Zoé, ¿qué motivó tu exilio? ¿Venías fraguando el plan hacía tiempo o de pronto se te presentó la ocasión?
-Mi exilio lo motivó la falta de libertad en general. La coacción y presión constantes. Los horrores de los que fui testigo personal y en colectivo durante años, la copa se colmó con las gotas del Remolcador Trece de Marzo y con la Crisis de los Balseros, en 1994. Sí, yo había pensado mil veces en irme, pero al mismo tiempo no quería dejarles el país, no quería dejar a mi madre sola, muy común. Ya mi padre se había ido, con mis hermanos. Creía que desde el arte, desde la cultura, desde ese mundo algo distinto del cine, se podía empezar a cambiar las cosas. En aquella época, ser ingenuos todavía podía ser creíble, porque el Muro de Berlín acababa de ser derrumbado, los soviéticos empezaban a quitarnos el pie. Pensamos que podíamos iniciar nuestra propia perestroika, y más temprano que tarde aquello acabó con la "pereztranca", que fue como se llamó popularmente. No pensábamos ni en sueños que acabaría con el exilio de toda la generación artística de los ochenta. Mis broncas y enfrentamientos con Alfredo Guevara no fueron tantos como tuvieron otros, pero las que tuve fueron esenciales, y muy violentas. Y bueno, ahí entendí que tenía que asumir mi vida de otra manera. Mi relación con Ricardo Vega influyó mucho en mis decisiones. Él era un disidente del grupo ARDE (Arte y Derecho), había firmado la Carta de los Diez. En fin, las broncas políticas con los vecinos, el Comité, y lo demás... pero por encima de todo nuestra hija, que queríamos evitar que le formatearan el cerebro como a nosotros. Ricardo siempre lo decía, había que impedirlo.
-Cuando llegué a París en esa segunda ocasión, con mi familia, me dije que observaría desde lejos, y que vería tras la publicación de La nada cotidiana, que ya se estaba fraguando a escondidas, o medio oculta, qué pasaría. Y pasó que recibí amenazas, que me dijeron que no podría regresar nunca más a Cuba si seguía haciendo las declaraciones que hacía en los periódicos del mundo entero tras el éxito de la novela. No me lo mandaron a decir con nadie, no, vinieron a la casa donde yo estaba alquilada y me lo dijeron de frente. Y entonces después sobrevino el gran plan para silenciarme, el de acabar conmigo, el de llamarme pornógrafa, y de todo, insultarme, calumniarme, además de seguir mis pistas y enviar siempre tras de mis triunfos a alguien para que recogiera lo que yo sembraba, poniéndome la mala además con las personas que trabajaron conmigo, por suerte, no todas son tontas ni castristas, ni siquiera sensibles a serlo. Sí, ellos son muy astutos y tienen un brazo muy largo, pero a mí se me dan bien las fintas, también jugué baloncesto, porque antes que Filología debí estudiar Educación Física.
-Cuando la Universidad de Valenciennes me propuso para el doctorado, ingenuos los profesores, intentaron comunicarse conmigo a través de la Embajada en París. Lo que hicieron los funcionarios castristas entonces fue tratar de que desistieran en darme el doctorado y que se lo dieran a Leonardo Padura. Esto me lo contó el decanato de la Facultad, en pleno, la misma versión sin una variante, porque le escribieron a uno por uno para que me quitaran el doctorado a mí y se lo dieran a Padura. Cosas como ésas me han hecho muchas. He sido más perseguida fuera de Cuba por anticastrista que dentro de Cuba, y no solamente por los cubanos, sino por los franceses, algunos, no todos, por españoles, italianos... Y los escritores de adentro se han prestado para ello.
¿Recuerdas el día de tu debut como escritora?
-Sí, fue cuando me publicaron un poema en Cuba, lo publicó Bernardo Marqués Ravelo en El Caimán Barbudo, en la sección Cartas a los lectores. Luego, cuando mi libro Todo para una sombra salió en España, en Taifa, y lo vi, en la vidriera de una librería, junto a un ejemplar maravilloso de la Correspondencia entre Salvador Dalí y Gala, no sabía si llorar de alegría, dar saltos, o quedarme tiesa. Nada, me quedé tiesa, pero muy emocionada interiormente, callada. Compré el libro de la Correspondencia y ese día no comí: o me compraba el libro o comía.
Tu primer gran éxito editorial fue La nada cotidiana, en 1995, época dura en Cuba. Una vez, un librero de la Habana Vieja me contó que una señora no tenía dinero para alquilar un ejemplar escondido de tu novela, y a cambio le ofreció el único par de zapatos de vestir que tenía. ¿Qué se siente al saber que eres una escritora clandestina dentro de tu patria?
-Esa anécdota me da mucha tristeza, mucha tristeza. Pero al mismo tiempo dice mucho de la generosidad de esa señora, y también de una parte de ese país. Yo también cambié cosas de valor por libros, por lecturas. Copiaba a mano los libros cuando no podía quedarme con el ejemplar, porque no era mío, me lo habían prestado. Es una pena que no se lean mis libros ni de los cubanos exiliados en Cuba, sin embargo, los libros entran de mil maneras, según he sabido por cartas que recibo. De todos modos, tengo ahora otros públicos que me dan grandes alegrías, y con los cuales me identifico, a través de ellos he aprendido mucho del mundo. Un día llegará en que mis libros, y los de tantos escritores todavía prohibidos en la isla, se puedan leer de manera natural, y ser adquiridos por su precio natural por una persona que trabaje de manera natural y no sea tratada como el peor de los esclavos. Porque eso es lo verdaderamente triste, la esclavitud en la que viven sumidos los cubanos, como si esto fuera lo verdaderamente natural, cuando es lo antinatural, lo inhumano.
Ahora mismo, ¿qué estás escribiendo?
-Acabo de terminar mi primer libro en francés, y estoy siempre en esa novela de Batista, que espero finalizar este año, sólo sea por cumplir con El Hombre en el ochenta aniversario del 4 de septiembre. El 2 de mayo saldrá en Francia una novela titulada La noche al revés, en la editorial Arthaud de Flammarion.
El régimen dice que eres 'batistiana'. ¿Ideológicamente cómo te catalogas? ¿Estás a favor o en contra del embargo?
-Para haber sido batistiana, como lo fue, por cierto, una gran parte de la población cubana de a pie, tenía que haber vivido antes del año 1959, lo que no pudo ser posible porque nací en ese fatídico año. Mi curiosidad por Fulgencio Batista y Zaldívar viene desde lejos, al igual que a unos cuantos jóvenes, que tampoco son tantos, me picó la curiosidad debido a la mala propaganda que siempre le dieron los castristas al ex presidente, pero mi curiosidad resultó sobre todo porque ansiaba conocer la verdad, y en esa verdad hay de todo como en botica, porque el eslabón Batista, el cubano prefirió, para su comodidad, lanzarlo al olvido; creo que hasta que no nos reconciliemos con ese fragmento importante de nuestra historia no podremos reconciliarnos con todo lo demás. El gobierno de Batista, hoy está comprobado, fue muchísimo mejor que la tiranía castrista, y sin embargo algunos siguen empecinados en probar lo contrario y en negar lo que ya es tan evidente, que los Castro han asesinado a más cubanos que Batista, y que sus crímenes comenzaron cuando decidieron ser terroristas en la misma época de Batista y cuando a posteriori se convirtieron rápidamente en dictadores, en cuanto se aferraron al poder. No idealizo tampoco la época del batistato, porque ni siquiera ellos mismos la idealizan, así me lo confirmó el mismo Santiaguito Rey Pernas cuando lo entrevisté durante seis horas, y Rubén Batista, al que también entrevisté durante días en Miami, pero sin duda alguna esa época fue mejor, y había al menos esperanzas. Los que no estaban de acuerdo se pudieron rebelar.
-El error, claro, fue el golpe de estado del año 1952, que rompió con una Constitución perfecta, o casi, pero al mismo tiempo, el pueblo cubano estuvo de acuerdo con ese golpe en su gran mayoría, ¿por qué? Pues porque los pueblos son así, ingenuos o cabrones, mira lo que acaba de suceder ahora en Venezuela, y nadie dice que eso era un golpetazo a la cara, y preparado por los hermanos Castro que son unos injerencistas. Nadie ha robado más en Cuba que los Castro, nadie ha destrozado más a ese país que los Castro, nadie ha asesinado más cubanos que los Castro y con la complicidad de esa variante argentina de la crueldad, el bofe del Che Guevara, nadie ha mandado a más cubanos al exilio que el castrismo.
-Y todavía hay una recua de descarados y desalmados que afirman sin que les tiemble una pestaña que la época de Batista fue peor. El racismo imperante bajo el castrismo es horrendo, horrendo. Bueno, era lo que debieron esperar de un tipo que oía cantos de sirenas cuando la burguesía le tarareaba aquello de: "Fidel, Fidel, acaba de sacar al negro del poder". Es una historia maldita la nuestra, por eso el cubano no llega o se pasa, como dijo Máximo Gómez, él que por cierto se pasó con Martí, quien, el pobre, no llegó porque escogió el caballo del mismo color que escogía la página en blanco para escribir.
Soñemos. Mañana anuncian en la radio que Cuba ha iniciado un proceso genuino de reformas políticas y económicas. ¿Zoé compra un billete en el primer vuelo rumbo a La Habana? ¿O desde París prefiere esperar a ver de qué va la cosa? En el hipotético caso de que decidieras regresar definitivamente, ¿qué planes llevarías bajo el brazo? ¿Te dedicarías a las letras o tendrías aspiraciones políticas?
-¿Comprar un billete yo para regresar a Cuba? ¿A quiénes? ¿A las agencias que les venden billetes a los pedófilos, a los que juegan y se burlan de la miseria de los cubanos, a los que le entregan el dinero al castrismo? Ni de juego. Regresaré a Cuba el día en que desde el primero de los Castro hasta los últimos estén fuera del poder, que sean ajusticiados, condenados, y paguen por las muertes de Boitel, Zapata Tamayo, Villar Mendoza, Laura Pollán, Payá, Cepero, entre otros. Cuando en la Plaza Cívica no quepan los monumentos a nuestros muertos a la misma altura que el de Martí, entonces allí estaré. Aunque encuentro espantoso cualquier tipo de monumento, es un decir.
-Tengo una vida hecha en el exilio, mi madre está enterrada aquí, y mi tumba está ahí, pero antes de pensar en morirme, mi vida, mi casa, y todo lo demás, están aquí. El apartamentico de basura que mi madre pagó, y que yo terminé de pagarle, se lo quitaron, a mí me quitaron lo mío, que ni siquiera era mío, que debieron dárselo a los hijos de mi segundo marido, de quien quedé viuda, ahí está viviendo ahora un militar, al que por sólo reprimir le han entregado ese bajareque. No sé si regresaré definitivamente. Esa isla es cada vez más decepcionante, y el mundo por el contrario, pese a que los terroristas y los políticos se empeñen en destruirlo, es hermoso. Por otra parte, tengo muchos proyectos que hago con niños y gente buena, humilde, de otros países. Los frutos de esos proyectos los veo in situ, rápidamente, y claro, pienso cuando lo hago que cuánto podría ayudar yo lo mismo en Cuba. Pero francamente no me interesa ayudar a gente berraca, desagradecida, inútil, y con una sonsera que ya es endémica.
-Muy poca gente hay en Cuba como tú, o como Luis Cino, o como unos cuantos más que conozco. Muy poca gente como Sonia Garro Alfonso, como Ramón Alejandro Muñoz, quienes dedicaban tiempo y vida a los niños, a que aprendieran de su verdadera historia. Pocos son los que tienen el coraje de Sara Martha Fonseca Quevedo, como su marido e hijos. En fin, para qué enredarnos en la misma madeja de la bruja de Blancanieves. Mi único proyecto es el de escribir, y de hacer periodismo. En una época dije que haría un periódico cuando regresara, su título sería Libertad y Vida. El tiempo ha pasado y no creo que sea posible, ya esos periódicos existen en la disidencia y seguramente habrá otros. No tengo aspiraciones políticas de ningún tipo, pero me gustaría apoyar a los demócratas cubanos en los que creo como posibles figuras políticas que trabajarán y trabajan en aras de conseguir la libertad, la justicia, la igualdad y no el igualitarismo, por supuesto, la democracia, con vergüenza, y por qué no con venganza, como ha ocurrido en otros tantos lugares.
La polémica tuya con la bloguera Yoani Sánchez ha provocado disímiles opiniones dentro de la isla y en la diáspora. Para unos, un derecho natural de una mujer libre que vive en una nación democrática. Para otros, un pleito donde las bajas pasiones pesan más que los argumentos. Sánchez despierta sentimientos encontrados dentro de la disidencia cubana. Por prudencia o autocensura, algunos prefieren callar. En tu caso, me gustaría saber la génesis de tu discrepancia pública con Yoani.
-Nunca he tenido polémica con Yoani Sánchez, hubiera sido saludable tenerla. YS nunca contestó a ninguna de mis observaciones, ni a mis emailes. Está en su derecho de no hacerlo. La rareza es que públicamente en sus twitters ella dice que me admira, que me lee, que me ama, etc. Pero eso se lo dice a los que intercambian twitters con ella, porque a mí me tiene bloqueada en sus twitters precisamente, en Voces Cubanas y en su Facebook. O sea que no entiendo su amor, su admiración, ni todo lo demás, y su bloqueo después, será que ella piensa que soy masoquista como al parecer lo es ella. No lo soy. Tampoco he pleiteado con ella. Mi enemiga no es ella. Son los Castro. Pero desde luego, mientras más se ponga ella de parte del raulismo light, mientras más siga pidiendo las boberías de internet, y los cambios cosméticos que pide, más esa pedigüeñería constante que sólo enfoca mundialmente la atención hacia ella, y armándose de ese doble lenguaje que usa, como sucedió en Brasil y luego dijo otra cosa medio camuflada en Miami, no puedo estar de acuerdo con ella. Vivir en democracia no es fácil, hay que esforzarse y aprenderla, aprehenderla, hay que saber que uno tiene derechos y deberes.
-Ella tuvo esos derechos cuando vivió en Suiza, su hijo los tuvo, y ella al parecer salió huyendo de los deberes, porque según su versión cuando se compraba unos zapatos se culpabilizaba porque con ese dinero habría podido comer su familia. Eso lo puedo entender, pero ya se ha convertido como en un leit motiv demagógico en sus entrevistas. Conozco a personas que limpiando piso en este país viven holgadamente, le han dado educación a sus hijos, y haciendo un esfuerzo enorme o trabajando el doble y hasta el triple, han sacado a sus familiares de Cuba. Esa es la historia de la familia cubana: la del esfuerzo en el exilio, y eso es lo que a mí me vale, el esfuerzo. No pretendo que todo el mundo sea igual, es imposible. Porque como dicen los gallegos c'a uno es c'a uno. De cualquier modo, ni YS ni yo somos el centro de la solución en Cuba.
-En Cuba, lo he dicho mil veces desde hace años, lo vengo repitiendo e inclusive ahora veo que me roban las frases y se las apuntan con tremendo descaro como una cosa novedosa, que los verdaderos líderes y protagonistas de la historia de Cuba están en las calles, son en estos momentos anónimos, e incluso a lo mejor ni ellos mismos conocen su destino. Soy una persona libre, y voy a opinar y a escribir enteramente en libertad. Mi esfuerzo me ha costado, y he pagado por ello física y moralmente.
-La génesis de mi discrepancia con ella fueron aquellas preguntas a Obama y las otras a Raúl Castro, situándolos a ambos en el mismo nivel. Con anterioridad ella había intentado un careo público con Mariela Castro, traté de aconsejarla, que no le diera tribuna a esa tipeja, que se preservara, que conservara sus fuerzas para el periodismo, pero al parecer ella no sólo quiere ser bloguera, periodista, hacker, escritora, empresaria, una multioficio en fin, también quiere devenir alguien importante en la Cuba del futuro y con la anuencia de los Castro, tal vez pactando con ellos, y qué sé yo, ni me importa, pero Cuba sí me importa. También ella está en su derecho de decir lo que quiere ser, y yo en el mío de discrepar. Además sucedieron cosas que no me gustaron, en su entorno, como el suceso de aquel periodista extranjero que al salir de su casa para ir a ver a otro disidente, creo que a Antúnez, fue llevado preso, interrogado en Villa Marista y expulsado de Cuba, y ahí me dije que lo que muchos sospechábamos podía ser cierto, que en esa Academia Blogger o en su entorno había chivatos, y hasta ahora puede que los haya. Ahora, como llevo muchos años en esto, y no soy ninguna advenediza en estos menesteres, y lo he probado, y mi único interés es la libertad entera de Cuba, la justicia, la democracia, y nadie me paga por ello, estoy en mi derecho de decir lo que pienso y de actuar en consecuencia.
¿Cómo crees que será el futuro de Cuba?
-El futuro inmediato será duro, la gente será cada vez más pobre y más sumisa, pero un día veremos la luz. ¿Sabes por qué? Porque nunca que ha llovido no ha escampado. Y porque no se puede estar más bajo, más espantosamente denigrado de lo que lo está el cubano hoy en día. Porque en cualquier parte del mundo la gente tiene el derecho a rebelarse en contra del horror; salvo en Cuba. Y porque los blancos solos no pueden seguir haciendo la historia privilegiada de Cuba. Basta ya. Somos un país mestizo, blanco, negro, mulato, chino, y más, y todos tienen derecho a expresarse y a existir con sus voces individuales y con proyectos diversos, comunes o no. No estuve de acuerdo con Oswaldo Payá, se lo hice saber, lo escribí, pero él siguió en su lucha, consiguió cosas, y yo seguí en lo mío. Eso no hizo de nosotros irreconciliables enemigos, de ningún modo. Era un hombre con el que sin dudas había que contar para el futuro de Cuba, y así lo escribí en La Ficción Fidel, en el mismo capítulo donde lo critico duramente. A Payá sin embargo no solo el gobierno le hizo una guerra sorda hasta asesinarlo, también se la hicieron los blogueros, eso lo sabe hasta el gato, mediante uno de esos corresponsales extranjeros que viven en la isla como carmelina, y mediante otros blogs del exilio, o de supuestos exiliados. Y no fueron solamente críticas como las que yo le hice, fueron ataques donde incluso se dijo que tanto él como otros disidentes ya eran viejos y obsoletos.
-La gran sorpresa, en medio de la tragedia, ha sido la cantera que dejó Payá, en sus hijos, y en los miembros del MCL, en su hija, Rosa María Payá. Y entonces, Oswaldo Payá siguió, pese a la lucha de desgaste que le impusieron, hasta el final. La pandilla que sigue a YS ha tenido la bajeza de acusarme a mí de haber estropeado la dignidad de Payá con mis críticas, claro, eso lo ven en función de las críticas que hago a YS, pero no se veían ellos cuando atacaban y hasta se burlaban de Payá. Y no se ven cuando me atacan a mí con una virulencia y una chusmería que dice mucho de su líder y de su entorno. Tú, Iván, también fuiste crítico con Payá, pero no lo denigraste, y tú seguiste en lo tuyo y él en lo suyo, y santas pascuas. Tuve y tengo críticas para Oscar Elías Biscet, por nombrar a otro opositor importante, pero de sólo hablar una vez con su esposa, con Elsa Morejón, y de ella escribirme una sola frase, me bastó para darme cuenta de que la errada era yo, y que ellos están trabajando duro en sus proyectos, igual que otros disidentes. Aquí la verdad no es propiedad de una sola persona, aquí todos hemos vivido el castrismo, y los que vivimos fuera conocemos mejor la democracia y la libertad que los que no la han tenido nunca, o que los que no quisieron continuar luchando por ella y renunciaron a ella voluntariamente, o que los no quieren ni siquiera enterarse que viven dentro de ella, como ocurre con algunos de sus virulentos seguidores.
-Yo no tengo ningún proyecto político personal, lo reitero y subrayo -y esto lo he dejado para el final-, sí tengo uno crucial, el de mi aporte como cubana y que no me puede negar nadie. Al margen de los que me interesan como La Rosa Blanca, La Patria es de Todos y El Camino del Pueblo, escribí un proyecto político colectivo susceptible de ser modificado: Propuesta para una Cuba verdadera, vital y libre. Y está ahí en mi blogroll, es lo que pienso que debiéramos hacer para empezar, puedo estar equivocada, no pretendo tener la última palabra. El florecimiento de proyectos diversos sería lo ideal, y que éstos vayan en el sentido de acabar con la dictadura y no en darle más respiración artificial; en definitiva es lo que me interesa y convoca. No pierdo mi tiempo con dialoguitos, dialogueros, ni con nada de lo que sirva para eternizar a esta gentuza en el poder. Es como han actuado siempre los verdaderos demócratas del mundo. Lo demás es el cuento de la buena pipa de los farsantes, lo de siempre con Cuba, que das una patada en el suelo y surgen nidos de supuestos salvadores, a cual más aprovechados. Los cubanos de la isla debieran oír más, y claro, sopesar en relación a lo que viven ellos dentro, formarse un juicio real.
-Hoy volví del aeropuerto con un taxista iraní, hace treinta años que vive en el exilio, estuvo preso y torturado en Irán. De lo que me confesó, de su experiencia, aprendí bastante, porque un taxista conoce mejor el estado vital de una ciudad, de un país, que probablemente un escritor. Al final, lo curioso, es que me enteré que en su país había sido periodista, pero lo mencionó de pasada, normalmente, y ahí nos despedimos. Es probable que lo siga siendo, al menos en su mente.
Iván García
Leer también: La cultura se ha convertido en un gran negocio.
Felicitaciones a Iván García por esta importante, excelente entrevista.
ResponderEliminarLa postura tenáz y mítica de la famosa escritora y humanista Zoé Valdés nos honra a los cubanos dignos.
Rcuerdo otros escritores exiliados como Nabokov, Conrad y Brosky que nunca regresaron. Ojalá Zoé lo pueda hacer bajos condiciones de libertad y justicia en la isla. Gracias al periodista y a la entrevistada. Frida Masdeu