y de los turistas que nos visitan.
La evolución también es visible en el ámbito de las infraestructuras. No se trata únicamente de estadios, que, como veremos, estarán acabados de acuerdo con el calendario establecido, sino también de la ampliación y la modernización de puertos, aeropuertos y equipamientos urbanos, importantes legados en los ámbitos de transporte, turismo, comunicaciones y energía.
Toda la información, las obras y las inversiones relacionadas con la Copa pueden seguirse por Internet en tiempo real, y será incluso más fácil poder hacerlo cuando el Gobierno Federal lance la página oficial de la Copa.
Los medios de comunicación y la sociedad quieren conocer todos los detalles. Éste y otros mecanismos de transparencia, de seguimiento y de control han servido para evitar e identificar eficazmente desvíos potenciales, por lo que la propia democracia brasileña ha salido enriquecida.
El brasileño está orgulloso de ser el fruto de una mezcla de etnias, religiones, orígenes y colores. Somos una nación en la que todos -los turistas incluidos- se sienten como en casa.
Estamos convencidos de que nuestra fuerza y nuestra creatividad en todos los campos, también en el fútbol, nace de esa diversidad, de esa mezcla. Es por ello por lo que creo firmemente que la democracia ha echado raíces profundas en Brasil.
Por supuesto, queda todavía mucho por hacer. Por supuesto, todavía persisten problemas antiguos y van surgiendo nuevos obstáculos que suponen un desafío. Lo que me hace ser optimista es el hecho de que Brasil está cada vez más capacitado para lidiar con ellos.
En este sentido, considero que la Copa del Mundo FIFA 2014 llega a Brasil en el momento adecuado, como una gran oportunidad para que nuestro pueblo pueda mostrar al mundo que sabemos hacer las cosas bien, y no sólo en el deporte.
Pelé
El País, 16 de septiembre de 2011
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