lunes, 30 de noviembre de 2015

Recordando las Casas del Oro y la Plata



El caso del expresidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, acusado por su vinculación con una red de defraudación de impuestos, rememora uno de los hechos de corrupción ocurridos en Cuba.

En 1987, a los que mal dirigen el país se les ocurrió la idea de extraer para su beneficio las joyas en poder de las familias y crearon las Casas de Cambio del Oro y la Plata.

Se aprovecharon de la situación en que estaba el pueblo, que carecía de lo más elemental y la gente vio la posibilidad de adquirir grabadoras, televisores en colores y pacotillas. Un comercio que recuerda lo que hacían los conquistadores, cuando les cambiaban a los indígenas cuchillos, espejitos y otras baratijas por oro y plata.

Los cubanos interesados hicieron largas colas durante más de una semana y tenían que ratificar el turno varias veces en el día y la noche para tener derecho a que les tasaran sus joyas.

Nunca se dio información del precio a que se valoraban los objetos. Se tasaban por su peso, sin tener en cuenta su valor como reliquia, ni las incrustaciones de piedras preciosas.

Al final, se les daba un documento donde se hacía constar el valor de las mercancías entregadas y que le daba derecho a comprar en una tienda tapiada, donde las personas se enteraban de las ofertas solo al entrar y allí tenían que gastarlo todo. Los efectos electrodomésticos solo tenían 72 horas de garantía.

Era doloroso ver a jóvenes y adolescentes registrar armarios, escaparates, cómodas y otros muebles de sus padres y abuelos buscando sortijas, collares, prendedores, relojes e incluso dientes postizos de oro, para hacer la transacción que les diera derecho a adquirir un equipo que muchas veces estaba vencido.

No han sido los únicos ni los últimos casos. Otro ejemplo que se puede citar son los cuadros y esculturas valiosas -que sus dueños no pueden vender- a los cuales el Fondo de Bienes Culturales les ha puesto su cuño como patrimonio de la nación.

La ciudadanía no se preocupa y es indiferente a este tipo de despojos. La ley de inversiones no los contempla y, en definitiva, la generalidad de la población tiene como único patrimonio su exiguo salario mensual. Al lado de los señores del régimen castrista, Pérez Molina es un niño de chupeta.

Arnaldo Ramos Lauzurique
Cubanet, 24 de septiembre de 2015.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Una salida a la crisis del béisbol en Cuba


Contaba el académico Roberto González Echevarría en su formidable ensayo La Gloria de Cuba, que en el desván de su casa aún conserva una gorra roja de los Leones de La Habana.

En el libro, Echevarría repasa la rica historia del pasatiempo nacional. Y en el resumen, como de pasada, apuesta por la reactivación de la Liga Profesional Cubana.

Probablemente ésa sea la solución a la crisis y la fuga de peloteros. Ya el problema no son los hermanos Castro. Desde 2013, el régimen verde olivo semi profesionalizó el deporte y autorizó a los atletas a contratarse en clubes extranjeros.

Las coimas son más terrenales. Entre la gabela a Cubadeporte y el fisco cubren un 20% del salario del atleta. Más o menos los tributos que se pagan a hacienda en cualquier club extranjero.

Por desconocimientos jurídicos, falta de información y el manejo de las interioridades de las ligas foráneas, las contrataciones fluyen demasiado despacio.

En el caso del béisbol, el factor MLB es clave. La pelota no es el fútbol. En Europa, Medio Oriente o Estados Unidos hay ligas de fútbol que pagan salarios millonarios, aunque la mayor calidad se concentra en cinco ligas, la española, alemana, francesa, italiana e inglesa.

El béisbol es diferente. Japón, China Taipéi y Corea del Sur tienen ligas interesantes. Pero la calidad contrastada está en Estados Unidos. Y siempre fue, y apuesto que volverá a ser, el mercado natural de la pelota cubana.

Las Grandes Ligas es un negocio de miles de millones de dólares con una estructura vasta y funcional. Alrededor de 200 equipos en Estados Unidos y el Caribe aportan talentos al Big Show.

Por tanto, hay más posibilidades de probar suerte. Alrededor de 60 peloteros formados en la Cuba de Castro juegan en los diferentes niveles del béisbol profesional de Estados Unidos. Otro medio centenar espera probar sus habilidades para acceder a las organizaciones de la MLB.

Mientras, la pelota cubana sigue en caída libre. Lo peor no es el retroceso, es que no se avizora cuando tocaremos fondo.

Los funcionarios y especialistas de la Isla debaten cuál será el formato para la próxima temporada. Unos desean mantener la estructura de 16 novenas y otros reducir a 8 o 6 los equipos.

La buena noticia es que, en caso de reducir los equipos, se concentrará la calidad, pero -y ésta es la mala noticia- nadie puede asegurar que continúe el goteo imparable de peloteros que desean probar suerte en el mejor béisbol del mundo, ganar salarios millonarios y administrar sus finanzas.

Un comentarista de Diario de Cuba, que firma como Centro Derecha, en varios artículos sobre deportes, no se cansa de sugerir que la disidencia organice un movimiento que agrupe a futuros deportistas profesionales y sea el ente negociador con clubes extranjeros.

En teoría la idea es muy buena. Pero en la práctica el gobierno armaría su guirigay y pondría obstáculos insalvables. Miren el caso de Dayron Robles. Aquí la palabra independiente despierta resquemor en la autocracia.

No tengo dudas que Cuba va camino a la democracia. El recorrido podrá ser más largo o tomar un atajo de acuerdo a la presión de la oposición y el pueblo, que por ahora es un espectador silencioso.

Ya es prácticamente un hecho que la talanquera de la MLB va a caer. No importa el tiempo, pero el béisbol cubano va a regresar a la órbita de Grandes Ligas.

Cuando eso suceda, y la pelota sea un negocio, se recuperarán cientos de terrenos perdidos, no escasearán guantes, bates ni pelotas y se abrirán academias de la MLB.

En la Isla hay una estructura que se puede aprovechar. En cada provincia existen escuelas deportivas y academias beisboleras. También miles de preparadores deportivos que han abandonado su profesión y son custodios de un hotel o manejan un taxis colectivo.

Cuando se logre un pacto con la MLB, resurgirá la pelota nacional. Continuarán los torneos amateurs de las categorías juveniles, cadetes e infantiles. El torneo Sub-23 y la actual Serie Nacional podrían ser una liga de segunda categoría, dónde podría participar un equipo por provincia.

En esa futura liga profesional, jugarían peloteros cubanos que aun no han llegado a Grandes Ligas, jóvenes talentos, jugadores con poco juego en la MLB y dominicanos, mexicanos, estadounidenses, venezolanos y de otras nacionalidades que los futuros clubes cubanos pudiesen contratar.

Desde luego, los clubes habría que privatizarlos. Si no todos, al menos algunos. Por su capital en divisas, instituciones estatales, sean de turismo, aeronáutica civil o telecomunicaciones, podrían comprar equipos.

Lo ideal sería que la liga rentada funcionara dentro de una sociedad democrática. Pero China es un ejemplo de cómo puede convivir un régimen totalitario con negocios deportivos particulares.

El deporte moderno es de clubes. Y deben ser lucrativos. Ya la pelota nacional no tiene sentido. Según un estudio de periodistas de la COCO, emisora radial capitalina, la asistencia a los estadios no sobrepasa el 25% de fanáticos.

El costo en alojamiento, comida, implementos deportivos y transportación es de dos a tres millones de dólares entre Serie Nacional y Torneo Sub 23. Las ganancias, cero. Solo pérdidas.

Debido a los bajos salarios, desde enero a la fecha, de Cuba se ha marchado más un centenar de peloteros. Y la marea promete no detenerse.

Con dictadura o si ella, la pelota forma parte del patrimonio nacional. Entonces, salvémosla.

Iván García
Foto: Tomada de El porqué de mi silencio.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

A 50 años de la UMAP



Las UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) fueron campos de trabajo forzado que la revolución estableció en Cuba, en la provincia de Camagüey, de 1965 a 1968, adonde fueron enviados jóvenes y no tan jóvenes que, por una u otra razón, no se avenían con el Hombre Nuevo que el régimen se proponía “construir”. A medio siglo de aquel oprobio, la dictadura todavía existente en la Isla no se ha disculpado y, peor aún, ha tratado de ocultar el hecho.

El destacado teatrista y escritor cubano Héctor Santiago, hoy residente en Nueva York, víctima de las UMAP, ha tenido a bien concedernos una entrevista. Nacido en La Habana en 1944, es coreógrafo, dramaturgo, bailarín, director escénico, escritor, pintor y titiritero. En Cuba se graduó en el Seminario de Dramaturgia del Teatro Nacional. Entre sus obras teatrales, escenificadas en numerosos países, se encuentran El último vuelo de la paloma, Balada para tres muñecos tristes o Las noches de madame fru-fru. En 2012 publicó la novela La memoria del agua.

¿Cómo fue la despedida de tu familia?

-La despedida fue desgarradora. No teníamos datos precisos, pero ya sabíamos que era algo siniestro. Sabes cómo son las madres cubanas, entre lágrimas y abrazos y me tuve que poner fuerte porque quería acompañarme y no lo permití. De lo cual me alegré, porque cuando lleguamos, aquello no era normal: reflectores, perros, guardias armados. A las madres que fueron las mantenían distantes, parecían un coro de plañideras en una tragedia griega.

-Aguanté las emociones todo lo posible y me dediqué a ayudar a los muchachos que nunca se habían separado de sus familiares (que no era mi caso). Nos ayudamos emocionalmente unos a otros. Muchos exteriorizaban su pánico, pero los guardias tenían orden de no hablarnos. A los que llevaban cadenas con cruces y collares de santería, se los arrancaron literalmente del cuello y a los que llevaban biblias se las pisotearon. Solo cuando todas las listas estaban chequeadas -se comprobó que dos o tres no acudieron- fue que apareció el transporte.

-Existía mucho miedo a los chivatos que podrían existir en el grupo, así que los amigos, nos susurrábamos lo que estaba pasando. Los convoyes fueron yendo hacia Camagüey por 'camadas'. Cada día, durante semanas, iban partiendo los ómnibus y trenes. Mis amigos, los escritores José Mario y Jorge Ronet, el folclorista Benigno Garbizo y otros, habían partido antes.

-Ya se había corrido la noticia de que se trataba de algo siniestro, porque los nombres que se mencionaban, de los que habían sido llevados, eran de religiosos, santeros, abakuás, artistas, maricones, jóvenes que no estaban integrados al "sistema” y los llamados "vagos", los que no estaban en las nóminas laborales del régimen. Además, en aquel tiempo, era inusual una citación del Servicio Militar Obligatorio (SMO) para las 8 de la noche, en un parque al lado de la Escuela Normal de Maestros, en San Joaquín entre Pedroso y Amenidad, en El Cerro, La Habana.

¿Sospechabas que te llevaban hacia la UMAP?

-Todavía aquello no tenía un nombre público, pues se enmascaraba bajo el nombre de SMO. Por la premura, como carnet te daban una hoja con tus datos. Después, con la experiencia se sofisticaron y crearon un carnet con tu foto, que decía claramente UMAP. Recuerdo sus últimos dígitos, 482.En el primer campamento en que estuve, en Sola, yo era el 83. Luego, en Florida, fui el 16. Al salir de la UMAP, me rompieron el carnet. Y poco después dinamitaron los campamentos y los arrasaron con excavadoras, para que no quedaran huellas de esa infamia.

-Otro indicio de hacia donde nos llevaban fue que no nos dieron el uniforme verde olivo, sino otro, un pantalón azul oscuro de mezclilla y la camisa también de mezclilla, pero de un azul más claro. Y un monograma con la forma del escudo cubano, de fondo claro y que en un tono rojizo decía Umap-1, que era para ponérselo en la manga izquierda de la camisa. Así que ya aquello se estaba cocinando desde mucho antes. No nos dieron entrenamiento militar, ni portábamos armas. Ya eso lo decía todo.

¿Sabías, tenías conciencia, de lo que eran las UMAP?

-La verdad se fue imponiendo, pero cuando llegamos al sitio adonde nos llevaron. ¿Por qué los perros pastores traídos de la Republica Democrática Alemana?¿Por qué habían garitas con soldados con rifles AK, doble círculos de alambradas con pinchos y en el centro los 'cazabobos', rollos de alambre imposibles de atravesar? Por la noche, los 'cazabobos' eran trampas de hurones, ratones, pájaros y perros jibaros, que en la mañana rescatábamos con palos y asábamos con ramas, bagazos de caña secos y hojas del periódico Granma.

-A los tres días nos pusieron un machete en las manos, sin guantes. Y ¡a cortar caña! De 6 de la mañana a 3 de la tarde. Parábamos 30 minutos para almorzar, de 12:30 a 1 de la tarde. Pero como el almuerzo lo traían en camiones, dependía de la disponibilidad de éstos y de cómo andaba la cocina, si había para cocinar. Por eso a veces únicamente daban un boniato hervido y una lata de carne rusa o un repelente hígado de esturión búlgaro.

-Si no cortabas la norma de caña establecida, te ponían un guardia armado hasta que la terminaras, a veces los más debiluchos estaban hasta la noche, iluminados por aquellas lámparas artesanales llamadas 'chismosas' o 'mechones', de luz brillante (querosén). Regresaban comidos por los mosquitos y jejenes, igual que sus escoltas, muchachos del Servicio Militar Obligatorio que estaban también castigados en las UMAP.

-Allí había guajiritos analfabetos, niños 'bitongos' (burgueses), monaguillos, antisociales, a quienes por sus estilos 'depravados' les llamaban 'los de la Dolce Vita', por la película de Federico Fellini que retrataba la decadencia de la burguesía italiana.Ya se sabe que los comunistas son los más fieros católicos a la hora de la moral.

-Tanto corrió la 'bola' que no pudieron seguir ocultando las UMAP. Además, se dieron a conocer en Canadá las fotos de un campamento. Entonces publicaron en el periódico Granma que las Unidades Militares de Ayuda a la Producción existían, pero eran diferentes al Servicio Militar Obligatorio, con fotos de complacidos participantes cortando caña, dando las gracias por la oportunidad de reformarse que les ofrecía quien tú sabes, y a tenor con la 'emulación socialista' los que cortaran más caña recibirían regalos.

-En un discurso el 13 de marzo de 1966 en la escalinata de la Universidad de La Habana (aunque años después declararía que en su momento no había tenido tiempo para ocuparse de asuntos como las UMAP y desconocía sobre las recogidas de antisociales y maricones), el líder supremo reveló su existencia y su propósito: acabar con los 'preslinianos', admiradores de Elvis Presley, los 'pitusos' -así les decían a quienes vestían jeans ceñidos al cuerpo-, los vagos y degenerados enemigos de los abnegados revolucionarios, que luchaban por implantar el socialismo.

-Ya antes, en otro discurso en ese mismo lugar, llamó a cortar con navajas los pitusas (jeans), meterle tijera a las minifaldas, rapar a los melenudos y a todos los que tenían afros (supongo que las personas de pelo encrespado que llevaban un peinado muy frondoso, propio de los hombres y mujeres de color).

¿Qué edad tenías en el momento en que te llevaron?

-Nací el 25 de junio de 1944. Así que saquen la cuenta (tenía 21 años).

¿A qué te dedicabas?

-Era teatrista y bailarín en el Consejo Nacional de Cultura, una gran cantera para aplicar planes siniestros como las UMAP.

¿Por qué crees que te llevaron? ¿Tenías antecedentes penales? ¿Habías cometido algún delito?

-Por ser maricón, y un artista 'no comprometido', con un largo historial de rebeldía, víctima de cárceles y recogidas, como la vez que recogieron a lo que ellos llamaban “las tres P” (puta, pájaro y proxeneta). O por salir a la calle vestido de blanco y con mis collares y pulsos de la santería, donde me inicié a los 7 años por influencia de mis abuelos negros.

-En 1965 no existía aún el carnet de identidad. Las listas que enviaron al Ministerio de las Fuerzas Armadas, las formaron con los registros de la policía por las “recogidas de antisociales”, lo cual cuales sembró el terror, sobre todo en La Habana. Sin contar las “depuraciones” morales e ideológicas que hacían en las becas, escuelas secundarias y, universidades. A esas listas se sumaban las elaboradas por los sindicatos en los centros de trabajo y las que proveyeron nuestros compatriotas a nivel de cuadra, es decir, los Comités de Defensa de la Revolución. Y como harían luego, cuando el éxodo del Mariel en 1980, vaciaron las galeras de presos comunes y las de los maricones delincuentes, que fueron los últimos en llegar y no portaban ninguna identificación.Todos los totalitarismos son absurdos.

-Para las UMAP utilizaron mi nombre artístico de Santiago Ruiz, que aparecía en mi dossier policíaco (mi padre me prohibió su apellido por ser yo maricón). Mi acta de nacimiento decía Héctor Santiago Armenteros Ruiz. En 1968, después de la UMAP, con mi verdadero nombre me llega una citación para el SMO. ¡Increíble! Mi madre me dijo que que serían solo tres años y me aconsejó que no mencionara que había estado en la UMAP. Me enviaron a la Escuela de Oficiales en Matanzas, me pusieron a limpiar el piso y servir de criado en las casas de los oficiales.

-A los seis meses me harté. Al menos en la UMAP era uno entre tantos, pero entre soldados machazos se acentuaba “mi condición” de homosexual, rodeado de burlas por todas partes y acosos sexuales: la sodomía en el ejército equivalía a cinco años para el pasivo y tres para el activo. ¿Así que gozas y te toca menos? Entonces fui a ver a un psicólogo militar, teniente de carrera del ejército de la época de la república. Se le veía honorable y correcto. Llevándome por mi intuición y desespero le dije que era maricón y si seguía allí me mataría. Me firmó la licencia.

-Posteriormente me enviaron al Ministerio de Trabajo, solo me ofrecían trabajo en el Cementerio de Colón, limpiando pisos en el manicomio de Mazorra, en una cantera de cal, obras de construcción en Varadero, cuidando cocodrilos en la Ciénaga de Zapata... No los acepté y me mandaron a un Tribunal de Trabajo, que funcionaba en el antiguo edificio del Diario de la Marina, en Prado y Teniente Rey. Me aplicaron la Ley de la Vagancia, que databa de los tiempos de la Colonia, implantada por el Gobernador General de la Isla, el general Tacón. Tuve que escoger entre tres años de cárcel o una fábrica de radiadores de autos y camiones. Escogí la fábrica y allí estuve unos años.

¿Cómo recuerdas aquel viaje de La Habana a Camagüey? ¿Cuáles fueron los momentos más difíciles?

-Nos metieron en unos ómnibus con las ventanas cubiertas por periódicos o pintadas de negro. Delante, unos jeeps con guardias armados guiaban al convoy, que era cerrado por otros. Íbamos a gran velocidad, evitando las grandes ciudades y pasando por pueblecitos desiertos con las ventanas cerradas, sin testigos, pero con milicianos en las calles en penumbras. En la parte de atrás del ómnibus orinábamos y defecábamos. Con el calor tropical, los gases y pestes formaron parte del menú.

-Así, hasta el estadio de béisbol de Ciego de Ávila, el viaje duraría unas 8 o 10 horas, sin agua ni comida. De allí partieron los grupos hacia los distintos campamentos, convenientemente situados junto a los cañaverales de los diferentes centrales azucareros. Todos estábamos mezclados, debido a la urgencia porque comenzaba la zafra azucarera. Pero pronto organizaron a los chivatos (ésos de los que Francisco de Quevedo decía: “Erase el tal, tan bugarrón, que cuando entraba en palacio, las nalgas salían huyendo”), los cuales sirvieron a la revolución con sus vergas (penes), teniendo sexo o provocando a los 'extraños', para crear la lista de los maricones. Así comenzaron las 'cordilleras' -toda una jerga delincuencial- conduciéndonos a campamentos segregados solo para maricones.

-Difícil fue ver a muchachos separados de sus familias por primera vez, llorando por un destino desconocido, preguntando qué habían hecho. En la Unidad 2018, en Sola, había un cartel con toscos brochazos de pintura negra que decía El trabajo los ara ombres. Los hados divinos propiciaron que allí estuvieran el poeta José Mario y el escritor Jorge Ronet, y otros amigos. Me imagino que el espanto compartido me ayudó. Sí, porque los pateados forman su cofradía.

¿Cuáles fueron algunos de los momentos cuando más temor sentiste, si es que los hubo?

-Soy humano, lo que es también ser cobarde. No fue fácil la sangre derramada por los testigos de Jehová -mis héroes para siempre-; el suicidio de los más débiles; la saña de los guardias golpeando a los que no querían trabajar; ver que incendiaban los cañaverales cuando alguien se escondía en ellos para escaparse y verlos salir convertidos en teas vivientes, gritando y corriendo; el escorbuto por la avitaminosis (a veces, mientras conversaban les salían volando los dientes); las quemaduras por el intenso sol, y las anemias, la sarna, el asedio de las chinches, piojos y ladillas, traídos de la prisión del Castillo del Príncipe habanero.

-Para todo, en las "enfermerías" solo había aspirinas y en bolsa negra (ilegalmente) se vendía el alcohol y la tintura de calamina para las picadas de mosquitos; a las heridas le echaban orine, tela de araña y azúcar y por vendas se usaban trapos, que muchas veces las infectaban, empeorándolas. Sabe Dios dónde enterraban los cadáveres. Si sus familiares reclamaban, si es que lo hacían, porque ser de las UMAP era como pertenecer a los triángulos de distintos colores que los nazis ponían en las camisas de los concentrados y te marcaban como un oprobio (como después lo fue ser un “marielito”), simplemente les decían o les mandaban un telegrama: “El compañero X, murió cumpliendo con sus obligaciones revolucionarias. R.C. Ministro de las FAR”.

-Después, la cotidianidad de la maldad sin sentido y gratuita te envolvía, y quisieras o no formabas parte de ella. Llorabas, te imponías tus límites, para no ser el próximo. Yo, siempre un 'reaccionario' muy espiritual, que es distinto a ser religioso, rezaba, meditaba, hacía yoga, pese al cuerpo despedazado. Y le montaba las coreografías a los shows en los campamentos. De modo que hicimos actos culturales y montábamos bufonadas con José Mario y Jorge Ronet, además de leerles libros. Pero era una lucha titánica, pues no permitían libros 'no revolucionarios', y nos hacían requisas inesperadas mientras dormíamos, también buscaban ropa de los shows y los velos hechos de mosquitero para los casamientos entre los tapiñados y las bodas públicas. Para sobrevivir recurrimos al delirio, y como perdimos la identidad y nos llamaban por números, utilizábamos 'contranombres'. Así el 16 era Rosita Fornés, Ninón Sevilla, el 34, María Félix, el 10. ¡Kafka, Ionesco y la jodedera cubana!

¿Qué propósito piensas que tenía el gobierno al crear las UMAP?

-Mano de obra barata para las cada vez más desastrosas zafras azucareras (en teoría, te pagaban siete pesos mensuales que pocas veces recibías), con las cuales costear el armamentismo en el Congo, Argelia, subvencionar a la guerrilla latinoamericana, penetrar las universidades liberales, instituciones culturales y los medios de comunicación que los apoyaban. Apartar a los inutilizables para que no contaminaran a la sociedad revolucionaria, el mito de que los maricones pegan su mariconería, crear el terror entre los homosexualesy que todos se autometieran en el closet. Un muy disfrazado propósito de exterminio, con especial acento hacia los Testigos de Jehová, los adventistas y maricones.

-Además, era un arma política contra los disidentes. ¿Por qué por las UMAP no pasó el escritor Miguel Barnet, el dramaturgo Abelardo Estorino y su amante el pintor Raúl Martínez, ni el pintor René Portocarrero y su amante el también pintor José Milián, ni el pintor Cabrera Moreno y el teatrista Vicente Revueltas, ni el compositor Héctor Angulo o el cineasta Humberto Solás? La lista es larga. ¡Ah, porque eran maricones incondicionales al régimen!

Cuéntame un día de trabajo.

-El himno nacional. “¡Hijeputas testigos de Jehová! ¿No van a saludar a la bandera?” “¡Mi Patria es Jehová!” “¡No te arranques el monograma!” “¡Solo llevo a Jehová en mi corazón!”. Batazos, puñetazos, bayonetazos, golpes con cadenas, sogas, mangueras. “¡Saluda!” “¡No!”. Más de lo mismo cada mañana. Y nosotros caña, caña y caña. En el tiempo muerto, preparar el terreno para la zafra: desyerbar con azadones o arrancar las hierbas con las manos, remover las piedras, regar abonos químicos sin guantes y el nitrato te quemaba las manos.

-Desayuno: leche en polvo aguada -Made in URSS- con borra de café hervida y una lasca de pan gomoso y reseco. El almuerzo cabía en una lata de leche condensada: espaguetis sin salsa ni sazón y a veces sin sal, y un boniato hervido (la gastritis nos mataba). Cena: chicharos aguados, harina de maíz, una fiesta si había arroz, sopa de 'carne de res' de sus rabos, orejas y tripas. Y si era de pollo, de pescuezos, rabadillas, alas y patas, todas con gorgojos y gusanos. ¿Carne? Los jefes de las unidades se robaban el resto. Y encima del hambre, en la requisa cuando regresabas de trabajar, te quitaban la caña o las frutas silvestres que habías encontrado en el campo.

-Diez de la noche. Recuento por si se escapó alguno.¿Con alambradas, garitas, perros, con los guajiros que nos huían porque les dijeron que éramos asesinos, delincuentes y los maricones íbamos a violar a sus hijos? A contar un día tras otro, un mes, un año... ¿Cuándo se acaba esto, Dios mío?, pensaba.

-Me quiero coger unos días de descanso y le pregunto a Armando Díaz Báez, Rosita la Sanguinaria, el 43. "Bueno, me dijo, por un machetazo superficial en la mano, das una caja de cigarros y 10 pesos. Si te cortas un tendón del dedo, 20 pesos, una libra de azúcar y otra de gofio. Varios tendones de los dedos de los pies o un corte en la rodilla, 40 pesos, dos cajas de cigarros, una toalla, una sábana y unos cuantos jabones. O prepara un batido de tierra con jabón amarillo, para que te dé vómitos y diarreas. Y llegando al límite: ahorcarte, beber salfumán, cortarse las venas, tragarse cuchillas de afeitar", que eran soviéticas.

¿En algún momento recibieron instrucción, un adoctrinamiento que indicara que estaban allí para “reeducarlos””, o quedaba claro que no era más que un castigo por equis razón?

-De todo. Ya lo decían los carteles: El trabajo los ara ombres, Están aquí para reeducarse, Fidel es muy generoso y quiere que se monten al carro de la Revolución, Esto no es un castigo, es un proceso revolucionario, para que no sean más antisociales, ni maricones, La Patria necesita hombres, para uno, dos, tres muchos Vietnam. Y dale que dale con lo mismo. Las obligatorias clases de Instrucción Revolucionaria: El socialismo en Cuba, de Blas Roca, mucho Lenin, y discutir cada discurso del líder supremo. Benigno Garbizo, La Ochún, el 32, se quejaba: ¡Ya empezaron con la cantaleta! Y Hermenegildo, el comisario político, le decía a los guardias: ¡Sáquenlo y métanlo en El hoyo!

¿En cuál o cuáles campamentos estuviste? ¿Cómo funcionaban?

-Estuve en campamentos en Florida, Esmeralda, pero el que se me quedó más grabado, por ser el último, fue el de Sola. Te movían cerca de los distintos centrales azucareros, de acuerdo con las necesidades de su mano de obra. A veces te trasladaban temporalmente a otros más cercanos o más lejanos, viajes que duraban mucho y entonces te despertaban a las 4 y 30 de la mañana.

-La vitrina del paraíso cubano era pacífica y todos éramos iguales, la revolución el más alto ejemplo de humanismo. Pero tras la espesura de los cañaverales y en lo lejano del monte, estaban las embajadas del horror, que al no verse no existían, pues aunque lo supieran, los pobladores de la zona se mordían la lengua y si te daban un pase corto a un pueblo cercano, para ir al médico o algo así, todos te huían porque el uniforme te marcaba y propiciaba que no pudieras escaparte. Igual que ocurrió en la época nazi, que todos los que vivían en los pueblos aledaños a los campos de concentración, juraban que ellos no sabían nada, no vieron el humo de los hornos ni olieron la carne quemada.

-Pero si me pides que te describa el infierno: Maniantabo. Erigido sobre un pantano ligeramente drenado, que perpetuamente mojaba las botas soviéticas y los pies se llenaban de hongos, se podrían las uñas, se ponían en crisis los asmáticos. Era una humedad perpetua que no te dejaba ni dormir. Allí los mosquitos eran de un tamaño inverosímil, y antes que anocheciera había que meter a los caballos bajo techo, porque los cubría una nube negra de mosquitos y jejenes, enloqueciéndolos o matándolos, y las perreras había que cubrirlas con mallas. Este infierno estaba construido específicamente para los maricones rebeldes, líderes de huelgas, los que se reviraron y respondieron a los golpes, intentaron escapar, prendieron fuego a las camas…

-Allí había cercas electrificadas. Y para continuar con el absurdo, por perder una lima para afilar los machetes te acusaban de Daño a la Propiedad del Estado. Por negarte a trabajar, Delito de Vagancia. Los juicios te los celebraban en tribunales civiles, con seguras condenas como delincuentes a las cárceles. Si le contestabas a algún jefe, Ataque a un Oficial. Negarte a ir a las clases de Instrucción Revolucionaria o hacer un chiste de índole político, como Alguien apedreó a una jicotea matándola, Atentado contra la FGigura del Máximo Líder. Como te consideraban 'militar', te venían a buscar para meterte en el G2, añadiéndole a tu odisea una causa por 'contrarrevolucionario'.

-Muchos piensan que la KGB soviética implantó su modelo de seguridad estalinista en Cuba. Pero fue la Stasi, de la Alemania comunista, heredera de los métodos nazis. Así que los campamentos estaban construidos según los campos nazis -y algo del gulag soviético-, que funcionaban con una fría y calculada eficiencia alemana. Éramos piezas sin nombres ni derechos, parte de una maquinaria donde lo colectivo borraba toda humanidad.

Además de castigos psicológicos, ¿recibieron castigos físicos?

-Si no obedecías, respondías con rapidez a una orden, no cumplías con tus normas de trabajo, o te acusaban de tener sexo con alguien (los nombres los proveían los chivatos que estaban entre nosotros), te sacabas las cejas o maquillabas, entre los castigos que te aplicaban estaban:

-El hoyo, enterrarte hasta el cuello; El trapecio, colgarte por las muñecas en el aire y la circulación de la sangre y los líquidos corporales se acumulaban en las piernas, creando unas inflamaciones muy dolorosas; El palo, como San Sebastián, atado, desnudo, a un poste, con unas fuertes luces sobre ti, que atraían a los mosquitos y jejenes, que prácticamente te comían; El ladrillo, parado sobre un ladrillo durante horas o toda la noche, si te movías o te caías, dos guardias a cada lado te golpeaban, El barril, lleno de agua, en el que te metían la cabeza al punto del ahogo, te sacaban hasta recuperarte y lo volvían a hacer. También vi sentar a alguien, atado, sobre un nido de hormigas bravas y a otro acostarlo sobre unas ramas con espinas.

-¡Pero castigos de verdad, los físicos-psicológicos! A comienzos de 1965 se celebró en Cuba un Congreso de Psicología Marxista, con participantes de México, Chile, España, Francia, Italia, la Madrecita URSS, Bulgaria, y profesores de la Universidad Carolingia de Praga, entre otros. Allí se esbozaron varios métodos para la 'solución final' del problema de los maricones. Al finalizar, a muchos los invitaron a quedarse en Cuba, cooperando con la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, el Instituto Nacional de Higiene Mental y doctores del manicomio de Mazorra. El objetivo era aplicar las investigaciones del ruso Pavlov, acerca de la conducta condicionada: los animales identificaban las campanadas y los colores de las luces, con diferentes reacciones y actitudes, así que apenas las escuchaban o veían, respondían.

-Los checoslovacos, además, trajeron las 'máquinas de curar la mariconería', que en realidad eran para los electroshock y los detectores de mentiras. Ellos, al igual que los soviéticos, pensaban que la sexualidad podía reacomodarse y esto aplicaron en los países del eje comunista y pensaban que en Cuba sería efectivo, para que los maricones se transformaran en el Hombre Nuevo, un machazo criollo guevarista.

-Así, mientras veías películas pornográficas de sexo heterosexual y mujeres desnudas, te daban café, cigarros, jamón (¿qué era eso?), agua fría, refrescos... Después, cambiaban de 'palo pa'rumba' y veías machos encuerados, falos erectos, mientras te aplicaban los electros o te inyectaban insulina para choquearte -ahora se está aplicando en China, y aquí en Estados Unidos los evangelistas tienen su versión.

-Sesión tras sesión te hacían preguntas y valoraban 'el progreso' alcanzado. Solo a los muy masculinos los aceptaban, a los que eran damas versallescas. ¡No! ¡Ay Olofi! ¿Cómo me escogieron? Tú le ibas cogiendo el golpe y te confesabas adorador de vaginas, viéndolas en todas las manchas que te mostraban. ¡Qué asco, fo, un hombre! Pero al cabo de unos seis meses, se dieron cuenta que el que nace… Y se acabó el rejuego marxista de transformarnos en animales utilizables, para seguir siendo 'animales degenerados'.

¿A quiénes de tus copadecientes recuerdas con cariño, o solamente recuerdas?

-¡Tantos que no cabrían en una larga lista! Pero escojo a Julio Ernesto, en el campamento mixto en Ciego de Ávila. Guajiro analfabeto, de 16 años, descendiente de los canarios que poblaron aquellos campos. Cachetes rosados, rubio, ojos verdes. Los bugarrones lo acosaban y le decían Manzanita. Su hermoso rostro se llenó de cicatrices por los golpes, cojeaba por un menisco que le fracturaron, rezaba con unos labios que se le partían y nunca podían sanar, porque al próximo día le hacían lo mismo. "¡Grita que viva Fidel!”, le ordenaban, o frases parecidas. Los testigos de Jehová lo resistían todo, resignados, como parte de la promesa de la nueva Jerusalén. Pero quizás Julio Ernesto le pidió permiso o perdón a Jehová: se colgó de una viga en uno de los cuarticos de las letrinas. Los guardias entraron en la barraca, era un domingo, día de descanso. Y nos escogieron a tres para cortarle la soga y bajarlo, meterlo en un camión que se alejó, llevándose nuestra última esperanza en los humanos, dejando paso al odio a los cubanos partícipes de la complicidad, diría que un 95 por un ciento. Y en el mundo alucinante.

-Heriberto Cancio, Esther Williams, el 28. Fanático de dicha actriz, sus películas le jodieron la vida. Para los shows llenaba de agua uno de esos barriles donde traían el petróleo soviético o las palanganas, se metía adentro o se echaba cubos de agua, bailando y cantando: ¡Ae, ae, ae la chambelona, yo no tengo la culpita, ni tampoco la culpona, de ser maricona! Fuimos a un cañaveral, junto a un pequeño río que corría bajo una quebrada. A la hora del descanso, de 20 minutos a media hora, se puso en el borde, alzó los brazos triunfales, nos sonrió, dijo ¡Viva la Reina de los Mares!, y se tiró de cabeza. Pero no era tan hondo como creía y se enterró verticalmente con la cabeza incrustada en el fango, muriendo desnucado al instante. A los gritos y llantos el sargento Cuesta replicaba “¡Sáquenlo, maricones!”. Y hala que hala, la cabeza una bola de fango que le limpiamos. Estalló una de esas imprevistas tormentas tropicales y pusimos el cadáver en el comedor, con cuatro chismosas a cada lado, y lluvia y más lluvia. Se inundaron los caminos, y el camión militar no se lo pudo llevar al cementerio de tumbas anónimas. Varios días de calor y humedad, el cuerpo hinchándose sobre la mesa de hormigón, y la peste volando, que entraba a las barracas para recordarnos que de la muerte no hay huida. Tengo otros, pero dejémoslos descansar.

¿A quiénes de los jefes recuerdas con afecto o con repulsión?

-La memoria es mala y mal agradecida. Se recuerda más a quien te pateó, que a quien te limpió las nalgas. Es que eran tan pocos los buenos. Sí, el cabo José Antonio. Aunque estaba prohibido, siempre le llevaba agua a los que sufrían en El hoyo y El palo. A los pocos buenos, ¡gracias! Con repulsión, a un tal sargento Echevarría, que siempre sonreía cuando nos golpeaba. De los otros prefiero no acordarme.

Hoy, tantos años después, ¿guardas rencor, has perdonado a tus verdugos?

-Pregúntenles a los pocos viejitos judíos sobrevivientes del Holocausto, y a los del gulag soviético, a los descendientes de los negros que ahorcó el KKK, a quienes les mataron sus familiares las guerrillas latinoamericanas, a los que Mao Tse Tung asesinó durante la Revolución Cultural. Yo, pues el odio y el rencor, el artista lo diluye en su obra. Practico el budismo zen, que te enseña a luchar contra el lobo de tu condición humana. Y aunque es difícil cuando se ha vivido tanto malo, perdonar es como el viento, y el odio cargar una montaña. En Nueva York me encontré con aquel jefe en las UMAP que me dio un bayonetazo en el rostro. Le dije: ¡Bienvenido al país de la libertad! Y me fui a disfrutar mi diaria caminata por el río Hudson.

¿Deseas agregar algo más?

-He perdido al que fuera mi país, aunque encontré otro: ¡Gracias, USA!. Mis viejos han muerto, a los sobrinos que nacieron tras exiliarme -no soy diáspora- no los conozco. Soy el tío de los dólares, otros no me tratan porque les conviene o siguen creyendo en “aquello”, lo cual les respeto.

-No siento nostalgias. Pero era mía una Habana que adoraba, no soy nacionalista, pero disfruto mi cultura antillana. Más o menos la trasplanté aquí, pero no es lo mismo. La casa donde nací, la derrumbó la desidia, en la finca donde adoraba a mis orishas, vive una familia de militares. En lugar de enterrar mis cenizas bajo Iroko, la ceiba, serán lanzadas al Hudson. Creo que me lo he ganado con tanto acontecer: ¡YO NO OLVIDO!

Félix Luis Viera
Cubaencuentro, 29 de septiembre de 2015.
Foto: Héctor Santiago, teatrista y escritor cubano. Tomada de Cubaencuentro.

Ver la web UMAP Cuba 1965. Leer también: ¿Qué fueron las UMAP?; El cardenal Jaime Ortega, las Umap y el mandato de Dios; El reverendo Suárez en la UMAP  y discurso pronunciado por Fidel Castro el 13 de marzo de 1966 en la escalinata de la Universidad de La Habana.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Los 70 de Raúl Rivero


El poeta y periodista Raúl Rivero Castañeda cumple hoy 70 años. Iván y yo tuvimos la suerte de trabajar con él en Cuba Press, agencia de periodismo independiente fundada por Raúl el 23 de septiembre de 1995.

El régimen cubano nos separó. Primero mandó a Raúl a la cárcel en la primavera negra de 2003 y después al exilio, y yo ese año también dejé Cuba. El teléfono e internet borran las distancias y logran mantener intactos los recuerdos, el cariño y el respeto mutuos.

A modo de regalo, este video dedicado a su amigo y paisano Pío Leyva (Morón 1917-2006). Además de cantarle a los mentirosos, Pío le cantó a un sapo porfía y, por supuesto, al gallo de Morón.

Felicidades, Raúl!

Iván y Tania y sus respectivas familias

viernes, 20 de noviembre de 2015

Please, speak English!



Ya los yanquis vienen llegando. Al menos de eso presume el gobierno verde olivo y el cubano de a pie que desayuna solo café. Todos sueñan y sacan cuentas.

El Estado planifica construir hoteles donde quiera que haya un espacio. Y a pesar de la sequía bestial, erigir campos de golf de 18 hoyos para tipos con tarjetas American Express, Visa o Master Card que superen el millón de dólares.

El Dorado del siglo 21. El dueño de un cafetín que armó en el portal de su vivienda, quiere saber si en su barrio edificarán hoteles. Y la propietaria de una casa situada en la ruta habitual de turistas en la Habana Vieja, ha doblado su precio de venta.

Todavía no hay movimientos de tierra, ni Mc Donald’s a la vista. Y en las tiendas por divisas, los pollos de Kentucky siguen costando un ojo de la cara y una manzana de California vale la mitad del salario diario.

Pero no sé por qué rayos, en el ambiente cubano actual se tiene la sensación de que la invasión de turistas y productos Made in USA, como Santa Claus en Navidad, nos traerá muchos regalos si somos complacientes con los americanos de bolsillos amplios.

En la Isla ya es de mal gusto hablar de un tipo llamado Carlos Marx y se menciona a Fidel Castro en voz baja, para no espantar la buena vibra. La autocracia militar prepara a la carrera una nueva campaña.

Por favor, olvide las reglas básicas de armar y desarmar en siete minutos un fusil AKM. Guarde el uniforme de miliciano, que ya los gringos no nos van a invadir. O sí, con dólares. Hamburguesas, hot dogs, pollos fritos y bistecs de res de un dedo de gordo.

La historia del 17-D tiene tirón. El Obama-Castro se ha convertido en una telenovela, con su buena dosis de misterio y esperanza. No se puede negar que está bien contada.

Diez meses después, no ha traído ni agua suficiente para aliviar la sequía. Pero como a un salvavidas, los cubanos se aferran a una consigna inventada: ‘Ahora sí vamos a construir un nuevo país’ (¿socialismo, capitalismo?).

La ciencia ficción cala en cualquiera. Y contagia. Los taxistas ya se ven manejando un Ford con aire acondicionado y motor V-8. En los hoteles, el servicio es lento y no hay toallitas húmedas. Punta Cana, en la República Dominicana, sigue ganándole en precio y competitividad al turismo en Cuba, pero los gerentes y barman ya se ven recibiendo propinas grandiosas de los rubios del norte.

Hasta los mendigos y alcohólicos incurables vislumbran un futuro mejor. Se imaginan vistiendo pitusas (jeans) y cambiando ron casero por Ballantine. Solo que para poder recibir con alfombra roja a los americanos (tres, cuatro, diez millones) se impone hablar inglés.

La gente empieza a verte como un bicho raro si no sabes chapurrear unas palabras en la lengua de Shakespeare.

“Asere, aterriza, si no aprendes a decir My name is Iván y no dominas un inglés básico, te vas a morir de hambre. Lo primero es hablar inglés, lo demás ya veremos”, me dice un vecino que hace una sola comida caliente al día, pero paga 15 cuc, la mitad de su sueldo como funcionario estatal, en estudiar inglés en una escuela privada.

Ahora mismo, uno de los negocios más lucrativos en Cuba es dar clases de inglés. Pregúntenle a los emprendedores que diseñaron una cadena de academias denominadas Britannia. Tienen una página web avalada por la prestigiosa Universidad de Cambridge. Los precios, por las nubes: de 10 a 20 cuc mensuales (tener en cuenta que el salario promedio en el país no rebasa los 25 dólares).

Eso no ha impedido que todas las plazas estén ocupadas. Niños, adolescentes, adultos y ancianos reciben clases en aulas climatizadas y tecnología de punta. Enseñan el inglés de Gran Bretaña y el de Estados Unidos. Inclusive el inglés macarrónico que se habla en Miami.

Solo en el municipio 10 de Octubre, con 207 mil habitantes, hay alrededor de 60 escuelas de inglés, particulares o estatales. En los colegios públicos, en todos los niveles de enseñanza, se va a reforzar la calidad del profesorado que imparte ese idioma.

Hasta un talibán de corta y clava como José Ramón Machado Ventura, que siempre ha dormido con el cuchillo entre los dientes y el sueño de toda su vida ha sido exterminar yanquis en cualquier parte del mundo, acaba de convocar a todos los cubanos a aprender y hablar bien el inglés. Y será obligatorio para los estudiantes universitarios.

¿Y el ruso? Solavaya. Hasta yo, en esta corrida, me voy a poner a estudiar inglés.

Iván García

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Manipular la historia



Hay formas sutiles de tergiversar la realidad histórica, una de ellas es destacando determinadas rostros en los billetes nacionales y otra manipulando las conmemoraciones oficiales.

Se considera que las efigies de las personalidades más importantes de una nación se incluyen en los billetes de las correspondientes monedas, en un orden que destaque las figuras más relevantes.

Ésa fue la intención hasta 1959, cuando las denominaciones que más circulaban en Cuba, en papel moneda de uno, cinco y diez pesos correspondían respectivamente a José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez. Nadie cuestionaba ese orden y todos los cubanos, comenzando por los niños, veneraban así a los tres principales patriotas.

Después del 8 de octubre de 1967, se creó el innecesario billete de tres pesos, con la figura de Ernesto Che Guevara, con lo cual se le daba una mayor relevancia que a Maceo, Gómez y otras muchas personalidades de la historia de Cuba.

Camilo Cienfuegos fue colocado en los billetes de 20 pesos, por delante de Calixto García y Carlos Manuel de Céspedes. En febrero de 2015 se crearon nuevas denominaciones e Ignacio Agramonte pasó a estar por detrás de Céspedes, en los billetes de 500. Y vieron la luz billetes de 200 y 1000 pesos, con las efigies de Frank País y Julio Antonio Mella.

Fuera de las denominaciones actuales, quedan personajes de enorme importancia histórica y cultural, como Francisco Vicente Aguilera, el prebístero Félix Varela, José Antonio Aponte, Carlos Finlay, el obispo Espada, José María Heredia, Narciso López, Carlos Roloff, Guillermón Moncada y muchos otros que harían interminable la lista.

Aún más torcida es la intención con las conmemoraciones nacionales y oficiales contenidas en la Ley No. 116 (Código de Trabajo), que incluye 25 conmemoraciones de las cuales el 60 por ciento corresponde a acciones posteriores a 1959 y solo el 20 por ciento a las luchas independentistas.

Dentro de éstas, hay nueve conmemoraciones nacionales y días feriados donde solo se incluye el 10 de Octubre como fecha independentista, mientras seis días, el 1 y 2 de enero, 25, 26 y 27 de julio y 31 de diciembre recuerdan la revolución de Fidel Castro

En las conmemoraciones oficiales se han incluido cuatro efemérides de la independencia: nacimiento de Martí (28 enero); muerte de Maceo (7 diciembre); Grito de Baire (24 febrero ) y fusilamiento de los estudiantes de medicina (27 noviembre). Y nueve del llamado período revolucionario: ataque al Palacio Presidencial (13 marzo); día del Miliciano (17 abril); victoria de Playa Girón (19 abril); día de la Reforma Agraria (17 mayo); muerte de Frank País (30 nopviembre); día de las víctimas del terrorismo (avión de Barbados, 6 octubre); muerte de Ernesto Guevara (8 octubre); desaparición de Camilo Cienfuegos (28 octubre) y desembarco del Granma (2 diciembre). Todos esos días son laborables.

Debe señalarse que en la etapa republicana, la muerte de Antonio Maceo Grajales, el 7 de diciembre, era día de Duelo Nacional. Pero después de 1959 quedó reducida a una conmemoración oficial.

Son cuatro las celebraciones de carácter internacional: Día de la Mujer (8 marzo); Día de los Trabajadores (1 mayo); Nacimiento de Cristo o Navidad (25 de diciembre) y Viernes Santo (muerte de Cristo). El largo período republicano (1902-1958) se recuerda con una sola fecha, el 12 de agosto, derrocamiento de Machado.

Del calendario nacional se han borrado fechas tan importantes como el Inicio de la República, 20 de mayo de 1902; Descubrimiento de Cuba, 27 de octubre de 1492; Incendio de Bayamo por los patriotas, 20 de enero de 1869; Asamblea de Guáimaro, 29 de enero de 1869; Protesta de Baraguá (a la cual se refirió Martí como el suceso más relevante de nuestra historia), 15 de marzo de 1878; Fin de la Esclavitud en la Isla, octubre de 1886; Protesta de los Trece,18 de marzo de 1923, y la Proclamación de la Constitución de 1940, entre otras.

Para personas que no hayan conocido otra realidad histórica que la divulgada por el régimen, las personalidades que no aparecen en los billetes son de menor importancia y las fechas que se celebran y principalmente cuando no se trabaja ese día, son las que recuerdan los verdaderos hechos históricos relevantes.

No se puede esperar otra cosa de quienes redujeron a Martí a simple “autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada” y limitaron la memoria del general Guillermón Moncada al nombre de un regimiento militar.

Arnaldo Ramos Lauzurique
Red Cubana de Comunicadores Comunitarios
29 de septiembre de 2015.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Centro Histórico de Bayamo o la desidia de las autoridades



A causa de las lluvias, familias del casco histórico de la ciudad temen por el mal estado de sus viviendas. Las difíciles condiciones arquitectónicas de sus hogares ponen en peligro la vida de sus moradores.

Las viviendas se encuentran en la popular Barranca de La Mendoza, lugar por donde entró a Bayamo el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, al frente de las columnas mambisas, en la toma de posesión el 18 de Octubre de1868.

Roberto Torres, presidente de la junta de vecinos del lugar, declara: “De esto tienen conocimiento todos los del gobierno local, pero solo vienen, tiran fotos y se retiran sin decir nada. A ellos no les interesa. El año pasado, Renán, el delegado, nos dijo que no había presupuesto para reparar y teníamos que esperar. Yo le dije que las casas nos iban a caer encima. Me miró y se sonrió.”

Cruz Palma, vecina del lugar, dice: “Llevo más de 60 años viviendo aquí y en los años 50, cuando el propietario era Pedro Iglesia, estaban bien conservadas. Debido a su valor histórico, estas viviendas deberían tener otro tratamiento por parte de las autoridades. Iglesia también era dueño del Teatro Bayamo, del hotel Nueva York frente al parque Central y del cine Iglesia, cerca de la escuela de Comercio. Si su esposa Isabel o alguna de sus nietas vuelven a Cuba y ven el estado en que se encuentran sus propiedades se morirían. Hoy todos los recursos pertenecen al Estado y lo que han logrado es que se venga abajo la historia de Bayamo".

Adelaxis Avilés Palma, sobrino de Cruz, comenta: “Tengo miedo de que a mis dos hijas les pase algo, pues todas las tardes juegan con otros niños en los pasillos del edificio. Mire cómo están los techos, todo el acero está afuera y las paredes rajadas. Aquí llueve más adentro que afuera, por las filtraciones y no sabemos qué hacer".

María Luisa Gómez, de 80 años, cuenta que antes de 1959 trabajaba en casa del señor Iglesia, y él le vendió la casita donde actualmente reside. “Se preocupaba mucho por conservar el patrimonio histórico, igual que su esposa, pero ahora a nadie le importa que Bayamo se venga abajo. Vemos cómo se están deteriorando las casas de una ciudad con tanta historia en Cuba. Es vergonzoso.”

Al indagar con autoridades competentes en el gobierno municipal y solicitar despacho con el vicepresidente Octavio, que atiende estos asuntos, la secretaria de la recepción preguntó qué deseaba tratar. Al explicárselo, respondió que cada persona debía resolver su problema, de lo contrario podría interpretarse como ‘contrarrevolucionario’. Terminó diciendo que el funcionario no se encontraba.

En busca de opiniones de instituciones encargadas de la preservación del centro histórico de Bayamo, llegamos hasta Ludín Fonseca García, historiador de la ciudad, afirma que las casas de Mendoza y Barranca, desaparecieron. “Esos solares fueron urbanizados, porque por ahí no había paso, ni de entrada ni salida, a la ciudad. Al menos quedó una tarja señalando el lugar por el que entraron las tropas de Carlos Manuel de Céspedes. Pero más nada".

Al preguntarle sobre la posibilidad de un proyecto institucional provincial que tenga en cuenta la restauración de esta importante zona histórica, dijo: “No sabría decirle si en este sitio se ha hecho algo por parte de Patrimonio Cultural. Como Oficina del Historiador hemos planteado un proyecto más bien socio cultural, sin intervenciones constructivas y lo tenemos previsto para el próximo año.”

Concluye el Historiador de la ciudad: “Bayamo tiene un fondo patrimonial bastante deteriorado. Incluso hemos terminado de hacer un inventario sobre las viviendas de valor patrimonial, pero nosotros como institución no estamos en condiciones de asumirlo, porque no tenemos financiamiento para acometer ese tipo de trabajo. Espero que dentro de poco tiempo pueda contar con el apoyo económico que nos permita asumir la restauración de esas viviendas.”

El historiador también hizo referencia a la histórica contradicción de la existencia verdadera de viviendas que sobrevivieron al incendio de Bayamo:

“Muchas veces las personas tienen la percepción de que el fondo patrimonial de la ciudad de Bayamo es poco. El patrimonio inmobiliario es bastante amplio, aunque queda en desventaja cuando comparamos a Bayamo, una ciudad que se quemó, con Trinidad o Camagüey. Pero es un patrimonio nuestro, que hay que proteger, que hay que cuidar, porque es lo que nos quedó. Si no lo restauramos y protegemos, nos quedamos sin nada. La Oficina del Historiador no tiene actualmente presupuesto y restaurar conlleva mucho dinero".

Sobre el tema acudimos a la Dirección de Planificación Física, al encuentro del director de la entidad, Bárbaro Rodríguez. El mismo refirió: “Nuestra institución no cuenta con el presupuesto para reparar esas viviendas. En la nueva filosofía, nuestra misión se concentra en definiciones operacionales, dictámenes y órdenes constructivas, no en la reconstrucción o conservación de inmuebles. Para ello el gobierno ha creado otras entidades”.

Al valorar el trabajo de restauración y conservación de las viviendas en el casco histórico de Bayamo, se percibe el mal manejo de los órganos del poder popular, falta de decisiones oportunas y desinterés institucional y gubernamental por las labores de reparación.

Texto y foto: Ricardo Sánchez Tamayo
Cubanet, 24 de septiembre de 2015.
Foto: Casa que perteneció a la familia de Antonio Maceo.

viernes, 13 de noviembre de 2015

El último, que apague el Morro



Una semana antes de abordar el avión rumbo a Ecuador, Ángel Chamizo, 29 años, dormía encima de unos cartones en cualquier edificio abandonado de La Habana.

Ahorrar 14 mil dólares fue una odisea personal. Su madre reside en Barcelona y le giró poco dos mil euros. El resto del dinero lo reunió vendiendo su apartamento de una habitación en la barriada habanera de Lawton, y sus pertenencias, entre ellas un televisor de plasma, un equipo de música de ultima generación y un perro por el cual le dieron 75 dólares.

Tras un periplo azaroso, en la primavera de 2015 llegó a Quito. La capital ecuatoriana fue solo el punto de partida. De allí viajó clandestinamente en Colombia, Panamá, Guatemala y México, donde después tres días sin probar un bocado, sucio y barbudo, con solo 36 dólares en el bolsillo, cruzó la frontera de Juárez hacia la ciudad texana de El Paso.

Chamizo ya se encuentra en Miami. Trabaja diez horas diarias, recogiendo cítricos en Homestead. Vive en un apartamento que paga a la mitad con un pariente. Pero el culebrón no ha terminado.

Ahora su meta es reunir 15 mil dólares para sacar de Cuba a su esposa. Luego de una noche entre cerveza y música salsa en una discoteca de Miami Beach, colgó un puñado de fotos en su muro de Facebook, y una frase: La yuma es lo máximo, valió la pena tanto sacrificio.

Otros cubanos no tienen tanta suerte. Melissa, 25 años, se despidió de su madre con la promesa de cuando se estableciera en Estados Unidos comenzaría hacer gestiones para sacarla a ella y sus tres hermanos. Una mañana del otoño de 2014 viajó a Ecuador, y desde hace 10 meses, la familia desconoce su paradero.

El pasado mes de junio, Joel, 17 años, estudiante de preuniversitario, junto a un grupo de amigos, planificaron una travesía en una chalupa de madera con motor diesel de un auto sudcoreano. Sus padres no han tenido noticias de su hijo. Tres meses después, su novia, familiares y amigos lo dan por muerto.

El Estrecho de la Florida, como el Mar Mediterráneo, figuran entre los cementerios marinos más grandes del planeta. En el caso de Cuba, las historias que se cuentan de personas que queman todas sus naves y arriesgan sus vidas en aguas llenas de tiburones, van de la tragedia al final feliz.

La emigración en la Isla es más que un drama. El goteo incesante de cubanos que se marchan de su patria en busca de una existencia mejor, alcanza ribetes de desastre nacional.

Cuba se vacía. El régimen del general Raúl Castro intenta vender optimismo y futuro con su narrativa de un socialismo próspero y sustentable y cifras macroeconómicas al alza.

Pero la gente de a pie no se traga la historia. En la Isla se vive de apariencias. Mujeres y hombres, que supuestamente apoyan al gobierno, también realizan gestiones consulares para emigrar.

La opción número uno es Estados Unidos. Pero el éxodo los hace marcharse a Australia, Israel o un islote perdido en el Pacífico.

Diez meses después de un 17 de diciembre que desbordó de ilusión a miles de cubanos, el inmovilismo de la autocracia militar, las penurias cotidianas del socialismo tropical, los lleva a apostar por la emigración como puerta de salida a sus problemas.

Tomen nota. A principios de 2015, la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CPB por su sigla en inglés) informó que hubo un incremento de 60% en el número de cubanos indocumentados que llegan a Estados Unidos. Según la CPB, entre octubre de 2013 y septiembre de 2014, entraron a Estados Unidos 22,162 cubanos; de los cuales 17.459 ingresaron por la frontera mexicana y 4.703 por el área de Miami.

A unos días de concluir el año fiscal en Estados Unidos, el número de cubanos que ingresaron al país era de 31,314. Si sumamos las 20 mil visas que desde 1994 otorga el gobierno estadounidense por concepto de reunificación familiar, en el último año más de 51 mil se han radicado en esa nación.

Según expertos, el incremento en el número de cubanos que intentan a toda costa escapar del 'paraíso' castrista, se debe al temor de que con el proceso de apertura entre Cuba y Estados Unidos, en algún momento se acuerde la derogación de la Ley de Ajuste Cubano.

Con una economía al pairo y las arcas públicas en bancarrota, en la Isla solo crecen tres cosas: marabú, ancianos y emigrantes.

Iván García
Foto de Geysis Gómez tomada de Visión del Morro .

miércoles, 11 de noviembre de 2015

La luz de La Farola



Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, primera villa cubana, fundada por los españoles en 1511, no tuvo comunicación vial con el resto del país hasta 1965.

Ese año, se inauguró La Farola, carretera que comenzó a construirse antes de 1959 y serpentea unos 30 kilómetros entre las montañas de la cordillera Nipe-Sagua de Tánamo-Baracoa con alturas que a veces llegan hasta los 450 metros sobre el nivel del mar.

La Farola forma parte de la Vía Azul, que tiene 154 kilómetros que enlaza a Guantánamo con los municipios San Antonio del Sur, Imías y la Villa Primada.

Hasta Imías, la zona es calificada como 'el semi desierto cubano' debido a la escasez de lluvias y a la salinidad de los suelos. A partir de La Farola el paisaje cambia radicalmente debido a que la zona del macizo montañoso es una de las más lluviosas y bellas de Cuba.

Una monografía de la arquitecta Agueda Caballero Llorens, citada por EcuRed, la enciclopedia oficial, menciona las características técnicas de la vía, los obstáculos que tuvieron que vencer los constructores e ingenieros para terminarla.

Por su singular relevancia y las dificultades que supuso su construcción, en 1997 La Farola fue considerada por la Unión de Arquitectos e Ingenieros Civiles de Cuba como una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana.

En 2015 se cumplen cincuenta años de la inauguración de La Farola, y CubaNet hizo un recorrido por ella, constatando el mal estado técnico en que se encuentra la llamada “maravilla”.

Muchos tramos de las barandas de hormigón prefabricado, que sirven como barreras de protección en el borde de la vía, están destruidas debido a colisiones o vandalismo, un mal que se ha vuelto endémico.

Numerosos baches en el centro de la carretera no han recibido una atención inmediata y se han ido extendiendo hasta convertirse en socavones, con gran peligro para la vida de los conductores y pasajeros. En no pocas de sus curvas hay que tocar el claxon, para advertir a los conductores que transitan en sentido contrario.

Según un transportista privado, a menudo se producen desprendimientos de rocas desde las cimas de las montañas, sobre todo cuando llueve, y la brigada de mantenimiento no actúa con la rapidez requerida que permita dejar libre la vía.

“Esta carretera y su paisaje son muy hermosos, pero cuando llueve las losas fundidas de hormigón que conforman la vía resbalan como si fueran jabón. A ello se unen los socavones, cada vez más grandes y peligrosos y la posibilidad de que una roca desprendida lesione o mate a un pasajero”, cuenta el chofer.

Un trabajador de la Empresa Forestal que tampoco quiso revelar su nombre, refirió que por su importancia la carretera está presente en casi todos los planteamientos de los pobladores, para que no se continúe deteriorando. "Sin embargo, se ha hecho muy poco”, dijo.

Fue una obra donde confluyeron el ingenio y la eficiencia de los técnicos cubanos, con un resultado de encomiable belleza, algo cada vez más raro en el panorama constructivo del país.

El viaducto ayudó a reducir la incomunicación de Baracoa. Sería una lástima que el abandono, la desidia y el vandalismo apagaran la luz de La Farola.

Texto y foto: Roberto Jesús Quiñones Haces
Cubanet, 26 de septiembre de 2015.
Leer también: Faro Vargas, orgullo de Cayo Cruz.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Puntos de Control



A principios de los años 90, en las carreteras de Cuba surgieron los denominados Puntos de Control. En su gran mayoría están situados en los límites de los municipios o cabeceras de provincias.

Dirigidos por oficiales de la PNR (Policía Nacional Revolucionaria), su objetivo inicial era regular el tránsito y proteger a la población. Pero con el paso del tiempo, se han convertido en antros de corrupción, represión y extorsión a viajeros y pequeños negociantes que transitan entre las provincias y municipios de toda la isla.

En los Puntos de Control maltratan a la población que viaja en los ómnibus urbanos y en camiones preparados el transporte de personas. Sin embargo, dan vía libre a los autos privados de alquiler conocidos como 'boteros'.

Al ser víctima de maltrato, me di a la tarea de investigar, con fuentes que aunque prefirieron el anonimato, aportaron datos de gran interés.

Henry, chofer de un camión particular, que se dedica a transportar productos agrícolas para el mercado agropecuario ubicado en Valle Grande, limítrofe con la provincia de Artemisa, narró cómo tiene que 'tocar' (dar dinero) a los del Punto de Control de la entrada de la autopista en la carretera de San Antonio de los Baños, para no que le decomisen la carga y lo multen, a pesar de ser legal la carga y llevar los papeles en regla.

Henry señaló que estas prácticas son cotidianas en los Puntos ubicados en la carretera de Bejucal hacia el poblado del Rincón, y en la intersección que va desde Batabanó hasta El Cotorro, en La Habana. "Tienen todo monopolizado”, agregó.

Otro chofer con el cual conversé fue con Omar, propietario de un auto dedicado al 'boteo' (alquiler) de pasajeros. Omar fue más drástico. Dijo que el chofer que no pagara 5 cuc diarios en el Punto de Valle Grande, no podía trabajar más en la ruta de Güira de Melena al Cine Lido en Marianao.

Fui testigo de la represión que sufre las personas que viajan en camiones, el medio de transporte más económico de la población en el interior del país. Por tener convenios con las terminales municipales, los choferes se niegan a pagar en los Puntos de Control, por lo que los pasajeros de los camiones son sometidos a rigurosos registros, dejándolos al sol por tiempo indeterminado, sin importarles que en ellos viajen niños, ancianos o mujeres embarazadas.

No pocas veces, multan y detienen a pasajeros que han comprado mercancías en establecimientos estatales, pues según dicen es “contrabando”. Un verdadero maltrato al pueblo por parte de quienes supuestamente deberían proteger y cuidar a la ciudadanía.

Los Puntos de Control se han convertido en una fuente de ingresos para los que allí laboran. A costa de los humildes, ellos contribuyen a sostener una revolución que se proclamó para los humildes.

Texto y foto: Martha Domínguez Calero
Red Cubana de Comunicadores Comunitarios
24 de septiembre de 2015.

viernes, 6 de noviembre de 2015

La mala suerte del negro en Cuba



Ya había caído la tarde de un día extremadamente caluroso y sin una gota de brisa, cuando un furgón Mercedes Benz blanco con capota azul de la policía nacional, se aparcó a un costado de la Plaza Roja de La Víbora, barrio a media hora en auto del centro de La Habana.

Pasadas las doce de la noche, decenas de adultos, jóvenes y adolescentes caminaban rumbo a sus casas o hacían corrillos en las esquinas, luego de terminar una de las frecuentes pachangas de reguetón y música salsa patrocinado por la dependencia municipal del Ministerio de Cultura.

El pretexto para organizar estas fiestas puede ser cualquier cosa. El fin del verano, una fecha simbólica de la revolución o una manera de recaudar miles de pesos vendiendo cerveza a granel y refrigerios ligeros a los residentes en la periferia de la capital, mayoritariamente negros y mestizos y con escasas opciones recreativas.

Luego que termina la timba y los cueros dejan de sonar, comienza lo bueno. Trifulcas con armas blancas, sexo en cualquier recodo y orinarse en la calle, ebrios y sabrosos, después del festín.

La acción policial es bienvenida. Lo reprobable es el método. Su modus operandi es abiertamente racista. Sentados en el furgón, una decena de negros, algunos esposados, esperan ser conducidos a la unidad policial.

“Siempre es lo mismo. Los negros somos el tiro al blanco. Aunque llevemos el carnet de identidad y no tengamos un expediente delictivo, cargan con nosotros. En la unidad nos meten en un calabozo apestoso y nos sueltan en la mañana. No sé qué pretenden con esas redadas. Tal parece que los delincuentes en Cuba solo son los negros o mestizos”, señala disgustado Moisés, estudiante de preuniversitario que en diversas ocasiones ha sufrido detenciones exprés.

Aunque la prensa oficial no publica estadísticas, Reinerio, guardia en la prisión de máxima seguridad Combinado del Este, en las afueras de La Habana, dice que “el 70 u 80 por ciento de los presos comunes son negros o mulatos”.

Según el régimen, en las cárceles de la Isla la población penal asciende a 57 mil reclusos. La Comisión de Derechos Humanos, presidida por Elizardo Sánchez Santa Cruz, afirma que en Cuba existen alrededor de 200 prisiones y cerca de 80 mil reos.

En tres ocasiones, Daniel ha sido huésped de las duras cárceles de la Isla. “En dos de esas ocasiones no había cometido ningún delito. Para las autoridades era sospechoso solo por ser negro, no trabajar y tener antecedentes penales”.

Carlos, sociólogo, piensa que el racismo solapado que se practica en diversas instituciones cubanas resulta preocupante. “La discriminación por el color de la piel es un asunto de vieja data. Se remonta a 1886 cuando se abolió la esclavitud. Los negros partieron en desventaja. No tenían propiedades, dinero y la mayoría eran analfabetos. En la república se diseñaron políticas para integrarlos. Pero se mantuvo el apartheid racial en diversos estamentos de la sociedad".

Según Carlos, Fidel Castro pensó solucionar el problema con decretos y buenas intenciones. "Pero no ha sido así. Además del racismo que subsiste en un segmento de la poblacional, algo que no se puede legislar, instituciones como la policía, turismo, aviación civil o medios audiovisuales, tienen prácticas segregacionistas".

El sociólogo considera que ya es hora de que el Estado cubano en las planillas para buscar trabajo o acceder a la universidad, elimine la pregunta sobre el color de la piel. "En sociedades más racistas que la cubana, se ha eliminado ese dato”, señala.

Cuando usted recorre centros turísticos en la Isla observará que los mejores puestos de trabajo suelen estar ocupados por personas de la raza blanca. “Los negros son destinados a la cocina, a limpiar pisos o ser mucamas. Es la realidad”, apunta un empleado del hotel Las Dunas en Cayo Santa María, provincia Villa Clara.

Igual sucede con los cargos públicos. Aunque el régimen ha maquillado el Comité Central y al monocorde parlamento cubano con una mano de pintura negra o carmelita, los puestos ejecutivos de importancia lo ostentan blancos.

“Los negros fueron importantes en las guerras africanas que desarrolló Cuba en las décadas de 1960, 1970 y 1980. Siempre como carne de cañón. Por cada diez altos oficiales blancos, había dos negros. En el generalato las diferencias son aún mayores”, subraya René, ex oficial de las fuerzas armadas.

Luis Alberto, graduado con diploma de oro en una escuela de lenguas extranjeras, cuenta que al llegar a un hotel habanero de cinco estrellas donde solicitaban guías de turismo, vivió la discriminación racial.

“El jefe de personal me dijo que esperara en mi casa una llamada telefónica para comenzar a trabajar. Nunca me llamaron. Un amigo que trabaja en el lugar me contó el motivo: cuando me fui, el tipo comentó, ‘este negro feo me va asustar a los turistas”, expresa Luis Alberto.
Lo peor es que todos los presentes rieron la ‘broma’ del jefe.

Iván García

Foto de Juan A. Madrazo Luna, tomada de A los negros nos dejaron en la calle.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

"Son unos negros"



Las imágenes de un grupo de opositores cubanos reclamando libertad y derechos frente a las oficinas de la Asamblea Nacional del Poder Popular en La Habana han dejado al descubierto -otra vez- el profundo racismo que padece Cuba después de 56 años de castrismo.

Una voz en off de mujer grita: "Son unos negros que antes no tenían derecho a nada, y ahora lo quieren todo". La señora se refería a doce activistas del Frente Nacional de Resistencia Cívica y Desobediencia Civil Orlando Zapata Tamayo que después serían arrestados por expresarse públicamente a favor de la eliminación de la absurda Ley de Peligrosidad.

Más allá de una frase errónea, porque ni antes ni ahora los negros tenían todo o nada, el comentario revela el profundo desprecio que siente una parte de los cubanos hacia otros cubanos, igualados solo en la condición de víctimas del totalitarismo. Pero la señora que grita se cree superior, como si emulara con un concepto nazi.

El castrismo es un poder blanco y excluyente. De hecho, una de las claves sociológicas de su llegada al poder, fue el profundo rechazo que un mestizo como el dictador Fulgencio Batista Zaldívar provocaba en la sacarocracia, las clases medias y la población en general.

En los años 80, tras comprobar el gobierno que en la estampida del Mariel huyeron decenas de negros y mestizos, Fidel Castro se esforzó por aumentar el número de negros y mulatos en los órganos de gobierno. Aunque se trató de una medida cosmética más que real, pues ninguno de ellos alcanzó cargos con poder real. Tampoco los blancos: el castrismo siempre fue -es- vertical.

El racismo y otras formas de discriminación por razones políticas, religiosas y sexuales no son patrimonio del castrismo. El mundo entero está lleno de racistas e intolerantes y de personas que sufren marginación, pero sorprende que una revolución que se dijo de los humildes, por y para los humildes genere ofensas racistas.

El hecho es grave, porque revela un problema añadido en el cerebro de esa señora y de los que piensan como ella. Se puede ser negro, mestizo, homosexual y lo que se quiera ser, siempre que ante todo se comulgue con el castrismo.

Terrible dilema para un país mestizo, pobre, emocional y saturado de discursos vacíos de contenido real sobre la igualdad y la justicia, difícilmente compatibles con la lapidación moral del disidente, del diferente o del que respetuosamente -y con criterios- decide apartarse de la manada que finge júbilo y adhesión inquebrantables.

Lamentablemente, Cuba es una nación enferma moralmente, víctima del monólogo totalitario que -con la aquiescencia mayoritaria de su población- implantó el castrismo que sigue con su letanía del racismo estadounidense, pese a que Barack Obama gobierna en su segundo mandato tras ser electo democráticamente dos veces.

Por eso, me pareció también un acontecimiento destacable que en las audiencias celebradas en el Senado y la Cámara de Representates de Estados Unidos, la mayoría de los testimonios de disidentes y representantes de la sociedad civil viniera de protagonistas negros y mestizos, recordando que ellos son la parte más sufrida y doblemente pisoteada de una sociedad que vio pasar la oleada engañosamente redentora del castrismo.

El último Censo de Población y Viviendas (2012) confirmó que negros y mestizos son los cubanos más pobres, un problema difícil de resolver para el postcastrismo.

La Cuba del futuro también tendrá que dedicar esfuerzos para socorrer a una población envejecida, a enfermos crónicos, incluidos alcohólicos y drogadictos, y a las numerosas familias monoparentales femeninas con hombres/padres ausentes en tres generaciones.

Ya sabemos que algunos pensarán que solo ha sido la expresión desafortunada de una señora frente a un grupo de paisanos suyos que reclaman derechos democráticos para todos los cubanos, incluida la propia mujer que insulta.

Ojalá fuera un grito aislado. Pero es la constatación de los efectos perversos de un discurso político larvado en más de medio siglo, que ha buscado convertir a la mayoría de los ciudadanos en soldados con obediencia debida y ha criminalizado la discrepancia en cualquier tema, tildando de enemigo o, peor aún, de agente del enemigo, a los que defienden una Cuba en la quepamos todos, aunque pensemos diferente.

"Son unos negros", dijo la insultadora. Son unos cubanos, señora, unos cubanos iguales que usted, aunque ahora o tal vez nunca, los llegue a ver como sus hermanos.

Carlos Cabrera Pérez
Café Fuerte, 7 de febrero de 2015.
Foto de Ángel Moya, tomada de Martí Noticias.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Los negros no cortan el bacalao



Según los resultados de último censo de población y viviendas realizado en Cuba, en 2012, de acuerdo al color de la piel, la población estaba compuesta por un 64,14% de blancos y 35,86% de mestizos y negros, aunque no es lo que se observa en muchos lugares del país, especialmente en lo que corresponde a los negros.

EAl constituir la última Asamblea Nacional del Poder Popular, para desmentir críticas sobre la discriminación a la población no blanca, el régimen trató de acercar su estructura a los resultados del censo.

Esto se puede comprobar haciendo un análisis de las fotos y síntesis biográficas de los 611 candidatos previamente publicadas, que como era de esperar, fueron elegidos en su totalidad.

Aunque el parlamento cubano no decide nada, en su seno acoge a todas las figuras de la 'nomenklatura', entre ellos muchos miembros del Comité Central, en particular los del Buró Político y los primeros secretarios provinciales del Partido Comunista de Cuba (PCC).

También a los vicepresidentes de los Consejos de Estado y de Ministros; los militares de más alta graduación de las fuerzas armadas y represivas; los ministros, los presidentes provinciales del Poder Popular y rectores de universidades, entre otros cargos relevantes.

Y, por supuesto, a los hermanos Castro. Todos ellos suman un poco más de la quinta parte del parlamento. Como en buen cubano se dice, son los que cortan el bacalao.

El resto de los diputados están allí para levantar la mano cuando se les ordene. Como escribió Rubén Darío en su famosa Sonatina, 'son los cisnes unánimes en el lago de Azur'.

En el selecto grupo de la 'nomenklatura' hay 114 blancos, 12 mestizos y solo 5 negros. Son blancos los generales, los ministros, once de los quince primeros secretarios provinciales del PCC, los presidentes provinciales del Poder Popular y todas los jefes de las llamadas organizaciones de masas, con excepción de la Federación Estudiantil Universitaria. Como la lista de los blancos es muy larga, mencionamos a los escasos mestizos y negros.

Los mestizos, que suman 12 son: Gladys Martínez Verdecia, primera secretaria del PCC en Pinar del Río; Raúl Rodríguez Cartaya, presidente del Consejo de Administración Provincial en Artemisa; Miriam Nicado García, rectora de la Universidad de Ciencias Informáticas; Marta Hernández Romero, presidenta del Poder Popular en La Habana; Lázara Mercedes López Acea, primera secretaria del PCC en La Habana; Raúl Cirilo Rodríguez Lobaina, jefe del Ejército Central; Alexis Lorente Jiménez, rector de la universidad de Ciencias Médicas de Sancti Spíritus; Lisara Liliam Corona Oliveros, presidenta nacional de la FEU; Jorge Cuevas Ramos, miembro del Comité Central y primer secretario del PCC en Holguín; Reinaldo García Zapata, presidente del Poder Popular en Santiago de Cuba; Nancy Acosta Hernández, presidenta del Poder Popular en Guantánamo y Luis Antonio Torres Iribar, primer secretario del PCC en Guantánamo.

Los únicos 5 negros son: Zuleica Margarita Romay Guerra, presidenta del Instituto Cubano del Libro; Juan Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional; Tania León Silveira, presidenta del Poder Popular en Matanzas; Salvador Antonio Valdés Mesa, miembro del Buró Político del PCC; e Inés María Chapman Waugh, presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos.

Hay siete provincias sin diputados no blancos en el grupo selecto; Mayabeque, Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Las Tunas y Granma, además del municipio especial de la Isla de la Juventud; dos con un solo diputado; Pinar del Río y Santiago de Cuba; cinco con dos, Artemisa, Matanzas, Camagüey, Holguín y Guantánamo. La Habana tiene cinco con esa condición.

Si miran las fotos y leen las síntesis biográficas de los candidatos (que después se convirtieron en diputados), publicadas en el periódico Granma, pueden comprobar que los negros no cortan el bacalao.

Arnaldo Ramos Lauzurique
Red Cubana de Comunicadores Comunitarios
29 de septiembre de 2015.

Foto: Delegados votando por unanimidad en una sesión de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Tomada de Cubanet.