lunes, 13 de mayo de 2024

No apto para cardiópatas

Nuestro hombre se acerca al dispositivo, recibe instrucciones y se ajusta la correa por detrás de la cabeza. De perfil, recuerda a una criatura submarina o alienígena; de frente, a un admirador de Daft Punk. Sus nalgas se acomodan sobre la banqueta, relaja los brazos y se sobresalta con una voz que sale de la nada: “A través del mundo virtual lo llevaremos a un recorrido por el mundo real”. Flotan delante de sus ojos –y de los nuestros, que estamos en su cabeza– otras palabras. Lo que está a punto de ver no es apto para cardiópatas. La advertencia está de más. Para nervios de hierro, los suyos, aunque cancanee en al menos dos idiomas.

El hombre-pez menea la cabeza y las piernas. Como es un novato en la Matrix, esos movimientos involuntarios son normales aunque provoquen risa. Azorados, sus guardaespaldas lo vigilan mientras él agita la palanca que, suponemos, guía los movimientos de su avatar. Cuando acaba el viaje, nada hacia la superficie de lo real y se quita el casco. Ha dado una vuelta por Gaza y no le gustó, se nota. Las cámaras lo asedian y quiere hablar, pero la voz le sale atarantada.

“Es muy duro lo que se ve en esas imágenes”, concluye, esquivando el micrófono que alguien esgrime contra él. “Es un exterminio, es un genocidio, es brutal y hay que pararlo”. Hasta ahí todo bien, pero la lengua lo traiciona. “Cuba no puede renunciar a estar condenando enérgicamente lo que está pasando”. Qué frase tan larga y fea, piensa, pero sigue. “Allá los que sean partícipes de esto, estarán condenados por la Historia”. Mejor, la solemnidad nunca falla. “Y tendrán esa carga de conciencia”. Aunque no hay que pasarse de solemnes, mira lo que pasó con Beatriz Johnson en la placa santiaguera. “Esto es inexplicable, esto es absurdo. Todos tenemos que alzar las voces y encontrar soluciones”.

Se rasca la nariz, ¿qué le habrán echado al casco? “¿Dónde está el camino de la dignidad?”, divaga, aguantando la picazón. “¿Y dónde está el camino de la solución?”. Gaza es lo de menos, medita en paralelo –para que después digan que no puede pensar en dos asuntos al mismo tiempo–; el problema es Cuba, “pueblo pequeño en cifras pero inmenso en valor”. La imagen le vuelve a salir forzada. “No subordinarse, no humillarse, no dejarse aplastar… eso le abre mucho la mente a la gente”. Por fin se apaga el discurso. Lo envuelven en un pañuelo palestino que, cuando nadie esté mirando, le servirá para secarse el sudor. Nunca más, piensa. La Matrix nunca más.

Pero se queda pensando en la epifanía de la Matrix. La experiencia lo ha iluminado. Ha apartado el velo de la ilusión y ahora ve una explicación que convence. Una teoría del todo. Si hay un mundo digital y un mundo físico, en Cuba debe de pasar lo mismo, ¿no? Claro que sí.

“Hay una dimensión que es la Cuba real y hay una dimensión que es la Cuba virtual”, declama en el primer capítulo de su nuevo programa de propaganda patafísica. (Otra idea, por cierto, brillante: ya no tendrá que viajar tanto y lo explicará todo desde el éter, donde no hay pueblo ni sudor ni masas.) Es verdad que la teoría no es nueva. Es verdad que ya Humberto López –ese invertebrado parlante– la formuló tras las protestas de 2021 y la han repetido otros voceros. Pero la experiencia en la Matrix fue tan diáfana que sería una lástima no atribuírsela a su intelecto. Si Castro fue el presidente-científico loco, el doctor Frankenstein, el caudillo de la biología y de Ubre Blanca, ¿no puede ser él un presidente ciberpunk, un mandatario informático e informatizador, máquina de generar tuits y applemaniaco?

En su país –el pueblo pequeño en cifras similar a Palestina– están dadas las condiciones. La Matrix prospera en las calles ruinosas y terrenos baldíos donde los niños pasan horas –cuando hay luz– sumergidos en los videojuegos. La gente viste harapos pero hay quien usa el iPhone del año. Por doquier se celebran torneos de Dota, donde cada cubano puede ser un orco, un elfo o un nigromante. Con el programa adecuado, los ciudadanos se pueden convertir en un molusco venusiano o un octópodo espacial, criaturas que no pasan hambre ni necesitan mandados ni protestan cada vez que hay apagón. Un país así, recreado por una inteligencia artificial, limpio, elástico, a la medida de su epifanía, sí se podría gobernar.

“En la Cuba virtual todo escaló tremendamente”, le dice ante las cámaras, condescendiente, Arleen Rodríguez –su amiga o mejor dicho, su socia– y la voz suena como la de un psiquiatra. ¿Duda de su teoría? ¿Quiere hacerlo quedar mal? ¿Sueña con trepanarle el cráneo, con hacerle sombra, con sedarlo y ponerle de nuevo el casco? ¿Le abrirá la cabeza para investigar en qué lugar guarda, como decía Caín, las maravillosas transformaciones de la bobería? Bueno, de algo hay que hablar, Arleen. Se ve que tú no estuviste en la Matrix. La vida real tampoco es apta para cardiópatas.

Xavier Carbonell
14ymedio, 24 de marzo de 2024.
Foto: De perfil, Díaz-Canel recuerda a una criatura submarina o alienígena; de frente, a un admirador de Daft Punk / Al Mayadeen

lunes, 6 de mayo de 2024

Raúl Rivero y la libertad en los versos

En momentos de renovadas protestas antigubernamentales en Cuba, marzo trae otro aniversario de la Primavera Negra.

La batida de Fidel Castro hace 21 años se saldó con juicios sin garantías procesales y sentencias ejemplarizantes para 75 figuras de la oposición que retaban el control del régimen. Además de los promotores del Proyecto Varela, del Movimiento Cristiano Liberación, y de la concertación Todos Unidos, los periodistas independientes, con el poeta Raúl Rivero como el más notable, fueron los principales objetivos de los represores.

El 18 de marzo de 2003 comenzaron aparatosos operativos policiales con el propósito evidente de amedrentar a la población, despliegues innecesarios para detener a opositores pacíficos y desarmados que en ningún caso ofrecieron resistencia.

Tras confiscar libros, documentos, correspondencia, ordenadores, máquinas de escribir, impresoras, aparatos de fax y otros medios de trabajo intelectual, la policía política condujo a los detenidos a su cuartel general en Villa Marista, sin que pudieran recurrir al Habeas Corpus ni establecer contacto con familiares y abogados hasta el 25 de marzo.

En esos días, Rivero tuvo en la poesía momentos de liberación. En el reverso de una plantilla de sus interrogadores escribió estrofas que DIARIO DE CUBA publica en homenaje a uno de sus fundadores. El poema, que tituló "No, si yo no estoy llorando", es un reflejo del miedo natural de aquellos días, de las duras condiciones del cautiverio, cuyas consecuencias lo acompañarían hasta su muerte.

"La poesía política suele escribirse con rabia y agudeza. En muchos de sus poemas, Raúl Rivero le añadió a esas rabia y agudeza un matiz sentimental, como en este poema escrito en el reverso de una planilla oficial. En una de las caras, el poema habla de llorar y no llorar. En la otra, la cara impresa, el totalitarismo dicta: 'Destrúyase'. Este papel, con sus dos caras, podrá ser un día una pieza esencial en la memoria de Cuba. Es poesía escribiéndose contra el totalitarismo", consideró el escritor Antonio José Ponte, vicedirector de Diario de Cuba.

Sin ser del Partido Comunista, ni de los delatores Comités de Defensa, ni del único sindicato legal, ni acudir a marchas del pueblo combatiente, Raúl Rivero creyó en la Revolución. En el semanario cultural habanero El Caimán Barbudo y en la corresponsalía de Moscú de la agencia oficial Prensa Latina empleó su talento periodístico en favor de los valores humanísticos y principios políticos aparentemente sostenidos por el movimiento que le dio el poder a Fidel Castro en 1959.

Sin embargo, como apuntó el fallecido poeta Manuel Díaz Martínez en el diario español ABC, el deterioro de la fe de Rivero fue paulatino. "Determinado por la metamorfosis de ese movimiento en una autocracia de corte estalinista, fue, como en tantos intelectuales cubanos, un proceso progresivo, inexorable y doloroso. Un proceso que en Rivero no desembocó en la apatía —algo difícilmente compatible con su personalidad—, sino en un disenso frontal y público, con todas las aciagas consecuencias que esto puede tener en la granja de los hermanos Castro".

Díaz Martínez y Rivero firmaron en 1991 la Carta de los Diez, una declaración abierta dirigida a Fidel Castro, en la que ellos y otros escritores cubanos reclamaban la democratización del régimen y libertad para los presos políticos. Cuatro años después, Rivero se convirtió en pionero del periodismo independiente cubano, al fundar la agencia Cuba Press, que se propuso desvelar esa realidad de la Isla que ocultan o mutilan los periódicos, la radio y la televisión oficiales, transmisores de la propaganda del régimen.

Entre el 7 y el 9 de abril de 2003 finalizaron los juicios de los 75 detenidos durante la Primavera Negra. Rivero recibió una pena de 20 años que llevó sobre sus espaldas hasta el último día de su vida. La condena más alta de aquella arremetida, de 28 años de prisión, fue dictada contra Luis Enrique Ferrer García, activista del MCL.

La Primavera Negra le costó caro a Fidel Castro. Evidenció el valor de la disidencia y el periodismo independiente. Mostró la cara más represiva de su régimen y su determinación de pasar por encima de los derechos civiles y políticos del pueblo cubano. Si algo consiguió, fue la repulsa de prestigiosas figuras internacionales.

El Premio Nobel de Literatura José Saramago declaró al diario El País, el 14 de abril de 2003: "Hasta aquí he llegado. Desde ahora en adelante Cuba seguirá su camino, yo me quedo. Disentir es un derecho que se encuentra y se encontrará inscrito con tinta invisible en todas las declaraciones de derechos humanos pasadas, presentes y futuras. Disentir es un acto irrenunciable de conciencia. Puede que disentir conduzca a la traición, pero eso siempre tiene que ser demostrado con pruebas irrefutables. No creo que se haya actuado sin dejar lugar a dudas en el juicio reciente de donde salieron condenados a penas desproporcionadas los cubanos disidentes".

El escritor español Juan Goytisolo dijo el 16 de abril en el mismo diario: "Mi aversión a Fidel Castro es comparable a la que suscitaba en mí Sadam Hussein. Uno y otro encarnan lo peor del tradicional caudillismo árabe e hispano: control absoluto del poder, opresión, demagogia populista, supresión implacable de toda forma de disidencia, juicios sumarios de corte estaliniano... Si el primero no ha llegado a emplear gases tóxicos contra su propia población no ha sido por razones humanitarias, sino porque no necesita llegar a tal extremo: su mano de hierro es el arma disuasoria suprema".

En 2004 Raúl Rivero recibió una "licencia extrapenal" por motivos de salud, y en abril de 2005 se trasladó a España. En 2010 le siguieron 52 presos políticos que tras negociaciones internacionales cambiaron los calabozos por el exilio. 22 decidieron permanecer en la Isla. Los que salieron fueron condenados al destierro. Regis Iglesias Ramírez, portavoz del Movimiento Cristiano Liberación, cumplió su condena de 18 años en 2021, pero el régimen le impide volver a su tierra natal.

Quienes permanecen en Cuba actualmente sufren las consecuencias de su oposición frontal al régimen: Félix Navarro Rodríguez y José Daniel Ferrer García (condenados a 25 años) fueron enviados otra vez a prisión a raíz de las protestas del 11 de julio de 2021; Iván Hernández Carrillo (sentenciado a 25 años en 2003), Martha Beatriz Roque Cabello (20), Ángel Juan Moya Acosta (20), Librado Ricardo Linares García (20), Óscar Elías Biscet González (20) y Eduardo Díaz Fleitas (20), siguen ejerciendo su activismo bajo el acoso de la policía política.

Ángeles Rosas
Diario de Cuba, 23 de marzo de 2024.
Foto: Raúl Rivero joven y un poema suyo escrito en el reverso de una planilla de la Seguridad del Estado. Tomada de Diario de Cuba.