lunes, 15 de julio de 2013

El pajarito azul y los profetas


Junto a las esperanzas de que la llamada "actualización del modelo" al paso de tortuga raulista lleve derechito al capitalismo, otro de los asuntos que genera que se hable más boberías en el exterior- y hasta en Cuba por parte de algunos que parecen venidos de otro planeta- es la posibilidad de que Tweeter se convierta en el factor decisivo para movilizar a los cubanos en la lucha por la democracia.

Inicialmente, los profetas del pajarito azul se basaban en el argumento del poder de convocatoria de las redes sociales en las revoluciones de la primavera árabe y en el caso del movimiento de los indignados en España.

Comparar a Cuba con los países árabes, España o Grecia, es algo bastante traído por los pelos. La utilización de las redes sociales influyó, pero no fue determinante en las revueltas contra las tiranías en el mundo árabe y las protestas en Europa contra el dominio de la banca y las grandes empresas, que viene a ser otra forma de dictadura, por muy sofisticada que sea. En todos los casos, las revueltas fueron consecuencia de la apabullante exclusión económica, política y social de la mayoría de la población. Sucedió que las tecnologías de la información y las comunicaciones estaban allí, al alcance de las mayorías. Especialmente de los jóvenes. Y las emplearon.

Por ejemplo, en Túnez, donde estalló la chispa de las revueltas árabes, fundamentalmente por la subida en el precio de los alimentos, la mayoría de las familias tienen acceso a la TV satelital, se calcula que hay 96 teléfonos móviles por cada 100 habitantes y un alto número de jóvenes tienen abiertos sus perfiles en las redes sociales.

¿Para qué citar datos de España y Grecia, que serán los parientes pobres de la Unión Europea, pero, al fin y al cabo, son países del Primer Mundo?

En Cuba, la inclusión de las nuevas tecnologías de la información no ha sido para nada masiva. Todo lo contrario. El régimen limita el acceso a Internet, persigue las antenas satelitales y fue apenas hace cuatro años que autorizó la telefonía móvil y la venta de computadoras para los nacionales.

Los cubanos que tienen acceso a Intranet, la caricatura nacional de Internet, llena de páginas bloqueadas, la utilizan fundamentalmente para enviar y recibir mensajes electrónicos.

En Cuba, un sms es bastante costoso. Enviar mensajes de tweet es más caro todavía: un tweet cuesta 1 cuc. Vale recordar que el ingreso promedio mensual de un cubano es de menos de 20 cuc.

Pocos de los modelos de móviles que se venden en Cuba sirven para tuitear. La mayoría de los cubanos, si es que saben qué es un tweet, no tienen ni idea de cómo se hace para enviar los mensajes con los dichosos 140 caracteres.

Los cubanos que abren perfiles en Facebook y otras redes sociales lo hacen principalmente para localizar parientes o amigos que se fueron del país o ligar pareja en el exterior.

Los jóvenes cubanos están tan imposibilitados de influir en su realidad como de acceder a los circuitos globales de intercambio de datos e imágenes. Sus privaciones materiales son proporcionales a su lejanía de "las tecnologías de la representación" que decía el filósofo alemán Gunter Anders. No es por simple casualidad o puro capricho que el régimen restrinja estrictamente lo que pueden tecnológicamente imaginar los jóvenes cubanos.

Así y todo, todavía hay quienes apuestan por los 140 caracteres del pajarito azul para la indignación de los cubanos. Es indudable el efecto democratizador de las redes sociales, pero ocurre principalmente en el mundo virtual.

En todo caso, el régimen también utiliza las TIC como parte de su guerra sucia contra los ciberdisidentes. Y no me refiero solo a los tuitazos y los blogs oficialistas, sino también a los sitios censurados, los bloqueos, los ciberataques, las desconexiones de ETECSA, etc. De algo han servido a los mandarines de acá las experiencias de sus homólogos chinos, no solo en el socialismo de mercado sino también en la represión a los ciberdisidentes. ¡Y lo que les queda por aprender y aplicar!

Las redes sociales son herramientas para luchar por la democracia. O en su contra. Habrá que contar con ellas, pero creer que son mucho más que herramientas es –como diría Mac Luhan- convertir el medio en el mensaje.

Luis Cino
Primavera Digital, 25 de abril de 2013.

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