lunes, 9 de diciembre de 2024

Cubanos en modo supervivencia

Tras cincuenta horas sin electricidad, con una madre de 86 años postrada en una cama y la comida echándose a perder en el refrigerador, llamémosle Patricia, comenzó a sonar con desespero una cazuela de hierro fundido y a gritar insultos contra la dictadura de corta y clava que gobierna en la Isla.

Varios vecinos del barrio se sumaron a su protesta. Voltearon un contenedor de basura en la calle y comenzaron a corear “libertad, váyanse pa’la pinga” y la famosa frase de “Díaz-Canel singao”. Personas afiliadas a la UJC o el partido comunista, burócratas de nivel medio en instituciones estatales y militares en activos o retirados, asentían en silencio.

“Si por indolencia no eres capaz de administrar los servicios básicos, luego no puedes castigar a los que se manifiestan. Y todos los cubanos, del bando que sean, están descontentos por la ineficiencia del gobierno”, comentó un oficial de la policía.

El directivo de una empresa, cuando se inició la protesta, optó por regresar a su casa. En privado, coincide que el “pueblo está más arriba de los cojones de los abusos, la corrupción y el mal funcionamiento de los servicios públicos. Yo también tengo ganas de gritar. Pero siempre hay alguien que te chivatea. Lo mejor es estar al margen” y dijo que el protocolo a seguir para los miembros del partido comunista y cuadros de empresas estatales, “es salirle al paso a las manifestaciones contrarrevolucionarias e identificar a las personas que iniciaron la protestas. Pero la mayoría no estamos por la labor. Sufrimos las mismas carencias”.

Y añadió que “a estas alturas de mi vida no voy a estar chivateando a un vecino que conozco desde la infancia para que luego lo condenen a diez años de prisión por reclamar en voz alta lo que la mayoría de los cubanos pensamos en voz baja. Además con qué moral, porque como casi todos los funcionarios del gobierno, tengo un hijo en Estados Unidos y otro en España, los dos me mandan dinero y cajas con comida”.

Nunca antes un periodista independiente tuvo su labor tan fácil. Si quince años atrás los cubanos se inhibían de hablar ante una cámara, ahora las personas no se cortan y critican abiertamente al régimen. En la oscuridad provocadas por los apagones, muchos vecinos suelen reunirse en el portal de sus casas o en las esquinas y casi todo lo que se habla es para criticar el ruinoso estado de cosas en el país.

El centro de conversación con cualquier persona, en la calle, una cola o un taxi, son quejas y reproches al gobierno. El descontento ha ido creciendo en la misma medida que los ciudadanos han ido empobreciendo. Yoel, funcionario del puerto de La Habana, acusa al gobierno de mentiroso e irresponsable. “Ellos tienen la culpa de que estemos hundidos. La falta de credibilidad de los gobernantes cubanos no tiene nombre”. Pone varios ejemplos: “Fuera de la bahía, hay varios barcos que no han podido atracar por falta de dinero para pagarles. La semana pasada las autoridades pagaron sólo mil toneladas de gas licuado, de una carga contratada de diez mil toneladas, no tenían el dinero completo. Sucede igual con los barcos de combustible. El principal problema de Cuba no es el bloqueo, es que el gobierno no tiene divisas”.

El viernes 18 de octubre, a las 8 y 50 de la mañana en diversas barriadas habaneras quitaron la electricidad. Era un apagón programado de 6 horas. Debido al alto déficit de generación, las autoridades decidieron ampliar el horario de apagón en la capital de 4 horas en horario matutino o vespertino a 6 y 8 horas. En provincias, desde el mes de enero los apagones suelen ser de 8 a 22 horas. Pero alrededor de las 11 de la mañana, una avería en la termoeléctrica Antonio Guiteras, en las inmediaciones de la bahía de Matanzas, a cien kilómetros al este de La Habana, provocó un apagón general en todo el país.

Un ingeniero eléctrico explica a Diario Las Américas que hubo una desconexión del sistema. "Quedó en cero. Ya había ocurrido en 2022, tras el paso del ciclón Ian. Restituirlo es bastante complejo. El sistema electro energético no está diseñado para hacer cortes eléctricos. Pero las causas de la actual crisis energética es una combinación de factores provocada por la falta de inversiones en las termoeléctricas cubanas. La mayoría fue construida hace cuarenta o cincuenta años con tecnología soviética. La más moderna es la Guiteras, de tecnología francesa que puede llegar a generar 330 MW y fue edificada en 1991”.

“Son plantas que debieran funcionar con petróleo ligero y darles mantenimiento cada seis meses y general cada dos años. Tras la revolución energética ideada por Fidel en 2005, para aliviar la crisis energética que tenía el país desde hacía veinte años, se priorizó construir centrales de generación distribuida, cientos de plantas de fuel oil conectadas al sistema. Y se comenzó a generar electricidad en las termoeléctricas con petróleo cubano, que es muy denso y contiene altas concentraciones de azufre”.

“Eso ha provocado numerosas roturas y tupiciones en los conductos y las calderas. Por falta de financiación no se sustituyen o modernizan los equipos. Algunas piezas ya ni siquiera se construyen. Y pasó lo que la mayoría de los especialistas de la empresa eléctrica preveían: era insostenible mantener el modelo creado por Fidel, debido al alto costo del diésel, que es importado, y en particular porque esas plantas no están diseñadas para trabajar tantos años. Lo que debió ser una solución temporal, para ganar tiempo y construir nuevas termoeléctricas, por orden de Fidel se convirtió en un modelo definitivo. Ahora sucede que la mayoría de las termoeléctricas están en ruina. Y en la generación distribuida la mayor parte de los equipos están obsoletos, rotos o parados por falta de piezas de repuesto”.

“El colapso del sistema era una jugada cantada. Es irreversible, incluso teniendo el combustible disponible. El país, en teoría, tiene una capacidad de generación de más de seis mil MW. Pero en la práctica, sumando las energías renovables y la distribuida, apenas roza los tres mil MW. Y el consumo diario promedio es superior a esa cifra. Así que siempre, suponiendo que no haya rotura ni falte el combustible, habrá que programar apagones”, concluye el ingeniero.

La solución pasa por nuevas inversiones. Mirta, arquitecta, afirma que el “gobierno ha gastado más de 20 mil millones de dólares en la construcción de hoteles. Su propietario es GAESA, que ya tiene tantas habitaciones como Marriot o Hilton, gigantes mundiales de la hostelería. Eso no tiene sentido en un país donde el nivel de ocupación hotelero no llega al 30 por ciento”.

Con la mitad de ese dinero, unos 10 mil millones de dólares, algunos especialistas consideran que se pudo renovar el sistema electroenergético y construir nuevas centrales. En materia de energía la estrategia del régimen ha sido un caos. En la década de 1980, Fidel Castro decidió construir en la provincia de Cienfuegos, 300 kilómetros al este de La Habana, una central electronuclear con tecnología soviética.

“Viendo el desastre de la actualidad, por suerte aquella construcción se paró tras la caída del comunismo en la URSS. Los reactores eran similares a los de la planta en Chernobyl, que provocó el peor accidente de la historia. En esa obra se dilapidó alrededor de 25 mil millones de dólares al cambio actual, sin contar el dinero que se gastó en preparar especialistas en el extranjero que treinta y cinco años después no tienen trabajo”, expresa Eder, físico nuclear.

El experto en energía Jorge Piñón, cubanoamericano director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, hace dos años realizó un exhaustivo análisis en el cual pronosticó “el colapso total del sistema eléctrico cubano”. Según Piñón, la actual debacle no es resultado del embargo, "sino de la mala gestión del Estado en el sector energético. Cuba no tiene dinero ni tiempo para resolver el colapso del sistema eléctrico”. En su opinión, se necesitaría una inversión superior a los 10 mil millones de dólares.

Un funcionario de la empresa eléctrica revela que “hace diez años, en 2014, se anunció un acuerdo con la empresa rusa Inter-RAO para construir cuatro unidades de doscientos MW cada una. En 2016, Moscú concedió un préstamo de 1,300 millones de euros para la construcción. Esos ochocientos MW, si se hubiera hecho lo pactado, estarían ahora funcionando. Pero nadie sabe el rumbo que cogió ese dinero”.

Qatar y Arabia Saudita han entregado fondos millonarios para inversiones en el sector hidráulico, mientras China, España y otros países de la Unión Europea, han financiado proyectos de energías renovables que no nunca se han ejecutado o están a medio construir, como la central de generación eólica en la provincia de Las Tunas. O la unidad de generación eléctrica mediante biomasa del Central Ciro Redondo en la provincia Ciego de Ávila, que costó más 300 millones de dólares y está parada por falta de bagazo de caña o de marabú que el régimen prefiere exportar.

La mala noticia para los cubanos es que no hay una solución viable a corto plazo. El director de la Unión Nacional Eléctrica (UNE), Alfredo López Valdés, sugirió que los cubanos que puedan se “compren un sistemita fotovoltaico”, generando toda clase de comentarios entre los cubanos. “No tienen un ápice de autocritica por su mala gestión, le piden al pueblo que guapeen la comida y ahora la electricidad de su casa. ¿Quién va a pagar la compra de esos paneles fotovoltaicos? ¿La familia que vive en Miami? O acaso lo van vender a plazos por la libreta. De verdad que son unos desvergonzados”, dijo insultada Camila, ama de casa.

El ingeniero eléctrico consultado considera que “lo ideal sería apostar por las energías renovables, especialmente la fotovoltaica y la eólica. Pero para dotar al país con una infraestructura de diez mil MW, que sería lo sustentable y garantizaría un futuro desarrollo económico, se necesitaría una inversión de alrededor de 20 mil millones de dólares”, cifra similar a la que gastó GAESA en construir hoteles para turistas.

Un panel solar de 1KWP de potencia se vende en una tienda de Copextel, empresa de Ramiro Valdés, ubicada en 41 y 42, Miramar, en 55 mil pesos, el salario anual de un profesional en Cuba. Antonio, electricista, advierte que “el desembolso de dinero para una familia de cuatro personas con dos aires acondicionados sería muy superior, pues necesitarían comprar, de acuerdo a su gasto mensual de MW, cinco o seis paneles de buena potencia y con baterías para que se puedan utilizar de noche. Eso representaría cerca de medio millón de pesos, incluyendo la instalación incluida. Una inversión imposible para un trabajador o un jubilado”.

Cuando Hiram, estudiante universitario, vio en las redes sociales la intervención de Manuel Marrero, alucinó. "Te dicen a la cara que los apagones se van a recrudecer y no hay solución a corto plazo. Ya es hora que los cubanos cojamos un machete y nos alcemos en el monte”.

Elaine, profesora jubilada, coincide que algo debemos hacer, “los funcionarios del Estado están burlándose del pueblo. En esa comparecencia del , pasado jueves el gobierno sabía lo que sucedería al día siguiente. Fue un guión preparado. No te venden ni velas, linternas recargables y alimentos enlatados para que las personas puedan comer y después no quieren que los critiquen”.

Patricia, la que empezó a sonar la cazuela después de estar 50 horas sin luz, asegura que “el miedo tiene un límite. No es fácil vivir sin tener que darle de comer a mis dos hijos y a mi madre empotrada en una cama, sin poder comprarle culeros desechables apropiados para esos casos. Cada vez que el gobierno viole mis derechos voy a gritar. No me voy a quedar callada”.

En un ejercicio de cinismo, en plena ola de descontento popular, el mandatario Díaz-Canel felicitó al pueblo cubano por su “compresión, confianza en los dirigentes y disciplina” . A los que salieron a protestar después de cuatro días sin electricidad, los acusó de “estar embriagados” y ser “cómplices de operadores políticos en el exterior”. En tono desafiante prometió sanciones penales.

Más de mil compatriotas están presos por manifestarse pacíficamente en las calles. El mensaje de ida y vuelta del régimen es escueto: emigración, bajar la cabeza o cárcel si protestas. Cada cual elige. Pero si en algo coinciden los cubanos, es que los apagones maratónicos llegaron para quedarse.

Iván García
Foto: Durante los días que Cuba estuvo a oscuras, muchos cubanos cocinaron con leña en la calle. Tomada de Martí Noticias.

lunes, 2 de diciembre de 2024

Cuba, el cáncer de la corrupción

Cuando los ómnibus climatizados de la empresa turística Gaviota, perteneciente a la corporación militar GAESA, transitan por la Autopista Nacional rumbo a Cayo Santa María, hacen una parada obligatoria en un ranchón por divisas en las afueras del municipio Jagüey Grande, Matanzas, provincia a 170 kilómetros al este de La Habana.

“Ya sea para que los turistas desayunen, merienden o vayan al baño, siempre debemos parar allí”, asegura un conductor de Gaviota. El ranchón, ubicado en una finca campestre, además de una cafetería, tiene una tienda de souvenirs y un mercado de alimentos, tabacos y bebidas alcohólicas.

En medio del follaje y un césped bien cuidado, se observan hermosos pavorreales despliegan sus coloridas alas, se escucha el croar de las ranas y varios flamencos nadan en un pequeño estanque. Cada dólar que usted gasta en el lugar va a la cuenta de Flora y Fauna, uno de los negocios de Guillermo García Frías, nonagenario comandante de la guerrilla de Fidel Castro, quien no ocupa ningún cargo político en Cuba, pero tiene más poder e influencia que cualquier ministro.

Con solo una llamada telefónica de García Frías, el ejército le alista un viejo helicóptero de la era soviética para ir a Cayo Saetía a cazar jabalíes o para dar un paseo por la Sierra Maestra. Entre los negocios de García Frías se encuentran la cría de caballos de raza -algunos se han vendido en más de medio millón de dólares- y la empresa Supermarket, que extorsiona a los emigrados cubanos revendiendo alimentos y bienes tres veces más caros.

En una finca de Managua, en las afuera de La Habana, entre el humo del tabaco de vueltabajo, García Frías y sus allegados apuestan grandes sumas de dinero en peleas de gallos. Un delito tipificado en las leyes cubanas. Pero, ya sabemos, en la Isla las normas se hicieron para otros. Cuenta un trabajador de esa finca que “en sus propiedades no faltan tractores, abonos y fertilizantes como en la mayoría de las cooperativas estatales. Sus negocios no dependen de ninguna institución del gobierno. Nunca vienen inspectores ni la Controlaría General de la Repúlica”.

En la finca se producen acelgas, coles, zanahorias, tomates, entre otros vegetales que van a parar a las mesas de generales o del poderoso Consejo de Estado. También se crían cerdos, carneros, gallinas y guanajos (pavos). En un pulcro centro de elaboración se producen jamones y embutidos. Existen decenas de latifundios como ese en el país subordinados a las FAR o al Consejo de Estado.

Guillermo García importa semillas, alimentos y gallos de peleas saltándose olímpicamente el complicado y tortuoso entramado estatal. “El viejo puede hacerlo. Es uno de los capos de la cosa nostra. En esa mesa solo comen Raúl Castro y su familia, Ramiro Valdés, Machado Ventura y cuatro o cinco generales. El resto puede tener sus negocitos mientras cumplan el guión trazado. Pero no tienen inmunidad. Pueden ir presos si los jerarcas lo deciden”, afirma un ex funcionario de Comercio Exterior.

Cuba no es un país normal. No existe tripartición de poderes y estamentos como GAESA, un gobierno paralelo, a la sombra, no rinde cuentas. GAESA es el auténtico poder en Cuba. Controla las decisiones estratégicas del país y el 90 por ciento de los negocios que generan divisas, incluido el Consejo de Estado.

GAESA es Raúl Castro, su familia y su entorno. Castro II nunca entregó las riendas del poder. Delegó la imposible misión de administrar la Isla a Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, un funcionario que llegó a la presidencia por su obediencia y se ha convertido en un testaferro. Es parte de una puesta en escena. Díaz-Canel, sus ministros y funcionarios del Partido Comunista son los encargados de administrar la pobreza y reprimir a los cubanos que cuestionen el status quo.

Representan al régimen en foros internacionales, pero no diseñan las líneas maestras de la política exterior. En la calle, con esa irreverencia típica de los cubanos, denominan a Díaz-Canel y sus ministros como 'el gobierno de la libreta' (cartilla de racionamiento). “Esta gente -el actual régimen- son los encargados de repartir las siete libras de arroz y el trocito de pollo y viajar por todo el país a hacerle cuentos al pueblo. Los verdaderos amos no dan la cara”, indica un taxista habanero.

Díaz-Canel es una especie de pararrayos. Un gobierno ínterim para ganar tiempo antes de la inevitable caída del castrismo. Los casos de presunta corrupción del ex ministro de economía Alejandro Gil Fernández o ahora el vice primer ministro Jorge Luis Perdomo Di-Lella no es un suceso nuevo.

La corrupción en Cuba es parte del sistema adoptado por Fidel Castro. Sus funcionarios predican un falso discurso de justicia social y de empoderamiento a los más pobres, pero son una élite que viven como burgueses. Tenían privilegios, traficaban favores y malversaban mientras fueran leales al régimen. Pero existe una frontera que no deben cruzar.

Un ex militar retirado, comenta que “quienes han ocupado puestos importantes dentro del gobierno conocen los límites. Si tienes la posibilidad de montar un negocio rentable, se lo debes comunicar a la alta dirección. Y si por tu cuenta pretendes enriquecerte, te parten los cojones- Hay muchos factores que inciden para que el gobierno destituya o le abra un expediente a un alto funcionario. Si cuestionas a la familia real o aspiras a ser presidente tienes las horas contadas".

"Es lo que le pasó a Arnaldo Ochoa, Felipe Pérez Roque y Carlos Lage. Los casos de corrupción tienen que ser muy sonados o actuar por tu cuenta, como el de Carlos Aldana, para que te destituyan. Es muy probable que Gil, Perdomo y otros hayan explotados por pasarse de listos. No por corruptos. Según el pensamiento de los que mandan, no es de buen gusto que un funcionario por debajo de su rango o su abolengo tenga una mejor casa o un auto más moderno".

"Recuerdo que en la década de 1980 el administrador de una heladería fue a la cárcel por especular que era oficial de la Seguridad del Estado y ser dueño de un Lada con más parafernalia que el auto de Ramiro Valdés, por ese entonces Ministro del Interior. Incluso hasta por envidia te pueden abrir fuego. En la destitución de Gil o Perdomo debe haber algo más que corrupción”, explica el ex militar.

En Cuba nada funciona, excepto la represión policial y la Seguridad del Estado. Todos los dirigentes que ocupan puestos importantes son vigilados e investigados con lupa. Es muy improbable que la contrainteligencia no supiera de los supuestos “negocios, deformaciones e ilegalidades” de José Luis Perdomo y el destronado zar de la economía Alejandro Gil.

Hay otros motivos, también importantes, para deponer de su cargo a un alto funcionario. Como el deficiente trabajo del ministro de salud pública durante la pandemia y su inacción por el colapso de los hospitales y la falta de medicamentos. Dentro del aparato del partido y el monocorde parlamento nacional, nadie planteó que se le debería abrir un expediente al coronel Marino Murillo, culpable de disparar la inflación y la pobreza extrema en el país con la aplicación de la fallida Tarea Ordenamiento en enero de 2021.

Nadie dentro del gobierno cuestiona a los ministros de comercio interior, agricultura y la industria alimentaria por sus incapacidades de proveer comida a la población. ¿Y al ministro hidráulico, culpable de que en Cuba se pierda el 50 por ciento del agua que se distribuye por las roturas en el acueducto? ¿Y qué pasa con el ministro de transporte? O el de energía y minas, que no tiene un plan para acabar con los extensos apagones.

Es un chiste de mal gusto intentar acusar a determinados funcionarios por supuestos delitos mientras el resto destroza al país. La corrupción es un flagelo intrínseco del régimen. Hay que frenarla. No se soluciona cambiando los muebles de lugar.

La gente reclama un gobierno que sepa administrar los servicios básicos. Que desaparezca GAESA y renuncie el actual gobierno. Anhelan libertad y democracia.

Iván García
Ilustración tomada del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales.

lunes, 25 de noviembre de 2024

Cuba, lo que queda del "hombre nuevo"

 

Después de seis horas de cavar fosas comunes, colocar flores en jarrones de barro y limpiar con una frazada deshilachada los magníficos panteones emplazados en la Necrópolis de Colón, Arsenio, 58 años, se sienta a un costado de la Capilla del cementerio y se empina un trago de ron casero de un pomo plástico que guarda en el bolsillo trasero de su sucio overol.

Hace cuatro décadas, Arsenio combatió en la selva angolana contra las guerrillas de Jonas Savimbi. Le gusta trabajar en el cementerio por “el silencio que hay. Es el único lugar de La Habana donde no se escuchan escándalos ni reguetón a todo volumen. Y puedo ganar un dinerito por la izquierda, de personas que te pagan por mantener limpias los tumbas de sus familiares. Cuido el panteón donde está enterrada la cantante Farah María. Un dinero que gano sin tener que caer en el vandalismo o robar osamentas de difuntos para vendérselas a algún palero”, cuenta a Diario Las Américas.

Arsenio, quien al regresar de Angola estuvo preso un par de veces por sacrificio ilegal de ganado, asegura que perdió la casa y su matrimonio por la adicción al alcohol. Come poco y mal y bebe mucho. Vive como un gitano. “Por las noches, en combinación con los sepultureros, entran individuos a robarse las lápidas de mármol, ropas, zapatos y otros artículos de los difuntos. Es un negociazo. El personal que trabaja en el cementerio no tiene escrúpulos. Yo tengo tanta necesidad como ellos, pero respeto a los muertos”.

La Necrópolis de Colón, ubicada en Zapata y Calle 12, en la barriada habanera de El Vedado, es uno de los 21 cementerios de la ciudad y está declarado Monumento Nacional. Con sus 57 hectáreas, es el camposanto más importante del país. Posee un gran número de obras escultóricas y arquitectónicas, razón por la cual muchos especialistas lo consideran como el segundo de importancia mundial, precedido por el de Staglieno, en Génova, Italia.

Inaugurada el 2 de julio de 1886, es una de las necrópolis más valiosas de América, aunque a partir de 1959 comenzó a ser vandalizada reiteradamente. En la puerta de entrada del cementerio hay un monumento de mármol de Carrara de 34 metros de largo y 21 de alto donde están representadas las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad. Al traspasar la gigantesca portada de estilo bizantino, dos amplias avenidas, llamadas de norte a sur Cristóbal Colón y Obispo de Espada y de este a oeste Fray Jacinto, sirven de marcador principal para la división del cementerio en cuatro áreas. Su estructura es rectangular en forma de campamento romano y está compuesto por un laberinto de calles, manzanas y lotes.

Cuenta con numerosos panteones que son una recreación a pequeña escala de las mansiones coloniales de sus dueños originales en otras épocas. Los arcos, las cúpulas, y los característicos vitrales de su magnificente arquitectura decoran las construcciones funerarias artísticamente.

Según Arsenio, “la mayoría de los trabajadores del cementerio lo han desvalijado. Se han robado tumbas, farolas, tarjas de bronce. Algunos de esos ladrones son del sindicato o el partido. Pero cuando se trata de dinero no creen ni en su madre. Lo que yo he visto hacer aquí es digno de una película de terror. Ya no hay valores, ni en los colectivos laborales ni en muchas familias. Estando preso, mi madre y mi hermano vendieron la casa sin contar conmigo. Duermo en el cementerio o en un parque cercano. Este gobierno ha engendrado una lacra de sinvergüenzas que se pisotean unos a otros sin escrúpulos. No respetamos ni a nuestros muertos. Cuba está maldecida”.

La pérdida de valores en la sociedad cubana es alarmante. Con el ascenso al poder de Fidel Castro en enero de 1959, comenzó el declive de los buenos modales, el respeto al prójimo y la decencia. En nombre de una ideología se dividió a la familia y a los amigos. Era más importante la lealtad al castrismo que los nexos familiares y la amistad. Los creyentes fueron expulsados de las universidades. Homosexuales, testigos de Jehová y amantes del rock fueron demonizados por Fidel Castro porque en su opinión eran nocivos para la sociedad.

Los adversarios al régimen tenía dos caminos: el exilio o la cárcel. Castro no respetó la propiedad privada ni el patrimonio familiar. Decomisó empresas y bienes a ciudadanos cubanos o extranjeros que generaban riquezas. Confiscó la prensa libre y prohibió el pensamiento liberal.

El castrismo transformó a Cuba en un gigantesco campo de concentración a cielo abierto. Al desaparecer la sociedad civil y los mecanismos democráticos, 'Papá Estado' premiaba o castigaba a la gente de acuerdo a su escala de valores. El régimen decidía el día que los niños debían comprar juguetes y era el encargado de repartir entre los trabajadores, radios, cafeteras, ventiladores y televisores si eran fieles al proceso revolucionario.

Para Carlos, sociólogo, la "Fidel y la revolución estaban por encima de la familia, los afectos y las creencias. Las personas se debían al Estado. Se erradicaron las buenas costumbres porque eran valores pequeñoburgueses. No era bien visto decir señor y señora. El termino correcto, dictado por el marxismo, era llamarlo compañero y compañera. El adoctrinamiento fue feroz desde el circulo infantil hasta la universidad. Castro transformó a los cubanos en una especie de bonsáis. Se les extirpó la capacidad de disentir públicamente y reclamar derechos considerados universales".

"Para entender la obediencia y el miedo todavía existente en la población, hay que conocer los mecanismos de coacción a los que ha sido sometido el pueblo cubano durante 65 años. El experimento social de Fidel Castro y Ernesto Guevara de diseñar un hombre nuevo, alejado de las costumbres occidentales y que fuera una máquina de matar para enfrentar al imperialismo yanqui, fracasó porque el ser humano no puede ser programado por ingeniería política. Lo que ha quedado de ese ensayo es un tipo simulador, inescrupuloso y mal educado”, concluye el sociólogo.

Para escapar del manicomio socialista beben alcohol a pulso o se enganchan a las drogas. Robar cualquier cosa es una forma de cobrar el peaje al adoctrinamiento que han sido sometidos por el Estado. En los barrios son bien las jóvenes que se prostituyen y luego se casan con un extranjero que puede ser su abuelo. Incluso las consideran heroínas, porque les pueden comprar una casa a sus padres y cuando viajan a la Isla, a su familia pueden pagarle una estancia en hoteles todo incluido.

“Mi sobrina no quiere estudiar en la universidad. Su meta es largarse del país. Mientras, prefiere trabajar en un bar de mesera, vendiendo plátanos en un agromercado o jinetear con un 'yuma' (extranjero). Cualquiera de esas tres opciones le permite ganar más dinero que como profesional. Es una muestra de la depauperación social que estamos viviendo”, confiesa Mirta, profesora de secundaria.

Cuba hace agua por todas partes. No se vislumbra la puerta de salida a la profunda y larga crisis económica que vive el país. Los servicios básicos no funcionan. Y las infraestructuras han colapsado. Si algún día la democracia aterriza en la otrora Llave del Caribe, revertir el desastre económico es posible. Lo preocupante es recuperar los valores cívicos en una sociedad que ya ni siquiera respeta la paz de los sepulcros.

Iván García
Foto: Muchas tumbas han sido profanadas y vandalizadas en el Cementerio de Colón de La Habana. Tomada del blog de Alberto Arego.

lunes, 18 de noviembre de 2024

La novela que nunca escribiré

 

I

El adiós fue un riesgo calculado.

Las normas de seguridad indicaban que ese invitado debía llegar y partir bajo el manto de la más estricta austeridad.

Nada de recibimientos y despedidas protocolares.

Para los reyes, quitrines, así reza un viejo lema de la Dirección General de Inteligencia.

Para ese visitante, entonces, bastaba con dos autos Lada y la llave de la Casa de los Cosmonautas en Varadero. Después de todo, a eso había ido a Cuba, a vacacionar en una de las playas más lindas del mundo.

La partida, en buena lid, tendría que haber sido tan austera como la llegada; pero no fue así.

El visitante entró en el aeropuerto José Martí y las puertas se convirtieron en paredes y las paredes en puertas. Fue llevado por un laberinto de pisos pulidos hasta que llegó a una sala amueblada con lujo y habitada por un sólo hombre.

Raúl Castro sonreía con su uniforme de gala, la gorra de plato bajo el brazo y una medalla en el pecho: Héroe de la Unión Soviética.

Los dos hombres se abrazaron con fuerza. No había tiempo para mucho más. El avión ya estaba listo. Las luces parpadeaban y el visitante partió con un murmullo de suerte a sus espaldas.

Antes de que llegara a la puerta de salida, sin embargo, Raúl Castro lanzó la gorra de plato sobre un butacón y se abalanzó sobre su invitado.

Frente a frente los dos una vez más, las manos apretando los hombros, los brazos acortando la distancia, las caras cada vez más cerca y el beso eslavo sobre los labios asombrados del ruso.

Después Raúl Castro hizo una pregunta y la respuesta que escuchó le hizo soltar una carcajada con olor a coñac barato.

Unas horas después todavía se estaba riendo.

II

Aquí podemos detener la ficción y pasar a los hechos.

Ya hoy se sabe que en la extinta Unión Soviética también existió un “Lobby cubano”. Así lo llama en su libro “La Alianza Soviético-Cubana: 1959-1991” (Transactions Publishers, 1994), el señor Yuri Pavlov, traductor al español de Nikita Jrushchov antiguo embajador de la URSS en Costa Rica y jefe, desde el año 1987, del Departamento del Ministerio de Relaciones Exteriores de la URSS encargado de las relaciones con Latinoamérica.

En la página 177 de su libro el señor Pavlov escribe: “El influyente “Lobby cubano” en la Unión Soviética no se limitó a los antiguos embajadores soviéticos en La Habana que terminaron ocupando altas posiciones dentro del Comité Central del PCUS y dentro del gobierno, como es el caso de Vitaly Vorotnikov, miembro del Buró Político del PCUS; Konstatin Katushev, ministro de Comercio Exterior; y Alexander Kapto, jefe del departamento ideológico del PCUS. El Lobby cubano también incluyó innumerables funcionarios del gobierno y del partido, periodistas, generales y oficiales del ejército, directores de fábricas y expertos que en un momento u otro pasaron meses e incluso años en Cuba”… La mayoría conservadora del Buró Político y los secretarios del Comité Central, Oleg Baklanov, Vladimir Kryuchkov, Yegor Ligachev, Ivan Polozkov, Nikolai Ryzhkov, Oleg Shenin, y otros, compartían la preocupaciones de Castro (Fidel) sobre el curso radical que estaba tomando la perestroika”.

El fin de la posición privilegiada de Cuba dentro de la élite política de la Unión Soviética es analizado con más profundidad por el académico Mervyn J. Bain en su libro “Las relaciones Soviético-Cubanas 1985-1991” (Lexington Books, 2007). Como las fechas indican, se trata de un estudio que abarca el período de tiempo que medió entre el inicio de la Perestroika (1985) y el golpe de estado de agosto de 1991. En la página 65 de ese libro leemos: “El significado del golpe de agosto para Cuba estuvo en el hecho de que la junta consistió de sus más cercanos amigos en Moscú. Oleg Baklanov (secretario del comité central del PCUS que había estado en Cuba en 1990), Vladimir Kryuchkov (jefe de la KGB que había hecho una visita no oficial a Cuba en 1991), Konstatin Katushev (antiguo embajador en Cuba y en 1991 Ministro de Comercio Exterior de la URSS), el General Mijail Moiseyev (Vice Ministro de Defensa de la URSS) y el Mariscal Dimitri Yazov (Ministro de defensa de la URSS) —Moiseyev y Yazov tenían lazos con Cuba desde la época de la Crisis de los Misiles— todos estuvieron implicados en el golpe”.

De la “Banda de los Ocho”, que es como hoy se conoce al transitorio “Comité estatal para el estado de emergencia” que decretaron los golpistas (en agosto de 1991), más de la mitad habían expresado abiertamente sus apoyos al castrismo y sus renuencias a eso que ellos llamaban “abandonar a Cuba”. Algunos de ellos estuvieron de visita en La Habana los meses previos al golpe, siendo la más sorpresiva y extraña de esas visitas la que hizo el jefe de KGB, Vladimir Kryushkov, en mayo de 1991.

Una vez desarticulado el golpe, desmantelada la Unión Soviética y abiertos los archivos de la KGB se supieron muchas cosas sobre los orígenes y las relaciones del famoso “Lobby cubano” en Moscú. Una de las más interesantes —y que ha dado lugar a una revisión casi total de ese tema— es el hallazgo de un telegrama (cable codificado) del 18 de julio de 1962 enviado por Vladimir Kryuchkov al jefe de la Inteligencia cubana en aquel momento, el comandante Ramiro Valdés. En esa comunicación Kryuchkov “sugirió” a los cubanos que le echaran una mirada a un ciudadano estadounidense que acababa de regresar desde la URSS hacia su país y que, a pesar de ser “inestable”, podía ser de interés para los cubanos. El nombre de ese ciudadano era Lee Harvey Oswald, el futuro asesino de John F. Kennedy. Los cubanos, ya hoy está comprobado, le echaron una mirada y le dieron el “tratamiento” adecuado a esa recomendación de la inteligencia soviética.

Otro de los hallazgos interesantes fue la existencia de una directiva secreta, ordenada por Mijail Gorbachov en 1990 y titulada: “Medidas de emergencia para organizar la actividad económica comercial y extranjera del Partido”. Un decreto cuyos objetivos describe muy bien el desertor de la KGB Serguei Tretiakov en el libro de Pete Earley titulado “Camarada J” (G. P. Putnam’s Sons, 2007) . En la página 287 de ese libro Tetriakov dice: “Cuando se hizo evidente que el viejo sistema soviético estaba por terminar, los líderes del Partido Comunista empezaron a preguntarse qué pasaría con la vasta riqueza del Partido. Para protegerla decidieron transferir millardos de dólares fuera del país, pero debido al carácter restrictivo del sistema financiero soviético que ellos habían ayudado a crear, no tenían una forma fácil de transferir dinero desde el Banco Central de Moscú al extranjero. En busca de ayuda fueron a ver al entonces jefe de la KGB Vladimir Kryuchkov, quien firmó un decreto secreto que autorizaba a la KGB a crear negocios privados en Moscú con el “propósito de proteger la seguridad del estado” aunque la propiedad privada fuera todavía ilegal en aquellos tiempos. El dinero de los cofres del Partido fue movido hacia compañías tapaderas y secretado a través de éstas hacia el exterior de la Unión Soviética. Ese pillaje sistemático de los fondos del Partido Comunista fue documentado en un memorándum de la KGB titulado “Medidas de emergencia para organizar la actividad económica comercial y extranjera del Partido”. Lo escribió el director administrativo del Partido Comunista, Nikolai Kruchinin, para explicar por qué los líderes del Partido habían tomado un paso tan drástico. De acuerdo con el memorándum, el dinero se pondría a salvo hasta que pudiera ser utilizado para financiar el retorno del comunismo en Rusia. Ese documento estaba supuesto a permanecer secreto pero fue encontrado y desclasificado después del fallido golpe que Kryuchkov intentó contra Gorbachov en agosto de 1991”.

Todo ese entramado de corrupción financiera y lavado de dinero utilizando los fondos del Partido y del gobierno de la extinta Unión Soviética fue analizado en el año 1999 en una audiencia del Comité de Servicios bancarios y financieros, de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. En ese informe, titulado “Lavado de dinero en Rusia” se detalla y comprueba una buena parte de los hallazgos y declaraciones aquí mencionados; así como sus implicaciones para el sistema financiero internacional y, en particular, para una serie de bancos suizos que sirvieron de tapaderas o de intermediarios en esos esquemas de corrupción. Es importante señalar que, ¿casualmente?, el gobierno de los Castro también ha tenido problemas por la utilización fraudulenta de algunos bancos suizos.

Hay otro detalle interesante —aunque sin confirmación, claro está— en la página 179 del libro “Comrade J”, y dice así: “Dentro del SVR (Servicio de Inteligencia de Rusia), ese término —Contacto No Oficial Especial— sólo se utilizaba para identificar a una fuente de inteligencia de alto nivel que tenía un status político y/o social elevado y cuya identidad era necesario proteger con mucho cuidado… Por ejemplo, el hermano de Fidel Castro Raúl Modesto Castro Ruz había sido reclutado por la KGB durante la era Jrushchov como un Contacto No Oficial Especial y trabajó en secreto para los rusos continuamente durante la administración Yeltsin, dijo Serguei (Tretiakov)… Raúl fue utilizado por el Centro para acceder e influenciar al presidente cubano durante los períodos en los que Fidel Castro se tornó hostil hacia los líderes soviéticos. La KGB/SVR siempre tomó precauciones especiales para mantener su papel como Contacto No Oficial Especial escondido de Castro y del pueblo cubano”.

Hasta aquí unos hechos que sobran para hilvanar una novela. Una historia con millardos robados, bancos en Suiza, desertores cansados de tanta corrupción, letonas hermosas y policías honestos rastreando monedas escondidas alrededor del mundo. Podría haber, también, jefes de la KGB que llegan a La Habana en visitas “no oficiales” y son despedidos con besos en la boca. Y no debe faltar, creo, un venezolano cansado de tanta vaina, y de tantas toneladas de petróleo, mucho petróleo, malgastadas… pero el tema me aburre.

III

Raúl Castro recibió, a inicios de 1991, la noticia de que Vladimir Kryuchkov quería pasar unas vacaciones en Cuba.

Una solicitud habitual. Muchos generales y dirigentes soviéticos la habían hecho antes. Unos cuantos, incluso, habían llegado a la heroicidad de morir entre las exigentes piernas de alguna mulata cubana.

Para sorpresa de los edecanes de Raúl Castro en la lista de ruegos y favores solicitados por los asistentes del general soviético había un objeto anacrónico: Coñac Tres Toneles.

Se desataron los recuerdos y hubo una certeza: la visita era importante, habría contacto.

Bucarest, 1953, Comité Preparatorio del IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. La plata sólo le alcanzó a Raúl Castro para llevar unas pocas botellas de coñac barato.

Las dos últimas botellas las bajaron un cubanito lampiño y dos rusos que en medio de la borrachera confesaron con orgullo sus nombres y apellidos verdaderos: Alexander Shelepin y Vladimir Kryuchkov, el grande y el genio.

Viva la amistad de los pueblos y el Coñac Tres Toneles.

Las vueltas que da la vida, señores. ¿A quién se le podía ocurrir que en aquella borrachera estaban dos futuros jefes de la KGB y un Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas?

Treinta y ocho años después de aquel coñac sólo quedaban diez botellas en los almacenes refrigerados del antiguo Ministerio de bienes malversados. Las mandó a buscar.

Kryuchkov fue recibido con la austeridad conveniente. Lo alojaron en Varadero y tuvo unas vacaciones muy gringas. Casi todos los días caminó por la arena a la hora más conveniente para los satélites americanos. Se dejó ver mucho antes de esconderse por un corto período de tiempo, unas horitas cuando más.

Hubo contacto ejecutivo y conversación directa al grano. Dentro de un tiempo prudencial habrá un golpe de estado contra Gorbachov. Ese golpe de estado está supuesto a fracasar, y fracasará. El Partido vuelve a la clandestinidad. Los fondos necesarios para financiar el regreso de Rusia al comunismo son cuantiosos y ya están a buen recaudo. Necesitamos la ayuda de la Isla de la Libertad para el manejo y protección de esos fondos. Sabemos que el talón de Aquiles de la economía cubana es el petróleo. Para resolver ese problema estamos dispuestos a colaborar con ustedes en algo en lo que probablemente ya ustedes estén trabajando por su cuenta. Esta colección de microfilmes contiene el archivo completo de la KGB para Venezuela. Cuando ustedes lean toda la información contenida en ese archivo se darán cuenta de que han tomado posesión de una agentura que nosotros hemos estado desarrollando desde los años treinta, y que se extiende a todos los niveles de la vida venezolana, desde delincuentes hasta generales, desde banqueros hasta líderes sindicales, desde prostitutas hasta santos varones de la Iglesia. Es nuestra opinión que toda esa agentura nuestra, combinada con la que ya ustedes deben tener dentro de ese país, y con las cercanías culturales entre las dos naciones, alcanzarán para que ustedes logren influir a sus antojos dentro de la vida política venezolana y, más importante aún, dentro de la economía de ese país. Todo eso les permitirá lograr una acceso irrestricto a una fuente cercana y barata de petróleo. Para decirlo con palabras claras, compañeros: con la información que les estamos suministrando ustedes serán capaces, si así lo deciden, de poner un mono a gobernar en Venezuela.

Después tomaron Tres Toneles y recordaron los viejos y buenos tiempos.

La despedida debió haber sido tan austera como la llegada; pero Raúl Castro no pudo evitar el deseo de un último beso y abrazo. Así hizo.

Antes de dejar partir a su invitado le preguntó:

– ¿Un mono?

Kryuchkov sonrió antes de responder:

– Y dos también.

César Reynel Aguilera
Aguilera, el blog de César Reynel, 13 de abril de 2013.

Foto: Tomada de internet.

lunes, 11 de noviembre de 2024

Libros convertidos en pulpa de papel

 

Varios lectores me han expresado asombro e incredulidad a propósito de mi artículo “Panait Istrati, entre los autores vetados por el castrismo”, donde referí cómo, a fines de 1970, centenares de ejemplares de las novelas Mijail y Kira Kiralina, del escritor rumano, luego de ser publicados por Ediciones Huracán, fueron recogidos de las librerías y convertidos en pulpa de papel.

Aquella barbarie antiliteraria era una práctica común en la Cuba de las décadas de 1960 y 1970, cuando fueron recogidas y destruidas tiradas enteras de libros que luego de publicados, los comisarios culturales consideraron que eran ideológicamente nocivos.

La lista sería larga: Condenados de Condado, de Norberto Fuentes; Lenguaje de mudos, de Delfín Prats; Pasos sobre la hierba, de Eduardo Heras León, y hasta el mismísimo Paradiso, de José Lezama Lima, por aquel capítulo VIII que revolvía la moralina homofóbica de los comisarios comunistas.

Fue particular el ensañamiento de los comisarios en el caso de Fuera del juego, de Heberto Padilla y Los Siete contra Tebas, de Antón Arrufat, contra los que no bastó el prólogo-coletilla incriminatorio firmado por el Comité Director de la UNEAC que aseguraba: “esa poesía y ese teatro sirven a nuestros enemigos, y sus autores son los artistas que necesitan para alimentar su caballo de Troya”.

Allá por 1988, cuando trabajaba en la Empresa Provincial de Demoliciones, en una nave-almacén en desuso que estaba en la Vía Blanca, en el límite entre El Cerro y Santos Suárez, entre los escombros encontré varios números de la revista literaria mexicana El corno emplumado y decenas de ejemplares de Fuera del juego, y de Los Siete contra Tebas, con aquel infame y ridículo prólogo-coletilla. Todos estaban rasgados al medio y a algunos les faltaban páginas. Parece que a los mata-libros se les olvidó recogerlos en aquel almacén y allí permanecieron durante 20 años.

Conseguí llevarme algunos ejemplares que distribuí entre varios amigos. La que más los agradeció fue mi buena amiga la poetisa Elena Montes de Oca, ya por entonces disidente y hoy en el exilio. Desgraciadamente, el ejemplar que dejé para mí lo presté y nunca me lo devolvieron. Ojalá todavía exista.

Recuerdo que hace unos años pastores de iglesias evangélicas independientes denunciaban la quema de Biblias y otros libros religiosos decomisados por las autoridades.

También hace varios años, una periodista del Noticiero Nacional de Televisión (NTV), en un reportaje, confesó su espanto al descubrir centenares de libros amontonados en un almacén de materia prima reciclable, en espera de su turno para ser convertidos en pulpa. Y no era para menos la consternación de la periodista: además de decenas de ejemplares del Directorio Telefónico de La Habana, había libros escolares de varias asignaturas, de economía, poemarios y novelas, entre ellas, Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski.

En el reportaje del NTV, un funcionario de poca monta, en jerga burocrática, explicaba que dichos libros “ya habían cumplido su ciclo de vida útil”, por lo que serían hechos pulpa para hacer nuevos libros.

A juzgar por la actual política editorial y la pobre oferta existente en la mayoría de las librerías, compuesta casi toda por adoctrinamiento y politiquería castrista, puede uno imaginar qué tipo de libros harán con esa pulpa. Y esos libros, a su vez, después que duerman unos años, amontonados entre el polvo de los anaqueles en las librerías, sin que alguien les eche siquiera una ojeada, los volverán a recoger y a convertir en pulpa, y así ad infinitum.

Luis Cino
Texto y foto: CubaNet, 6 de septiembre de 2024.

lunes, 4 de noviembre de 2024

Cuba es un calvario

 

El cuerpo de guardia del hospital Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán, ubicado en la Avenida 26, al suroeste de La Habana, es un retrato fijo de las penurias que sufren los cubanos. Hace tiempo que no funciona el aire acondicionado y han sustituido las ventanas de cristal por un chapucero enrejado de cabillas. El piso, muy sucio, y la mayoría de los bombillos están fundidos.

Las personas aguardan por su turno médico sentados en incómodos bancos de cemento. Todos tienen cara de hastío. Llevan varias horas esperando para ser atendidos entre el calor, una nube de moscas y un olor fétido que inunda el salón.

Casi todos son pacientes de la tercera edad con padecimientos crónicos que necesitan tratamientos específicos de un especialista. María de Carmen, 71 años, padece de gastritis. “No puedo seguir el tratamiento médico porque hace tres años que no entran los medicamentos a la farmacia. Recibo una pensión de 2,000 pesos (unos 7 dólares) que malamente me alcanza para pagar la luz, comprar el pan y algunas frutas".

La anciana debería tener una dieta de leche, carnes blancas y malanga, "pero el Estado me la quitó. Y una libra de pescado en la calle cuesta más de mil pesos y la libra de pollo que me toca por la carnicería hace cuatro meses que no viene. Por culpa de la guerra que tiene el gobierno con los cuentapropistas ha desaparecido el pollo en los bodegones particulares de las Mipymes. Cuando aparece, te lo quieren vender por cajas. Y una caja de pollo cuesta once o doce mil pesos”.

“El médico me dijo que debo tener una alimentación balanceada y saludable, que sería el mejor tratamiento para mi enfermedad. Pero no tengo a nadie en el extranjero que me envíe dólares ni comida. Estoy pasando hambre. En cuatro años he bajado más de treinta libras. El panecito que me toca por la libreta se lo doy a mi nieto. Estamos viviendo una verdadera pesadilla”, se queja María de Carmen.

Gladys, ama de casa, estuvo más de cuatro horas esperando para poder ingresar a su esposo. "Hay camas, pero todas están rotas o no tienen colchones. Además del colchón, de la casa tuvimos que traer piyamas, toallas, sábanas y un ventilador. Antes de ingresarlo, mi nuera y yo le dimos tremenda limpieza al baño. Era una asquerosidad, con la mierda saliéndose por fuera de la taza. El almuerzo y la comida tenemos que traerlo de la casa. Lo que dan en el hospital es un bodrio que no se lo comen ni lo puercos. Y para colmo tengo que darles ‘regalitos’ a los médicos y enfermeras que lo atienden. De lo contrario se me muere”, dice molesta.

Alberto, 66 años, padece de colitis, y asegura que “Cuba está en bancarrota por culpa de un gobierno inepto. No le demos más vuelta al tema. Si no nos quitamos ese lastre de encima, esta gente (el régimen) nos va a enterrar en vida. Ni durante el Período Especial se pasó tanto trabajo. En los hospitales que atienden a la población no hay medicamentos básicos como paracetamol, agujas desechables, algodón... Los pacientes tienen que llevarlo todo. Desde hace tres años debía hacerme una colonoscopía. Cuando el equipo no estaba roto, faltaba la anestesia o simplemente el médico me daba el bate al no poder hacerle regalos ni darle dinero".

Cuenta Alberto que tuvo que plantarse para que lo atendieran. "Porque llegan los pacientes con posibilidades, que hasta la anestesia traen, y les hacen la colonoscopia. A mí me trataron como a un perro. Me sedaron con cinco benadrilinas y cuatro alprazolan por falta de anestesia. El dolor durante el examen fue tremendo. Estuve casi dos días drogado. No me acordaba de nada. Me hicieron firmar un documento por si algo sucedía. Ya no te hablo de la suciedad, en la sala había cucarachas. El país se viene abajo y el gobierno se la pasa mintiéndole al pueblo. Si las cosas no cambian pronto, esto va a explotar”.

El día a día de los cubanos es una auténtica pesadilla. Apagones de hasta veinte horas, alimentos cada vez más caros y servicios básicos que no funcionan.

Glenda, jubilada, lleva más de tres horas esperando una guagua en la parada. "En Cuba todo es una tragedia. En mi barrio no entra el agua hace una semana, hace dos días nos quitaron la luz quince horas seguidas y la basura nos va a sepultar. Estos gobernantes más hijos de puta no pueden ser. No les importa el sufrimiento de la gente. Viven a toda trapo, gordos y rozagantes. A ellos no les falta el combustible, se atienden en clínicas exclusivas y se alimentan bien. Mientras, los jóvenes solo piensan en emigrar y los viejos muriéndose de hambre sin que nadie los atienda. Y el noticiero de televisión cada noche inventa una isla de fantasía que no existe”.

En los últimos tres años han emigrado más de 850.000 mil personas solo para Estados Unidos. Analistas consideran que el éxodo ronda el millón de personas. El 18% de la población ha escapado del manicomio comunista. El demógrafo y economista Juan Carlos Albizu-Campos, tras una exhaustiva investigación, informó que en los últimos cuatro años, la población cubana descendió de once millones habitantes a 8.62.

Y la bomba demográfica no se detiene. La emigración masiva de jóvenes y personas económicamente activas, ha acelerado el envejecimiento poblacional.

“Somos una de las naciones de la región más envejecidas. Se esperaba que para 2030 el 28% de la población fuese mayor de 60 años. Pero al marcharse del país una cantidad considerable de niños, adolescentes y personas menores de 50 años, se ha precipitado el envejecimiento nacional. Probablemente dentro de un lustro, la cifra de personas mayores de 60 años se acerque al 35%”, explica Carlos, sociólogo.

En su opinión, “una nación empobrecida y con los servicios públicos colapsados no podrá sostener a esa masa de ancianos. Ya existe un déficit importante de mano de obra en la agricultura, la construcción y otras profesiones. Por el paso que vamos, Cuba acabará siendo un país de viejos. Y quienes no tengan familia en el exterior que les ayuden, estarán hambrientos, sucios, enfermos y decrépitos”.

María de Carmen considera que los cubanos han perdido la alegría y la sonrisa. “El estrés cotidiano pasa factura. Se vive para comer, no lo que quieras o necesites por tu salud, si no lo que encuentres. Lo notas, gente con mal aspecto por falta de higiene. Muchas mujeres ya no se maquillan, algunas andan sin ajustadores, a lo mejor también sin blumers: al igual que las íntimas (almohadillas sanitarias), la ropa interior femenina y masculina brilla por su ausencia".

La mala noticia es que las cosas en Cuba pueden empeorar.

Iván García
Foto: Una de las muchas muestras de arte callejero que se pueden ver en La Habana Vieja. Imagen de Ernesto González Díaz tomada de Havana Times.

lunes, 28 de octubre de 2024

La Habana fue una "París en miniatura"

"El que no la vio, no podrá nunca imaginar lo que era La Habana en aquel momento: una pequeña Viena, un París en miniatura". Así describió a la bella capital cubana "de antes" la poetisa y patriota habanera Dulce María Loynaz (Premio Cervantes), en su última obra, Fe de vida (1994). Pero, oh desventura, al "París en miniatura" le cayó la plaga castrista-comunista y, si alguien hoy ya mayor viajó a La Habana en 1958 y la visita ahora de nuevo, no podrá creer lo que ve.

Y menos lo que huele. Tapándose la nariz mientras apura el paso y sortea charcos de aguas putrefactas, se preguntará cómo es posible que la hermosa ciudad que él admiró, esté hoy así. Entre 1952 y 1958, en Cuba hubo una dictadura militar y en La Habana no se veían montañas de basura nauseabunda en las calles ni escombros de edificios derrumbados. Ahora se "construye el socialismo" y sí los hay. ¿Por qué? Es una buena pregunta para esa izquierda que alaba al totalitarismo castrista.

Excluyendo de ella las áreas en las que están los hoteles, los edificios del Estado, del Gobierno, del Partido Comunista, las zonas frecuentadas por los turistas y los repartos en los que residen dirigentes y diplomáticos, la capital más apestosa y más contagiosa de enfermedades de Occidente actualmente es (si se excluye a Puerto Príncipe) La Habana. Uno de los grandes "logros de la revolución". Porque no estamos hablando de una pestilencia cualquiera, sino de una "que lo llena todo, que se pega a la ropa, se mete en la nariz y la llevamos a casa metida en nuestro cabello y unida a nuestra piel", tal y como la describe Yoani Sánchez en una crónica desde La Habana.

O como la define BBC News en un reportaje habanero: "las partículas del hedor, las moléculas de la peste, se te pegan a las cerdas de la nariz y se cuelan en los entresijos de tu mente". Un hombre que no dio su nombre comentó a Radio Martí "que ya no es posible pararse en ningún lugar de la calle sin sentir la peste, para donde quiera que te mueves, ahí está, La Habana entera es un basurero". Lo peor no es la insoportable peste, sino los mosquitos, moscas, ratas, cucarachas, chinches, repletos de gérmenes que emanan de los basureros barriales. Diseminan bacterias, virus, infecciones, en un país sin medicamentos y con un sistema de salud pública prácticamente colapsado.

Hasta una epidemióloga oficialista, Belkis Barrera, del Hospital Nacional de Rehabilitación Julito Díaz, de La Habana, hace poco no pudo contenerse y se refirió a la "proliferación de la inmundicia" en los barrios de la ciudad. Destacó que los basureros callejeros son fuentes de enfermedades gastrointestinales causadas por moscas, leptospirosis transmitida por ratones; dengue, zika, chikungunya, y ahora también el Oropouche, que transmitidos por mosquitos cunden por toda la Isla y es exportado al mundo entero vía turistas. Y falta citar la encefalitis, la filariasis linfática o el mal de Chagas, transmitidos por mosquitos, y por chinches.

Esos estercoleros en los barrios no son ajenos a la existencia hoy en Cuba de cólera, malaria, lepra, tuberculosis, ataques mortales de disentería y gastroenteritis. Y en cualquier momento puede que haya viruela, y quién sabe si hasta resucita la peste bubónica de los tiempos de Boccaccio y su Decamerón. ¿Qué hacen las autoridades? Se quejan del "bloqueo" estadounidense y de que están fuera de servicio más del 40% de los camiones para recoger la basura.

Así lo afirma la Dirección Provincial de Servicios Comunales (DPSC), que también se lamenta de que no encuentra trabajadores (por los bajos salarios que pagan), y que en los municipios de Centro Habana, Cerro, Marianao, Arroyo Naranjo, y San Miguel del Padrón ni siquiera encuentran personas para dirigir esos servicios municipales. En febrero de 2024 la DPSC admitió que de los 440 camiones con que debía contar para recoger los 30,108 metros cúbicos diarios de basura que se generan en La Habana había 174 y solo estaban funcionando 69 por falta de neumáticos, combustible baterías, llantas, y piezas.

¿Cuántos camiones hay ahora en septiembre? Probablemente no llegan ni a 50, pues hay menos piezas de repuesto, combustible, personal, y sobre todo, ¡menos de ganas de trabajar! El Partido Comunista tilda a los habaneros de irresponsables y de "conducta antisocial" por tirar la basura en las calles, y los ha convocado a "un movimiento popular para contribuir al saneamiento ambiental". O sea, que si no quieren pudrición, hediondez y ratas a la puerta de sus casas que solucionen ellos el problema.

La basura acumulada en las calles bloquea el drenaje público y, con las intensas lluvias, se inundan muchas zonas residenciales. No pocos residentes en esas áreas pierden sus pocas pertenencias personales, y encima contraen infecciones con las aguas infectadas con larvas u orine de ratas, el medio principal de transmisión de la mortal leptospirosis.

Hay además en este azote algo grave de lo que nunca se habla. No se trata solo de recoger la basura debidamente, sino del day after, el procesamiento posterior de la basura recogida. Eso en el mundo está cada vez más a cargo de industrias municipales estatales muy eficientes y de compañías privadas especializadas.

La basura aumenta las emisiones de dióxido de carbono, gas metano, óxido nitroso y otros gases nocivos que dañan y erosionan el medio ambiente. Hoy los servicios de recogida y el tratamiento tecnológico-ecológico de residuos sólidos son grandes industrias, estatales o privadas, que generan muchos empleos y contribuyen al desarrollo económico-social. En Cuba eso no existe. A nivel global el tratamiento de residuos sólidos en vertederos a cielo abierto generó 1.600 millones de toneladas de gases de dióxido de carbono en 2016, según el Banco Mundial.

Y a cielo abierto son todos los vertederos de La Habana: el de Calle 100 y Boyeros (52 millones de metros cúbicos de basura con 25 metros de altura), el de Guanabacoa, y el de Ocho Vías. Estos dos últimos afectan la cuenca de agua potable del Acueducto de Vento. Los expertos afirman que una tonelada de residuos sólidos produce 200 metros cúbicos de gases tóxicos (48% de metano y 52% de dióxido de carbono). La Habana genera unas 25.000 toneladas de residuos diariamente. O sea, expele millones de metros cúbicos de gases que agravan el calentamiento del planeta.

En América Latina ya son mayoría los municipios que cuentan con tratamiento ecológico moderno de residuos sólidos: Chile, Argentina, Uruguay y Costa Rica tienen porcentajes entre 53% y 65% de la basura total recogida. En Chile compañías privadas ya procesan ecológicamente el 81,2% de la de la basura. En Colombia ese porcentaje es del 69%, Argentina (54%), Bolivia (37%). Hoy la capital cubana está a años luz de esa eficiencia en la recogida de basura, y en su tratamiento ecológico moderno.

Y todo se va agravando. La periodista independiente Gladys Linares hace unos días reportó desde La Habana que una vecina suya vio a un hombre tirar "los mondongos de un animal" en el basurero de la esquina, y le comentó. "A eso hay que darle candela, porque no se va a poder aguantar la peste". Ese es otro serio problema. Vecinos ya desesperados queman los basureros barriales y las llamas han alcanzado viviendas y postes del tendido eléctrico.

En fin, así es la vida hoy en la otrora "pequeña Viena" de América. Y me vuelvo a preguntar cuánto costará en recursos y en esfuerzo humano la reconstrucción de la que ayer maravilla fue, y hoy… ¿Qué es hoy La Habana?

Roberto Álvarez Quiñones
Diario de Cuba, 8 de septiembre de 2024.

Foto: Mansión en Calzada entre D y E, Vedado, hoy sede regional de la UNESCO en La Habana. Tomada de CiberCuba.

Notas al margen de Tania Quintero.- A propósitos de París, en Vintage Cuba, entre cientos de fotos de la Cuba republicana, se encuentran los desfiles de moda que la firma Dior hacía con la tienda El Encanto, en La Habana de los 50. En una de las fotos se puede ver a Christian Dior, que viajó expresamente a la isla a participar en un desfile de modas, en el Country Club. En 1954, Dior diseñó un vestido de alta costura que le puso el nombre Cuba.

Foto del modelo Cuba, publicado en Vintage Cuba en octubre de 2022, con este texto: "En 1954, la Casa Christian Dior dio a conocer este hermoso vestido de noche confeccionado con tul e hilos metalizados al que llamó Cuba, y que solo podía ser adquirido en París, Nueva York o la tienda El Encanto de La Habana".

Más sobre ese vestido en La Galerie Dior. Una versión en rosado puede verse en esta foto de Mark Shaw. En 2022, en Cubanet recordaban que la tienda El Encanto vendía ropa exclusiva de Christian Dior.

Ya en mi blog lo he contado: tanto a El Encanto, en Galiano y San Rafael, como a Fin de Siglo, en Águila y San Rafael, las dos tiendas más prestigiosas que había en La Habana, los cubanos, fueran ricos o pobres, blancos, negros o mulatos, podían entrar sólo a mirar, aunque no compraran nada. A partir de los 11-12 años, cuando mi padre me daba el dinero y yo sola me compraba ropa, zapatos y útiles escolares, muchas veces entré a Fin de Siglo y El Encanto. Las visitas de los habaneros de a pie seduplicaban o triplicaban en diciembre, para ver los adornos navideños y también adquirir algo rebajado.

Una vez, para un intercambio de regalos en mi aula de inglés, en Fin de Siglo compré por 0,99 centavos de pesos, una colonia de Helena Rubinstein, que sin costo adicional me la envolvieron en papel de regalo, con cinta y etiqueta de la tienda. Cuando en septiembre de 1959 cobré mi primer salario (47 pesos) como mecanógrafa en el Comité Nacional del Partido Socialista Popular, me compré un frasco de Eau de Toilette Miss Dior, en su caja con diseño tweed en blanco y negro. Me costó 5 pesos.