martes, 1 de noviembre de 2011

Machismo a la cubana


Para Zoila, 49 años, psicóloga, muchas mujeres son culpables del machismo imperante en Cuba.

“Desde niños, a los varones los educan diferentes. Las madres, por regla, no les enseñan a lavar y cocinar. Le dicen que los hombres 'son de la calle'. Que deben jugar béisbol, tirar piedras, subir matas y aprender a fajarse. Cuando son adolescentes, algunas madres ven bien que utilicen a las chicas como meros instrumentos sexuales. En no pocos casos, los padres les pagan a prostitutas para que sus hijos pierdan la virginidad. Cuando entran en la juventud se convierten en verdaderos machistas, más o menos solapados, pero con un guión definido: en una relación de pareja, el que manda es el hombre”, argumenta la psicóloga.

A pesar del salto de gigante que ha tenido la mujer durante cinco décadas de revolución verde olivo, Cuba sigue siendo un país netamente machista. Es cierto que Fidel Castro instauró una serie de estatutos que igualaban al hombre y la mujer. Pero en la práctica es letra muerta.

En estos momentos, un gran número de intelectuales del sexo femenino y el presidente Raúl Castro en el plano político, están enfrascados en darle un papel más protagónico a la mujer.

Incluso en la disidencia crece el número de señoras de armas tomar. Como la veterana opositora Martha Beatriz Roque Cabello, o las líderes de las Damas de Blanco, Laura Pollán y Berta Soler. O las activistas Sonia Garro y Sara Marta Fonseca, quienes junto a otras habaneras combativas, públicamente se han manifestado por las calles. Hay más féminas valientes, en la capital y en provincias, sobre todo en las orientales.

Pero las cubanas siguen estando a la zaga. El machismo en la isla es un denominador común para muchos hombres, ya sean disidentes o comunistas, civiles o militares.

Cuando una mujer destaca en su profesión, su faena es doble. Luego de trabajar 10 horas diarias, Maritza, 42 años, llega a su hogar y tiene que preparar el baño a sus hijos y ponerse a cocinar. Cuatro horas más de labor. Mientras, su marido, lee la sección deportiva del periódico o mira el noticiero. Maritza desearía que la situación fuese otra, pero ella misma le dice a sus hijos que los hombres no lloran y no deben ser débiles con sus novias.

Entonces el machismo se convierte en un círculo vicioso. Una cadena. Que toda la sociedad critica, especialmente las mujeres, pero pocos se detienen a analizar cuánto de culpa hemos tenido todos en la formación de los hijos varones.

Las leyes cubanas dejan bastante desamparadas a las madres solteras. Obligan al progenitor a girarle una cantidad de dinero irrisoria. “El padre de mi hija me da 100 pesos (5 dólares) todos los meses. Con esa cantidad, ni frutas puedo comprarle a la niña. Por eso me vi obligada a jinetear. La legislación vigente debe ser más recia con los padres en la manutención a sus hijos”, acota Liana, 24 años.

Después vienen los problemas. Hijos que crecen en hogares disfuncionales. Criados por sus madres o abuelas, quienes no pocas veces desde la cuna les inculcan valores machistas.

En barrios marginales como Mantilla, Belén, San Leopoldo o Colón, los jóvenes suelen tener patrones de conducta super machistas. Maltratan física y verbalmente a sus novias y algunos las obligan a prostituirse.

Una moda nefasta. Cuando cae la noche, las chicas salen con sus vestidos minúsculos, mientras el novio-proxeneta, en short y camiseta ceñida, va a tomar cerveza en un bar por moneda dura, a esperar que su ‘jevita’ (novia) le traiga la pasta.

Cuando vienen con poco dinero, las golpean como si fuesen una pera de boxeo. La miseria humana llega a límites insospechados. Hasta existe competencia entre algunas muchachas, a ver quién les da más dinero a sus 'jevos'.

Elena ha viajado a Italia varias veces y vive orgullosa de haberle comprado a su marinovio un coche. Es el espejo a imitar por otras chicas, que se desviven para que sus machos tengan una serie de comodidades, con la plata reunida tras largas horas de sexo con hombres a veces más viejos que sus abuelos.

El machismo en la isla está en su apogeo. De boca para afuera se aplaude el papel de las mujeres en la sociedad. Dentro de la casa, tienen que trabajar como bestias.

Pero mientras ellas no cambien conceptos durante siglos heredados de abuelos y padres sobre la educación de sus hijos varones, el machismo en Cuba seguirá echando raíces. Todos somos culpables. Incluídas las mujeres.

Iván García

2 comentarios:

  1. Culpable la que lo aguanta.

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  2. Esa situación de machismo en Cuba, me parece que no es exclusivo del pueblo cubano, sino del mundo en general.
    Obedece al patrón universal histórico de dominación masculina y sumisión femenina. Y como el artículo mismo lo reconoce, es la mujer en muchos casos, quien reproduce y motiva las conductas machistas.

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