lunes, 18 de noviembre de 2024

La novela que nunca escribiré

 

I

El adiós fue un riesgo calculado.

Las normas de seguridad indicaban que ese invitado debía llegar y partir bajo el manto de la más estricta austeridad.

Nada de recibimientos y despedidas protocolares.

Para los reyes, quitrines, así reza un viejo lema de la Dirección General de Inteligencia.

Para ese visitante, entonces, bastaba con dos autos Lada y la llave de la Casa de los Cosmonautas en Varadero. Después de todo, a eso había ido a Cuba, a vacacionar en una de las playas más lindas del mundo.

La partida, en buena lid, tendría que haber sido tan austera como la llegada; pero no fue así.

El visitante entró en el aeropuerto José Martí y las puertas se convirtieron en paredes y las paredes en puertas. Fue llevado por un laberinto de pisos pulidos hasta que llegó a una sala amueblada con lujo y habitada por un sólo hombre.

Raúl Castro sonreía con su uniforme de gala, la gorra de plato bajo el brazo y una medalla en el pecho: Héroe de la Unión Soviética.

Los dos hombres se abrazaron con fuerza. No había tiempo para mucho más. El avión ya estaba listo. Las luces parpadeaban y el visitante partió con un murmullo de suerte a sus espaldas.

Antes de que llegara a la puerta de salida, sin embargo, Raúl Castro lanzó la gorra de plato sobre un butacón y se abalanzó sobre su invitado.

Frente a frente los dos una vez más, las manos apretando los hombros, los brazos acortando la distancia, las caras cada vez más cerca y el beso eslavo sobre los labios asombrados del ruso.

Después Raúl Castro hizo una pregunta y la respuesta que escuchó le hizo soltar una carcajada con olor a coñac barato.

Unas horas después todavía se estaba riendo.

II

Aquí podemos detener la ficción y pasar a los hechos.

Ya hoy se sabe que en la extinta Unión Soviética también existió un “Lobby cubano”. Así lo llama en su libro “La Alianza Soviético-Cubana: 1959-1991” (Transactions Publishers, 1994), el señor Yuri Pavlov, traductor al español de Nikita Jrushchov antiguo embajador de la URSS en Costa Rica y jefe, desde el año 1987, del Departamento del Ministerio de Relaciones Exteriores de la URSS encargado de las relaciones con Latinoamérica.

En la página 177 de su libro el señor Pavlov escribe: “El influyente “Lobby cubano” en la Unión Soviética no se limitó a los antiguos embajadores soviéticos en La Habana que terminaron ocupando altas posiciones dentro del Comité Central del PCUS y dentro del gobierno, como es el caso de Vitaly Vorotnikov, miembro del Buró Político del PCUS; Konstatin Katushev, ministro de Comercio Exterior; y Alexander Kapto, jefe del departamento ideológico del PCUS. El Lobby cubano también incluyó innumerables funcionarios del gobierno y del partido, periodistas, generales y oficiales del ejército, directores de fábricas y expertos que en un momento u otro pasaron meses e incluso años en Cuba”… La mayoría conservadora del Buró Político y los secretarios del Comité Central, Oleg Baklanov, Vladimir Kryuchkov, Yegor Ligachev, Ivan Polozkov, Nikolai Ryzhkov, Oleg Shenin, y otros, compartían la preocupaciones de Castro (Fidel) sobre el curso radical que estaba tomando la perestroika”.

El fin de la posición privilegiada de Cuba dentro de la élite política de la Unión Soviética es analizado con más profundidad por el académico Mervyn J. Bain en su libro “Las relaciones Soviético-Cubanas 1985-1991” (Lexington Books, 2007). Como las fechas indican, se trata de un estudio que abarca el período de tiempo que medió entre el inicio de la Perestroika (1985) y el golpe de estado de agosto de 1991. En la página 65 de ese libro leemos: “El significado del golpe de agosto para Cuba estuvo en el hecho de que la junta consistió de sus más cercanos amigos en Moscú. Oleg Baklanov (secretario del comité central del PCUS que había estado en Cuba en 1990), Vladimir Kryuchkov (jefe de la KGB que había hecho una visita no oficial a Cuba en 1991), Konstatin Katushev (antiguo embajador en Cuba y en 1991 Ministro de Comercio Exterior de la URSS), el General Mijail Moiseyev (Vice Ministro de Defensa de la URSS) y el Mariscal Dimitri Yazov (Ministro de defensa de la URSS) —Moiseyev y Yazov tenían lazos con Cuba desde la época de la Crisis de los Misiles— todos estuvieron implicados en el golpe”.

De la “Banda de los Ocho”, que es como hoy se conoce al transitorio “Comité estatal para el estado de emergencia” que decretaron los golpistas (en agosto de 1991), más de la mitad habían expresado abiertamente sus apoyos al castrismo y sus renuencias a eso que ellos llamaban “abandonar a Cuba”. Algunos de ellos estuvieron de visita en La Habana los meses previos al golpe, siendo la más sorpresiva y extraña de esas visitas la que hizo el jefe de KGB, Vladimir Kryushkov, en mayo de 1991.

Una vez desarticulado el golpe, desmantelada la Unión Soviética y abiertos los archivos de la KGB se supieron muchas cosas sobre los orígenes y las relaciones del famoso “Lobby cubano” en Moscú. Una de las más interesantes —y que ha dado lugar a una revisión casi total de ese tema— es el hallazgo de un telegrama (cable codificado) del 18 de julio de 1962 enviado por Vladimir Kryuchkov al jefe de la Inteligencia cubana en aquel momento, el comandante Ramiro Valdés. En esa comunicación Kryuchkov “sugirió” a los cubanos que le echaran una mirada a un ciudadano estadounidense que acababa de regresar desde la URSS hacia su país y que, a pesar de ser “inestable”, podía ser de interés para los cubanos. El nombre de ese ciudadano era Lee Harvey Oswald, el futuro asesino de John F. Kennedy. Los cubanos, ya hoy está comprobado, le echaron una mirada y le dieron el “tratamiento” adecuado a esa recomendación de la inteligencia soviética.

Otro de los hallazgos interesantes fue la existencia de una directiva secreta, ordenada por Mijail Gorbachov en 1990 y titulada: “Medidas de emergencia para organizar la actividad económica comercial y extranjera del Partido”. Un decreto cuyos objetivos describe muy bien el desertor de la KGB Serguei Tretiakov en el libro de Pete Earley titulado “Camarada J” (G. P. Putnam’s Sons, 2007) . En la página 287 de ese libro Tetriakov dice: “Cuando se hizo evidente que el viejo sistema soviético estaba por terminar, los líderes del Partido Comunista empezaron a preguntarse qué pasaría con la vasta riqueza del Partido. Para protegerla decidieron transferir millardos de dólares fuera del país, pero debido al carácter restrictivo del sistema financiero soviético que ellos habían ayudado a crear, no tenían una forma fácil de transferir dinero desde el Banco Central de Moscú al extranjero. En busca de ayuda fueron a ver al entonces jefe de la KGB Vladimir Kryuchkov, quien firmó un decreto secreto que autorizaba a la KGB a crear negocios privados en Moscú con el “propósito de proteger la seguridad del estado” aunque la propiedad privada fuera todavía ilegal en aquellos tiempos. El dinero de los cofres del Partido fue movido hacia compañías tapaderas y secretado a través de éstas hacia el exterior de la Unión Soviética. Ese pillaje sistemático de los fondos del Partido Comunista fue documentado en un memorándum de la KGB titulado “Medidas de emergencia para organizar la actividad económica comercial y extranjera del Partido”. Lo escribió el director administrativo del Partido Comunista, Nikolai Kruchinin, para explicar por qué los líderes del Partido habían tomado un paso tan drástico. De acuerdo con el memorándum, el dinero se pondría a salvo hasta que pudiera ser utilizado para financiar el retorno del comunismo en Rusia. Ese documento estaba supuesto a permanecer secreto pero fue encontrado y desclasificado después del fallido golpe que Kryuchkov intentó contra Gorbachov en agosto de 1991”.

Todo ese entramado de corrupción financiera y lavado de dinero utilizando los fondos del Partido y del gobierno de la extinta Unión Soviética fue analizado en el año 1999 en una audiencia del Comité de Servicios bancarios y financieros, de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. En ese informe, titulado “Lavado de dinero en Rusia” se detalla y comprueba una buena parte de los hallazgos y declaraciones aquí mencionados; así como sus implicaciones para el sistema financiero internacional y, en particular, para una serie de bancos suizos que sirvieron de tapaderas o de intermediarios en esos esquemas de corrupción. Es importante señalar que, ¿casualmente?, el gobierno de los Castro también ha tenido problemas por la utilización fraudulenta de algunos bancos suizos.

Hay otro detalle interesante —aunque sin confirmación, claro está— en la página 179 del libro “Comrade J”, y dice así: “Dentro del SVR (Servicio de Inteligencia de Rusia), ese término —Contacto No Oficial Especial— sólo se utilizaba para identificar a una fuente de inteligencia de alto nivel que tenía un status político y/o social elevado y cuya identidad era necesario proteger con mucho cuidado… Por ejemplo, el hermano de Fidel Castro Raúl Modesto Castro Ruz había sido reclutado por la KGB durante la era Jrushchov como un Contacto No Oficial Especial y trabajó en secreto para los rusos continuamente durante la administración Yeltsin, dijo Serguei (Tretiakov)… Raúl fue utilizado por el Centro para acceder e influenciar al presidente cubano durante los períodos en los que Fidel Castro se tornó hostil hacia los líderes soviéticos. La KGB/SVR siempre tomó precauciones especiales para mantener su papel como Contacto No Oficial Especial escondido de Castro y del pueblo cubano”.

Hasta aquí unos hechos que sobran para hilvanar una novela. Una historia con millardos robados, bancos en Suiza, desertores cansados de tanta corrupción, letonas hermosas y policías honestos rastreando monedas escondidas alrededor del mundo. Podría haber, también, jefes de la KGB que llegan a La Habana en visitas “no oficiales” y son despedidos con besos en la boca. Y no debe faltar, creo, un venezolano cansado de tanta vaina, y de tantas toneladas de petróleo, mucho petróleo, malgastadas… pero el tema me aburre.

III

Raúl Castro recibió, a inicios de 1991, la noticia de que Vladimir Kryuchkov quería pasar unas vacaciones en Cuba.

Una solicitud habitual. Muchos generales y dirigentes soviéticos la habían hecho antes. Unos cuantos, incluso, habían llegado a la heroicidad de morir entre las exigentes piernas de alguna mulata cubana.

Para sorpresa de los edecanes de Raúl Castro en la lista de ruegos y favores solicitados por los asistentes del general soviético había un objeto anacrónico: Coñac Tres Toneles.

Se desataron los recuerdos y hubo una certeza: la visita era importante, habría contacto.

Bucarest, 1953, Comité Preparatorio del IV Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. La plata sólo le alcanzó a Raúl Castro para llevar unas pocas botellas de coñac barato.

Las dos últimas botellas las bajaron un cubanito lampiño y dos rusos que en medio de la borrachera confesaron con orgullo sus nombres y apellidos verdaderos: Alexander Shelepin y Vladimir Kryuchkov, el grande y el genio.

Viva la amistad de los pueblos y el Coñac Tres Toneles.

Las vueltas que da la vida, señores. ¿A quién se le podía ocurrir que en aquella borrachera estaban dos futuros jefes de la KGB y un Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias cubanas?

Treinta y ocho años después de aquel coñac sólo quedaban diez botellas en los almacenes refrigerados del antiguo Ministerio de bienes malversados. Las mandó a buscar.

Kryuchkov fue recibido con la austeridad conveniente. Lo alojaron en Varadero y tuvo unas vacaciones muy gringas. Casi todos los días caminó por la arena a la hora más conveniente para los satélites americanos. Se dejó ver mucho antes de esconderse por un corto período de tiempo, unas horitas cuando más.

Hubo contacto ejecutivo y conversación directa al grano. Dentro de un tiempo prudencial habrá un golpe de estado contra Gorbachov. Ese golpe de estado está supuesto a fracasar, y fracasará. El Partido vuelve a la clandestinidad. Los fondos necesarios para financiar el regreso de Rusia al comunismo son cuantiosos y ya están a buen recaudo. Necesitamos la ayuda de la Isla de la Libertad para el manejo y protección de esos fondos. Sabemos que el talón de Aquiles de la economía cubana es el petróleo. Para resolver ese problema estamos dispuestos a colaborar con ustedes en algo en lo que probablemente ya ustedes estén trabajando por su cuenta. Esta colección de microfilmes contiene el archivo completo de la KGB para Venezuela. Cuando ustedes lean toda la información contenida en ese archivo se darán cuenta de que han tomado posesión de una agentura que nosotros hemos estado desarrollando desde los años treinta, y que se extiende a todos los niveles de la vida venezolana, desde delincuentes hasta generales, desde banqueros hasta líderes sindicales, desde prostitutas hasta santos varones de la Iglesia. Es nuestra opinión que toda esa agentura nuestra, combinada con la que ya ustedes deben tener dentro de ese país, y con las cercanías culturales entre las dos naciones, alcanzarán para que ustedes logren influir a sus antojos dentro de la vida política venezolana y, más importante aún, dentro de la economía de ese país. Todo eso les permitirá lograr una acceso irrestricto a una fuente cercana y barata de petróleo. Para decirlo con palabras claras, compañeros: con la información que les estamos suministrando ustedes serán capaces, si así lo deciden, de poner un mono a gobernar en Venezuela.

Después tomaron Tres Toneles y recordaron los viejos y buenos tiempos.

La despedida debió haber sido tan austera como la llegada; pero Raúl Castro no pudo evitar el deseo de un último beso y abrazo. Así hizo.

Antes de dejar partir a su invitado le preguntó:

– ¿Un mono?

Kryuchkov sonrió antes de responder:

– Y dos también.

César Reynel Aguilera
Aguilera, el blog de César Reynel, 13 de abril de 2013.

Foto: Tomada de internet.

lunes, 11 de noviembre de 2024

Libros convertidos en pulpa de papel

 

Varios lectores me han expresado asombro e incredulidad a propósito de mi artículo “Panait Istrati, entre los autores vetados por el castrismo”, donde referí cómo, a fines de 1970, centenares de ejemplares de las novelas Mijail y Kira Kiralina, del escritor rumano, luego de ser publicados por Ediciones Huracán, fueron recogidos de las librerías y convertidos en pulpa de papel.

Aquella barbarie antiliteraria era una práctica común en la Cuba de las décadas de 1960 y 1970, cuando fueron recogidas y destruidas tiradas enteras de libros que luego de publicados, los comisarios culturales consideraron que eran ideológicamente nocivos.

La lista sería larga: Condenados de Condado, de Norberto Fuentes; Lenguaje de mudos, de Delfín Prats; Pasos sobre la hierba, de Eduardo Heras León, y hasta el mismísimo Paradiso, de José Lezama Lima, por aquel capítulo VIII que revolvía la moralina homofóbica de los comisarios comunistas.

Fue particular el ensañamiento de los comisarios en el caso de Fuera del juego, de Heberto Padilla y Los Siete contra Tebas, de Antón Arrufat, contra los que no bastó el prólogo-coletilla incriminatorio firmado por el Comité Director de la UNEAC que aseguraba: “esa poesía y ese teatro sirven a nuestros enemigos, y sus autores son los artistas que necesitan para alimentar su caballo de Troya”.

Allá por 1988, cuando trabajaba en la Empresa Provincial de Demoliciones, en una nave-almacén en desuso que estaba en la Vía Blanca, en el límite entre El Cerro y Santos Suárez, entre los escombros encontré varios números de la revista literaria mexicana El corno emplumado y decenas de ejemplares de Fuera del juego, y de Los Siete contra Tebas, con aquel infame y ridículo prólogo-coletilla. Todos estaban rasgados al medio y a algunos les faltaban páginas. Parece que a los mata-libros se les olvidó recogerlos en aquel almacén y allí permanecieron durante 20 años.

Conseguí llevarme algunos ejemplares que distribuí entre varios amigos. La que más los agradeció fue mi buena amiga la poetisa Elena Montes de Oca, ya por entonces disidente y hoy en el exilio. Desgraciadamente, el ejemplar que dejé para mí lo presté y nunca me lo devolvieron. Ojalá todavía exista.

Recuerdo que hace unos años pastores de iglesias evangélicas independientes denunciaban la quema de Biblias y otros libros religiosos decomisados por las autoridades.

También hace varios años, una periodista del Noticiero Nacional de Televisión (NTV), en un reportaje, confesó su espanto al descubrir centenares de libros amontonados en un almacén de materia prima reciclable, en espera de su turno para ser convertidos en pulpa. Y no era para menos la consternación de la periodista: además de decenas de ejemplares del Directorio Telefónico de La Habana, había libros escolares de varias asignaturas, de economía, poemarios y novelas, entre ellas, Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski.

En el reportaje del NTV, un funcionario de poca monta, en jerga burocrática, explicaba que dichos libros “ya habían cumplido su ciclo de vida útil”, por lo que serían hechos pulpa para hacer nuevos libros.

A juzgar por la actual política editorial y la pobre oferta existente en la mayoría de las librerías, compuesta casi toda por adoctrinamiento y politiquería castrista, puede uno imaginar qué tipo de libros harán con esa pulpa. Y esos libros, a su vez, después que duerman unos años, amontonados entre el polvo de los anaqueles en las librerías, sin que alguien les eche siquiera una ojeada, los volverán a recoger y a convertir en pulpa, y así ad infinitum.

Luis Cino
Texto y foto: CubaNet, 6 de septiembre de 2024.

lunes, 4 de noviembre de 2024

Cuba es un calvario

 

El cuerpo de guardia del hospital Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán, ubicado en la Avenida 26, al suroeste de La Habana, es un retrato fijo de las penurias que sufren los cubanos. Hace tiempo que no funciona el aire acondicionado y han sustituido las ventanas de cristal por un chapucero enrejado de cabillas. El piso, muy sucio, y la mayoría de los bombillos están fundidos.

Las personas aguardan por su turno médico sentados en incómodos bancos de cemento. Todos tienen cara de hastío. Llevan varias horas esperando para ser atendidos entre el calor, una nube de moscas y un olor fétido que inunda el salón.

Casi todos son pacientes de la tercera edad con padecimientos crónicos que necesitan tratamientos específicos de un especialista. María de Carmen, 71 años, padece de gastritis. “No puedo seguir el tratamiento médico porque hace tres años que no entran los medicamentos a la farmacia. Recibo una pensión de 2,000 pesos (unos 7 dólares) que malamente me alcanza para pagar la luz, comprar el pan y algunas frutas".

La anciana debería tener una dieta de leche, carnes blancas y malanga, "pero el Estado me la quitó. Y una libra de pescado en la calle cuesta más de mil pesos y la libra de pollo que me toca por la carnicería hace cuatro meses que no viene. Por culpa de la guerra que tiene el gobierno con los cuentapropistas ha desaparecido el pollo en los bodegones particulares de las Mipymes. Cuando aparece, te lo quieren vender por cajas. Y una caja de pollo cuesta once o doce mil pesos”.

“El médico me dijo que debo tener una alimentación balanceada y saludable, que sería el mejor tratamiento para mi enfermedad. Pero no tengo a nadie en el extranjero que me envíe dólares ni comida. Estoy pasando hambre. En cuatro años he bajado más de treinta libras. El panecito que me toca por la libreta se lo doy a mi nieto. Estamos viviendo una verdadera pesadilla”, se queja María de Carmen.

Gladys, ama de casa, estuvo más de cuatro horas esperando para poder ingresar a su esposo. "Hay camas, pero todas están rotas o no tienen colchones. Además del colchón, de la casa tuvimos que traer piyamas, toallas, sábanas y un ventilador. Antes de ingresarlo, mi nuera y yo le dimos tremenda limpieza al baño. Era una asquerosidad, con la mierda saliéndose por fuera de la taza. El almuerzo y la comida tenemos que traerlo de la casa. Lo que dan en el hospital es un bodrio que no se lo comen ni lo puercos. Y para colmo tengo que darles ‘regalitos’ a los médicos y enfermeras que lo atienden. De lo contrario se me muere”, dice molesta.

Alberto, 66 años, padece de colitis, y asegura que “Cuba está en bancarrota por culpa de un gobierno inepto. No le demos más vuelta al tema. Si no nos quitamos ese lastre de encima, esta gente (el régimen) nos va a enterrar en vida. Ni durante el Período Especial se pasó tanto trabajo. En los hospitales que atienden a la población no hay medicamentos básicos como paracetamol, agujas desechables, algodón... Los pacientes tienen que llevarlo todo. Desde hace tres años debía hacerme una colonoscopía. Cuando el equipo no estaba roto, faltaba la anestesia o simplemente el médico me daba el bate al no poder hacerle regalos ni darle dinero".

Cuenta Alberto que tuvo que plantarse para que lo atendieran. "Porque llegan los pacientes con posibilidades, que hasta la anestesia traen, y les hacen la colonoscopia. A mí me trataron como a un perro. Me sedaron con cinco benadrilinas y cuatro alprazolan por falta de anestesia. El dolor durante el examen fue tremendo. Estuve casi dos días drogado. No me acordaba de nada. Me hicieron firmar un documento por si algo sucedía. Ya no te hablo de la suciedad, en la sala había cucarachas. El país se viene abajo y el gobierno se la pasa mintiéndole al pueblo. Si las cosas no cambian pronto, esto va a explotar”.

El día a día de los cubanos es una auténtica pesadilla. Apagones de hasta veinte horas, alimentos cada vez más caros y servicios básicos que no funcionan.

Glenda, jubilada, lleva más de tres horas esperando una guagua en la parada. "En Cuba todo es una tragedia. En mi barrio no entra el agua hace una semana, hace dos días nos quitaron la luz quince horas seguidas y la basura nos va a sepultar. Estos gobernantes más hijos de puta no pueden ser. No les importa el sufrimiento de la gente. Viven a toda trapo, gordos y rozagantes. A ellos no les falta el combustible, se atienden en clínicas exclusivas y se alimentan bien. Mientras, los jóvenes solo piensan en emigrar y los viejos muriéndose de hambre sin que nadie los atienda. Y el noticiero de televisión cada noche inventa una isla de fantasía que no existe”.

En los últimos tres años han emigrado más de 850.000 mil personas solo para Estados Unidos. Analistas consideran que el éxodo ronda el millón de personas. El 18% de la población ha escapado del manicomio comunista. El demógrafo y economista Juan Carlos Albizu-Campos, tras una exhaustiva investigación, informó que en los últimos cuatro años, la población cubana descendió de once millones habitantes a 8.62.

Y la bomba demográfica no se detiene. La emigración masiva de jóvenes y personas económicamente activas, ha acelerado el envejecimiento poblacional.

“Somos una de las naciones de la región más envejecidas. Se esperaba que para 2030 el 28% de la población fuese mayor de 60 años. Pero al marcharse del país una cantidad considerable de niños, adolescentes y personas menores de 50 años, se ha precipitado el envejecimiento nacional. Probablemente dentro de un lustro, la cifra de personas mayores de 60 años se acerque al 35%”, explica Carlos, sociólogo.

En su opinión, “una nación empobrecida y con los servicios públicos colapsados no podrá sostener a esa masa de ancianos. Ya existe un déficit importante de mano de obra en la agricultura, la construcción y otras profesiones. Por el paso que vamos, Cuba acabará siendo un país de viejos. Y quienes no tengan familia en el exterior que les ayuden, estarán hambrientos, sucios, enfermos y decrépitos”.

María de Carmen considera que los cubanos han perdido la alegría y la sonrisa. “El estrés cotidiano pasa factura. Se vive para comer, no lo que quieras o necesites por tu salud, si no lo que encuentres. Lo notas, gente con mal aspecto por falta de higiene. Muchas mujeres ya no se maquillan, algunas andan sin ajustadores, a lo mejor también sin blumers: al igual que las íntimas (almohadillas sanitarias), la ropa interior femenina y masculina brilla por su ausencia".

La mala noticia es que las cosas en Cuba pueden empeorar.

Iván García
Foto: Una de las muchas muestras de arte callejero que se pueden ver en La Habana Vieja. Imagen de Ernesto González Díaz tomada de Havana Times.

lunes, 28 de octubre de 2024

La Habana fue una "París en miniatura"

"El que no la vio, no podrá nunca imaginar lo que era La Habana en aquel momento: una pequeña Viena, un París en miniatura". Así describió a la bella capital cubana "de antes" la poetisa y patriota habanera Dulce María Loynaz (Premio Cervantes), en su última obra, Fe de vida (1994). Pero, oh desventura, al "París en miniatura" le cayó la plaga castrista-comunista y, si alguien hoy ya mayor viajó a La Habana en 1958 y la visita ahora de nuevo, no podrá creer lo que ve.

Y menos lo que huele. Tapándose la nariz mientras apura el paso y sortea charcos de aguas putrefactas, se preguntará cómo es posible que la hermosa ciudad que él admiró, esté hoy así. Entre 1952 y 1958, en Cuba hubo una dictadura militar y en La Habana no se veían montañas de basura nauseabunda en las calles ni escombros de edificios derrumbados. Ahora se "construye el socialismo" y sí los hay. ¿Por qué? Es una buena pregunta para esa izquierda que alaba al totalitarismo castrista.

Excluyendo de ella las áreas en las que están los hoteles, los edificios del Estado, del Gobierno, del Partido Comunista, las zonas frecuentadas por los turistas y los repartos en los que residen dirigentes y diplomáticos, la capital más apestosa y más contagiosa de enfermedades de Occidente actualmente es (si se excluye a Puerto Príncipe) La Habana. Uno de los grandes "logros de la revolución". Porque no estamos hablando de una pestilencia cualquiera, sino de una "que lo llena todo, que se pega a la ropa, se mete en la nariz y la llevamos a casa metida en nuestro cabello y unida a nuestra piel", tal y como la describe Yoani Sánchez en una crónica desde La Habana.

O como la define BBC News en un reportaje habanero: "las partículas del hedor, las moléculas de la peste, se te pegan a las cerdas de la nariz y se cuelan en los entresijos de tu mente". Un hombre que no dio su nombre comentó a Radio Martí "que ya no es posible pararse en ningún lugar de la calle sin sentir la peste, para donde quiera que te mueves, ahí está, La Habana entera es un basurero". Lo peor no es la insoportable peste, sino los mosquitos, moscas, ratas, cucarachas, chinches, repletos de gérmenes que emanan de los basureros barriales. Diseminan bacterias, virus, infecciones, en un país sin medicamentos y con un sistema de salud pública prácticamente colapsado.

Hasta una epidemióloga oficialista, Belkis Barrera, del Hospital Nacional de Rehabilitación Julito Díaz, de La Habana, hace poco no pudo contenerse y se refirió a la "proliferación de la inmundicia" en los barrios de la ciudad. Destacó que los basureros callejeros son fuentes de enfermedades gastrointestinales causadas por moscas, leptospirosis transmitida por ratones; dengue, zika, chikungunya, y ahora también el Oropouche, que transmitidos por mosquitos cunden por toda la Isla y es exportado al mundo entero vía turistas. Y falta citar la encefalitis, la filariasis linfática o el mal de Chagas, transmitidos por mosquitos, y por chinches.

Esos estercoleros en los barrios no son ajenos a la existencia hoy en Cuba de cólera, malaria, lepra, tuberculosis, ataques mortales de disentería y gastroenteritis. Y en cualquier momento puede que haya viruela, y quién sabe si hasta resucita la peste bubónica de los tiempos de Boccaccio y su Decamerón. ¿Qué hacen las autoridades? Se quejan del "bloqueo" estadounidense y de que están fuera de servicio más del 40% de los camiones para recoger la basura.

Así lo afirma la Dirección Provincial de Servicios Comunales (DPSC), que también se lamenta de que no encuentra trabajadores (por los bajos salarios que pagan), y que en los municipios de Centro Habana, Cerro, Marianao, Arroyo Naranjo, y San Miguel del Padrón ni siquiera encuentran personas para dirigir esos servicios municipales. En febrero de 2024 la DPSC admitió que de los 440 camiones con que debía contar para recoger los 30,108 metros cúbicos diarios de basura que se generan en La Habana había 174 y solo estaban funcionando 69 por falta de neumáticos, combustible baterías, llantas, y piezas.

¿Cuántos camiones hay ahora en septiembre? Probablemente no llegan ni a 50, pues hay menos piezas de repuesto, combustible, personal, y sobre todo, ¡menos de ganas de trabajar! El Partido Comunista tilda a los habaneros de irresponsables y de "conducta antisocial" por tirar la basura en las calles, y los ha convocado a "un movimiento popular para contribuir al saneamiento ambiental". O sea, que si no quieren pudrición, hediondez y ratas a la puerta de sus casas que solucionen ellos el problema.

La basura acumulada en las calles bloquea el drenaje público y, con las intensas lluvias, se inundan muchas zonas residenciales. No pocos residentes en esas áreas pierden sus pocas pertenencias personales, y encima contraen infecciones con las aguas infectadas con larvas u orine de ratas, el medio principal de transmisión de la mortal leptospirosis.

Hay además en este azote algo grave de lo que nunca se habla. No se trata solo de recoger la basura debidamente, sino del day after, el procesamiento posterior de la basura recogida. Eso en el mundo está cada vez más a cargo de industrias municipales estatales muy eficientes y de compañías privadas especializadas.

La basura aumenta las emisiones de dióxido de carbono, gas metano, óxido nitroso y otros gases nocivos que dañan y erosionan el medio ambiente. Hoy los servicios de recogida y el tratamiento tecnológico-ecológico de residuos sólidos son grandes industrias, estatales o privadas, que generan muchos empleos y contribuyen al desarrollo económico-social. En Cuba eso no existe. A nivel global el tratamiento de residuos sólidos en vertederos a cielo abierto generó 1.600 millones de toneladas de gases de dióxido de carbono en 2016, según el Banco Mundial.

Y a cielo abierto son todos los vertederos de La Habana: el de Calle 100 y Boyeros (52 millones de metros cúbicos de basura con 25 metros de altura), el de Guanabacoa, y el de Ocho Vías. Estos dos últimos afectan la cuenca de agua potable del Acueducto de Vento. Los expertos afirman que una tonelada de residuos sólidos produce 200 metros cúbicos de gases tóxicos (48% de metano y 52% de dióxido de carbono). La Habana genera unas 25.000 toneladas de residuos diariamente. O sea, expele millones de metros cúbicos de gases que agravan el calentamiento del planeta.

En América Latina ya son mayoría los municipios que cuentan con tratamiento ecológico moderno de residuos sólidos: Chile, Argentina, Uruguay y Costa Rica tienen porcentajes entre 53% y 65% de la basura total recogida. En Chile compañías privadas ya procesan ecológicamente el 81,2% de la de la basura. En Colombia ese porcentaje es del 69%, Argentina (54%), Bolivia (37%). Hoy la capital cubana está a años luz de esa eficiencia en la recogida de basura, y en su tratamiento ecológico moderno.

Y todo se va agravando. La periodista independiente Gladys Linares hace unos días reportó desde La Habana que una vecina suya vio a un hombre tirar "los mondongos de un animal" en el basurero de la esquina, y le comentó. "A eso hay que darle candela, porque no se va a poder aguantar la peste". Ese es otro serio problema. Vecinos ya desesperados queman los basureros barriales y las llamas han alcanzado viviendas y postes del tendido eléctrico.

En fin, así es la vida hoy en la otrora "pequeña Viena" de América. Y me vuelvo a preguntar cuánto costará en recursos y en esfuerzo humano la reconstrucción de la que ayer maravilla fue, y hoy… ¿Qué es hoy La Habana?

Roberto Álvarez Quiñones
Diario de Cuba, 8 de septiembre de 2024.

Foto: Mansión en Calzada entre D y E, Vedado, hoy sede regional de la UNESCO en La Habana. Tomada de CiberCuba.

Notas al margen de Tania Quintero.- A propósitos de París, en Vintage Cuba, entre cientos de fotos de la Cuba republicana, se encuentran los desfiles de moda que la firma Dior hacía con la tienda El Encanto, en La Habana de los 50. En una de las fotos se puede ver a Christian Dior, que viajó expresamente a la isla a participar en un desfile de modas, en el Country Club. En 1954, Dior diseñó un vestido de alta costura que le puso el nombre Cuba.

Foto del modelo Cuba, publicado en Vintage Cuba en octubre de 2022, con este texto: "En 1954, la Casa Christian Dior dio a conocer este hermoso vestido de noche confeccionado con tul e hilos metalizados al que llamó Cuba, y que solo podía ser adquirido en París, Nueva York o la tienda El Encanto de La Habana".

Más sobre ese vestido en La Galerie Dior. Una versión en rosado puede verse en esta foto de Mark Shaw. En 2022, en Cubanet recordaban que la tienda El Encanto vendía ropa exclusiva de Christian Dior.

Ya en mi blog lo he contado: tanto a El Encanto, en Galiano y San Rafael, como a Fin de Siglo, en Águila y San Rafael, las dos tiendas más prestigiosas que había en La Habana, los cubanos, fueran ricos o pobres, blancos, negros o mulatos, podían entrar sólo a mirar, aunque no compraran nada. A partir de los 11-12 años, cuando mi padre me daba el dinero y yo sola me compraba ropa, zapatos y útiles escolares, muchas veces entré a Fin de Siglo y El Encanto. Las visitas de los habaneros de a pie seduplicaban o triplicaban en diciembre, para ver los adornos navideños y también adquirir algo rebajado.

Una vez, para un intercambio de regalos en mi aula de inglés, en Fin de Siglo compré por 0,99 centavos de pesos, una colonia de Helena Rubinstein, que sin costo adicional me la envolvieron en papel de regalo, con cinta y etiqueta de la tienda. Cuando en septiembre de 1959 cobré mi primer salario (47 pesos) como mecanógrafa en el Comité Nacional del Partido Socialista Popular, me compré un frasco de Eau de Toilette Miss Dior, en su caja con diseño tweed en blanco y negro. Me costó 5 pesos.

lunes, 21 de octubre de 2024

El reparto Lawton de La Habana

La República significó el momento de mayor consolidación urbana de La Habana y la etapa más prolífica de su arquitectura, considerando la gran variedad de estilos empleados, el volumen de inmuebles construidos, las diversas tipologías y la altísima calidad técnica alcanzada. Asimismo, incorporó una infraestructura técnica eficiente, una amplísima red de servicios y comunicaciones, y una producción industrial que suministraba parte sustancial de lo requerido por la floreciente capital.

En el lapso de casi 60 años se hizo muchísimo, aunque parte de esos progresos se habían iniciado en la segunda mitad del siglo XIX. En términos de planeamiento urbano, El Vedado preconizó, frente a la trama compacta tradicional, la efectividad de un modelo equilibrado y ordenado, que hasta hoy constituye un ejemplo viable de barrio residencial. Otros repartos contemporáneos aprovecharon sus lecciones, apuntadas y dirigidas desde 1861 por las nuevas ordenanzas de construcción.

El Vedado constituyó un caso excepcional al haber urbanizado de manera simultánea varias fincas privadas. Esto le confirió gran homogeneidad a la amplia superficie que lo define. Sin embargo, la mayoría de los barrios habaneros fueron la suma de distintas fincas urbanizadas en distintos momentos, que se enlazaron a la vecina ampliando la trama de la ciudad.

El reparto Lawton, por ejemplo, es la sumatoria de 12 fragmentos diseñados entre 1859 y 1953. Sus primeros tramos son contemporáneos a El Vedado y el Carmelo (1859-60), a Santos Suárez (1859-60) y a Catalina de la Cruz (1864), núcleo fundacional de La Víbora. Situado a la altura de este último, trazó el terreno ubicado al este de la Calzada de Jesús del Monte (hoy Diez de Octubre). Allí aprovechaba las excelentes visuales de las elevaciones de la zona con un trazado moderno que, a diferencia de El Vedado, terminó siendo bastante heterogéneo e inconstante en el uso de jardín, portal, pasillo lateral y pared medianera.

El núcleo inicial de Lawton estuvo constituido por dos pequeños repartos: Ferrer (1859-60) y Salazar (1860). Cada uno ocupó el terreno de dos fincas. Sin embargo, la ejecución de ambos demoró hasta 1907-1909, cuando el negociante norteamericano Guillermo W. Lawton Green se convirtió en su principal inversor e impulsor inmobiliario. Sus límites generales eran entonces Diez de Octubre, Acosta, Porvenir, Santa Catalina este, Lawton y Dolores.

Debido a la gestión de sus licencias durante los mismos años y a la correlación del terreno, resultó un trazado unitario con calles rectas y continuas, con manzanas de 100x100 metros, a excepción de las que dan a Diez de Octubre, dada la irregularidad del camino colonial; y a Acosta, que atraviesa diagonalmente el reparto provocando manzanas triangulares. El uso de portales fue bastante regular, aunque la mayoría evitó el carácter público reglamentado, violación extendida a casi todos los repartos construidos en la periferia. El jardín, en cambio no fue muy frecuente.

Durante la fiebre constructiva republicana, Ferrer y Salazar sumaron diez ampliaciones. En conjunto abarcaron la amplia zona conocida hoy genéricamente como Lawton. Los nuevos repartos fueron: Primera y Segunda Ampliación de Lawton (1912), Batista (1914), Tercera y Cuarta Ampliación de Lawton (1915 y 1919, respectivamente), Primera Ampliación de Batista (1920), Quinta y Sexta Ampliación de Lawton (1923 y 1950, respectivamente), Santa Inés (1943-1944) y La Mallorquina (1953).

La mayoría tuvo en los precedentes decimonónicos sus principales premisas y normativas urbanas, a excepción de la Ampliación de Batista, conformada por manzanas irregulares de trazado circular; de la Sexta Ampliación de Lawton, con manzanas de 100x50 metros y algunas calles muy estrechas (diez metros) como General Rosas, General Marrero, General Rodríguez Fuentes y Eduardo Lores; y de La Mallorquina, estructurada a partir de la legalización de asentamientos clandestinos.

En todo Lawton se prefirió la vivienda individual de uno o dos niveles a la concentración de edificios de inquilinato, construidos en las vías principales a finales de la década de 1940, lo que en alguna medida ha controlado la sobrepoblación y el hacinamiento. En cuanto a los servicios técnicos, asumió con eficacia los progresos tecnológicos del momento, incorporando paulatinamente los que se introducían en la capital —gas licuado, teléfono, etc—.

A pesar de la irregularidad del terreno de Lawton, la topografía fue un elemento a aprovechar, potenciando las virtudes ambientales y visuales de la zona, que en la Sexta Ampliación alcanza los 35 metros sobre el nivel del mar. En general, el sur de La Habana se consolidó como una zona residencial obrera, sin llegar en el caso de La Víbora o Lawton a erigirse como barrios obreros tradicionales, si por ellos se entiende la incorporación de fábricas y la dependencia de la dinámica y vida de la urbanización que las envuelve. De industrial tuvo Lawton los talleres ferroviarios instalados en los límites con Luyanó, a los que se vincularon buena parte de los vecinos como mecánicos y operarios; además de un matadero, la destilería Habana y la fábrica de pintura The Sherwin Williams Company of Cuba.

Dentro de los repartos del sur, Lawton tuvo un alto estándar y calidad paisajística. Hoy lamentablemente se encuentra muy deteriorado, al igual que el resto de la capital. Con diferente nivel de conservación, perviven algunos de sus edificios icónicos. Entre ellos están "los castillitos", viviendas de piedra historicistas con techos a dos aguas muy pronunciadas que suelen ser la fascinación del barrio; el Convento e Iglesia de Santa Clara, trasladados de su primer emplazamiento en La Habana Vieja entre 1919 y 1922; la iglesia neogótica de los Pasionistas (1948); el estadio Rafael Conte (1939); y, de los cinco cines que existieron, el San Francisco (1939) y el Erie (1946), aunque sin las funciones originales.

Yaneli Leal
Texto y foto: Diario de Cuba, 18 de agosto de 2024.

lunes, 14 de octubre de 2024

Cuba: menos maestros y más adoctrinamiento en las escuelas

Como siempre sucede en la Isla, el relato oficial está muy alejado de la realidad. Un metodólogo de enseñanza secundaria en un municipio de La Habana, cuenta que en reuniones sostenidas con altos funcionarios del Ministerio de Educación predominaron las consignas políticas, para intentar camuflar el desastre en la planificación del curso escolar 2024-2025.

“Seamos más o menos importantes, los funcionarios cubanos somos peleles manipulados por el partido comunista, que es quien ordena lo que se debe hacer. Es una puesta en escena. Y nosotros somos los actores. Al principio uno intenta rebelarse. Pero luego ves que no puedes cambiar nada. Tienes dos opciones: o te pliegas al sistema o el sistema te devora. Yo opté por plegarme. Colorear la realidad, decir mentiras y buscar la forma de sacarle rédito al cargo. Doy repasos por la izquierda, cobro 400 pesos por cada clase. No es ético, pero lo hacen la mayoría de los profesores”.

En opinión del metodólogo, la ministra de Educación Naima Trujillo Barreto, “es una funcionaria con el pelo teñido de rubio que cuando los directivos se quejan, apela a los principios revolucionarios, a la creatividad y a pegar el oído a la tierra, el mismo discurso de Díaz-Canel y su comparsa. A ella, como a sus camaradas del partido, se le debe decir lo que quieren escuchar. En esa reunión se minimizaron los problemas. Se maquillaron las estadísticas sobre el déficit de maestros, el número de escuelas reparadas y se le vendió la narrativa de que el llamado Tercer Perfeccionamiento del Sistema de Educación marcha bien”.

El martes 27 de agosto, la ministra y su corte asistieron a la Mesa Redonda, un programa doctrinario de ficción política que distorsiona la dura realidad de los cubanos. Delante de las cámaras de televisión, Trujillo Barreto señaló que a partir de un recorrido que realizaron por todo el país se identificaron muchas problemáticas que se manejarán en el transcurso de los próximos días, pero “hay mucho empeño y profunda interpretación de todos los temas trabajados en los seminarios nacionales. Mucha gente trabajando intensamente en los territorios y comprometidas con lo que les corresponde asegurar para que el curso tenga el éxito al que aspiramos”, dijo la ministra ante la sonrisa lisonjera de Randy Alonso, un sumiso periodista estatal.

Entre las prioridades del nuevo curso escolar, según los edecanes del régimen, destaca un programa de “descolonización cultural, aprendizaje de la historia (versión castrista) así como el desarrollo de las habilidades idiomáticas, la innovación y la cultura digital”. Dennis, profesor de informática, sonríe cuando se le pregunta acerca de la educación en el país. “Desde hace tiempo, las instituciones del gobierno compiten a ver quien dice la mentira más grande. No se puede hablar de innovación y cultura digital cuando las escuelas en Cuba no tienen acceso a internet, excepto las universidades y su uso es racionado, y las clases de computación se suspenden porque los equipos son del año de la corneta y la mayoría están rotos o no funcionan”.

Una profesora de preuniversitario explica de qué trata el programa de ‘descolonización cultural y aprendizaje de la historia’. “A la carrera nos dieron un seminario. Las autoridades consideran que existe un retroceso en la enseñanza de la historia a niños y jóvenes. Afirman que el uso de las redes sociales, ver seriales y filmes de EEUU, promueve un ‘discurso cultural hegemónico que distorsiona los valores revolucionarios’. Imagínate, pararte en un aula y hablar esas tonterías que nadie cree, cuando la mayoría de los estudiantes tienen planes o sueñan con emigrar. Es no tener sentido del ridículo”.

Un maestro de la enseñanza primaria comenta que los directivos de educación de su municipio, "nos propusieron que entre las actividades para incentivar amor por la revolución y sus dirigentes, se deben organizar visitas al museo local y al Centro Fidel Castro, que radica en el Vedado. Esa gente vive en Narnia. Desconocen que el museo municipal hace dos años está cerrado. Y ¿de qué forma voy a llevar hasta el Vedado a decenas de niños con el déficit del transporte que hay en la capital? A no ser que el Ministerio de Educación ponga guaguas para llevarnos y traernos. Son cosas que dicen para quedar bien con el gobierno, pero ellos saben que son irrealizables en las condiciones actuales del país".

Un funcionario de educación apunta que “la versión oficial sobre el nuevo curso escolar está totalmente alejada de la realidad. En el municipio donde trabajo solo se han reparado el diez por ciento de las escuelas. Casi todas tienen los baños clausurados, en casi ninguna hay agua y una parte importante de los muebles escolares se encuentran en mal estado. Un problema gravísimo es la falta de maestros. De acuerdo al Ministerio de Educación, faltan 24 mil profesores en la Isla. Probablemente sean muchos más. La mitad de los maestros no poseen títulos pedagógicos. Algunos son profesionales que los contratan para que den clases en la enseñanza primaria, secundaria y preuniversitaria".

"Otros son 'maestros instantáneos', como les dicen, porque los sacan de las aulas en el segundo o tercer año de la carrera. Hay casos de profesores que terminan un turno de clase en una escuela y deben caminar un kilometro hasta otra escuela para dar clases por falta de maestro en determinada asignatura. Debido a la escasez, se han relajado las normas de contratación. He tenido que recontratar a personas que por diversas razones habían sido expulsadas de educación. A ese desastre hay añadir que el material escolar no está completo. Los nuevos libros no los hemos recibido. Dicen que llegarán antes de que termine el año. Lo mismo dijeron el curso anterior y nunca llegaron”, afirma el funcionario.

Cuando usted habla con familiares de alumnos de todos los niveles de enseñanza, la lista de quejas es amplia. Reinier, padre de dos niños que cursan la primaria, dice que en este curso, a sus hijos les toca un nuevo uniforme, "pero no han llegado a la tienda. He tenido que gastar 5 mil pesos en cuatro camisas y 10 mil pesos en cuatro pantalones, 15 mil pesos en total. Y mi salario como contable en una empresa es de 6,400 mil pesos. Gracias a mi hermano que vive en Miami pude comprar los uniformes. Además me envió tenis, mochilas y útiles escolares. No me puedo quejar”.

Pero muchos padres en Cuba no tienen familiares en el exterior. Es el caso de Sonia, quien confiesa encontrarse sumamente estresada. "Mi hija es estudiante de preuniversitario, no tengo parientes en la yuma y a pulmón he tenido que reunir dinero para comprarle un teléfono móvil, una bolsa y un par de tenis decentes, pues los muchachos se burlaban de los zapatos que llevaba a la escuela y ella estaba acomplejada. Sin contar que tengo que darle dinero para que compre algo de comer cuando salga del instituto. Y pagarle 200 o 300 pesos a un repasador, porque no en todas las asignaturas reciben buenas clases. Después en la escuela tienen el descaro de pedirles ‘ayuda’ a los padres, ya sea detergente para limpiar las aulas o reunamos dinero y compremos un ventilador, para que los muchachos no pasen tanto calor”.

Pero el tema que mayor descontento ha generado entre los padres es la intención del régimen de que los estudiantes trabajen quince días en la agricultura o arreglando tarjas y monumentos. Le pregunté a once familias si iban a autorizar a sus hijos. Las once respondieron No.

“Ya no les basta con el adoctrinamiento en las escuelas, hablando de Fidel y contando la historia a su manera. Ahora pretenden regresar a las fatídicas escuelas en el campo, donde separaban a los hijos de sus padres, trabajando gratis en labores agrícolas. Esa etapa ya pasó. Los tiempos han cambiado”, manifestó Maritza, una de las encuestadas, ama de casa y madre de dos alumnos de secundaria.

En Cuba, supuestamente, la educación es gratuita. Luisa, abuela de un nieto que cursa el quinto grado, piensa que es bastante cara. “En la compra de dos uniformes, un par de tenis, una mochila, un merendero, lápices, libretas y plumones, ya he gastado 250 dólares. En un país donde no hay nada, los alumnos quieren ir a la escuela con tenis Adidas o Nike. Los colegios parecen pasarelas. Por suerte mi hija, la madre de mi nieto, desde Estados Unidos me envía dólares para esos gastos y para prepararle buenas meriendas”.

A pesar de tener un nivel de vida un poco mejor, Luisa reconoce que es muy deprimente la vida actual de los cubanos. “En los barrios apenas ves muchachos jugando en las calles. Y han aumentado los niños, como mi nieto, que sus madres han emigrado y son cuidados por sus abuelos". Dentro de un tiempo, los progenitores sacarán del país a sus hijos. Y en Cuba solo quedarán los más viejos.

Iván García
Foto: Del acto por el inicio del curso escolar 2024-2025 en Santa Clara. Tomada de Radio Sancti Spiritus.
Leer también: Escuelas y maestros en Cuba: ayer y hoy.

lunes, 7 de octubre de 2024

Se desploma la salud pública en Cuba

Pasado el mediodía, sudorosa llega la doctora Geiser, 28 años, al destartalado consultorio en la barriada de Santos Suárez, municipio Diez de Octubre, al sur de La Habana. Antes de ponerse su bata blanca y atender a los pacientes, guarda en el armario una bolsa de pan suave, dos aguacates y cinco libras de costilla de cerdo que compró en un mercado agropecuario cuando iba hacia el trabajo.

El consultorio del médico de la familia debe abrir a las nueve. Pero la escasez de insumos y medicamentos es una de las razones para que Ismary, la enfermera, duerma hasta las once de mañana y luego de comer un tentempié, camine los dos kilómetros existentes entre su casa y el consultorio. Cuando llega, en la antesala esperan seis pacientes. El local presenta un estado ruinoso. El piso sucio, la mayoría de las sillas plásticas del recibidor están rotas y una lámpara de luz fría que cuelga inclinada del techo amenaza con caerse.

El salón de enfermería no tiene iluminación. En el estante de los medicamentos solo hay yodo y mercuro-cromo. Un pequeño equipo para esterilizar agujas y boquillas de aerosol, que les donaron, hace tiempo que está roto. En el vestíbulo cuelga un mural desactualizado donde aparecen estadísticas de la salud pública en 2003. “Parece que ha pasado un siglo. El nivel de cobertura sanitaria en los últimos veinte años es un desastre cuando se cotejan esos números con los de la actualidad”, comenta un señor con una quemadura en su brazo derecho.

En 2003, se lee en el mural, las instituciones de salud pública en Cuba contaban con 286 hospitales, de los cuales 83 eran generales, 34 clínico-quirúrgicos, 26 pediátricos, 18 ginecobstétricos, 18 materno-infantiles, 64 rurales y 43 especializados. Además, funcionaban seis cardiocentros, 289 hogares maternos y 1,961 farmacias bien abastecidas de medicamentos. La tasa de mortalidad infantil era de 4,8 por mil nacidos vivos y la esperanza de vida de 77,79 años. Las mujeres sobrepasaban los 80 años y el 99,1% de la población era atendido por los consultorios del médico de la familia, que formaban parte de la estructura de atención primaria de salud.

Ha llovido mucho desde entonces. Ahora, revela un funcionario del MINSAP, “la mortalidad infantil es superior a nueve cada mil nacidos vivos y en muchas provincias ronda el doce o trece por ciento. Más de un tercio de los hospitales se han cerrado o no prestan servicios para los que fueron diseñados. El 60 por ciento de los consultorios del médico de la familia ya no funcionan. El número de médicos, enfermeros y técnicos de la salud ha caído en más de 75 mil en comparación con 2003”.

De muestra un botón. “Solo entre 2022 y 2023 hay 46 mil trabajadores de la salud menos. De esa cifra, 12 mil son médicos. Hace quince años los policlínicos comunitarios contaban con consultas semanales de especialistas médicos. Actualmente, los pacientes deben trasladarse, incluso de una provincia a otra, para atenderse y las consultas suelen ser cada dos meses. Las clínicas estomatológicas o están cerradas o funcionan como entidades privadas por la izquierda. La esperanza de vida ha caído a los 73 años para los hombres y 76 para las mujeres. La escasez de alimentos y medicamentos inciden en ese retroceso. Solo se están aplicando intervenciones quirúrgicas de urgencia. En los hospitales faltan desde agujas desechables hasta esparadrapo. Es un desastre absoluto”, afirma el funcionario.

La doctora Geiser intenta hacer su trabajo sin apenas insumos médicos. “Podemos hacer algunas curaciones gracias a la ayuda de algunos vecinos que han donado un poco de algodón y gasa. Cuando vienen a inyectarse, traen sus propias agujas desechables. La mayoría de los tratamientos que receto son a base de medicina verde. Es muy doloroso atender al hijo de una familias de bajos recursos o un anciano jubilado que gana un pensión de 1,500 pesos que en los negocios privados no pueden comprar, por no tener dinero, los antibióticos para su tratamiento”.

En una hoja de un cuaderno escolar, la doctora Geiser anota los medicamentos a tomar y el tratamiento a seguir. Los bolígrafos se lo regalan los pacientes. “Nos mantenemos trabajando a pulmón. Mi salario de 6 mil pesos equivale a 20 dólares. El sueldo de la enfermera es de 4 mil pesos. Abrimos el consultorio dos o tres veces a la semana. El resto de los días tenemos que salir a la calle, a resolver la comida de nuestras casas. Aunque éticamente es incorrecto, la mayor parte de los médicos y personal de salud gana un dinero extra atendiendo a pacientes por la izquierda. Es la única forma de no morirte de hambre. La otra es que te caiga una misión en el extranjero”.

“Aunque el gobierno se queda con el 80 por ciento del salario en divisas que te pagan, al menos puedes buscarte entre 7 mil o 10 mil dólares, depende el tiempo de estancia y el país que te toque. Los mejores destinos son Italia, Sudáfrica, Qatar, México. Los peores, Haití y Venezuela. Si quieres que te otorguen un buen destino tienes que pagar dos mil o tres mil dólares por debajo del tapete”, explica la doctora.

A pesar que la exportación de servicios médicos ingresa miles de millones de dólares anuales, la mayor parte de los hospitales que prestan servicio a la población están en regular o mal estado constructivo. La higiene deja mucho que desear al igual que la atención médica. Los pacientes que ingresan en los centros médicos deben llevar sábanas, toallas, un ventilador, el agua que toman y un cubo para bañarse, entre otras cosas.

Según el funcionario del MINSAP en “del 2008 al 2015 se ingresaron entre 7 mil y 11 mil millones anuales de dólares por la exportación de servicios médicos. Suficiente dinero para mantener con calidad el sistema sanitario en la Isla. Pero GAESA utiliza ese dinero en la construcción de hoteles y otros negocios”.

De acuerdo con cifras de los primeros seis meses de 2024 publicadas por la estatal Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) el sector del ocio y el turismo recibieron un presupuesto quince veces superior a la agricultura, ganadería y silvicultura. Y 17 veces mayor cantidad de dinero que el destinado a Salud Pública y Asistencia Social, que recibió 769 millones de pesos. A pesar de que en 2023 había 46 mil trabajadores de la salud menos que en 2022, el régimen tiene a más de 22,400 colaboradores de la salud cubana en 59 países. Y negocia nuevos contratos con otros países.

El déficit de medicamentos, la pésima alimentación y el envejecimiento poblacional, que roza el 25 por ciento de la población mayor de 60 años, incide en el progresivo deterioro de la salud de la ciudadanía. Desde hace más de diez años, en Cuba mueren más personas de las que nacen.

Dania, psicóloga con dos décadas de experiencia profesional, cuenta que “los suicidios y conductas suicidas han aumentado un 23% en los últimos cuatro años en el municipio Diez de Octubre, el más poblado de La Habana y el tercero del país detrás de los municipios cabecera de Santiago de Cuba y Holguín. Un dato preocupante: si hace una década la mayor parte de los que se quitaban la vida, o lo intentaban, eran personas de la tercera edad, principalmente hombres que vivían solos, en estos últimos años se ha disparado el suicidio de jóvenes y adolescentes en edades comprendidas entre 12 y 35 años”.

“Históricamente, el suicidio en Cuba, figura entre las primeras diez causas de muerte. El porciento por cada cien mil habitantes se ha mantenido por encima del 12 y el 15 por ciento. Pero a partir de 1972, las tasas crecieron hasta colocarse entre las primeras a nivel mundial y el cuarto en América Latina. En 1982 se alcanzó un récord nefasto al aumentar los suicidios hasta el 23,2%. Ahora no tenemos cifras actualizadas. Pero atiendo muchos casos de pacientes que han atentado contra sus vidas debido a la frustración y la falta de futuro”, apunta la sicóloga.

Para el régimen castrista es más importante construir hoteles que comprar medicamentos.

Iván García

Foto: Tomada del tuiter de una persona que en junio de 2023 escribió: "Hoy es la segunda vez que vuelve a caerse pedazos del techo en el salón del postoperatorio del hospital Calixto García en La Habana. Cayeron lozas del falso techo. La primera vez, hace tres semanas, cayeron algunos escombros encima de un médico y un paciente".