miércoles, 30 de noviembre de 2016

Si mi tía Candita estuviera viva...


Se llamaba Cándida Rosa, pero le decíamos Candita. Falleció a los 90 años, en octubre de 2003. A Julio, nieto e hijo de sepultureros y quien conocía el Cementerio de Colón como si fuera su casa, le encargué una jardinera para ponérsela a mi tía en su bóveda antes de mi viaje definitivo a Suiza, el 25 de noviembre de 2003.

A mi tía siempre le gustó comprar billetes de lotería y apuntar a la bolita. Tenía suerte y solía acertar con los números.

Es difícil que hubiera llegado hasta los 103 años, pero se me ocurre imaginar que si Candita viviera, desde que el 25 de noviembre se anunció la muerte de Fidel Castro y hasta el 4 de diciembre, cuando terminan las pompas fúnebres, todos los días jugaría estos números: 1, 8, 14, 45, 54, 57, 61, 64, 74, 77, 78, 83 y 90 (al final, los significados).

La charada cubana consta de 100 números. Los primeros 36 están tomados de la charada china y los restantes son producto de la imaginacion popular:

1- Caballo
2- Mariposa, dinero
3- Marinero, niño chiquito
4- Gato, diente
5- Monja, marinero
6- Jicotea
7- Caracol
8- Muerto
9- Elefante, lengua
10- Pescado grande
11- Gallo fino
12- Puta
13- Pavo real
14- Cementerio, gato-tigre
15- Perro, niña bonita
16- Toro
17- San Lázaro, luna
18- Pescado chico
19- Lombriz, bandera
20- Gato fino, tibor
21- Majá, dinero
22- Sapo
23- Vapor
24- Paloma
25- Piedra fina, casa nueva
26- Anguila, médico
27- Avispa
28- Chivo
29- Ratón
30- Camarón
31- Venado
32- Cochino
33- Tiñosa
34- Mono
35- Araña
36- Cachimba
37- Gallina prieta, bruja, hormiga
38- Dinero, macao
39- Conejo, culebra
40- Cura, sangre
41- Lagartija
42- Pato, país lejano
43- Alacrán
44- Año del cuero
45- Tiburón, presidente
46- Guagua, humo
47- Pájaro
48- Cucaracha, abanico
49- Borracho
50- Policía
51- Soldado
52- Bicicleta
53- Luz eléctrica
54- Flores
55- Cangrejo, murciélago
56- Merengue, reina
57- Cama, telegrama
58- Retrato, cuchillo, adulterio
59- Loco
60- Payaso, huevo
61- Caballo grande
62- Matrimonio
63- Asesino
64- Muerto grande
65- Comida
66- Pegar los tarros, pareja de yeguas
67- Puñalada
68- Cementerio
69- Pozo
70- Coco
71- Río
72- Buey, jicotea, collar
73- Muleta
74- Papalote, militar
75- Corbata, guitarra
76- Bailarina
77- Bandera, muletas de San Lázaro
78- Sarcófago
79- Tren de carga, lagarto
80- Médico viejo, desesperado
81- Teatro
82- Madre
83- Tragedia
84- Sangre, banquero
85- Espejo, reloj
86- Tijeras, manguera
87- Plátano
88- Espejuelos, gusano
89- Mucha agua, casa vieja
90- Viejo
91- Alpargata, comunista
92- Puerco grande, avión, globo
93- Sortija
94- Machete, Habana
95- Guerra
96- Zapato, puta vieja
97- Mosquito, grillo
98- Piano
99- Serrucho, gallo, carbonero
100-Inodoro, automóvil

Tania Quintero

Otras charadas localizadas en internet: La lotería cubana; Bolita cubana y La charada china.

Opiniones y artículos a raíz de la muerte de Fidel Castro (II)



Antonio Rodiles, coordinador del proyecto Estado de Sats y de la campaña Todos Marchamos

-¿A cuál de las muertes de Fidel? ¿A la de hoy? Creo que será recordado como el peor tirano que ha tenido Cuba porque nadie en la historia de este país ocasionó tanto daño al pueblo, a la libertad de los cubanos. Ha sido una muerte demorada y creo que lo que demoró este desenlace es su inmenso terror a la muerte. Será recordado, sin dudas, por su represión, por sus actos de violencia contra cualquier actitud contraria a su persona. Ahora esperamos un aumento de la represión y de la violencia contra los líderes de la sociedad civil porque se han comenzado a dar cuenta que su gran problema es el tiempo, el gran problema que enfrenta ahora el castrismo es el tiempo.

José Daniel Ferrer, al frente de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU)

-Si acudimos a la verdad, no será un recuerdo muy glorioso porque fue un imitador al estilo de Stalin, de dictadores como Mussolini o Hitler, tan tristemente célebres. La mayoría de sus frases y gestos, hoy célebres, son copias de frases y gestos que provienen de discursos y textos de dictadores. Pero, además, será recordado como un fracaso. Fracasaron todas sus ansias de conquista en África, en América Latina. Todas esas que él llamó epopeyas concluyeron en fracaso. Hay que sumar a todo ese desastre el que transformara a Cuba de una nación próspera en uno de los países más pobres del hemisferio occidental, al querer implantar un régimen al estilo soviético. Si tuvo algún mérito personal fue haber implantado ese régimen con el cual ocasionó tanto dolor al pueblo cubano y logró una de las naciones donde la mayoría emigra en busca de libertades y de oportunidades para vivir dignamente. Será recordado por sus fusilamientos, por los miles de cubanos llevados a la cárcel por sus ideas políticas, por la Primavera Negra de 2003, por el hundimiento del remolcador 13 de Marzo, por la violencia contra las Damas de Blanco. Esperamos un aumento de la represión durante estos días por temor a las manifestaciones de descontento popular”.

Eliecer Ávila, ingeniero y coordinador de Somos +

-Intentarán hacérnoslo recordar desde esa postura burocrática que sabemos, que es la proviene de los jerarcas del poder, los jerarcas del partido comunista y del ejército, que, por supuesto, siempre lo recordarán como el hombre que los ayudó a conseguir el modo de vida que ostentan. También intentarán imponer esa ilusión del guerrero que enfrentó al imperialismo y esa imagen que se desgaja de su propio discurso. Pero por otro lado, estará el recuerdo de millones de cubanos que han vivido años de carencias profundas, de falta de libertades, años de división familiar y de niveles altísimos de paranoia en la mentalidad de quienes han sufrido la represión. Ojalá que esta despedida sea el final de una época terrible y el comienzo de una reconciliación”.

Berta Soler, líder de las Damas de Blanco

-La única buena noticia es que tenemos un dictador menos, pero aún nos queda otro porque Raúl es un dictador igual que Fidel. Políticamente en Cuba no cambia nada salvo el “progresivo empeoramiento” de la situación de los derechos humanos en la isla, donde la represión va en aumento. En Cuba nadie quiere a la dinastía de los Castro, porque son unos mafiosos. Si queremos una transición democrática, tiene que ser sin esa familia en el poder.

Leer también, veinte artículos de autores cubanos:

"De tranca lo que nos espera", Iván García
Vida y muerte de un narcisista, Carlos Alberto Montaner
Sepulcro difícil de cerrar, Juan M. Ortega
Raúl sin "Papá Terror", Juan Juan Almeida
El castrismo sigue vivo, Pedro Campos
Sin azúcar y sin país, Roberto Álvarez Quiñones
Chistes cubanos para velorios célebres, Alejandro Armengol
Cuba entre chistes y luto cerrado, Ignacio Islas
Junto a José Martí, Félix Luis Viera
La tumba de Fidel Castro: apropiarse de José Martí hasta después de muerto, Mario J. Pentón
Weekend sin Fidel Castro, Ernesto Pérez Chang
Ley seca tras la muerte de Fidel Castro, Iván García
La muerte de Fidel enfrenta a abuelos, padres e hijos, Rosa Tania Valdés
Para Cuba, la felicidad es el camino, Jorge Dalton
Fidel en dos visiones, Luis Carlos Battista
Responso laico para Fidel Castro, Jesús Adonis Martínez
Fidel en su laberinto, Harold Cárdenas
Inalcanzable hasta en cenizas, Leydis Luis Hernández
La 'bolita' bate récord tras la muerte de Fidel Castro, Iván García

martes, 29 de noviembre de 2016

La muerte de Fidel Castro en la prensa oficial cubana



En otro post, las celebraciones en Miami por el deceso del dictador y en otro, la repercusión en países de distintos continentes. Mientras, algunos artículos, informaciones y fotos publicados en medios nacionales y provinciales de Cuba.



Objetivo: Fidel, Fabián Escalante.



Gracias, Fidel, Guille Vilar


"Ya no está nuestro padre", expresa el pelotero Frederich Cepeda.


La Carretera Central fue construida entre 1929 y 1931 durante el gobierno de Gerardo Machado, tiene 1,139 kilómetros de longitud y el kilómetro cero se encuentra en el Capitolio Nacional.

Más de 300 mil santiagueros despedirán a Fidel Castro el 3 de diciembre.



La delegación rusa estará presidida por el presidente de la Duma, Viacheslav Volodin. Putin se está reservando para Trump.

Fotos de varios homenajes provinciales:












Tania Quintero

Foto: Una mujer y un hombre policías le rinden tributo a Fidel Castro en Quivicán, municipio perteneciente a la provincia de Mayabeque. Tomada del Diario de Mayabeque.


lunes, 28 de noviembre de 2016

Hoy mi Habana


El primer post de noviembre, el lunes 3, se lo dedicamos a la versión de Happy, de Pharrell Williams, que los cubanos Elea, Serge y Emilie Muñoz Ruiz hicieron en La Habana y el 10 de septiembre de 2014 subieron a You Tube.

Y el mes hemos querido terminarlo con Hoy mi Habana, compuesta en 1984 por José Antonio Quesada y popularizada por Xiomara Laugart, una de las mejores voces femeninas de habla hispana.

A la capital cubana le han dedicado unas cuantas canciones. A varias de ellas, en diciembre le dedicaré seis posts en mi blog.

Tania Quintero

Un cubano regresa a Angola



La primera vez que estuve en Angola fue hace casi tres décadas, como cadete de las FAR. Ahora volví por mi padre, que reside en Luanda, la capital. Quería ayudarlo en los trámites de su retiro y su regreso a Cuba, después de 16 años trabajando en ese país.


Siempre me preguntaba cómo estaría la ciudad después de tantos años. En aquella época, finales de los 80, todavía continuaba la guerra, Luanda era una ciudad destruida por el conflicto.



Es impresionante ver el cambio y desarrollo de su infraestructura y tecnología, también el tráfico que desborda sus calles, contrastando con la baja sanidad y pobreza en algunos sectores de la población.


Angola y su gente ocupa un lugar en el corazón de muchos cubanos.



Cinco de las zungueiras o vendedoras ambulantes que a diario recorren las calles de Luanda.






Texto y fotos: Juan Suárez
Havana Times, 22 de mayo de 2016.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Opiniones y artículos a raíz de la muerte de Fidel Castro (I)


En el artículo Luz y sombras: Fidel Castro, Patricia Islas solo incluyó una parte de las respuestas que le di a dos preguntas que me hizo. A continuación, sus preguntas y mis respuestas:

Lo que significó y hoy para mí significa Fidel Castro

-No fui devota de Fidel Castro ni de sus ideas (nunca fui militante del partido comunista). Tal vez esa falta de fanatismo se debió a que tuve oportunidad de conocerle de cerca y de haber conversado con él en 1960, 1961, 1984 y 1986, cuando me citó a su despacho en el Palacio de la Revolución.

-Siempre lo vi como un hombre carismático, con don de palabra, capaz de improvisar durante horas ante un micrófono o un interlocutor. Pero no como un ser superior a los demás.

-Al principio creí que iba a transformar a Cuba en un país democrático y desarrollado, pero mi desencanto comenzó en 1970, cuando se le metió en la cabeza hacer una zafra de diez millones de toneladas de azúcar. Después, con los éxodos masivos de cubanos en 1980 y 1994. Hasta que finalmente se le cayó la careta de revolucionario y salvador de la patria y la humanidad y le salió su verdadero rostro, el de un autócrata.

Lo que va a pasar con su desaparición

-Cuando Fidel Castro muera, lo que va a pasar es que van a convertirlo en mercancía, en dinero, como ya convirtieron al Che Guevara. De hecho ya lo están haciendo, alquilando las que fueron sus limusinas a turistas ingenuos y desprevenidos, como son muchos europeos, suizos incluidos.

-En Cuba todo está amarrado para que la dinastía de los Castro siga gobernando. Sus sucesores, los hijos, nietos y sobrinos de él y de su hermano Raúl, harán lo indecible por mantener viva su imagen, no creo que embalsamándolo como a Lenin, si no con camisetas, pins, fotos, exposiciones, libros, filmes, excursiones, comics, videogames.. Y abrirán algún restaurante especializado en las comidas que a Fidel le gustaban. Los países totalitarios son muy propicios al culto a la personalidad.

Marco Antonio Pérez López, administrado del blog, en Facebook escribió:

Honestamente, estoy triste por la muerte de Fidel Castro. Estoy triste y enojado porque el muy hijo de puta se salió con la suya y se fue de este mundo sin recibir el rotundo castigo que se merecía:

-por los miles de muertos que provocó en sus guerras e intervenciones militares absurdas en todo el mundo, tanto abiertas como encubiertas;

-por los miles de muertos desconocidos que reposan en el fondo del océano tras tratar de escapar de su maniático régimen de represión y locura;

-por haber sembrado el odio y la división entre los cubanos y haber separado familias con conflictos y muertes innecesarias durante más de 50 años;

-por haber ofrendado la vida y la misma existencia de todo ser vivo en su propio país al solicitar a los soviéticos que iniciaran la agresión atómica contra Estados Unidos;

-por haber doblegado y transformado el carácter del pueblo cubano, de un pueblo abierto, optimista y valiente, a una medrosa comunidad escapista donde la delación del prójimo, la mediocridad, el terror al poder y el oportunismo son las claves para el triunfo;

-por haber ayudado a instigar en la mente de millones de personas en todo el mundo la idea de que un sistema por naturaleza totalitario, improductivo, represivo y reaccionario como el socialismo, basado en el control absoluto de la libertad de las personas y la sociedad toda por una camarilla cupular y mafiosa, es la etapa "superior" del desarrollo social;

-por haber entrenado clandestinamente en Cuba y apoyado con armas, logística y dinero a las guerrillas izquierdistas de todos los continentes que tantas muertes causaron y aún causan en el mundo desde la segunda mitad del siglo XX;

-por haber ordenado el asesinato, desaparición o neutralización de todo aquel de sus colaboradores que osara exhibir el más mínimo síntoma de pensamiento independiente o disentir de sus úcases;

-por haber llevado a la economía cubana, de una de las tres primeras de América Latina, a una de las últimas;

-por haber dilapidado, distorsionado y destrozado la riqueza natural, histórica y arquitectónica del país en sus muchas maniáticas campañas masivas;

-por haber implantado una tiranía totalitaria dinástica unifamiliar de la que será muy difícil que Cuba pueda librarse en muchos años (ojalá esté equivocado).

Adiós Fidel. Ojalá nunca hubieras nacido y ojalá que dondequiera que estés, estés pagando lo que 90 años más no te hubieran bastado para pagar en vida.

Un amigo cubano temporalmente viviendo en España:

Quienes vivimos en la Cuba castrista sabemos que el difunto no pudo haber hecho nada de lo que hizo sin el concurso y la participación del populacho (o pueblo, según prefieran). Hay muchos que si no vivieran en Miami hoy, estarían haciendo cola en la Plaza de la Revolución, -la mayoría con la excusa de "mantener una buena imagen y no meterse en problemas"- para firmar el libro de condolencias.

Muchos cubanos, tan críticos del "castro-comunismo", no dudan en apoyar ideas facistas, a gente tan o más peligrosa que el difunto. Eso se llama hipocresía.

Tenemos un problema serio, se puede decir que histórico. Nuestra deleznable adicción por los "americanos". Los presidentes americanos, los americanos en general, "ese gran país", que de alguna manera resolverán "el problema de Cuba". Un wishful thinking miserable. Una masturbación mental sin eyaculación. Esa esperanza es más que ingenua; encierra en sí misma un nivel de cobardía y una estupidez vergonzosa.

Los fidelitos, Varela en su blog

La celebración se volvió un mítin de repudio contra nosotros mismos. Se suponía que Miami era mejor que Cuba, pero el odio sigue, y el miedo (el miedo a lo que fuiste).

Queda claro que a medida que baja el nivel intelectual, aumenta el aspaviento por la muerte de Fidel. Pero la fiesta va como circo vulgar, más allá del folklor y la escena popular.

A mí, Fidel me quitó la cuna de seda, bungalow en la playa, cuatro negocios de mi abuelo y mi padre que ahora fueran míos, tres barcos y cinco automóviles. Encima, no me dio carrera universitaria, ni pasaje aéreo para viajar al extranjero y quedarme, que por eso me largué en un barco camaronero con 200 fugitivos más, la mitad sacados de la cárcel.

Entonces veo que ahora saltan, bailan y gritan por las calles aquéllos que se hicieron gracias a Fidel, sacados de la orilla, de la ignominia social, por Fidel; que se graduaron gracias a Fidel, que viajaron gracias a Fidel, y que se quedaron en el extranjero gracias a Fidel también.

Qué desagradecidos son. Se murió Fidel, pero quedan los fidelitos. Estamos jodidos para siempre.

Leer también veinte artículos de autores cubanos

¿Festejar la muerte?, Félix Luis Viera
Ascendido a los cielos, Raúl Rivero
¿Podremos zafarnos de su sombra?, Luis Cino
Cuba sobrevive a Fidel Castro, Yoani Sánchez
"Oye, se murió quien tu sabes", Iván García
El Fidel que muere, Rafael Rojas
La imagen lo absorberá, Iván de la Nuez
"Se murió el Fifo, pero nosotros no", Lourdes Gómez
El Rey ha muerto, Luis Rondón
El hombre nuclear, Alberto Méndez Castelló
Inventario de dolientes, María Matienzo
La primera madrugada sin Fidel, El Toque
Parálisis, calles vacías y loas a Fidel, Ignacio Islas
Su fantasma, Tania Díaz Castro
Y ahora... nada, Luis Manuel García
El día que le acaricié la barba a Fidel y dejé de creer en él, Juan Juan Almeida
Hace treinta años hablé con Fidel Castro, Tania Quintero

Foto: Estudiantes colocan velas alrededor de una imagen de Fidel Castro en la Universidad de La Habana, durante una vigilia el sábado 26 de noviembre de 2016. Foto de Ramón Espinosa de AP tomada de El Nuevo Herald.

sábado, 26 de noviembre de 2016

"Oye, se murió quien tú sabes"



Diez minutos pasada las doce de la noche, la sucia Calzada de Diez de Octubre se transforma en una pasarela de marginales. Chicas que venden sus cuerpos al equivalente de veinticinco dólares merodean por los portales de la calzada. Y borrachos o vagabundos arman en cualquier rincón sus 'camas' con cartones viejos.

Ya es sábado 26 de noviembre y la gente de bolsillos amplios bebe cervezas Cristal o Bucanero en el bar privado Perla Negra, a una cuadra de Santa Catalina, pinchando croquetas de picadillo de pavo y mirando en una tele de pantalla plana un recital del recién fallecido cantante mexicano Juan Gabriel.

Ninguno de los usuarios se enteró que Fidel Castro había muerto. Cuando cerca de las once y media el General Raúl Castro con rostro pálido ofreció la noticia, los habaneros dormían, fiesteaban o veían en la tele culebrones de Univisión descargados del compendio audiovisual conocido como el Paquete.

Julio, un habanero a quien en su tiempo libre le gusta escribir, sí estaba despierto. "La televisión estaba trasmitiendo un documental y de pronto lo interrumpen y sale Raúl, uniformado, en su despacho. Enseguida pensé: 'Oh, se fue el tipo'. Y así fue. Como un loco empiezo a llamar a los amigos. En eso termina la alocución y se ve a Raúl tirado sobre el asiento, desmadejado de dolor, una imagen que se le fue a la tijera de la censura. Sigue el documental, cuando termina ponen el último noticiero de la noche, hablan de cualquier cosa menos de la muerte de Fidel y me pregunto si no fue que me quedé dormido viendo el documental y tuve una alucinación. Al finalizar el noticiero repitieron la alocución de Raúl, pero no la parte donde se desmadeja".

Pero en ese trozo de la geografía capitalina que es La Víbora, uno de los barrios del municipio Diez de Octubre, uno de los más poblados de la Isla, la noticia no interesó a muchos.

La gente estaba en lo suyo. Unos esperaban bostezando el ómnibus de la confronta que los llevara a casa mientras un grupo de jóvenes escandalosos escuchaban reguetón a todo volumen en sus celulares.

Una señora discreta, que vende café en los bajos de un edificio cerca de la Avenida de Acosta, había escuchado en la radio sobre el deceso de Castro I y casi en un susurro le regalaba la primicia a los noctámbulos habituales que esperaban la próxima colada.

“Oye, se murió quien tú sabes”, comentaba. Y algunos clientes añadían una nota de color, refunfuñaba una palabrota o escuetamente decían: “Bueno, el tipo no nació pa’ semilla” o “Ya era hora”.

Lo más interesante es que los cubanos de a pie todavía se refieren a Fidel Castro sin mencionar su nombre. Utilizan un amplio registro de motes, alias y sobrenombres como quién tú sabes, cara de coco y el caballo o simplemente con el dedo gordo y el índice de una mano dibujan una barba imaginaria debajo del mentón.

Otros, como Carmelo, maquinista de tren, se enteró cuando su hermano lo llamó desde Hialeah para decirle que “Dios se había llevado al diablo”.

“Eran las dos y media de la madrugada. Levanté a la familia para contárselos y mi esposa y mis dos hijos me miraron como si fuera un bicho raro y me dijeron que eso no era nada interesante, pues algún día Fidel tenía que morirse”, cuenta Carmelo.

En La Habana no hubo fiestas regadas con cerveza y ron de sus adversarios, tampoco muestras públicas de dolor. Y es que para muchos cubanos hace rato que Fidel Castro no contaba.

Para Dianelis, estudiante de 16 años, Fidel nunca fue un protagonista importante. “Desde que tuve uso de razón, hace diez años el que gobernaba era Raúl. Los de mi generación escapamos de toda esa locura de trabajos voluntarios y movilizaciones constantes para condenar al imperialismo yanqui. Fidel no tuvo el mismo impacto en los más jóvenes como en la generación de mis padres”.

En la mañana del sábado se comentaba la noticia y los políticos de café sin leche hacían sus predicciones para el futuro. “Ahora aguántate. Nueve días de luto, con toda esa candanga en la radio y la televisión, sin poder ver pelota ni partidos de la liga española de fútbol”, acota Diosbel, que espera para comprar huevos en la carnicería.

Un vecino le riposta: “Yo no quisiera estar en el pellejo de Raúl Castro. Venezuela se va a pique y nos quedamos sin petróleo. La economía, jodida como siempre, el sistema no funciona y ahora con Trump en la presidencia se acabaron los paquetes de medidas. El gobierno extrañará a Obama y se lamentará por no haber aprovechado la mano tendida”.

Arnaldo, carpintero, escucha el comentario y pronostica que se avecinan tiempos peores. “Por eso hay que pirarse de Cuba. Cuanto antes mejor. Trump va a derogar la Ley de Ajuste y entonces en ningún rincón del mundo querrán recibir a emigrados cubanos”.

Entre los ciudadanos la sensación que se percibe es de indiferencia. La mayoría piensa que no llegarán grandes reformas económicas y que las cosas seguirán igual con Raúl Castro, o el que venga después de 2018.

“La desaparición de Fidel Castro no va a terminar con el castrismo. Los que gobiernan le sacarán lasca y lo convertirán en un negocio, como han hecho con el Che. Son dueños de casi todo el país y van a intentar mantener esos privilegios. Tenemos castrismo pa’ rato”, dice Dayán en el parque Córdoba mientras se conecta a internet, aunque no se aventura a vaticinar si la dinastía castrista cumpliría cien años en el poder en 2059.

“Brother, por el bien de los cubanos, espero que no lleguen a gobernar tanto tiempo. La gente quiere tener comida, ropa, dinero, hacer negocios y poder viajar. No lo van a permitir, porque todo es para ellos”, acota Dayán.

Con la muerte del padre de la revolución cubana, quizás el último líder guerrillero tercermundista, algunos habaneros suponen que en temas económicos podrían llegar cambios. Eso sí, gobernando siempre el partido comunista. Al menos por ahora.

Iván García
Diario Las Américas, 27 de noviembre de 2016.

Foto: Dos cubanos en un bar estatal miran por televisión la noticia de la muerte de Fidel Castro. Foto de Reuters tomada de El País de Uruguay.

jueves, 24 de noviembre de 2016

El último hombre del Che en el Congo



La última vez que Godefroid Tchalmesso Diur recuerda haber llorado fue una madrugada de 1967, cuando escuchando una radio Zenith Panasonic -la preferida por los guerrilleros- frente al malecón de La Habana supo que el hombre que “había sido su inspiración” y al que había seguido hasta Cuba desde su Congo natal, había muerto. Horas antes, Ernesto Guevara de la Serna, el revolucionario argentino-cubano que pasaría a la historia como “Che” Guevara, era ejecutado en Bolivia.

Para Tchalmesso acababa una época. Para muchos revolucionarios, moría una utopía: la de los pueblos del mundo liberados del imperialismo. Godefroid Tchalmesso, alias Tremendo Punto, es uno de los últimos compañeros del Che. También es probablemente el último dirigente congoleño vivo al que se menciona en Pasajes de la guerra revolucionaria: Congo, el diario en el que Guevara vertió su amargura por una aventura revolucionaria fallida: la que le llevó en 1965 a la República Democrática del Congo.

La época de las grandes esperanzas en lo que entonces se llamaba Tercer Mundo se desvanecía ya tras el entusiasmo inicial de pueblos como el del ex Congo belga que habían accedido a la independencia en 1960. En el país africano aún resonaba, sin embargo, el mensaje del líder que había sacudido al país del yugo colonial, Patrice Lumumba, asesinado en 1961 con la complicidad de la CIA y de Bélgica.

Muy lejos, en Cuba, este magnicidio y la dolorosa historia colonial del Congo habían impresionado al Che, un internacionalista que soñaba con acudir a "otros lugares del mundo que reclamaban sus modestos esfuerzos”, según dijo en la carta de despedida que escribió a Fidel Castro antes de partir para África. Meses antes, en un discurso pronunciado el 11 de diciembre de 1964 en la ONU, Guevara se había indignado por la ejecución de Lumumba y definido el Congo como “el único caso en la historia mundial que demuestra cómo se pueden atropellar los derechos del pueblo con la impunidad más absoluta y el cinismo más insolente”.

Tras la muerte de Lumumba, varias insurrecciones integradas por maoístas y lumumbistas se habían alzado en armas tanto en el oeste como en el este del Congo para derrocar a la nueva administración prooccidental, instalada por la CIA y por Bélgica. En la región oriental, los revolucionarios 'simba' (león, en swahili) tenían frente a ellos al ejército regular congoleño, a tropas americanas y belgas y también a un ejército de mercenarios sudafricanos. La revuelta había estallado en 1964 y ocupado casi un tercio del enorme Congo pero cuando el Che llega al país apenas si controlaba ya algunas áreas aisladas. Aunque la confrontación era desigual, los simba no estaban solos. La implicación de Estados Unidos había llevado a la Unión Soviética, China y Cuba a apoyar con armas y asesores al Movimiento de Liberación Nacional congoleño. El país africano se había convertido así en un teatro de la Guerra Fría.

En 1965, Godefroid Tchalmesso tenía 24 años. Hoy, a sus 75 años, sentado en la terraza de un hotel de Kinshasa, recuerda la época en la que ocupaba el cargo de delegado en Tanzania del Ejército Popular de Liberación congoleño. Cuando un primer grupo de combatientes cubanos negros llega a su capital, Dar es-Salam, para apoyar a los 'simba', Tchalmesso no podía ni soñar que entre ellos se encontraba el Che, a quien había conocido meses antes. El guerrillero estaba irreconocible pues Cuba había ideado una tapadera que incluía un elaborado disfraz: sin su característica barba y con una dentadura postiza, nadie podía adivinar que el médico cubano "Ramón Benítez" era en realidad el Che. Para los congoleños, aquel hombre era el comandante Tatú (tres en swahili), un médico blanco bajo la autoridad de un cubano negro.

A Guevara la liberación del Congo le parecía una de esas “causas justas por las que luchar” de las que hablaba en sus escritos. La importancia geoestratégica del país, sus 2,34 millones de kilómetros cuadrados y su vecindad con nueve Estados -algunos aún colonizados, como Angola- lo hacían en su opinión idóneo para convertirse en la mecha que prendiera la revolución en el continente africano.

A su llegada a Dar es-Salam, el Che negocia con Tchalmesso su entrada en el Congo. Con él fija también las condiciones de su apoyo. “El Che era humilde y aceptó ponerse bajo la autoridad de los dirigentes de nuestra rebelión”, rememora el exguerrillero. El líder de los 'simba' en el este del Congo era entonces Laurent-Désiré Kabila, el hombre que 32 años después arrebató el poder a Mobutu Sese-Seko y cuyo hijo Joseph Kabila es hoy presidente del Congo.

Tchalmesso se encargó luego de “buscar los barcos” y organizar la entrada clandestina del Che al Congo. En una “embarcación azarosa, precaria”, el revolucionario y una docena de cubanos de su confianza -los primeros de un total de 140- en la madrugada del 24 de abril de 1965, atravesaron el Lago Tanganika desde Tanzania hasta la orilla congoleña.

La misión no empezó con buen pie. Los cubanos se quedaron horrorizados cuando vieron que los congoleños se ponían a cantar para alertar de su llegada a sus compañeros, lo que podía haber hecho que los descubrieran. El Che, por su parte, se sentía culpable por haber ocultado su identidad incluso a los dirigentes de la rebelión congoleña, todo con el fin de no ser detectado por la CIA, que desde hacía años lo buscaba para matarlo.

El secreto no duró mucho. Al día siguiente, el revolucionario se confía con Tchalmesso: “Soy el Che”. “Su reacción fue de aniquilamiento”, explica Guevara en su diario. Tchalmesso recuerda bien su asombro y luego repite las dos palabras que salieron de su boca entonces: Escándalo internacional. “Después, el Che me pidió que volviera a Tanzania para informar a Kabila de su presencia”, precisa el antiguo guerrillero.

A su llegada al Congo, el Che intenta organizar a unos combatientes que, según muy pronto comprende, no sólo están divididos y carecen de formación militar -“el principal defecto de los congoleños es que no saben disparar”, escribe- sino que adolecen de “espíritu de lucha” y sufren la “nefasta influencia de Kigoma”, una localidad de la orilla tanzana donde corría el alcohol y abundaban los burdeles. Los cubanos se ven forzados a una inactividad forzosa mientras esperan, debilitados por la malaria y la disentería, la orden de la dirección congoleña de entrar en combate.

En las raras ocasiones en las que esta orden llega, los congoleños y ruandeses casi siempre tiran el fusil y salen corriendo, “disparan con los ojos cerrados” o se niegan a combatir. Un día el Che insta a Tchalmesso: “Tú, que sabes disparar, enseña a tus compañeros”. Los congoleños se niegan a cargar peso alguno y a cavar trincheras porque los agujeros en la tierra “son para los muertos”.

El choque de culturas y el desconocimiento del idioma swahili pesan. El Che observa cómo los congoleños creen en la 'dawa', un ritual que consiste en rociar al combatiente con un bálsamo que, según ellos, les vuelve invulnerables a las balas. “Supersticiosos” y “haraganes” son adjetivos que dedica en su diario a los revolucionarios congoleños, sin dejar por ello de criticarse a sí mismo por haber llegado sin información al país y también a los cubanos que, poco a poco, empiezan a reclamar el regreso a Cuba, para escándalo mayúsculo del Che. En medio de la desbandada casi general, las escasas posiciones en manos de los revolucionarios van cayendo una tras otra en poder del enemigo.

“El Ejército Popular de Liberación es un ejército parásito, que no se entrena, no trabaja y exige de la población abastecimiento y trabajo”, escribe el Che. La ausencia de la dirección congoleña en el campo de batalla le resulta incomprensible, sobre todo la de Kabila, cuya llegada se demora dos meses y medio. Cuando por fin llega, se queda sólo cuatro días y, aunque promete volver enseguida, no lo hace. El revolucionario argentino -a quien Kabila había causado inicialmente muy buena impresión- critica su constante ausencia del frente, “su afición al trago y las mujeres” y termina por sentenciar en una carta enviada a Fidel Castro que “nada indica que Kabila sea el hombre que precisa la situación”.

“Estas afirmaciones han sido sacadas de contexto”, puntualiza Tchalmesso, un contexto que define como de “de gran exacerbación”. También explica la actitud de la tropa congoleña con el argumento de que ésta carecía de “conciencia política”. Pero, sobre todo, defiende sin fisuras a su antiguo dirigente: “Kabila sí tenía madera de líder y si permanecía en Tanzania, era porque su presencia era necesaria para organizar el trasiego de armas y las relaciones con el gobierno tanzano. Además, él no era bebedor”.

En el Congo, el Che recibe un duro golpe durante una visita del ministro cubano Osmany Cienfuegos, que le anuncia que su madre está muy enferma. El Che adivina que, en realidad, ha fallecido: “Al conocer la noticia, se levantó y se alejó en silencio, entrechocando el talón de las botas mientras caminaba. Siempre lo hacía cuando algo le preocupaba. Era una catadura de hombre de los que nacen cada dos siglos. Emanaba fortaleza moral y psicológica y, por encima de todo, era muy humano, justo y ponderado en el juicio. En combate era el primero en poner el pellejo y se imponía a la tropa con su ejemplo. Mostraba un amor a los pueblos inconmensurable: murió en Bolivia, pero podía haber muerto en el Congo”, alaba Tchalmesso.

En los últimos tres meses de la estancia del Che, el guerrillero congoleño deja Tanzania para luchar junto a los revolucionarios cubanos. Entonces no hablaba español, “sólo algunas malas palabras que me habían enseñado los cubanos, no el Che, que nunca las decía”, explica. En esos tres meses, su trato se hace más estrecho. Tchalmesso duerme en la misma choza que el Che y otros dos cubanos y, en sus diarios, Guevara lo menciona a menudo. Le llama Chamaleso o Tremendo Punto, el apodo que le habían dado después de que el congoleño volcara una barca en el lago con varios cubanos a bordo que no sabían nadar para escapar de un avión enemigo, y que hace alusión a una canción cuya letra dice “Tremendo punto, tremenda moral”.

El retrato que el Che hace de él es el de un joven “inseguro”, pero al que no le falta el valor, por lo que llega a proponerle que asuma la dirección militar de la guerrilla. Tchalmesso declina la oferta, asegura, “por lealtad a Kabila”. “Su trato conmigo no cambió, siguió siendo cercano, pues era una persona que siempre trataba de comprender a todo el mundo, pero sé que le decepcioné”, confiesa.

Al finalizar el mes de junio de 1965, cinco cubanos habían muerto ya en combate y la CIA sabía que el Che estaba en el Congo. La desmoralización de la tropa alcanza su punto más alto y la situación se torna tan peligrosa que Fidel Castro pide al revolucionario que abandone el país, algo a lo que él se resiste. En noviembre, la dirección congoleña pide la salida de los cubanos. El 21 de noviembre, el Che sube a regañadientes a bordo de una barca que le lleva con sus compañeros -incluido Tchalmesso- a Tanzania. En los meses que siguen escribirá su diario, que empieza con una frase lapidaria: “Ésta es la historia de un fracaso”.

Su antiguo compañero africano no lo ve así: “La epopeya congoleña del Che sentó doctrina para las guerras de liberación en África”. A él también lo marcó. Poco después de terminar aquella aventura, Tchalmesso pidió al gobierno cubano viajar a la isla “para formarse mejor en la lucha revolucionaria”, pero lo que iban a ser unos meses se convirtieron en más de tres décadas. Después, el compañero africano del Che ha tenido varias vidas: primero como periodista y corresponsal de la agencia Prensa Latina en Haití y Estados Unidos y, al volver al Congo, 32 años después, ya con Kabila en el poder, como ministro de Defensa y embajador de su país en Angola.

Tchalmesso vive con un pie en Cuba y otro en el Congo. Tres de sus cuatro matrimonios han sido con cubanas y con ellas tuvo siete hijos.

Texto y foto: Trinidad Deiros
El Confidencial, 8 de julio de 2016.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Una cubana trata de romper estereotipos en el béisbol


En el mundo machista del béisbol en Cuba, Yanet Moreno siempre ha jugado con los hombres.

Cuando era niña, era la única muchacha que con frecuencia jugaba al béisbol en la calle de su barrio. Los niños peleaban para que estuviera en su equipo y su papá temía que se convirtiera en una "marimacho".

Hoy, a los 41 años, Yanet Moreno es la única mujer en el mundo trabajando como árbitro de primer nivel en el béisbol profesional. Ha estado 11 temporadas en la Serie Nacional, la liga más importante de la isla, y dice estar lista para pasar a la escena internacional.

"Siempre uno sueña con más, ¿no?. Quiero un poquitico más", dijo Moreno al mencionar los Juegos Centroamericanos, Panamericanos y el Clásico Mundial de Béisbol como posibles torneos en los que quiere trabajar. "No puede ser inalcanzable", dijo en alusión al Clásico Mundial, donde cada cuatro años compiten los mejores equipos de béisbol del mundo.

"Poniendo un poquito más a mi trabajo creo que tal vez pudiera", expresó desde su casa, en la provincia de Villa Clara, a unos 270 kilómetros al este de La Habana.

Yanet no se considera una rareza en la pelota cubana y la reacción adversa de los aficionados ha disminuido. Ella proyecta calma en el campo de juego y sus miradas las cubre con unas gafas oscuras para protegerse del sol.

Hay pocas mujeres árbitros que actualmente trabajen en el béisbol masculino en todo el mundo. Maite Bullones, una venezolana de las ligas menores de su país, estaba a punto de convertirse en la primera mujer en arbitrar un torneo internacional para menores de 21 años en la Copa del Mundo en Taiwán, pero todavía no ha actuado en la Liga de Béisbol Profesional de Venezuela.

En Estados Unidos, ninguna mujer ha entrado a las Grandes Ligas y ninguna ha arbitrado en las ligas menores desde 2008. Cuba aún debe proponer a Moreno para uno de los eventos internacionales de béisbol masculino.

En 2016, podría ser designada en un torneo para menores de 15 años y darle la oportunidad de llegar hasta los niveles más altos de competencia, dijo Luis Daniel Del Risco, jefe de reglas y arbitraje de la Federación Cubana de Béisbol.

Sin embargo, el directivo aclaró que Moreno debe aún ganar un evento internacional de élite, y agregó que Cuba está asignando a uno o dos árbitros para los torneos internacionales, y ella ocupa el lugar 15 ó 16 en el ranking de los 42 árbitros de la Serie Nacional.

Del Risco también se refirió a la tradición: "No se estila que mujeres trabajen en campeonatos masculinos y no se ha hecho la propuesta".

Su comentario irritó a la periodista cubana Julia Osendi, quien rompió barreras al convertirse en la primera mujer que comentaba para la televisión la Serie Nacional de béisbol. "Lo que no se estila es el machismo cabrón que hay en este país. Para mí, Yanet es lo suficientemente buena para arbitrar en cualquier béisbol".

Moreno dijo que solo una vez escuchó un comentario sexista de un hombre en un terreno de juego, y lo expulsó rápidamente del partido, después de que hiciera alusión al tamaño de sus nalgas, mientras lanzaba una afirmación racial y una vulgaridad.

Los colegas de Yanet Moreno sostienen que está calificada y apoyan que pueda arbitrar fuera de Cuba.

"Preparada. Disciplinada. Está lista para cualquier nivel del béisbol. Yo votaría por ella", dijo Antonio Reyes, jefe del grupo de cuatro árbitros que con ella recorren la isla durante la Serie Nacional de Béisbol.

Texto y foto: Enrique de la Osa
Reuters, 8 de noviembre de 2014.

jueves, 17 de noviembre de 2016

La pasión por el fútbol en Cuba


En un banco de cemento del parque Mónaco, en la barriada habanera de La Víbora, en una estrujada libreta escolar, Arnaldo apuntaba las apuestas para el partido de fútbol entre el Real Madrid y Barcelona.

Hubo alrededor de treinta y cinco apuestas. “La gente se jugó desde 5 cuc a 150 cuc. Antes de comenzar, un grupo de amigos nos sentamos en el portal de una cafetería a tomar cerveza y vimos el partido en un televisor. Como en el parque ahora hay wifi, en la previa muchos se conectaron con sus teléfonos o tabletas, para conocer la alineación o enterarnos de cualquier detalle de última hora”, cuenta Arnaldo.

Aunque en Cuba las apuestas son usuales, ya sea en la charada local conocida como la bolita, en juegos de béisbol y peleas de gallos, el fervor por el fútbol ha comenzado a cimentar un entramado empírico y eficiente de apuestas.

Apostar dinero es ilegal y si te pilla la policía puedes pagar una multa entre 60 y 1,500 pesos o un par de años en la cárcel. Pero desde hace dos décadas, la policía mira hacia otro lado.

La pasión por el fútbol en Cuba sigue en la cresta de la ola. A los menores de 30 años les gusta más el fútbol que el béisbol, el deporte nacional.

En su afán de minimizar el impacto de la MLB y el éxito de jugadores cubanos que juegan en la gran carpa, desde inicios de los años 90, el gobierno verde olivo empezó a difundir las ligas más prestigiosas de Europa.

Comenzaron a trasmitir un partido semanal diferido. Pero ahora se emiten hasta diez juegos a la semana. Y casi todos los juegos del Real Madrid, Barcelona o Bayern Münich se pasan en vivo.

Pero, ojo. Los fanáticos de la isla siguen el fútbol europeo, campeonatos mundiales y Eurocopas, pero desconocen lo que acontece en los insípidos torneos locales que a gradas vacías suelen jugarse sábados y domingos.

Leodanis, un señor delgado y canoso que viste una camiseta pirata de Neymar, se aficionó al fútbol en 1988. “En un radio Selena (de la era soviética) los sábados y domingos escuchaba Tablero Deportivo de Radio Exterior de España y aquellas trasmisiones épicas de Germán García, Juan Manuel Gozalo y Chema Abad”.

Media hora antes de comenzar el último Clásico, Leodanis y unos cuantos fans siguen llegando a un bar oscuro y climatizado aledaño al restaurante El Conejito, en 17 casi esquina M, Vedado, frente al edificio Focsa. El termómetro marca 32 grados y la humedad relativa supera el 80 por ciento, pero jóvenes como Yaibel, alrededor del cuello lleva una gruesa bufanda del Barcelona.

“Tenemos una peña del Real Madrid y otra del Barcelona. Todos los fines de semanas, un grupo de amigos vemos los juegos. La gente se apasiona y grita hasta enronquecer. También apostamos dinero y el que pierde paga la cuenta de la cerveza que tomamos”, dice Yaibel.

Una dependiente y un cantinero no dan abasto con los pedidos. En algunas mesas entonan el himno del Barça, mientras al fondo, un mulato fornido y un tipo con un peinado estrafalario reviven la polémica mundial: si Messi es mejor que Cristiano Ronaldo (CR7).

“Olvídate que Cristiano sea un pesado o engreído. Asere, el tipo es un animal. Mete goles con las dos piernas, de cabeza y es mejor que Messi cobrando penaltis. Mira los números, brother, no te ciegues”, acota el mulato.

Al hombre le cae un coro en pandilla. “Mi hermano, de qué planeta llegaste tú. La pulga es number One. Cinco balones de oro, visión de juego, toque y gol. Mira, no vamos a discutir más, me juego cuarenta chavitos (40 cuc) que el Barça arrolla al Madrid y que el tridente anota gol”, replica un muchacho con una camiseta de Luis Suárez.

“Acepto”, contesta el mulato. Todos visten camisetas de estrellas del fútbol. Entre los asistentes, varios extranjeros observan asombrados cómo se vive el fútbol en la otrora isla beisbolera de Fidel Castro.

Arranca el encuentro y en los primeros treinta minutos, el Barcelona impone su juego mágico de toques y posesión del balón. En el costado izquierdo, Neymar, con su cintura de culebra, sus controles orientados, fantasía y velocidad exige al máximo a Carvajal, el lateral del Madrid y a los centrales Pepe y Sergio Ramos.

Messi comienza a carburar con su slalom marca de la casa. Arranca pegado a la cal de la banda derecha haciendo su diabólica diagonal y sus pases milimétricos. Pero el Madrid aguanta el chaparrón. En el minuto cuarenta y tres, Suárez se comió un gol casi cantado. Fue una jugada a cuatro toques entre Iniesta, Neymar y Messi.

Del Madrid no se tenían noticias. Benzema apagado. Cristiano Ronaldo lo intentaba por fuerza, por ganas. Pero poco más. La presión alta del Barcelona impedía despegar al cohete Bale. Casemiro, con el mono de trabajo puesto, cortaba el juego del Barça y permitía a Toni Kroos adelantar su posición unos metros .

Es verdad que el Clásico no llegó en buen momento para el equipo de Zidane. A diez puntos del Barcelona, en tercer lugar, sin chance en la Copa del Rey y poniendo toda la carne en el asador de la Champions.

Pero en estos encuentros siempre se juega a cara de perro. En la segunda mitad llegó el gol. Piqué, de cabeza, abrió la olla. Pero el Madrid no se arrugó. Benzema empató y luego, con un hombre de menos, quien si no, CR7, anotó su gol veintinueve en la liga.

Tras la victoria del Madrid, que cortó la racha de treinta y nueve partidos sin perder del Barcelona, los fans merengues se mofaban del seguidor culé que apostó cuarenta chavitos.

El bar se despejó en pocos minutos y el cantinero, aburrido, se puso a leer el periódico.

Iván García
Foto: Tomada de El blog del fútbol cubano.

lunes, 14 de noviembre de 2016

José Antonio Huelga: muchas cosas en poco tiempo


Muy rápido pasó José Antonio Huelga Ordaz por la vida. Tan solo había vivido 26 años cuando el 4 de julio de 1974 un accidente de tránsito ocurrido en la carretera de Mariel puso fin a su corta, pero intensa existencia.

Huelga, el primero de las grandes astros del béisbol surgidos al calor de las series nacionales que desapareció físicamente, había nacido el 14 de marzo de 1948 en el central Melanio Hernández, antiguo Tuinicú, actual provincia de Sancti Spíritus.

A pesar de su trayectoria fugaz por este mundo, pocos serpentineros, en siete años, hicieron tantas cosas en tan escaso tiempo como este astro del montículo.

Conocida es su gran hazaña en el play off decisivo de la Serie Mundial Amateur, celebrada en 1970 en Cartagena de Indias, Colombia. En 48 horas, primero como abridor contra el fenomenal Burt Hooton y luego en funciones de relevista, Huelga derrotó dos veces a Estados Unidos y les dio el título a los criollos. Fidel lo llamó el Héroe de Cartagena. En 1970 fue elegido el mejor atleta del año en Cuba y uno de los diez más sobresalientes en Latinoamérica.

Una tercera victoria a costa de los estadounidenses (4-3) se apuntó Huelga en los Juegos Panamericanos de Cali-71. Ese mismo año dejó en dos hits a la Selección de Estrellas que enfrentó a Cuba en la clausura del certamen mundial, efectuado en nuestro país. En campeonatos locales ganó los partidos que les dieron a los Azucareros, representantes de la otrora provincia de Las Villas, la corona en las campañas nacionales de 1968-1969 y 1972. Además, salvó el encuentro decisivo de la Serie de los Diez Millones en 1970.

También le propinó a Granjeros el sexto juego de cero hit-cero carrera en nuestros clásicos beisboleros y trabajó durante 20 entradas frente a Occidentales en la primera Serie de Estrellas (1968). En ese desafío se dio el gustazo de ponchar en el último capítulo a Urbano González, considerado el bateador de mejor vista en los campeonatos nacionales.

En siete contiendas del patio, acumuló 73 triunfos y 32 descalabros y solo permitió nueve jonrones en 871 innings y un tercio. Todavía ostenta el mejor promedio de carreras limpias (1,50) entre todos los tiradores que han desfilado por el montículo durante las 55 series efectuadas a partir de 1962.

Abundan las anécdotas que ilustran la extraordinaria modestia y sencillez que caracterizó a José Antonio Huelga. Me place recordar ahora la que hace algún tiempo leí en un trabajo del colega Arnaldo Prado. Taguasco y Caibarién se enfrentaban, en 1966, en un partido de exhibición, en el cual actuaba como árbitro Leopoldo Campos. El juego arribó a la novena entrada con empate a cero carreras. Los caibarienenses, que eran visitadores, le llenaron las bases a Huelga con dos outs y el bateador en turno en cuenta completa de tres y dos.

El siguiente lanzamiento fue un strike perfecto. Sin embargo, Campos cantó bola y provocó una carrera forzada que a la postre resultó decisiva. Años más tarde, al rememorar aquel momento, el árbitro declararía:

-Yo me demoré en levantar el brazo y cuando vine a reaccionar ya era tarde. Había convertido en bola aquel envío. El público me gritó cuanto pudo y algunos jugadores criticaron mi decisión, Huelga metió su guante debajo del brazo izquierdo y se marchó al dogaut sin pronunciar una palabra.

-Por la noche me dirigí a él y le dije: "José Antonio, ¿qué te pareció el último lanzamiento del juego?". Él me miró, puso una mano sobre mi hombro y respondió: "Leopoldo, yo la vi por el centro, pero era muy bajita, usted cantó bien". Sus palabras me llegaron al alma, pues yo sabía que había cometido una injusticia.

Osvaldo Rojas Garay
Vanguardia, 4 de julio de 2016.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Fidel Castro por todos lados


La noche del 31 de julio de 2006, poco después de las 8:30, Cuba quedó en suspenso. “Como nuestro país se encuentra amenazado por el Gobierno de Estados Unidos, delego con carácter provisional mis funciones como primer secretario del Comité Central del Partido Comunista en el segundo secretario, compañero Raúl Castro Ruz”.

La histórica proclama de Fidel Castro, tras una enfermedad que lo tuvo al borde de la muerte, fue leída al país por Carlos Valenciaga, en aquel momento secretario del autócrata verde olivo y posteriormente purgado por el sucesor.

Desde entonces las apariciones de Castro I en los medios oficiales son milimétricamente calculadas. En su aparente retiro, escribió algunas notas vaticinando una hecatombe nuclear del ‘imperialismo yanqui’ con Irán o el Estado gamberro de Corea del Norte.

En determinados momentos, durante la excarcelación de los 75 disidentes de la Primavera Negra (2010), el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos (2014) o la visita del presidente Barack Obama (2016), el monopolio mediático del partido comunista lo rescató al estilo de un padre de los dioses, con la intención de poner punto final al debate intelectual o señalar el camino a seguir.

Fidel Castro es un futuro caso de estudio para siquiatras y politólogos. En igual proporción, despierta odio desmesurado en sus adversarios o una idolatraría ridícula entre sus seguidores.

A los cubanos de a pie, le ha quedado la duda si el anciano ex guerrillero, desde su residencia en Punto Cero, no continúa diseñando las líneas maestras de la política nacional e internacional del país.

Los nacidos después del año 2000 están inmunizados del virus ‘fidelista’. Ellos crecieron bajo el gobierno de Raúl Castro, un tipo casi invisible que ofrece un par de discursos al año y no ha sido tan invasivo en sus vidas privadas como su hermano Fidel.

La desideologización de la sociedad cubana es proverbial. Casi ningún joven ha leido obras marxistas, no cree en el Hombre Nuevo ni tampoco en la construcción de un paraíso comunista.

Para un segmento de ciudadanos, Fidel Castro ya es un tipo lejano. Una voz en fade. Un abuelo con demencia senil que cuando abre la boca se le escucha por obediencia, pero luego olvidan sus monsergas.

Fidel Castro es el pasado incrustado en el presente e hipotecando el futuro.

Aparte de los idiotas de siempre, oportunistas, extremistas y amanuenses comprometidos, cualquier persona sensata, al leer alguno de sus más de dos mil extensos discursos, puede llegar a una conclusión demoledora: más que un trastornado absolutista, fue un maestro del engaño y la manipulación.

Los invito a ver el documental Fiel Castro, realizado por Ricardo Vega y producido por Zoé Valdés. La comparación con el nazismo alemán o la peor etapa del franquismo español es inevitable.

Esas imágenes en blanco y negro, de un Fidel Castro desde una tribuna con su gestualidad intimidante, asegurando que la Isla exportaría carne de res y detallando un plan para mejorar el ganado vacuno, lleva a meditar a cualquier persona mayor de 40 años cuánto tiempo Castro nos mintió y cuáles fueron las causas para que aplaudiéramos a un tramposo.

Releer la obra discursiva de Fidel Castro es comprobar que el tipo fue un mitómano. Probablemente padece del Síndrome de Münchhausen. Esta enfermedad epónima toma su nombre del excéntrico Karl Friedrich Hieronymus, “Barón de Münchhausen” (1720-1797), quien se hizo famoso por contar historias de aventuras fantásticas que nunca le habían sucedido, como haber bailado en el estómago de una ballena o haber viajado a la luna.

Desde luego que Fidel Castro tuvo talento político y astucia suficiente para derrotar al ejército del dictador Fulgencio Batista, seducir al pueblo cubano, desmontar sin demasiada oposición las estructuras institucionales, jurídicas y la prensa libre.

La mayoría del pueblo aplaudió el entierro simbólico de los medios privados y gritaban paredón exigiendo castigo a sus oponentes. No es que fuéramos una sociedad diferente. Es que los autócratas tienen la virtud de robotizar a las masas.

Alemania, Italia, la antigua URSS -donde un pionero delató a sus padres por traición- Corea del Norte o la China de Mao, son ejemplos de sociedades controladas por un 'iluminado padre de la patria'.

En 2016, con motivo de su noventa onomástico, Fidel Castro apareció por todos lados. Hasta en la sopa. Ese culto a la personalidad forma parte de la narrativa de sociedades autoritarias y absurdas. Al líder hay que adorarlo. El Estado cubano, con el dinero del erario público, organizó veladas culturales, debates y fiestas para agasajar al otrora máximo líder en sus 90 años. Pero ese guateque tuvo un leve tufillo de despedida.

Iván García
Foto: Durante un desfile de homosexuales en La Habana, junto con sus gafas y collares, un travesti muestra orgulloso una foto de Fidel Castro. Tomada de internet.



lunes, 7 de noviembre de 2016

La metáfora de la rueda de casino


La conversación con una 'extraña' en el aeropuerto José Martí, el 17 de diciembre de 2014 y un baile popular provocaron que el cineasta estadounidense Ken Schneider regresara una y otra vez a Cuba, donde se ha dejado seducir por las historias. Según confiesa, en cada relato intenta hallar metáforas de las relaciones entre Washington y La Habana y trata de mostrar una realidad de la que “se tienen ideas superficiales” en su país.

La Rueda de la Vida (Wheel of Life, 2015) es el documental más reciente de Schneider, cuyo estreno se produjo en abril de 2016 en el Festival de Cine de La Habana en Nueva York. Es la segunda obra donde exhiben alguna arista de la vida en la Isla y en ambas comparte la autoría con Marcia Jarmel, su esposa y realizadora.

La rueda de casino es el principal protagonista del audiovisual de 16 minutos de duración que surgió por azar. Diciembre de 2014. Aeropuerto José Martí de La Habana. Ken, propietario y cofundador de Patchworks Films (California, 1994), esperaba sus maletas para asistir a la premier de La Curva Habana (Havana Curveball) en el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano.

El director Ken Schneider ha editado más de 35 documentales para PBS, HBO, Al-Jazeera, con énfasis en temas de derechos humanos, arte y justicia social. Las obras en que ha participado han sido nominadas y/o premiadas en los Oscar, Emmy, Peabody y el Festival de Cine de Sundance.

Anara, una bailadora estadounidense con raíces cubanas, le 'vendió' una idea. “La gente piensa que la salsa es una innovación de los puertorriqueños en Nueva York”.

Además de ese encuentro, el 17 de diciembre fue recibido por Schneider y Marcia como una invitación a estar más cerca de Cuba. “Cuando embarqué en el avión hacia La Habana, pensé que sería mi despedida definitiva. Pero la realidad intervino. La Curva Habana tuvo dos presentaciones, el 15 y el 17 de diciembre, la última con muchas particularidades: es el día de San Lázaro en Cuba y en esa fecha los presidentes Raúl Castro y Barack Obama iniciaron el camino de normalizar relaciones entre nuestros países. Desde ese momento supe que tenía más trabajo por hacer en Cuba”, asegura el cineasta.

Luego de varias entrevistas con músicos, “me di cuenta de que la historia de la rueda de casino era una metáfora de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos o, por lo menos, de lo que podría ser ese vínculo. Es una danza que surgió de una confluencia de dos culturas: el rock and roll de los años 50 y 60, el son y algunos elementos afrocaribeños.

“Pero a su vez, el pueblo norteamericano piensa que este baile fue inventado por los puertorriqueños en Nueva York. Ahí está la otra metáfora, porque es una mezcla de las dos naciones, pero hay malentendido acerca de los orígenes”, afirma.

Schneider y Jarmel tenían suficiente información para filmar un documental histórico. Los antecedentes del casino: sus raíces, quiénes lo llevaron a los salones y otros datos que podían servir de soporte a la obra. Pero faltaban los conflictos humanos, el relato personal detrás de cada ritmo y movimiento. Joaquín Roche, conocido como el Oso, se convirtió en la historia y la rueda de casino en una alegoría.

Medio minuto grabado con un iPhone (un par de esos planos están en el corto final) en un parque del Vedado bastó para que Ken y Marcia descubrieran el puente perfecto entre el baile y el contexto. “Solo queríamos conocer al Oso y cuando lo conocimos, enseguida supimos que sería nuestro personaje”.

Schneider considera que la vida del Oso, además “reflejaba en cierto modo parte de la historia de Cuba. Antes de la revolución, no podía bailar en salones por ser negro. Pero después de 1959 comenzó a mostrar su talento en el antiguo Miramar Yacht Club, reconvertido en Círculo Social Patricio Lumumba”.

La Rueda de la Vida se filmó en apenas 48 horas en abril de 2015. “Marcia y yo regresamos a Cuba para realizar una gira con La Curva Habana, el proyecto Tod@s Contracorriente de la cantante Rochy Ameneiro y el historiador Julio César González Pagés, en la que visitamos escuelas y dimos charlas sobre prevención de la violencia doméstica. Antes y después de la gira, tuvimos unos días, y nos encontramos con el Oso. Concretamos detalles y filmamos en dos días”.

El padre de Ken Schneider vino a Cuba en los años de la Segunda Guerra Mundial. Llegó en 1940 procedente de Viena, Austria, desplazado por la persecución nazi a los judíos. Vivió en la calle Prado hasta 1943, cuando partió hacia Estados Unidos con su familia.

Siete décadas después, Mica, hijo de Ken y Marcia, volvió a La Habana. Los sucesos fueron llevados al cortometraje La Curva Habana donde se mezclan la pasión del chico por el béisbol y la curiosidad por conocer la tierra que acogió a su abuelo durante el Holocausto. “Ése fue el inicio de nuestros viajes cubanos. Nuestra indagación ha evolucionado y ahora estamos haciendo una serie de cortometrajes sobre artistas contemporáneos”, dice Ken.

Aunque tras el deshielo del 17 de diciembre ha aumentado el interés de cineastas estadounidenses por Cuba, su vínculo con la Isla viene de una etapa anterior y de un compromiso sincero por abrir espacios de diálogo. “Queremos enseñar a nuestro pueblo parte de la realidad cubana, porque los medios en Estados Unidos exponen ideas muy superficiales.

“Creo profundamente en el poder de documental para lograr un impacto en la audiencia. Nuestra obra, y la de otros realizadores, artistas plásticos, músicos, bailadores cubanos y norteamericanos son parte del esfuerzo por normalizar relaciones entre dos pueblos y, por fin, levantar el bloqueo”, expresa convencido Schneider.

El arte en la tierra que recibió a su abuelo lo ha seducido y lo manifiesta así: “En Cuba ser artista es algo importante y no una carrera marginal. El arte tiene un valor central en la sociedad. Acabamos de filmar con el fotógrafo Iván Soca, cuyo trabajo nos ofrece un retrato de la Cuba de hoy y mañana. Es apenas el primero de una serie que nos motiva mucho”.

El equipo de realización incluye también al destacado director de fotografía Roberto Chile, el pianista Harold López-Nussa, el sonidista Javier Figueroa y la productora Claudia Bueno.

Pero ahora exhibir La Rueda de la Vida centra la atención de Ken, que nos traslada de nuevo hacia el popular baile. “Los fundadores de la rueda de casino conquistaron nuestros corazones. Esta experiencia fue como bailar con ellos. Nos divertimos y sin duda fue un gran honor”.

Jesús E.Muñoz Machín
Progreso Semanal, 10 de mayo de 2016.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Por qué el régimen castrista va a extrañar a Obama


Era una noche tibia y otoñal de 2015. El casino de juego regentado por los Mikasuki en un pantano de Everglades, a treinta minutos del centro de Miami, estaba atestado de personas ansiosas que frenéticamente pulsaban botones frente a la pantalla de una máquina tragaperras.

El piso acolchado amortiguaba los pasos de afables dependientes que maniobraban como el capitán de una góndola a la deriva con sus bandejas cargadas de tragos.

Unos amigos me habían llevado al sitio para que conociera las interioridades de un casino. Regresaba de un viaje de tres días en Costa Rica, con la intención de escribir varias historias sobre los cubanos empantanados en Centroamérica.

En Miami charlé con algunos compatriotas para conocer su opinión sobre la cuarta ola migratoria en desarrollo que en un año y medio ha provocado el éxodo de casi 50 mil cubanos.

En la ciudad del sol las opiniones eran divididas. Personas como Tomás, un jubilado de una empresa eléctrica en la Florida y nacido en Caibarién, provincia de Villa Clara, votaba con sus dos manos alzadas para que Obama derogara la Ley de Ajuste Cubano.

“Está viniendo lo peor de Cuba. Gente que habla gritando y vagos por naturaleza. Son emigrados de estómago. A los tres meses haciendo fullerías y con el dinero del Seguro Social desembarcan en la Isla para especular con cadenas de oro alquiladas. Solo cuando no haya Ley de Ajuste a los Castro se le pone la caña a tres trozos”, indicaba mientras tomaba un trago de wisky con hielo.

A su lado, un amigo, pescador en sus tiempos libres y también pensionado, contaba las horas para que Obama finalizara su mandato, “y se largara para Kenia o Nigeria, no sé, pero que se vaya”, decía.

Con los estadounidenses de origen anglosajón que departí, tenían muy mala opinión de Obama. Lo tildaban de débil, que había destruido a la clase media, le acusaban de permitirle a los chinos robarles puestos de trabajo y que el crecimiento económico era una cortina de humo, pues los nuevos empleos eran de baja calidad y mal remunerados.

Como muchos norteamericanos de la América profunda, suspiraban por un tipo como Donald Trump. Sin embargo, cuando se tocaba el tema de Obama y su doctrina hacia Cuba, aunque las opiniones variaban a favor o en contra, la mayoría llegaba a la conclusión que el gran beneficiado era el gobierno de La Habana.

Suerte es aprovechar las oportunidades. Y un año y cinco meses después del histórico 17 de diciembre, cuando dos enemigos de la Guerra Fría acordaron izar bandera blanca, el rédito para el pueblo cubano es bastante pobre.

Cuando usted charla con los cubanos de a pie, muchos sienten que se ha perdido una ocasión de oro para reconstruir desde los cimientos una economía al pairo y crear un entorno favorable a las microempresas y pequeñas empresas familiares.

Después del 17-D se ha pasado de las expectativas exageradas al peor de los pesimismos. En La Habana, un tema recurrente de muchos jóvenes y adultos, son los planes de emigrar.

Esa ocasión desperdiciada por el gobierno verde olivo, es lo que provoca en Saúl, dueño de un negocio gastronómico, recaude la mayor cantidad de dinero posible para luego marcharse con su familia hacia Estados Unidos.

“Ya no aguanto una mentira más. El congreso del partido comunista fue la tapa al pomo. Con el restablecimiento de relaciones con los americanos, el gobierno solo ha ganado tiempo para preparar su plan de sucesión. En Cuba no van a ocurrir cambios”, afirma el emprendedor.

Dos meses después de la visita de Obama a La Habana, todavía la gente recuerda la parafernalia del Servicio Secreto, el Air Force One y La Bestia, como es conocido el Cadillac One. No son pocos los que conservan o descargan en internet el discurso completo del presidente estadounidense en el Gran Teatro Alicia Alonso.

La sensación que se percibe es de estafa. La alocución de Obama y las simpatías que generó en Cuba, acaso fue la génesis que provocó un abrupto retroceso en el régimen castrista.

Aunque los talibanes dentro del gobierno siguen pensando en cavar trincheras y planifican combates imaginarios contra molinos de viento, su miopía los ha divorciado del anhelo popular.

La gente quiere vivir lo mejor posible. Tener salarios dignos, desayunar algo más que café sin leche y residir en una vivienda confortable. Cuba es una rémora. Sin contar con la opinión de sus ciudadanos, el gobierno apostó por el numantismo y la apología delirante.

Quizás para 2017 los autócratas extrañen a Obama. En 114 años de República, ningún presidente de Estados Unidos le había tendido la mano con inusitada franqueza al pueblo cubano.

El régimen, en mi opinión, ha cometido un error de cálculo. Para ellos ha pesado más la ideología y la letanía propagandística que la buena voluntad de edificar una nación moderna y democrática.

Cuando en noviembre de 2016 se celebran las elecciones en Estados Unidos y el glamour de Chanel o el concierto de los Rolling Stones en La Habana sean anécdotas, entonces funcionarios honestos del gobierno apreciarán el gesto de Obama.

Pero me temo que para esa fecha ya será tarde. Como siempre, los hermanos Castro han decidido el rumbo de la nación por todos nosotros.

Iván García
Foto tomada de Proceso.