Lo más hermoso de estos tres años de Cuba Press ha sido siempre para mí el acto mismo de escribir. El contacto, ahora primitivo, con la hoja de papel, el olor de la máquina y su cinta empañada y luego las palabras que llegan como un lienzo para conformar el paisaje espléndido, casi comestible, de los párrafos y sus tachaduras y contraseñas.
El momento mismo en que he ejercido la libertad de redactar noticias, comentarios, crónicas, notas de libros, sin que nadie me imponga las líneas maestras, sin trillos para caminar, sin voces de mando que obedecer, solo con mi conciencia, mis miedos, las limitaciones de mi formación y la certeza de que no defiendo ninguna ideología: trato de hallar la verdad y, en esta circunstancia, sí tienen materia redimida las buenas intenciones.
Ese momento es lo que gratifica y paga sobradamente los encierros y la trivialidad. En esos mil días sucedieron muchas cosas feas y, estoy seguro, que en los próximos mil sucederán también.
Esa sustancia la dejo a los historiadores de la escatología, la maledicencia y el ataque a traición porque ellos también tienen derecho a paladear la escritura fresca, que tiene remisiones frutales.
Esa música fúnebre he decidido que la ejecute, en una orquesta cada día más probable, las "matonesas" y los policías.
Cuba Press me ha permitido acercarme y tocar la libertad y también me ha dado, en otra dimensión de la vida, la alegría de conocer a Ana Luisa López Baeza, Tania Quintero, Marvin Hernández, Odalys Curbelo y Ernestina Rosell, cinco mujeres que he visto renacer y reconstruirse.
Ella y otras personas como Juan Antonio Sánchez, Ricardo González, Germán Castro, Ariel Tapia, Iván García, Orlando Bordón, Juan Carlos Recio, Jesús Labrador, Esteban Díaz y Plácido Hernández, entre otros, me dieron día a día una lección humana y profesional que contribuyó y contribuye al esfuerzo que hay que hacer aquí, a cada minuto, para quitarse el fantasma de la intolerancia y de todas las sagas del totalitarismo.
Ellos hicieron esa abstracción que es Cuba Press, una agencia de noticias a la que solemos añadir el prefijo "indi", y convertirla entonces en una "indi(a)gencia", para señalar el estado de nuestras arcas y del departamento técnico.
Un recuerdo especial para los que han tenido que salir al exilio, Pepe Rivero y Reinaldo Soto, quien instaló una corresponsalía infernal en la cárcel avileña de Canaleta.
Para los que dentro y fuera de Cuba nos calumnian, atacan y difaman, la compresión y esta revelación que a lo mejor le sirve de remedio: nosotros trabajamos todos los días.
Tres años de esta aventura, en la búsqueda de espacios de libertad para la prensa de Cuba, continúa. Gracias a los amigos que nos respaldan.
Una nota final: Sé que hay ya personas interesadas en escribir y teorizar sobre la historia del periodismo alternativo en Cuba. Desde que lo supe no puedo olvidar una frase que leí de un funcionario ex-soviético ante el reciclaje de algunos autores comunistas. Dijo el hombre: "Nuestro futuro es incierto, pero nuestro pasado es impredecible".
Raúl Rivero
Publicado el 29 de octubre de 1998 en Cubafreepress.
Foto: Raúl Rivero en su casa de La Habana, en 1998.
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