No sin cierto regocijo leí en Granma, órgano oficial del Partido Comunista cubano, un artículo titulado "Las ridículas declaraciones de Yáñez-Barnuevo", a propósito de unas declaraciones del funcionario español que ocupa el cargo de Secretario de Estado para Asuntos Exteriores e Iberoamericanos del gobierno del señor Zapatero.
El artículo aparece firmado por Oscar Sánchez Serra, aunque es de sobra conocido que lo que se publica en Granma cuenta con la anuencia y aprobación del máximo nivel del Partido. Es decir, lo que expone dicho artículo es la posición de la tiranía al respecto.
El artículo ataca al funcionario español porque éste osó decir que la situación de falta de respeto de los derechos humanos en Cuba sigue siendo "preocupante". Aunque el artículo no lo dice claramente, como siempre pasa con el Granma -a caballo entre la desinformación, la tergiversación y las verdades a medias-, parece que algún representante del Partido Popular, siempre opuesto a la dictadura cubana, interpeló al señor Yáñez-Barnuevo reclamándole sobre la política de paños tibios del gobierno del PSOE hacia los castristas.
Ante un país que viola sistemáticamente los derechos humanos contenidos en la Declaración Universal de Naciones Unidas, de la cual el estado cubano es firmante, al señor Yánez-Barnuevo no le queda otra salida que reconocer que la situación es preocupante. Aunque Granma no lo dice (y de eso me enteré por otras vías), este funcionario español, en otro momento, había afirmado que se habían producido progresos en la materia.
Granma se calla esta otra parte para poder enfilar sus cañones contra el funcionario español y poner en una posición incómoda tanto al individuo como al gobierno que representa. Entonces, como es habitual, califica las declaraciones como 'injerencia en los asuntos internos de Cuba', enumerando los muchos problemas internos que aquejan a la sociedad española y sobre los cuales Granma da prolija cuenta cada día.
Es la vieja táctica de "bueno, no estamos tan mal" que el gobierno cubano ha utilizado para llevar a sus lectores un sentimiento de conformidad con el actual estado de cosas en Cuba. Y que la gente saque esta conclusión: "Si ellos, que son del primer mundo, tienen esos problemas, nosotros que somos del tercero, estamos bastante bien". Pero todo esto es conocido. El régimen siempre ha manipulado la información de acuerdo a sus intereses.
Lo que me causó regocijo y lo confieso, fue leer cómo el gobierno del PSOE , una vez más, es puesto en ridículo por la tiranía. Al tratar de comulgar con el diablo, el PSOE se ve atrapado entre los que le exigen una posición más vertical ante los desmanes de la dictadura y su equivocada pretensión de aflojar para que las cosas cambien en Cuba. No se quieren dar cuenta de que este régimen de fuerza no perdona a los que no actúan estrictamente de acuerdo al guión que ellos entienden deben seguir.
El Granma, es decir, el partido y el gobierno cubanos, ya se olvidaron de las gestiones del excanciller Moratinos para que la UE levantara la Posición Común adoptada tras los trágicos sucesos de la Primavera Negra de 2003, una entre muchas gestiones que han hecho para hacer bajar la guardia a los críticos de los Castro. Y el ejecutivo español ya olvidó cómo Moratinos fue ridiculizado ante la prensa internacional por su par, el defenestrado Pérez Roque, quien airadamente calificó de 'mercenarios al servicio del imperialismo' a aquellos a quienes Moratinos unos segundos antes había llamado presos políticos.
Y si sabemos que en Cuba los ciudadanos sólo se enteran de lo que el gobierno quiere que sepan, es evidente que no había ninguna necesidad de publicar ese artículo. Las declaraciones del funcionario español hubieran pasado inadvertidas para el cubano de a pie que no tiene acceso a otros medios de información, salvo los oficiales. Entonces uno se pregunta qué objetivo persigue la publicación de ese artículo. ¿Mantener una confrontación con un gobierno que sólo ha tratado de allanarle el camino? ¿Con qué objetivo?
Pienso que es parte de la esencia soberbia y brutal de un régimen, que se revuelve como alimaña ante el más mínimo atisbo de cuestionamiento, venga de donde venga. También forma parte de la sensación de plaza sitiada que quiere meterle en la cabeza a los cubanos. Esa paranoia y esos zarpazos como respuesta a la más leve insinuación que cuestione lo que los gobernantes cubanos consideran 'la única verdad', es lo que provoca actitudes tan soeces como las manifestadas en el artículo del periódico Granma.
No creo que el PSOE aprenda la lección, si hasta ahora no lo han hecho. Siguen viendo un gatito donde hay un tigre dispuesto a desgarrar y morder a la menor provocación. Allá ellos.
Manuel Suárez, desde La Habana
Cuadro: Le Sette Opere di Misericordia, de Caravaggio (1571-1610).
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