La foto es de los años 40, en uno de los jardines que en La Habana tenían las cervecerías Cristal, Polar y Tropical, y en los cuales las familias, amigos, asociaciones o partidos, solían reunirse para celebrar algo o simplemente disfrutar de una tarde de sábado o domingo. Fue tomada durante la pausa de almuerzo de un acto público del Partido Socialista Popular (PSP). Mi padre, José Manuel Quintero Suárez, es el mulato de cara redonda, mirando a la cámara y riéndose. El gordo Quintero, como le decían, trabajaba como guardaespaldas de Blas Roca, secretario general del PSP, esposo de mi tía Dulce y cuñado de mi madre. Entre 1959 y 1961, Blas fue mi primer jefe.
A su lado una joven llamada Zoila Castellanos Ferrer, de unos veintipico de años. En esa fecha, Zoila ya estaba vinculada al movimiento del feeling, en el Callejón de Hammel, junto a José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz y Angelito Díaz, entre otros. Puede que ya hubiera escrito sus primeras canciones, pero aún no era famosa, como lo sería después, cuando adoptó el nombre artístico de Tania Castellanos. Y puede que ya se hubiera enamorado de Lázaro Peña González, nueve años mayor que ella, y reconocido líder sindical, junto a Jesús Menéndez y Aracelio Iglesias, posteriormente asesinados.
Creo que en el año en que fue hecha la foto, Lázaro se había separado de Teresa, su primera mujer, y estaba casado con Aida Ros, mulata alta, elegante y fina, con quien tuve oportunidad de trabajar en el Movimiento por la Paz, en los 70. Con ella tuvo a su hija Aila, una niña que salió alta y de buenas maneras, como su madre. Las dos vivían en una casita cercana al aeropuerto militar de Columbia, y después del 59 en varias ocasiones fui con Adalberto, el chofer de Lázaro, a recogerla, para que se pasara el fin de semana con su hermano Lazarito, el hijo que Lázaro y Zoila tuvieron, y a quien sus padres le decían Lachi. Aila y Lachi eran dos mulaticos bonitos, afectuosos y educados.
En internet no he encontrado información sobre Aila Peña Ros, pero estoy segura que es una prestigiosa profesional. De quien sí he encontrado, y bastante, es de Lázaro Peña Castellanos. Se hizo economista y actualmente es doctor en Ciencias Económicas, especialista en relaciones económicas internacionales. En coautoría con José Alvarez, profesor emérito de la Universidad Internacional de la Florida, en 2001 publicó Cuba's Sugar Industry, un libro de referencia sobre la industria azucarera cubana.
Volviendo a la foto. No recuerdo los nombres de los otros tres sentados en el mismo banco, pero sí que a uno, el que está en el extremo derecho, le decían El Chino. Los tres eran militantes activos del PSP, igual que Zoila, gran amiga de mi padre, antes y después de 1959. Zoila me conocía a mí desde que nací, pero yo a ella la vine a conocer e intimar en agosto de 1959, cuando comencé a trabajar como mecanógrafa en el comité nacional del PSP. Mi máquina de escribir la mayor parte de las veces estaba en la oficina donde laboraban Lázaro, Zoila y Carlos Fernández R, un sindicalista muy gruñón.
En internet la foto más conocida de Zoila es una donde ella aparece sobriamente vestida en un programa televisivo de los años 70. A su lado, una despampanente Rosita Fornés. En la red se localiza un mismo escrito, copiado y reproducido en distintos sitios. En la isla hoy se le recuerda más por sus canciones revolucionarias (Cuba, corazón de nuestra América, Por los Andes del orbe y Desde Yara hasta la Sierra) y algunas infantiles (Canción de los niños y Combinación de colores), que por su repertorio romántico: En nosotros, Recordaré tu boca, Me encontrarás, De los dos, Inmensa melodía, Evocación, Ingenua traición, Vuélvete a mí, Me niego, Prefiero soñar, Si fuera cierto, Y si llueve, Yo quiero hacer lo que tú, Cuando cierro los ojos, No como ayer, Para qué confiar...
Zoila, como siempre le llamé, tuvo la suerte de haber podido escuchar sus composiciones en las voces de grandes intérpretes cubanos (Fernando Álvarez, Elena Burke, Olga Guillot, Moraima Secada, Omara Portuondo, Ela Calvo, Marta Valdés, Pacho Alonso y la Orquesta Sublime, entre otros). En You Tube encontré una versión de En nosotros cantada en español por un coro italiano.
Para mí, sus canciones de amor fueron las mejores, creo que para ella también. Las escritoras gallegas Yolanda Novo y María do Cebreiro, en 2008 publicaron un libro sobre el bolero cubano en voces femeninas y le pusieron Te seguirá mi canción del alma, título tomado de En nosotros, cuyo primer párrafo dice: "Cuando te vayas de mí muy quedo, te seguirá mi canción del alma".
En el capítulo que le dedicaron escribieron: "Como autora de boleros y canciones, Tania Castellanos participó plenamente del espíritu del fílin. Tanto en su Canto a La Habana, donde celebra la belleza del malecón, como en sus apelaciones al amado (En nosotros, Recordaré tu boca), resuena un fondo de elegante melancolía que hace pensar en la sutileza del 'cool jazz'. Una de sus características más destacadas como letrista, que la singulariza frente a otras autoras y de la que hace gala, por ejemplo, en Inmensa melodía, es la reflexión metapoética sobre la intensa participación de la música en el sentimiento amoroso". Y lo ilustraron con una foto de Zoila tal y como la conocí en 1959, a los 39 años, cuando prefería recoger su abundante cabellera negra en un moño alto y delante ponerse un pañuelo doblado y anudado en la parte de atrás.
De no haber fallecido en 1988, el pasado 27 de junio Zoila Castellanos hubiera cumplido 92 años. Tal vez sus nietos en vez del feliz cumpleaños le hubieran cantado Mi Regla, dedicada al pueblo donde nació en 1920. No sé si le hubiera gustado haber vivido tanto tiempo, pero estoy segura que hubiera sido una anciana jodedora, campechana y risueña. Aunque en esa foto ni siquiera se sonrió. Sin embargo mi padre, un tipo con fama de serio y flemático, salió riéndose. Cosas de la vida.
Postdata.- Después de redactado el trabajo, le envié una copia a Armando López, periodista radicado en Nueva York, una autoridad en materia musical y gran conocedor del mundo artístico cubano, antes y después de la llegada al poder de los barbudos. Vale la pena publicar su respuesta: Querida Tania, conocí bien a Zoila, fuimos amigos. Era una buena persona. Cuando estuvo en los Autores Musicales, la oficina estaba en la calle O, en el antiguo edificio de la Esso Standard Oil, tiró muchos cabos. Sé que facilitó la salida del país de Ela O'Farril, y que le dieran permiso a Meme Solís para trabajar en el cabaré de Guanabo. Ya retirada, pocos se acordaban de ella y de cuanto había dado a esa revolución. En sus ultimos años almozaba con nosotros en el comedor del Instituto de la Demanda Interna. ¿Sabías que muchas de sus letras las hizo en colaboración con Lázaro? Un abrazo, desde los newyores, Armando López.
Tania Quintero
Leer también: Harry Potter y la revolución escatimada, extenso testimonio de cuando entre 1959-61 trabajé como mecanógrafa en el comité nacional del Partido Socialista Popular. En cinco partes lo publiqué en junio de 2009 en este blog. En la cuarta parte escribí sobre Lázaro Peña y Zoila Castellanos.
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