lunes, 18 de diciembre de 2023

FELICES DÍAS DE NAVIDAD Y FIN DE AÑO


A los lectores del blog, les deseamos Iván García Quintero y Marco Antonio Pérez López.

lunes, 11 de diciembre de 2023

Ana Echegoyen, maestra sentenciada al anonimato

Entre los excluidos por la regla impuesta en 1961 "Dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada", Ana Echegoyen Montalvo (1901-1970), conocida también como Ana Echegoyen de Cañizares, encarna un caso absurdo y paradigmático, entre otras razones, por ser la primer mujer no blanca —en un medio caracterizado por los prejuicios raciales— que llegó a ocupar la Cátedra de Metodología Pedagógica en la Facultad de Educación de la Universidad de La Habana; y por dirigir un proyecto para eliminar el analfabetismo en Cuba, antecedente de la Campaña de Alfabetizadión de 1961. Sometida al anonimato, Echegoyen fue una eminente personalidad de la enseñanza, maestra normalista, investigadora, doctora en pedagogía y activista feminista,

En 1941 visitó Estados Unidos para entender cómo se eliminaba allí el analfabetismo entre jóvenes y adultos. En una entrevista sobre esta visita, expresó la fuerte impresión que le causó el trato recibido en los estados del sur de Estados Unidos por ser de descendencia africana y encontrarse con personas similares a ella en cargos importantes en aquel país.

Desde la Secretaría de la Comisión Reorganizadora de la Enseñanza, de la Cátedra de Metodología Pedagógica, Echegoyen promovió diversos cursos de perfeccionamiento para los maestros, y redactó varios textos: Guía didáctica de la Escuela Nueva (en colaboración con Alfredo Miguel Aguayo), Cuaderno de trabajo para la práctica de observación de Metodología Pedagógica, Libro primero de lectura para adultos, El continente de la esperanza, y las cinco cartillas del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL), en colaboración con el mexicano Jesús Isáis Reyes, (a partir del método ideofónico de Echegoyen). Por esa labor fue designada en los años 50, especialista de Educación para adultos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

La obra de Echegoyen rebasó la enseñanza. Para Luis Javier Pentón, la doctora Ana Echegoyen fue tan pedagoga como líder social. Su labor en la presidencia de la Asociación Cultural Femenina demostró la potencialidad de las mujeres afrocubanas para combatir las barreras raciales y de género que dominaban en Cuba.

Diversas asociaciones cívicas, y organismos públicos y privados —la Universidad de La Habana, la Federación de Escuelas Privadas, la UNESCO y el Bloque Cubano de Prensa— cooperaron en la preparación de la campaña alfabetizadora de 1956. A fines de 1955, se inscribieron los alfabetizadores y se les impartió el curso "La alfabetización y sus problemas", y de marzo de 1956 a febrero de 1957 se imprimieron las cartillas y se desplegó la campaña. El plan inicial consistía en alfabetizar 10.000 adultos, pero por razones financieras solo se pudieron incluir 5.000. Este proyecto trazó un camino para eliminar el analfabetismo sin paralizar el resto de las actividades docentes, como sí ocurrió en 1961.

La cartilla alfabetizadora Enseñe a leer —basada en el método ideofónico de Echegoyen y preparada por ella— para motivar a los alfabetizadores razonaba lo siguiente: "Erradicar el analfabetismo debe ser cuestión de honor para todo cubano que ame a su Patria. Robarle unas horas al sueño o al descanso para dedicarlas a enseñar al que no sabe, es la más hermosa labor que puede hacerse por el engrandecimiento de la tierra que nos viera nacer". Ella no fue la primera en diseñar una cartilla de alfabetización, pero sí en crear un programa de alfabetización que incluía una cartilla y un manual para educadores.

Partiendo del principio de que los adultos deben aprender a leer y escribir de la misma manera que los niños, la investigación de la campaña se enfocó en validarlo o rechazarlo. Para ello, Echegoyen realizó un estudio cuyos resultados revelaron que la hipótesis estaba equivocada: los adultos aprenden de forma diferente, porque hacen "resistencia a la memorización de las frases y oraciones incluidas en la unidad de lectura". Esas conclusiones la llevaron a una serie de reflexiones para mejorar las futuras campañas alfabetizadores. A pesar de la inadecuación del principio ideofónico a los adultos, su método reflejaba un mensaje cívico-educacional para que la alfabetización culminara en una labor social.

Al concluir la campaña, Echegoyen redactó un informe para la UNESCO, titulado Métodos de alfabetización de adultos en Cuba. Educación de adultos y jóvenes, que marcó pautas en la investigación sobre los métodos y conceptos de la alfabetización de adolescentes y adultos en América Latina y el mundo.

Mas allá de los esfuerzos y sacrificios de cientos de miles de cubanos para enseñar a leer y escribir, la campaña de 1961 fue el primer paso para fomentar el analfabetismo cívico. La cartilla y el manual empleados conformaron dos instrumentos de adoctrinamiento ideológico.

La cartilla contenía 14 temas, comenzando por la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo primer ejercicio consistía en buscar las vocales O, E y A en las palabras Cuba, Camilo, Fidel y Raúl. Algunos de los trece restantes eran: "La reforma agraria nació en la Sierra", "La reforma agraria da tierra a los campesinos", "Ya los campesinos son dueños de la tierra", "Los pescadores ahora viven mejor", "El campesino compra bueno y barato en la tienda del pueblo", "No habrá bohíos ni solares en años venideros", "Ganamos todas las batallas guiados por Fidel", "¿Qué podemos leer? ¡Patria o Muerte! Venceremos".

De José Martí, principal figura política de nuestra historia —con un avanzado pensamiento pedagógico, por si fuera poco, y un caudal de textos ricos en enseñanzas universales— aparece solo una foto en las páginas finales con un poema de Nicolás Guillén que cierra con el verso "Vino Fidel y cumplió, lo que prometió Martí".

Por su parte, el Manual del Alfabetizador fue una guía técnica y política, de 24 temas, entre ellos: "La Revolución", "Fidel es nuestro líder", "La tierra es nuestra", "El imperialismo", "La revolución gana todas las batallas", y "La Declaración de La Habana".

La similitud didáctica y metodológica entre los textos empleados en ambas campañas (1956 y 1961) demuestra —aunque hubo una evolución del modelo didáctico utilizado por Echegoyen— que algunos rasgos de la primera perduraron en la segunda: las cartillas para los estudiantes y el manual para el alfabetizador (metodologías análogas), así como la estructura de la enseñanza de la lectura y la escritura. Las diferencias en ambas están en los objetivos y resultados: la de 1956 propugnaba el conocimiento moral y cívico como herramientas para la superación del individuo y de la sociedad; la de 1961, la conversión del ciudadano en súbdito del Estado totalitario.

El Gobierno revolucionario, al tomar el poder en 1959, le ofreció a Echegoyen el cargo de ministra de Educación. Ella no lo aceptó: perdió su cargo, se jubiló, su labor académica desapareció de las páginas de la pedagogía cubana, y su ejemplar labor en la campaña alfabetizadora de 1956 no está registrada en el Museo Nacional de la Alfabetización. La versión de la enciclopedia oficialista EcuRed es esta: "Al triunfo de la Revolución se jubila y ve con simpatía el logro de la alfabetización en Cuba, campaña por la cual había luchado individualmente en la década de los años 50".

Nada dice la oficialista EcuRed de la censura que el régimen revolucionario le impuso. A pesar de ello, su obra y ejemplo —orgullo de la pedagogía cubana—, marcaron una pauta en la educación, al crear el primer modelo didáctico de alfabetización en Cuba. En la historia por reescribir, a pesar de la sentencia al anonimato, Ana Echegoyen ocupará el lugar que le corresponde y le han negado.

Dimas Castellanos
Texto y foto: Diario de Cuba, 29 de octubre de 2023.

lunes, 4 de diciembre de 2023

Toma chocolate y paga lo que debes

En las ruinosas calles del barrio La Boca, Mariel, municipio de la provincia Artemisa, a 45 kilómetros al oeste de La Habana, pasadas las dos de la tarde, el asfalto reverbera y los perros sin dueño se refugian del calor en una desierta parada de ómnibus.

En el horizonte se divisan cuatro enormes grúas pintadas de verde olivo y un barco portacontenedores que está siendo descargado en el puerto del Mariel. Los vecinos de La Boca ven la dársena como a un intruso. “Pa’llá no se puede pasar. Hay una cerca perimetral por toda la carretera y garitas en las entradas. El puerto es zona prohibida”, señala Pastor, quien vende tamales calientes a 60 pesos.

La rada, obra estrella del gobierno de Raúl Castro, costó 957 millones de dólares y fue financiado por la empresa brasileña Odebrecht, involucrada hace unos años atrás en sonados escándalos de corrupción en América Latina. Nueve años después de su inauguración, el puerto no ha traído beneficios constatables al país. Ni siquiera en la llamada Zona Especial de Desarrollo del Mariel donde está enclavado.

Diosbel trabajó durante año y medio en la construcción de almacenes y cuenta que “en el puerto del Mariel se trabaja doce o trece horas diarias. Como si fueras un esclavo. En un mes puedes ganar de 12 a 15 mil pesos, que en tiempos de inflación es menudo. GAESA, el dueño del puerto, se queda con la mayor parte del dinero que pagan los inversionistas extranjeros. Es un robo a la cara. Se quedan con los dólares y te pagan en pesos”.

Según Diosbel, un especialista vietnamita de una empresa que produce detergente en la zona industrial del puerto, le comentó que "su compañía por un operario de la construcción como yo, al gobierno cubano le pagaba el equivalente a dos mil dólares. GAESA te valora cada dólar en dos pesos y te paga cuatro mil pesos. El salario se completa con otros incentivos. Nunca gané más de 15 mil pesos mensuales, que al cambio en la calle son 60 dólares. Cada mes, el gobierno me fachaba 1,940 dólares”.

Susana, informática, labora en una empresa de alimentos radicada en el Mariel y dice que "el propietario es mexicano y por cada especialista, al gobierno le paga casi cuatro mil dólares. Existe una legislación especial para los trabajadores del Mariel, considerada zona franca, donde por cada dólar el Estado te paga dos pesos. En otras firmas extranjeras y misiones en el exterior el despojo es aún mayor. La gente está muy descontenta. Quiere cobrar en dólares, pagar un impuesto razonable y administrar sus salarios como les dé la gana”.

Ni Susana ni Diosbel han pensando en demandar a las autoridades por explotación laboral. “En Cuba los militares poseen el bate y la pelota. Si te quejas, el primer rebote lo vas a dar a Villa Marista y te acusan de contrarrevolucionario. Nadie está pa’ buscarse un lío”, indica Diosbel.

Susana reconoce que al igual que mayoría de los cubanos, ella es una analfabeta en materia jurídica y se pregunta: “¿En qué bufete legal voy a hacer la denuncia? ¿Tú crees que un abogado cubano va a acusar al gobierno de explotación laboral? Además del lógico temor, no creo que resuelva nada. Quizás en el futuro muchas personas, afectadas como yo, que trabajaron en empresas extranjeras puedan denunciar a las autoridades por despojarnos el 90 por ciento de nuestros salarios. Ahora es perder el tiempo”.

Selma quisiera buscar asesoría jurídica "para demandar al gobierno, a ETECSA, a la empresa mexicana CITEL y la italiana STET por explotación laboral. Llevo 36 años trabajando en telecomunicaciones. Cuando comencé, aun no existía ETECSA. La empresa se fundó en 1994. El primer socio extranjero fue la empresa mexicana CITEL. El dueño era Mario Vázquez Raña, amigo de Fidel que dirigía también una organización deportiva. Mi sueldo como especialista entonces era de 1,500 dólares. La empresa mexicana le entregaba mi salario al gobierno y este a su vez me pagaba 430 mensuales", explica y añade:

"Después la empresa italiana compró las acciones de CITEL y mi salario subió a 2,500 euros. Pero yo seguí cobrando 430 pesos más 27 cuc (pesos convertibles) de estimulación. Eso fue hasta 2011, cuando se fueron los italianos. Actualmente la empresa es cien por ciento cubana. Está bajo el control de los militares. Y no nos pagan divisas. Resumiendo: en 18 años que trabajé para una empresa extranjera el gobierno se quedó con el 98 por ciento de mi salario. Según rumores de pasillo (las estadísticas son secretas), hasta 2020, ETECSA ingresaba entre 900 y 1,200 millones de dólares anuales por ventas de servicios, y a los trabajadores no se les paga ni un dólar. En el futuro quiero demandar al gobierno”.

Tras tres años de investigaciones, la organización Prisoners Defenders radicada en Madrid, ha reunido 1.111 testimonios de profesionales contratados en el exterior por el régimen castrista. 900 de los denunciantes son testigos protegidos. Entre ellos hay médicos, entrenadores deportivos, músicos, arquitectos, marineros y camareros de cruceros de lujos. Exportar mano de obra barata probablemente es el negocio más rentable de la dictadura cubana. En 2018 el régimen ingresó 8.500 millones de dólares solo por la exportación de servicios médicos.

Un cirujano dijo que en sus tres años de trabajo en Qatar, "el gobierno me pagó menos del 15 por ciento de mi sueldo. Mi salario era de 10 mil dólares. Me pagaban 1,300 dólares al mes para gastos en un país donde una botella de agua mineral cuesta 5 dólares. Y era de los mejor pagados, pues colegas de otras misiones médicas cobran entre un cinco o diez por ciento de sus salarios en divisas”.

El cirujano considera que “por el desconocimiento jurídico y la necesidad que tenemos en Cuba de ganar algunos dólares para resolver el montón de problemas familiares acumulados que tenemos, las autoridades se aprovechan de esas necesidades y te ofrecen contratos con condiciones leoninas. Luego te dicen que lo invierten en Salud Pública, pero los hospitales están deteriorados y sin el equipamiento adecuado”.

Serguey, residente en Estados Unidos, trabajó ocho años en una empresa petrolera en Luanda y asevera que el gobierno de la Isla “me robó el 90 por ciento de los ocho mil dólares que me pagaban. En aquellos tiempos uno estaba adoctrinado. Los comisarios que nos vigilaban te decían que ese dinero que nos quitaban era para desarrollar la economía. Mientras el país se caía a pedazos y los cubanos vivían cada vez peor".

Gerardo, abogado, afirma que “las denuncias de abogados disidentes en instancias internacionales ha visibilizado el fenómeno y es una de las causas de por qué Estados Unidos tiene a Cuba en la lista de países que cometen trata de personas. Además de despojarle la mayor parte de la remuneración que reciben los cooperantes, el gobierno cubano retiene sus pasaportes, algo que está prohibido en la legislación internacional, y usan a sus familias para presionarlos y que no abandonen la misión. Si deciden marcharse les impide entrar al país durante ocho años”.

En su opinión, esa evidente violación de los derechos humanos, conseguirá que a mediano plazo "se multipliquen las demandas en materia de explotación laboral contra las autoridades cubanas y también contra las empresas extranjeras de naciones democráticas que han invertido y siguen invirtiendo en la Isla. Porque han transgredido deliberadamente normativas internacionales y son cómplices en esa explotación laboral. Y llegará el día que el gobierno tenga que pagar a ciudadanos cubanos por las confiscaciones de sus propiedades y negocios decretadas por Fidel Castro”.

Cuba, incluso con un gobierno democrático, tendrá que lidiar en el futuro con miles de demandas, tanto de ciudadanos cubanos como de empresas y bancos extranjeros, para compensar las expropiaciones, robos de salarios y el pago de deudas millonarias.

Parodiando el chachachá El bodeguero, de Richard Egües (durante muchos años flautista de la Orquesta Aragón), que el régimen cubano tome chocolate, pero que pague lo que debe.

Iván García
Foto: Tomada de la revista mexicana GQ.

lunes, 27 de noviembre de 2023

Mario Vargas Llosa recuerda a Carlos Alberto Montaner

Carlos Alberto Montaner niño todavía, acusado por el Gobierno de Castro de “terrorista”, tuvo el más extraordinario despertar: una condena, injusta y sin fundamento, por supuesto, como suele ocurrir en las dictaduras. Me contó que, una noche, por algún descuido, la cárcel estaba vacía de cuarteleros y las celdas, abiertas. Pudo salir sin que nadie lo molestara y de inmediato se alojó en la Embajada de un país amigo, Honduras. Un año después, estaba en Miami como exiliado. Desde entonces ha sido el “activista” más fecundo que ha tenido la libertad de Cuba.

Creó una editorial para libros de texto en la que también difundió mucha literatura cubana, y, a comienzos de los noventa, cuando parecía que se podía reproducir en la isla el hundimiento del comunismo y la transición que estaba teniendo lugar en Rusia, un partido político. Incansable, reclamaba la democracia para su país con una convicción que no conocía el desánimo y siempre con un espíritu optimista.

Vivió en Miami, en Puerto Rico, en España y a los 80 años, aquejado de una enfermedad que lo iba privando de la voz y las palabras, decidió venir a España a morir, de manera asistida. Dejó escrito un artículo, para ser publicado póstumamente en CNN, donde colaboraba, que se titula Cuando usted lea este artículo yo estaré muerto. Lo había escrito con la anuencia de su mujer y sus hijos, y en él explicaba las razones de su muerte.

Lo conocí en los años ochenta y fuimos siempre amigos y colaboradores. Su casa era la casa de todos, y él y su mujer, Linda, siempre tenían una palabra cariñosa para recibirnos. Reunía a amigos que estaban en disposición armada y, gracias a sus maneras y a su carisma, se allanaban también a hacer nuevos amigos. Nadie luchó por la libertad de Cuba como Carlos Alberto Montaner. En libros, en artículos, en foros, en instituciones públicas y privadas, fundando partidos y alianzas con otros grupos, mantuvo siempre la esperanza de que su país, liberándose de los Castro, fuera un ejemplo para América Latina y para el mundo.

Como vicepresidente de la Internacional Liberal, había preparado el camino para que, cuando la isla se democratizara, pudiera reinsertarse en la comunidad internacional lo más rápida y exitosamente posible. Pero el Gobierno cubano reconoció a “su enemigo” y lo privó del último y primer deseo de Carlos Alberto: volver a Cuba.

¿Habrá quien lo suceda en esa convicción que él mantenía contra viento y marea? Es posible. He conocido a muchos cubanos, están repartidos por el mundo entero, y yo también quiero a Cuba como Carlos Alberto lo hacía. Pero creo que él ni un solo minuto de su vida dejó de pensar en su patria, esa isla por la que suspiraba y se enardecía. Jamás lo veía tan enérgico, y lo conocí hace casi 50 años, como cuando algunas voces, entristecidas, le decían: no hay esperanzas para Cuba. Nada podía indignarlo más, y en sus artículos, defendía siempre una Cuba liberal, porque se había convertido a esa doctrina que le parecía más juiciosa que las otras, y más justa, porque estaba basada en esa libertad que tanto amaba.

Ha muerto en Madrid, una ciudad que quería porque se sentía íntimamente parte de España. Tuvo que irse a Miami, donde trabajaba para la radio y la prensa escrita, unos años. Sin embargo, cuando supo que su enfermedad era irreversible, decidió regresar a Madrid porque en Florida no está permitida la muerte asistida.

Lo vi la última vez en el Foro Atlántico, que organiza todos los años, a finales de junio, la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), que presido, en la capital española. Le otorgamos una medalla celebrando su brillante trayectoria. Estaba ya enfermo y leyó, con gran dificultad y con la ayuda de su hija Gina, unas palabras de agradecimiento, y las lágrimas se me vinieron a los ojos al abrazarlo. Él también había llorado, abrazando a Linda, esa muchacha que conoció de niño, con la que se casó poco antes de abandonar la isla, y tuvo dos hijos. Siempre fueron, para todos, un modelo de pareja.

La obra de Carlos Alberto Montaner, que abarcó la ficción y los ensayos, se irá conociendo más y más. Los textos que escribió en defensa de Cuba, sus análisis minuciosos sobre la realidad de nuestro tiempo, su pasión por América Latina que no le impedía decir las verdades sobre esos países en involución, dejando siempre una pequeña nota de esperanza, representan un legado importante para los latinoamericanos que quieran entender mejor por qué fracasan ciertos países y cuáles son las razones del éxito de los más avanzados.

Aunque Carlos Alberto Montaner desaparece, quedan sus libros. Era un ensayista claro y rápido para captar las noticias, desenredándolas, yendo a lo esencial. Sus ensayos, en los que mezclaba el humor con el análisis didáctico, forman parte de la historia de América Latina y muchos de ellos tienen que ver con la libertad, esa palabra tan mal usada, que en sus líneas él resucitaba, explicándonos lo extraordinario que significaba, y lo que garantizaba a los países que la hacían suya. Nunca he conocido a alguien que tuviera tal convicción y que amara más la vida que Carlos Alberto Montaner.

No siempre tocaba el tema de Cuba, pero todos sabíamos que pensaba en su pequeño país, que nunca lo olvidaba en las conversaciones más superficiales que tenía y que soñaba con verlo otra vez libre, sin censura y sin cárceles. Pidió varias veces ingresar a la isla y se lo impidieron. También fue novelista y hay hasta cinco historias salidas de su pluma, como un observador de las costumbres y los sueños de sus personajes. Pero creo que escribía para ganar partidarios, y siempre lo conseguía. Su pasión por su país no tenía límites y a veces nos sorprendía por esa capacidad de trabajo que tenía y que parecía la de diez hombres juntos. Muchas veces lo vi, en Europa y en América, y creo que siempre lo encontré bien, entusiasta, con una sonrisa dulce y amable que lo caracterizaba, y trasmitiendo, en sus conferencias, que eran amenas y enriquecedoras, una convicción en el futuro que nos dejaba pasmados.

El Mundo será más triste ahora que se queda sin Carlos Alberto. Nadie tenía tanta fe como él en el liberalismo y en sus artículos lo decía y lo reafirmaba. Ahora, sin sus argumentos para convertir las malas noticas en buenas, ya no será lo mismo, pero los cubanos tienen un intelectual que descubrir: sus artículos no se publicaban en Cuba, naturalmente, pero los cubanos de ahora y de siempre tendrán una tarea fundamental: reunirlos y reconocerlos como propios.

Era un hombre profundo y simpático que sabía conquistar amistades. Y quienes lo conocieron saben que no exagero al decir que fue uno de los hombres, y uno de los liberales, más afectuosos y cordiales, sin asomo de arrogancia y pedantería. En la carta póstuma publicada explica que todas las puertas se le han ido cerrando y que la decisión de España de aceptar la muerte asistida le brinda a una persona la posibilidad de tomar la decisión de poner fin a un padecimiento irreversible como el suyo. Qué infinita desgracia la que enfrentó Carlos Alberto Montaner, que él explicó minuciosamente en ese artículo. Lo vamos a extrañar, por lo mucho que lo queríamos y por el entusiasmo que nos transmitía, que será irremplazable.

Mario Vargas Llosa
El País, 17 de septiembre de 2023.
Fotomontaje: Carlos Alberto Montaner y Mario Vargas Llosa. Tomado de CubaNet.

lunes, 20 de noviembre de 2023

Recordando los 28 años de Cuba Press

Cuba Press, la más profesional de las agencias de prensa independiente en la Cuba castrista, fue fundada por el poeta y periodista Raúl Rivero (1945-2021), el 23 de septiembre de 1995 en su apartamento de Centro Habana. Ese día coincidió con el cumpleaños de Blanca Reyes, Blanquita, hoy su viuda, y una de las primeras Damas de Blanco. Cuatro de los fundadores de Cuba Press procedíamos de medios oficiales: Raúl Rivero, Ana Luisa López Baeza, Iria González Rodiles y yo. De los cuatro solo quedo yo, próxima a cumplir 81 años. En "Las primeras personas", publicado el 1 de junio de 2008 en El Nuevo Herald, Raúl Rivero se refería así al periodismo independiente:

Creo en el poder del periodismo alternativo cubano porque está comprometido con la verdad. Porque lo escriben hombres y mujeres que aspiran a que esa verdad trascienda y les dé un fogonazo de luz a las libertades que la gente necesita. Y, creo en ese grupo de profesionales porque tiene guardadas sus ambiciones personales y aplazadas las controversias necesarias.

El periodismo independiente no ha sido nunca --en sus más de tres lustros de existencia-- un invento de especuladores o una olla para cocinar vanidades. Es una necesidad de la sociedad criolla, sometida por medio siglo a un guateque vacío y palabrero que ya no soportan ni los directores de orquesta ni los bongoseros.

Lo escriben en La Habana, Santiago de Cuba, Villa Clara, Morón, Isla de Pinos y Pinar del Río personas sensibles y llanas, agobiadas por la severidad natural de un sistema fracasado y por la soberbia y el odio inducidos de la represión. No conozco a ninguno que se las dé de héroe o de salvador de la patria. Sé nada más de personas convencidas de que hacen un trabajo necesario y lo hacen con humildad y con el beneficio de la vocación.

No se trata de un colectivo unánime a la espera de que se le bajen las orientaciones y les lleguen de arriba las líneas informativas de la semana y los planes quinquenales. Es un elemento vivo que se mueve como se mueve la vida, bajo el temblor de los acontecimientos, a pesar de las persecuciones policiales y las zonas vedadas por quienes debían facilitarle su tarea.

Son individualidades, seres que piensan y tienen que buscarse, en medio de la hostilidad y otras catástrofes, las vías para llegar a las informaciones, a los episodios de interés noticioso y a los escenarios que puedan merecer una crónica o un comentario.

Sí, solitarios sin infraestructuras para acceder a archivos o moverse de un sitio a otro, negados por la propaganda oficial y víctimas también del miedo ajeno. Profesionales insultados y descalificados por quienes, en algún momento, tendrán que reconocer la huella pedagógica de los que ahora son perseguidos y encarcelados.

Nadie puede encontrar allá dentro a gente que sigue a pastores ni serventías trazadas de antemano. Desde los días iniciales surgieron grupos de trabajo diferentes, con diversos puntos de vista, con criterios personales a la búsqueda de conducir el periodismo nacional a mayores coincidencias con lo mejor de la prensa de la república.

Cada uno a su manera. Cada grupo tratando de hallar puntos coincidentes, pero sin imposiciones. Con defectos, fragilidades y dudas ante una parroquia inexplorada, a lo mejor con arrastres de ineficacia y malformaciones, pero con el interés de contarlo todo y contarlo bien. Llenos de toda la objetividad y la honestidad posible.

A continuación, diez textos dedicados a Cuba Press y a Raúl Rivero:

Tania Quintero
Foto: El periodista independiente Iván García con Blanca Reyes y Raúl Rivero en una cafetería de Miami el 17 septiembre 2016.

lunes, 13 de noviembre de 2023

Cómo se extinguió la isla de Cuba

Lo primero es que el tiempo no corra o se repita. Y que las fechas dejen de tener importancia y no marquen nada, ni digan nada. Cuando el aceite normado de julio te lo dan en agosto, el pollo de julio te llega en septiembre, el arroz de agosto no tiene fecha de entrega todavía y se pudren más de dos toneladas de pescado en Bejucal por falta de corriente eléctrica, sin que el café tenga intenciones de arribar, es que el país se fue definitivamente a pique. O a bolina. O dicho con más brusquedad y dolor: a la mierda.

Todo comenzó con un entusiasmo que se fue mezclando con el miedo, como el café con el chícharo. Y entre el sonido de las descargas de fusilería que llegaban desde La Cabaña y el Castillo del Príncipe, el aire fue llenándose también del clamor ensordecedor de la plebe, gritando “paredón, paredón”, para complacer al gran héroe de aquella gesta, un cobarde de palabra fácil y un ego talla extra. Habían salido de unos años muy malos y se sentían liberados, así que expresaban su alegría desaforadamente porque todavía estaban bien alimentados, podían gritar y saltar sin desmayarse y toda la familia vivía en el país.

Cada día había algo nuevo. Se marchaban los dueños de empresas y fábricas, los que las habían creado y sabían cómo funcionaban. Y la gente se alegraba, pues el cubano odia a ese tipo de gente. Los envidian, pero no es porque quieran ser dueños de esas cosas, sino que quieren que los otros no las tengan. Y eso lo entendió enseguida el capitán araña (en este caso “comandante en jefe”) que se alzó con el triunfo. Y lo nacionalizó todo, porque cuando el pueblo piensa que es dueño de algo, ese algo deja de importarle.

Él había anunciado otra cosa. Con los años, la gente iba a comprobar que Él decía una cosa y al poco tiempo ya no era esa cosa, sino lo contrario, es decir, otra cosa. El 28 de abril de 1959 Él dijo: “Será un gobierno del pueblo sin ataduras y sin oligarquía; libertad con pan, y pan sin terror, eso es humanismo. Creemos que no debe haber pan sin libertad, pero que tampoco puede haber libertad sin pan. Queremos que Cuba sea un ejemplo de democracia representativa con verdadera justicia social”.

Eso lo ubicó rápidamente entre los mejores humoristas del hemisferio. Y desde entonces estuvo en el selecto grupo de quienes sabían disfrazarse mejor, los que usaban un maquillaje que los convertía en otro. Por ejemplo, bajó con sus hombres del monte y todos llevaban barbas y venían repletos de collares de aquellas semillitas rojinegras y medallas de la virgen. Se parecían a Jesús con sus apóstoles. Muchos pensaban que era el Mesías y no, era realmente Judas.

Agarró al pobre José Martí por el cuello y se lo restregó al pueblo y lo coló en todas las fechas patrias. Si ya lo había hecho el autor intelectual del asalto al cuartel Moncada, qué más daba que tuviera otros delitos. Y luego “se perdió” Camilo Cienfuegos en el mar, donde la vida ya no es más sabrosa. Y en cada aniversario hay que echar flores en la orilla o en un cubo de agua.

Igual sucedió con Ernesto Guevara, a quien le cerró el regreso y se murió en Bolivia buscando a Camilo, pero Bolivia no tiene salida al mar. Y después dijo que los niños debían ser como el Che. Y los niños comenzaron a irse para Bolivia, para Nicaragua, para Panamá. Con los padres, por supuesto.

Muchísimos cubanos evadieron aquella idiotez del gobierno que consistía en caminar, sin ton ni son, 62 kilómetros. Era la marcha hacia ninguna parte, como luego hizo la economía de la isla. Parecía estúpido, pero no, sirvió de entrenamiento a algunos que luego atravesaron la selva de Darién.

Entonces Él quiso que en la isla se produjera más leche. Y se acabó la leche.

Fundó una inmensa flota de pesca y ahora no hay peces en los mares aledaños y se prohíbe pescar.

Quiso doblar la cantidad de vacas y desaparecieron las vacas.

Se propuso inundar el mundo de azúcar y ahora el azúcar hay que comprarla afuera.

Quiso que la isla fuera una potencia médica y, si eres tan ingenuo que entras a un hospital, te mueres. Los médicos se exportan como si fueran sacos de azúcar.

Luego le dio por cosas inútiles, como la moringa (antes inundó al país de pangola, para que comieran las vacas) y ollas arroceras, pero no había arroz y quitaban la electricidad.

Y empezó a pedirle dinero a todo el mundo. Y no lo devolvía. Eso trajo como resultado que, si eres cubano en el extranjero, te cobran el doble o el triple, a ver si tú solito pagas la deuda externa.

Ya lo había nacionalizado todo y le había quitado a la gente todos los negocios y los servicios. Y lo único que tuvo entonces el cubano era el tiempo, todo el tiempo. Pero tampoco, porque a cualquier hora, en cualquier fecha, Él convocaba a la gente a la plaza y les hacía perder lo único que tenían hablando sandeces durante horas.

De todos sus inventos el que sí funcionó fueron los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), donde se legalizó la bajeza y la chivatería y funcionaba solamente con envidia. También incrementó la combatividad, la vigilancia y la represión. Y la pena de muerte, que en otras partes llaman “pena capital”, y no es lo mismo “pena capital” que la pena que da vivir en la capital.

Dijo, además, a la gente que no compartía sus ideas que se fueran: “No los queremos, no los necesitamos”. Pero cuando todo se hundió un poco más gracias a su mente brillante y a los inútiles que lo apoyaban, inventó las remesas: los que vivían lejos pagaban por sus familiares secuestrados.

Y la gente se dio cuenta de una cosa: si toda la comida la traían de afuera, si la ropa era también de afuera, si las medicinas les llegaban del extranjero, entonces era mejor vivir en el extranjero.

Y así no quedó casi nada. Unos militares que dicen estar esperando a un enemigo con el que ellos mismos hacen negocios. Unos hoteles medio vacíos. Y un montón inmenso de holgazanes que comprendieron que apoyarlo a Él era el mejor negocio.

Al final Él le hizo un regalo al pueblo, el mejor de los regalos: se murió. Pero ya era tarde, ya casi no había nada alrededor.

Ramón Fernández Larrea
ADN Cuba, 25 de septiembre de 2023.
Ilustración: Armando Tejuca. Tomada de ADN Cuba.

lunes, 6 de noviembre de 2023

El surrealismo político en Cuba es demencial

Ocho de la noche. En la edición estelar del noticiero de la televisión cubana, varios estudiantes de la enseñanza media repiten una letanía de frases huecas y consignas políticas que ni ellos mismos se creen. El mensaje que reciben los televidentes puede resultar contraproducente, como le ocurrió a Joel, 26 años, quien junto a su novia esperaba en el mostrador de una cafetería privada para comprar hamburguesas.

“Fue alucinante cuando vi eso en la tele. Por ese tipo de noticias la mayoría de la gente no confía en el gobierno. ¿Quién va a creer en unos jóvenes que hablan como si fueran robots programados? El sistema tiene que reformar sus peroratas. No atraen a la juventud ni tampoco al resto de la población. Constantemente repiten clichés. Además de cheos, son muy aburridos”, dice Joel.

Esa avalancha diaria de propaganda ideológica en los medios provinciales y nacionales ha espantado a un segmento importante de la audiencia. Para Carlos, sociólogo, “un sector mayoritario de la ciudadanía huye de los programas y eventos políticos. Incluso aunque participen trabajadores, como en los desfiles por el primero de mayo, las personas que asisten no interiorizan la narrativa que intenta venderle el aparato publicitario del régimen. Cada vez más, los cubanos se han vuelto resistentes e inmunes a las orientaciones y consignas emitidas por el partido comunista”.

La simulación en las sociedades totalitarias es un arma de camuflaje perfecta en un pueblo que busca escapar de la manipulación y del hastío que le producen tantas informaciones repletas de contenido político.

Saúl, licenciado en filosofía, considera que “el gobierno no ha sabido o no ha podido resetearse. En medio de una alarmante crisis económica, inflación que no para de crecer, desabastecimiento general, servicios básicos que no funcionan y pésima administración de las instituciones públicas, es desacertada esa campaña propagandística emprendida por el Estado. La gente huye de ese barraje de noticias tendenciosas alquilando la 'antena', un negocio clandestino, o el 'paquete', un compendio de series, novelas y películas transmitidas por cadenas estadounidenses, brasileñas o mexicanas. Así se libran de ver la soporífera mesa redonda, el noticiero de televisión y la retahíla de espacios ideológicos que un alto porcentaje de la población rechaza”.

En su opinión, una muestra clara que la propaganda del gobierno ha fracasado estrepitosamente, "es que a pesar de las numerosas noticias negativas que publica la prensa oficial sobre Estados Unidos, como si fuera un efecto boomerang, la gente lo suele interpretar de forma contraria. Eso ha generado una tendencia peligrosa en miles de cubanos que quieren emigrar, pues piensan que el capitalismo es un paraíso”.

Intentando informar, los medios estatales desinforman a los ciudadanos. La principal fuente de información exterior de la parrilla televisiva de Cuba son Telesur, Russia Today y canales de Irán, Siria y China. En el tema de la guerra de Rusia contra Ucrania, la manipulación noticiosa y el análisis de los hechos ha sido brutal. Los crímenes del ejército ruso, el comportamiento neo fascista de diversos grupos privados de contratistas militares a las órdenes de Putin y el sumiso apoyo del régimen cubano a Moscú, ha levantado ronchas en amplios sectores de la población.

Una muestra del desgaste y debilidad del actual régimen es la cobardía política para reclamarle a Rusia que deje de contratar a cubanos que luego utilizan como mercenarios. El gobierno ha publicado un par de notas condenando los hechos. Pero no ha emplazado a Rusia por su injerencia en la soberanía y asuntos internos de Cuba. “La gente está tomando nota. No puede ser que cuando Estados Unidos invade Afganistán o Irak, sea una guerra imperialista, mientras que la Rusia de Putin que lleva ejecutando guerras de rapiña y de ocupación desde 2004 en antiguos territorios de la URSS, la prensa oficial las apoye y considere en legítima defensa”, expresa el sociólogo Carlos.

El surrealismo político en Cuba es demencial. Por cualquier motivo, ya sea un triunfo deportivo, un desastre natural o una efemérides, la maquinaria propagandística se pone en marcha. La dramaturgia del partido comunista es invariable. Solo cambia la decoración de fondo, de acuerdo al evento. Si es un acto fúnebre, colocan cortinas negras detrás de la mesa presidencial.

Para premiar a obreros y funcionarios destacados, además de entregarles diplomas, se escogen cortinas rojas, color que identifica a los comunistas en el mundo. Se desempolvan fotos de Fidel y Raúl Castro y también citas, a veces de José Martí. La disposición de las sillas es importante. El gobernante del país se sienta en el centro de la mesa presidencial, instalada en una tarima a mayor altura, según dicta el protocolo oficial.

Es de buen gusto entre los caciques del régimen obtener el grado de doctor. El anodino gobernante Miguel Díaz-Canel, su esposa Lis Cuesta, el ministro de economía Alejandro Gil y ahora Esteban Lazo, presidente del inoperante parlamento, han presentado tesis doctorales en la Universidad de La Habana.

Díaz-Canel se convirtió en doctor en Ciencias en 2021, con una tesis titulada “Sistema de Gestión de Gobierno basado en la Ciencia y la Innovación”. Ese mismo año, Alejandro Gil, un ministro que no ha sido capaz de atajar la inflación ni ofrecer soluciones a una crisis económica que se extiende por cuatro años, preparaba su tesis doctoral con su compadre Díaz-Canel como tutor.

El título de la tesis de Gil es “Metodología para la gestión del plan de desarrollo económico y social de Cuba”. Un año después, se convirtió en doctora Lis Cuesta, esposa de Díaz-Canel, con la tesis “Modelo pedagógico para exportación de servicios académicos en la agencia Paradiso”.

Y en los últimos días ha circulado un acuerdo de la Comisión Nacional de Grados Científicos del Ministerio de Educación Superior, por el cual se aprobó, a solicitud de la Universidad de La Habana, la defensa de Esteban Lazo de la tesis doctoral “Concepción teórico metodológica del trabajo político ideológico del Partido Comunista de Cuba”.

Las redes sociales se han inundado de críticas, memes y sarcasmos. “Son incapaces de producir alimentos y que funcionen con decencia los servicios públicos y estos ineficaces personajes que dirigen el país por mandato divino se dan el valijú de querer obtener el título de Doctor. Pa’ mear y no echar gota”, dice una cubana residente en España.

“Cantinflas en un niño de teta al lado de esta gente (el régimen). El único doctorado que tienen es el de la represión del pueblo durante 64 años. En eso sí que tienen un máster”, escribió en su muro de Facebook un cubano de la provincia de Matanzas.

Yislen, sicóloga, asevera que “el reconocimiento y el ego desmedido es un comportamiento habitual entre los seres humanos. Sobre todo cuando se consideran que no han sido suficientemente reconocidos. Pero llama la atención, en el caso de los dirigentes cubanos, que buscan ese reconocimiento sin haber tenido éxito en su desempeño administrativo. El modelo político en Cuba siempre fue muy personalizado. Todo giraba en torno a la figura de Fidel y después de Raúl. Es una estructura de gobierno militar de ordeno y mando, donde el subordinado cumple ordenes y rara vez propone. Casi todos los actuales funcionarios siempre fueron subalternos, por eso quieren obtener un doctorado, para demostrar conocimientos y autoridad”.

En un país donde casi nada funciona, la saturación de propaganda política e ideológica, consignas y promesas incumplidas provoca un enorme rechazo entre la población. Cuando Díaz-Canel sale en el noticiero, muchos cubanos apagan el televisor.

Iván García

lunes, 30 de octubre de 2023

La República del Mangovich

Un día no muy lejano, para comerse un mango, la gente de la isla tendrá que viajar a Leningrado.

De hecho, el régimen cubano exporta mangos a Rusia mientras mantiene a los cubanos a régimen. Pronto el mango será borrado del tema de Félix B. Caignet “Frutas del Caney” y ningún nacional podrá coger nunca más mangos bajitos.

También es una puñalada por la espalda a los esfuerzos del Gran Fellove Francisco, que quiso mantener, con su “Mano mangüé”, la fruta en nuestra dieta, o al menos en nuestra dieta cultural y se preguntaba: “Mami ¿Qué le pasa a papi?”. Sencillo, papi abrió los brazos y las piernas a lo que fuera la hermana Unión Soviética (sovieta, según una presentadora de televisión), que ahora se llama Rusia, es más pútina que nunca y nada de desinteresada, como gritaba a los cuatro vientos el Delirante en Jefe cuando pensaba que ordeñaba a Kruschov y a Leonid Brezhnev, mientras le mangaban otras cosas como hoy le mangan a Cubita los mangos.

De hecho, las exportaciones de mangos a Rusia son cuidadosas, no vale cualquier mango, ni de cualquier zona. Los mangos de las provincias orientales no resisten el largo viaje porque han sufrido demasiado calor. Y existe también el precedente de que, precisamente debajo de una mata de mangos, el general Antonio Maceo hizo su famosa protesta de Baraguá. Los herederos de Pushkin no están para ninguna protesta.

Para los que olvidan la historia, aquella entrevista entre Maceo y el general Martínez Campos sucedió en Mangos de Baraguá. Allí alguien de su tropa lanzó un alarido histórico: “El 23 se rompe el corojo”. Corojo es una palabra que no tiene traducción al ruso.

Hoy por hoy, solamente se exportan a Rusia mangos cultivados en Cienfuegos, que es una ciudad muy bonita donde uno puede llevarse un mangazo y coger la sartén por el mango. La prensa lo ha dicho, a sotto voce, para que no se alteren los campesinos a quienes se les pudre la fruta en el piso: "De la cosecha de mango cienfueguera se enviarán 500 toneladas a la industria alimentaria para hacer pulpas, compotas y otros destinos sociales”.

Así que, en la actualidad, y ese futuro que ya viene llegando, con muletas y todo, será difícil decir en Cuba que la vida de alguien es un verdadero arroz con mango. Se empieza así, haciéndote el gracioso con Rusia, regalándole o vendiéndole muy barato nuestro sabor, el néctar de nuestros campos y ciudades, y un día, cuando los mangos estén verdes, les tendrás que ofrecer otra cosa.

Lo que nadie imagina es que los mangos de Cuba, cansados de que el gobierno los ignore y los vilipendie, que Acopio los tire a mondongo y prefiera dejarlos pudrirse en el piso antes que comprárselos a los campesinos, un día se cansarán de tanto desprecio y de tanta humillación. Es una metáfora del poder en Cuba: los que están a punto se golpean contra el piso, y allá arriba, en las ramas, solamente sobreviven los inmaduros.

Pero claro, no se exporta cualquier mango, como no sale de la isla cualquier cubano, sino los que pasan por el colador del Minint. No sé si a las frutas que exportan les imponen requisitos ideológicos o si revisan su afiliación política o si, alguna vez, desde las ramas más altas, le han gritado al narizón Puesto a Dedo “Díaz-Canel, sincasa”. Pero de que son mirados con lupa, como si fueran cineastas o artistas, eso sí. Lo dice la nota de prensa: “La cienfueguera Empresa Cítrico Arimao es la única que se dedica a exportar mango. De las 900 hectáreas que se cultivan de la fruta en esa provincia, 35 son certificadas desde su siembra y seguidas bajo estrictos requisitos sanitarios para cumplir los estándares del mercado europeo".

Es decir, el mango que vaya a viajar fuera de Cuba ha de cumplir determinadas condiciones: volumen y peso estándares, maduración normal, buena presencia, higiene total, educación apropiada, certificados médicos en regla (que no provoque caquitas raras ni diarreas imprevistas) y que con su sola presencia cada mango hable bien del proceso revolucionario. Es como la realidad cubana actual: los extranjeros ven lo que el gobierno les quiere mostrar, pero nunca se enteran de los pobrecitos mangos que nadie recoge del suelo y que se van descomponiendo. Ni siquiera va la policía a exprimirlos o reprimirlos, aunque ganas no le falte. A la policía, digo.

Imaginen por un momento que los mangos, hartos de que en la isla no los valoren ni consideren, acepten irse a Leningrado, a Siberia, a Sarátov o a Moscú. Allí, en secreto, casi clandestinamente, decidan evolucionar y mangar a la humanidad. Se adaptan al frío y acuerdan entre todos seguir con la cáscara verde, o ponerse carmelitas o rojos. O aparentar ser peras, o melones, o quizá frutabombas, para tener algún sex appeal con el apodo de “papayas”. Que por unanimidad decidan no crecer más en el trópico y que a partir de ahora solamente brotarán en climas fríos, en la estepa, cubiertos de nieve. ¿Darán en Cuba mandarinas por mangos, igual que ofertan pollo por pescao? Ná, soy un soñador, en Cuba tampoco hay mandarinas.

Ese acercamiento a Rusia, antigua Bolandia, en la que los altos cargos que nadie eligió nunca para desgobernar la isla mueven las cabecitas en gesto de aprobación y simpatía y sacan las lengüitas babeando, y hasta te tienden la patica para que les digas jarachóv y maladietz, ¿dará algo en concreto? ¿Rusia le dará a Cuba concreto? ¿Ese concreto se utilizará para levantar nuevos hoteles para que disfrute el turismo ruso o será para reparar la cara de los dirigentes?

No sé, a lo mejor es una dádiva, un gesto galante con el que Cuba le dice a la vieja Rusia “tómame o déjame”, pero invierte, que queremos seguir gozando las mieles del poder. Tal vez exagero. Me he vuelto muy desconfiado. La nota agrega y abunda que: "Otras 500 toneladas se utilizarán para hacer jugos, néctares y mermeladas en la propia Cítrico Arimao". Eso dicen, pero el papel lo aguanta todo. Nadie ha visto nada de eso que anuncian.

Tal vez estoy exagerando y los rusos acepten la exportación de mangos de la isla y los cubanos puedan paladear su sabor en forma de compotas. De aquellas compotas que fabricaban los soviéticos y que había que llamar a los artificieros del ejército rojo para abrirlas.

Posiblemente entonces los cubanos tengan que viajar de todos modos a Leningrado para abrir las compotas.

Ramón Fernández Larrea
ADN Cuba, 8 de abril de 2023.
Ilustración de Armando Tejuca.

lunes, 23 de octubre de 2023

El general y la muerte


A Fidel Castro le gustaba tener a la muerte lejos. Fue un tipo vitalista, eléctrico, que sólo aludió a la muerte para marcar su frontera. Pisó cementerios, mató y sostuvo urnas funerarias solamente cuando podía aprovecharse del difunto –Santamaría, Guevara, Ochoa– y vivir con más ímpetu. Por el contrario, su hermano Raúl ha sido el enterrador por excelencia del régimen. De él –el segundo hombre, el menor, el aparecido– uno siempre se pregunta cuándo morirá, y por qué mueren todos menos él.

Raúl Castro lleva semanas paseando por el otro mundo. Sepulta, honra, pone flores, saluda, medita, firma testamentos, emplea lo que le queda de esa longevidad inhumana de los gallegos y sale en unas cuantas fotografías. Felino, fruncido como una pasa, sonríe pero no habla. La mayor evidencia de que el ángel exterminador lo está buscando es la figura, siempre de negro y rozándole la espalda –como en el filme de Bergman–, de su nieto Raúl Guillermo.

La vigilia pascual celebrada por Díaz-Canel el 26 de julio es la mejor liturgia fúnebre que puede pedir Raúl. En ausencia de Fidel –aunque un desplumado Ramiro Valdés se posara a su lado–, el general pudo disfrutar de una reescritura de la historia del asalto al Moncada. Un relato donde por fin su resistencia en el cuartel sea el evento protagónico y su hermano, demasiado aferrado a la supervivencia, quede como el cobarde que ordenó la retirada.

Incluso con su torpeza habitual, dudo de que Díaz-Canel haya brillado más ante su mentor que durante esa madrugada en Santiago de Cuba. Él, tan desprovisto de trucos, aprovechó el amanecer y se puso una extraña camisa clerical. Evocó a Santiago Matamoros y a la Virgen de la Caridad en versión belicosa, adaptados a la imaginería comunista.

Complació al viejo, no hay duda. Pero también le recordó que va a morir y que todos los que alguna vez lo acompañaron en los días de aburrimiento y de oficina, en las conspiraciones y fusilamientos, en las cenas de gala y los actos y los discursos, ya lo esperan en esa necrópolis que él mismo construyó en las montañas de Oriente. El panteón del Segundo Frente, lejos del tótem turístico de Fidel Castro, es más apropiado para un sujeto que hasta el final quiso tramar –no diré que con éxito– su propia ficción.

Los vivos, sin embargo, son las piezas del juego de Raúl, no las que hubiera querido Fidel. ¿Pero qué pueden importarle ya los vivos al general? La prole de los Castro es un chiste: unos hijos con poco calibre político, una tribu de nietos malcriados y corruptos, y payasos marginales –como Fidel Castro Smirnov– que mendigan un rincón en la historia, no su absolución. Cuando muera Raúl no acabará el régimen cubano, pero sí el castrismo como visión del mundo.

El único vivo digno de su herencia fue enterrado, hace unos días, por el propio general. Que López-Calleja, el Richelieu cubano, tenga su nicho debajo –pero en la misma piedra– del antiguo ministro de las Fuerzas Armadas, Casas Regueiro, es la última advertencia en clave de Raúl: todos, incluso los hombres de verdadero poder, los que llevan el dinero, los que lanzan discursos y los que administran, deben recordar que Cuba responde primero al militar, al hombre fuerte, al caudillo. Esa tensión que empezó en las guerras de independencia y contra la que reaccionó Martí –"un pueblo no se funda, general, como se manda un campamento"–, la resolvieron a su favor Batista y Castro. En la tumba de su ex yerno, Raúl deja grabada esa última profesión de fe en el látigo.

El general, de educación tan jesuítica como la de Fidel, tiene que haberse preguntado en estos días si es verdad lo que le dijeron los curas en el colegio de Dolores. Descartados el paraíso y el purgatorio, ¿quedará el infierno de todos tan temido? Quizás por eso cumplió a rajatabla con la imagen del patriarca familiar, quizás por eso es amigo del Papa y consideró –como Franco o Pinochet– limpiar un poco la conciencia yendo a misa.

Una divertida hipótesis que circula desde hace al menos dos años dice que Raúl Castro está muerto. El hombre que camina junto a Díaz-Canel sería apenas una sombra o doppelgänger. El doble de la ficción que apuntala el precario liderazgo del presidente y lo mantiene –por poco tiempo– a salvo de los demás tiburones.

Yo no lo creo. Detrás de la piel llena de surcos y pliegues, los huesos menudos y el uniforme marcial, hay una expresión de genuina angustia. Es la cara del viejo Raúl Modesto, el sepulturero de la Revolución. El mismo que escribió en su diario, a los 27 años, su método para enfrentar a los rivales: "Irlos engañando con astucia, como la que hasta ahora hemos empleado, explotando incluso la mística de la leyenda y aparentando un poderío que en realidad no tenemos".

Xavier Carbonell
Texto y foto: 14ymedio, 30 de julio de 2023.

lunes, 16 de octubre de 2023

Represión, lo que mejor funciona en Cuba

Cada vez es más difícil hacer periodismo independiente y activismo opositor en la Isla porque el acoso sistemático de la Seguridad del Estado ha provocado una oleada migratoria de disidentes que huyen de la represión o de una probable sanción penal.

En sus cinco años de mandato, Miguel Díaz-Canel no ha sabido encontrar soluciones a la profunda crisis económica y estructural del anacrónico modelo comunista en Cuba, donde todos los rubros productivos decrecen y los servicios básicos están en quiebra, pero ha sido efectivo en desmantelar la oposición y el periodismo sin mordaza.

Ni siquiera Fidel Castro, quien en la Primavera Negra de 2003 encarceló a 75 opositores pacíficos, pudo silenciar la disidencia y la prensa sin mordaza. Cuatro años después de aquella razia represiva, los reporteros Juan González Febles y Luis Cino comenzaron a imprimir en La Habana Primavera Digital, un periódico abiertamente anticastrista. Y Yoani Sánchez organizó una blogosfera contestataria. Después, Yoani y su esposo Reinaldo Escobar fundaron 14ymedio, convirtiéndose en precursores de un nuevo tipo de periodismo digital hecho en Cuba.

Simultáneamente, se incorporaron jóvenes intelectuales y artistas disidentes como Antonio Rodiles, Claudio Fuentes, Lía Villares, Claudia Cadelo, Gorki Águila y Omni Zona Franca, entre otros, que renovaron la oposición local. Un grupo de abogados liderados por Laritza Diversent y Julio Ferrer, se sumaron a juristas fundadores de la Corriente Agramontista, como René Gómez Manzano. Los abogados al margen del control estatal trazaron una estrategia que permitió combatir al régimen con el uso de sus propias leyes. También, abrieron oficinas de asesoría legal gratuita para los ciudadanos y marcaron un precedente al participar en foros internacionales donde denunciaban a la dictadura.

Diversent y otros abogados diseñaron una metodología que posibilitó que las flagrantes violaciones de los derechos humanos del castrismo se escuchara en tribunas foráneas. Todo ello contribuyó a que la disidencia se diversificara y surgieran espacios dentro de una incipiente sociedad civil autónoma. La comunidad LGBTI, cineastas y artistas descontentos con el gobierno igualmente reclamaron una apertura democrática.

El periodismo independiente se fortaleció. Una camada de excelentes periodistas recién graduados de la Universidad de La Habana como Elaine Díaz, Carlos Manuel Álvarez, Abraham Jiménez, Mónica Baró, Darcy Borrero y José Jasán Nieves elevaron la calidad del gremio. Nacieron varios medios digitales como Periodismo de Barrio, El Toque y El Estornudo, entre otros.

Contrario al pensamiento único del régimen, en la oposición hubo espacio para todos. Desde el veterano socialdemócrata Manuel Cuesta Morúa y un liberal como Antonio Rodiles hasta un neo comunista al estilo de Harold Cárdenas. La profesora universitaria Alina Bárbara López, el escritor y humorista Jorge Fernández Era y los estudiantes universitarios Leonardo Romero Negrín y Alexander Hall defendían, y defienden, la tesis de un socialismo democrático y plural.

En medio de la represión y el acoso, que nunca se detuvo, llegué a tener una red de personas que utilizaba de fuentes en temas como la prostitución, las drogas, la corrupción institucional y los incipientes carteles mafiosos que se fueron perfilando en turismo y comercio interior.

Existían comunicadores y periodistas alternativos por todo el país, que cuando viajabas a hacer un reportaje en alguna provincia, te acogían en sus casas. La vez que realicé una cobertura informativa en el oriente de la isla, Rolando Rodríguez Lobaina, fundador de la Alianza Democrática Oriental y director de Palenque Visión, agencia de audiovisuales que llegó a tener casi 200 personas, me ofreció alojamiento y comida en su domicilio de Guantánamo.

Aunque las detenciones arbitrarias y las amenazas de cárcel de la policía política continuaban, colegas de la prensa independiente habíamos creado mecanismos que burlaban la censura informativa. Todo eso cambio a partir del verano de 2019. Se recrudeció la represión y decenas de activistas y periodistas fueron forzados al exilio. Era un ultimátum: emigración o cárcel.

Una dictadura incapaz de producir alimentos, que no ha podido evitar el deterioro de sectores que eran el orgullo de Fidel Castro como la educación y salud pública, donde casi un 10 por ciento de la población ha emigrado en la última década, ha sido eficaz en desmontar la oposición y acallar a quienes opinan diferente dentro de Cuba.

El país es un manicomio. La gente sobrevive como puede. Pero al Departamento de Seguridad del Estado no le faltan recursos ni financiación. Su capacidad operativa para amedrentar a la población sigue intacta. Los actuales oficiales de la policía política tienen una preparación deficiente. Es fácil pisotearlos intelectualmente en un debate serio. Pero el régimen cuenta con una aceitada maquinaria jurídica y represiva que todavía infunde miedo a muchos ciudadanos, disidentes o no.

Y los cubanos no tienen vocación de héroe ni madera de mártir. Ante la posibilidad de una sanción penal, la opción es emigrar. Ha habido casos de disidentes y periodistas independientes que han renunciado a su labor contestataria por las presiones de los servicios especiales.

Otros como Luis Manuel Otero, en huelga de hambre, Maykel Osorbo, que se cosió la boca en señal de protesta, José Daniel Ferrer, Lázaro Yuri Valle Roca, Félix Navarro y su hija Sahily, son seis de los más de mil prisioneros políticos que cumplen injustas sanciones penales.

El periodismo independiente está en mínimos, igual que la disidencia, que nunca tuvo poder de convocatoria entre la población, debido a que la Seguridad del Estado se encargó de dinamitar los puentes y aislar a los ciudadanos de los opositores, valiéndose de diversos métodos. No solo expulsaban del trabajo a un disidente también presionaban a familiares y amigos para que rompieran relaciones con ellos.

La periodista Camila Acosta es un buen ejemplo de esa táctica de tierra arrasada que utiliza la policía política. Intentaron dividir a sus padres, abuelos y amigos con descalificaciones y mentiras. Han tratado de asesinar su reputación. Recientemente, la televisión estatal la calificó de ‘terrorista’. Su único delito: escribir sin mandato.

Los próximos años se vislumbran muy duros para la disidencia interna. Los que emigran ni siquiera pueden acceder a programas de refugiados políticos. El de la Embajada de Estados Unidos no está funcionando desde 2016 a raíz de los presuntos ataques sónicos a sus diplomáticos en La Habana. Tampoco funciona el programa de cursos y becas que beneficie a hijos y nietos de opositores. Y las embajadas occidentales son tan rigurosas en sus requisitos para aprobar el estatus de refugiado político, que los disidentes forzados al exilio optan por la emigración irregular.

La buena noticia es que en los últimos dos años hay una revolución ciudadana en marcha en Cuba que ha desplazado a la oposición tradicional. El descontento popular, debido a la pésima gestión gubernamental y los deseos de un cambio democrático se han convertido en un reclamo de los cubanos de a pie.

La mayoría de los nuevos presos políticos no eran activistas ni opositores. Eran estudiantes, profesionales y trabajadores cansados de vivir en la pobreza, con una sola comida al día y un futuro rodeado de signos de interrogación. Tampoco sus familiares eran opositores.

Cada año que pasa la longeva autocracia verde olivo es más torpe. El sistema no funciona. Está roto. A golpe de represión pueden encarcelar y estimular la emigración de cientos de miles de cubanos. Pero la vida es un ciclo. Y tarde más o menos, el final siempre llega.

Iván García
Foto: El periodista independiente Boris González Arenas, arrestado durante una manifestación de apoyo al movimiento LGBTI realizada en La Habana el 11 de mayo de 2019. Tomada de Martí Noticias.

lunes, 9 de octubre de 2023

Antes de 1959, los cubanos comíamos pescado a menudo


"En 1958, Cuba era el país de América Latina con mayor consumo de pescado per cápita, y así lo muestran las estadísticas de la FAO", escribe Roberto Álvarez Quiñones en Diario de Cuba. A los cubanos menores de 60 años residentes en la isla les puede parecer exagerada esa afirmación del periodista. Es que ellos nacieron y crecieron comiendo los 'inventos alimentarios' que el castrismo vendía (a partir de marzo de 1962, con la 'libreta de racionamiento' en todos los núcleos familiares desde San Antonio a Maisí).

Pongo el ejemplo de mi casa. Mis padres no eran muy amantes del pescado ni del marisco como en otros hogares de La Habana, donde vivíamos. Así y todo, una vez a la semana mi madre iba a la Plaza, como en el barrio le decíamos al Mercado Único de Cuatro Caminos, y en una de las muchas tarimas de chinos que vendían pescados y mariscos frescos, compraba parguitos, que el dependiente limpiaba. Ya en la casa, como no teníamos refrigerador, mi madre le echaba sal y limón, lo pasaba por harina y lo freía en aceite de oliva (Carbonell era la marca más popular).

El otro plato de pescado que por lo menos una vez al mes comíamos era el bacalao a la vizcaína (en la bodega de la esquina, se compraba un pedazo de una penca de bacalao seco de Noruega). Y una o dos veces al mes comíamos camarones, también comprados frescos en la Plaza y que ella hacía enchilados (sin picante) o con arroz. También comíamos sardinas de lata, en aceite o con tomate, de España, Portugal o Marruecos.

Mi padre, barbero y guardaespalda, de 6 pies y 200 libras, decía que los 'guapos' no tomaban sopa. Pero a mi madre, de origen campesino, le encantaba la sopa y dos o tres veces a la semana la hacía, de carne de res o de pollo. De vez en cuando, ajíaco, con carne de cerdo, yuca, boniato, malanga, calabaza y maíz, en mazorca o en bolitas.

Atún, bonito, aguja, sierra y serrucho o arroz con pescado solía comerlo en casa de algún familiar o vecino, igual que la sopa de pescado con cabeza de cherna. El pargo asado en el horno me encantaba y donde siempre lo comí fue en casa de Lucrecia López, la que sale conmigo en esta foto.

Escabeche de pescado, langosta grillé y cangrejo enchilado comí en casa de mi tía Candita cuando ella y su marido, el gallego Elías, trabajaban como encargados en edificios de la Habana Vieja y el Vedado. Candita cocinaba lo que yo en mi niñez consideraba exquisiteces: carne de cerdo asada con ciruelas pasas, carne de res mechada con jamón, croquetas de jamón y pie de manzana. Lo que sí menudo compraba en el puesto de los chinos, en Romay y Zequeira, eran frituras de bacalao y majúas fritas. Un pan con minuta de pescado costaba 0.10 centavos y lo vendían en el timbiriche que había en Monte y Fernandina, donde también podías comer frita (0.10 centavos), pan con tortilla (0.10 centavos), perro caliente (0.15 centavos) y pan con bistec que era lo más caro (0.20 centavos).

En mi barrio, muchas familias comían otras variedades de pescado como la rabirrubia y la liseta. Y los más pobres, con solo seis centavos, en la bodega adquirían una libra de camarones secos y hacían un arroz o con tomate preparaban una salsa con los camarones secos y se la echaban a la harina de maíz. Aunque en Cuba lo vendían, en mi niñez nunca comí arenque, salmón, ostiones, anchoas, almejas, berberechos...

"Siendo Cuba una isla tropical, rodeada de archipiélagos y corales capaces de mantener una abundante fauna marina, fueron el pescado y los mariscos ingredientes significativos en los platos de la cocina cubana. No se limitaba la pesca a las aguas de poca profundidad, muchas veces la mesa era servida con algún pescado de mar abierto. Aunque no del gusto de todos, también en ciertas casas se consumían conservas y pescados importados, con cierta preferencia por aquellos de los mares del norte", se lee en una página dedicada a recetas de pescados en la cocina tradicional cubana.

Tania Quintero

lunes, 2 de octubre de 2023

"El gobierno cubano se burla del pueblo"

Pasadas las once de la noche, la Avenida Acosta, en la barriada de La Víbora, al sur de La Habana, está desierta. Los dueños de pizzerías y cafeterías cierran sus negocios por la ausencia de clientes y el temor a la violencia que se ha destapado en la ciudad.

Hace ocho años, a raíz del restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, proliferaban los negocios particulares en la zona. En una franja de un kilómetros y medio, desde Acosta y Porvenir hasta Mayía Rodríguez, funcionaban once paladares, más de veinte pequeñas cafeterías de entrepanes y comida criolla, ocho pizzerías, puestos de ventas de helados, panes, confituras y kioscos de toldos brillantes que ofertaban pollo frito acompañado de papas o boniato a la juliana.

A pesar de estar alejado del Vedado y el centro de la capital, había mucha movida nocturna en La Víbora. Era habitual encontrar bares privados a tope por la madrugada. Pero la estrategia de Obama de negociar con la dictadura caribeña e impulsar los contactos con emprendedores privados intimidó al régimen cubano. El régimen deseaba, y desea, negocios con los ‘yanquis’, pero con empresas estatales o militares y controlando cada detalle de las tímidas reformas económicas.

Los Castro, quienes gobiernan la Isla hace 64 años, se sintieron amenazados y tiraron del freno de mano. Con la muerte de Fidel y la presunta jubilación política de su hermano Raúl, llegó al poder una camada de dóciles y mediocres funcionarios del partido comunista educados en cumplir las órdenes de sus superiores.

En Cuba, todas las decisiones de Estado las tomaban los Castro, ya fuera para aprobar el presupuesto nacional, planificar una zafra azucarera o cualquier estrategia de política exterior. Y de su séquito de confianza, solamente Ramiro Valdés, Machado Ventura y el ex guerrillero Guillermo García que sin ocupar ningún cargo tiene más poder real que un ministro, cuentan con cierta autonomía.

El resto de los dirigentes han sido meras marionetas que Fidel Castro siempre premió más por su lealtad que por su talento. Cuando llegó Miguel Díaz-Canel al poder, elegido a dedo por Raúl, ya el espejismo de apertura había sufrido un retroceso. La dictadura había machado con absurdas normas legales y elevados impuestos a los emprendedores privados. Los negocios, sobre todo aquellos ubicados lejos de las rutas turísticas habaneras o fuera de la capital, comenzaron a menguar.

Después, el presidente Donald Trump aplicaría más de 240 medidas que afectaron a GAESA, un holding de empresas militares que es un poder paralelo en la Isla y controla el 95% de las divisas que entran al país. El agravamiento de la crisis sistémica y la llegada del Covid-19 fue una tormenta perfecta. Todos los rubros productivos del país cayeron en picada.

La incompetencia del gobierno de Díaz-Canel quedó en evidencia ante el pueblo. La estrategia para enfrentar la pandemia fue desastrosa. La cifra real de fallecido, según expertos, superó los 55 mil. Las medidas para intentar frenar la imparable inflación y bestial crisis económica han sido fallidas. Cuba es un velero a la deriva sin piloto. Va hacía donde lo mueva el viento.

La Tarea Ordenamiento, para fortalecer la moneda nacional y supuestamente mejorar los deprimidos salarios estatales, fue un sonado fracaso. Los servicios básicos apenas funcionan. Comer arroz, frijoles negros y un bisté de cerdo se ha convertido en un lujo para el 75 por ciento de la población. Siete de cada diez cubanos desayuna un buche de café ligado con chícharos y hace una comida al día.

Si hace dos años, al comenzar la Tarea Ordenamiento, un cirujano de nivel, como Rogelio, 55 años, devengaba un salario de 6 mil pesos, equivalente entonces a 250 dólares, ahora ese sueldo representa 27 dólares en el canje en el mercado informal.

“El poder adquisitivo de mi salario se ha devaluado en 223 dólares. Y el precio del transporte y los alimentos se han multiplicado entre cinco y diez veces. En 2021, una libra de frijol negro costaba 40 pesos, ahora ronda los 300 pesos. El arroz valía 20 pesos la libra, actualmente 200 pesos. Un cartón de huevos se conseguía en 400 pesos, en estos momentos no baja de 1,800 pesos. Y la carne de cerdo de 60 pesos la libra, subió a 450 o 500 pesos la libra. Es un drama comer. Por muchas cuentas que saques el dinero no alcanza. Demasiado buenos somos los cubanos, que no hacemos una huelga general hasta que esos ineptos renuncien o se larguen del país. En esta vida miserable que llevamos pedirle a la gente más sacrificios es una falta de respeto. Encima, soportar que un funcionario como Jorge Luis Tapia, con modales de matón presidiario, diga quienes quieran comer pescado hagan un estanque y críen peces. Sin palabras. El gobierno se burla del pueblo”, opina el cirujano.

Luego de recorrer una feria agropecuaria estatal en la Plaza Roja de La Víbora y ver los precios, Cristina, jubilada, comenta: “Una ristra de ajos cuesta mil pesos, una ristra de cebolla mil trescientos y un aguacate verde y pequeño 90 pesos. El gobierno quiere meter presos a los particulares por precios excesivos, cuando los primeros que ponen precios abusivos son ellos. ¿Con 1,500 mil pesos puede vivir un jubilado?”.

Sergio, dueño de una MIPYME, considera que “los ataques del gobierno a los negocios privados, queriéndolos culpar de la inflación y altos precios, es una historia que se repite. Culpar a los emprendedores por el desastre que el Estado no ha sabido gestionar en 64 años es de un gran cinismo. Gracias a las MIPYMES un segmento de la población puede comprar cosas que hace años el comercio estatal no vende".

Los precios son caros, pero más baratos que en las tiendas MLC reconoce Sergio y confiesa: "Yo no tengo la culpa que el Estado pague salarios de miseria. Algunos diputados hablaron de decomisar o cerrar negocios que no bajen los precios. El descaro de esta gente (el régimen) no tiene nombre. Nos quieren acusar de ilegalidad por comprar dólares en el mercado informal. Si no lo hacemos ¿cómo se reaprovisionan los negocios? En cualquier otro país el banco te vende divisas. En Cuba todo es a pulmón. No han pasado dos años de las primeras MIPYMES y ya nos quieren meter miedo. Pero con las que son gestionadas por parientes de funcionarios del partido o militares retirados no se meten”.

Un taxista privado piensa que esa actitud era esperada, porque "es un gobierno que no tiene un ápice de autocritica, que jamás ha pedido una disculpa pública a los que un día llamaron 'gusanos' ni a los homosexuales que metieron presos. El desastre económico lo han provocado ellos. Siempre es más fácil descargar la culpa en otros”.

A Yoan, 26 años, le da igual lo que diga Jorge Luis Tapia o Esteban Lazo. "En Cuba los dirigentes siempre han despreciado a la población y por eso no se siente representada por esos diputados pendejos que no dicen la verdad. Ese parlamento es una opereta. La gente aquí está pa'buscarse cuatro pesos pa’ comer o cuadrar un parole pa’ la yuma. El partido comunista debería ser prohibido, como hicieron con el nazismo”.

La insolente propaganda del régimen, el método de gobernar a golpe de ucases y no escuchar al pueblo, ha generado una profunda antipatía hacia las instituciones del Estado por parte de un segmento amplio de cubanos. Esa frustración ciudadana puede estallar en cualquier momento.

Iván García
Foto: Campesinos tratan de coger peces en las aguas de un sembrado de arroz en Pinar del Río. Tomada de Martí Noticias.

lunes, 25 de septiembre de 2023

Comentan el legado político de Vladimiro Roca

Opositores cubanos comentaron el legado político de Vladimiro Roca Antúnez, miembro de la disidencia histórica en la isla, fallecido el domingo 30 de julio de 2023 en La Habana.

“Vladimiro, tuvo muchas ideas y realizó muchas acciones para instalar la democracia en Cuba. Es una lástima su pérdida. Siempre quedará entre nosotros el recuerdo de todo lo que él hizo, de su prisión, de sus responsabilidades dentro de la lucha por los derechos humanos”, dijo la economista y compañera de causa Martha Beatriz Roque Cabello.

En 1997, junto a Roque Cabello, René Gómez Manzano y Félix Bonne Carcassés, Vladimiro creó el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna, cuyo objetivo era analizar la situación socioeconómica del país. Los cuatro redactaron el documento “La Patria es de Todos”, en el que pedían cambios políticos y económicos en Cuba, y por el que fueron arrestados y encarcelados.

El activista pinareño José Rolando Casares recordó un evento en el que participó Roca Antúnez, en la ciudad de Cancún, México, en 2015. “Su muerte es un duro golpe. Tuve la suerte de conocerlo de cerca, porque participé en ese evento organizado por el Instituto Konrad Adenauer. Nos transmitió su experiencia y mucha energía. Sentó pautas para nosotros organizarnos en esta lucha”, reflexionó el activista.

El exprisionero político Juan Alberto de la Nuez, coordinador nacional del Movimiento Ciudadano Reflexión y Reconciliación, rememoró los días que compartió con el opositor en la prisión provincial de Ariza, en Cienfuegos, entre 1997 y 2002.“Mi admiración hacia él. Lo conocí personalmente. Fue una de las personas que más me inspiró. Vladimiro fue uno de los redactores de La Patria es de Todos, documento que sigue vigente, un legado histórico que marcó a toda una nueva generación" .

Economista de profesión, Roca Antúnez se graduó en Relaciones Económicas Internacionales en el Instituto Superior Raúl Roa en 1987, y trabajó en organismos estatales hasta que sus diferencias con el rumbo político de la nación se hicieron irreconciliables. Su sobrino, Lázaro Yuri Valle Roca, 61 años periodista independiente, en la actualidad cumple una condena de 6 años de privación de libertad en el Combinado del Este, por el presunto delito de propaganda enemiga continuada.

En abril de 2015, durante una visita a Miami, donde se reunió con exiliados cubanos, al expresarse sobre el futuro de Cuba, Vladimiro declaró: “El cambio viene y va a llegar. Ya no aguantan más ni los propios que están dentro del gobierno”.

Tomás Cardoso
Martí Noticias, 31 de julio de 2023.
Foto: De derecha a izquierda, los disidentes Vladimiro Roca, Martha Beatriz Roque, Félix Bonne y René Gómez Manzano, en junio de 2007. Tomada de Martí Noticias.

lunes, 18 de septiembre de 2023

El Vladimiro Roca que conocí

Conocí a Vladimiro Roca a mediados de 1963. En ese momento yo era un soldado-estudiante en la Base de San Julián ubicada en lo más occidental de Pinar del Río. Vladimiro era un piloto de Mig que nos llenaba de admiración con sus piruetas en el cielo de Cuba. Entonces él solo era “el hijo de Blas Roca” que compartía su status con Carlos Jesús Menéndez, otro piloto hijo del líder azucarero Jesús Menéndez.

Volví a tener noticias de Vladimiro en 1996 cuando se intentaba realizar el Concilio Cubano para poner de acuerdo a las filas opositoras. Un año más tarde junto a Martha Beatriz Roque, René Gómez Manzano y Félix Bonne firmó un documento conocido como La Patria es de Todos que le costó permanecer en prisión por cinco años en una cárcel de máxima seguridad. Hasta ese momento nunca había hablado con él.

En 2003 cuando me desempeñaba como Jefe de redacción de la revista digital Consenso le hice una entrevista en su casa. Solo a partir de ese momento pude conocer su calidad humana, su conocimiento de la realidad nacional y su auténtica disposición a trabajar por el futuro de este país.

Luego terminamos por coincidir en diferentes eventos en Cuba y en el extranjero, donde pude percatarme de su fuerte carácter y su predisposición a defender sus criterios de forma valiente y en ocasiones desafiante.

Vladimiro se ha visto aquejado por las secuelas de lo que ha vivido en 80 años de vida. La penúltima noticia que tuve de él fue su ingreso en un hospital con un pronóstico pesimista. Desde entonces mantuve la esperanza de que lograría mejorar su estado de salud pero sé que desde entonces él ya estaba listo para despedirse.

Ni él ni yo creemos mucho en la leyenda de que la gente se va al cielo, pero allí lo veo, divirtiéndose mientras hace piruetas atrevidas.

Reinaldo Escobar
Texto y foto: 14ymedio, 30 de julio de 2023.

lunes, 11 de septiembre de 2023

De piloto a disidente

Fue un niño inquieto y travieso. Querían ponerle Vladimir, por Lenin, pero entonces en Cuba no inscribían a nadie con nombres foráneos, menos si era ruso. Y se lo 'cubanizaron' añadiéndole una o. A ciencia cierta no se sabe por qué desde pequeño su familia le decía Pepe, apodo con el cual sigue siendo conocido entre sus allegados.

Cursó la primaria en la escuela pública número 118, de la barriada habanera de La Víbora. Luego sería aprendiz de cajista en el diario Hoy, limpiador de cristales en un estudio fotográfico y piloto de cazas Mig-15. En 1987 se graduó de especialista en Relaciones Económicas Internacionales. Hoy es un hombre de la tercera edad con un fino sentido del humor, que ha convertido su oposición a los Castro en un auténtico sacerdocio.

Vladimiro Roca Antúnez nació en La Habana el 21 de diciembre de 1942. Es el tercero de los cuatro hijos que tuvieron Dulce María Antúnez Aragón, luchadora feminista nacida en Sancti Spiritus, fallecida en 1995, y el líder comunista Blas Roca Calderío (Manzanillo 1908-La Habana 1987). Durante más de dos décadas, Blas estuvo al frente del Partido Socialista Popular, que la mayor parte del tiempo estuvo clandestino en la Cuba republicana.

Desde su infancia, Vladimiro y sus hermanos supieron lo que era vivir bajo la zozobra y el acoso policial. En los años duros del régimen de Fulgencio Batista, la familia Roca Antúnez tuvo que mudarse con frecuencia de casa. Las detenciones de miembros del PSP eran constantes. El BRAC, cuerpo dedicado a cazar comunistas, los acechaba. Esa vida de gitano fortaleció la personalidad de Vladimiro Roca.

Cuando Fidel Castro entró en La Habana, el 8 de enero de 1959, la crema y nata del PSP, llámese Blas Roca, Aníbal Escalante, Lázaro Peña, Carlos Rafael Rodríguez o Salvador García Agüero, había dado un giro en el enfoque a la figura de Castro. Había pasado de la indiferencia y la condena a raíz del asalto al cuartel Moncada en julio de 1953 al reconocimiento en 1958, cuando la dirección de partido envió algunos de sus hombres a las montañas orientales a contactar con el líder guerrillero.

El papel desempeñado por el PSP para que el Kremlin apoyara a Fidel Castro se puede leer en el libro El soviet caribeño. La otra historia de la Revolución Cubana, de César Reynel Aguilera. Castro tenía su juego particular. Controlar el poder, por tanto tiempo como fuese posible, y manipuló a los curtidos comunistas, quienes poseían una vasta experiencia en el ámbito sindical y político. Cuando el castrismo triunfó, Vladimiro tenía 16 años y su ilusión era volar en aviones de combate.

“A los 19 años fui a estudiar para hacerme piloto de Mig-15 en una región al sur de la antigua URSS. El curso duró 9 meses. Allí pasé la crisis de los cohetes, en octubre de 1962. Regresé en marzo de 1963”, cuenta Vladimiro sentado en la cocina de su casa en el reparto Nuevo Vedado. Puede que haya olvidado aquellas clases, pero no el consejo de oro que le dio su padre: piensa por cabeza propia.

Ya en la isla, se incorpora a la base aérea de San Antonio de los Baños. A los pocos meses lo trasladan al aeropuerto militar de Holguín. Fue en 1964 cuando Vladimiro comenzó a dudar del respeto a la ley y el carácter represivo de los Castro.

“Ese año hubo un complot en la base. En juicios sumarios condenaron a pena de muerte a 19 personas, fusiladas veinte minutos después de una apelación relámpago. Las autoridades locales aprovecharon la situación para pasar por las armas a dos civiles que se dedicaban a vender marihuana. La ilegalidad y el irrespeto a la vida humana fue un hecho que me marcó”, confiesa.

Vladimiro prepara un café fuerte y continúa hablando. “Después se celebró una reunión con Raúl Castro sobre las consecuencias de dicho complot. Fue una depuración al mejor estilo estalinista. Al año siguiente, me sancionaron 6 meses por un accidente en la base de San Julián. Fue la primera vez que ingresé en una cárcel, militar en este caso, en La Cabaña. Aunque sólo estuve una semana, en una galera de presos militares condenados por delitos comunes”.

Por su carácter, con tendencia a la liberalidad y a juzgar en voz alta las decisiones de los mandarines verde olivo, Vladimiro siempre tuvo problemas. En la Cuba de los años 60, los cuestionamientos y las dudas ideológicas eran casi un sacrilegio. El gobierno disparaba a matar a todo lo que se le opusiera. Se había producido el sectarismo de Aníbal Escalante, quien creía cumplir con los estatutos del partido, y a Fidel Castro no le tembló el pulso para de un manotazo condenarlo al ostracismo.

Cuando en 1969 el régimen movilizó al país a una zafra que intentaba producir 10 millones de toneladas de azúcar, Vladimiro sintió cierto sentimiento de culpa, por dudar de las buenas intenciones del comandante. Entonces decidió leerse todos los clásicos del marxismo. “La conclusión que saqué fue devastadora: Fidel era un tipo que llevaba al país hacia el precipicio. La ilusión de mi padre, de que la Constitución de 1976 que él ayudó a redactar, pudiera encauzar al gobierno por los marcos legales, fue en vano”, señala.

Ser opositor en un gobierno autoritario no es cosa de coser y cantar. Es un proceso lento y traumático. Como una operación a corazón abierto sin anestesia. La persona que escoge ese camino conoce sus consecuencias. Humillaciones públicas. Actos de repudio. Y el poder omnímodo del aparato estatal que te puede convertir en no persona o internarte en una celda de la Cuba profunda.

Vladimiro Roca lo sabe mejor que nadie. Cuando en junio de 1990 comenzó a manifestarse abiertamente como disidente político, fue apartado de su trabajo en un ministerio del Estado. En 1996 es uno de los fundadores del Partido Socialdemócrata de Cuba, no reconocido por la autocracia. En 1997, junto a la economista Martha Beatriz Roque Cabello, el abogado René Gómez Manzano y el profesor universitario Félix Bonne Carcassés, crean el Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna. Su objetivo: analizar la situación socioeconómica nacional.

En junio del 97 el grupo redactaría La Patria es de Todos, un análisis profundo sobre el V Congreso del Partido Comunista donde se pedía abandonar el sistema dictatorial y respetar los derechos humanos. El documento fue un buen pretexto para que el régimen arrestara violentamente a los cuatro en sus domicilios y tras 19 meses detenidos, el 1 de marzo de 1999 fueron juzgados por el delito de “sedición y acciones en contra de la seguridad del Estado cubano”.

Vladimiro cumplió una condena de 5 años, de 1997 a 2002, en la prisión de Ariza, Cienfuegos. La cárcel no doblegó los criterios y principios del hijo de Blas Roca. A los 70 años, Vladimiro es un convencido opositor de Fidel y Raúl Castro. No pierde la esperanza de ver el día que Cuba se integre al grupo de naciones democráticas del planeta. Siente que ha sido fiel a su manera de pensar. Los hijos, como alguien dijera, se parecen más a su tiempo que a sus padres.

Iván García
Publicado en este blog el 1 de marzo de 2013.
Foto realizada por Lázaro Yuri Valle Roca en diciembre de 2012, en la cocina de la casa donde Vladimiro Roca Antúnez conversó con Iván García, de espaldas, con una camiseta de Kobe Bryant.