En momentos de renovadas protestas antigubernamentales en Cuba, marzo trae otro aniversario de la Primavera Negra.
La batida de Fidel Castro hace 21 años se saldó con juicios sin garantías procesales y sentencias ejemplarizantes para 75 figuras de la oposición que retaban el control del régimen. Además de los promotores del Proyecto Varela, del Movimiento Cristiano Liberación, y de la concertación Todos Unidos, los periodistas independientes, con el poeta Raúl Rivero como el más notable, fueron los principales objetivos de los represores.
El 18 de marzo de 2003 comenzaron aparatosos operativos policiales con el propósito evidente de amedrentar a la población, despliegues innecesarios para detener a opositores pacíficos y desarmados que en ningún caso ofrecieron resistencia.
Tras confiscar libros, documentos, correspondencia, ordenadores, máquinas de escribir, impresoras, aparatos de fax y otros medios de trabajo intelectual, la policía política condujo a los detenidos a su cuartel general en Villa Marista, sin que pudieran recurrir al Habeas Corpus ni establecer contacto con familiares y abogados hasta el 25 de marzo.
En esos días, Rivero tuvo en la poesía momentos de liberación. En el reverso de una plantilla de sus interrogadores escribió estrofas que DIARIO DE CUBA publica en homenaje a uno de sus fundadores. El poema, que tituló "No, si yo no estoy llorando", es un reflejo del miedo natural de aquellos días, de las duras condiciones del cautiverio, cuyas consecuencias lo acompañarían hasta su muerte.
"La poesía política suele escribirse con rabia y agudeza. En muchos de sus poemas, Raúl Rivero le añadió a esas rabia y agudeza un matiz sentimental, como en este poema escrito en el reverso de una planilla oficial. En una de las caras, el poema habla de llorar y no llorar. En la otra, la cara impresa, el totalitarismo dicta: 'Destrúyase'. Este papel, con sus dos caras, podrá ser un día una pieza esencial en la memoria de Cuba. Es poesía escribiéndose contra el totalitarismo", consideró el escritor Antonio José Ponte, vicedirector de Diario de Cuba.
Sin ser del Partido Comunista, ni de los delatores Comités de Defensa, ni del único sindicato legal, ni acudir a marchas del pueblo combatiente, Raúl Rivero creyó en la Revolución. En el semanario cultural habanero El Caimán Barbudo y en la corresponsalía de Moscú de la agencia oficial Prensa Latina empleó su talento periodístico en favor de los valores humanísticos y principios políticos aparentemente sostenidos por el movimiento que le dio el poder a Fidel Castro en 1959.
Sin embargo, como apuntó el fallecido poeta Manuel Díaz Martínez en el diario español ABC, el deterioro de la fe de Rivero fue paulatino. "Determinado por la metamorfosis de ese movimiento en una autocracia de corte estalinista, fue, como en tantos intelectuales cubanos, un proceso progresivo, inexorable y doloroso. Un proceso que en Rivero no desembocó en la apatía —algo difícilmente compatible con su personalidad—, sino en un disenso frontal y público, con todas las aciagas consecuencias que esto puede tener en la granja de los hermanos Castro".
Díaz Martínez y Rivero firmaron en 1991 la Carta de los Diez, una declaración abierta dirigida a Fidel Castro, en la que ellos y otros escritores cubanos reclamaban la democratización del régimen y libertad para los presos políticos. Cuatro años después, Rivero se convirtió en pionero del periodismo independiente cubano, al fundar la agencia Cuba Press, que se propuso desvelar esa realidad de la Isla que ocultan o mutilan los periódicos, la radio y la televisión oficiales, transmisores de la propaganda del régimen.
Entre el 7 y el 9 de abril de 2003 finalizaron los juicios de los 75 detenidos durante la Primavera Negra. Rivero recibió una pena de 20 años que llevó sobre sus espaldas hasta el último día de su vida. La condena más alta de aquella arremetida, de 28 años de prisión, fue dictada contra Luis Enrique Ferrer García, activista del MCL.
La Primavera Negra le costó caro a Fidel Castro. Evidenció el valor de la disidencia y el periodismo independiente. Mostró la cara más represiva de su régimen y su determinación de pasar por encima de los derechos civiles y políticos del pueblo cubano. Si algo consiguió, fue la repulsa de prestigiosas figuras internacionales.
El Premio Nobel de Literatura José Saramago declaró al diario El País, el 14 de abril de 2003: "Hasta aquí he llegado. Desde ahora en adelante Cuba seguirá su camino, yo me quedo. Disentir es un derecho que se encuentra y se encontrará inscrito con tinta invisible en todas las declaraciones de derechos humanos pasadas, presentes y futuras. Disentir es un acto irrenunciable de conciencia. Puede que disentir conduzca a la traición, pero eso siempre tiene que ser demostrado con pruebas irrefutables. No creo que se haya actuado sin dejar lugar a dudas en el juicio reciente de donde salieron condenados a penas desproporcionadas los cubanos disidentes".
El escritor español Juan Goytisolo dijo el 16 de abril en el mismo diario: "Mi aversión a Fidel Castro es comparable a la que suscitaba en mí Sadam Hussein. Uno y otro encarnan lo peor del tradicional caudillismo árabe e hispano: control absoluto del poder, opresión, demagogia populista, supresión implacable de toda forma de disidencia, juicios sumarios de corte estaliniano... Si el primero no ha llegado a emplear gases tóxicos contra su propia población no ha sido por razones humanitarias, sino porque no necesita llegar a tal extremo: su mano de hierro es el arma disuasoria suprema".
En 2004 Raúl Rivero recibió una "licencia extrapenal" por motivos de salud, y en abril de 2005 se trasladó a España. En 2010 le siguieron 52 presos políticos que tras negociaciones internacionales cambiaron los calabozos por el exilio. 22 decidieron permanecer en la Isla. Los que salieron fueron condenados al destierro. Regis Iglesias Ramírez, portavoz del Movimiento Cristiano Liberación, cumplió su condena de 18 años en 2021, pero el régimen le impide volver a su tierra natal.
Quienes permanecen en Cuba actualmente sufren las consecuencias de su oposición frontal al régimen: Félix Navarro Rodríguez y José Daniel Ferrer García (condenados a 25 años) fueron enviados otra vez a prisión a raíz de las protestas del 11 de julio de 2021; Iván Hernández Carrillo (sentenciado a 25 años en 2003), Martha Beatriz Roque Cabello (20), Ángel Juan Moya Acosta (20), Librado Ricardo Linares García (20), Óscar Elías Biscet González (20) y Eduardo Díaz Fleitas (20), siguen ejerciendo su activismo bajo el acoso de la policía política.
Ángeles Rosas
Diario de Cuba, 23 de marzo de 2024.
Foto: Raúl Rivero joven y un poema suyo escrito en el reverso de una planilla de la Seguridad del Estado. Tomada de Diario de Cuba.
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