domingo, 10 de julio de 2011

La 'guerrilla' y la ciber-corporación


Enrique Ubieta, el estratega de los blogs oficialistas, ha vuelto a partir el bate con otro de sus despropósitos. En entrevista con el periodista Guillermo Nova, de La República, el director de “La calle del medio” definió a la prensa del gobierno cubano y a sus blogueros encargados de tupir la blogosfera como “una ciber-guerrilla” enfrentada a las transnacionales de la información.

Luego de mezclar a partes casi iguales la euforia y el desaliento, el optimismo de mentiritas y la autocompasión, Ubieta afirma: “Estamos en un combate desigual, nosotros somos la ciber-guerrilla y ellos son la ciber-corporación”.

Qué dirían Giap, el del Vietminh, y Che Guevara si escucharan a Ubieta calificar de guerrilla a un ejército con todos los recursos y facilidades para aplastar a sus adversarios ideológicos (ellos prefieren llamarlos enemigos y actuar en consecuencia). Sólo que sus razones no pesan tanto como los tanques de guerra de la Gran División Blindada del Ejército Occidental.

Acerca de los blogueros oficialistas, el periodista Fernando Ravsberg, de BBC Mundo, apuntó en su blog : “En realidad se asemejan más a una fuerza militar regular, centralizada y dirigida con pésimas estrategias”.

En todo caso, por movilidad, autonomía y mentalidad ofensiva, a pesar de la desventaja logística y numérica, los guerrilleros seríamos los blogueros y periodistas independientes. Aunque les cedemos el título. No nos place la posibilidad de que ni por asomo nos puedan considerar colegas de los narco-terroristas del difunto Marulanda. Allá Ubieta y sus ciber-pupilos, obnubilados por la boina del Che y su diario de campaña, que aun hallan resonancias románticas en la palabra guerrillero.

Resulta ridículo llamar “ciber-corporación” a blogueros y periodistas independientes que a veces no tienen ni una laptop propia, disponen de un par de horas a la semana de acceso a Internet gracias a la generosidad de alguna embajada, y tienen que soportar el hostigamiento de la Seguridad del Estado, que los mantiene en ese perenne estado de gracia que significa tener un pie en la calle y otro en la cárcel. Adicionalmente, enfrentan el ninguneo y las críticas muy mal intencionadas de los corresponsales extranjeros acreditados en La Habana.

Si la ciber-guerrilla por encargo que comandan Ubieta y el “seguroso” Yoandry permanece parapetada en lo hondo de la trinchera, con el pesadísimo armamento que tan mal prendieron a utilizar, a la espera de las orientaciones de los jefes hasta para decir que sus bocas no son suyas, sino de Fidel y la revolución (ay de los ventrílocuos), ese es su maletín con rueditas.

Con tanta manipulación, dedos que pretenden tapar el sol y consultas a la jefatura acerca de cada párrafo que escriben, raras son las oportunidades que se les presentan a los parlanchines del oficialismo de anotarse un tanto que resulte medianamente creíble. Pero si esas raras oportunidades las dejan pasar de largo, por exceso de disciplina, incapacidad o sencillamente porque ni ellos mismos creen en las sandeces que repiten, que no culpen luego a Yoani Sánchez, la CIA, el Grupo Prisa o la CNN en Español

Últimamente Raúl Castro exhorta a los periodistas y blogueros oficiales a romper la rutina y dejar la estridencia triunfalista. Eso me recuerda la anécdota que le atribuyen de sus tiempos como ministro de las FAR, cuando afirmó que el recluta que no se fugara, nunca sería un buen soldado. Lo cual no impedía que enviaran a los fugados a prisión por dos o tres años.

Si los comunicadores del oficialismo adoptan la rebeldía autorizada, capaz que logren hacer algo que valga la pena –y el gasto- en su contraofensiva bloguera. Eso, si antes no los truenan por atrevidos y desobedientes, que si de hacer un blog revolucionario se trata, no hay que exagerar con las orientaciones de Castro.

Luis Cino
Cubanet, 22 de junio de 2011

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