viernes, 10 de mayo de 2013

Esperando por internet



Cuenta en su blog Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en La Habana, que “pasan las semanas, los meses y los años sin que Cuba alcance la prometida informatización de la sociedad”.

Según Ravsberg, ha intentado que algún directivo del Ministerio de Comunicaciones le responda sobre la situación de internet. Al final, la respuesta es la misma: no voy a hacer declaraciones, este no es el lugar, o en otra ocasión.

Se queja el corresponsal de la lentitud extrema de la conexión, que en su mejor momento alcanza no más de 56 Kilobytes, lo cual le impide bajar videos, abrir fotos puede demorar ente 15 y 20 minutos y para revisar unas 20 páginas informativas se necesitan alrededor de tres horas.

Ravsberg asegura que siempre están los que achaquen la lentitud al ‘bloqueo’ estadounidense, mientras los opositores le expresan que es un complot del gobierno de Castro para monopolizar la información.

Un tercer grupo alega dificultades técnicas. Hay un poco de razón en cada uno. En los años 90, el embargo impedía conectarse a los cables submarinos que circulan por mares adyacentes a Cuba.

La isla debía conectarse por vía satelital, más costosa y lenta. El ancho de banda asignado era mínimo. Pero desde que Barack Obama asumió la presidencia, en 2010 a una empresa radicada en Miami se autorizó a establecer negocios con la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, ETECSA.

El proyecto era rehabilitar un viejo cable submarino y dotarlo tecnológicamente, para que cubriera la demanda creciente en el acceso a internet desde Cuba. El costo no superaba los 18 millones de dólares. Pero al régimen no le gustó esa opción. Sus directivos plantearon que si se quería mantener la soberanía digital, debía planificarse una conexión submarina con Venezuela.

Era un negocio a tres bandas. Cuba y Venezuela, como parte de su alianza económica conocida por ALBA y Jamaica. El costo rondaba los 70 millones de dólares. El cable partía desde La Guaira venezolana y se enlazaba en Siboney, Santiago de Cuba. En febrero de 2011 el cable llegó a las costas cubanas.

En agosto de ese año, según una nota del Ministerio de Comunicación, se hizo operativo. Sin embargo, desde esa fecha, la velocidad de conexión en hoteles, empresas o particulares autorizados por el gobierno no ha mejorado.

Todo lo contrario. Cada día las conexiones son peores. Alrededor del cable hay toda una trama de corrupción. Se especula que el desfalco sobrepasó los 20 millones de dólares. La calidad del trabajo y los materiales utilizados dejaban mucho que desear. Casi un centenar de directivos y técnicos fueron investigados. Uno de ellos desertó en Panamá.

Otros fueron destituidos de sus cargos y esperan juicio. En ese momento, Ramiro Valdés, un comandante de toda confianza de Fidel Castro y creador de los servicios especiales en Cuba, era ministro de comunicaciones. Se rumora que asesores cercanos al ministro estarían involucrados en ese caso de corrupción. Ramiro Valdés fue sutilmente apartado de su cargo.

Y promovido hacia arriba. Ahora ocupa la cartera de un super ministro y su rango de acción se extiende a diferentes esferas. Desde el trazado de un nuevo acueducto en el oriente cubano, hasta la asesoría eléctrica a Venezuela.

Una nota informativa de ETECSA, publicada en febrero en el diario Granma, expresaba que a pesar de tener en funcionamiento el cable, para lograr una mayor conectividad se necesitaban inversiones importantes en la infraestructura interna de telecomunicaciones.

El cuento de la buena pipa. Un técnico que prefirió el anonimato dijo que el cable podría elevar la velocidad de trasmisión de datos en tres mil veces. Pero en su opinión, debido a la falta de mantenimiento en las redes y en el cable de fibra óptica que cubre todo el territorio nacional, se han sucedido fallas técnicas.

El equipamiento tecnológico es obsoleto. A partir del mes de abril, por falta de equipos, los teléfonos fijos defectuosos no se podrán cambiar. Cuando ETECSA era una empresa con capital mixto, el socio italiano renovaba el parque tecnológico y de transporte.

¿Por qué un misterioso grupo llamado RAFI de capital nacional que controla casi todas las acciones de ETECSA desde 2010, a pesar de obtener amplios beneficios, no es capaz de renovar el equipamiento obsoleto?

Esa pregunta se la hice vía telefónica a un directivo de ETECSA. Recibí la callada por respuesta. Por pura desidia política, el gobierno del General Raúl Castro no dedica tiempo en intentar buscar soluciones a problemas técnicos que impiden comercializar internet a precios asequibles a los ciudadanos.

No hay una reunión ministerial o una sesión de la Asamblea Nacional donde no se discuta del tema. Una especialista me contó que hace dos años se elaboró un proyecto que permitiría comercializar internet. “Por razones políticas no se nos dio una respuesta. El plan duerme en la gaveta de algún jerarca”.

No es difícil delimitar responsabilidades. Si ya el poco y lento enlace a la red no es asunto de conexión, por tener operativo un cable submarino, entonces solo quedan dos opciones abiertas.

Si hay voluntad política, los problemas técnicos se pueden resolver a corto plazo. La duda por despejar seguirá siendo si un régimen que lleva 54 años controlando con mano firme el flujo informativo, tenga interés en cambiar el estado de cosas.

No lo creo. El régimen verde olivo ve detrás de internet a un enemigo peligroso.

Iván García
Foto: Tomada de Banca & Negocios.

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