viernes, 30 de septiembre de 2011

El tema homosexual no es prioritario en Cuba



El comportamiento grosero de numerosos homosexuales provoca malestar en un sector de la población cubana. En la isla no existe una homofobia feroz, pero la prioridad que desde las altas esferas del poder le quieren dar al asunto disgusta a muchos.

En un país donde dos comidas diarias es un verdadero lujo, y desde que una persona se levanta hasta que se acuesta, sufre un puñado de carencias materiales, servicios lentos e ineficientes para efectuar un trámite legal o tomar el ómnibus, presentar el tema gay como un debate nacional es dar un esquinazo a los verdaderos problemas que afectan al ciudadano común.

En un sondeo entre 30 personas, 21 aceptan un espacio legal y respeto hacia los homosexuales. A cambio, exigen que ellos cumplan con las normas elementales de conducta social.

Los 9 restantes no admiten que les abran de par en par las puertas a los gays. Para ellos, existen problemas más importantes que un matrimonio entre maricones o una cirugía para cambiar de sexo.

Marisol, 24 años, nada tiene contra los 'pájaros', como también les llaman. “Veo con buenos ojos que se promulguen leyes para respaldarlos. Pero no creo que las operaciones de cambio de sexo sean más importantes que elevar la calidad de vida o tener libre acceso a internet. El asunto gay es una cortina de humo para dar al mundo apariencia de liberalismo”.

Hace unos meses, en el programa Pasaje a lo desconocido, conducido por el periodista Reinaldo Taladrid, la televisión cubana trasmitió un polémico documental sobre el tema. Se titulaba Tabú, y fue antecedido por una entrevista a Mariela Castro Espín, hija del presidente cubano y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX).

El documental levantó ronchas en los televidentes y desató un amplio intercambio de criterios entre los cubanos de a pie, quienes reprocharon la dócil posición del periodista frente a su entrevistadora.

En foros internacionales, Castro Espín es la promotora de iniciativas legales y públicas, desde instaurar el 17 de mayo como el Día del Orgullo Gay, hasta pedir el cese de reglamentaciones que impide a los homosexuales inscribirse en el servicio militar, legalizar matrimonios gays, adopciones de niños y cirugías para cambiar de sexo.

Oscar, profesor de 32 años, residente en Santa Clara, ve bien que los gays tengan garantías jurídicas y sean tolerados por la población, pero considera inadmisible que se gasten millones de pesos en campañas mediáticas a favor de los homosexuales, cuando el país ha recortado el presupuesto y decretado políticas de ahorro.

También ve como una contradicción que se quiera ampliar a diferentes clínicas las cirugías sexuales, pues en la actualidad la mayoría de los hospitales cubanos presenta un cuadro desolador, con mala alimentación y condiciones precarias, que obligan a familiares de los pacientes ingresados a cargar con cubos, sábanas y ventiladores.

Según Oscar, ese dinero debiera gastarse en reparar hospitales o ampliar los servicios de fertilización in vitro. Para él, es más útil la procreación en parejas infértiles que homosexuales cambien de sexo.

Los 30 encuestados coinciden que el tema gay es un asunto secundario. Hay libertades más urgentes, como poder elegir a sus gobernantes en elecciones libres; eliminar el permiso de entrada y salida del país y poder comprar y vender casas y autos.

Renato, jubilado, 72 años, pide mano dura contra los homosexuales. “No se debe ir a la cárcel por ser maricón. Pero el gobierno y las autoridades debiera desalojarlos de los espacios públicos de los cuales se han apoderado. Niños y vecinos no tienen por qué mirar las indecencias de esos pervertidos”.

Un segmento amplio de la población creció escuchando discursos homofóbicos y represivos. De la época en que los gays eran encarcelados o iban a parar a campos de trabajos forzados por tener una orientación sexual diferente, a la actualidad, donde la marea homosexual ocupa sitios y parques, se exhiben travestidos y arman picantes fiestas al aire libre, han pasado 45 años.

Pudiera parecer mucho tiempo. Pero en Cuba existe un núcleo de talibanes ideológicos que no se adapta a las acrobacias retóricas de los hermanos Castro.

Ayer, dicen, hablaban de severidad hacia los maricones, emigrantes y trabajadores privados. Hoy,
permiten el desparpajo de los gays, aplauden los negocios particulares y adulan a los antiguos 'gusanos' (exiliados), principal fuente de entradas de divisas al país.

Los viejos revolucionarios, combatientes en las guerras africanas y defensores del “socialismo o muerte”, creen que los Castro han cambiado de camisa. Cría cuervos. Y te sacarán los ojos.

Iván García
Foto: Laritza Diversent. Gays y travestis han hecho del Malecón un lugar de encuentro nocturno.

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