lunes, 25 de octubre de 2021

Villa Marista: ayer, hoy y mañana



En 1959, con el triunfo de la revolución, el Cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, la Estación de Policía de Santa Clara y la antigua sede del Estado Mayor de Columbia, en La Habana, fueron algunos de los muchos edificios que pasaron de ser fortalezas a centros o ciudades escolares. En total se calcula que a finales de 1960 se transformaron, entre cuarteles y fortalezas militares, un total de 69 instalaciones en centros educativos.

Meses después, el proceso de transformación ocurrió en el sentido inverso y comenzaron a ser utilizadas instituciones escolares, y principalmente religiosas, como sedes del nuevo gobierno, asumiendo funciones políticas y militares.

Tal como testimoniara Pepita Riera en el libro Servicio de Inteligencia de Cuba Comunista, publicado por la editorial AIP (Miami 1966), "los edificios que tenían los Hermanos de La Salle en Santa María del Rosario, Cotorro, La Habana, fueron destinados inicialmente a cuartel de artillería. La magnífica biblioteca de la Universidad de Villanueva, en Miramar, que contenía miles de volúmenes de gran valor, fue destruida casi en su totalidad. La capilla del Colegio de La Salle del Vedado fue transformada en un dormitorio para niños becados. Y la capilla del Colegio Metodista Candler College, en La Ceiba, Marianao, fue transformada en un salón para reuniones de los pioneros".

Por supuesto, desde el aparato propagandístico en el que se convirtió la prensa nada de esto tuvo cobertura, contrario a todo el proceso de la transformación de los cuarteles y estaciones militares en escuelas, apoyados en el discurso del acceso universal a la educación. Quizás el ejemplo más conocido fue la usurpación del Colegio de los Hermanos Maristas de La Habana, donde pasó de ser uno de los centros educativos más reconocidos de la república a convertirse en la sede de la policía política del régimen.

Los Hermanos Maristas llegaron a Cuba en 1903, provenientes de Santander, España. La congregación fue fundada casi un siglo antes por el sacerdote Avelino Champagnat en Francia, y tenía como propósito principal que los internos tuvieran aptitudes especiales para la educación, por lo que generalmente terminarían asumiendo funciones de profesores y directores de colegios dentro de la sociedad. Cabe destacar que los Hermanos Maristas no son clérigos y entre sus principios está el de únicamente aceptar entre ellos a los que tengan aptitudes especiales en la misión de educar, y no aspiraciones a sacerdocio.

El primer colegio marista se estableció en la ciudad de Cienfuegos con el Colegio Francés, seguido de los de Remedios y Caibarién, localidades de la antigua provincia de Las Villas. A la capital llegaron el 2 de enero de 1915 y se instalaron en una pequeña casa de La Víbora, que sería abandonada a los pocos meses por no poder realizar modificaciones en ella. Las comodidades que requería una escuela de esa magnitud no se limitaban a una vivienda común, por lo que decidieron ampliarse y buscaron un terreno donde pudiesen construir una escuela con todas las comodidades y requerimientos espaciales.

El nuevo Colegio Champagnat, llamado así en honor al fundador de la congregación, estaba ubicado en la Loma del Mazo, por lo que más adelante se conoció como el Colegio de la Loma. La parcela estaba limitada por las calles Vista Alegre, José de la Luz y Caballero, San Mariano y José Antonio Saco. A su inauguración, el 22 de abril de 1923, asistieron el entonces Secretario de Estado, Carlos Manuel de Céspedes, el Arzobispo de La Habana, monseñor Pedro González y los ministros-embajadores de España y Francia en Cuba.

El edificio destacaba por su estilo neoclásico y su suntuosa entrada. Contaba con 22 aulas que albergaban hasta 3 mil estudiantes, además de biblioteca, laboratorios, patio central y áreas deportivas. Sin embargo, las instalaciones del centro no fueron suficientes y en los años 40 se sometió a una ampliación. Los hermanos del centro se agenciaron dos casas vecinas en la calle San Mariano y construyeron allí un nuevo edificio destinado a la enseñanza secundaria, con canchas de baloncesto y un terreno de softbol.

Villa Marista surge en 1946, cuando los hermanos de la congregación adquieren en calidad de compra la propiedad en la zona conocida como La Floresta, en manos de los herederos de Manuel Luciano Díaz, antiguo propietario de las minas de cobre de Matahambre. El terreno contaba con 40 mil metros cuadrados y estaba ubicado en la Avenida Andrés San Miguel, en el actual Reparto Sevillano, en el municipio habanero de Diez de Octubre.

En sus inicios, fueron establecidos un sanatorio para los hermanos ancianos y enfermos, un campo deportivo y un seminario menor para los aspirantes a las filas de la congregación. Villa Marista obtuvo el carácter de sede de la provincia marista Cuba-América Central en 1949, y su escolasticado fue trasladado desde España a la villa en 1956, lo que llevó a modificaciones y ampliaciones en el centro.

El Colegio Champagnat como muchos otros, fue víctima de las nacionalizaciones después de 1959, y fue transformado en el Instituto Preuniversitario Especial Raúl Cepero Bonilla. Cuando los Hermanos Maristas se vieron obligados a abandonar el país en 1961, mantenían en funcionamiento un total de diez colegios, dos escuelas gratuitas y Villa Marista. Todos esos centros fueron confiscados. Hasta entonces habían educado un total de 225 mil alumnos. En 2001, después de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba en 1998, volvieron a la Isla con la misma misión educadora que se viera interrumpida en su momento de mayor esplendor, aunque con muchísimas restricciones.

El régimen castrista cambió las aulas de Villa Marista por celdas de reclusión, y sus enseñanzas religiosas por vejaciones y torturas a los reclusos encerrados allí por razones políticas. Hoy es la sede del Departamento de Seguridad del Estado del Ministerio del Interior y su mención es sinónimo de represión, como en 2020 contó el artista visual Luis Manuel Otero Alcántara en este video. En el momento de redactar este trabajo, en Villa Marista se encontraba encerrado otro artista, Hamlet Lavastida.

El futuro democrático de Cuba exigirá un trabajo de memorialización en el lugar, tal como ha ocurrido en América Latina con varios de los centros de torturas y detenciones de los régimenes dictatoriales. Asimismo, podrá contemplar la vuelta de esas instalaciones a lo que nunca debieron dejar de ser: un centro de estudios especializado en la formación de maestros y profesores.

Lina Bancells
Texto y foto: Diario de Cuba, 15 de agosto de 2021.

lunes, 18 de octubre de 2021

De nuevo, los talibanes



El mundo ha quedado atónito con la estampida yanqui de Afganistán. Ellos, los norteamericanos, que todo lo hacen by the book -por el libro- han dejado a miles de civiles y el armamento más moderno en manos de los talibanes. Parecería un error circunstancial, único. Pero no es así.

A la debilidad percibida en el mundo tras la asunción de la nueva Administración estadounidense, sobre todo ahora tras la caída de Afganistán, probablemente seguirá un acto bravucón del Rocket Man, la amenaza china de invadir Taiwán, el cerco ruso a las repúblicas bálticas o unas conversaciones promovidas por la Casa Blanca para aflojar las sanciones a Venezuela y Cuba sin certeza de cambios reales.

La prensa liberal no ha podido escapar del berenjenal político, como mismo la conservadora estaba esperando el primer gran descalabro de Biden en política internacional. Hay muchas preguntas y pocas respuestas. Por ahora el talibán demostró que sigue siendo lo que es, un grupo de seres humanos atraídos por una visión totalitaria, integrista-religiosa, dispuestos a aplastar sin misericordia a quienes se les oponen.

Lo curioso es que los talibanes, con razón, tienen muy mala prensa en Occidente. Y uno se pregunta por qué los "talibanes cubanos", reminiscencias de aquel tristemente famoso Grupo de Apoyo del Comandante y la Batalla de Ideas, no corren la misma mala suerte. Si los talibanes afganos tienen la sharía -un precepto de leyes y conductas religiosas-, en la sharía política cubana solo los comunistas tienen voz y voto. Los de Afganistán ejercen violencia sobre las mujeres y los ciudadanos llamados "infieles". Los de Cuba, sobre sus oponentes, con violencia social, ideológica, incluso física.

En la época de Francisco Franco en España, algunos psiquiatras comenzaron a hablar del "trastorno comunista de la personalidad". Y si bien ese no es un capítulo serio de la salud mental, sí debemos pensar que la mayoría de los comunistas y fascistas -dos alas del mismo pájaro totalitario-integrista- padecen un "trastorno" evidenciado por al menos cuatro elementos en común: incapacidad para sentir remordimiento y pedir perdón, imposibilidad de lidiar con la verdad y ser patológicamente mentirosos, un ensañamiento hasta el hartazgo contra los que consideran enemigos, y la adoración cuasi religiosa al líder de turno.

¿Qué está fallando en el nuevo talibanismo cubano? En primer lugar, los estudiantes insulares carecen de un proyecto coherente. No quiere decir que aquellos primeros, los Pérez Roque, Hassan Pérez, Otto Rivero y otros tuvieran muchas luces. Pero tenían un líder que seguir, y un proyecto: el difunto era un hechicero a la hora de activar la masa, ponerla en combate. Todo un país movilizado por el café caturra, los 10 millones de arrobas de caña, la revolución energética, Elián, el niño balsero, los cinco espías y otras campañas.

En segundo lugar, si bien los talibanes cubanos de los 90 eran de luz corta -no necesitaban la larga y si la encendían hasta ahí llegaban, como le pasó a Carlos Lage-, éstos de ahora parecen tener fundidas las lámparas, las cortas y las largas. O les han advertido que ni las enciendan. No hay uno que sea presentable, no ya diríamos carismático, ni que haga dieta, a excepción del Ministro de Exteriores, inclasificable debido a ser un sobreviviente político de la primera hornada talibánica.

El otro factor contrario al talibanismo criollo actual es que no pueden mentir sin ser descubiertos gracias a las tecnologías de la comunicación. Por eso han tomado la precaución del Decreto-Ley 35, una regla más para la sharía comunista. A ello habría que sumar la ineficacia del discurso casi religioso donde el Difunto camina por las calles y toma café en la esquina. No solo es "chea" esa narrativa, sino ineficaz: los muertos de hambre son los que caminan por las calles y en Cuba ya no hay ni café.

Por último, se percibe la ausencia del Líder, del Califa. Los antiguos describían el carisma como fascinar, atraer. Nada más alejado del puesto-a-dedo. Incluso cometió el error de decir que era "continuidad" y bien sabemos lo que eso significa. No importa que se haga doctor delante de las cámaras de televisión, o que todos los días hable lo mismo en una bodega que en la Academia de Ciencias. Su imagen produce tedio, aburrimiento. Y en Cuba se puede ser de todo menos "pesao".

Vienen días difíciles para los opositores cubanos y para quienes disienten del régimen, atrapados entre un talibanismo de nuevo tipo, que por ser más mediocre y estar descabezado, solo conoce la violencia como manera de controlar la sociedad; y por un gobierno en Estados Unidos que quizás por revanchismo o quien sabe qué compromisos bajo la mesa, sanciona a generales que no saben ni les interesa decir Yes.

La noticia es que de esa desafortunada dualidad pueden surgir cambios. Una administración estadounidense débil y un régimen cubano disminuido en su capacidad ideológica y financiera, pero envalentonado, podrían confluir en un éxodo masivo. Quizás haya que ir adecuando otra vez la Base de Guantánamo.

Francisco Almagro
Diario de Cuba, 23 de agosto de 2021.
Kubanistán, caricatura de Alen Lauzán. Tomada de Diario de Cuba.

lunes, 11 de octubre de 2021

Los "gallos de pelea" de Díaz-Canel


El tema De Cuba Soy, del reguetonero Yomil Hidalgo, ha enfurecido de nuevo a los censores, convalecientes aún del impacto que tuvo Patria y Vida, convertido en el himno por la libertad de Cuba en el siglo XXI. Además de las habituales acusaciones y amenazas de procesar al artista urbano por “profanar” las figuras de los mártires de la patria, esta vez han rebasado los límites de la sensatez y lo han retado a un debate previsto para el 2 de septiembre, en un canal de Telegram. El o los retadores se ocultan tras el nombre de “La Manigua de Cuba”, y a diferencia del reguetonero se niegan a dar la cara para que todos sepamos quiénes son los orgullosos revolucionarios que han de garantizar la continuidad.

A raíz del video que tanto ha incomodado al oficialismo, ha surgido un debate sobre si Yomil sabe o no quién fue realmente Julio Antonio Mella, cuáles eran sus filiaciones políticas y lo que significó para la juventud cubana de su época. A casi un siglo de la muerte de Mella, los “ilustrados” universitarios de nuestros días consideran una poderosa arma el hecho de que fuera comunista y hubiera fundado la Liga Antiimperialista de las Américas. O sea, al Yomil incluir en su video “contrarrevolucionario” a un revolucionario radical, el tiro le ha salido por la culata.

Esa es la lógica de una juventud adoctrinada que no tiene claro quiénes fueron Mella, Rubén Martínez Villena, José Antonio Echeverría y otros jóvenes de altos estudios que asumieron un verdadero liderazgo contra tiranos casi tan peligrosos como Fidel Castro. La Federación Estudiantil Universitaria (FEU) creada por Mella en 1922 apenas guarda relación con la secta corrupta y cobarde que ha dado la espalda a sus preceptos fundamentales.

Dentro de la fauna castrista pocas figuras resultan tan repelentes como el líder de una organización que fue decisiva para derrocar a Gerardo Machado y Fulgencio Batista, pero hoy calla o aplaude ante las expulsiones de estudiantes y profesores universitarios que han manifestado su firme desacuerdo con el rumbo político de la nación. La Federación que en la etapa republicana contribuyó a generar profunda conciencia patriótica y libertad de pensamiento en el estudiantado, al punto de que la lucha en la Sierra Maestra jamás habría dado frutos sin la alianza entre el Movimiento 26 de julio y el Directorio Revolucionario fundado por José Antonio Echeverría, parece una invención cuando se la compara con la “vanguardia” panfletera que repite ese mantra absurdo de que a Cuba hay que ponerle corazón, mientras ve a Cuba morir sin medicinas, alimentos, libertad ni socorro.

La FEU es hoy una caricatura lastimera, abanderada de la mentira y la histeria, con líderes tan faltos de carácter que condenan a su propia generación, incapaces de ponerse a la altura de estos tiempos para enfrentar a un poder desquiciado y cruel. La FEU castrista no vela por los derechos de los estudiantes, no emplaza al poder político, no protege el legado por el que murieron jóvenes virtuosos, jóvenes martianos que no dudaron en tomar las calles y luego las armas para restaurar la democracia.

Los “gallos de pelea” de Díaz-Canel tienen el calibre de una Tángana en el parque Trillo, de una caravana forzada a reafirmar lo que ya no existe, aún en medio de una emergencia sanitaria sin precedentes. Vergüenza sentirían Mella y José Antonio de ver a los nuevos dirigentes y ejecutivos de la FEU medrar a la sombra de una dictadura a cambio de una rápida escalada hacia los órganos de la administración central del Partido, y de ahí a algún puesto diplomático que les permita luchar contra el imperio desde el capitalismo, contando además las bondades de un sistema parasitario y represivo.

Pésimos estudiantes, chivatos, pillos, tracatanes; no se necesitan otras cualidades para llegar a la presidencia de la FEU en cualquiera de las facultades de la educación superior cubana. Tienen permiso oficial para dejar el cerebro en casa. Lo que importa es que se mantengan vigilantes para asegurar el dominio del régimen sobre una fuerza motriz decisiva en la causa por la libertad; y que presenten batalla en el ciberesperacio, donde el castrismo se niega a aceptar su evidente derrota.

Por eso los manigüeros se vuelven contra Yomil Hidalgo, creyéndose mambises, guerreros de “a degüello” al servicio de una casta militar que tembló cuando el 11 de julio Cuba salió desarmada a las calles, contando entre sus valientes a jóvenes universitarios que honraron la historia patria sin necesidad de consignas ni hashtags. A ellos les bastó con su pecho bravo, como a esos próceres que el realizador Yimit Ramírez bajó de sus pedestales para ponerlos justo donde van, del lado del pueblo.

Javier Prada
Cubanet, 1 de septiembre de 2021.

lunes, 4 de octubre de 2021

Díaz-Canel, siá cará



Seguramente seguirá siendo una incógnita, pero muchos se debaten en la duda de qué tipo de maquillaje está usando o quiere usar el “Puesto a deo” Miguel Díaz-Canel sin-hogar, para calmar al pueblo. ¿Maybelline o cascarilla? ¿Quiere congraciarse, en plena crisis, con Orula? ¿Qué quiere él con Ifá, cuando la realidad cubana es más Ifó?

Lo cierto es que ver al supuesto presidente de Cuba y primer secretario del Partido Comunista, único y superior, censurador oficial de cuanta creencia se aparte un milímetro de lo que dicen creer, parado frente a un altar yoruba en el barrio La Güinera, escoltado por una rolliza santera, tiene descolocado al pueblo y a los cubanos dispersos por el universo. Tan asombrado está el habitante insular que ya se comenta que la próxima Letra del año posiblemente se hará en el Buró Político.

Y aunque hablen constantemente de revolución, lo innegable es que la rueda de la historia se detuvo en Cuba hace ya mucho tiempo. Un buen día el orisha mayor se hartó de cambios, temiendo que lo cambiaran a él, y paró el trapiche. A partir de entonces parecía que giraba, aparentaba que molía, pero solamente molía al pueblo.

Se han disparado las teorías conspirativas y las predicciones más oscuras, por ver el rostro arrobado del dirigente de un gobierno y un partido que persiguió ferozmente todo atisbo de religiosidad, y que, cuando lo permitió nuevamente, lo hizo a regañadientes, como una pose, para dar un filito de mentalidad abierta y progresista.

Por eso busqué y revisé las fotos y di con el secreto: allí en el altar, disimulando, camuflado por las ofrendas y el humo del tabaco, descubrí a José Ramón Machado Ventura disfrazado de Elegguá. Logré visualizar en otra esquina a Ramiro Valdés haciendo de San Lázaro y esperé que, en cualquier momento el jefe de la expedición cerrara los ojos y rompiera a cantar, imitando a Miguelito Valdés: “Babalúuuuuuu, Babalúuuuu, ayéeeee”, y que evitara seguir con la letra normal porque Margarita Lecuona, la autora, le pide al santo 17 velas, y eso, en tiempos de apagones y “averías” de la empresa eléctrica suena fula.

La prensa narra el momento de la llegada de la delegación a la casa de Iliana Macías, la santera revolucionaria, de esta manera: “entró [Díaz-Canel] a la habitación donde están dispuestos las ofrendas religiosas, estuvo acompañado por Luis Antonio Torres Iríbar, quien ocupa el cargo de primer secretario del Partido en La Habana. La mujer cubana de tez negra y vestida de blanco con un collar sostenía un artículo religioso que inclinaba ante un cráneo de un buey rodeado de ofrendas”.

Entonces imaginé que ella, antes que nada, hizo sonar la campanita encima del cráneo de buey pidiendo volver a comer carne de vaca algún día, pero Miguel no se dio cuenta o no quiso hacerlo, porque corría el riesgo de que le tiraran un bilongo y le diera Changó con conocimiento, que, en su caso específico, personal y concreto sería “Changó sin conocimiento”. Sin conocimiento de nada.

Cuando la integrada santera Macías (posiblemente Díaz-Canel entendió Mesías) volvió a sonar la campanita, el rubio de la nariz prolongada se volvió hacia su acompañante Torres Iríbar y le dijo: “Tengo que conseguirme una de estas para que Machi me despierte. Ah, y también para que llame a los compañeros que nos ayudan en la casa”.

Probablemente la compañerita santera, de la que dicen los que saben que olvida en la estacada a Oshún, a Oggún y a Obatalá, pero se mantiene muy cordial con Yemayá por si un día tiene que remar, “no es esta la primera vez que Macías se pone del lado del opresor y no del pueblo”. Ella misma lo dice, incluso cuando le falta el cabo de tabaco, Mayembe: "Me voy a morir aquí luchando por la revolución, Tenemos que lograr que Díaz-Canel no se sienta solo". Y esa última frase tiene muy atareados a los expertos, dilucidando si es una declaración de apego y fidelidad a la dictadura o un fajón sexual al rubio alto del zapato negro.

Más allá de ese sospechoso "baño de pueblo" en uno de los barrios donde brotó la chispa de las protestas el 11 de julio, como para querer calmar los ánimos, hay una clara preocupación del encargado de gobernar la isla por sus bajísimos índices de aceptación. La gente lo ve, pero no lo traga, y quienes hacen como que sí, saben que es el mismo perro con diferente collar, o un collar sin casi perro, porque repite como un loro todo lo que han dicho los que mandan desde hace 62 años, y ya muchos saben que la tuerca es más ancha que el tornillo.

En esa ansia por caerle bien al pueblo llano imagino que el dirigente haya aclarado con sus asesores (por decirles de alguna manera, porque están más perdidos que él) si Orunmila es el nombre del esposo de la obesa santera, para no meter la pata. Luego preguntaría un montón de cosas que imagino y escribo aquí: ¿Sería bueno hacer que algunos orishas pertenezcan al Comité Central del Partido? ¿Aceptaría el compañero Shangó ser galardonado con la Orden José Martí? ¿Creen que sería bueno darle a Oyá algún cargo en la FMC para que esté calmada?

Otros puntos a resolver delante del altar yoruba serían:

  • Ver si los santos nos pueden tirar un cabo en el arreglo de las calles del barrio y del resto de Cuba.
  • Preguntar si sería bueno exigir que para ingresar al Partido sea un requisito ser abakuá.
  • Consultar con algún babalawo si sería aconsejable que todos los dirigentes lleven en su muñeca “la mano de Orula”.
  • Indagar cómo Díaz-Canel pudiera “hacerse el santo”.
  • Prometerle a Iliana Macías, portavoz de los orishas, que el gobierno entregará a cada santo módulos alimenticios como premio a su labor con el pueblo. Y hablarán con Guillermo García para la entrega de avestruces para los sacrificios rituales.
  • Comprometerse a surtir almohadillas sanitarias para la Regla de Osha.

No me extrañaría que, conmovido allá en su seno, Díaz-Canel decida que los militantes del partido deban hacerse un despojo cada semana y tratar con Elegguá para que todos sus caminos lleven al socialismo. Y antes de marcharse indagar si la santera necesitaba pollos prietos para sus cosas, a lo que ella respondería que, siendo pollo, no le importa el color.

Lo que de seguro no saldrá en la prensa es el amplio operativo que hicieron la policía y la Seguridad del Estado en el barrio antes de la visita, el largo escrutinio al que fueron sometidos los utensilios y figuras del altar de la santera y la trompetilla que le sonaron los orishas cuando el que finge ser presidente se retiraba de aquella casa.

No me atrevo ni a imaginar que el jefe de esa comparsa gubernamental haya tallado bajito con la santera Macías a ver si había algún sistema para devolverle la vida a Diubis Laurencio Tejeda, el joven asesinado por un policía durante la protesta en La Güinera.

Ramón Fernández Larrea
ADN Cuba, 25 de agosto de 2021.
Ilustración animada de Armando Tejuca/ADN Cuba.

Nota.- Sobre la supuesta santera de Díaz-Canel, también se refirió Juan Juan Almeida en uno de sus programas. Leer también: Los santos pa'resolver, Origen de la santería en Cuba y La santería, una industria boyante.