Los sábados, Ana Torricella, webmaster de Primavera Digital y esposa de su director Juan González Febles, desde las 7 de la mañana ve asaltado su piso minúsculo, en la barriada de Lawton, por una tropa de ruidosos periodistas independientes que ese día hacen sus entregas para el semanario.
La casa de muñecas del matrimonio está lejos de ser una oficina ideal. La sala, demasiado estrecha, es ocupada por una computador de segunda generación y un fax prehistórico.
Las “joyas de la redacción” -una laptop Hewlett Packard de hace un lustro y un frankestein informático armado a pedazos, con un display del siglo XX- se encuentran ubicados en el reducido dormitorio de la pareja.
Ana también es fotógrafa, editora gráfica y periodista. Reconoce que los sábados no suele ser su mejor día de la semana. No es para menos.
Debe soportar más de una decena de adultos hablando muy alto y a la vez, una costumbre muy cubana. O discutiendo, pues casi nunca se ponen de acuerdo sobre política, periodismo, economía o deportes. Además, se beben cuatro termos de café y desbordan los ceniceros de colillas.
Pasada las 5 de la tarde, cuando los reporteros ya se han marchado, Ana debe rehacer la casa. “Durante esas horas, las camas donde dormimos se convierten en 'sofás'. Y algunos periodistas, para estar más cómodos, se tumban y la destienden. Ya perdí la cuenta de las quemaduras de colillas de cigarros en las sábanas, pero es lo que tenemos”, dice Ana, a quien no le ha quedado más remedio que acostumbrarse al barullo y desorden sabatino.
A pesar de las carencias materiales, y que en la acera de enfrente los servicios especiales monitorean con celo su labor, desde el 22 de noviembre de 2007, Primavera Digital hace su trabajo informativo sobre la otra Cuba que el régimen pretende ignorar. Sin intermitencias.
Todo empezó dos años antes. En 2005, a varios periodistas independientes, unos amigos suecos les ofrecieron la oportunidad de hacer su propio periódico. En vez de gastar dinero en un proyecto faraónico, invirtieron tiempo en enseñar a un puñado de periodistas libres cómo se administraba y diseñaba un diario digital.
En total eran 13 reporteros. Las lecciones no cayeron en el vacío. Juan González Febles, al frente del proyecto, se rodeó de un grupo competente.
La estrella es Luis Cino, quizás el mejor periodista sin mandato de Cuba, y un cronista insuperable. Además de escribir un par de notas semanales, Cino es el editor principal y vicedirector de Primavera Digital.
La aventura era peligrosa. Debemos situarnos en contexto. En marzo de 2003, un enfurecido Fidel Castro había llevado a la cárcel a 75 opositores pacíficos, de los cuales 27 eran periodistas independientes.
Por aquellos años, tras la feroz represión, la labor informativa de los comunicadores que desde la isla y por su cuenta contaban sobre la corrupción estatal, pérdida de valores morales, prostitución, abusos jurídicos y otros temas que no toca la prensa oficial, había disminuido considerablemente.
Entre el temor lógico de ir a parar tras las rejas y los pocos espacios donde divulgar sus notas, los reporteros libres tomaron dos caminos: el exilio o el retiro provisional. Juan González Febles y Luis Cino no tienen madera de mártires, pero estaban convencidos de que se encontraban atrapados por el mejor oficio del mundo. Y decidieron seguir adelante, escribiendo sus cuartillas en una libreta a rayas. Después las leían al exterior desde un teléfono particular.
Entre los sueños de Febles y Cino siempre estuvo armar un periódico hecho en Cuba. Sabían los riesgos que corrían, pero el dúo de emprendedores reporteros continuó en su azaroso empeño.
Cinco años después, a los 13 periodistas iniciales, Primavera Digital sumó más de 50 colaboradores a lo largo y ancho del país. Abordan todas las temáticas. Cubren las noticias generadas por la disidencia. Realizan análisis económicos, políticos y jurídicos. En sus páginas tienen cabida todos los periodistas independientes.
La única norma es el rigor profesional. La censura es impuesta por la cordura. En este tiempo han logrado 224 entregas. Poco les ha importado el escaso reconocimiento. Jamás han sido premiados.
Lejos de encogerse, han seguido pensando en grande. A partir de mes de junio tenían previsto comenzar una nueva etapa: la tirada semanal de ejemplares impresos en papel, donde volcarán el contenido de su página web.
No es nuevo. Pero acortan la frecuencia. Antes, trimestralmente, se imprimía en Suecia un periódico que el colectivo de Primavera diseñaba desde Lawton.
Ya tienen una correctora de estilo. Un diseñador gráfico y cinco blogs dentro de Primavera Digital: Círculo Cínico, de Luis Cino; Infierno de Palo, de Juan González Febles; La Matrícula, de Odelín Alfonso Torna; El Gautardo, de Ilei de Jesús Urrutia, y Rincón en Lawton, de Ana Torricella.
Febles es un convencido de que la suerte de Cuba se decide a la vuelta de unos pocos años. Su aspiración de siempre es vivir y crear en democracia, y hace sus cábalas. “No tengo un Cardenal que me defienda ni un Miami que me comprenda. Pero avanzamos. Nuestra meta es poder trabajar con mejores condiciones y sin injerencias políticas de ningún tipo”, señala Febles. Y aprovecha para agradeces “la lealtad sin límites de los colegas que laboran conmigo, especialmente José Fornaris, Amarilis Rey y Odelín Alfonso”.
Cae la tarde en Lawton. El calor es denso, insoportable. La casa mínima y de pocas ventanas del matrimonio es lo más parecido a una sauna.
Ya los escandalosos reporteros entregaron sus crónicas semanales. Saben que hoy les toca una jornada dura, limpiando a fondo y ordenando. Y luego, revisar más de 40 notas, crónicas, artículos y numerosos archivos gráficos.
Al final, si el sueño no los vence, Ana y Juan se sentarán frente a la tele a ver un filme. O hablarán de cosas triviales, mientras de fondo se escucha a Tom Jobim tocando A Garota de Ipanema. Pero eso será mucho más tarde.
Iván García
Foto: Fragmento de la edición impresa de Primavera Digital, tomada de Martí Noticias.
Muy buenooo!!!
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