lunes, 22 de julio de 2024

Recordando a Nancy Pérez Crespo

En Cubanet leo: "En la década de 1990, fundó en Miami la agencia Nueva Prensa Cubana (NPC), que en 2006 contaba con 21 periodistas dentro de la Isla, según contó entonces en una entrevista con el medio estadounidense The New York Times". Desconozco por qué Nancy en NYT no mencionó lo que en mi opinión fue su mayor logro dentro del periodismo independiente cubano: haber logrado que Cuba Press, con el poeta y periodista Raúl Rivero desde La Habana y ella desde Miami, consiguieran convertir a Cuba Press es la más profesional de las agencias de prensa independientes surgidas en la Isla a inicios y mediados de los 90.

Cuando el 23 de septiembre de 1995 se funda Cuba Press en la casa de Blanca Reyes y Raúl Rivero, en el apartamento 9, en el 3er. piso del edificio situado en Peñalver 466 entre Francos y Oquendo, Centro Habana, durante los primeros meses leíamos por teléfono los trabajos (conservo el número: 879-5578, también el de Angela, 879-4235, vecina del 2do. piso, que nos dejaba llamar cuando el G-2 interrumpía el teléfono de Raúl y Blanca) a Rosa Berre o a su esposo Carlos Quintela, que ya en 1994 habían creado CubaNet. No puedo precisar la fecha exacta, pero fue en 1996 cuando Nancy Pérez Crespo se puso al frente de Cuba Press. Con ella estuvimos trabajando hasta 1998.

Es una lástima que Raúl Rivero ya no está para preguntarle las causas de la ruptura con Nancy. Los más de 30 periodistas que entonces tenía Cuba Press en la capital y otras provincias, pasamos a dictarle por teléfono los textos a Bernardo Marqués Ravelo, que laboraba con Nancy y al igual que Raúl y nosotros, los periodistas, pasamos a depender de Juan Granados, quien abrió una plataforma a la que le puso Cuba Free Press, porque Nancy registró el nombre de Cuba Press y se consideraba su dueña. Ella nunca más mencionó a Cuba Press, tampoco publicó en internet los cientos de trabajos que entre 1996-1998 casi a diario le enviábamos desde la Isla. Ojalá no los hayan destruido y se puedan recuperar, sobre todo los redactados por Raúl Rivero, crónicas que eran joyas periodísticas.

En 1998, después de la ruptura, es que ella crea la agencia Nueva Prensa Cubana. La primera vez que me detuvo la Seguridad del Estado, en enero de 1997, yo había ido con Ñico a la Embajada de Checoslovaquia, a recoger un paquete y 2 mil dólares que Nancy nos enviaba con un diplomático checo. Lo ocurido ese día lo conté en 2012. En la segunda parte, el acto de repudio. Cinco años después, en 2017, al principio cuento de nuevo la detención y después el interrogatorio.

Hace diez años, en junio de 2014, leí un artículo suyo y le envié un email con saludos míos y de Iván. Copio su respuesta:

Hola, Tania: Recibí tu mensaje y les agradezco la nota. Hoy estoy muy triste porque se nos fue otro héroe de la República: Alfredo Izaguirre Rivas. El viernes viene a cenar a casa Alberto Reyes (Nanín), el hermano de Blanquita. Él está de visita aquí, en Miami. Ya estamos en contacto. Nuestro teléfono es 305-909-2478. Un abrazo para los dos, Nancy.

Tania Quintero

lunes, 15 de julio de 2024

Excarcelan a un periodista, pero siguen oprimiendo a la prensa independiente

En las últimas horas conocimos la noticia del arribo a Miami, directamente desde una prisión castrocomunista, del periodista independiente Lázaro Yuri Valle Roca. Según informan los medios de prensa independientes, el destacado comunicador, encarcelado de modo arbitrario por el solo “delito” de informar a la opinión pública de la Isla, llegó a la “segunda ciudad más poblada por cubanos” tras ser desterrado de su Patria.

Las imágenes tomadas en el gran aeropuerto de la urbe floridana y que han sido colgadas en las redes resultan sobrecogedoras. En ellas aparece el rostro famélico de un señor que no guarda semejanza alguna con el que conocemos del combativo informador. Los tres años pasados en las prisiones del castrismo, el hambre y la brutalidad padecidos en ellas, lo han deteriorado como si hubiese pasado varios lustros cautivo en un país normal.

Sucederá con Valle Roca lo mismo que, hace años, dije de otro preso político liberado: bastarán tres fotos (una antes de su encarcelamiento, esta de su arribo a Miami directamente desde la prisión, y una tercera tomada dentro de algunas semanas) para que hasta el izquierdista más desinformado y tonto comprenda a cabalidad la clase de porquería que es y toda la monstruosidad que encierra el llamado “socialismo del siglo XXI”.

El caso del colega Yuri, que felizmente ha salido ya de las tenebrosas islas del “Archipiélago DGP” (Dirección General de Prisiones del castrismo), nos obliga a recordar a los más de mil hermanos nuestros que permanecen privados de libertad sin haber cometido delito alguno. Pienso ante todo en los que han pasado más tiempo presos: José Daniel Ferrer y Félix Navarro. Pero también en los restantes. ¡Todos merecen salir en libertad ya!

La excarcelación del colega Lázaro Yuri nos conduce de lleno a otro tema de actualidad que también está relacionado con el periodismo: me refiero a la reciente promulgación de la Ley de Comunicación Social y su Reglamento, que acaban de ser publicados en la Gaceta Oficial de la República. A este tema ha sido consagrada la “Mesa Redonda” de este jueves.

La caracterización de los nuevos cuerpos legales, hecha desde el oficialismo, está signada por el inevitable blablablá comunista. Una versión sucinta de esta realidad es la que, según Juventud Rebelde, ofreció quien preside la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, Rosa María Pérez, una de las participantes en el aludido programa televisivo: la Ley, dice la burócrata, “impulsa el desarrollo de la mercadotecnia, la publicidad y la propaganda con una visión científica, e incentiva la educación y la instrucción en estos temas”. La Mesa Redonda de este jueves estuvo dedicada, en esencia, a glosar lugares comunes como ese.

Al que lea pasajes con semejante contenido sin tomar las debidas precauciones, es probable que sienta deseos de aplaudir la nueva iniciativa comunista y expresar respaldo a la flamante Ley. Pero claro que una conducta de ese tipo estaría totalmente desencaminada. Lo que en realidad han dispuesto las autoridades de “la Continuidad” es la intensificación, bajo nuevas modalidades, de la represión que caracteriza el régimen inviable que ellas mismas han impuesto y mantenido a ultranza. Su aspiración es aherrojar aún más a la prensa.

Es esto lo que, de manera certera, han reflejado los órganos de la prensa independiente de la Isla. El diario 14yMedio, por ejemplo, esclarece el verdadero sentido de la nueva Ley. En una nota redactada en La Habana, el diario deja claro el sentido profundo de la nueva normativa, y lo hace citando su artículo 5: “El Sistema de Comunicación Social actúa conforme al Estado socialista de derecho y justicia social, democrático, independiente y soberano, expresión del pensamiento y el ejemplo de Martí y Fidel y las ideas de emancipación social de Marx, Engels y Lenin”.

Esa mezcla tan típicamente castrocomunista de conceptos, de palabrería insulsa y mendaz con frases que reflejan la indeclinable vocación totalitaria del régimen, permite entrever cuáles son las verdaderas esencias de la nueva legislación. Es lo mismo que se trasparenta de otra cita sobre los objetivos perseguidos: “estimular el uso inclusivo, ético, responsable y seguro de internet, como vía para la defensa y consolidación de la sociedad socialista”.

Quisiera terminar este artículo refiriéndome a un aspecto de la nueva normativa al cual -hasta donde sé- no se le ha prestado atención en otros órganos informativos. Me refiero a que en la Ley de Comunicación Social (y también en su Reglamento) se ha manifestado, con absoluta desfachatez, una de las manías de las que los comunistas dan sobradas muestras en el terreno lingüístico. Me refiero a la tremenda vocación que esos señores sienten por el empleo de eufemismos. Esta realidad la conocemos bien los cubanos desde antiguo.

Es en base a esa obsesión que los rojos llaman “interruptos” a los simples “desempleados”; “prensa” a lo que en realidad es “agitación y propaganda”; o “deambulantes” a los “mendigos y pordioseros”. Pero creo que, en la nueva Ley, los comunistas han logrado superarse a sí mismos. Reproduzco el apartado primero de su artículo 28: “Los medios fundamentales de comunicación social son las organizaciones mediáticas que tienen un carácter estratégico en la construcción del consenso, cumplen funciones de servicio público y constituyen mediadores políticos, ideológicos y socioculturales”.

Para quienes se han librado de tener que sufrir en carne propia las calamidades generadas por el castrocomunismo, paso a recordar algunas de las realidades que, a lo largo de más de seis décadas, ha padecido el cubano de a pie, que quedan adecuadamente enmascaradas en el precepto legal que cité en el párrafo precedente. Desde su misma trepa al poder, el fundador de la actual dinastía se consagró a controlar todos los medios de difusión masiva, objetivo que alcanzó en menos de un par de años.

A partir de ese momento, lo que ha habido es una constante andanada de propaganda y agitación comunista, unida a la persecución despiadada de cualquier opinión discrepante o simplemente alternativa, lo cual ha incluido hasta la prisión de los heterodoxos. Pues bien, ahora ese proceso de constante conculcación de las libertades internacionalmente reconocidas, ha pasado a ser llamada, en la neolengua castrocomunista, como “construcción del consenso”. ¡Qué desparpajo!

René Gómez Manzano
Cubanet, 7 de junio de 2024.
Foto: Tomada de Martí Noticias.

lunes, 8 de julio de 2024

Sobrevivir en La Habana del "socialismo o muerte"

El portero de El Floridita, bar situado en la esquina de Obispo y Monserrate, Habana Vieja, intenta guarecerse del sol debajo de una marquesina desteñida. Bosteza, mira el reloj y luego se arregla la pajarita negra de su uniforme gastronómico.

Cuando por la calle Monserrate descubre a un grupo de turistas rusos, camina hacia ellos con el menú entre las manos y le dice en un inglés decente: “Pasen, por favor, este es el bar más famoso de La Habana, donde Ernest Hemingway tomaba mojitos”, y les muestra una estatua del escritor sentado en una banqueta del Floridita.

Los viajeros hacen una mueca cuando ven los precios de infarto. Ellos quieren beber cerveza barata. Tampoco les gusta el ambiente de un bar desierto, sin música y con el cantinero que bosteza mientras mira indiferente un partido de fútbol de la Champion League.

Cuando los turistas rusos por la calle Obispo se dirigen rumbo a la Avenida del Puerto, varios niños les piden chiclets, confituras y dinero. Las cartománticas con sus coloridos atuendos quieren leerles con urgencia el futuro, una escultura humana embadurnada de betún negro estira su sombrero de copa para que le depositen dólares, euros o pesos, mientras insistentes merolicos les proponen CD piratas de Pablo Milanés, Los Van-Van y Compay Segundo.

Cada vez que pasa un turista por las estrechas callejuelas de la zona antigua de la ciudad, espontáneamente se activa una tropa de vendedores ambulantes que ofrecen desde una caja de tabacos Cohíba, una réplica de la boina del siniestro Ernesto Guevara hasta participar en una orgia lésbica por 40 dólares.

A esas personas que de manera informal, un día sí y el otro también, salen a la calle a buscar dinero en el argot habanero se les denomina 'luchadores' y 'metedores de cuerpo'. Camilo, un tipo que viste con ropa deportiva, tres veces a la semana trabaja como custodio en un bodegón privado, da clase de karate por 1,500 pesos mensuales y dos veces al día recoge las apuestas de la popular e ilegal lotería cubana conocida como la bolita.

En 2021, después de la pandemia, Camilo llegó en tren a la capital desde un poblado recóndito de Santiago de Cuba, provincia cubana a más de mil kilómetros al este de La Habana. “Nagüe, a mí no me asusta el fuego (la calle). La caliente viene pa’rriba de mí y yo voy pa’rriba de la caliente. Llegué solo hace tres años, pero ya traje a mi esposa y a mis dos hijos. Allá en Oriente la cosa está que arde. Apagones de ocho horas todos los días y la gente comiéndose a 'Nicolás por una pata' (pasando hambre). Aquí apenas hay apagones y si tienes voluntad, sales a la calle y te buscas cuatro pesos. Este gobierno es una calamidad, pero no me estoy quejando constantemente ni esperando con la boca abierta que estos canallas me den por la libreta un panecito de mierda y un muslo de pollo.

“A diferencia de otros, me voy pal’ fuego y sin robar ni joder a nadie me busco honradamente el dinero. Lo mismo pedaleo doce horas diarias en un bicitaxi, que vendo pan con picadillo o ropa traída de afuera. Los lechones no se me mueren en la barriga. Cuando llegué a La Habana vivía en un bajareque improvisado cerca de la Autopista Nacional. Ya pude comprar mi cuartico en un solar y aunque no tengo FE (familia en el extranjero), si Dios quiere,dentro de dos años estoy montando en el 'tubo' (avión)”, confiesa Camilo, quien solo duerme cuatro o cinco horas por los empleos que ha tenido y sigue teniendo.

"Soy electricista, pero hago de todo, un hombre orquesta. He trabajado en Antillana de Acero, he sido estibador del puerto, ayudante de la construcción y sepulturero. A La Habana Vieja vengo a vender tumbadoras y artesanías. Cuando la cosa está mala, porque hay pocos turistas y los que vienen no quieren gastar su plata, me busco otra pincha. Dentro de un rato unos socios me recogen para que toque los tambores en una fiesta de santo. Siempre llego a la casa con dinero, mis negritos no pueden morirse de hambre", dice y se sonríe.

En los barrios marginales y mayoritariamente negros y mestizos de Jesús María, Belén, Colón, Cayo Hueso y San Leopoldo, en edificaciones ruinosas, bajareques en peligro de derrumbe y cuarterías superpobladas, residen cientos de miles de personas que han emigrado de otras provincias. Suelen pensar y hablar más rápido que el resto de los cubanos. Se caracterizan por su capacidad de resistencia y la creatividad para burlar las leyes dictadas por las autoridades.

Cuando en la Isla una mayoría apoyaba, o simulaba respaldar a la dictadura verde olivo, en los barrios de la Cuba profunda florecía el mercado negro. Se vendía pan con bistec, cerveza de lata, marihuana y melca (cocaína). Circulaba el dólar, entonces prohibido, y los vecinos sabían quién ofertaba jeans Levi’s o calzado deportivo Nike comprado en un centro comercial de Miami o la zona franca de Colón en Panamá. Existían -y existen- casinos ilegales llamados burles y con el auge del turismo surgieron las jineteras, matadoras de jugadas y pingueros.

Les presento a Dinorah. Nombre ficticio, desde luego. La única vez que vio a su padre, recuerda, fue una tarde al salir de la secundaria donde cursaba octavo grado. La invitó a comer helado en Coppelia, en La Rampa. Treinta y nueve años después no ha sabido más de él.

“Mi abuela y mi mamá, ya fallecidas, fueron madres y padres al unísono. Tuvieron que criar a mis seis hermanos en un país que cuando no faltaba el pan faltaba la guayaba. La gente se queja que ahora estamos mal, pero es que nunca estuvimos bien. Mi madre tuvo que salir a jinetear para mantenernos. No sé si tuvo otras opciones. No la juzgo. Cuando crecí le seguí sus pasos. Y ahora mi hija de 23 años también jinetea. Es un karma que persigue a varias mujeres de mi familia. Algunas han podido largarse de esta locura. Otras, como hija, sueña con ligar un yuma y emigrar”, comenta y asegura:

"Que la prostitución en Cuba ha tenido tiempos buenos, regulares y malos. Depende del turismo o que los tipos con un baro largo quieran gastarlo en vacilar con mujeres. La pandemia fue horrible. Todo el dinero que teníamos guardado se gastó en comida. Los más jóvenes inventaron el sexo virtual por internet. No me gusta esa fantasía, pero algo de dinero se gana. Con la inflación, los hombres no quieren gastar dinero en juergas ni en queridas. La crisis es tan grande que faltan hasta los condones”. Para llegar a fin de mes, vende muestras de perfumes, arregla uñas y hace desriz en el pelo. “Así y todo, el dinero no alcanza”, afirma Dinorah.

Cae la noche en la zona colonial de La Habana. En los bares de la calle Obispo las prostitutas esperan que alguien les pague un trago. Una pareja de travestis en tacones merodean por las inmediaciones del Paseo del Prado a la caza de clientes. Al costado del hotel Sevilla, tres tipos beben alcohol casero de cuarta categoría. Se pasan en silencio la caneta plástica entre ellos. No tienen nada que hablar.

Camilo apura el paso mientras se come una pizza que compró antes de hacer la guardia nocturna en un bodegón privado. Opina que los héroes nacionales no son no José Martí ni Antonio Maceo. “Los timbalúos de verdad somos los cubanos que llevamos 65 años aguantando esta dictadura. Nos debieran hacer un monumento”.

Iván García
Foto: Vendedor de periódicos en La Habana, realizada por Juan Antonio Madrazo y tomada de Diario de Cuba.

lunes, 1 de julio de 2024

Premiado el periodista independiente Iván García

El Instituto Interamericano para la Democracia (IID) otorgó al periodista independiente Iván García Quintero, corresponsal de Diario Las Américas en Cuba, el Premio Horacio Aguirre a la Libertad de Prensa. La ceremonia tuvo lugar en el Museo de la Diáspora de Miami el miércoles 22 de mayo, en el marco del foro "¿Qué podemos hacer por el pueblo de Cuba?".

Durante su intervención, García recordó a activistas por la democracia en la isla como Ricardo Bofill, Roberto Luque Escalona, Martha Frayde y Rolando Cartaya, entre otros que "apostaron firmemente por la democracia", mientras sufrieron "represión, linchamientos verbales y cárcel". Y contextualizó que entonces muchos cubanos, "al ver a una multitud o fuerzas de la policía golpear a disidentes indefensos, como a la poetisa María Elena Cruz Varela y posteriormente a las Damas de Blanco, viraban la cara hacia otro lado, por miedo".

Sin embargo, explicó, "la creciente participación ciudadana ha modificado el panorama político en Cuba", lo que ha conducido a que "un amplio sector de cubanos critica abiertamente al gobierno", porque "en Cuba se vive una auténtica revolución ciudadana".

Respondiendo a la pregunta que le dio título al foro, García hizo un llamado a "apoyar, concertar y buscar canales de diálogo con aquellos adversarios que reconocen en privado que el 'manicomio ideológico' está llegando a su fin". Y planteó "dejar a un lado los egos superfluos" y sugirió que "desde una estrategia colectiva, que sume, no que reste, debemos avanzar por el camino al que aspira la mayoría de los cubanos: reformas auténticas, elecciones libres y libertad de expresión".

En el acto participaron desde Cuba el activista Manuel Cuesta Morúa, la periodista Camila Acosta y el productor audiovisual Rolando Rodríguez Lobaina, quienes se unieron por videollamada o video pregrabado a otros invitados presentes en la sede del IID en Miami, entre ellos, Iliana Lavastida, directora de Diario Las Américas, quien propuso "aprovechar cada tribuna, como la ofrecida por el IID, para denunciar las acciones del régimen de La Habana y la labor de inteligencia que sus agentes realizan en todas partes".

El sacerdote católico Juan Lázaro Vélez González recalcó que "la Iglesia tiene mucho que aportar desde su doctrina social y levantar más la voz", a lo que agregó que "la intercesión por la libertad en Cuba no debe quedarse en el maquillaje". Para el periodista y expreso político Pedro Corzo, que intervino a través de videollamada, la "mejor contribución" al pueblo cubano "es incrementar los esfuerzos para que la institucionalidad republicana regrese a la isla". Apuntilló que "el régimen no tiene futuro, pero el pueblo de Cuba sí".

La directora de Juventudes de la Asamblea de la Resistencia Cubana, Kiele Cabrera, enfatizó que los jóvenes cubanos "todavía necesitan más educación para una transición a la libertad". Por su parte, Carlos Sánchez Berzaín y Tomás Relagado, director y presidente del IID, respectivamente, cuestionaron al régimen imperante en la nación insular.

Daniel Castropé
Texto y fotos: Diario Las Américas, 22 de mayo de 2024.

Video de la premiación de Iván García en el marco del foro ¿Qué podemos hacer por el pueblo de Cuba?

lunes, 24 de junio de 2024

Cuba: la vieja relación entre racionamiento y totalitarismo

El lunes 15 de abril, la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba en un mensaje pidió a los fieles rezar por "las madres que luchan por alimentar a sus hijos", planteó que "nuestra querida Patria transita por tiempos muy difíciles", y reconoció que "el cubano sufre, llora y carece de lo esencial".

El tema nos remite a la libreta de "abastecimiento", un eufemismo gubernamental para solapar el racionamiento de productos básicos para la alimentación. Como solo se puede distribuir lo que se produce, desde la implementación del racionamiento los artículos normados han ido mermando en cantidad y calidad, y aumentado el tiempo de entrega.

Cuando se implementó el racionamiento, los cubanos recibían carne de res, pollo, aceite, manteca, leche condensada, papel sanitario, café, arroz, grano y productos industriales, gracias a los subsidios soviéticos. Actualmente se distribuyen mensualmente siete libras de arroz (3,2 kilogramos), cuatro de azúcar, medio litro de aceite de soya, un paquetito de 115 gramos de café mezclado (esa mezcla de café con chícharos no califica como café pues, según la Organización Internacional de Café, cuando la mezcla es más de un 5%, deja de serlo y en Cuba la proporción es de 50%), cinco huevos, diez onzas de granos, y una libra de pollo.

El racionamiento es una política que se pone en práctica ante conflictos bélicos y desastres naturales para distribuir productos de primera necesidad a precios controlados. En el siglo XX se implementó durante la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, y en países comunistas, como Polonia o Vietnam. En esos y en otros casos, una vez superada la causa de su implantación, el racionamiento fue eliminado. Los países que lo conservan, como el caso de Cuba, tienen por causa fundamental la incapacidad productiva del sistema y el control establecido sobre las personas.

Fidel Castro, en enero de 1959, aseguró que "aumentaría la producción agrícola, duplicaría la capacidad de consumo de la población campesina y lograría para el pueblo un nivel de vida superior al de cualquier otra nación". Para cumplir esa promesa eliminó las libertades ciudadanas, la economía de mercado, la propiedad privada e implantó la planificación centralizada. Y el 12 de marzo de 1962 planteó: "Sin embargo, nosotros creemos que hay que crear más espíritu marxista; y en la juventud, sobre todo, hay que crear algo más que espíritu socialista, ¡hay que crear espíritu comunista!".

Por "pura coincidencia", ese mismo día 12 de marzo, el Consejo de Ministros promulgó las leyes 1015 y 1016: con la primera se creó la libreta de abastecimiento y una Junta Nacional con atribuciones para disponer la lista de artículos a racionar; con la segunda, para controlar el desvío de los artículos, se impuso la obligatoriedad de una factura comercial en la venta de artículos y el decomiso de los que no estuvieran amparados por ese documento. Es decir, todo indica una relación estrecha entre el racionamiento y la formación de un espíritu comunista.

Dieciséis años después, en 1967 —sin lograr el incremento de la producción— dijo: "Llegará el día que las frutas, los vegetales, hasta la leche se distribuirá gratuitamente a todo el mundo […]. Llegará un momento, señores, llegará un momento en que podamos decirle también al pueblo: el café que quieran vayan a buscarlo al mercado gratuitamente".

Ante la indetenible merma de la producción, Raúl Castro, enfáticamente planteó en 2008: "¡Hay que virarse para la tierra! ¡Hay que hacerla producir!", y expresó que la producción de alimentos constituía "un asunto de máxima seguridad nacional". Sin embargo, las reformas que introdujo quedaron subordinadas al predominio de la propiedad estatal y la planificación socialista. Y en diciembre de 2016, en la Asamblea Nacional del Poder Popular, ante el desespero, expresó más o menos lo siguiente: "Tenemos que hacer algo, hacerlo ya, mañana mismo, aunque nos equivoquemos."

Una de las manifestaciones de la incapacidad productiva es la necesidad de importar cada vez más. El entonces segundo secretario del Partido Comunista, José Ramón Machado Ventura, en 2020 llamó desesperadamente a producir alimentos, porque "el país no puede seguir con esa elevada importación de comida y pienso animal, que podemos producir internamente".

Para brindar una imagen diferente hacia el exterior, en septiembre de 2021, Miguel Díaz-Canel, al intervenir ante la Cumbre de la Organización de Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, planteó: "El Gobierno cubano, con extraordinarios esfuerzos y pese a carencias y dificultades, garantiza el derecho universal a la alimentación a través de una canasta básica familiar normada, que reciben todos los cubanos y cubanas, y que incluye 19 productos alimenticios de primera necesidad a precios asequibles". Sin embargo, ese mismo año, el Ministerio de Comercio Interior procedió a darle baja de la libreta de abastecimiento. Y en diciembre de 2023, con una nueva normativa, redujo a solo dos meses el periodo fuera del país para ser dado de baja.

Hoy, el declive sostenido confirma que la economía no puede avanzar sin libertades ciudadanas ni economía de mercado. Con el modelo agotado, hundidos en la insolvencia financiera, sin suficiente inversión extranjera, sin acceso a los mercados de capital y con los ingresos por turismo, remesas y alquiler de profesionales reducidos, Cuba se encuentra ante la encrucijada: conservar o sustituir el modelo totalitario.

Además de los países con economía de mercado, el ejemplo de Vietnam es ilustrativo. Este país estuvo sometido a guerras desde 1930. En la última de ellas, sobre su territorio cayeron tres veces más bombas que las empleadas durante la Segunda Guerra Mundial, el 15% de la población pereció o resultó herida, en el sur del país se destruyó el 60% de las aldeas existentes, y al concluir la contienda, enfrentó el bloqueo externo y los ataques fronterizos. Después que el sistema de economía planificada sumió al país en la hambruna, los vietnamitas emprendieron el Doi Moi en 1986: un programa basado en mecanismos de mercado, autonomía de los productores, y derecho de los nacionales a ser empresarios.

Ese programa elevó la iniciativa, el interés y la responsabilidad de los agricultores que hoy producen alimentos para sus más de 100 millones de habitantes y ocupan el segundo lugar mundial en exportación de arroz; son el segundo en café (que los cubanos le enseñaron a cultivar), detrás de Brasil; y el primero en pimienta. Por sus resultados en 1993, Estados Unidos dejó de oponerse a la concesión de créditos; en 1994 suspendió el embargo y en 1995 estableció relaciones diplomáticas.

La pregunta es por qué en lugar de Los Lineamientos, de la Tarea Ordenamiento, del Paquetazo y de las visitas a los municipios, no se acomete la reforma estructural que el país requiere para erradicar de Cuba la libreta de abastecimiento.

Dimas Castellanos
Texto y foto: Diario de Cuba, 15 de abril de 2024.

lunes, 17 de junio de 2024

Ver crecer las calles, y con ellas, La Habana

La Habana cuenta con planos bellísimos de todas sus etapas de desarrollo. Perderse en ellos es encontrar los recovecos de su historia y entenderla mejor. Y es también sorprenderse del aspecto de algunas calles y del papel que jugaron en la evolución urbana de la capital.

Hay calles que sencillamente nacieron para comunicar la vieja Habana con puntos de interés, al inicio zonas de cultivo. Por ello nacieron como ejes fundamentales, vías populares que no perecieron con el avance urbanizador sino que formaron parte de él, motivando a partir del siglo XVIII el trazado de algunas poblaciones a su vera.

En este caso están todos los antiguos caminos. El del Monte fue de los primeros en salir a las zonas de cultivo inmediatas. Estuvo prolongado hacia el oeste por el Camino de Vuelta Abajo, conocido hoy en sus distintos tramos como Calzada del Cerro, de Puentes Grandes y Avenida 51; buscaba traspasar las fronteras de La Habana hasta las plantaciones de tabaco en Pinar del Río.

Hacia el oeste estaba también el de la Playa (San Lázaro) que enlazaba con el reducto de La Chorrera, y el de San Antonio (Reina) que dirigía a un ingenio de igual nombre. Ya en el siglo XIX este último se extendió con la Avenida de Carlos III, para desplazar mejor las tropas entre el Castillo del Príncipe y el Campo de Marte (hoy Parque de la Fraternidad). Para comunicar con Batabanó se trazó el Camino Real del Sur (Diez de Octubre), y hacia la población de Guanabacoa, rumbo Güines, estaba el Camino del Sudeste (en su primer tramo Calzada de Luyanó).

En los tiempos modernos, la Avenida Rancho Boyeros (1935) surgió con igual carácter conector. En este caso se hizo para comunicar más eficientemente el nuevo centro de la ciudad con el aeropuerto inaugurado en 1930. Es otra La Habana que muestran los planos de inicios de esa década, con el entorno de la actual Avenida Boyeros completamente campestre, solo ocupado por múltiples fincas y la línea del ferrocarril. Cuesta también imaginar el diseño de la primera vía "de la Independencia", mucho más estrecha y enlazada a Carlos III, Zapata y G, a la altura del Castillo del Príncipe, sin su bifurcación hacia Paseo abrazando la Plaza Cívica aún sin construir.

Por otro lado, también ha habido calles que sirvieron de límite, y que permiten entender hasta dónde llegaba la urbanización del territorio habanero en diferentes momentos. Ejemplos imprescindibles son Egido, Monserrate, Galiano, Belascoaín e Infanta. Las dos primeras calles nombran una sola vía que coincide con el trazado de las murallas, recordando la calle del centro histórico por la que se paseaba al interior del muro pétreo.

Cuando La Habana comenzó a crecer hacia el oeste sin ocupar el glacis de la muralla, la población que vivía al norte de la calle Reina, completó el espacio comprendido entre las calles Galiano y Belascoaín. Estas vías ordenaron el trazado de este territorio en las dos primeras décadas del siglo XIX, sirviendo de líneas borde; a sus lados campo y plantaciones.

Hacia 1828, lo que es hoy Centro Habana, se había expandido hacia el centro histórico llegando a la muralla, pero el límite oeste seguía siendo Belascoaín. Fue en el último cuarto del siglo XIX que la ciudad llegó a Infanta, nueva vía que le sirvió de borde.

Finalmente, destacan algunas calles que crecieron por tramos, por lo que no todos los habaneros interactuaron con ellas del mismo modo en que hoy lo hacemos. Entre ellas está lógicamente Malecón, que por su dimensión monumental requirió mucho tiempo para su completamiento. Específicamente, entre 1901 y 1902, llegó a la calle Crespo desde La Punta; en 1919 alcanzó Belascoaín; en 1927, Infanta; en 1950, Paseo; y en 1958, la desembocadura del Almendares.

Sin embargo, otras avenidas importantes y no tan largas como la anterior, se fueron construyendo por partes, aunque ya pocos lo recuerden. En estos casos la razón fue que crecieron a la par de la urbanización en la que estaban insertas, es decir, no se planificaron desde el inicio a gran escala como la Avenida del Golfo.

Casos interesantes fueron las avenidas Paseo y G, en El Vedado, que originalmente terminaban en la Calle 27. Cuesta pensar en aquellos tiempos en que tan vistosas avenidas decimonónicas terminaban así, tan ramplonamente. En la década de 1920, se planificó su prolongación como parte de las obras del nuevo centro cívico que se consideraba construir en la Loma de los Catalanes. Sin embargo, aunque en la década siguiente la Avenida G se completó como la conocemos hoy, Paseo solo se alargó hasta Zapata. Fue a partir de 1951 que conectó con la Avenida Carlos Manuel de Céspedes, cuando se construyó este tramo de Boyeros que rodea el lateral oeste de la actual Plaza de la Revolución.

Tal vez, una de las vías más interesantes que creció a pedacitos fue Santa Catalina, aunque es un aspecto suyo bastante desconocido. Esta avenida vital del sur habanero, que corta al centro el barrio de La Víbora, nació perpendicular a la actual Calzada de Diez de Octubre en el siglo XIX, como parte del reparto Catalina de la Cruz. Entonces solo tenía tres cuadras y su nombre guardaba relación con el de su urbanización aprobada en 1864.

Con la rápida población de esta zona, en la década de 1920 la avenida se prolongó hasta Goss, donde entroncaba con el antiguo Camino de Cruz del Padre, hoy desaparecido. A continuación quedaban las fincas de las Monjas Catalinas y la de Palatino, ambas atravesadas por el Canal de Vento y el Ferrocarril de Cristina. En un plano de 1931, se ve que Santa Catalina fue ampliada hasta la calle Palatino. Este tramo debió ser muy sencillo, pues se muestra más estrecho que el resto de la vía, y con un puente para cruzar la línea del ferrocarril. Su entorno en esta parte seguía siendo natural salvo por el reparto La Sola (1922).

En otro plano de 1943, se ve extendida hasta Boyeros, sin embargo, desde Vento seguía sin tener el mismo ancho que la avenida original. Fue en la década de 1950 que se homogenizó la vía y se fomentó la urbanización de sus lotes aledaños. Sinceramente, resulta muy curioso pensar que esta importante avenida que ya cumple 160 años, conector expedito entre Boyeros y Diez de Octubre, haya tenido cinco momentos muy bien diferenciados a lo largo de sus primeros 100 años, y que a los últimos 60 años corresponda la imagen que hoy identificamos.

Yaneli Leal
Texto y foto: Diario de Cuba, 5 de mayo de 2024.

lunes, 10 de junio de 2024

La Víbora y sus orígenes

En 1902, el novelista Ramón Meza lamentaba que el barrio de La Víbora, llevara el nombre de tan "espeluznante reptil". Lo curioso es que este ha sido uno de los caprichos populares más longevos de La Habana, nunca transfigurado en ley, ya que el barrio La Víbora no está asentado ni delimitado legalmente en ningún documento histórico. Lo que conocemos como tal es la unión de varios repartos popularmente unificados bajo el nombre de un antiguo asentamiento campestre.

Una vez que La Habana se instaló junto a la bahía, las zonas sur y oeste se definieron como espacios de explotación agrícola y ganadera, lo que garantizó su paulatino poblamiento. Con la rápida expansión extramural, el sur se potenció como región productiva y de comercio, en fuerte vinculación con los caminos trazados desde intramuros. Entre los primeros estuvo el de Monte, que a la altura de la Esquina de Tejas se bifurcaba y continuaba hacia el sur por el camino de Matabanó. Esta línea sinuosa pero bastante vertical en disposición norte-sur comunicaba con el antiguo poblado de Batabanó. Luego fue rebautizado Camino Real del Sur; a partir del siglo XVIII, Jesús del Monte; y desde 1918, Diez de Octubre.

En el sur de La Habana, esta vía constituyó punto de partida de los primeros proyectos urbanizadores, definiendo una ocupación lineal que se expandió a ambos lados de ella. De ahí que las secciones más irregulares estén condicionadas por el accidentado recorrido del legendario camino, y los trazados de los repartos varíen su orientación al buscar paralelismo con la antigua calzada.

Se ha registrado que a finales del siglo XVII o principios del XVIII, entre las actuales calles Acosta y Santa Catalina, había una especie de cuadra que servía de descanso a los arrieros que trasportaban mercancías hasta la actual Habana Vieja. La edificación tenía una campana de bronce que anunciaba la salida y entrada de vehículos, por lo que fue conocida como Paradero de la Campana. Luego su nombre cambió al de La Víbora, por la pintura que identificaba el consultorio de un médico alemán que allí radicaba desde 1728. Este nombre quedó e incluso renombró extraoficialmente la vía de Jesús del Monte desde la Loma de Luz o Chaple hasta el final.

Al siglo XIX correspondieron los primeros proyectos urbanizadores aprobados por el Ayuntamiento, y aunque algunos no se ejecutaron inmediatamente, fueron testigos del interés inmobiliario que existía en el área. Su vinculación con los centros de producción y cultivo definieron la población de clase media y baja, con inclusión de familias de renombre que, atraídas por el carácter campestre y las hermosas vistas, tomaron parte activa en la urbanización y desarrollo social, económico y cultural de la localidad.

La práctica constructiva tradicional y las regulaciones vigentes condicionaron la estrechez de las calles y la ocupación compacta de las manzanas. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, los repartos buscaron ganar en amplitud e higiene, al incluir vías amplias, parterres, portales y pasillos laterales. Los patios, por lo general traseros, respondieron a la preeminencia de lotes largos y estrechos.

Contemporáneos discretos de El Carmelo y El Vedado, los nuevos repartos del sur, aún con sus irregularidades, manifestaron la influencia de las corrientes de planeamiento urbano decimonónicas que motivaron el diseño de barrios residenciales mejor ordenados y ventilados, dígase más modernos física y visualmente, y con sistemas de infraestructura moderna (alumbrado, acueducto, alcantarillado y pavimentación). No obstante, el gran cambio fisionómico del lugar tomó gran parte del siglo XX.

Actualmente cuesta imaginar lo que en 1940 describía un vecino de la calle Estrada Palma, entre Heredia y Poey, nacido en 1914:

"Al principio se podía decir que vivía uno en pleno campo. […] Por las tardes íbamos a pasear con nuestros hijos, el mayor de 11 años, por lo que se llamaba La Huerta de los Chinos, vasto campo sembrado por los asiáticos que lo ocupaban, de variadas hortalizas, y cruzado de zanjas y regatos de agua no muy limpia, y por lo que se vio recientemente, nada higiénica. Eran unas excursiones encantadoras, llenas de sorpresas y fáciles peligros. Perderse y volverse a encontrar entre aquellos matorrales; caminar haciendo mil equilibrios sobre la gran cañería maestra de Vento que cruzaba sobre una cañada. Cazar tomeguines con jaulitas de trampa. Atrapar pintorescas mariposas, temblantes sobre las endebles ramas de los romerillos. Volver a casa cargando un palo travesado, del que pendían goteantes y frescas lechugas, jugosas acelgas, nutritivas coliflores, tiernos rabanitos, etc. Algunos domingos por la mañana ascendíamos a la Loma de Chaple, frontera a nuestra casa de Estrada Palma, a ver el plateado globo de aluminio del Capitán Zorrilla, ascender allá a lo lejos, detrás del Plaza, donde se hallaba la carpa de Pubillones. […] Hoy todo aquello está urbanizado, fabricado, cuadriculado, solicitado, y de La Huerta de los Chinos no queda ni un rábano de muestra".

Del germen marcado por el barrio De la Cruz (1864), cuyos límites originales fueron las actuales calles Diez de Octubre, Carmen, Poey y Libertad, el territorio fue consecutivamente parcelado y definido por otros barrios. Estos fueron: Vivanco (1903) y sus ampliaciones en 1907 y 1922 (La Sola), Acosta (1905), El Rubio (1906), Loma del Mazo (1906), ampliación De la Cruz o Párraga (1908), Havana Land Co. (1908), Loma de Chaple (década de 1900), Nueva Habana (1914) y su ampliación de 1947, Chaple (1914), La Floresta (1914), y San Juan Bosco (década del 40).

En algunos trazados participaron conocidos arquitectos e ingenieros cubanos como Walfrido Fuentes, Antonio Fernández de Castro, Eugenio Rayneri, Benito Lagueruela y Francisco Centurión. Estos dos últimos fueron inmortalizados en dos calles, hoy renombradas Continental y Pedro Consuegra.

Resulta interesante que entre tantos nombres perviviera aquel del siglo XVII homogeneizando hasta hoy los que legalmente tuvieron los proyectos de urbanización. De este modo, los que en realidad eran 15 repartos, han trascendido popularmente como uno. Tras una amplia investigación que involucró planos de urbanización, documentos históricos y la consulta de especialistas y vecinos de la zona, Juan Carlos Santana definió un derrotero para ayudar a comprender lo que entendemos por La Víbora, definida por las calles General Lee, Diez de Octubre, Acosta y Vento.

Un barrio habanero amado por sus bondades paisajísticas y arquitectónicas que lamentablemente se deprecian a paso acelerado por la desidia estatal, la crisis económica y la deficiente administración pública.

Yaneli Leal
Texto y foto: Diario de Cuba, 21 de abril de 2024.